Elecciones locales y regionales en España. Nuevo avance conservador en Europa
Jesús Sánchez Rodríguez
España, el país más grande de la Unión Europea de los seis que quedan gobernados por socialdemócratas, ha pasado virtualmente a poder de los conservadores con la arrolladora victoria que acaban de obtener en las elecciones regionales y municipales del 22 de mayo. El desalojo socialista del gobierno central en los próximos meses se da por descontado. El siguiente gobierno de la socialdemocracia que puede caer es el portugués una semana más tarde, a fines de mayo. Y la posible victoria compensatoria de los socialistas franceses se aleja de golpe con el affaire de su principal valor electoral hasta el momento, el ex patrón del FMI, imputado ahora por delitos sexuales en EEUU.
Las recientes elecciones españolas se muestran ricas en acontecimientos para poder reflexionar sin anteojeras. El primero de ellos lo representa el comportamiento del electorado de izquierdas – entendido en sentido amplio como aquel que vota desde el PSOE a su izquierda – y el futuro de la socialdemocracia.
El giro derechista del gobierno Zapatero un año antes de esta elecciones produjo un shock entre su base electoral que se sumaba al fuerte castigo que sufrían las clases populares sobre las que pesan 5 millones de parados. El PSOE y los sindicatos mayoritarios afines ensayaron dos cortacircuitos para evitar la derrota que se anunciaba. El primero fue la huelga general del 29 de septiembre de 2010 cuyo objetivo fue canalizar el fuerte malestar existente en la clase obrera y evitar desbordamientos. La huelga no tuvo continuidad y los sindicatos firmaron pocos meses después una reforma del sistema de pensiones lesiva para los trabajadores. La paz social se mantuvo, pues, sin problemas, salvado el episodio de la huelga general, lo que nos lleva a concebirla como un cortocircuito para reducir la presión que estaba alcanzando la caldera social.
El segundo cortocircuito ensayado por el PSOE para intentar cambiar la tendencia que le llevaba inexorablemente a la derrota, consumada el 22 de mayo, fue el anuncio de Rodríguez Zapatero de no volver a presentarse a la reelección como presidente. Sacrificando la cara más visible del cambio neoliberal se buscaba salvar al partido que había apoyado y defendido el giro a la derecha. Pero rápidamente se constató que tampoco esta vez la maniobra servía para alcanzar sus objetivos.
La socialdemocracia se hunde en una angustiosa contradicción en Europa. En los países donde controla el gobierno ha aplicado las mismas medidas antipopulares frente a la crisis que la derecha, incluso en su grado de mayor intensidad como en Grecia, y al final ese comportamiento la llevaba, tarde o temprano, a la derrota electoral. Desmontaba el Estado de Bienestar, cuya defensa había sido su seña de identidad más característica, castigaba a su propia base social, ayudaba a salvar el sistema capitalista para que reiniciase su proceso de acumulación en condiciones más favorables, y perdía el poder a favor de las fuerzas conservadoras. Su bancarrota era total porque se quedaba sin poder, sin proyecto y sin credibilidad. Su travesía del desierto se presenta larga e incierta. Es difícil señalar, si remonta esta crisis, cuál será el perfil de la nueva socialdemocracia.
El segundo fenómeno sobre el que reflexionar es el de la corrupción política y los partidos de derechas. El Partido Popular español había estado sometido en los años anteriores a estas elecciones a una cascada continua de acusaciones, denuncias y condenas de sus dirigentes por casos de corrupción política. Sus maniobras judiciales y el inmenso aparato propagandístico a su favor habían conseguido contener algunas de las consecuencias de este comportamiento corrupto a gran escala. Pero era clara para todos los ciudadanos que el PP estaba corroído por este fenómeno hasta la medula y que los dirigentes populares toleraban este comportamiento sin condenas. La izquierda hizo un uso intensivo de la denuncia de la corrupción durante estos años y aunque, especialmente el PSOE, también tenía casos entre sus cargos electos, no era comparable a la situación del PP. Los resultados electorales se han encargado de señalar, como Italia ha demostrado desde hace tiempo, que la base electoral de la derecha es inmune a la corrupción de los partidos a los que vota. El efecto ha tenido unas consecuencias electorales mínimas para el PP.
No es que el PP haya tenido una fuerte remontada, pues ha pasado del 35,63% del 2007 al 37,53% de 2011. La explicación está en el hundimiento del PSOE que ha bajado del 34,92% al 27,79%. Todo ello en medio de una participación superior, del 63,27% al 66,23%. Pero el beneficiario de esos votos perdidos por el PSOE no ha sido IU, que tuvo un discreto aumento de votos, pasando del 5,48% al 6,31%.
El tercer fenómeno a evaluar es el acontecimiento insospechado que se produjo el 15 de mayo, cuando salió a la luz de manera abrupta e inesperada el malestar que continua latente entre las capas populares por los efectos de la crisis. Esta vez el malestar se expresó en el formato que empieza a ser habitual en todo el mundo, una convocatoria amplia a través de los medios de Internet, sin necesidad de mediación de organizaciones; una ocupación continua de la calle para hacer visible la protesta a través de los medios de comunicación; unos objetivos difusos; una ausencia de estrategia; y, en el caso de España, un ambiente distendido ante la ausencia de represión. La derecha intentó a través del pronunciamiento de la junta electora – que declaró ilegal la concentración continua en las plazas españolas – poner en un apuro al gobierno intentando obligarle a desalojar las concentraciones, lo que finalmente no logró. Pero aparte de este intento de volver contra el gobierno socialista el movimiento de protesta, los dirigentes del PP no se sintieron especialmente preocupados, confiaban en que este movimiento desgastase más al gobierno y apenas beneficiase a Izquierda Unida, no se equivocaron.
El PSOE simplemente se quedó perplejo ante la inesperada muestra de descontentó, y además de algunos gestos condescendientes, su única preocupación fue no llegar al enfrentamiento abierto con los concentrados en las plazas españolas, especialmente la de Madrid, antes de las elecciones. Maniobró astutamente para no tener que llegar al desalojo tras el posicionamiento de la junta electoral.
Izquierda Unida sabía que era la única fuerza política que podía conectar con las demandas de la mayoría de los concentrados, a la vez que podía canalizar electoralmente la explosión de descontento, y se movió con rapidez para impugnar, sin éxito, la decisión de la junta electoral. Pero fue en vano, las movilizaciones no se tradujeron en apoyo electoral. En Madrid, el epicentro de las protestas, el PSOE perdía un 7% e IU subía un 2% en relación al porcentaje de votos del 2007, resultados no muy diferentes del resto de España. El porcentaje que perdía el PSOE, y también la pérdida del 6% del PP en Madrid, se lo apuntaba básicamente Unión Progreso y Democracia, un partido que el electorado sitúa políticamente entre el PP y el PSOE1.
Pese a las fuertes expectativas levantadas por los sectores a la izquierda de IU en torno a estas movilizaciones que arrancaron el 15 de mayo, los efectos electorales inmediatos han sido nulos. El sueño de la spanish revolution tuvo un brusco despertar, el PP cumplió holgadamente las perspectivas que le venían anunciando las encuestas y consolidó su poder político de manera casi absoluta. Habría que recordar que en las comunidades donde no se celebraban elecciones autonómicas la situación es la siguiente, Galicia tiene gobierno del PP; Euskadi es gobernada por una coalición PSOE-PP; en Cataluña el gobierno es de la derecha nacionalista de CIU después de arrebatarle el gobierno al tripartito en torno al PSOE en noviembre de 2010; y en Andalucía los municipios de las 8 capitales de provincias han pasado a las manos del PP.
Es difícil prever si las movilizaciones que arrancaron el 15 de mayo son la semilla de algo más sólido en el futuro. Si nos atenemos a las lecciones de nuestra propia historia podríamos recordar multitud de movilizaciones que no dieron ningún fruto estable (sin ir más lejos, la huelga general del 29 de septiembre pasado). Pero también podemos aferrarnos al único caso remarcable que si produjo resultados que perduraron en el futuro, fue el caso de las movilizaciones contra la entrada de España en la OTAN, de las que resultó la creación de IU.
Finalmente – volviendo al comportamiento del electorado de izquierdas – la gran pregunta a resolver. ¿Porqué IU no remonta? En medio de la crisis económica más grave sufrida por la democracia española, con un fuerte malestar de la base electoral del PSOE por su giro neoliberal y los 5 millones de parados, con su apoyo a la huelga general y a todo tipo de movilizaciones, incluidas las de la última semana, con su crítica al giro del PSOE, con sus propuestas progresistas para salir de la crisis. ¿Por qué IU tiene un techo electoral insuperable que además es muy bajo para poder ser un actor capaz de condicionar, al menos, las políticas de otros actores más importantes?
Es un tema para discutir en profundidad, y este artículo está hecho a vuelapluma sobre los resultados electorales. Pero les adelanto una respuesta falsa a la que la izquierda alucinada es muy aficionada, los defectos de IU. Los tiene, no vamos a discutir eso. Pero su situación es similar al de las organizaciones a la izquierda de la socialdemocracia en el resto de Europa. Se acuerdan del NPA en Francia, se deshinchó. Se acuerdan de los resultados de la izquierda en las elecciones municipales y regionales griegas, se repartieron la victoria entre quienes llevaron a Grecia a la situación actual (conservadores) y quienes aplican a las clases populares griegas las duras medidas de ajuste que han provocado diversas huelgas generales y numerosas movilizaciones2. Es a partir de este tipo de datos que puede discutirse serenamente la situación de la izquierda.
(*) Se pueden consultar otros artículos y libros del autor en el blog : http://miradacrtica.blogspot.com/, o en la dirección: http://www.scribd.com/sanchezroje
1 Unos días antes de las elecciones escribí un artículo (Que no se vayan todos, que gane la izquierda) que las páginas alternativas de Internet se negaron a publicar y que se puede encontrar en el blog http://miradacrtica.blogspot.com/
2 Les resumo una información periodística de las elecciones locales y regionales en Grecia en noviembre de 2010: más de la mitad de los electores griegos han preferido no acudir a votar, ya sea por una forma de castigo contra su partido , por indiferencia o por protesta muda . Los socialistas han obtenido 91 alcaldías , mientras que los conservadores 52, y el resto han sido elegidos 1 alcalde comunista, varios de la izquierda y muchos candidatos independientes. Y de las 13 circunscripciones regionales, PASOK ha obtenido Atica, Creta, Peloponeso, Macedonia-Tracia, Grecia central, Grecia occidental Norte del Egeo, Sur del Egeo . Y los ayuntamientos de Atenas, Tesalonica, Iraklio y Jania ( en Creta), Volo, Larisa y Rodas. Un resultado que tranquiliza a Papandreu que esta semana afrontara noticias económicas difíciles . Los conservadores han conseguido por su parte las circunscripciones de Macedonia Central y Occidental, Tesalía y Epiro , y las Islas Jonicas así como el ayuntamiento del Pireo y muchos que hasta ahora eran socialistas.