Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Cazabaret conversa con Joaquín Miras sobre su libro Praxis política y estado republicano. Crítica del republicanismo liberal

Jamás para el republicanismo la política ha sido asunto de episteme, de ciencia, sino que es considerada un saber hacer que la ciudadanía desarrolla experiencialmente, por participación en las deliberaciones, en la praxis política de la comunidad. El fundamento de la política no es la elaboración de habilidades tecnológicas de gestión, para intervenir sobre un objeto, que no es sino nosotros mismos y nuestra capacidad de hacer en comunidad, sino la creación de una verdadera voluntad o capacidad real de control en común sobre la actividad, que nos permita ser sujeto dirigente de nuestro propio hacer común.

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"República no es objeto, institución, sino gente, y gente que obra en comunidad"

Alexandre Carrodeguas

Pocos días antes de las elecciones del 26J, entrevistamos a Joaquín Miras, una referencia del marxismo en España. Su mirada sobre la política se basa en la participación permanente y creativa del conjunto de la las mayorías sociales.

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Procesos de constitución de clase, procesos constituyentes de fuerzas políticas, procesos constituyentes de nuevos estados, pero… ¿dónde se encuentra el pueblo soberano?

Joan Tafalla

 

No trabajamos para nosotros, quizás no veamos el fruto de nuestro trabajo molecular en nuestro barrio, en nuestra empresa, en nuestra escuela, en nuestro centro de salud, en nuestro colectivo de afectados por las hipotecas o por las preferentes. Aunque sea anónimamente nuestro trabajo también dejará su huella en el paisaje o, en ese caso, en la sociedad.

Es un tópico pero no por ello menos real que para que llegue la cosecha es necesario labrar, sembrar, expurgar las malas hierbas, podar, abonar, rociar con el sulfato, volver a laborar la tierra, mirar al cielo con temor o con esperanza. Equivocarse de fase, impacientarse y tratar de recolectar sin hacer todas esas duras tareas es tarea vana.

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Entrevista a Joaquín Miras y Joan Tafalla sobre su libro "Una vez más, la izquierda como problema"

Salvador López Arnal

La ciudadanía necesita una izquierda que contribuya desde la modestia, desde el segundo plano y desde su experiencia. La izquierda, las fuerzas políticas de izquierda, deberían ser sirvientes de las necesidades de las clases populares. Se comportan sin embargo, como eternos y frustrados aspirantes a amos. La oligarquía por su parte siempre ha entendido cuál ha de ser el verdadero papel de sus partidos orgánicos; la derecha siempre ha sabido que los políticos son sus servidores.

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No habrá futuro que no creemos los subalternos mediante nuestra propia organización, lucha y actividad

Alexandre Carrodeguas

 

En los tiempos malos de la historia, como los que vivimos, tenemos que que pasar, modestamente, de sentirnos “labradores de la historia” a considerarnos “estiércol de la historia”. “Antes -nos decía Gramsci- todos querían ser labradores de la historia; nadie quería ser estiércol de la historia […] Pero ¿se puede arar la tierra sin haber echado antes el abono?”

 

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Rojos pensantes: Siete preguntas a Joaquín Miras

Miguel Angel Doménech

 

La política debe interpelar a la experiencia de cada persona, la que surge de su vida cotidiana, debe interpelarla a la acción, esto es a incorporarse a la lucha organizada, y debe ser capaz de proponer tareas, que deben ser asumidas directamente por cada persona: esto es que exijan la creatividad de cada individuo, no que el individuo obedezca las directrices en una nueva versión de fordismo político, de cadena de producción política cuyo puesto de mando está fuera de sus operarios. Crear una nueva cultura es el elemento fundamental, luchar contra las agresiones feroces de la clase capitalista es el asunto inmediato.

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Las formas de vida como praxis política. A propósito del campesinado y del industrialismo desarrollista

Entrevista a Joaquín Miras: Las formas de vida como praxis política. A propósito del campesinado y del industrialismo desarrollista

Estimado Joaquín, ¿en contra de lo que se pueda pensar, ha sido el campesinado y no el proletariado el principal protagonista de las revoluciones de los últimos dos siglos?

Creo que allí donde ha habido transformaciones sociales exitosas, que perduraron, éstas no se hicieron sin la participación activa y protagonista –en co protagonismo – del campesinado, que constituía la inmensa mayoría de la sociedad. Hasta donde me permite conocer el saber histórico que domino, la mayoría de las revoluciones sociales no fueron solamente campesinas, pues también los artesanos las gentes de los oficios, los pequeños tenderos fueron un agente activo: buhoneros, talabarteros, barberos, zapateros, afiladores lañadores, trabajadores a domicilio, con su máquina en casa al lado del huerto…. Y también intelectuales pobres. Todos estos otros constituyen un agente activo, por cierto, también muy distinto de la imagen del “proletariado fabril” “homogéneo y disciplinado”, y eran numéricamente minoritarios dentro del bloque revolucionario. Sin la mayoría social no se hubiese podido llevar a cabo ningún proceso real de cambio por parte de las clases subalternas, y el campesinado era la clase subalterna mayoritaria con mucho. Ejemplos exitosos clásicos de cambio impuesto por la participación campesina fueron la Revolución francesa, la rusa, la China, el proceso indochino…

Un ejemplo desgraciado de lo que significaba tratar de ensayar la revolución a espaldas –y a costa y sobre los lomos- del campesinado es la revolución Francesa de 1848. Como bien nos explica el gran teórico de la democracia Arthur Rosenberg,  el campesinado había sido esquilmado por el bloque de poder liberal burgués surgido de la contrarrevolución. Sus tierras estaban en manos de los usureros y , al comienzo vieron esperanzados el proceso revolucionario abierto en febrero de 1848 y lo apoyaron. Pero las clases urbanas que acceden al poder provisional en febrero tratan de instaurar una república en la que la única clase que debe pechar con los impuestos es el oprimido campesinado al que no se le libera de las deudas a las que los usureros lo tenían sometido tras años de abandono bajo el régimen liberal. Se contaba con él para que produjese alimentos baratos que compensasen o sostuviesen el poder adquisitivo de los bajos salarios de los obreros. Una vez el campesinado descubre que va a ser el chivo del nuevo régimen, que no va a contar en él para nada, se desactiva políticamente. A partir de ese momento, es cuestión de tiempo que se vaya a por el proletariado organizado, aislado, minoritario. Se le tiende la trampa en julio. Su lucha armada fue muy heroica. Su visión política durante los meses anteriores, muy miope, egoísta: aceptó tácitamente el orden social dibujado por la Segunda República Francesa. Por cierto, y dado que he introducido el nombre del eximio historiador, helenista,  marxista Arthur Rosenberg: para Rosenberg, la democracia era el nombre de un movimiento; de un movimiento que trataba de ser mayoritario y constituirse en sujeto o agente capaz de instaurar un régimen, un nuevo orden. Todo movimiento democrático debió contar siempre para serlo con el campesinado, sin el cual nunca llegaría a ser la mayoría. De Rosenberg quiero citar aquí, dos obras: Democracia y socialismo, historia política de los últimos ciento cincuenta años (1789 – 1937) que hoy por hoy solo se puede encontrar en libro de ocasión (Cuadernos  de Pasado y Presente, México, 1981, y Editorial Claridad, Buenos Aires 1966) que es su gran síntesis sobre el tema. Y Democracia y lucha de clases en la Antigüedad, Ed El Viejo Topo B. 2006, obra que traduje y prologué

¿Podría explicarnos un poco eso que usted llama “mito industrialista de la clase obrera”?

La mitología industrialista tal como todavía nos intoxica, fue elaborada tras la derrota de la Comuna de París, hecho histórico con el que la tradición de la democracia revolucionaria surgida de la Revolución Francesa, en la que se habían formado Marx y Engels, sufre un golpe que la hace casi desaparecer. Tras la catástrofe –la derrota de la AIT, en primer lugar, la suerte de la Comuna, en segundo lugar-  surgen nuevas  fuerzas políticas y nuevas ideas, que poco tienen que ver con el pasado. Me refiero a los partidos socialdemócratas, cuyo ejemplo es el alemán. Y a una extraña ideología elaborada en su seno, que se define como marxista y que aprovecha para desarrollarse la muerte de Marx. Es el modelo interpretativo de la historia desarrollado por Kautsky,  un alumno y admirador del darwinista alemán extremamente reaccionario Haekel. Sobre la historia de este “extraño” pensamiento se puede consultar la clásica y estupenda Historia del marxismo de Ed Bruguera. B. 1980, en varios tomos, sobre todo los tomos 3 y 4, El marxismo en la época de la segunda internacional l y ll,  y actualmente, el excelente libro de Montserrat Galcerán La invención del marxismo, en Ed. IEPALA de Madrid.

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“El comunismo es el intento de organizar un movimiento plebeyo o popular denominado democracia”. Entrevista político-filosófica con Joaquín Miras, historiador marxista

Salvador López Arnal, Alexandre Carrodeguas

Rebelión

Joaquín Miras es una de las almas de Espaimarx. Colaborador y traductor infatigable de sinpermiso, de cuyo consejo editorial forma parte, marxista documentado, republicano comunista, estudioso de la revolución francesa, atento lector de Gramsci y Lukács, ex director de Realitat, autor de numerosos artículos y ensayos, revolucionario convencido, animador de mil y un encuentros culturales, estudioso de la tradición democrática no desvirtuada en los clásicos del marxismo, su tenaz militancia comunista sólo permite el reconocimiento más sentido y explícito. Esta misma entrevista es muestra de todo ello, de su amplia cultura, de su penetrante mirada política y de su espléndido “sentido común” tan próximo a la vida de la izquierda y a los sectores más desfavorecidos.

Del historiador marxista revolucionario Joaquín Miras es absolutamente recomendable, sin ámbito para la duda, Repensar la política, refundar la izquierda. El Viejo Topo, Barcelona.

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Empecemos si te parece por cuestiones político-biográficas. ¿Cuándo se inició tu militancia en organizaciones comunistas? ¿Por qué diste ese paso?

Me inicié en la política en la universidad autónoma de Bellatera (UAB), donde me matriculé en 1971 y donde estudié filología hispánica. Allí había un movimiento estudiantil muy activo. El acontecimiento que me llevó a dar el paso definitivo y a organizarme fue la indignación ante el salvaje golpe de estado de Pinochet, el 11 de septiembre de 1973, con el que se liquidaba un proceso popular ejemplar, que habíamos podido seguir casi día a día a través de la prensa; la muerte de Allende –recuerdo su radiograma, sencillo y grande-, y la feroz represión que sobrevino. A los meses me organizaba en el PSUC.

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