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La quiebra de una gran ilusión

Boja de Riquer

El historiador Josep Fontana ha publicado una obra de excepcional ambición intelectual que sin duda se convertirá en un hito historiográfico, Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945 (Pasado&Presente). Este historiador catalán, que acaba de cumplir 80 años y es catedrático emérito de Historia Económica de la Universitat Pompeu Fabra, tiene una larga trayectoria: sus más de 500 publicaciones -entre ellas 30 libros- avalan su destacada talla científica.

Con este libro, asume un reto que pocos historiadores tienen hoy día la capacidad de afrontar, el de explicar cómo fue posible que la gran ilusión surgida tras el desastre de la II Guerra Mundial de construir un nuevo orden mundial guiado por el entendimiento y el progreso colectivo se frustrase, y que siete décadas después nos encontremos ante un desorden económico sin precedentes y con no pocas dificultades para que la democracia predomine en el planeta.

Explicar el cómo y el porqué de este proceso es el hilo conductor del lúcido y documentadísimo análisis de Fontana, de 1.200 páginas, y al que ha dedicado 15 años de trabajo. El camino historiográfico no era nada fácil, ya que la historia del tiempo presente está llena de simplificaciones, ocultaciones y manipulaciones. Se trata de una historiografía que a menudo tiende a legitimar el pasado para justificar reglas de conducta que quedarían en evidencia si se explicaran las raíces ocultas de sus intenciones. Contra esto ha querido luchar Fontana haciendo un alarde exhaustivo de conocimientos y del uso de fuentes documentales y de referencias de todo tipo. Con un riguroso ojo crítico, ha desbrozado, profundizado y analizado los principales acontecimientos históricos de nuestro tiempo.

La obra rastrea los diversos y complementarios procesos que se desarrollaron en realidades territoriales tan diversas como Europa, América del Norte, África, América Latina u Oriente Próximo los últimos 66 años, y busca sus causas y sus repercusiones. Persigue las complicidades y las claudicaciones de los más diversos regímenes políticos ante la presión avasalladora de los grupos privilegiados, capaces de defender sus intereses haciendo uso de todo tipo de recursos. Observa que si bien en los paísescentrales se produjo una mejora de los niveles de vida y un reparto más equitativo de la riqueza, fue muy inferior en las periferias. Y señala que las mejoras económicas y sociales de los años cincuenta y sesenta fueron en buena medida provocadas por el miedo al otro, el temor al enemigo del otro bloque y también al interno. Los sucesos de 1968 de París y de Praga muestran, en opinión de Fontana, que era imposible un cambio radical dentro de cada uno de los sistemas mundiales creados durante la posguerra. Y explica cómo tras la crisis económica de los setenta y la desaparición de la amenaza comunista, se ha producido un incremento de la desigualdad y de las discriminaciones que está amenazando no pocas conquistas sociales. Y que por ello se ha extendido la convicción de que los sistemas políticos, tal y como funcionan hoy, no permiten excesivos cambios sociales. La crisis económica actual, con la ausencia de mecanismos de control de los mercados financieros, no solo favorece a los especuladores sino que muestra que no hay voluntad política para establecer autocorrecciones en el sistema. El balance final que nos ofrece no es precisamente optimista: hoy la inmensa mayoría de la población mundial se ve incapaz de superar su condición subordinada y contempla impotente la ausencia de salidas. Siete décadas después de la II Guerra Mundial las diferencias entre los muy ricos y los otros son mayores que nunca.

Analiza todo ese complejo proceso gracias al uso de la bibliografía mundial más actual y de numerosa documentación de todo tipo de procedencias: de la CIA, del Departamento de Estado norteamericano, soviético, británico, etcétera. Profundiza en la etapa inicial de la guerra fría, con la dura polarización que impidió que los valores democráticos y de igualdad se impusieran realmente en ambos lados, documenta el significado de la absurda, inútil y costosísima carrera nuclear y evalúa la relevancia histórica de los momentos de máxima tensión (Berlín, Corea, Hungría, Suez, Vietnam, Checoslovaquia, Afganistán, Irak).

En este libro, Fontana relativiza el uso que se hacía en el bloque occidental de las libertades políticas, especialmente por parte de las diferentes Administraciones norteamericanas. Así, ofrece una visión estremecedora de los condicionamientos y las limitaciones del acceso a la independencia de los países de África y del patrocinio por parte de EE UU de buena parte de las sanguinarias y corruptas dictaduras asiáticas, latinoamericanas o africanas. Analiza el cambio que significó la Administración de Kennedy y considera que el desengaño final de su etapa fue semejante al que se produce actualmente con la de Obama. Analiza los interesantes intentos reformistas de Johnson, la lucha por los derechos civiles y la contrarrevolución que significó la era Reagan.

Pero también responsabiliza al desaparecido bloque soviético de la crisis actual. Señala que, tras la ciega creencia de que se estaba en posesión de la razón histórica, se construyeron unas dictaduras obsesionadas por el enemigo exterior y el interior. Repasa el significado de las purgas de Stalin, de la desestalinización, de la etapa de Jruschov y muestra cómo los rígidos regímenes socialistas liquidaron con procedimientos brutales todas las muestras de malestar (crisis húngara, checa y polaca). Finalmente, constata que el hundimiento del bloque comunista, en buena parte provocado por la ineficiencia de su sistema económico, se produjo a una velocidad sorprendente, que explica que las transiciones hacia el sistema capitalista fueran muy improvisadas y beneficiaran a no pocos sectores de las antiguas castas dirigentes.

En el estudio también se recogen las batallas que se produjeron en el terreno de las ideas y las periódicas ofensivas ideológicas contra los instrumentos de control ecológico, social y contra la propia democracia, explicando el surgimiento, inicialmente solo en el mundo occidental, de nuevos movimientos sociales, como el ecologismo y el feminismo. En su análisis, llega hasta la primavera árabe y los indignados.

La tesis final del libro tal vez parezca demasiado pesimista. Pero es evidente que el mundo actual no es lo que hubiera podido ser si, como recuerda Fontana, hubiese predominado realmente el espíritu proclamado en la Carta del Atlántico de 1941. Con la que está cayendo en la parte del mundo más desarrollado y con las escasas esperanzas de mejora real de su existencia que tienen hoy más de la mitad de los 7.000 millones de habitantes del planeta, no se puede ser demasiado optimista al hacer un balance de los últimos 66 años.

En un mundo desorientado como el actual, que ha olvidado buena parte de los referentes históricos, Fontana tiene la valentía de ofrecer una tesis interpretativa que pretender servir de reflexión documentada para entender y debatir lo que nos ha llevado adonde estamos. Su propuesta no es fruto de la especulación, ni de apriorismos, sino de un honesto análisis basado en unos abrumadores conocimientos. El lector queda asombrado ante las más de 200 páginas de referencias bibliográficas y de fuentes, en las que no faltan numerosa documentación diplomática recientemente desclasificada y abundante información extraída de la red. Fontana utiliza hasta los últimos artículos de Krugman, Stiglitz o Soros. La obra es realmente un alarde de erudición que asombra por la portentosa capacidad de asimilación de las miles de referencias que nos ofrece. Además, Fontana, como siempre, utiliza un estilo impecable que hace muy fácil y amena la lectura de la obra, pese a su volumen. El lector queda pronto atrapado por esta brillante narración y por el descubrimiento de no pocas cuestiones ocultadas hasta hace poco o manipuladas.

Realmente, no hay muchos historiadores españoles que se atrevan a lanzarse al estudio de temáticas de tal alcance y de tamaña ambición intelectual. Josep Fontana con este libro se nos muestra como un historiador más documentado y ambicioso que Eric J. Hobsbawm, y tan lúcido, innovador y sugerente como el malogrado Tony Judt. Esta obra monumental ratifica a Josep Fontana como un historiador de categoría mundial.

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