Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Un encuentro para la felicidad y la libertad

Salvador López Arnal

     Recordaba Marcos Roitman Rosenmann recientemente en La Jornada que hay voces en la academia, la política, y los medios de comunicación que tergiversan sistemáticamente los hechos[1]. Son parte de una propuesta, acaso planificada en determinados centros e instituciones de concreción nada fácil, que impone relatos maniqueos tendentes a despojar al sujeto de su memoria histórica republicana. Intentan la mutación del ciudadano en idiota social. Es el proceso de atomización y pérdida de identidad colectiva, la sustitución de la sociabilidad por el deseo compulsivo de compra y el autismo individualista. El retorno del Idión aristotélico. Manipulan la realidad según convenga a sus intereses. El mundo se presenta dualmente de forma sesgadamente simplificada: orden y caos, luz y oscuridad, economía de mercado (libre) y estatismo comunista (totalitario), globalización y autarquía provinciana, paz-seguridad versus terrorismo-inseguridad. Construyen, minuciosamente, un lenguaje para atacar a las “hordas” o grupos antisistémicos. Son varias las armas utilizadas. El desánimo de la razón es una de ellas.

Tiene razón, no ofrece malos argumentos Marcos Roitman Rosenmann. Pero no es fácil que lo consigan. Les narro un contraejemplo.

Espai Marx es un colectivo de marxistas barceloneses, de tenaces sindicalistas resistentes[2], de comunistas revolucionarios. Se reúnen con los mismos objetivos que en los viejos tiempos: para discutir, para leer, para aprender, para ver cómo echan una mano, dos abrazos y todo su alma (que no es un soplo meramente) a movimientos sociales en lucha, poniendo su ojo y su esfuerzo especialmente en el movimiento obrero y en la figura, para ellos central, de la ciudadanía no súbdita.

Cuidan con mimo una magnífica página web. Seguramente ya la conocen  pero por si acaso les doy su dirección: http://www.moviments.net/espaimarx. Verán en ella textos de interés, documentos de difícil localización, diversos libros clásicos de las diferentes tradiciones emancipatorias,  sin exclusiones ni sectarismos.

Les explico una idea, una excelente idea que están elaborando. La llaman los árboles de Farenheit. El admirable, afable e internacionalista historiador catalán-argentino Alejandro Andreassi[3] explicó con detalle el origen del título escogido. Dejen que yo lo intente torpemente. El proyecto está inspirado en el Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, base de aquella excelente película de título homónimo de François Truffaut. Las fuerzas especiales persiguen extraños individuos que guarden libros como si fueran reliquias sagradas. Algunos de ellos se han escondido en árboles. Para que la antiilustrada policía política no pueda tener pruebas y les pille con las manos en el libro y los ojos en las letras, se aprenden volúmenes de memoria. Una ciudadana o un ciudadano –esta vez sí- se sabe, pongamos por caso, Guerra y paz. Otra ciudadana es Crimen y castigo. Otro sesudo y filosófico compañero es Capitalismo y nihilismo. Una compañera sabia y aguda es Educación para la ciudadanía. Democracia, capitalismo y Estado de Derecho. Un compañero muy leído nos dice y explica, sin atisbo de error, Repensar la política, refundar la izquierda. Son seres libres; y, esta vez, también de verdad.

Espai Marx pretende una salvación similar e intentará exponer en su página libros olvidados, retirados, pasados por las trituradoras de las grandes editoriales. Éste es uno de sus hermosos proyectos. Tienen otros, muchos más. Como en el borgiano jardín de los senderos que se bifurcan sus mundos se van ampliando y ampliando.

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