Primera vuelta de las elecciones municipales 2004: pérdidas y ganancias
La campaña
El carácter sui generis de la campaña electoral se debe no solo al hecho de que el Partido de los Trabajadores (PT) intervino por primera vez como gobierno y el Partido del Frente Liberal (PFL), como oposición, sino también a que el PT se presentó por primera vez con su nueva cara, la del gobierno de Lula, con su política económica conservadora. Esto se reflejó, por un lado, en la disminución de la participación de la militancia en las campañas, mucho más profesionalizadas que antes y, por otro, en la gran cantidad de recursos para los candidatos, tanto a las elecciones mayoritarias como a las proporcionales.
Pero a pesar de esta nueva cara conservadora, resultado de las políticas del gobierno de Lula, fue significativa la actitud, prácticamente generalizada, de oposición de los grandes medios de comunicación a los candidatos del PT. En São Paulo, en particular, la preferencia por el candidato del Partido Social Demócrata Brasileño, PSDB (José Serra), y la hostilidad con la administración petista -que puso en práctica un buen programa de políticas sociales para las periferias de la ciudad- quedó manifiesta. Queda la impresión de que las élites tradicionales se identifican más directamente con los candidatos del PSDB y del PFL. Esto es, incluso con su nueva cara, el PT no gana la simpatía de esas élites, especialmente en el caso de las políticas municipales, donde no se incluye la política económica del gobierno de Lula -punto de apoyo de esas élites al gobierno federal-, pero se concentra en políticas sociales -en general prioritarias en los gobiernos petistas a nivel local.
Ganancias del PT
Como era de esperar, para un partido que triunfa por primera vez en las elecciones presidenciales, el PT amplió enormemente los cargos municipales conquistados a nivel nacional. Esto sucedió anteriormente con el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) y con el PSDB y, por si solo, no representa ninguna novedad. El alcance de esta victoria del PT aún está por verse, conforme se realice la cuantificación, pero la previsión de multiplicar por cinco el número de alcandías, que ya fue corregida anteriormente, no será alcanzada. Sin embargo, en estados como Minas Gerais, donde la presencia del PT era localizada, ahora se extiende y en el total del país se puede multiplicar por tres el número de alcaldes del partido. El avance en las regiones más atrasadas del país, al centro y al norte -con triunfos en la primera vuelta en Rio Branco, Macapá y Palmas- es también significativo en un partido que, estando en el gobierno dispone de la capacidad de alianzas, de captación de líderes existentes y de promoción de las campañas mediante recursos.
El PT que puede decir que salió triunfante en la primera vuelta es el PT de la mejor tradición del partido de administración municipal, que realiza buenas políticas sociales. Fue así que se obtuvo la reelección en la primera vuelta en Recife, en Belo Horizonte y en Aracaju. Incluso si en otras ciudades donde esas políticas fueron puestas igualmente en práctica, como Porto Alegre, Belém y Sao Paulo, la segunda vuelta se presenta con dificultades, particularmente en estos dos últimos casos.
Una sorpresa favorable a la izquierda fue el paso de Luzianne Lins a la segunda vuelta en Fortaleza. Vencedora de la convención interna del PT, contra la voluntad de la dirección nacional del partido, que privilegió abiertamente en la campaña al candidato del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), a quien deseaba que el PT apoye -a cambio del retiro de Jandira Fegali en Rio y el apoyo a Bittar-, ella superó en el resultado final al candidato del PCdoB -que comenzó liderando las encuestas- y llega a la segunda vuelta con buenas posibilidades de victoria. Para esto Luizianne contará con el apoyo del PT en su totalidad, del PCdoB y de los votos de sectores disidentes de las élites tradicionales. Perteneciente a una corriente de izquierda -Democracia Socialista-, ella contó con la participación de cinco ministros del gobierno de Lula, mientras otros dirigentes – entre ellos Genoino y José Dirceu- apoyaban al candidato del PCdoB, permitiendo quizás que el PT vuelva al gobierno de Fortaleza, después del gobierno traumático de Maria Luisa Fontenelle en 1985.
Pérdidas del PT
En comparación con esas candidaturas, las que representaban más directamente al gobierno federal, sin defender mandatos existentes, pero marcando la presencia del gobierno de Lula, tuvieron los peores resultados. Fueron los casos paradigmáticos de Rio de Janeiro, de Salvador y de Ribeirão Preto -aunque en esta se defendía un mandato-. En estas tres ciudades fue determinante el hecho de que Jorge Bittar y Nelson Pellegrino representasen al gobierno federal, por haber ocupado cargos en ese gobierno y en el caso de Ribeirao Preto por tratarse del vicealcalde de Antonio Palocci.
En la ciudad de Rio de Janeiro, Lula había obtenido su mejor votación en la segunda vuelta, con más del 80% de los votos. Jorge Bittar, que ocupa un cargo de secretario del gobierno de Lula, quedó en quinto lugar, con el 6% de los votos. Fue el peor resultado de la izquierda en toda su historia, ya que sumados esos votos a los de Jandira Fegali, suman 13%. El contrapeso puede venir de las probables victorias de Godofredo en Niteroi, vicealcalde que heredó el mandato e hizo un buen gobierno, y de Lindberg Faria en Nova Iguaçu, si consigue efectivamente perforar el bloqueo local y llevar, por primera vez al PT a una alcaldía importante en Baixada Fulmínense. Pero en su conjunto, la dirección que Bittar y Benedita dieron al PT en Rio llega a una situación límite, la del más bajo perfil en la ciudad desde que el partido surgió.
En Salvador, Lula había obtenido su segunda mejor votación en la segunda vuelta. Pellegrino, que fue líder del gobierno en la Cámara cuando las polémicas votaciones de la reformas de previsión social y tributaria, y había estado delante en la encuestas antes de la campaña, llegó en tercer lugar, sin lograr pasar a la segunda vuelta. Se quiebra así una trayectoria ascendente del PT en Salvador, que proyectaba una victoria en estas elecciones, antes de la nueva fisonomía del PT en el gobierno de Lula.
En Ribeirao Preto, incluso con la participación de Palocci, su sucesor llegó en tercer lugar. El gobernador de Mato Grosso do Sul, Zeca, por su parte, el más moderado de los dirigentes con cargo ejecutivo del PT, directamente identificado con el giro conservador del gobierno federal, también sufrió una grave derrota de su candidato a la alcaldía de la capital, donde perdió en la primera vuelta -marcando así un cuadro negativo para los candidatos que más directamente expresaron vínculos con el gobierno federal.
Empero, los gobiernos municipales de la izquierda del PT tampoco pueden contabilizar resultados favorables. Los dos que más directamente representan tendencias a la izquierda en capitales -como de Porto Alegre y Belém- tienen dificultades para la segunda vuelta. En Porto Alegre, la candidatura de Raul Pont registró índices históricos del PT en la primera vuelta -37%-, pero con una diferencia de apenas 9% sobre el principal candidato opositor y en condiciones que puede contar con la transferencia segura de apenas 3% del candidato del Partido Socialista de Brasil (PSB), mientras que su opositor podría contar, en teoría, con un caudal mayor, a través de una posible frente opositor de todos los otros candidatos. En Caxias do Sul y en Pelotas habrá también segundas vueltas reñidas, en las que el PT participa en primer lugar en la primera ciudad y en segundo en la otra. Si triunfa en Porto Alegre y en por lo menos una de las otras, el PT gaucho continuará siendo el que tenga hegemonía en su estado, posición no disfrutada por ningún otro en escala nacional.
São Paulo representa un caso particular y puede, con una eventual derrota de Marta Suplicy en la segunda vuelta, neutralizar por su peso cualitativo, los avances cuantitativos del partido a escala nacional. En caso de que se dé la victoria del candidato del PSDB en São Paulo, ese partido contaría con el gobierno del Estado y del municipio que, respectivamente, representan el segundo y el tercer presupuesto nacional, Además, se instalaría por primera vez el comando de un único partido en la capital política y económica del país, sedes principales del PSDB y del PT. En caso de quellegue a darse esa situación, el resultado negativo del gobierno Marta Suplicy se debe, en primer lugar, al desencanto con las políticas del gobierno de Lula, lo que llevó a un reflujo de la militancia y a un distanciamiento de los sectores que habían votado por él.
En segundo lugar, el carácter conservador de la clase media paulista es decisivo en el resultado final, ya que los resultados señalan claramente la concentración de votos de las regiones más ricas a favor de Serra y de las regiones más pobres para Marta, dejando el desempate en manos de los sectores medios. En estos sectores, contando con el fuego cerrado de los medios de comunicación contra su gobierno – habiendo perdido la batalla ideológica en torno al aumento de los impuestos, realizado para financiar las mejores políticas sociales existentes actualmente en Brasil-, Marta proyectó un rechazo que la persigue desde el comienzo de la campaña. Esa imagen negativa es el tercer factor contra el cual ella tiene que luchar, si quiere revertir el cuadro negativo e intentar dar continuidad a sus políticas sociales.
En el resto del Estado, el PT contabiliza pérdidas significativas, incluso si vuelve a gobernar la ciudad de Santos, porque ya perdió en la primera vuelta la posibilidad de seguir gobernado Ribeirão Preto y Campinas, así como Piracicaba. Si a esto se suma la derrota en la ciudad de São Paulo, el PT paulista sufre una derrota significativa. Considerando el peso que el estado tiene en el gobierno federal y los vínculos que este tiene con el Estado, habrá sido un desgaste no despreciable para el gobierno de Lula y para los dirigentes del PT -Genoino, José Dirceu, Aloísio, en primer lugar, igual que Palocci, Joao Paulo y de la propia Marta.
Pero la mayor pérdida del PT -esta tal vez irreversible- fue la pérdida de la militancia en las calles. Al ganar la nueva figura que el gobierno de Lula ostenta, al hacer alianzas incluso en las inscripciones para concejales -como en São Paulo y en Rio con el Partido Laborista de Brasil (PTB)-, al sustituir a la militancia por el profesionalismo en las campañas, el PT perdió un poco de su alma, de su espíritu de militancia, de su alegría. Incluso subsistiendo en algunos lugares, como Porto Alegre, Fortaleza -significativamente donde el candidato pertenece a la izquierda del partido-, parece un fenómeno residual. El PT se va asemejando así, también en el plano local, a los partidos tradicionales, con grandes máquinas nacionales, direcciones distantes de las bases y de los movimientos sociales, sustituidos por el gran aparato organizativo y de propaganda.
Ganancias y pérdidas de la oposición
No hubo prácticamente oposición de izquierda al PT. Hubo candidaturas como la de Jandira Fegail, en Rio, que recibió un caudal de votos de los descontentos dentro del PT y de los que salieron del partido. Hubo candidatos de tendencia más a la izquierda -como en Porto Alegre, Fortaleza, Belém-, pero apareció una fuerza a la izquierda del PT con presencia mínima. El Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) continuó reducido a una votación mínima, así como los otros partidos pequeños de extrema izquierda. El Partido Socialismo y Libertad (PSOL) brilló por su ausencia: después de comenzar a tener definiciones locales -apoyó a Luiza Erundina en São Paulo, a Jandira Fegali en Rio, voto en blanco en Porto Alegre-, terminó decidiéndose a no apoyar a ninguno, ni a orientar a su seguidores. En São Paulo, algunos intelectuales que habían firmado el documento de fundación del PSOL, llamaron al voto nulo, con equidistancia de Serra y de Marta -hubo algunos que hasta llamaron al voto por Serra, porque el objetivo más importante sería derrotar al PT en cualquier lugar-, pero sin mayores repercusiones políticas, salvo las usuales de la Folha de São Paulo, que recoge cualquier crítica al PT.
La nueva cara de la oposición al PT vino principalmente del PSDB. Revela como los años de gobierno de Fernando Henrique Cardoso (FHC) significaron una transición de representación política de la derecha en dirección del PSDB. que pasó a ser su partido orgánico. El decline anterior del PMDB (y del malufismo) y el del PFL ahora dieron lugar al espacio ocupado por el PSDB, en alianza estratégica con el PFL y asociado a los aliados locales u ocasionales -como el Partido Popular Socialista (PPS) o el propio PMDB, en algunos casos. El escenario político pasa a tener como referencia central la disputa entre el PT y el PSDB, incluida la referencia de que presentan propuestas económico- financieras similares y disputan, de alguna forma, los mismos sectores sociales.
Aún así, queda claro, por la distribución de votos de Serra y de Marta Suplicy en São Paulo, como las políticas sociales del PT propiciaron la conquista clara de votos de la periferia pobre, mientras el voto tradicionalmente conservador de la ciudad -de la alta burguesía y de la clases media- se inclinó claramente por Serra. Esta división se da a nivel municipal, donde las políticas sociales de los gobiernos petistas posibilitaron ganar bases populares, pero a nivel nacional la disputa se da en torno al gran empresariado, buscado por los dos partidos por igual.
Los resultados del PSDB en la primera vuelta pueden permitirle alcanzar el gobierno del Estado y la alcaldía de São Paulo, con lo que dispondría de un capital muy importante para la oposición al gobierno de Lula y como plataforma para una candidatura presidencial en el 2006. Las dificultades responden al hecho de que en São Paulo los tucanos disponen de candidatos con mejor convocatoria nacional -Alckmin y Serra-, en tanto que los otros -Tasso Jereissatti y Aécio Neves- sufrieron reveces en sus estados y se debilitaron en el espacio interno del PSDB.
Pero este escenario solamente se diseñará a partir de la segunda vuelta y de las consecuencias que produzca, comenzando dentro del gobierno de Lula y del PT como partido. (Traducción ALAI)