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Tosca de Puccini, versión – homenaje a Pier Paolo Pasolini

Antonio Ruiz

Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 4 y 14-I-2023. Puccini: Tosca. Maria Agresta/Monica Zanetti, Michael Fabiano/Vittorio Grigolo, Zeljko Lucic/George Gagnidze, Felipe Bou, Jonathan Lemalu, Moisés Marín, Manel Esteve, Milan Perisic, Hugo Bolívar. Director musical: Henrik Nánási/Giacomo Sagripanti. Director escénica y vestuario: Rafael F. Villalobos.

 

En Milán, febrero de 1889, Puccini asiste a la representación teatral de La Tosca. Obra de Victorien Sardou estrenada en París en 1887 y protagonizada por Sarah Bernhardt, popular actriz francesa de la época. El autor, Sardou, sitúa la acción en la batalla de Marengo de 1800, entre Napoleón y las fuerzas austriacas en Piamonte en donde estas son expulsadas de Italia. Esta es una de las siete obras que dicho autor escribió sobre la Revolución francesa, con entre otras, Robespierre (1899) y Termidor (1891).

Tras la representación, Puccini queda muy impresionado del personaje de Floria Tosca y le indica a su editor que desea adaptarla como opera. Realiza el libreto operístico Illicai Giacosa, reduciéndo el original a tres actos y centrado en tres personajes: Tosca, Mario Cavaradossi y Scarpia. Se estrena el 14 de enero en el Teatro Costanzi de Roma con el título Tosca”, y en el Liceo de Barcelona el 30 de marzo de 1902 por primera vez.

El argumento de la ópera centra más el drama en la pasión de los amantes, como es costumbre en este arte, pero mantiene el entorno del poder represivo, de lucha entre grupos con intereses de clase: partidarios de Napoleón frente a la intransigencia de los Estados Pontificios. Mario Cavaradossi; un liberal hijo de la Revolución francesa, Scarpia; el brazo del poder absoluto (jefe de policía de los E. Pontificios) que domina bajo el terror. Situación que arrastrarán durante más de un siglo de contiendas los pueblos de la península italiana hasta conseguir consensuar un Estado unitario. El símbolo en la obra: el Castel Sant’Angelo como cárcel.

No obstante, en este montaje que comentamos, su visión artística social va más allá de una ubicación concreta, cuyo sentido es actual y universal.

Escenificación rompedora

Rafael Fernández Villalobos (de 35 años) director y creador de esta original escenografía; atrevida, arriesgada e insólita versión de Tosca. Ha tenido la osadía de realizar una ópera clásica, dirigida a un público muy poco acostumbrado a la innovación, o sea, también clásico. Y sobre todo la valentía de añadir la presencia física-simbólica, durante el desarrollo de la acción, de un personaje que durante sus cincuenta y tres años de vida en el pasado siglo marcó toda una revolución; artística, ética y social de valores: P. P. Pasolini.

Villalobos ha cursado estudios y licenciaturas en diversas especialidades y artes: arquitectura, arte dramático y música en diferentes ciudades españolas y europeas. A los 22 años se inicia en el trabajo escenográfico y con 26 ya obtiene su primer premio en Dirección de Ópera. Vive unos años becado en Roma donde tiene la oportunidad de profundizar en la cultura italiana y particularmente romana, hecho relacionado con la representación que comentamos. Tras colaborar de ayudante con varios directores escénicos reconocidos, en los últimos ocho años ha dirigido diversas obras de teatro y ópera en ciudades europeas. Expongo este relato biográfico para mostrar que tiene conocimientos y experiencia para enfrentarse a una novedad creativa como la que tratamos.

La escenografía es sencilla, operativa y dinámica. El mayor juego lo produce a través de dos círculos concéntricos que junto a la base giran en momentos determinados para cambios escénicos y posición de los personajes. Para el cambio de acto y lugar, solo tienen que intercambiar, en los medios giratorios, el attrezzo que requiere el nuevo escenario. Predomina el color blanco con un contraste en negro (ropa de la mayoría de protagonistas), y en momentos de efecto dramático, el final de dos actos, se oscurece el escenario y se ilumina con gran potencia blanca una inmensa puerta al fondo por donde desaparece el personaje.

Durante el desarrollo de las escenas desde el principio al final, no en todas, solo en momentos simbólicamente claves, aparece la presencia de un personaje que no habla, pero se mueve como uno más, ese personaje que se ha abrazado con el protagonista (Mario) y viste igual, o ese niño encima o debajo de la mesa en el salón del malvado Scarpia. Con el tiempo piensas que debe tener un sentido, y lo tiene: es Pasolini, unas veces de niño y otras de adulto. Nos indica que el poeta está sintiendo y viviendo esas situaciones, que es su mundo. Donde sintió y vivió, contra el que lucho con todo su ser, capacidad intelectual y física. Es su niñez; su amada madre, su odio al padre fascista por el que a veces también siente ternura. La República de Saló que vivió en su juventud con los desposeídos. Los Scarpias del terror al servicio de los poderosos que se multiplican en nuevas formas que destruyen seres y mentes en la posguerra. Esa carga de amor-odio-amor que nos ha legado su intelecto.

Entre el segundo y tercer acto hay una escena exterior al telón, ajena a la obra, pero complementaria sobre Pasolini, que no está bien resuelta. En estos cinco minutos el personaje del poeta pronuncia unas frases y a continuación escenifica, ya sin dialogo, como surge un joven y entre ambos divagan: sí no, no sí, y salen de escena. Mientras esto ocurre un rotulo nos indica que estamos en Roma 1975, se supone que nos quieren indicar que fue la noche que lo mataron a golpes. No estoy en desacuerdo, si es eso lo que quieren expresar, pero sí estoy seguro que no lo consigue y artísticamente molesta más que ayuda.

Esta es la originalidad de este montaje. Traer la historia a nuestro tiempo y popularizar este arte, manteniendo la esencia y cambiando las formas.

Se ha comentado y publicado sobre lo que aconteció en su estreno, incluso antes de este. Ocurrió que dos de los personajes principales, Tasca-soprano y Scarpia-bajo ó Mario-tenor (no sé cual de ellos), estando contratados renunciaron a participar, se supone, por no estar de acuerdo en la forma de exponer la obra. En su estreno se dieron abucheos diversos, cuestión no novedosa en este teatro siempre que se alteran las formas clásicas de representación escénica. Hoy solo hemos oído alguno al final cuando ha salido a saludar un personaje, pero no por la obra. Esta versión se representó por primera vez en Bruselas en 2021 y dentro de unos meses se podrá ver en Sevilla.

Conclusión, es una versión rompedora y bien realizada que nos dice más que otras versiones anteriores. Sobre todo, me parece un buen y oportuno homenaje a la figura de Pasolini en el centenario de su nacimiento. Porque morir, para algunos, nunca morirá.

 

Torno a te, come torna
un emigrato al suo paese e lo riscopre:
ho fatto fortuna (nell’intelletto)
e sono felice, proprio
com’ero un tempo, destituito di norma.
Una nera rabbia di poesia nel petto.
Una pazza vecchiaia di giovinetto.
Una volta la tua gioia era confusa
con il terrore, è vero, e ora
quasi con altra gioia,
livida, arida: la mia passione delusa.
Mi fai ora davvero paura,
perché mi sei davvero vicina,
nel mio stato di rabbia, di oscura
fame, di ansia quasi di nuova creatura.

Piero Paolo Pasolini,
«Frammento alla morte», (La religione del mio tempo, 1961)

 

12/01/23

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