Un punto de encuentro para las alternativas sociales

La indignación en la calle y la derecha en el poder

Jesús Sánchez Rodríguez

En el final de la primavera de 2011 el desarrollo de la crisis en Europa viene marcado por tres aspectos relacionados, el agravamiento de la crisis económica en medio de contradicciones crecientes en Europa, la bancarrota electoral de la socialdemocracia, y el cambio de modelo de las protestas que se suceden de manera intermitente a lo largo de Europa.

El segundo y urgente rescate financiero de Grecia está generando unas tensiones aún más elevadas que la negociación del primero entre sus socios europeos. El enfrentamiento es abierto entre Alemania de una parte y Francia, el BCE y la Comisión de otra. La situación económica griega está arrastrando a las otras economías débiles de la UE como Irlanda, Portugal y España y poniendo en riesgo la propia moneda europea. Las burguesías europeas, que a nivel estatal han desplazado del poder a la socialdemocracia en casi todos los países de la UE, están enfrentadas a nivel europeo, demostrando la ausencia de liderazgo frente a las tendencias chovinistas y egoístas. Los problemas financieros de la deuda originados por la crisis económica están lejos de haber entrado en un camino de solución y la inestabilidad económica, social y política en Europa continuará siendo el escenario más probable en los próximos años.

Respecto a la bancarrota de la socialdemocracia, ya nos ocupábamos en un artículo anterior2 sobre la profunda derrota sufrida por el socialismo español en las elecciones locales y regionales celebradas a finales de mayo, y adelantábamos las pesimistas perspectivas en las siguientes elecciones legislativas portuguesas, como finalmente se confirmó a principios de junio. Tras la derrota socialdemócrata en las elecciones lusas, todo el mundo se apresuró a señalar que en la Europa de los 27, solo quedaban tres gobiernos socialistas, España, Grecia y Eslovenia, y uno eurocomunista en Chipre. Pero la realidad es mucho más dura. En el caso español esta descontada la derrota del PSOE en las próximas elecciones legislativas de marzo de 2012 y las únicas dudas a despejar son la profundidad de la derrota y la posibilidad de un adelanto electoral si la situación económica española se deteriora. Y en el caso griego, el gobierno socialista del PASOK se encuentra desarbolado en medio de las intensas presiones financieras de los mercados y las instituciones financieras de un lado para aplicar medidas de ajustes más duras para acceder al segundo rescate, y de las protestas populares frente a dichas medidas por otro. En esta situación que se vuelve día a día insostenible, Papandreu está buscando fórmulas que rebajen la presión sobre su gobierno y eviten una ruptura del propio PASOK, remodelando el gobierno por tercera vez, ofreciendo un gobierno de concentración con los conservadores de Nueva Democracia, responsables de la actual situación griega, o acariciando la idea de un adelanto electoral. La realidad, pues, es que la socialdemocracia europea prácticamente ha tocado fondo, sin que existan signos ni de una posible recuperación en el horizonte, ni de cuál sería su proyecto para intentar tal recuperación, aunque todos los indicios apuntan a que sería aún más escorado a la derecha que el proyecto que ha mantenido hasta ahora. En general, aunque con zigzags, la trayectoria histórica de la socialdemocracia ha sido un continuo deslizamiento hacia la derecha, y éste será seguramente el sentido de su nuevo proyecto con el que intentar la recuperación política.

Es evidente que la crisis no pasa factura únicamente a los gobiernos socialdemócratas, Merkel y Sarkozy, por ejemplo, se encuentran en dificultades políticas3 y se embarcan para conservar el poder en acciones populistas como la nueva posición del gobierno alemán respecto a la energía nuclear o el rescate griego; o militaristas, como el impulso francés a la intervención en Libia. Están por ver los resultados futuros de dichas políticas para estos dos gobiernos conservadores, pero lo que ya es una derrota real es la de Berlusconi en Italia, tras los resultados en las elecciones locales y en los referéndums. La pérdida de poder por parte de tal impresentable personaje será un alivio para una mayoría de italianos, pero lo que no es tan claro es que se pueda transformar en una victoria para la izquierda, dado el panorama político en Italia4.

Las organizaciones políticas a la izquierda de la socialdemocracia siguen teniendo unos rendimientos políticos insignificantes con ligeros avances, como IU en España, o retrocesos, como el Bloque de Izquierdas en Portugal, sin que existan señales de que está situación pueda cambiar, ni siquiera allí donde se producen situaciones de fuertes movilizaciones como en Grecia o recientemente en España. Muy por el contrario, como se ha señalado desde distintas posiciones, son los partidos de extrema derecha los que no dejan de avanzar electoralmente cabalgando en la demagogia xenófoba5.

Esta situación de los partidos a la izquierda de la socialdemocracia tiene una relación directa con las formas con que el campo popular viene enfrentándose a las consecuencias negativas de la crisis. Podemos situar una línea divisoria, hasta el momento, para el tipo de resistencias que han acompañado al despliegue de las medidas antipopulares llevadas a cabos por los distintos gobiernos europeos, conservadores y socialdemócratas. Esa línea divisoria se puede situar en el otoño de 2010, cuando fue derrotada la ofensiva obrera más seria y mejor organizada contra estas medidas, la de los sindicatos franceses6. Hasta entonces el recurso a la huelga general acompañada de manifestaciones fue el formato de lucha más utilizado, sobresaliendo las que tuvieron lugar en Grecia y en Francia. Tras la derrota sindical francesa, el expediente huelguístico decayó en toda Europa con la excepción de Grecia, dónde debido a la intensidad de las medidas de ajuste contra las capas populares se ha mantenido el pulso sindical en medio de lo que puede considerarse una rebelión social continuada, aunque hasta el momento no haya sido capaz de revertir los planes diseñados por las instituciones europeas y llevados a cabo por el gobierno del PASOK .

Pero en el resto de Europa se dejaron de utilizar las huelgas generales, y tras un cierto impasse, las protestas se han retomado con un formato diferente a partir del movimiento de los “indignados” desencadenado en España el 15 de junio de este año, justo una semana antes de las elecciones locales y regionales que certificaron el vuelco del poder político a favor de los conservadores del Partido Popular. Este tipo de protesta, donde destaca el peso de la juventud, tuvo sus antecedentes en las protestas estudiantiles que tuvieron lugar en el Reino Unido e Italia, y es claramente visible la influencia de los acontecimientos recientes en Túnez y Egipto. El efecto imitación de lo sucedido en España fue rápido y también efímero, con la salvedad nuevamente de Grecia, y en el momento de escribir este artículo, el nuevo fenómeno sigue teniendo su principal protagonismo en el país donde se originó.

Su naturaleza es difusa y por ello mismo puede ser una presa fácil de quienes pretendan utilizar estas movilizaciones. A grandes rasgos ha destacado como forma de protesta la ocupación del espacio público sin crear graves desordenes o inconvenientes, con la excepción de algunos episodios, especialmente el del bloqueo del parlamento catalán. Sus principales portavoces han expresado reiteradamente el carácter pacífico que quieren mantener en sus protestas. Es evidente su declarado rechazo a todo intento de organización política, con una fuerte atracción por el espontaneismo, así como su negativa a identificarse o apoyar a algún partido en concreto, lo que ha originado que sus movilizaciones no tuvieran efecto claro alguno sobre los resultados de las elecciones locales y regionales españolas. Sus reivindicaciones más importantes se orientan a una regeneración de la vida política o una democracia de más calidad, siendo la crítica al sistema de carácter moral. Este movimiento suscita unas simpatías difusas y generalizadas mientras mantenga su carácter pacífico y sus reivindicaciones de “sentido común”7.

Son indignados, pero diferentes de los indignados del mayo del 68, o de la revuelta argentina del 2001, o de las revueltas populares de Venezuela, Bolivia y Ecuador, o de los indignados de Túnez y Egipto, por citar algunos de los más conocidos. Pero comparten con la mayoría de estos casos la movilización al margen de las organizaciones clásicas de partidos o sindicatos, la ausencia de un proyecto claro, o la falta del sentido de la táctica y la estrategia. Y en frente tienen una organización estatal granítica y una poderosa sociedad civil que apoya el actual sistema capitalista (las organizaciones patronales, los partidos, los medios de comunicación, la Iglesia, etc.). Han conseguido un impacto mediático importante pero, como es conocido, en la sociedad actual ese impacto es efímero y no produce por si mismo ninguna transformación.

Así las consecuencias de la lucha política y social en Europa muestran hasta el momento resultados paradójicos, en primer lugar porque la izquierda moviliza en la calle y realiza huelgas generales, pero es la derecha la que extiende sus posiciones de poder; y en segundo lugar porque cuando la izquierda alcanza el poder, como en Grecia, es para aplicar las políticas de la derecha. Los siguientes tests se verán si finalmente la izquierda consigue desbancar a Sarkozy y Berlusconi, ¿seguirán la senda de los gobiernos socialdemócratas de Grecia, Portugal y España o tendrán un programa más genuinamente de izquierda? Un síntoma es que los socialistas franceses apostaban como candidato presidencial por el patrón del FMI hasta su detención en EEUU por delitos sexuales.

Es difícil prever el devenir de una crisis como la actual que sigue profundizándose a la vez que lo hacen las políticas de ajuste cuyos sacrificios recaen en las capas populares. Las líneas de defensa de éstas han ido cediendo posiciones, primeramente la socialdemocracia abandonó la defensa del Estado de Bienestar y adoptó las políticas neoliberales que solo sirvieron para facilitar su desalojo de los gobiernos. Las organizaciones a la izquierda de la socialdemocracia tampoco han sido capaces de establecer diques de defensa desde las que enfrentar las ofensivas conservadoras y siguen siendo opciones minoritarias sin capacidad de influir en el desarrollo de los acontecimientos. Los sindicatos hicieron hasta el momento el más serio intento de oposición a la ofensiva de desmantelamiento del Estado de Bienestar, pero su estrategia de huelgas generales, solo llevada a cabo con intensidad en Grecia y Francia, fue abandonada tras la derrota en este último país. El relevo lo ha tomado una forma difusa de protesta que si no es capaz de articularse con las de las organizaciones sindicales y políticas de izquierda a través de un proyecto y una estrategia realista y a nivel europeo, no tendrá ninguna oportunidad de revertir las tendencias actuales.

Así pues, los datos no invitan al optimismo, a medida que la crisis económica se profundiza en Europa se refuerza el poder político de la derecha a nivel de cada Estado miembro, aunque sea evidente a nivel general la falta de liderazgo europeo como consecuencia del enfrentamiento de las distintas burguesías nacionales. Pero la debilidad europea de la burguesía, a pesar de su fortaleza estatal, no es un problema para su hegemonía y sus planes de ajuste mientras se asista a una resistencia desordenada desde la izquierda como en la actualidad.

1 Se pueden consultar otros artículos y libros del autor en el blog : http://miradacrtica.blogspot.com/, o en la dirección: http://www.scribd.com/sanchezroje

2 Jesús Sánchez Rodríguez, Elecciones locales y regionales en España. Nuevo avance conservador en Europa. http://miradacrtica.blogspot.com/

3 Sarkozy sufrió una dura derrota en las elecciones regionales de 2010 a manos de los socialistas franceses, y tiene que enfrentar elecciones presidenciales en 2012. Angela Merkel venció en 2009, pero cosechó importantes derrotas en las elecciones de los lander en 2010 y 2011.

4 Ver el artículo de Gennaro Carotenuto, Perdió Berlusconi, ¿pero ganó la izquierda?, en Rebelión

5 Los partidos de la extrema derecha han sido los grandes ganadores en las últimas elecciones legislativas en Holanda, Finlandia, Austria y Suecia.

6 Se puede consultar un análisis del balance de la contestación europea hasta el otoño de 2010 en el artículo que publiqué en enero de este año, Balance provisional de la contestación europea contra las consecuencias sociales de la crisis. 2008-2011, http://miradacrtica.blogspot.com/

7 Ver el artículo de Pere Rusiñol, 21 ideas inspiradas en el 15M, Público, 05-06-2011

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