Spinoza, Marx, Nietzsche : entrevistas con Nicolás González Varela – Salvador López Arnal (ed.)
«Conocí a Nicolás González Varela en las páginas de Rebelión. Me lo recomendó nuestro amigo común Santiago Alba Rico. Me lo había perdido antes pero desde entonces no he dejado de ser un atento lector, un entusiasta seguidor de sus cosas (que no son pocas). Con la máxima atención, con la atención a él debida que diría Pedro Salinas. Es imposible leerle y no sacar fruto de ello, sea cual sea su artículo, nota, presentación, prólogo, ensayo largo o libro. Nunca en este caso el tiempo es perdido.
Pocos meses después de conocer sus escritos le propuse nuestra primera conversación (en el fondo, monólogos suyos que yo interrumpo de cuando en cuando para que renueve energías y respire un poco). Fue sobre Nietzsche, un autor –debo confesarlo- que yo tenía más que atragantado desde joven. Nicolás había escrito sobre él. Es la primera de las entrevistas aquí recogidas. Se publicó en dos partes; primero en el sin permiso electrónico y posteriormente en otras páginas de la red. Vale su peso -y su larga extensión (que aquí se presenta también en dos partes)- en sabiduría, buena filosofía y puntos de vista documentados nada triviales ni desgastados.
Nicolás me comentó entonces que estaba escribiendo un libro sobre el autor de Also sprach Z. Era una excelente noticia. Me estaba anunciando su posterior Niezsche contra la democracia, editado en Montesinos, uno de los libros de filosofia que –no exagero- más me han impresionado y enseñado en estos últimos años. Filosofía en el mejor sentido del concepto y de la palabra: sin historias insustantivas, sin cuentos ni lugares comunes, sin repeticiones, sin oscuridades cubiertas de lenguajes incomprensibles, con una enorme erudición, con argumentación crítica, enlazando nudos de una telaraña no siempre analizada ni comprendida en su totalidad, sin simplificaciones pueriles, sin descalificaciones político-ideológicas fáciles e improductivas, yendo a puntos nodales de ese filosofar supuestamente intempestivo. Sin dar gato filosófico exquisito y jupiterino por liebre política escondida y muy terrenal, el libro de Nicolás sobre Nietzsche, justamente citado en mil ámbitos de prestigio, académicos o no, ubicaba en su lugar adecuado a uno los de los grandes pensadores de las tradiciones conservadoras. Un verdadero maestro del pensar. De la reacción por supuesto. Y además, por si faltara algo, con pasos especialmente interesantes para mi, alguien muy dado a la desviación y fanatismos epistemológicos. Me estoy refiriendo, por
ejemplo, a la crítica de las posiciones nietzscheanas sobre la verdad y la racionalidad occidental.
Se imponía otra entrevista sobre su ensayo. La publicamos esta vez en la revista El Viejo Topo, una de las imprescindibles. También circuló en la red, algo menos esta vez (muy injustamente por cierto). Es la segunda de las aquí recogidas.
Era prácticamente inevitable que mantuviera algunos puntos de intersección no vacíos con la primera conversación pero, mirado con objetividad, sin exageración afable, Nicolás nunca se repite exactamente, aunque hable de lo mismo y nos
explique cosas similares desde una perspectiva no distante NGV no es sólo un historiador de las ideas, o un historiador de la filosofía y de la cultura, es un filósofo de una pieza y, para ser más exacto, un marxólogo de dimensión internacional (e internacionalista) que, además, no es sólo un estudioso académico sino un ciudadano fuertemente comprometido que tiene siempre muy presente la XI tesis sobre Feuerbach, la de conocer y transformar o ayudar a hacerlo cuanto menos, y al principio o postulado que tocar realidad (para transformarla) es más que aconsejable en estos menesteres prácticos y
praxeológicos.
Las otras dos entrevistas incluidas versan sobre dos de sus últimos trabajos (debe estar inmersos en cien cosas más; algunas de ellas relacionadas con Gramsci, el gran revolucionario sardo, y con Pessoa, el gran escritor portugués poco afín a tradiciones revolucionarias populares). Las dos han sido publicados también en El Viejo Topo, uno de los proyectos editoriales que todos (también coincidimos en eso) deberíamos cuidar con el máximo mimo del que seamos capaces.
La primera, la tercera conversación aquí recogida, versa sobre el “Cuaderno Spinoza” del joven Marx. Lo confieso: yo no tenía ni la más remota idea de su existencia. Me sonaba algo pero poco, muy poco. Esta entrevista tiene su interés no
sólo por lo que Nicolás nos cuenta de Marx, que vale también su peso en saber y reflexión, sino por lo que nos explica a un tiempo del autor de la Ética demostrada al modo de los geómetras. Dos miradas en una sola tirada y con interesantes y
sustantivas reflexiones sobre la forma en que autores de la tradición, como Althusser o Negri por ejemplo, han interpretado la relación Spinoza-Marx.
La última y cuarta conversación tiene su origen en la publicación de otro texto de juventud de Marx, Sobre el suicidio, cuya existencia, lo confieso esta vez con algo de vergüenza, yo también desconocía. Como en el caso anterior, la documentación usada, la erudición, la mirada crítica, la argumentación filosófica crítica, quedan patentes a lo largo de la entrevista (y de la propia publicación por supuesto). Son atributos, nada frecuentes, de la marca NGV. Corrió en la red pero el texto, lo aseguro muy convencido de lo que digo, merece más de una relectura.
En un anexo, extraido en su totalidad de una entrevista con Juan Terranova, se recogen reflexiones complementarias de NGV. No se lo pierdan, no es para llenar un poco más.
Unos textos, los primeros de Manuel Sacristán, y el último de Francisco Fernández Buey, abren y cierran el volumen. Estoy seguro que a ambos les hubiera encantado estas reflexiones filosófico-marxistas del Gónzalez Varela. Aventuro que a este último tampoco le disgusta la presencia de reflexionesde estos dos grandes marxistas-comunistas como obertura y cierre de nuestras conversaciones.
Exactamente como la suya, en la misma senda libre, documentada, heterodoxa y comprometida, pensando siempre con su propia cabeza, también la de estos dos maestros inolvidables fue buena filosofía, excelente filosofar.» (Introducción del editor y entrevistador, Salvador López Arnal)