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Sesenta (+1) reseñas – Salvador López Arnal

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«ELOGIO DE LA MINUCIOSIDAD
Luis Martín-Cabrera
Si estuviéramos en una de esas películas serie B de Hollywood y de repente se borrarán todos los archivos de nuestros discos duros y desaparecieran también todos los libros publicados en los últimos cuatro años, menos este que aquí se presenta, los historiadores y antropólogos del futuro podrían reconstruir casi milimétricamente qué leía la izquierda anticapitalista y revolucionaria en el Estado español, pues estas Sesenta Reseñas son en primer lugar una invaluable guía de lectura para quiénes quieran adentrarse en el frondoso bosque de la producción ensayística de la izquierda española de los últimos años. Las y los que nos hemos malacostumbrado a leer las reseñas de López Arnal en El viejo topo o en otros medios digitales como rebelión.org ya no vamos a las librerías desnortados, porque sólo tenemos que preguntamos qué estará leyendo Salvador López Arnal y eso nos ayuda a formarnos  nuestro propio criterio y a separar el trigo de la paja en esta época en que la mayoría de las librerías se
han trasformado en supermercados que venden libros como podrían vender latas de fabada. Cada una de estas reseñas –incluso las más críticas—trata de rescatar de la maraña indescifrable de títulos y autores una joya escondida, un libro que nos haga pensar, que nos toque alguna fibra, que sirva de disparadero, que nos haga sentir y sobre todo actuar, pues ya sabemos que los filósofos han descrito el mundo, pero de lo que se trata realmente es de transformarlo.
En estas reseñas los lectores encontrarán reflexiones y revisiones de conocidos pensadores marxistas como Carlos Fernández Liria, Toni Domènech, Francisco Fernández Buey (a estos dos últimos está dedicado el libro), Mike Davis, Terry Eagleton, etc., pero también libros de historia sobre la Revolución Cubana, sobre Salvador Allende, sobre la transición a la democracia en España, sobre el FMLN y los Sandinistas, sobre la revolución bolivariana, novelas y también muchos libros sobre ciencia y ecología social pues, como todo el mundo sabe, Salvador López Arnal es un fiel, aunque no oficial, discípulo de Manuel Sacristán, uno de los primeros filósofos que se ocupó de la deriva ecológica hacia la que camina este planeta dominado por un capitalismo desembridado que parece no reconocer ni siquiera el límite de
su propia autodestrucción. Pero López Arnal no es un lector cualquiera, es en primer lugar un lector voraz, pantagruélico, alguien cuya curiosidad intelectual no tiene límites, alguien que lee compulsivamente, porque sabe bien lo que es no tener acceso a la educación y a la cultura, así que estas reseñas son también un trabajo de devolución y reflexión social, un intento de romper con la idea de la lectura como acto individual y aislado. Uno nunca lee sólo, parece sugerir Salvador López Arnal, no está bien eso de leerse todos estos libros y luego guardarse las lecturas en el bolsillo, leemos con otros, contra otros, para otros. Aunque leamos en silencio, el mundo no desaparece, la historia y la sociedad nunca quedan atrás como creían los formalistas rusos, por eso un comunista sólo puede hacer de la lectura un acto social, una manera de volcar el conocimiento adquirido para la sociedad con un libro libre como
este, para que cualquiera lo pueda leer, un acto de generosidad que no pide nada a cambio. Pero López Arnal no es sólo un lector voraz, es sobre todo alguien que se hace preguntas en voz alta, alguien que escucha desde el otro lado y que devuelve a autores y lectores análisis pormenorizados de los textos que elige. Por eso, las reseñas de López Arnal son todas exquisitamente metódicas, desentrañan los argumentos de los libros, detalle a detalle, matiz a matiz, línea a línea, contradicción a contradicción, destello de luz a destello de luz. Uno puede estar en desacuerdo o no con los argumentos que esgrime López Arnal, pero nadie podrá negarle su inmensa capacidad para leer minuciosamente, nadie podrá decirle que lee superficialmente o que los libros pasan por él sin que él pase detenidamente por ellos. Quedan pocos lectores con esta capacidad de detectar imposturas intelectuales, sucedáneos del
pensamiento crítico, modas pasajeras y sustitutos del pensamiento ilustrado e insurgente que defiende aquí y en otras partes de su obra López Arnal.
El libro termina con un epílogo bellísimo titulado “Sin sentimientos de victoria” que incluye una cita de la pianista lisboeta María Joao Pires en la que se pregunta por qué las manos de los pianistas tendrían que valer más que las de un agricultor. Sospecho que la mano que ha escrito estas reseñas no trata de vencer a nadie, porque, aunque vivamos en una monarquía, no es la mano de un súbdito, es la mano de un obrero ilustrado, de un ciudadano que se hace preguntas, porque aunque el mundo sea un lugar inhóspito, siempre nos queda la palabra.»
Luis Martín-Cabrera, Universidad de California, San Diego.
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