Los indignados griegos: sobre la democracia directa
La redacción del texto “Principios y posiciones de la democracia directa” fue confiada al grupo sobre Democracia Directa por la Asamblea Popular de la Plaza Sintagma, que tuvo lugar el 24 de julio de 2011. Este texto fue presentado a la Asamblea el 3 de septiembre; pendiente de votación.
La asamblea sobre Democracia Directa, considerando que es su deber contribuir al diálogo abierto a nivel mundial sobre el cambio del sistema político, transmite este texto a todas las Asambleas Populares de Grecia y del Mundo con el objetivo de desarrollarlo.
¿Por qué se llenan las plazas con gente de múltiples procedencias? ¿Cuál es la causa profunda que les une y deja a un lado lo que les ha separado? ¿Por qué este fenómeno se extiende por numerosos países?
Es porque la crisis que el sistema ha sembrado en el mundo entero ha puesto a los seres humanos, la sociedad y la naturaleza al borde de lo soportable y de lo tolerable, como prueba la situación actual de Grecia. Vivimos en una época de desigualdades flagrantes, hemos divinizado al dinero y nos hemos transformado en esclavos de los bancos y las multinacionales. Las relaciones humanas están impregnadas de antagonismo y dominadas por el beneficio individual. Hemos tolerado la explotación de los seres humanos así como la violación de la naturaleza en nombre del desarrollo. Hemos dejados que los otros (jefes, gobernantes, diputados y sus patronos económicos) decidan por nosotros.
Ha llegado la hora de la subversión.
Desde el primer día, el 25 de mayo en Sintagma, hemos erigido en proyecto la Democracia Directa y la hemos comenzado a aplicar decidiendo tomar en nuestras propias manos la dirección de nuestras vidas. El poder surge del pueblo, pero actualmente se ejerce únicamente en nombre del pueblo, en realidad y, contumazmente, en su contra. El pueblo ya no es el soberano, ha cedido su soberanía. La cualidad de ciudadano existe cuando uno mismo ejerce la política. La ciudadanía no se delega, es ejercida personalmente por el ciudadano. La delegación de la ciudadanía, la representación, entraña la pérdida de su libertad. El individuo se convierte en ciudadano cuando, tomando parte en la vida común, trasciende el interés privado e individual y se vierte en lo colectivo. Es el ejercicio mismo de la política el que educa continuamente a los ciudadanos y los capacita para gestionar las cuestiones sociales.
En consecuencia, todo ciudadano tiene el deber de proteger firmemente a la ciudadanía de todo intento de hetero-determinación, procedente tanto de los mecanismos de formación de la opinión pública (medios de comunicación), como de los partidos políticos que reducen a los ciudadanos a la condición de adeptos, de simples votantes o, incluso, de clientes. A esa pérdida de la ciudadanía contribuyen las elecciones y todos los referéndums legales o la gobernanza electrónica, que impulsados desde arriba pretenden crear la ilusión de una profundización de la democracia.
Es el marco de la Democracia Directa, la única democracia real, el que asegura que el pueblo ejerce el poder por sí mismo mediante las Asambleas Populares. Cada Asamblea Popular, en tanto que cuerpo constituido, ejerce todos los poderes en el ámbito de su responsabilidad y competencia. El pueblo ejerce todos los poderes ya que:
– Es autotélico, soberano, y se autogobierna puesto que es él mismo quien ejerce el poder de gobernar (deliberando él mismo sobre todo lo que le concierne y adoptando todas las decisiones relativas a las cuestiones tanto internas como externas) así como el poder ejecutivo aplicando sus propias decisiones sobre los aspectos organizativos, administrativos y de ejecución.
– Es autónomo, ejerce el poder legislativo, elabora sus propias leyes y
– Ejerce así mismo el poder judicial.
La Asamblea Popular puede cometer errores, pero precisamente porque son suyos está en condiciones de corregirlos. La Democracia Directa aparece en tanto que proyecto necesario para la subversión radical del sistema de representación, de la mercantilización de todo y de la reducción del ser humano a la condición de instrumento del enriquecimiento, que se oponen al desarrollo creativo del conjunto de la sociedad así como de cada uno de los individuos que la componen. Ello presupone y entraña la participación activa y continuada del conjunto de la sociedad respecto a las cuestiones que le son comunes. La Democracia Directa es al mismo tiempo un proceso de deliberación, de adopción y de aplicación de decisiones, un régimen político y un modo de coexistencia en sociedad. El sentido de todo ello es la autonomía de la sociedad quien crea por sí misma sus instituciones y es gobernada directamente por ciudadanos libres e iguales. Este procedimiento de organización de la sociedad no deja ningún espacio a la jerarquía, a los jefes, a los gobernantes y a los partidos, sólo a los ciudadanos que viven y ejercen la política, como seres humanos que viven toda la alegría de la iniciativa individual, del esfuerzo colectivo, de la solidaridad y del amor.
En el centro de la crisis actual se halla justamente el hecho de que el hombre se ha transformado en un medio fungible al servicio de la dictadura de los mercados y del dinero. Sin embargo, le corresponde exclusivamente a la sociedad el derecho de definir sus necesidades, y de definir cómo y para qué produce. Para que la Democracia Directa exista en su sentido pleno, es necesario, no sólo que la sociedad asuma directamente la gestión de la economía, sino que también la adapte a dimensiones humanas, a las necesidades sociales y al compromiso con el medio ambiente. Sobre esa base, todos los recursos de nuestra vida común en sociedad y los medios para satisfacer nuestras necesidades comunes no pueden ser otros que comunes, en manos de la sociedad que decide por sí misma, sin representantes, su distribución igual para todos, respetando el entorno. Por que el hombre no puede ser considerado como un simple medio, ni el ecosistema como un recurso inagotable y consumible.
Los principios de la Democracia Directa difieren de los principios postulados en el pasado, abiertos a todo tipo de trasgresión, ya que su garantía está asegurada por el control continuo de todos los ciudadanos. Estos principios, tal como han sido establecidos en la Plaza Sintagma, así como en otras experiencias históricas son:
- Libertad 2. Igualdad 3. Solidaridad 4. Autonomía
Las posiciones de la Democracia Directa basadas en esos principios son:
- los ámbitos públicos están abiertos a la participación de todos y pertenecen a todos.
- es una condición fundamental la participación igualitaria de todos en la elaboración, la adopción y aplicación de decisiones así como el control de su aplicación, tanto en el plano político como económico. Todos ejercen el control y son controlados con el objetivo de auto-mejorar y mejorar las funciones de la sociedad.
- las representaciones necesarias tienen un carácter de coordinación o de ejecución, no intermediario, representativo o decisorio.
- todos los representantes son seleccionados mediante sorteo de los miembros de la Asamblea Popular o de una lista votada por ella cuando sea necesario un conocimiento especializado o particular. De todas formas, son revocables en todo momento, rinden cuentas durante el ejercicio de sus obligaciones y son examinados durante su rendición de cuentas al final de sus actividades.
- la existencia de muchas asambleas locales (barrios, ayuntamientos, lugares de trabajo, centros de estudio) que se comunican entre sí, es la piedra fundamental de la democracia directa. La participación en ellas no debe ser ocasional sino responsable y regular tanto como sea posible. La comunicación entre las asambleas locales crea una red horizontal (sin jerarquías), que tiene como objetivo la coordinación de tomas de posición y acciones necesarias.
Estamos ante un momento histórico decisivo, frente al desafío, pero también ante el exclusivo privilegio, de asumir el control de nuestras vidas, derribando el sistema que nos muestra el fracaso de sus valores e instituciones que especulan con nuestras vidas. Queremos todo para todos. Somos la historia en movimiento.
(He respetado las mayúsculas tal como estaban el texto en francés)