Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Carta al president de la Generalitat de Catalunya

Carlos Mañas

Ciudadano Don José Montilla,

Discúlpame el tuteo. Es fruto de la confianza. Además, no creo en Vuestras Mercedes, ni en Majestades.

El gobierno que presides ha cerrado el Bachillerato nocturno en mi instituto. El consejero de Educación de tu gobierno tenía la intención de cerrarlo en todos, pero no lo ha hecho, al menos de momento. Ya no hay, no habrá, nocturno en una ciudad como Santa Coloma, donde doy clases desde hace veinticuatro años. Desconozco si la situación es idéntica en Cornellà, ciudad que conoces tan bien. Tampoco sé qué va a suceder en L’Hospitalet, donde me crié y fui al instituto, en Badalona, Sant Adrià, Sant Joan Despí, y el largo etcétera de ciudades en las que vivimos una mayoría de trabajadores.

Imagino que eres consciente de ello, que la medida cuenta con tu aprobación, o al menos con tu aquiescencia. Supongo que a tu Conseller le habrán mostrado cuentas, balances, ejercicios fiscales, que le habrán llevado a la conclusión de que es juicioso ahorrarse esos dineros del presupuesto público. Presumo que la tarea del gobernante consiste en decidir cuáles son las prioridades. Salvar puestos de trabajo, construir un hospital, o una comisaría, todo eso requiere mucho dinero. Educar a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes, también. Y el nocturno es, era, una segunda oportunidad. Para quien no tuvo la posibilidad de estudiar, por vivir en un país que no educa a sus ciudadanos, para quien no tuvo la madurez o la disciplina necesaria para proseguir hasta el final los estudios de secundaria; para quien, simplemente, tenía que trabajar. Dar segundas oportunidades es un lujo superfluo. A partir de ahora, seguirá habiendo quien cometa un error, en los estudios. Pero la Administración le dirá: “Lo siento”. Habrá quien desee reparar tardíamente el no haber tenido la posibilidad material de estudiar. Pero la Administración, tu Administración, le dirá: “Lo siento”. Ya no habrá más oportunidades para esas personas. Personas como tú.

Como tú, soy hijo de trabajadores, emigrantes del Sur, aunque ya he nacido en Catalunya. Tengo entendido que estudiaste el Bachillerato en régimen nocturno, en Cornellà. Eso te hace merecedor del Don (dominus), tratamiento que estrictamente sólo puede aplicarse a los Bachilleres. Fue en aquella época cuando entré a trabajar de profesor. En un nocturno. Eran otros tiempos, claro. Había más conciencia. Los trabajadores tenían más deseos de construir una sociedad más justa, que reconociera sus derechos, que les diera a ellos y a sus hijos una vida más digna, más próspera, más libre. Algunos de ellos entraron en política, una cosa llevó a otra, y mira adónde han llegado algunos. Sería interesante confeccionar una lista de personas ilustres que realizaron estudios de nocturno. Tu Conseller de Educación no estará, seguro. Lo más interesante será ver cómo la lista se interrumpe en 2009, al menos la de Santa Coloma.

Por mi aula han pasado miles de alumnos. Ha habido de todo, buenos y malos. Muchos de ellos abandonaron antes de acabar, abrumados por la carga de sus obligaciones, por el peso de la responsabilidad, de no ser capaces de sacrificar al estudio las pocas horas que les dejaba su jornada laboral. Pero puedo asegurarte que los mejores alumnos de mi vida han estado en el nocturno. Maduros, conscientes de la importancia de lo que hacían, brillantes, porque estudiaban más y aprovechaban mejor el esfuerzo. Como Gabino, treinta y tres años, de la Guardia Urbana, que terminaba el instituto a las diez y media y empalmaba con el turno de vigilancia por la noche; se licenció en Derecho. Como Elisabet, que dejó el instituto a los quince años. El día que se marchó, me contó, juró llena de odio, como Escarlata O’Hara, que jamás volvería a pisar el instituto. No cumplió su promesa. Volvió a los veinticinco, hizo el Bachillerato y se graduó con Matrícula de Honor. Ahora es licenciada en Hispánicas. Como Jose, que estando en el centro realizó un video –eran los tiempos del VHS- sobre la Barcelona romana que utilicé en clase mucho tiempo. Acabó licenciándose en Filología Clásica con tesina sobre cine y cultura clásica. Me regaló un busto griego que causa aún admiración entre mi alumnado. Como Maika, a la que un trabajo sobre los etruscos la ha llevado a una entrevista con el actual alcalde de Santa Coloma, porque tienen ese interés compartido. Y tantos y tantos a los que les he perdido la pista. Pequeñas historias que atesoro. Que atesoramos todos los profesores que hemos tenido el privilegio de dar clases a alumnos tan magníficos. Cada uno guarda las suyas, que forman parte de uno mismo, le enriquecen, dan sentido a su vida y orgullo a su trabajo. Pero Ernest Maragall ha puesto fecha de caducidad a este pequeño tesoro.

Eso sí, está el Bachillerato a distancia, el IOC. Es moderno, evita desplazamientos innecesarios y cumple con la función social de expedir titulaciones. Ahora casi todo se puede hacer por Internet. Puedes conseguir amigos, estudios, hasta sexo, en Internet. Pero no me convence, es virtual. Tengo algunos colegas que han dejado la enseñanza “presencial” y han optado por parapetarse tras la barrera de impersonalidad que proporciona Internet. Yo no soy así. Necesito la “presencia” de los alumnos, que estén delante. Como Platón, concibo la pedagogía como un acto de amor. De amor y de respeto. Me cuesta imaginar a Sócrates, a Buda, enseñando a distancia. No veo a Cristo chateando por Internet con sus doce discípulos. Aristóteles paseaba con los suyos, que eran  “peripatéticos”. ¿Te imaginas a Platón? ¿Sus célebres Diálogos serían hoy día los Exámenes de Platón?

En fin, no creo que haya vuelta atrás. No creo que las circunstancias sean propicias para fomentar los deseos de los trabajadores, los sueños de los parados, las aspiraciones de los emigrantes a una vida mejor, a una educación más elevada, a dominar – de dominus, ¿recuerdas?- los resortes de una mente mejor formada y más libre. Dejemos eso para quien se lo pueda pagar. No creo que se decida que es una buena inversión alimentar los sueños de cultura, de razón, de justicia. Porque sería invertir en quimeras. Los sueños son eso, sueños, humo, sombras, cenizas, polvo, nada.

Esta noche, la del día en que te escribo esto, haremos, alumnos y profesores, la cena de despedida de nocturno. La de este curso será especial, porque es la última. Reiremos, charlaremos –qué privilegio trabajar con jóvenes, siempre te eleva el ánimo-, lo pasaremos bien, porque se lo merecen, porque ellos no tienen la culpa de ser los últimos que dejan el instituto, seguramente camino de experiencias nuevas y fructíferas. Pero no podré, no podremos evitar que haya una congoja a nuestro alrededor, una suave melancolía, la tristeza de lo que se acaba para siempre. Veinticuatro años de mi vida.

Y brindaré por última vez con mis maravillosos alumnos, con mis colegas estupendos, mientras la tiniebla desciende sobre nosotros. Ojalá pudieras dedicarnos un pensamiento, que fuera también un recuerdo a tus compañeros, a tus profesores. Ojalá fuera todo de otro modo. Pero no lo va a ser, y seguiremos todos nuestras vidas, cargadas con el lastre de los sueños rotos, de lo que pudo ser y no ya no será. Nunca más.

Recibe de mi parte el saludo más cordial.

Carlos Mañas

Profesor de Griego del IES Puig Castellar de Santa Coloma.

21 de Mayo de 2009

 

Ciutadà Don José Montilla,

Disculpa’m el  tuteig. No és manca de respecte. És fruit de la confiança. A més a més, no crec en Vostres Mercès, ni en Majestats.

El govern que presideixes ha tancat el Batxillerat nocturn en el meu institut. El conseller d’Educació del teu govern tenia la intenció de tancar-lo en tots, però no ho ha fet,  al menys de moment. Ja no n’hi ha, no n’hi haurà, de nocturn, en una ciutat com Santa Coloma, on faig classes des de fa vint-i-quatre anys. Desconec si la situació és idèntica a Cornellà, ciutat que coneixes tan bé. Tampoc sé què succeirà a L’Hospitalet, on vaig criar-me i vaig anar a l’institut, a Badalona, a Sant Adrià, a Sant Joan Despi, i el llarg etcètera de ciutats on vivim una majoria de treballadors.

Imagino que n’ets conscient, que la mesura compta amb la teva aprovació, al menys amb la teva aquiescència. Suposo que al teu Conseller li hauran mostrat comptes, balanços, exercicis fiscals, que l’hauran portat a la conclusió que és assenyat estalviar-se aquests diners del pressupost públic. Presumeixo que la tasca del governant consisteix en decidir quines son les prioritats. Salvar llocs de treball, construir un hospital, o una comissaria, tot això requereix molts diners. Educar els nens, els adolescents, els joves, també. I el nocturn és, era, una segona oportunitat. Per a qui no va tenir la possibilitat d’estudiar, per haver viscut en un país que no educa als seus ciutadans, per a qui no va tenir la maduresa o la disciplina necessària per a prosseguir fins al final els estudis de secundària; per a qui, simplement, havia de treballar. Donar segones oportunitats es un luxe superflu. A partir d’ara, continuarà havent qui cometrà un error, en els estudis. Però l’Administració li dirà: “ho sento”. Hi haurà qui desitgi reparar tardanament no haver tingut la possibilitat material d’estudiar. Però l’Administració, la teva Administració, li dirà: “ho sento”. Ja no n’hi haurà, de segones oportunitats, per a aquestes persones. Persones com tu.

Com tu, sóc fill de treballadors, emigrants del Sud, tot i que ja sóc nascut a Catalunya. Tinc entès que vas estudiar el Batxillerat en règim nocturn, a Cornellà. Això et fa mereixedor del Don (dominus), tractament que estrictament només pot aplicar-se als Batxillers. Va ser en aquella època quan vaig començar a treballar de professor. En un nocturn. Eren altres temps, és clar. Hi havia més consciència. Els treballadors tenien més desitjos de construir una societat més justa, que reconegués els seus drets, que els donés, a ells i als seus fills, una vida més digna, més prospera, més lliure. Alguns d’ells van entrar en política, una cosa va portar a l’altra, i vés on han arribat alguns. Seria interessant confeccionar una llista de persones il·lustres que van realitzar estudis de nocturn. El teu Conseller d’Educació no hi serà, segur. El més interessant serà veure como la llista s’interromp el 2009. Al menys la de Santa Coloma.

Per la meva aula han passat  milers d’alumnes. Hi ha  hagut de tota mena, bons i dolents. Molts d’ells van abandonar abans d’acabar, aclaparats per la càrrega de les obligacions, pel pes de la responsabilitat, de no ser capaços de sacrificar a l’estudi les poques hores que els deixava la jornada laboral. Però puc assegurar-te que els millors alumnes de la meva vida han estat al nocturn. Madurs, conscients de la importància d’allò que feien, brillants, perquè estudiaven més i aprofitaven millor l’esforç. Com en Gabino, trenta tres anys, agent de la Guàrdia Urbana, que plegava de l’institut a dos quarts d’onze i empalmava amb la feina, el torn nocturn de vigilància; es va llicenciar en Dret. Com l’Elisabet, que va deixar l’institut als quinze anys. El dia que va marxar, em va contar, jurà plena d’odi, com l’Escarlata O’Hara, que mai més tornaria a trepitjar l’institut. No va complir la seva promesa. Va tornar als vint-i-cinc, va fer el Batxillerat, i es va graduar amb Matrícula d’Honor. Ara és llicenciada en Hispàniques. Com en Jose, que estant al centre va realitzar un vídeo –eren els temps del VHS- sobre la Barcelona Romana que vaig utilitzar a classe durant molt de temps. Va terminar la llicenciatura en Filologia Clàssica amb una tesina sobre cinema i cultura clàssica. Em va regalar un bust grec que encara causa admiració entre els meus alumnes. Com la Maika, a qui el  seu treball sobre els etruscs l’ha portada a una entrevista amb l’actual alcalde de Santa Coloma, perquè tenen aquest interès compartit. Y tants i tants d’altres, la petja dels quals he perdut. Petites històries que tresorejo. Que tresoregem tots els professors que hem tingut el privilegi de fer classes amb alumnes tan magnífics. Cada un guarda les seves, que formen part d’un mateix, l’enriqueixen, donen sentit a la seva vida i orgull al seu treball. Però Ernest Maragall ha posat data de caducitat a aquest petit tresor.

Això és cert, hi ha el Batxillerat a distància, el IOC. És modern, evita desplaçaments innecessaris i compleix amb la seva funció social d’expedir titulacions. Ara gairebé tot es pot fer per Internet. Pots aconseguir amics, estudis, fins sexe, a Internet. Però no em convenç, és virtual. Tinc col·legues que han deixat l’ensenyament “presencial” i han optat per parapetar-se rere la barrera d’impersonalitat que proporciona Internet. Jo no sóc així. Em cal la “presència” del  alumnes, que siguin a davant. Com Plató, concebo la pedagogia com un acte d’amor. D’amor i de respecte. Em costa imaginar a Sòcrates, a Buda, ensenyant a distància. No veig a Crist xatejant per Internet amb els seus dotze deixebles. Aristòtil passejava amb els seus, que eren “peripatètics”. T’imagines a Plató?

Els seus cèlebres Diàlegs serien avui dia el Facebook, de Plató?

En fi, no crec que tingui volta enrere. No crec que les circumstàncies siguin propícies per fomentar els desitjos dels treballadors, els somnis dels aturats, les aspiracions dels emigrants a una vida millor, a una educació més elevada a dominar –de dominus, recordes?- els ressorts d’una ment més formada i més lliure. Deixem això per a qui s’ho pugui pagar. No crec que es decideixi que és una bona inversió alimentar els somnis de cultura, de raó, de justícia. Perquè seria invertir en quimeres. Els somnis son això, somnis, fum, ombres, cendres, pols, no res.

Aquesta nit, la del dia en què t’escric aquesta carta, celebrarem, alumnes i professors, el sopar de comiat de nocturn. El d’aquest curs serà especial, perquè és l’últim. Riurem, xerrarem –quin privilegi treballar amb la gent  jove, sempre t’aixeca l’ànim-, ens ho passarem molt bé, perquè s’ho mereixen, perquè ells no són els culpables de ser els últims que deixen l’institut, segurament camí d’un món “ple d’aventures, ple de coneixences”, que diria Kavafis. Però no podré, no podrem evitar que volti sobre nosaltres una tristesa, una suau malenconia, la pena d’allò que s’acaba per sempre. Vint-i-quatre anys de la meva vida. I brindaré per últim cop amb els meus meravellosos alumnes, amb els meus col·legues excel·lents, mentre la foscor descendeix sobre nosaltres. Tant de bo que poguessis dedicar-nos un pensament, que fos també un record als teus companys, als teus professors. Tant de bo tot fos d’una altra manera. Però no ho serà, i continuarem tors les nostres vides, amb el llast dels somnis trencats, d’allò que va poder ser i ja no serà. Mai més.

Rep de la meva part la salutació més cordial.

Carlos Mañas

Professor de Grec del IES Puig Castellar de Santa Coloma.

21 de Maig de 2009

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *