Sobre el carácter depredador del crecimiento económico de la India
En Batiendo la tierra: la formación de la India global, el ecologista Ashish Kothari y el economista Aseem Shrivastava pasan por el escáner la tan cacareada historia del crecimiento de la India. Usando un conjunto de datos y recopilaciones de primera mano, exponen el carácter depredador del crecimiento, para presentar más tarde algunas alternativas. Down to Earth se entrevistó con ellos. Estos son algunos fragmentos de nuestra conversación:
¿El libro trata de una fase en la que las políticas económicas de la India han tenido, se podría argumentar, el mayor impacto sobre el medio ambiente? ¿Dirían también que es un periodo en el que ha aumentado la conciencia sobre el medio ambiente? ¿Cómo explicar la paradoja?
Ashish: De hecho, las dos cosas tienen lugar a la vez. Pero no son necesariamente contradictorias. La conciencia medioambiental está creciendo tanto entre el público como entre los que toman las decisiones, pero hay un abismo entre la conciencia y la preocupación y luego entre la preocupación y la acción, y estos abismos son más grandes cuando se refiere a los que están en el poder. La presión pública y el activismo en temas medioambientales sin duda están creciendo y la situación sería mucho peor si no fuese por ellos, pero no son lo suficientemente fuertes o no tienen la ‘masa crítica’ necesaria para hacer más que algunas muescas en el sistema. Los que dominan la economía desde dentro y fuera del gobierno son los más ‘amortiguados’ respecto a la opinión pública, al menos en el corto plazo.
Aseem: ¿Dónde está la paradoja? ¿No crece la conciencia respecto a los principales problemas en el mundo cuando a las autoridades se les hace difícil negarlos? Si hay alguna paradoja, tiene que ver con el hecho de que el mismo fenómeno -la globalización- que ha acelerado las crisis ecológicas también ha provocado el surgimiento de unos pujantes y ruidosos medios de comunicación a los que les ha parecido interesante (hasta un cierto punto) dar información sobre tales problemas. La ansiedad vende. Así que al menos una parte de la explicación de una mayor conciencia es esta. Pero hay explicaciones más profundas para la creciente conciencia pública, que tienen que ver con el hecho de que la gente común de este atormentado país han estado armando jaleo y llamando la atención sobre fronteras que van desapareciendo: bosques y prados, ríos y líneas de costa. Es difícil sobrestimar la contribución democrática que están haciendo para alertar a la India sobre tantos puntos de inflexión medioambientales que los mecanismos de mercado tan favorecidos por los economistas ignoran rutinariamente. Uno desearía que la India educada se tomase estas advertencias con más seriedad. En última instancia para su propio bien a largo plazo.
¿Creéis que la globalización en este avatar neoliberal está agonizando? ¿O su crisis actual podría resultar ser temporal?
Ashish: Yo diría que agoniza, pero que será interminable y afectará (ya está afectando) no solo a la economía sino a todo lo demás. No creo que haya forma de evitar toda una serie de colapsos a corto plazo, pero si somos capaces de alimentar diversos elementos de esperanza, tanto a nivel de base como a otros mayores (regional, nacional, global), tendremos ante nosotros diversos caminos para un futuro más sano. La globalización en su verdadera forma, esto es, el libre intercambio de ideas, materiales, gente, culturas (y no en su forma actual, ¡el libre movimiento de las finanzas!) formaría parte de estas vías alternativas.
Aseem: Lo que muy pocos entienden es que la actual fase de globalización, alimentada por la alta tecnología, tiene su origen en el fracaso -no el éxito- del capitalismo norteamericano. Las raíces de la actual crisis mundial del sistema se encuentran a principios de los 70 cuando el dólar estadounidense se desvinculó del oro y la especulación financiera se convirtió rápidamente en una obsesión diaria de los ricos del mundo cuando el sistema de cambio fijo, que había afianzado el sistema monetario mundial desde los años 40, se hundió. Para abreviar muchísimo, el capitalismo entró en la era de las crisis permanentes tras los 70 cuando las reglas que habían regulado los flujos de capital mundial desde la era de la Gran Depresión empezaron a desaparecer sistemáticamente. La tendencia ha continuado hasta hoy en día y algunos de los actos más irresponsables de la avaricia organizada se han visto premiados con bendiciones políticas renovadas, poniendo seriamente en peligro a todo el sistema en la negociación. La lección es que el capitalismo necesita y ama las crisis para depredar. Pero, como ha sido destacado por un astuto comentarista, ‘esta vez es diferente’. Los repetidos remiendos del sistema se están acabando y aparece el espectro del estancamiento económico mundial -¡lo que podrían ser muy buenas noticias desde la perspectiva medioambiental!- Sin embargo, la brecha entre las percepciones públicas -gracias a la profunda complicidad de los medios de comunicación- y las realidades económicas subyacentes es tan grande que generalmente predomina la confusión. En hindi, se dice que hasta un elefante muerto vale un millón de rupias. Ese es en realidad el estado de la bestia hoy.
Escriben sobre un cambio en la dirección y en la visión del crecimiento económico en la India. ¿Ven algo positivo en las leyes y políticas estatales que nos puedan ayudar a un crecimiento justo, ecológicamente sensato y democrático? ¿O tenemos que tirarlo todo a la basura y empezar de nuevo?
Aseem: Hay leyes y políticas defensivas que llegaron durante las dos últimas décadas que tienen un valor significativo. Las que discutimos en Batiendo la Tierra son las de Derecho a la Información [Right to Information] (RTI), ley Mahatma Gandhi de Garantía Nacional de Empleo Rural [Mahatma Gandhi National Rural Employment Guarantee Act] (MGNREGA), ley de Derechos Forestales [Forest Rights Act] (FRA), Ley Panchayat (Extensión a áreas determinadas) [Panchayat (Extension to Scheduled Areas) Act] (PESA) y Ley de Seguridad Social [Social Security Act]. Son pasos necesarios, sin los que ningún gobierno que se abra paso mediante políticas económicas para las élites metropolitanas será capaz de sobrevivir al fuerte surgimiento democrático. Pero como revela la creciente marea de descontento -con no menos deuda, desposesión y desplazamientos que inflación y desempleo- promulgar (o incluso implementar parcialmente) estas leyes no es suficiente. Es necesario un cambio fundamental de rumbo si las políticas estatales van a hacer frente a la escala vertical de los retos socioeconómicos y ecológicos. Si no es así, es necesario y seguro decir que tenemos que prepararnos para la catástrofe.
Ashish: Tanto el sistema dominante macroeconómico como el sistema de gobernanza política deben ser cambiados fundamentalmente. Pero hay muchos elementos en la actual situación que nos podrían ayudar a este cambio, o al menos ayudar a hacer una transición menos dolorosa. Las políticas/leyes como RTI y FRA a nivel nacional, o la comunitización de Nagaland y la descentralización (parcial) en Kerala, así como algunos proyectos de agricultura orgánica en algunos estados, son espacios positivos que se pueden utilizar aún cuando se lucha por cambios más importantes.
¿Cuál es su visión de las empresas indias, muchas de ellas públicas, que exploran posibilidades en África y otras partes del Tercer Mundo? ¿Estarían de acuerdo con los comentaristas que las ven como un ejemplo de neocolonialismo?
Ashish: Sin duda. India está siguiendo las huellas de China como parte de la liga de los nuevos colonizadores globales. No tiene ninguna política que regule la conducta de sus empresas en el extranjero, ni siquiera para hacerlas cumplir el nivel de las leyes indias sobre medio ambiente, trabajo, etc. Directa o indirectamente ayuda a estas empresas, pero usa la excusa de que son entidades independientes cuando se señalan violaciones de los derechos humanos y del medio ambiente. Es una conducta vergonzosa.
Aseem: Las clases empresariales indias y las élites políticas no tienen una imaginación libre respecto a Occidente. Han imitado obedientemente los hábitos de nuestros amos coloniales y se han aventurado en África para hacer cosas que obviamente no se pueden atrever a hacer en partes más afortunadas del mundo. Es un signo más de la bancarrota de la visión de los de arriba.
¿Por qué los gestores políticos, los académicos y los activistas nunca se hablan? ¿Han visto ustedes resultados fructíferos de tal interacción?
Ashish: ¡Oh, lo hacemos, muchas veces! Pero el problema es que no alcanza, o mejor dicho no afecta, a los poderes en la cúspide, excepto en temas específicos como FRA y MNREGA. En política macroeconómica no hay un foro para un diálogo regular, y la Comisión de Planificación, que podría haber interpretado este papel de puente entre el gobierno y la sociedad civil, no lo está haciendo sino muy parcialmente durante el proceso de formulación del plan quinquenal.
Aseem: ¡Cambiaría completamente cómo funciona el sistema si tales conversaciones tuviesen lugar e importasen! Vivimos en tiempos empobrecidos, en los que se puede a veces decir toda la verdad, pero no se la tiene que tener en cuenta -un signo de la profundidad de la cobardía organizada hoy-. Las conversaciones entre los tres grupos que menciona son tan raras como fértiles cuando se producen.
¿Qué alternativas ven a la globalización liberalizada y al socialismo de estado?
Ashish: Una Democracia Radical Ecológica en la que todo el mundo tenga el derecho, la capacidad y la oportunidad de participar en la toma de decisiones que afecten a su vida; en la que la unidad básica de toma de decisiones sea la aldea y el área urbana ‘sabha’; en la que las tomas de decisiones a mayor escala en las diversas regiones y paisajes emanen de estas unidades básicas; y en la que la sostenibilidad ecológica y la igualdad socioeconómica sean los ejes de todas las decisiones. Esto no es idealismo romántico, sino que está sucediendo realmente en cientos, posiblemente miles de iniciativas a lo largo de todo el país, algunas de las cuales están documentadas en el libro. El reto es trasladar estas alternativas de base y acciones de tipo político en procesos mayores y políticamente más poderosos, mediante enlaces de movimientos populares en varios temas y frentes.
Aseem: ‘Harit swaraj’, la democracia radical ecológica, es lo que proponemos como una vía de pensamiento y práctica con la que se podría experimentar y aprender. Es una propuesta para ayudar a reorganizar la economía y la política de tal forma que se eviten los males gemelos de la gran empresa y el gran gobierno y se emplee la energía humana creativa de las comunidades -entendida como contra las ‘leyes’ autodestructivas’ del mercado- para enfrentarse a los retos con los que se enfrentan. Tiene espacio para muy diversos valores y principios -respeto por la naturaleza, por las necesidades esenciales de miles de millones de personas dejadas abandonadas y múltiples formas de creatividad humana tanto para los pobres como para los ricos- que tanta gente valora profundamente hoy. A pesar de lo que los numerosos escépticos podrían creer, es una idea a la que le está llegando su momento. Hay movimientos populares apuntando en esa dirección. Como subraya nuestro libro, hay hoy un gran número de experimentos de este tipo en marcha en todo el mundo. Así que no son en absoluto castillos en el aire: si aquellos complacientemente resguardados en enclaves de privilegio pueden ser convencidos de dejar al mundo en paz. Es mucho menos utópico que la utopía de un mercado de consumo infinito hacia el que se dirigen los paradigmas estándar del (sobre) desarrollo. La naturaleza está replicando a esta visión equivocada cada vez con más frecuencia.
¿Ven alguna esperanza en el reciente movimiento anticorrupción?
Ashish: Sí y no. Sí porque muestra la posibilidad de que la gente común (incluyendo la normalmente complaciente clase media) apoye una causa justa. No en el sentido de que el foco sobre la Ley Lokpal ha diluído su potencial transformador a largo plazo. Veámos si el Partido Aam Aadmi puede plantear un proceso más a largo plazo, de abajo arriba y no se pierda en intentar conseguir el poder en Delhi. La Democracia Radical Ecológica no se puede conseguir de la noche a la mañana, será necesaria una larga lucha, aprender de los errores, madurar a la vez que los movimientos populares, ¡y dos o tres generaciones! Pero mientras podamos ver una cierta dirección incluso en las luchas actuales, y cada vez más signos de esperanza, habrá la certeza de conseguirlo… y quién sabe, a veces tienen lugar transformaciones masivas y repentinas sin que nadie las espere.
Aseem: En tanto en cuanto ha despertado a nuestra apática clase media de una hibernación de décadas, es ya una contribución positiva a las luchas por un mundo mejor. Sin embargo, para que políticamente tenga más sentido, tendrán que evitar los señuelos del poder, ser pacientes y trabajar de una forma lenta y dedicada desde la base. No estoy seguro de si podemos decir algo de todo esto todavía. El tiempo lo dirá.
Traducción al castellano: Carlos Valmaseda
Fuente original: http://www.downtoearth.org.in/content/critiquing-globalisation?quicktabs_1=0