Un punto de encuentro para las alternativas sociales

A treinta años del triunfo de la revolución de Nicaragua

Jaume Raventos

La Revolución Popular Sandinista es un proceso histórico de casi un siglo, cuando el general Sandino rompe con el esquema bipartidario o de paralelas históricas que reflejaban el ejercicio del poder por parte de dos élites: la conservadora y la liberal. La aparición de una nueva fuerza significa que desde ese momento el “juego” político pasa a ser de tres bandas.

El sandinismo empieza a implantarse en amplios sectores de la sociedad: obreros agrícolas e industriales, pequeños y medianos productores y comerciantes, sector cooperativista (las primeras cooperativas en Nicaragua son impulsadas desde el Ejército de Sandino),  pero no hay que olvidar que las otras dos fuerzas políticas también disponían de una base importante. Especialmente el Partido Liberal en el campo. Finalmente destacar que  Sandino empieza cómo general liberal en lucha contra los invasores norteamericanos, y debido a la traición liberal, que entrega el país a manos extranjeras, rechaza los acuerdos y empieza una guerra de liberación nacional.

La dictadura de Somoza representaba una de estas tres fuerzas: la liberal, y contra ella se alineaban los sandinistas y los conservadores. Mientras el sandinismo buscaba el apoyo de las clases populares (incluida una parte de la burguesía), los conservadores tenían el apoyo de la oligarquía histórica local, la cual veía a Somoza cómo un arribista que no les permitía el control económico del país.

En esta situación, a finales de los sesenta, Somoza y la cúpula del partido conservador llegan a un acuerdo sobre gobernabilidad (después de una fuerte represión sobre una manifestación conservadora), con lo cual la juventud conservadora llega a la conclusión que la única forma de hacer oposición es a través del FSLN.  Y se integra a la lucha armada, abandonando (provisionalmente) sus orígenes de clase.  Buena parte de esta juventud de origen conservador se integra en la tendencia Tercerista/insurreccional del FSLN (las otras dos eran la Guerra Popular Prolongada y la Proletaria). Al ser la tendencia tercerista la que, al fin, impone su estrategia para ganar la guerra, la mayor parte de cuadros terceristas copan las instituciones y son la cara del sandinismo de los 80. El sociólogo Nicaragüense Orlando Núñez incluso opina que la oligarquía intentó tomarse el FSLN a través de sus hijos(“La Oligarquía en Nicaragua”, Ediciones CIPRES,2006)

Una vez derrocado el régimen de Somoza, en 1979, los sandinistas y la oligarquía conservadora forman la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Esta colaboración dura poco tiempo, ya que a medida que se van desarrollando los cambios revolucionarios, la oligarquía abandona el gobierno y conforma la oposición interna (Diputados en la Asamblea nacional, diario La Prensa, Iglesia, Cámaras de Comercio,…).

Mientras, la oposición vinculada al partido liberal, forma la “contra” con fuerte implantación en el campo. La contra se va alimentando de diferentes errores sandinistas: enfrentamiento con la iglesia católica, expropiaciones a medianos productores vinculados al partido liberal por tradición familiar (y por tanto mas o menos afines a Somoza), graves errores en la Costa Atlántica por falta de entendimiento de la cultura indígena. Así, se da la paradoja que los enfrentamientos armados se dan con población que, objetivamente,  tenía mucha más afinidad con las bases del FSLN que la oligarquía conservadora, la cual representaba la oposición “civilizada” y no armada.

A mediados de los ochenta, la oligarquía también empieza a penetrar en la contra para dirigirla y manipularla. Así, se llega alas elecciones del 90, donde toda la oposición (liberal y conservadora) se une contra el sandinismo: formando la coalición UNO. Pero quien realmente ocupa el gobierno son nuevamente apellidos ilustres de Nicaragua (Chamorro, Lacayo, Godoy, Belli), dejando a los liberales en puestos importantes, pero no de gobierno nacional, por ejemplo la Alcaldía de Managua.

Ya a finales de los 80, hay fuerzas dentro del FSLN teorizando que el socialismo se acabó, que hay que adaptar el partido a las nuevas circunstancias, que no es posible construir el socialismo en América Latina en esta época ( Víctor Tirado, Luís Carrión, Humberto Ortega,…)

Las contradicciones estallan al perder las elecciones en el 1990; el FSLN se divide nuevamente en varias tendencias, dos de las cuales llegan a presentar ponencias y candidaturas alternativas en el congreso de 1994. Si bien, Daniel Ortega, en un principio quería jugar un papel de unidad entre las dos tendencias, finalmente optó por la tendencia revolucionaria (de la cual disponía apoyos); La tendencia socialdemócrata (muchos de ellos provenientes de familias del partido conservador) del “sandinismo que vuelva a las mayorías” pierde el congreso sandinista.  En poco tiempo, se escinden del FSLN para formar el Movimiento de Renovación Sandinista. Se van las caras “intelectuales y artísticas” del FSLN, así como muchos cuadros dirigentes y la mayoría de diputados (sólo quedan 6 fieles al FSLN). Estos diputados no dudan en aliarse con la Unión Cristiano Demócrata (la parte conservadora de la UNO) para cambiar la Constitución Revolucionaria, la Ley Electoral y apoya diferentes privatizaciones. A modo de ejemplo: Presidenta de la Asamblea Nacional: Dora María Téllez (MRS), Presidenta del nuevo Consejo Supremo Electoral : Rosa María Zelaya (MRS), la cual, en las elecciones de 1996, no duda en adjudicar una diputación a su esposo (del MRS) con menos de 8.000 votos.

El Frente Sandinista queda pues con casi nula representación institucional. La fuerte presencia en las calles no puede compensar esta falta de representación, ya que el contexto internacional (década de los noventa) no permite otra forma de toma del gobierno que no sean elecciones.

Las elecciones de 1996 marcan otro punto de inflexión por:

1)     El fraude masivo (Miles de boletos tirados a los basureros. Al parecer, el FSLN ganaba las presidenciales, o cómo mínimo era necesaria una segunda vuelta) muestra al FSLN que debe tener poder administrativo en el Consejo Supremo Electoral.

2)     El rotundo fracaso del MRS (llegó a perder la personería jurídica), con lo cual, parte de la militancia que se había ido el año anterior, vuelve al FSLN.

A partir de ese momento, el Frente empieza a establecer alianzas y negociaciones para conseguir cuotas de poder que le permitan enfrentar las elecciones con garantías. Dentro del partido hay un mínimo de tres corrientes: los empresarios y /o profesionales, los movimientos sociales/sindicatos y la Izquierda Sandinista, la cual ejerce una fuerte crítica desde la izquierda.

Daniel Ortega, cómo Secretario General, juega a todos los bandos, según la táctica del momento, tanto dentro cómo fuera del partido.  Dentro del partido, es apoyado por el  grupo de empresarios, son los cuales sostienen económicamente al Frente hasta el momento que el FSLN consigue cuotas de poder que permita tener ingresos. Este sostenimiento provoca que la influencia del grupo de empresarios sea la predominante durante varios años. Posteriormente, esta influencia va disminuyendo hasta el punto que algunos de ellos abandonan la militancia y crean nuevas opciones políticas (Herty Lewites).

Los movimientos sociales y sindicatos siempre mantienen una posición de presión popular en la calle, pero sin externar ni publicar las discrepancias. Finalmente, la Izquierda Sandinista, empieza con una posición hipercrítica, para luego, dividirse en dos grupos de cara a las elecciones del 2006. Una parte se va con Herty Lewites (curiosamente uno de los empresarios mas fuertes dentro del FSLN) y otra apoya críticamente al partido, para, en la actualidad, tener una posición mucho más de soporte sin abandonar la presión.

Externamente, el Frente sigue apoyando a los movimientos en la calle, en aras de presionar a los diferentes gobiernos neoliberales. Algunas veces esta presión es solo para obtener ventajas en la mesa de negociaciones. Asimismo, en una táctica, algunas veces difícil de entender, consigue dividir la derecha (entre liberales y conservadores); para ello, se apoya en unos u otros, en función de las necesidades del momento.

Para aumentar la base social, recurre a negociaciones con antiguos enemigos armados: la contra. La contra era básicamente de clase campesina, pequeños productores y campesinos que se sintieron amenazados o perjudicados por la Revolución. Una vez tomadas las armas, la oligarquía se infiltró para dirigirla políticamente. El FSLN llega primero a acuerdos con los partidos misquitos (Yatama ahora es un aliado bastante confiable) asegurándoles mas autonomía en la Costa Atlántica y más participación en la toma de decisiones que afecten a su país;  y con un sector de la Resistencia Nicaragüense (como ahora se llama la antigua contra), ya que la situación objetiva de los desmovilizados de la Resistencia era idéntica a los desmovilizados y bases sandinistas : el olvido por parte de todas las administraciones neoliberales. Debe destacarse que, en muchos casos, el compromiso de los excontras con los sandinistas les ha costado persecuciones y condenas, llegando incluso a recibir agresiones armadas por parte de sicarios de la oligarquía. En este sentido, para mostrar el compromiso de este ex enemigo armado, se deben recordar las palabras del Comandante Franklin (Israel Galeano) de la Contra: “La oligarquía botó a Somoza con ayuda de ustedes los sandinistas, y los botó a ustedes con ayuda nuestra; no ganamos, ni ustedes, ni nosotros los Contras, ganó la oligarquía.”

En esta política de alianzas, el FSLN ha llegado a acuerdos con sectores de pequeños y medianos productores (básicamente de origen liberal), pequeñas agrupaciones políticas (algunas de ellas de tendencia democratacristiana) y diferentes personalidades, para formar primero la Convergencia Nacional (que pierde en las elecciones 2001) y después la Alianza Unida Nicaragua Triunfa (con la que se gana la Presidencia de la República).

Un punto polémico han estado las relaciones que el FSLN ha establecido con la Iglesia Católica. En Nicaragua, así cómo en el resto de Centroamérica, la influencia de las iglesias, en todas sus variantes, es significativa. Imposible realizar ningún proyecto político sin la no beligerancia de las religiones. No se puede afirmar si estas relaciones están justificadas o no; pero  los resultados han sido una división en la cúpula eclesiástica en dos sectores: uno beligerante que se ha alineado con la derecha más dura y con la embajada USA; y otro más dialogante, que creía que con el FSLN fuera del poder, la Iglesia prosperaría en una situación de tranquilidad. Y se han encontrado que están perdiendo influencia en la sociedad nicaragüense. El evangelismo, en sus diferentes variedades, está creciendo en toda Centroamérica. La actitud que ha tomado el evangelismo en Nicaragua no es beligerante con el sandinismo.

Una vez llegados al gobierno (2007) la apuesta del FSLN y del gobierno nicaragüense se puede resumir en los siguientes puntos:

1)     Apoyo decidido a la producción: crédito a pequeños y medianos productores.

2)     Programas sociales para la mayoría de la población

3)     Democracia participativa.  Una de las primeras decisiones que tomó el gobierno fue la creación de los Consejos de Poder Ciudadano (CPC). Pretende ser una instancia de consulta y decisión, desde el nivel de barrio o comarca hasta nivel nacional. Hasta el momento, los CPC han sido consultados en las zonas donde se están implantando los programas sociales del gobierno. En esta año, los 105 municipios gobernados por el FSLN más cinco gobernados por los liberales van a realizar consultas populares en los barrios mediante los CPC para establecer el presupuesto municipal. Su funcionamiento es aún dependiente de las capacidades de sus integrantes, pero se trata de la primera experiencia de democracia participativa que se realiza en Nicaragua

4)     Seguridad jurídica: Titulación de tierras y casas. Gran parte de la población no dispone de títulos registrales de sus propiedades, con lo cual se encuentran en indefensión ante los depredadores de tierras, y no pueden acceder al crédito necesario para producir.

Debe recordarse, que el FSLN está en el poder Ejecutivo, pero en minoría en la Asamblea Nacional. Para determinar cambiar o impulsar  leyes, incluyendo la reforma de la Constitución, es necesario la aprobación de 2/3 de los diputados. De tal forma que sigue con el juego político de negociar con unos y con otros para consolidar un proyecto político diferente al neoliberalismo.

En la actualidad, la función del sandinismo  se puede resumir en tres aspectos:

1)     Recuperación de la función del Estado cómo agente regulador e intervencionista para proteger a los más desfavorecidos

2)     Desarrollar las fuerzas productivas (en especial en el sector agropecuario) para asegurar la soberanía alimentaria mejorar el nivel de vida de la población en general.

3)     Desarrollar la conciencia de la población en cuanto son los que deben realizar los cambios sociales, mediante la participación en la toma de decisiones.

Difícilmente se puede considerar que en Nicaragua se está implantando el socialismo, en todo caso se están dando los primeros pasos en la dirección del camino correcto, aunque será difícil transitarlo. Se cuenta con una gran ventaja respecto  a los años 80: es un proyecto más amplio gracias a la iniciativa del ALBA y es un proyecto autóctono, nacido desde Latinoamérica, con sus errores pero también con sus virtudes; ya no se trata de una Revolución  en el marco del conflicto Este- Oeste sino en el conflicto Norte-Sur.

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