Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Periodistas favoritos (n.º 1): Odd Karsten Tveit

Vijay Prashad

Empiezo aquí una nueva serie sobre mis periodistas favoritos, personas cuya valentía admiro, pero también por su honestidad y su forma de relatar las noticias tal y como las han vivido y analizado. Espero que esta serie de ensayos continúe hasta que haya agotado la lista de aquellos cuyos libros tengo ante mí y que me inspiran para informar y escribir.

Cuando Ari Gautier, de Melahuset (Oslo, Noruega), me escribió para invitarme a visitar su centro cultural, me sentí tentado por dos razones. En primer lugar, nunca había estado en Noruega, pero desde 2018 escribía casi todos los meses para su diario de izquierda, Klassekampen. Quería conocer al equipo de ese periódico. En segundo lugar, tenía muchas ganas de ver si podía tener la oportunidad de conocer a Odd Karsten Tveit. Y, por supuesto, podría hablar sobre el periodismo internacional, como hice con mi colega de Klassekampen, Yohan Shanmugaratnam.

Oí hablar por primera vez de Odd Karsten Tveit a Robert Fisk durante nuestras sesiones de gintonic en su apartamento de Beirut o cuando nos sentábamos en el Café Younes, en Hamra, para charlar un rato antes de que yo tuviera que irme corriendo a dar clase o a reunirme con alguien. Tenía muchas ganas de preguntarle a Fisk sobre Sabra y Shatila, y cuando lo hice, después de muchos encuentros, me habló de un tipo de Noruega que era muy valiente y capaz de controlar sus pasiones para poder contar la historia con la mayor precisión posible. Este tipo, Odd Karsten Tveit, había llegado a Beirut con la cadena noruega NRK en 1979. Había sido economista, pero decidió pasarse al periodismo para estar más cerca de la realidad histórica y no limitarse a escribir sobre las cosas desde la distancia. Karsten permaneció en Beirut hasta 1983, pero luego volvió dos veces más a la región (con base en Ammán, Jordania, de 1990 a 1994 y luego de 2003 a 2007). En Pity the Nation (1990), Fisk describe a Karsten como alguien con «un apetito insaciable por ver con sus propios ojos lo que estaba sucediendo en la guerra del Líbano. Fue a los campos de batalla».

Los reporteros que «van a los campos de batalla» no lo hacen para ver el humo y los disparos. Eso no dice gran cosa. Quizás se pueda tener una idea de la moral de los combatientes o aprender sobre la fragilidad del frente de uno u otro bando. Pero nunca se puede aprender sobre la política de una guerra o sobre la brutalidad de los hombres que envían a los jóvenes a morir. Eso se aprende mejor en villas y edificios de oficinas, donde se negocian las armas y se reescriben los mapas. Karsten no fue al frente por la adrenalina. Fue para comprender la fealdad de lo que se estaba haciendo a la población civil. Esto suele ocultarse en los informes militares, sobre todo cuando los oficiales de prensa israelíes saben cómo manejar a los complacientes periodistas occidentales y cuando los campamentos palestinos no tienen recursos para una oficina de prensa. La verdad se manipula en beneficio de los poderosos. En ese caso, una visita al frente puede ofrecer una visión de la realidad que de otro modo sería imposible. El libro de Karsten, Goodbye Lebanon: Israel’s First Defeat (Limmasol, Chipre: Rimal Books, 2013, traducción de su libro noruego Libanon farvel: Israel’s første nederlag, 2010), narra con fluidez sus reportajes durante la invasión israelí del Líbano y la ocupación del país. Puedes ver un fragmento de su reportaje, donde se aprecia su estilo.

Conocer a Karsten en Oslo fue un placer. Tiene una sonrisa contagiosa y es muy humilde con respecto a sus propias fortalezas. Hablamos brevemente sobre el impacto de los reportajes realizados por Fisk y él, así como por otros, sobre Sabra y Shatila. Escribe sobre ello con su característico aplomo:

Intentamos actuar con calma y sensatez. Tenía la mente clara y grababa con mi grabadora. Pero mi cuerpo reaccionó. No paraba de vomitar. Intenté contar cuántos cadáveres veía, porque sabía que más tarde nos preguntarían si estábamos diciendo la verdad o exagerando. Más tarde, realicé un documental basado en videoclips que otros grabaron posteriormente, combinados con mi propio material como reportero de radio. En el documental de NRK Brennpunkt Sporene etter Sharon (Las huellas de Sharon) se puede ver todo.

Un reportero es una persona que intenta escribir lo que se le presenta y se asegura de que la fealdad del mundo no disminuya la humanidad del texto. Si un reportero comete el error de utilizar demasiados adjetivos y florituras, se interpone entre la historia y el lector. Pero el reportero nunca puede desaparecer. Karsten vomita. La fealdad de la masacre perpetrada por Israel le impacta profundamente. Cuando lo conocí y sentí su gran humanidad, supe que eso era lo que lo convertía en un gran reportero. Los grandes reporteros no son los que «consiguen la noticia», sino los que informan con humanidad y humildad. Puedes dar tantas noticias como quieras, pero nunca podrás presentarlas con sensatez. Para eso se necesita humanidad y humildad. Hay que vomitar cuando te enfrentas a la fealdad.

Con Karsten y Ari en la oficina de Melahuset

Fuente: Lucid Dialectics, Substack del autor, 6 de mayo de 2025, https://luciddialectics.substack.com/p/favourite-journalists-1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *