Beneficios mutuos: El debate Harvey-Smith
Esteban Mora
Una nueva respuesta al debate que se inició en enero de 2018 con la publicación en las páginas de la Review of African Political Economy (ROAPE) de un artículo de John Smith critico con la visión de David Harvey sobre el imperialismo en el siglo XXI. Tras esa crítica inicial a la posición de Harvey, y la respuesta de Harvey, publicamos la contraréplica de Smith. No hubo más intervenciones de ninguno de los dos, pero sí de otros autores que se incorporaron al debate. Seguimos por tanto con una primera respuesta de Adam Mayer a la que sigue la de Patrick Bond que es a su vez criticada por esta de Walter Daum. Tras la intervención de Andy Higginbottom hace un repaso a las intervenciones de varios de los anteriores autores, es Esteban Mora quien plantea una crítica a la orientación del debate.
Todo el debate entre David Harvey y John Smith en roape.net sobre si Asia Oriental y el Pacífico (incluida China) o la Tríada (EEUU, UE y Japón) está «drenando» a la otra se basa en varios conceptos erróneos. El debate se basa en Paul Baran y en las teorías de la dependencia, que postulan un beneficio correlativo de los países «centrales» sobre los «periféricos». Esto significa que hay una «fuga de valor» del Sur al Norte, y que así como las empresas del Norte aumentan sus beneficios, se aseguran de que las empresas del Sur disminuyan los suyos. En términos más sencillos, existe un movimiento correlativo entre el aumento de los beneficios en el Norte y la disminución de los beneficios en el Sur. Así pues, esto es lo que buscan en la relación entre los BRICS o Asia Oriental y la Tríada Occidental, una relación en la que haya una «fuga» o un flujo de valor de una región a la otra. Pero estas nociones no son del todo exactas, y de ahí los términos del debate
Por ejemplo, la tasa de beneficios es más elevada en el Sur gracias a una composición orgánica menos desarrollada y a un capital constante barato (algo señalado por Ernest Mandel), lo que significa una tasa de beneficios más elevada no sólo para las empresas internacionales que operan en el Sur, sino también para la burguesía local del Sur. La masa de beneficios puede ser significativamente inferior, pero no su tasa. El mismo mecanismo que aprovechan las empresas del Norte para beneficiarse del Sur, lo utiliza también la burguesía local más débil.
Otro ejemplo es el sector de la exportación. El sector exportador del Sur adquiere dólares (o cualquier otra moneda dominante como medio de pago, dependiendo de la región y de los socios comerciales, etc.), y esto significa que han adquirido una moneda sobrevalorada en términos nominales y de mercado de cambios, lo que les da una ventaja sobre los sectores que operan con la moneda local. No sólo eso, sino que las fluctuaciones de esta moneda (por ejemplo, el dólar) afectan ahora no sólo a las empresas del Norte, sino a la burguesía local, cuyos activos están ahora en dólares y tienen por ello un mayor poder adquisitivo. Así que, una vez más, el mismo mecanismo que produce o aumenta los beneficios o incluso da ventajas a los países del Norte, también da ventajas a la burguesía local del Sur.
Estos ejemplos contradicen la noción de un movimiento correlativo entre beneficios crecientes y beneficios decrecientes que supuestamente está «enraizada» en la propia relación de dependencia entre países «centrales» y «periféricos». Además, la noción de «dependencia» no sólo se basa en supuestos ricardianos (medir el valor como precio, y por tanto medir el valor en términos absolutos o en términos de masa, y no relativamente), sino que parece ser extremadamente parcial en su comprensión del mercado mundial. No estoy negando que exista un «drenaje», o un intercambio desigual (que no es lo mismo en Raúl Prebish que en Arghiri Emmanuel, dos destacados pioneros de la teoría de la dependencia y el intercambio desigual), sino que el imperialismo no puede reducirse a estos fenómenos.
¿Qué significa esto? Significa que no hay que buscar sólo una inversión entre países «drenados» y países que «drenan» a los otros, sino también una relación de beneficio mutuo entre una burguesía internacional que de ninguna manera hace a la Tríada «dependiente» de Asia Oriental. Las teorías de la dependencia son parciales y no puede decirse que resuman la totalidad de las relaciones que pueden encontrarse en el mercado internacional, ni las operaciones del imperialismo.
Por supuesto, la Tríada tiene una ventaja financiera, pero nadie puede pasar por alto el hecho de que Asia Oriental y el Pacífico están produciendo más valor añadido en la industria (además de ser el mayor productor de alta tecnología del mundo en términos de valor añadido), y tienen una mayor formación de capital que la Tríada, o tienen más exportaciones de bienes de capital que la Tríada. Todos estos elementos de la producción capitalista estaban dominados por la Tríada hace sólo unas décadas, y se consideraban marcas de su carácter imperialista sobre el mercado mundial. Cada vez más están siendo asumidos por Asia Oriental. En lugar de buscar una relación que implique «drenaje» como marcador de imperialismo o no, o de ver a la Tríada a punto de convertirse en «dependiente» de Asia Oriental, debemos buscar también relaciones que sean beneficiosas para todas las burguesías, ya sean de un gran Estado central como Estados Unidos, el Reino Unido o Japón, o de un socio capitalista más pequeño como los del Sur (en este sentido, Harvey también se equivoca al buscar tal «drenaje»). Tenemos que volver a la noción del Imperialismo de Lenin donde los estados «centrales» y los estados «periféricos» son todos «agentes del capital financiero», y no simplemente los «centrales» que operan contra los «periféricos». Esto contradice la «teoría de los tres mundos» en la que se basa la dependencia (y que parece informar gran parte del contexto del debate sobre el imperialismo en roape.net) y nos hace fijarnos en los fenómenos económicos internacionales, en lugar de en los marcos nacionales o regionalistas.
También debemos hacer una pequeña corrección. Smith sostiene que este estudio no sólo revela los rendimientos financieros, sino también la IED, las inversiones de cartera y los beneficios repatriados. Pero es sólo de los paraísos fiscales, no de todo el mercado mundial. Si vamos a los datos de beneficios empresariales mundiales o IED, etc. (véase el informe aquí), nos damos cuenta de que el Sur o las economías «emergentes» no sólo están obteniendo beneficios casi al mismo nivel que el Norte en términos absolutos (por ejemplo, las 10 mayores empresas chinas de la lista Fortune 500 tienen ingresos por valor de 2,11 billones de dólares, mientras que las 10 mayores empresas estadounidenses de la misma lista tienen ingresos por valor de 2,22 billones), sino que esto supone un dominio en inversiones de cartera o dividendos superior al del Norte en términos relativos. El problema de centrarse en términos absolutos (como hace Smith en su libro Imperialism in the 21st Century) es que no se tiene el mismo poder adquisitivo en EEUU que en China (los medios de producción o las materias primas no cuestan lo mismo en EEUU que en China, aunque tengan la misma masa absoluta de beneficios), y como señala Michael Roberts, no existe un valor socialmente necesario para todo el mundo, sino sólo para sociedades concretas. Esto significa que la masa absoluta de beneficios puede ser mayor en las empresas del Norte (por ejemplo, General Motors, como señala Smith), pero eso no significa el mismo control sobre los medios de producción, el mismo poder adquisitivo, ni la misma tasa de beneficios (que es mayor en el Sur). Por eso la IED, las inversiones de cartera y los beneficios en general son relativamente superiores en el Sur o en las economías emergentes en este momento, así como la formación bruta de capital o el valor añadido de la industria para Asia Oriental. Además, el PIB nominal, si se considera igual a los beneficios totales (no los beneficios empresariales, sino la totalidad de los beneficios producidos por una sociedad antes de su distribución en beneficios, intereses y rentas), está por supuesto dominado por el Sur, concretamente por Asia Oriental.
Además de lo que ya he dicho, hay que señalar claramente las limitaciones de la teoría de la dependencia. No sólo es un paradigma ricardiano, sino que la «teoría de los tres mundos» desconecta a las naciones y regiones en el mercado mundial, cuando en realidad, y más allá de toda mistificación, existen relaciones de beneficio mutuo dentro de una burguesía financiera global. Otra perspectiva que considera esta relación es la teoría del sistema mundial, pero su principal defensor, Immanuel Wallerstein, sigue dividiendo el globo en la «visión de los tres mundos».
Tales ideas no existen en las teorías originales del imperialismo elaboradas por Nikolai Bujarin o Vladimir Lenin. Para estos escritores, todos los Estados-nación, grandes o pequeños, eran considerados imperialistas o agentes del capital imperialista financiero. La división en tres mundos fue insertada históricamente en los marcos marxistas por Alfred Sauvy, Frantz Fanon o Lin Piao, y la teoría de la dependencia la recogió de ahí. Pero incluso si la dependencia es correcta en el hecho de que el subdesarrollo persiste, las exportaciones de capital y los capitales multinacionales se están socializando en todos y cada uno de los Estados-nación del mundo, que es precisamente por lo que Asia Oriental es ahora dominante (específicamente en términos productivos).
En conclusión, estamos asistiendo a una refutación de la dependencia, en el hecho de que el capital ha penetrado en la vida rural y urbana del Sur, desde la agricultura hasta la industria de alta tecnología. También asistimos a una inversión de posiciones entre Norte y Sur que no implica una nueva dependencia del Norte, algo que nadie en el estudio de las multinacionales emergentes, los BRICS o Asia Oriental parece proponer. En lugar de una inversión de la dependencia como Smith y otros parecen argumentar en roape.net, debemos buscar otras formas de entender los procesos vitales a los que estamos asistiendo.
Esteban Mora es estudiante de posgrado en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Costa Rica, ha escrito tres libros y escribe un blog de economía marxista. Escribió un detallado blogpost Colonialism and periphery: Latin America, Africa and the Middle East, ya desaparecido.
Fuente: ROAPE – 21 de junio de 2018 (https://roape.net/2018/06/21/mutual-profiting-unpicking-the-harvey-smith-debate/)
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