Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Entrevista a Nazanin Armanian sobre la situación política en Irán

Rosa Guevara Landa y Marta Roca

Integrada en el movimiento comunista iraní desde los 15 años, activista política contra la dictadura semilaica del Sha y el totalitarismo religioso de Jomeini, Nazanin Armanian se exilió a España en 1983. Sus áreas de trabajo e investigación son Oriente próximo, Asia central, el “espacio islámico”.

Una versión parcial de esta entrevista se publicó en la revista El Viejo Topo del mes de junio.

 

¿Podría describirnos brevemente la situación política iraní en estos tiempos tan difíciles?

Cuando se quiere describir las desgracias que azotan a un pueblo se utiliza la metáfora de las “siete plagas” como el castigo colectivo que sufrieron los egipcios por los pecados de sus gobernantes. El coronavirus es la octava maldición lanzada por “los dioses” contra esta nación desde que el totalitarismo religioso abortó y secuestró su revolución, gracias al respaldo incondicional de EEUU, Francia, Alemania y el Reino Unido (los G4): le trasladaron a Jomeini, sin pedirle el visado (¡) de Iraq a Francia para ofrecerle el poder en Teherán si prometía contener la influencia soviética en la región, colaborar en desmantelar la República democrática de Afganistán y acabar el trabajo medio hecho de la “Operación Ajax” de la CIA en 1953 en Irán: destruir de una vez a los comunistas. Luego devastaron con una guerra de ocho años al país, mientras masacraban a cerca de 50.000 presos políticos, prohibían a todos los partidos, sindicatos, organizaciones feministas, y saqueaban los recursos de uno de los países más ricos del planeta país. ¿Qué más nos puede pasar?

Ya es mucha desgracia la que cuenta. Y la llegada del COVID-19…

La llegada del COVID19 fue recibido, al principio, como una bendición por la Teocracia Islámica (TI), la versión islámica del Nacional Catolicismo: podían poner fin a las imparables protestas de los trabajadores de amplios sectores sociales contra una escandalosa pobreza que azota a la mitad de la población (según el propio gobierno), mientras algunos del régimen estaban sacando del país 1.500 millones de dólares para ingresarlos en los paraísos fiscales. El mes de noviembre, solo en 5 días, mataron entre 350 y 1.000 manifestantes, 12 de ellas menores, entre 12 y 16 años. Pero ellos, la TI, desconoce la ley de la “lucha de clases”: imposible esquivarla o aplastarla.

La crisis de legitimidad del régimen se ha agravado por dura represión de las protestas por la subida del precio de gasolina -que arrebataba el pan que conseguían millones de obreros, titulados universitarios desempleados, amas de casa, etc. haciendo de “taxista” con sus coches-, el “fácil” asesinato de Soleimani por EEUU e Israel, las mentiras sobre el derribo del avión ucranianos matando a 176 pasajeros –a cuyas familias ni enviaron un simple pésame-, y ahora la desastrosa gestión de la pandemia, que ha convertido a Irán al segundo país más contagiado, y aun puede ir a peor.

Tras 41 años de votar a diferentes sectores del régimen capitalista islámico (desde el liberal Mehdi Bazargan, el moderado Rafsenyaní, el reformista Jatami y el fundamentalista Ahmadineyad), los iraníes han visto cómo la situación ha empeorado profunda y gravemente para los trabajadores, las minorías nacionales (los kurdos, baluches, turcomanos, árabes, etc.) y las minorías religiosas “ilegales” como los bahaíes, los cristianos protestantes, los budistas, los sufíes, los no creyentes, apóstatas y ateos, y sobre todo la mitad de la población, las mujeres que viven un sistema de apartheid sexual. Las agresivas medidas de austeridad de la extrema derecha islamista que causaron el cierre de cientos de fábricas y talleres, enviando a millones de trabajadores a la calle y pobreza absoluta, la persecución de los intelectuales y la gestión de los asuntos internos y externos del país les ha mostrado que para la TI la expansión del chiismo, su influencia por la región –a la que presentan como una “batalla anti imperialista-, y los intereses de la burguesía comercial tienen prioridad sobre la atención a las necesidades los ciudadanos.

La ultraderecha militar ha tomado prácticamente la totalidad del poder, cada vez más atomizado, creando un Estado Islámico pretoriano. Los militares, a la sombra del anciano Jamenei, controlan la economía, la industria petrolífera –actuando como un hoding-, también el aparato judicial, y ahora van a por el parlamento y el poder ejecutivo, diseñando un sistema parecido a la República Islámica de los generales de Pakistán o el régimen de Al Sisi de Egipto.

¿Y el Parlamento? ¿Mudo y servicial?

El Parlamento ha sido suspendido y Jamenei-Bagheri (el general sustito de Soleimani) dirigen el país, eliminando prácticamente a los críticos “moderados” y “reformistas”, cerrando cualquier posibilidad de una apertura. Los diputados del parlamento “islámico” (antes del 1978 se llamaba “nacional”) deben ser fieles a Alí Jamenei (en la figura de “Tutor islámico”) y musulmanes -salvo un representante por cada una de las tres comunidades RELIGIOSAS” como judía, cristiana y zoroastriana. Los comunistas, socialistas, monárquicos, los ateos, agnósticos, los fieles del bahaísmo o budismo, ni pueden presentarse de candidato. Por lo que, allí nadie está para defender al pueblo sino al régimen islámico y los intereses de la élite gobernante, dando “legitimidad” a las decisiones que se toman en los órganos no electos.

La “nación” iraní ha roto su relación con el “estado” islámico. Dijo un camarada del Partido Tudeh, antes de ser detenido en 1983, que ésta ha sido la primera y también la última vez que el islam gobierne Irán.

¿Cómo evoluciona el enfrentamiento entre el gobierno de Hassan Rohaní y el sector representado por el “líder supremo” Alí Jamenei?

Todos los elementos de la “república” han sido eliminados/neutralizados en favor del sistema político del islam que es el califato, o sea, un hombre con poderes absolutos, y la “presidencia” es uno de ellos. De hecho, la propia Constitución islámica del 1978 así lo estipula: una serie de órganos no electos –como el Consejo Guardián de la Constitución, el Consejo de Vigilancia, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el Consejo de la Discernimiento, la Asamblea de Expertos, y sobre todo, la figura de Wali-e faghih (tutor religioso, Führer, hoy Alí Jamenei)- cuyos miembros son designados entre y por la élite religiosa, y tienen facultad de anular las decisiones de los órganos electos, como el parlamento o la presidencia. O sea, estamos ante un califato a toda regla, pintada de “república” para ser presentable.

Es la última ronda del juego de Risk -en el que lo importante no es la victoria final sino tener perspectiva para ganar partido a partido-, donde una oligarquía militar y militarista, sin casi barba y cuasi moderna, tendrá la última palabra.

Vuelvo al COVID-19: ¿cómo está respondiendo el gobierno iraní y las instituciones anexas a la pandemia del coronavirus? ¿Intentan proteger a la población?

La forma de gestionar la propagación del virus ha sido el último clave en el ataúd de la legitimidad de la TI. La última cifra oficial de las víctimas del COVID-19, mediados de abril, hablaba del fallecimiento de 90 personas al día y la infección de un total de unas 82.000, haciendo disparar los chistes y las burlas en las redes sociales iraníes. El segundo país con mayor contagio después de China fue Irán, donde la sanidad no es ni universal ni gratuita, y en cientos de pueblos no hay ni un solo médico. El que, según los datos oficiales, el 15% de los fallecidos eran menores de 40 años, cuando esta tasa en los países europeos está debajo del 1%, demuestra esta conmovedora realidad: la vulnerabilidad de todos los sectores sociales ante un virus que tampoco es uno de los más mortales.

Ante las protestas y el pánico que se produjo entre la población cuando se amontonaron los cadáveres en las morgues, la TI decidió ocultar la verdad como de costumbre, en un país donde, a causa de la inexistencia de órganos independientes, partidos y sindicatos progresistas (todos prohibidos y duramente perseguidos), consigue hacerlo con total impunidad. La doctora Minú Mohraz, miembro del Comité de Prevención de Enfermedades Infecciosas del Ministerio de Sanidad iraní afirmó a mediados de marzo que al menos el 40% de los 80 millones de los iraníes pueden estar infectados por el nuevo coronavirus. El sistema está basado en la religión, en la superstición y en los intereses de la casta clerical-militar, y el poco dinero que el país tiene se invierte en las instituciones y la propaganda religiosas y mantener a grupos fanáticos de extrema derecha de la región que juegan a lanzar petardos contra EEUU+Israel, mientras este dúo ha eliminado de la faz de la tierra a poderosos estados de la zona en pocos años.

¿Y no se impusieron medidas de prevención?

No impusieron medidas porque querían celebrar a lo grande el aniversario de la instalación de la teocracia islámica, el 11 de febrero, y no socavar las elecciones parlamentarias diez días después, mostrando la legitimidad del régimen ante el mundo, después de la matanza de los manifestantes en noviembre y el fiasco del avión ucraniano que acabó con la vida de sus 176 personas a bordo. Antes he hecho referencia a ello.

¿Y qué pasó en las elecciones a las que alude?

A pesar de ser previamente manipulados, al descalificar a miles de candidatos reformistas (los comunistas, socialistas, entre otros, ni pueden participar), fueron los comicios con la participación más baja de la historia de la teocracia. Millones de personas pueden haberse contagiado del virus. El 19 de abril el propio presidente Rohani confesó que está bajo la presión para reabrir los santuarios religiosos. Al fin cederá: no solo porque el dinero siempre derrota a Dios, sino también porque en Irán ninguna autoridad protege al pueblo, todos salvan sus propios intereses.

En cuanto a la situación del pueblo trabajador…

“¿Morir de hambre o del virus?” es el dilema de decenas de millones de trabajadores (incluidos los niños, pues el trabajo infantil no está prohibido) ante la pandemia. Por lo que el gobierno no ha impuesto un cierre total de los comercios o a las reuniones ya que le es imposible pagar una ayuda a la población mientras esté confinada.

Las políticas neoliberales, las sanciones criminales de EEUU contra el pueblo iraní (las élites nunca sufren las privaciones), la caída del precio del petróleo, y ahora además la disminución del comercio con los países vecinos, amenaza gravemente la estabilidad de la TI, nada conveniente para el pueblo en estos momentos cruciales.

Ahora, además de incompetentes, la TI nos han hecho el hazmerreír del mundo, “inventando” un artefacto con antena que detecta la presencia del virus en un diámetro de cien metros, y en cinco segundos. Es el perfil de un régimen que vive a espaldas del mundo, encerrado en su feudo.

The New York Times se hacía eco hace unas semanas de las amenazas de Pompeo para atacar a Irán, de las diferencias entre el Pentágono y el Departamento de Estado norteamericano, y del riesgo muy real de una guerra. A fecha de hoy, ¿es una página superada teniendo en cuenta la irrupción de la pandemia?

De ninguna manera. 1) Justamente una guerra bélica en Iraq entre Irán y EEUU puede ser la cortina de humo que necesita Trump –ante las elecciones presidenciales del noviembre y en un momento que está siendo muy criticado por su gestión ante la crisis “sanitaria”- para desviar la opinión pública, y 2) La posición de China, a pesar del coronavirus, que sigue consolidándose como un líder mundial, lo cual podrá intensificar el militarismo de EEUU.

El Golfo Pérsico es el lugar idóneo para ello: un Donald Trump antichino y su equipo NeoCon antiiraní, pretenderán devolver a EEUU su hegemonía unilateral planetaria luchando contra China e Irán a la vez, desde el espacio que comparten ambos en estas aguas.

Según The New York Times de 21 de marzo, el artículo que tú citas, el secretario de Estado Mike Pompeo estaba presionando a Trump para atacar a Irán, aunque la final el presidente hizo caso a los militares que se oponían, conformándose con bombardear las posiciones de Irán en Iraq. Por lo que la línea roja de un estallido generalizado sería un ataque directo de EEUU a Irán o de este país contra alguna base de EEUU dejando cadáveres estadounidenses a su paso.

Trump sigue insistiendo en que no prende cambiar el régimen sino su comportamiento hacia Israel, cosa que ya ha hecho la TI, más allá de sus consignas, aparcando aquello de “borrar a Israel del mapa”. Sin embargo, Israel y Arabia Saudi creen que su tiempo de acabar con Irán se agota: temen que Trump no sea reelegido. Por lo que tiene prisa.

¿Pero cuáles son entonces las verdaderas pretensiones de Estados Unidos?

Puede resumirse así. EEUU pretende:
-Recuperar la hegemonía unilateral de EEUU, estableciendo un Nuevo Orden Mundial.
-Reconfigurar el mapa de Oriente Próximo, despedazando los estados grandes, convertir los mini estados creados en colonias militarizadas, o mantenerlos, tras invadirlos, como territorios sin estado.
-Mantener el complejo militar-industrial de EEUU como la columna de su economía. EEUU debe dar salida a tantos misiles, bombas y municiones vendidas a los árabes para que con las nuevas compras los petrodólares regresen a la Reserva Federal.
-La necesidad de EEUU de mercados para exportar su petróleo y gas, expulsando a Irán (y Rusia y Venezuela) del mercado.
-La guerra como la forma de exportar la crisis interna en la víspera de las elecciones presidenciales del 2020. Lo he comentado antes. Trump necesita desviar la opinión pública de sus fracasos tanto en la política exterior como la domestica.

“La ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos” ha seguido su curso durante los últimos casi 40 años, para convertir las guerras política, económica, psicológica y cibernética de EEUU contra Irán en un choque bélico.

De este modo, el objetivo de EEUU no es la TI, sino destruir Irán, conteniendo su desarrollo durante décadas, independiente de quien lo gobierne, y reconfigurar el mapa de Oriente Próximo a la medida de sus intereses estratégicos: convertirá a los países poderosos en mini estados o estados fallidos para controlarlos.

¿Los planes de Israel coinciden con este mapa de las finalidades de Estados Unidos que acaba de describir? Se afirma muchas veces que hay planes israelíes para atacar Irán, con todas las fuerzas y con todas sus armas, incluidas las nucleares. Como medida de precaución, ¿se está preparando Irán para un conflicto de gran envergadura?

Un país se está preparando ante una agresión militar de una potencia extranjera cuando el pueblo desea proteger a su gobierno y viceversa. No se trata de poseer las armas más avanzadas del planeta para ganar una contienda. Durante la agresión militar de Iraq a Irán en 1980, la TI, cuya ideología se basa en la desconfianza “religiosa” hacia otros, impidió a cientos de miles de comunistas, socialistas, sindicalistas, feministas, etc. defender el país. No les dejaban alistarse en el ejército. Hoy tampoco. Aunque los iraníes distinguen entre “defender Irán” a “defender al régimen” y darán su vida para impedir una agresión a su patria milenaria.

Si uno es el jefe de un estado absolutista y se enfrenta a la amenaza de un estallido social en su país, y a la vez a la de una guerra por la potencia militar más poderosa de la historia humana, ¿buscaría soluciones negociadas para resolver ambas crisis o declararía guerra a ambos lados? La TI ha mostrado que tiene predisposición a negociar con la segunda y aplastar a la primera.

Entonces, sin olvidarme de la salvaje represión a la que ya ha hecho referencia, ¿cuál es la situación en estos momentos de las fuerzas de izquierda en Irán? ¿Siguen resistiendo? ¿Logran apoyar e influir en la población trabajadora?

Cuando caiga la TI el mundo se estremecerá por el nivel de la represión que han sufrido las fuerzas de la oposición en general y la comunista en particular, justamente en proporción del nivel de su influencia en la sociedad iraní desde que aparecieron en 1920, llegando a instalar una República Socialista en la ciudad de Guilán en 1923, a tener un ministro en el gobierno en 1924, y dos repúblicas democráticas en Azerbaiyán y Kurdistán en 1946.

Admito mi desconocimiento de lo que acaba de contar.

Le voy a contar una anécdota. En enero de 1983 Leonid Shebarshin responsable de KGB en la embajada de la URSS en Irán -quien resultó ser espía de MI6 británico- huyó a Pakistán, y convocó una rueda de prensa para confesar su colaboración con el régimen islámico en la detención de alrededor de 50 miembros del comité central del Tudeh, Partido Comunista de Irán, que fueron ejecutados días y meses después, tras recibir durísimas torturas. Algunos eran héroes nacionales por haber resistido durante 25 años en las cárceles del Sha. Miles de militantes de izquierda -feministas, sindicalistas obreros y campesino, intelectuales-, fueron arrestados, torturados y cientos de ellos ejecutados. Obligaban a los presos disparar a sus propios compañeros en la cárcel. Desde entonces, la izquierda iraní trabaja desde la clandestinidad y desde el exilio. Aquel golpe, y sobre todo, el apoyo del Tudeh al régimen entre 1980 y 1982 (por dar prioridad a la lucha contra el imperialismo tragando todas las barbaridades de aquel estado islámico) perjudicó profundamente a su prestigio y credibilidad ante los ciudadanos. Demasiados golpes para recuperarse tan pronto.

Desde luego. ¡Hay mucho horror y muerte en lo que acaba de explicar! ¿Cuál son las relaciones del gobierno iraní con la República Popular China?

Irán tenía muchas esperanzas de ser admitido en la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), pero una y otra vez China ha rechazado su petición. La OCS, que está formada por China, Rusia y los países centroasiáticos cuyos nombres terminan en “stán” [sufijo que significa “lugar de hábitat”, del verbo indoeuropeo, “astan” en persa, o “estar” en castellano], excepto Turkmenistán. En su ultima reunión admitió a Pakistán y la India, albergando casi a 3.000 millones de personas, y a cuatro estados armados con bombas nucleares. Para Teherán iba a ser una posible garantía de su seguridad, frente a las amenazas de EEUU, Israel y Arabia Saudi, y eso a pesar de que China y Rusia han votado seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en favor de las sanciones contra Teherán entre 2006 y 2010, aunque también hizo de mediador entre Irán y EEUU para alcanzar el acuerdo nuclear del 2015.

Ahora bien, Irán es país clave para la Ruta asiática de la Seda china, es la primera reserva mundial de gas, la cuarta del petróleo, y el único de Oriente Próximo cuyos recursos están fuera del control de las compañías de EEUU. China es el mayor comprador de petróleo iraní, su mayor socio comercial, en cuyas inversiones se encuentra el puerto de Chabahar, en el Golfo Pérsico, siendo una de las piezas del “Collar de perlas”, una serie de puertos estratégicos del mundo alquilados por China. Beijing ni quiere una guerra contra Irán, ni un cambio violento de su régimen, ni un Irán nuclear.

Pero, después de las sanciones económicas impuestas por Donald Trump a Irán, que afecta a cualquier país y compañía que trabaje con este país, China no quiere arriesgar sus relaciones con EEUU por un país que ni es su vecino, como lo es, por ejemplo, Corea del Norte.

Además. China rechazó el ingreso de Irán…

El país de Mao rechazó el ingreso de Irán como miembro de pleno derecho en la OCS, por no “politizar” la OCS, y tomar partido en los conflictos político-militares a favor de Irán; por no aumentar el peso de Rusia dentro de la OCS, dejando entrar a un Irán demasiado cercano a Moscú; por temor a que el proselitismo chiita de la TI choque dentro de la OCS con los gobiernos seculares sunnitas de Asia Central, haciendo de paso un guiño a Israel, por los 12.000 millones de dólares que valen sus relaciones comerciales, y porque es un candidato a conectar China y su Nueva Ruta de la Seda al Mediterráneo, ahora que la opción Siria está perdida. China disminuyó sus importaciones de petróleo iraní de 650.000 barriles al día a 250.000, se ha retirado del megaproyecto del campo de gas South Pars en el Golfo Pérsico, ha ralentizado la reconstrucción del reactor de agua pesada de Arak, se ha negado a venderle aviones comerciales, y ha dejado en el aire los contratos que ha firmado para construir ferrocarriles, autopistas, y centrales eléctricas.

Los chinos pueden utilizar “la carta de Irán” en sus negociaciones con EEUU: renunciar a hacer negocios con los persas a cambio de ventajas comerciales por ejemplo.

Las políticas del propio Irán tampoco han ayudado: se volcó con atraer la simpatía e inversiones de EEUU y Europa, y se le “olvidó” enviar si quiera una delegación comercial a China. Ni siquiera intentó aprovechar la guerra comercial entre los dos gigantes, cuando EEUU paralizó sus exportaciones de gas a la República Popular.

Beijing cree que involucrarse en el conflicto Irán-estadounidense le perjudicaría. Tampoco le disgustaría ver a EEUU desgastándose en otra guerra en Oriente Próximo. “Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados”, recomendó Sun Tzu.

Hace unos días apareció en la prensa una información sobre Maduro y Rohaní. Evaluaban, se decía, hacer un “frente común” contra las sanciones de EE.UU. ¿Qué frente común puede ser ese? ¿Lo cree posible?

Lo veo muy difícil, 1) por la naturaleza diferente entre ambos sistemas políticos. ¡Si el Sr. Maduro hubiera sido iraní, los ayatolás, profundamente antisocialistas, ya le habrían ejecutado hacia décadas!, 2) porque el objetivo de las sanciones de EEUU sobre Irán no es la TI, y Trump ha insistiendo en ello en numerosas ocasionases. Su objetivo es contener a Irán para consolidar su hegemonía y la de Israel sobre la región, ahogando la nación iraní y romper el país en pedazos, mientras que en Venezuela “solo” pretende derrocar a su gobierno.

Por otra parte, si la dependencia de ambos países con la renta petrolífera ya era un grave problema para sus pueblos antes del nuevo ciclo de la crisis económica capitalista iniciado en 2017, con la caída brusca de los precios del petróleo, agravada por la pandemia COVID19, poco podrán hacer ambos gobiernos si no están dentro de una estructura de cooperación con otros integrantes como Rusia y China, algo poco probable en estos momentos.

En cuanto a las relaciones comerciales, Irán-UE. ¿Actúa la UE como perro faldero de la estrategia de Estados Unidos? Algunos analistas apuntan que el INSTEX (Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales) podía ser un instrumento seguido por la UE (también por el Reino Unido) para superar el estrangulamiento comercial impuesto por Estados Unidos. Resumiendo mucho: Irán recibe equipos médicos, farmacéuticos y alimentos, y a cambio los países europeos reciben petróleo iraní.

La propuesta de la E3, Francia, Alemania y Reino Unido, para salvar el acuerdo nuclear una vez que Trump lo rompió, fue tomar el pelo a Irán, con el INSTEX (sigla de “Instrument in Support of Trade Exchanges”), que iba a permitir a las empresas europeas esquivar las sanciones impuestas por EEUU sobre el sistema bancario iraní y su petróleo, y hacer negocios con Teherán mediante el trueque sin que el dinero circule a nivel global a través del sistema bancario SWIFT.

En realidad, los principales objetivos de esta compleja herramienta de intercambio no eran otros que: 1) ocultar la incapacidad de la E3 de cumplir el acuerdo nuclear con Irán cuatro años después de la firma del pacto, a pesar de que sólo uno de los siete firmantes lo abandonó; 2) evitar una guerra entre EEUU e Irán, creando la falsa ilusión en Teherán de que es posible que un país estratégico y capitalista como Irán sobreviviera fuera del sistema de marcado global dominado por EEUU; 3) retenerle dentro del acuerdo a cambio de nada, alargándole la agonía. Una salida de Teherán del pacto nuclear dejaría a la E3 en una situación embarazosa: tener que ir a una guerra que promete ser de impacto mundial, y 4) no perder el enorme mercado iraní, llenándolo de los excedentes de sus productos farmacéuticos y alimentarios -los dos grupos de artículos en los que está centrado el INSTEX-, a sabiendas que Irán los puede comprar libremente en el mercado ya que no están sujetos a las sanciones de Washington.

Este instrumento no funciona…

¿Por qué no funciona?

Porque no incluye la compraventa del petróleo, de cuya renta depende hasta el 60% del presupuesto de estado iraní. Además, Irán necesita miles de millones de euros para invertir en las infraestructuras y así paliar los efectos de las largas sanciones que sufre.

El plan de los europeos (y de China) es ofrecerle una línea de créditos, con el fin de atraparle en la red de las deudas, cuando Irán, siendo como es una de las principales reservas mundiales de gas y petróleo, no necesita endeudarse, convirtiendo de ese modo a sus ciudadanos en esclavos de otros estados y los bancos ajenos.

Pretende ser también un canal paralelo al sistema financiero de EEUU, amenazando la soberanía del dólar: este es el Talón de Aquiles del INSTEX. Trump hará todo lo posible en impedírselos.

Además, los gobiernos europeos tienen poca influencia sobre las decisiones de las grandes compañías privadas de sus propios países como Siemens o Total, y no pueden “obligarles” a trabajar con Irán y arriesgar sus negocios con EEUU.

Los fuertes lazos financieros, económicos y militares de la E3 con EEUU le impiden saltar las sanciones unilaterales y extraterritoriales impuestas por Trump. Alrededor de 700 personas, unos 50 bancos y sus filiales extranjeras, aviones, y un centenar de empresas privadas más importantes del país, vinculadas con el cuerpo militar los Guardianes Islámicos, son objeto de las sanciones.

Ahora, con el acuerdo nuclear (cuyos principalmente beneficiarios eran Israel y RAS) en la UCI, ni Teherán muestra interés en salvarlo. Las sanciones han aumentado los efectos nocivos de la economía neoliberal “islámica” (los recortes y las privatizaciones de las grandes compañías mezcladas con la economía primitiva de mercado centrada en el comercio, que no en la producción industrial), han ampliado el déficit fiscal de Irán, a causa de la caída de la actividad económica y de una menor cuantía ingresos tributarios, provocando inflación, un masivo desempleo y, por ende, un profundo malestar social.

Por lo que ha explicado hasta ahora, parece que la situación no pinta nada bien para lo que llama TI. ¿Puede desencadenarse una profunda crisis? ¿En qué dirección?

La situación de Irán está condicionada por tres factores: la situación interna, la regional y la internacional.

La TI se ha suicidado (y con este tiempo verbal). 1) Además de traicionar a sus promesas en 1980, el totalitarismo religioso mostró su incapacidad de reformarse, condicionada fuertemente por su ideología. El núcleo duro de la teocracia arrinconó a los liberalistas islamistas del primer ministro Mehdi Bazargan que abogaba por una República Democrática Islámica, a los reformistas del presidente Mohammad Jatami y al moderado presidente Hasan Rohani, todos ellos fuertemente anticomunistas, y por ende, anti clase trabajadora y anti progreso. La TI ha devorado a sus propios hijos y está sin descendiente. Con la muerte de Alí Jamenei pueden ocurrir dos cosas: una guerra civil desencadenada por los Guardianes islámicos y sus grupos “camisa pardos” para aplastar el movimiento de los trabajadores que ya ha perdido el miedo, o antes de que sucediera esta situación, parecerse al régimen del Sha: una despiadada dictadura capitalista menos religiosa, sin el velo, autorizando el baile y las fiestas, y menos arabizada, proclamando al Irán preislámico que tanto odian las actuales mandatarios, y que tanto ha molestado a una nación que presume de sus 6.000 años de civilización, cuando el islam ni existía.

En cuanto a la situación regional

Israel, a través de EEUU, quiere acabar con todas las potencias de la región. Ha conseguido convertir en escombros a Iraq, Siria y Libia, y ahora va a por Irán, Turquía y Arabia Saudí, con diferentes planes y diferentes plazos. Es una potencia militar y para ser una superpotencia regional necesita de tres elementos: petróleo, agua y territorio. Y los tres están en otros países de la zona. Se lleva el agua de Siria en Golán, el petróleo del Kurdistán iraquí (además del Mar mediterráneo) y el territorio de los palestinos. Más allá quién y cómo se gobierne Irán, un país tan poderoso con tantos recursos y tan grande, es una barrera a sus ambiciones -lo era también en la época del Sha. Lo mismo que Turquía por eso es el único país del mundo que defiende la independencia de los kurdos de Siria.

La Internacional

La ubicación estratégica de Irán en el Golfo Pérsico, Mar Caspio, Oriente Próximo y Asia Central, además de sus inmensos recursos, ha sido desde la Primera Guerra Mundial el campo de batalla de las superpotencias quienes nunca han podido dominarlo. Las tres revoluciones de Irán en solo un siglo (la Constitucional de 1905, la Nacionalización del petróleo de 1952 y la del 1978) exigían, además de la Libertad y Justicia Social, la independencia de los gobernantes de las potencias extranjeras. Este sentimiento es tan poderoso entre el pueblo que hasta el Sha tuvo que rechazar la exigencia de EEUU de instalar bases militares en las fronteras compartidas de Irán y la ex Unión Soviética. Por lo que, cualquier agresión militar de EEUU y sus aliados será ampliamente contestada por los iraníes que saben diferenciar entre la defensa de su patria a la del régimen islámico.

Hemos hablado antes pero permítame una nueva pregunta. ¿Las movilizaciones ciudadanas iraníes no están algo o muy marcadas por la ideología neoliberal? ¿No puede ser que, detrás de ellas, se oculte la mano oscura de los intereses usamericanos?

¿Neoliberal? Para hacer tal afirmación una de dos: o usted sabe persa y sigue con dedicación la prensa iraní para descifrar los entresijos de los conflictos sociales, la situación de los jornaleros, la clase obrera, las mujeres (el derecho sobre su cuerpo -la edad nupcial (que la bajaron de 18 a 8 años ), el matrimonio, los malos tratos, la pena de muerte, el divorcio, etc.), las minorías religiosas y étnicas, las luchas en el poder, la política exterior de las diferentes facciones de la TI, etc. y ha elaborado un análisis con datos contrastados, o cree que los españoles, por ejemplo, se merecen tener más derechos que los iraníes: si lo dice uno de Vox no hay discusión pero si se deduce de sus argumentos se verá el supremacismo.

Tocado y hundido. Disculpas.

Veamos: ¿es neoliberal pedir la libertad de los partidos políticos y sindicatos, sobre todo los de izquierda? ¿O pedir que todos los ciudadanos sean declaradas iguales ante la ley? Las mujeres (o sea, la mitad de la población), los no musulmanes, los no chiitas, los ateos y agnósticos, los no leales al jefe del estado, no tienen los mismos derechos ante la ley que los varones chiitas fieles al régimen.

O que se eliminen los tribunales de inquisición islámicos que jamás existieron en Irán y desde 1978 mandan ejecutar (en la horca para ahorrar balas o mediante la lapidación), o a la cadena perpetua y a cientos de latigazos, en un juicio sin abogado, a quien es acusado de ateísmo (o sea, a los marxistas), blasfemia, adulterio (tras prohibir cualquier contacto físico entre los hombres y las mujeres fuera del matrimonio en un Irán donde a partir de los años sesenta habían parejas sin casarse), prostitución (que no para de aumentar entre millones de mujeres sin recursos), homosexualidad (que son lanzados desde el alto de un edificio -como manda la Sharia -y lo han practicado también los Talibán y el Estado Islámico en Siria), o los ahorcan en las plazas públicas de grúas, o aplican la Ley semítica de Talión, desconocida en la historia de la legislación iraní, cortando las manos, las piernas, sacando ojos, a los ladrones de gallinas.

O que haya una sanidad y enseñanza gratuitas y universales; y haya viviendas accesibles, hospitales, escuelas para una población que se ha duplicado desde la instalación de TI, gracias a que prohibieron los anticonceptivos para una población que se ha convertido de 36 millones en 1978 a 81 millones en 2019.

O que las mujeres tengan derecho a salir de su casa, a estudiar, a trabajar, viajar y casarse sin necesitar la autorización de un varón “tutor”, consideradas ellas por el islam y la Constitución “medio humanos”, siendo el hombre el humano de pleno derecho. Los malos tratos no están prohibidos y los crímenes de honor permitidos. No tienen ningún derecho. Ni le dejan elegir su propia vestimenta, ni enamorarse de quien deseen, ni pueden hospedarse en un hotel sin un “tutor varón”. No tienen derecho a crear organizaciones feministas. La Organización Democrática de la Mujer iraní fue prohibida en 1983 y miles de sus activistas fueron detenidas, torturadas, ejecutadas, exiliadas o ocultadas en la clandestinidad. Yo soy una de ellas. Han sustituido el 8 de marzo, que se celebraba en Irán desde 1950, por el día del nacimiento de Fátima, la hija de Mahoma, deteniendo a quienes lo celebren en los hogares. Ni les dejan entrar en determinados espacios como los negros de Sudáfrica ¿Pedir el fin del apartheid sexual es “neoliberal?

No,, no lo es, por supuesto que no.

Conseguimos antes que muchos estados europeos tener mujeres ministras, ya en 1968. Desde 1978, ni una.

O que haya un estado federal –exigencia de la izquierda iraní desde 1905-, para una nación en la que el 65% de su población pertenece a las minorías étnicas.

La mayoría de las personas que son ejecutadas por el régimen son kurdos, un pueblo de origen iraní que no es independentista, al contrario de los kurdos atrapados entre los árabes y los turcos.

O que los árabes iraníes que habitan en una de las regiones más ricas del mundo en petróleo, dejen de vivir en una escandalosa pobreza, además de un racismo institucional inadmisible, que ha provocado numerosas protestas populares en esta sensible región de Juzestán en las orillas del Golfo Pérsico.

O que se deje de perseguir y ejecutar a los no fieles, a las minorías religiosas como los bahaíes, los neocristianos, los budistas, o quienes se alejan del islam.

O que no castiguen con latigazos y otras torturas el beber una copa de vino (siendo Irán no solo el primer territorio del mundo donde se elaboró vino hace 8.500 años sino que fue exportador de vino y vodka hasta 1978), o por bailar las mujeres, cantar, airear su pelo, soltar una carcajada en la calle, o leer un libro prohibido.

¿Cómo explica usted el apoyo al régimen islámico de un importante sector de la izquierda?

Que una fuerza se llame de izquierda y respalde a un régimen que asesina a sus ciudadanos de izquierda y persiga a los partidos y sindicatos (ya clandestinos) de izquierda tiene tela. ¡Réquiem por el internacionalismo! Creo que el origen de su error está en una serie de elementos que también confundieron a los comunistas iraníes, quienes apoyaron Jomeini entre 1980-1982, y que en el momento que se dieron en cuenta del grave error cometido, fueron aplastados por una teocracia que ya no necesitaba ocultar su naturaleza totalitaria. En resumen:

1. Esta izquierda lleva 38 años de retraso y no ve el dinamismo de los fenómenos.

2. Parte de un maniqueísmo dogmático y anticientífico que divide el mundo entre los “pro y los contra” estadounidenses. Si Washington apoya a algo o alguien, optan por lo más simple y cómodo: se colocan en frente y se declaran anti imperialistas y críticos con a los agentes de la CIA y el Mossad, sin molestarse a analizar los acontecimientos en toda su complejidad. Incluso con esta infantil postura no sabrán explicar por qué EEUU nunca ha atentado contra la vida de los ayatolas gobernantes, por ejemplo, mientras lo ha intentado decenas de veces contra la vida de los verdaderos lideres revolucionarios del mundo.

3. Otro sector considera que la TI es un contrapeso a Israel en la zona y no hay que debilitarla. Pero, ¿no fue Israel que hizo de intermediario de compra de armas de forma secreta entre Reagan y Jomeini para que rechazara la propuesta de paz de Saddam Husein en la guerra entre ambos países y continuara una carnicería que beneficio solo a Israel que así veía como dos potencias regionales se destruían sin disparar una sola bala? Irán le pagó 47 millones de dólares y Reagan los invirtió en los Contra nicaragüenses y en derrocar a los sandinistas. A esto se le llamó el “escándalo Iran-Contra”.

Lo recuerdo bien. ¡Fue un auténtico escándalo en los años 80!

Tampoco saben que la introducción del partido Yihad Islámica en el Líbano por la TI fue para debilitar a la OLP y dividir el movimiento nacional palestino en facciones religiosas, convirtiéndolo en el campo de batalla entre los chiitas y los sunnitas. Tampoco saben que Jomeini mantenía relaciones secretas con EE.UU: llegó a un acuerdo con los republicanos de EEUU para no liberar a los rehenes de EE.UU. en su embajada de Teherán en 1980, y así evitar la reelección de Carter en beneficio de Reagan. Las dictaduras islámicas siempre se han llevado mejor con los republicanos que con los demócratas. No les gusta la bandera de “derechos humanos” que llevaba Carter.

Miremos la situación actual de los palestinos comparándola con la que de hace 40 años.

Tampoco sabe esa izquierda que la TI apoyó la invasión de Bush de Irak en 2003, para derrocar a Sadam, como a los talibán de Afganistán en 2001.

Creen que en la TI la lucha de clases ha solucionado en favor del proletario por la venia de Alá, o al menos que debe paralizarse por el bien de la lucha anti imperialista. Si es así, ¿por qué no hacen lo mismo ellos en España, suspendiendo las prioridades diarias de la población en favor de exigir el desmantelamiento de las bases de EEUU en su propio suelo? Es más, han suprimido la salida de la OTAN de sus programa a corto plazo, y “por el bien de los puestos de trabajo” en las fábricas de armas están participando la guerra imperialista contra Yemen.

Son antiimperialistas de sofá.

Un régimen así no es un régimen progresista o antiimperialista.

Es imposible que un régimen sea progresista o anti imperialista si persigue a las fuerzas de izquierda. ¿Cómo pueden pensar que unos ayatolás (hermanos ideológicos de Monseñor Cañizares y Rouco Varela) representen los intereses de los trabajadores? ¿Dónde están las enseñanzas de izquierda sobre la independencia de la clase obrera y sus representantes del poder, al menos que piensen que la TI es una república socialista sin los socialistas y el Corán es El Capital de Marx.

Su oposición a la injerencia extranjera pretende, principalmente, impedir la influencia de la modernidad que daña el poder del clero. Pretende conservar las estructuras tradicionales. Irán es su “feudo”, en el sentido amplio de la palabra, y un laboratorio donde poner en práctica lo aprendido en las escuelas teológicas y de la comunidad tribal que dirigió Mahoma, en Arabia, en el siglo VI, en un Irán no árabe, capitalista y con lazos con el mundo en progreso.

El aspecto de los iraníes que se manifiestan contra el régimen –que no van en chanclas- y utilizan los medios tecnológicos para organizar una protesta choca con la idea concebida de los “países musulmanes” difundidas por los medios occidentales. Curiosamente, cuando este perfil de gente se manifiesta en la Plaza de Taksim de Turquía en 2013 contra Erdogan, no se les acusa de haber sido marionetas de EEUU a pesar de que Erdogan también se ha vuelto “anti imperialista y anti israelí”, e incluso Obama organizó un golpe de estado para deshacerse de él en 2016. Pero esta izquierda no le traga. ¿En qué quedamos?

Irán es un país moderno desde 1900. Las fuerzas progresistas iraníes lucharon contra el clérigo oscurantista y los reyes en la revolución del 1905 e Irán fue el primer país de la región tener un parlamento y una constitución; el único país del mundo, salvo la URSS, que en 1923 tuvo un ministro comunista en el gobierno, a pesar de las presiones de los islamistas.

Su lucha contra todo tipo de capitalismo laico o religioso es histórica. ¿Saben que el Sha mandó al Jomeini al exilio (ni le encarceló, ni le condenó a muerte) en 1964 por oponerse al derecho al voto femenino y a las desamortizaciones que implantaba el Sha bajo la fuerte presión del movimiento comunista?

Lo sabía pero no lo recordaba. Gracias.

A veces pienso que justamente el imperialismo ha conseguido llevarse a parte de la izquierda a su bando y dividir el movimiento por el progreso en Oriente Próximo, utilizando estos mecanismos sofisticados de manipulación.

La debilidad y la pasividad de las fuerzas de la izquierda le han llevado a buscar otra fuerza, la islamista, para que luche por ella contra el imperialismo. Espejismo total.

Los talibanes, además de aliados tradicionales de los colonialistas británicos y franceses y ahora de los estadounidenses, son más reaccionarios que la derecha laica de sus países: muchos clérigos islamistas colaboraron con los nazis por ser estos anti “ateos/comunista”s. Hitler, un admirador del islam, tenía un escuadrón de los musulmanes en las SS. Y siguieron colaborando con EEUU y Gran Bretaña contra la URSS y los marxistas en todo el mundo.

El amor por el islamismo llevó a algunos izquierdistas a apoyar a los Talibanes, como Thierry Meyssan, el de la red Voltaire, que llegó a mentir negando la existencia de la ley de lapidación en el código penal de la TI. Otros declaran la TI el paraíso de las minorías religiosas, donde “viven 25.000 judíos”, la mayor comunidad judía de Oriente Medio después de Israel. No saben que en 1978 había cerca de 100.000 hebreos en Irán y que unos 75.000 han abandonado el país por la discriminación religiosa.

Denuncian los abusos sexuales de la iglesia católica contra los menores, pero no la legalización del matrimonio con niñas de 8 años por la TI., ¿No es esto pedofilia colectiva?

Tiene toda la pinta desde luego.

Que la TI tuviera el apoyo de un sector de la población (que ha ido menguando con los años) no le convierte en progresista: ¿No han tenido apoyo el nacionalsocialismo alemán o el nacionalcatolicismo de Franco? Justamente, una de las diferencias entre las dictaduras y los fascismos radica en que las primeras se apoyan en las élites, y los segundos crean una base social, incluso en un importante sector de los trabajadores, alejados de sus verdaderos representantes en la izquierda.

Este sector de la izquierda comete ¡hoy el mismo error que cometimos los comunistas iraníes entre 1979 y 1982 Luego nos corregimos y fuimos exterminados.

¿Nos recuerda ese apoyo?

El Partido Tudeh de Irán (PTI), apoyó a Jomeini, tras importantes discrepancias en el Comité Central (en el exilio desde 1953) que terminaron con el cese del Secretario General Iraj Eskandari (1907-1985), contrario a la defensa de los islamistas. Fue sustituido por Nureddin Kianuri (1915-1999), nieto de ayatolá, que creía en la posibilidad de transitar desde un régimen nacionalista-democrático, que a nuestro pesar caía en manos de los clérigos, hacia el socialismo. ¡Error! El paso al socialismo, desde cualquier sistema, solo es posible bajo la dirección de los comunistas. Miremos si no Iraq, Siria, Libia, Argelia, etc.

Desconocíamos el Islam y el Islam político. Era la primera vez que la casta clerical chií tomaba el poder. Que el Corán estuviera escrito en árabe imposibilitaba el acceso directo a su contenido a los estudiosos persas. Tampoco conocíamos la Sharia que luego fue introducida en el código penal y civil. Irán nunca fue gobernado por clérigos, siempre tuvo reyes.

La caída del Sha y la ausencia de una alternativa democrática a su régimen por la durísima represión ejercida por aquel déspota durante décadas no dejaba otra alternativa. Pensábamos que un régimen peor que el del Sha era imposible. ¡Error! Pasamos de una dictadura semilaica a un totalitarismo medieval religioso.

Las promesas de Ayatolá Jomeini, desde Paris, de respetar las libertades políticas, incluyendo la del partido comunista (entrevista con Eric Rouleau de Le Monde) y también los derechos conquistados por las mujeres en la era del Sha (entrevista con Oriana Fallaci para Corriere della Sera), y de que no las envolvería en el chador ni les aplicaría las leyes de hacía 14 siglos. Una vez en el poder, nos dimos cuenta de que había recurrido a taghiyya (disimulo, mentira), legitimado por el chiísmo.

Sí, sí, supieron engañarnos a todos.

Los islamistas recogieron las consignas de la izquierda (libertad, independencia y justicia social), a las que añadían un adjetivo “islámico”. Sobre la marcha entendimos que la justicia islámica no era otra que la ley de castigos islámicos, donde la justicia es sinónimo de castigo físico, acompañada por el pago de limosnas y otras fórmulas religiosas para mantener la pobreza. O que la libertad era para el “Partido de Dios”, Hizbulá (de donde adopta su nombre el partido libanés), por ser el único partido mencionado en el Corán. La terminología socialista que usaban, como “el Islam pertenece a los oprimidos, no a los opresores”, ocultaba que los “oprimidos” en el libro sagrado son los perseguidos por su fe y no los trabajadores. ¡Importante matiz teórico!

Lo es sin duda, muy importante.

La misma Constitución islámica divide a los ciudadanos en fieles y no fieles, musulmanes y no musulmanes, mujeres y hombres, todos desiguales ante la ley. La presidencia y los altos cargos, por ejemplo, están reservados sólo para varones, chiíes y fieles al jefe del Estado.

Los islamistas, de todas formas, iban a tomar el poder y no precisamente por el apoyo interior, ya que aparecieron meses después del inicio de las revueltas que estaban organizadas por la izquierda musulmana y marxista lo mismo que hicieron los Hermanos Musulmanes durante las revueltas egipcias!). En el otoño del 78 empezaron a aparecer furgonetas que repartían chadores entre las manifestantes y nos obligaban a separarnos de los varones. Las consignas se volvieron religiosas.

Fue en 2005, y tras la publicación de los documentos de la cumbre del G4 celebrada en la isla Guadalupe en enero del 1978, cuando conocimos las negociaciones entre los representantes de Jomeini y Jimmy Carter y Giscard d’Estaing, quienes le ofrecieron su apoyo a cambio de impedir la influencia de los comunistas y de la Unión Soviética en el nuevo régimen. También menciona este acuerdo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Pierre Salinger, en su libro America Held Hostage by Iran.

En el mismo año, en 1978, EEUU hizo 4 movimientos simultáneos: armó a los yihadistas afganos para derrocar al gobierno socialista de Nayibula, envió a Jomeini a Irán para abortar la revolución, patrocinó al católico Lech Walesa en Polonia (los tres países con frontera común con la URSS) y colocó a Karol Wojtyła en la cima del Vaticano (polaco, anti teología de liberación), usando la religión para luchar contra la URSS y la izquierda.

Menospreciamos el fortísimo carácter antisocialista de los clérigos, sacrificando la lucha por la clase trabajadora ante la supuesta adversidad de los ayatolás hacia EEUU, pues ellos reivindican su independencia con respecto a otras potencias, para no tener que responder de sus actos ante ninguna institución mundial. De hecho la TI no reconoce ningún tratado internacional sobre los derechos de la mujer, la infancia y los trabajadores.

Jomeini aceptó el ofrecimiento de los torturadores del SAVAK, la policía política del Sha, para seguir con sus operaciones anti comunistas a cambio de ser perdonados.

El Tudeh creía que Jomeini era una persona honesta y se podría influir sobre sus decisiones a favor del pueblo. Una ingenuidad absoluta con respecto a un sacerdote mayor, fanático y fundamentalista que pretendía instaurar en el Irán de finales del siglo XX el califato de Mahoma, un árabe del siglo XII. Jomeini instauró la figura Velayet-e faghih (gobierno del docto islámico, una Califa con los poderes de un monarca absolutista), inexistente en el chiismo, y a su beneficio: fue un signo de la contrarrevolución, y, a pesar de criticarla, nosotros no advertimos el peligro que suponía para la vida política del país.

Además, se nos escapó los cambios que sufrió el propio Jomeini después de la toma del poder, y confundimos el respeto a las creencias de las masas con la aceptación del programa retrógrado político-religioso-social de los sacerdotes. ¡Esto es justamente otro de los errores que comete la izquierda europea y latinoamericana: apoya a los imanes de las mezquitas, hombres oscurantistas y reaccionarios, y la construcción de más mezquitas -quizás como una reacción ante los abusos de la iglesia católica-, pensando que así están defendiendo los derechos de los emigrantes, pero no tienen en cuenta que 1) el principal rasgo identitario de estos migrantes es ser trabajador, que no su fe, 2) que subrayar las diferencias entre la clase trabajadora sólo beneficia a los empresarios, y 3) que la única manera de que se respete la espiritualidad individual de las personas es reducir el peso de los estamentos religiosos y defender el laicismo en la sociedad y en el poder.

En 1982, Jomeini, al aprobar “La ley de los que entran en guerra con Dios», creó el fundamento de un estado policial sin precedente en la historia moderna de Irán. Cualquier crítica se consideraba “guerra contra Dios”. Permitimos que prohibieran los sindicatos independientes, el derecho a la huelga, a la manifestación, etc. Impedíamos huelgas de obreros -que habían esperado muchos decenios para que los atendieran-, porque “debilitaban la revolución”, “hacían el juego al enemigo” (como si importase quién te oprime). Les despojamos a los trabajadores sin su única arma. Miles fueron detenidos y luego ejecutados.

Pensábamos que el ayatolá Jomeini, honesto, evitaría la corrupción, nacida del aumento espectacular de precio del petróleo. ¿Cómo es posible, si no había ningún órgano del control popular sobre la gestión de quienes sólo admitían el control de Dios, lo mismo que afirman los sacerdotes cristianos?

Pero a veces los islamistas se presentan como anticapitalistas.

Los islamistas pueden ser anticapitalistas, que no anti-economía de mercado, en la medida en que este sistema perjudica a las estructuras precapitalistas de sus sociedades y daña su influencia y poder.

A pesar de ver ya por dónde iban sus políticas, no podíamos discutirlas en un congreso. Seguíamos en un estado semiclandestino. La velocidad de la marcha de los acontecimientos (la toma de la embajada de EE.UU., la invasión de Irak, la declaración de la lucha armada por parte de distintos grupos) hacían imposible una reflexión reposada sobre lo que estaba ocurriendo.

Las amenazas de una agresión militar de EEUU paralela a la de Irak (1980-88) otorgaba la prioridad de la defensa a la patria sobre la lucha por la democracia. Tampoco sabíamos entonces las razones de la negativa de la TI a la petición de paz de Saddam en 1981. “La guerra es la gracia de Dios” dijo Jomeini, y la alargó siete años más con cientos de miles de muertos y millones de mutilados. Bajo la cortina de humo de la guerra patriótica, la ultraderecha religiosa tomó el poder, aplastó a todas las fuerzas políticas, sindicales, feministas, estudiantiles, detuvo a decenas de miles de activistas de todos los colores, los torturó y los ejecutó. En 1988 ya habían fusilado a unos 15.000 activistas. Fue cuando el ayatolá Montazeri, el sucesor de Jomeini, renunció y empezó a luchar contra él (ver mi artículo “Teología islámica de liberación” http://www.nazanin.es/?p=30)

Aceptamos el sacrificio de las libertades a cambio de mejorar la situación de los pobres. ¡Esta visión atropella el abecé del marxismo y su lucha de clases! Los trabajadores necesitan los partidos comunistas y los sindicatos para defender sus derechos. Nadie más lo va a hacer por ellos.

La política económica de la TI era desconcertante: construyó carreteras, viviendas, hospitales en las zonas rurales, mientras destruía a la clase media del país. Repartía la pobreza y no la riqueza, a la vez que se lucraban con la inflación y la especulación propias de las guerras y el aumento del precio del petróleo y convertía a los receptores de estas ayudas en su brazo militar-religioso.

Las luchas internas de la propia RI, así como atentados oscuros que eliminaron a los pensadores y políticos progresistas chiíes como los ayatolás Beheshti y Taleghani, contrarios a la figura Velayet-e faghih aumentó el balance del poder a favor de los derechistas. Hasta los propios ayatolás, entre ellos el ayatolá Kazemini Boroujerdi, que lleva en prisión desde 2006, criticaron el abuso del Islam por parte del régimen y pedían la separación entre la religión y el Estado.

La TI no pudo crear la sociedad justa y libre con el Corán en mano, y decidió realizar una profunda restauración religiosa prohibiendo la música, el baile, el arte, las fiestas milenarias persas, los colores vivos, hasta crearon leyes que multan reír en la calle o besarse en el propio domicilio.

Tuvo un papel primordial el ejercicio de una violencia despiadada, aunque astutamente dividido en etapas, mediante los tribunales inquisidores. Carecíamos de cultura de defensa de los derechos humanos. Insensibles a la tortura, los castigos físicos a los niños, mujeres, a los débiles, etc. (Lo mismo que este sector de la izquierda mundial). Irán es el primer país que ejecuta a menores. La ley islámica considera adultas a las niñas a los 9 años y a los chicos a los 15.

Los nuevos hombres que tomaron el poder eran antiguos excluidos sociales. Gentes arrancadas de su clase que paseaban por el limbo se apuntaron al partido del poder. Confundimos al lumpenproletariado con los trabajadores, por su aspecto. Sin duda es recomendable la lectura de “El 18 brumario de Luis Bonaparte” de Marx para saber quiénes componen este grupo social y cómo actúan.

Entre 1980 y 1983 cerraron las universidades para hacer una “Revolución cultural” (de nuevo, ideas de izquierda pero tergiversadas), expulsaron a miles de estudiantes, otros tanto detenidos y ejecutados. En su lugar entraron los basiyies (grupo semejante a los Camisa Pardos) y los guardianes islámicos, los familiares de los mártires de la guerra (como Ahmadineyad) sin pasar por la selectividad.

No captamos los peligros del aumento del poder político y social de los Guardianes Islámicos y sus decenas de brazos paramilitares en tareas de escuchas y vigilancia de los ciudadanos, utilizando masivamente a los mutilados de la guerra. Quizás los confundimos con el papel progresista que jugaron los militares en el nacionalismo árabe.

Aceptamos, sin la lucha que se merecería, la conversión de la mujer en un subgénero en las leyes que aprobaron, despojándolas de todos los derechos conseguidos durante décadas.

Nuestra política era “apoyar y criticar” a la TI. Sin embargo ella utilizaba nuestro “apoyo” para cubrirse de legitimidad en la escena interna pero sobre todo en la internacional, y ni caso a las críticas.

En 1982 ya sabíamos que todo estaba perdido. Aquello ya era un régimen totalitario de corte fascista. Los cuadros se preparaban para regresar a la clandestinidad. Pero ya era tarde.

Con la TI, los iraníes no solo no consiguieron libertades políticas ni una redistribución justa de los recursos del país, sino que además perdieron hasta las libertades personales –como elegir la indumentaria, e incluso sus colores.

A pesar que aun suena en los oídos el discurso de los islamistas cuando tomaron el poder, en el que prometían agua y luz gratuitas para toda la población, mientras manejan el gobierno más rico de la historia de Irán en cuya caja ha entrado en los dos últimos años unos 120.000 millones de dólares gracias al oro negro. El aumento del déficit público ha arrojado al 45% de la población por debajo del umbral de la pobreza, según el ministerio de Bienestar Social.

En febrero del 1983, los domicilios de miles de militantes y simpatizantes del PTI, así como 54 miembros de la dirección del partido fueron asaltados. Las inimaginables torturas a las que fueron sometidos los dirigentes (muchos mayores de 70 años) y cuadros del partido es otro capítulo de la oscura relación de la TI con los servicios de inteligencia occidentales.

La escalada de la tensión entre EEUU e Irán durante estas últimas semanas no parece anunciar nada bueno. ¿Cómo valora esta escalada?

Israel y los NeoCon estadounidense siguen intentado empujar a Trump a un ataque militar contra Irán antes de las elecciones del noviembre. El régimen islámico también necesita esta tensión -siempre y cuando pueda controlarla- como cortina de humo de la catastrófica gestión del COVID19. Rohani ha cedido a la presión de los clérigos más “mercantilistas” que exigen la apertura de las santuarios y mezquitas que puede matar a otros miles de iraníes.

¿Quiere añadir algo más?

Creo que ya he contado lo fundamental.

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