Conversaciones filosóficas (1) de Salvador López Arnal
LAS ENTREVISTAS COMO MÉTODO DE ESTUDIO CULTURAL Y FILOSÓFICO
Me han gustado siempre, desde que muy joven. Con apasionamiento en ocasiones.
Una de las entrevistas que más me impactó -la leí tres o cuatro años después de que se publicara sin comprender una buena parte de los argumentos esgrimidos- fue la que José María Mohedano hizo en 1969 a Manuel Sacristán Luzón para la revista antifranquista española (de orientación democristiana) Cuadernos por el Diálogo. Sobre Checoslovaquia, la construcción del socialismo y la aniquilación manu militari de la esperanzadora (sin garantías absolutas, como todo lo esencial de nuestras vidas) Primavera de Praga. Unas tres décadas más tarde pude leer los papeles, cartas y documentos anexos de aquella conversación, “la cocina” de la entrevista. Más motivos para deslumbrarme de nuevo. Veremos cosas peores, comentó el entrevistado1. Las hemos visto, las seguimos viendo.
Vinieron luego otras, muchas más. La mayoría de ellas las leí en El Viejo Topo, Materiales, Zona abierta, El País, Liberación, Transición, El cárabo, Teorema, Negaciones, Saida, mientras tanto y en otras revistas y periódicos de aquellos años que ahora llamamos de “transición política”. También en libros por supuesto. Recuerdo bien, con nostalgia, el interés que sentí cuando leí por vez primera la entrevista de R. Landor (The World) a Karl Marx. Inmediatamente pensé en un libro que se titulara algo así como “Las grandes entrevistas de la historia”. Aspiraba a ser el editor; la del padre de Jenny, Laura y Eleanor, por supuesto, era una de ellas.
No creo faltar a la verdad si señalo que, dejando aparte algunas lecturas de clásicos del pensamiento (no muy abundantes en mi caso), tres o cuatro de los textos filosóficos que más me han impactado, guiado y enseñado (incluidas las relecturas posteriores) han sido entrevistas. Las conversaciones con Lukács de 1966 que publicó Alianza editorial pocos años después (¿en 1971?); el ¿Comunismo sin crecimiento? de Wolfgang Harich en traducción de Gustau Muñoz que publicó Materiales, y la entrevista que Gabriel Vargas Lozano y dos compañeros más hicieron a Manuel Sacristán (1925-1985) para la revista mexicana Dialéctica, sin olvidar, justo y necesario es recordarlo, la que Jordi Guiu y Antoni Munné hicieron también al traductor de Engels, Platón y Quine para El Viejo Topo en 1979, publicada diez años después de su fallecimiento por primera vez en mientras tanto 63. Añado: la gran mayoría de las entrevistas que se fueron haciendo (yo no estoy excluido) a Francisco Fernández Buey (1953-2012), que fueron muchas.
En todos estos casos, sin ninguna excepción, el interés de la conversación, de las ideas, conceptos y argumentos expuestos, no solo no decae sino que, en mi opinión, crece y se amplía con el tiempo.
El gusto por el género me hizo probar fortuna. Y la verdad es que no he parado desde que empecé. No serán menos de 400 las entrevistas que he ido haciendo a lo largo de estas últimas dos décadas y media, incluyendo las que dieron pie a Acerca de Manuel Sacristán, un libro que coeditamos Pere de la Fuente y yo mismo (Barcelona: Destino, 1996, descatalogado actualmente); las que fueron base de los documentales “Integral Sacristán” dirigidos por el cineasta e historiador Xavier Juncosa (con la ayuda y colaboración esencial de Joan Benach), más los libros de conversaciones que he ido editando con, entre otros, Eduard Rodríguez Farré, Eugenio del Río, Manuel Cruz, Paco Báez, Miguel Candel2 y Rafa Burgos.
Los temas tratados en las conversaciones incluidas en este primer volumen son diversos: la universidad española, técnicas y tecnología, el caso Lysenko, Faustino Cordón, Paco Fernández Buey, la lógica de Hegel, la historia, Marx y Althusser, Mario Bunge, Visconti, Engels, nacionalismos y derecho de autodeterminación.
Un procedimiento, este de las entrevistas, que, en mi opinión, permite saborear los buenos argumentos filosóficos, las categorías y conceptos fructíferos, la claridad en la exposición, disolver dudas, disfrutar de las nuevas inquietudes y propuestas filosóficas, sopesar el peso de lo clásico y de los clásicos, el esencial papel de la práctica, sentir (con desasosiego) la amplitud del inabarcable escenario filosófico, la importancia del pensar y repensar permanente… y, por supuesto, la complejidad e interés cultural de todo o de casi todo. En esto último, la filosofía es como la vida, un proyecto en construcción que nosotros mismos vamos realizando en compañía y con apoyos. Intentar comprender más conlleva, en la mayoría de los casos, tomar consciencia (y conciencia) de lo mucho que nos queda por saber, con nuestro esfuerzo y la ayuda de los otros/as, y que vale la pena ampliar nuestros conocimientos y reflexionar sobre nuestras experiencias prácticas para vivir bien, para alcanzar un buen vivir, y para aportar nuestros insumisos y rebeldes granitos de arena a las sociedades y colectivos de los que formamos parte y nos han hecho en cierta medida.
Dejo constancia de mi agradecimiento -¡qué menos!- a las autoras y autores entrevistados. Ellas y ellos son realmente los protagonistas del libros. Como mi mérito es mucho menor -edición, preguntas y ordenación, apenas nada más-, no creo pecar de ningún injustificado desvarío e imprudencia si señalo que una vez leído y releído, y hablando desde un punto de vista lógico-filosófico como tal vez dijera un gran maestro, W.v.O. Quine, el conjunto resultante es interesante, refrescante, nada sectario, estimulador y filosóficamente rico y diverso. Como debe ser. Recordemos el dicho clásico: nada humano nos debe ser ajeno, el aforismo elegido por Marx en sus respuesta a su hija Laura.
En mi concepción de la filosofía, nada original desde luego, casi todas las persona tienden a filosofar (a su modo) y necesitan hacerlo. De ahí que este libro esté pensando para todos sin exclusiones. No es un libro de expertos ni para expertos. No es un libro de “profundidades filosóficas” al alcance de todos.
Señalaba Manuel Sacristán, uno de los destacados más-que-filósofos del siglo XX, en una conferencia sobre la ciudad y el urbanismo de 19593, que todo ser humano que piensa sus cosas hasta el final filosofa. Muy de acuerdo, como diría Juan de Mairena. Los hombres y mujeres de este libro filosofan en estas páginas, pensando sus cosas hasta el final. Podrán comprobarlo. Como ustedes, como todos los ciudadanos comprometidos que aman el saber, la libertad, la justicia y la fraternidad.
Salvador López Arnal
Septiembre de 2023
1. Véase S. López Arnal, La destrucción de una esperanza. Manuel Sacristán y la Primavera de Praga, Ediciones Akal, Madrid, 2019, Prólogo de Santiago Alba Rico.
2 Véase, por ejemplo, Miguel Candel y S. López Arnal, Derechos torcidos, El Viejo Topo, Barcelona, 2016.
3 M. Sacristán, Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales I, Vilassar de Dalt: Montesinos, 2022, pp. 73-88 (edición de SLA y Jose Sarrión).
[Presentación del autor]
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