Política

Para una crítica del poder burocrático – Carlos Pérez Soto

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«Escribí este libro para proponer una manera de entender el marxismo que permitiera ir más allá de las largas discusiones en torno al colapso de los regímenes que fueron llamados, con algo de mala voluntad, “socialismos reales”. Este colapso era ya bastante obvio en 1998, cuando lo empecé, debido al derrumbe
del socialismo de tipo soviético. Hoy, a principios del 2008, es mucho más que obvio, si se puede, con el giro que se ha consolidado en el “socialismo” chino. Las empresas mixtas en Cuba, el trabajo post fordista en Corea del Norte y Vietnam, la difícil deriva entre radicalidad amputada y populismo en Venezuela, Bolivia o Brasil, muestran largamente que lo que hace treinta años era, en la izquierda, una
herejía, lo que hace veinte años era un horizonte ominoso, lo que hace diez años era el verdadero carnaval de “autocrítica” rayana en la voltereta y el masoquismo, es hoy simplemente un hecho histórico, un fantasma del pasado: el socialismo del siglo XX simplemente no existe más.

Lo que me importaba, en ese contexto, era pensar la verosimilitud y la viabilidad del marxismo, y del horizonte comunista que contiene, con independencia de esas realidades históricas, meramente empíricas. Pensar el argumento marxista volcándolo completamente a la nueva situación, a los futuros posibles que abría. Me pareció que lo que se llamaba autocrítica, que lo que se discutía sobre las “lecciones del pasado”, se hacía cada vez más estéril, se convertía progresivamente más bien en un obstáculo para la reformulación de políticas radicales que en un auténtico aprendizaje. La evidencia de la amplia sangría de la izquierda histórica hacia el compromiso reformista, el integrismo fragmentario o la evasión populista, que se traduce hasta ahora en un enjambre de discusiones intestinas y ejercicios de nostalgia, me parecía una contundente muestra de ese carácter autodestructivo.

Lo que me propuse, y mantengo en esta segunda edición, es exponer el marxismo de manera argumentativa, sin demasiados emplazamientos meramente morales, con una cierta coherencia lógica que contemple de manera clara premisas, desarrollos, consecuencias que se sigan verosímilmente unas de otras. Pensar un fundamento, proponer categorías, mostrar consecuencias posibles, manteniendo el argumento marxista histórico, sobre todo su clara voluntad revolucionaria, su vocación por perseguir el fin de la lucha de clases, pero volcándolo completamente sobre la realidad actual, la del post fordismo, la de la dominación altamente tecnológica, la realidad de una sociedad altamente comunicacional, con barreras enormes entre integración y marginación, con contradicciones de hecho entre los más pobres de la sociedad y los propios trabajadores que, en la medida en que lo son, ya no son los más pobres de todos.» (del Prólogo del autor a la segunda edición)

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