La Commune de París y la Revolución española – Federica Montseny
«Pensemos ahora por un momento. El bloqueo de España es un hecho. Llamarlo “control” es una ironía sangrienta. La realidad es esto: un bloqueo. ¿Sabéis lo que eso representa? El bloqueo de todas las divisas, impidiendo la entrada en España de materias primas, de medicamentos, de alimentos, de todo lo que España necesita. Y se hace contra España, contra un país que está enzarzado en una guerra civil, que no es combatiente contra nadie, los mismos objetivos que perseguía la santa alianza contra Francia. Lo que perseguían Napoleón y Bismarck contra la Commune de París.
Para el extranjero no hay más que una verdad única y simple: una revolución socialista que sigue su curso y que va a realizar ideas demasiado avanzadas, que pueden ser el ejemplo que sigan los proletarios de los demás pueblos.
Pero España, en poder del fascismo, seria el preludio de una Francia también fascista, sería el fascismo universal, el Estado totalitario dueño absoluto de los destinos del mundo. Y las ideas de democracias y todo lo que representaron la revolución francesa, la Commune de París, la revolución rusa, destruido por mucho tiempo. De nuevo, el esfuerzo trabajoso; de nuevo las minorías que luchan y que mueren, las masas sojuzgadas, y las conquistas elementales de los trabajadores anuladas, destruidas.
¿Comprendéis esto, camaradas? No luchamos sólo por nosotros. No es nuestra vida, nuestro derecho solamente lo que está en litigio; está en litigio el propio porvenir del mundo. Nosotros vencidos, triunfante el fascismo, es la represión universal, es la reacción triunfante, es el fin de la democracia y del socialismo, es la propia Rusia en peligro, es todo, absolutamente todo perdido. Todo eso representamos nosotros.
Conmueve a veces ver y escuchar verdades, saber que en Alemania, secretamente, en un secreto terrible, que en las fábricas, en los talleres, en los campos, oscuramente, se reúnen céntimos para mandar a la Revolución española. Cuando una suscripción secreta se descubre, al que le encuentran apuntado en la lista, aunque sólo sea con una inicial que pueda identificarle, es inmediatamente fusilado.
¡Luchemos hasta morir! ¡Luchemos hasta caer rendidos, pensando que no luchamos por nosotros, por España solamente: que luchamos por el mundo entero, por el mañana de nuestros hijos, por la libertad de los pueblos y por nuestra dignidad.» (Federica Montseny, 1937)