Un punto de encuentro para las alternativas sociales

“Para que el proceso sea democrático la fórmula de la pregunta habría de tener todas las garantías de pluralidad, que no es el caso.”

Salvador López Arnal

Entrevista a Francisco Morente y José Luis Martín Ramos sobre las preguntas de la consulta anunciada para noviembre de 2014

“Para que el proceso sea democrático la fórmula de la pregunta habría de tener todas las garantías de pluralidad, que no es el caso.”

 

Codirector de la revista de historia L’Avenç entre 1993 y 1999, director del Arxiu d’Història del Socialisme de la Fundació Rafael Campanals y catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona, José Luis Martín Ramos se ha especializado en la historia del movimiento obrero, centrando su investigación en los movimientos socialista y comunista del siglo XX en Cataluña y España. Coordinó una Historia del socialismo español dirigida por el inolvidable historiador Manuel Tuñón de Lara (redactó el volumen cuarto) y publicó igualmente una Historia de la Unión General de los Trabajadores (1998 y 2008). Sobre la historia del PSUC ha publicado hasta el momento, además del libro comentado en esta entrevista, Los orígenes del PSUC en Cataluña, 1930-1936 (1977) y Rojos contra Franco. Historia del PSUC, 1939-1947 (2002). Sus publicaciones más recientes son Ordre públic i violència a Catalunya (1936-1937) []2011] y el que hasta ahora en su último libro, La reraguarda en guerra. Catalunya, 1936-1937, L’Avenç, Barcelona, 2012.

Francisco Morente es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona. Especialista en el estudio de la cultura, la educación y la socialización política de los jóvenes en los regímenes fascistas, entre sus numerosas publicaciones cabe citar La Escuela y el Estado Nuevo. La depuración del magisterio nacional (1936-1943), Libro e moschetto. Política educativa y política de juventud en la Italia fascista, 1922-1943, y Dionisio Ridruejo. Del fascismo al antifranquismo. Recientemente ha editado las obras colectivas España en la crisis europea de entreguerras. República, fascismo y guerra civil, y (con Ferran Gallego) Rebeldes y reaccionarios. Intelectuales, fascismo y derecha radical en Europa.

Nuestra conversación se ha centrado en la consulta de noviembre de 2014 en Cataluña y en las preguntas anunciadas el pasado jueves 12 de diciembre

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Podemos recordar, si os parece, las preguntas para la consulta anunciada de noviembre de 2014. ¿Tenéis información sobre la cocina de las preguntas que se han acordado? ¿Ha sido una idea fruto del acuerdo inicial entre Mas y Duran i Lleida como se ha informado en la prensa?

FM [Francisco Morente]: No tengo más información que la que se ha publicado en la prensa o se ha comentado en medios radiofónicos y digitales. Parece claro que la primera pregunta buscaba facilitar la aceptación de la segunda por parte de Unió y de ICV-EUiA. También creo que, si esa interpretación es correcta, la coalición de izquierdas ha vendido bien barata su aceptación de la que es en el fondo la pregunta estrella del paquete.

JLMR [José Luis Martín Ramos] Se acabarán sabiendo los detalles; ahora estamos en el tiempo de la especulación y también de informaciones complementarias que pretenden capitalizar ya, el acuerdo a que llegaron las tres -o cinco- organizaciones. Algunas de esas interpretaciones son incluso contradictorias con ellas mismas; es el caso de las declaraciones de Marta Rovira, que no dicen mucho de la seriedad de Esquerra Republicana. Pero todo eso es secundario. Lo importante es que se nos sigue enseñando el dedo, para sigamos sin mirar a la luna. Desde que se anunció el acuerdo, no estamos haciendo otra cosa que preguntarnos sobre la pregunta.

Lo importante, lo más importante, es constatar que esas seis formaciones políticas (CDC, UD, ERC, ICV, EUiA, CUP) han priorizado su dinámica de relación interpartidaria, sus intereses de partido, sobre la dinámica social, sobre el interés social. En Cataluña hay un conflicto, es cierto. Una parte de la sociedad catalana plantea una solución: la independencia. Tan cierto como que otras partes prefieren otras, y que se planteaban antes del 11 de septiembre de 2012. O ¿es que no se planteaba ya antes una reinterpretación federal del sistema autonómico? Eso es lo que hizo Pascual Maragall, con su fórmula del federalismo asimétrico -mal concretada y mal negociada, por cierto; aunque ese es otro tema-. Luego el viaje relámpago de Mas a Madrid torpedeó la primera fórmula Maragall; a partir de entonces el Tripartido aumentó sus tumbos, cedió la iniciativa en favor del estatuto que se votó; y finalmente el Constitucional arrojó sobre el estatuto tantas incógnitas que permitió a CiU abrir de nuevo su tradicional escenario de equívocos e incertidumbres, con el caótico resultado al que asistimos.

La independencia no ha sido ni la primera ni la única respuesta al agotamiento del actual sistema territorial. Pueden haber variado los porcentajes pero Cataluña es tan plural hoy como lo era hace cinco años, en el hecho y en el abanico de sus opciones. El grupo de los cuatro/seis no podía limitarse a cambiar sus cromos; ellos, que se llenan todo el día la boca reclamando visión de país, tenían que haber atendido a todo el país, considerar toda la colección y no sólo los cromos que manejan.

No una sino dos preguntas. ¿Conocéis algún otro caso donde también se haya efectuado de este modo una consulta-referéndum de estas características? Algunos portavoces nacionalistas han hablado del caso de Puerto Rico.

FM: Efectivamente, se ha hablado del caso de Puerto Rico; hay que decir, sin embargo, que de la papeleta empleada en la isla caribeña se ha cogido sólo la idea general y se ha transformado para (a diferencia del referéndum de Puerto Rico, bastante neutral en su formulación, y completamente “inclusivo” de las diferentes opciones en liza) favorecer descaradamente la opción independentista sobre cualquier otra.

JLMR: Que los nacionalistas invoquen el caso de Puerto Rico es un caso de ignorancia absoluta, de extrema manipulación o simplemente de estulticia. Es cierto, en 2012 hubo un referéndum con dos preguntas. Pero estas se formularon de manera antagónica al acuerdo de CiU-ERC-IC/EUiA. La primera pregunta era, ¿está de acuerdo o no con el statu quo actual?; la segunda, en caso de que fuera no qué prefiere: ser estado de la Unión; ser estado libre asociado soberano (es decir, una modificación del statu quo actual en el sentido de su reinterpretación soberanista; o ser independiente). Si la pregunta catalana fuera esta, yo la apoyaría sin ninguna duda. Esa sí es una pregunta inclusiva, porque incluye formalmente todas las opciones. Y es una pregunta formulada en orden político lógico, es decir primero resolver sobre la situación actual, por medio del voto. Porque lo que no se puede aceptar, democráticamente, es que eso -el mantenimiento o no del statu quo- se haya resuelto ya a través de las manifestaciones del 11 de septiembre o a través de un acuerdo parlamentario de parte.

Os pregunto por la primera parte, por la primera pregunta, valga la redundancia. ¿Está clara en vuestra opinión? ¿De qué Estado se habla cuando se habla de Cataluña como Estado?

FM: La pregunta es completamente confusa. Al no aclarar qué tipo de Estado se está proponiendo, la persona que marque el sí no sabrá cómo se va a interpretar esa respuesta si finalmente no ganase la opción independentista. ¿Habría que hacer otra consulta para aclararnos sobre el tipo de Estado por el que han optado los votantes? La trampa que esconde esa pregunta es tan evidente que uno no puede más que pensar que quienes la han diseñado nos toman a los ciudadanos por imbéciles.

JLMR: Es una pregunta tramposa, porque no es una pregunta unívoca. Pueden estar a favor de Cataluña como estado los que estén a favor de la independencia, los que defiendan la propuesta federal, los que estén a favor de un proyecto análogo al Plan Ibarretxe, los que recuperasen la idea del estado compuesto, y no sé sí incluso los que estén a favor de la traducción institucional plena de aquella fórmula que esgrimió el PSOE a finales de los setenta, la ‘nación de naciones’. La consecuencia de esa pregunta es que no permite ninguna conclusión política clara; y por tanto diluye absolutamente la representación formal de la opción federal. Sí en cambio es claramente concluyente la segunda pregunta, por lo cual le referéndum queda sesgado -de manera política y no sé si jurídicamente torticera- desde su enunciado.

Los que voten “No” a esta primera pregunta, ¿qué opción estarán tomando? ¿Apuestan por el Estado autonómico, por el inmovilismo, por el centralismo?

FM: Pues tampoco se sabe con certeza. Se ha dicho que serían los partidarios del statu quo, pero entonces ¿qué tiene que votar alguien partidario del modelo autonómico pero con profundización del autogobierno en relación con el actualmente existente? ¿Y quien quiera volver a un sistema centralista? Para los impulsores de la consulta da igual: todos son uno y lo mismo.

JLMR: O simplemente votaran no los que no entiendas nada de nada y no estén de acuerdo con la independencia, o con el referéndum y punto.

¿No es extraño que los votantes que se decanten por el NO en esta pregunta no puedan participar en la segunda? Podrían razonar así: si saliese el SÍ, votaré en la segunda pregunta por la opción menos mala para mi como otros votarán por la opción que más les interese o más concuerde con su ideología.

FM: Tienes razón en que esa opción podría darse, pero también es cierto que si quién vota NO en la primera pudiese volver a votar en la segunda, el recuento y la interpretación de los resultados (que ya sería difícil con la propuesta actual) se complicaría hasta extremos inverosímiles. El problema, en realidad, está en el diseño de la pregunta, que, como dije, favorece la opción independentista y dificulta todas las demás, bien porque no las explicita claramente, bien porque las excluye por completo

JLMR: Esa concatenación forma parte de la operación de dejar fuera del recuento político a una parte de la sociedad. Por eso Marta Rovira hace los cálculos que hace.

 

Voy a la segunda pregunta: ¿está clara la primera posibilidad? Los que voten a favor, ¿están apoyando que Cataluña sea un Estado independiente del resto de España como si fuera, pongamos por caso, el estado de Finlandia o el de Bulgaria?

FM: Yo diría que sí. Ahí no hay equívoco posible, salvo que quisiéramos rizar el rizo: ¿pero hay a día de hoy algún Estado verdaderamente independiente? En fin, creo que los votantes no tendrían duda sobre lo que se les está preguntando.

JLMR: Son los únicos que podrán traducir plena, clara y distintamente su opción política en voto definitivo.

Quienes voten NO a esta segunda pregunta, ¿qué opción estarán tomando? ¿Apuestan por una España confederal? ¿Por un estado libre asociado?

FM: Pues será un misterio; me remito a lo señalado antes al comentar la primera pregunta. Ahí está uno de los grandes problemas (y trampas) de la consulta tal y como se ha diseñado: deja claro que la única opción definida de Estado es el independiente; los demás pasan a ser un totum revolutum que nadie sabría cómo interpretar.

JLMR: Sólo si la segunda pregunta fuera desglosada, los resultados podrían ser inequívocamente interpretables en pie de igualdad. La doble pregunta, una subordinada a la otra encierra una obligación. La subordinada es la determinante, porque es el único resultado que no admite interpretación. Por eso la primera ha de ser la que incluya todas las opciones sobre la situación; y la segunda la que incluya todas las alternativas a la situación actual. Es lo que hicieron en Puerto Rico. No hacerlo así, es una burla a la democracia. El argumento nacionalista de que si la segunda pregunta no se limita a la cuestión de la independencia entonces no se podrá resolver sobre esta propuesta que es la que está sobre la mesa es, además de mentiroso – ya he dicho que sobre la mesa hubo y hay otras opciones – capcioso y cínico; reconoce, de hecho que no habrá pregunta real sobre la federación, porque no está en la segunda pregunta. Es un lío, pero no nos dejemos enredar por él.

Quienes, como es mi caso, mantenemos una opción republicana federal, ¿por qué opción deberíamos votar para no meter la pata y equivocarnos de mucho?

FM: Pues no lo sé. Igual nos regalan un manual de instrucciones para que sepamos a qué atenernos.

JLMR: ¿Votar en blanco? ¿Se ha previsto que pueda ser una opción? ¿Se votaría en blanco una o dos veces? No nos dejemos enredar.

Cambio un poco de tercio, ¿creéis que va a celebrarse esta consulta en noviembre de 2014? Más concretamente, ¿qué tipo de consulta? No parece que el gobierno central –“Madrid” en lenguaje nacionalista- esté por la labor. ¿Elecciones en su lugar tal vez?

FM: Yo creo que el 9 de noviembre de 2014 no habrá una consulta digna de ese nombre. Quiero decir que no habrá ni una consulta legal (sería una gran sorpresa que el gobierno español dejara que se celebrase por acción u omisión) ni una “ilegal” o “alegal” con las características precisas para que pueda ser tenida en cuenta por la comunidad internacional: que se haga con un censo electoral fiable, que no sea boicoteada por, al menos, tres de los partidos con representación en el Parlament, que se haga en todo el territorio (incluyendo aquellos municipios donde los ayuntamientos controlados por los partidos que boicotearían la consulta no iban a colaborar de ninguna manera con el proceso), que el proceso de votación y el recuento fuesen de fiar teniendo en cuenta que no habría en las mesas interventores de los partidos opuestos a la consulta, etc., etc. En definitiva, el 9 de noviembre, en el mejor de los casos, tendríamos un espectáculo electoral, pero no un verdadero acto electoral. No digo que no serviría para lograr impacto mediático, pero difícilmente nadie en la comunidad internacional iba a validar una cosa así.

Creo, por tanto, que lo que tendremos es elecciones; no me atrevo a decir si en 2014 (consumándose ahí el suicidio de CiU) o en 2016, si es que CiU consigue aplazar su suicidio hasta entonces, prorrogando para 2015 el presupuesto, y sometida al embate de ERC y de ese monstruo que la propia CiU ha ayudado a engordar y que se llama ANC.

JLMR: No sé si habrá o no consulta. Mas dice ahora que si Rajoy negocia puede reformularse la pregunta. Y Rubalcaba que a lo mejor la consulta catalana, en otros términos, cabría en la constitución. ¡Vaya usted a saber! También podrían plantearse una consulta ‘cívica’ como la que impulsó la ANC en los Ayuntamientos; no tendría valor jurídico, pero sí político. Y todo lo que están haciendo tiene una importante trascendencia política. El acuerdo partidario sobre la pregunta tiene ya una importante significación y trascendencia política. Representa la manifestación de la hegemonía nacionalista, le proporciona un nuevo recurso para desarrollarla, y anuda aún más a su rueda a Iniciativa y a EUiA por ser partícipe de ese acuerdo, en los términos en los que se ha hecho, en los términos de su carácter exclusivo y no inclusivo y de sus déficits democráticos. Porque insisto, no es que la pregunta sea un lío, una trampa, es que no está formulada de manera que garantice plenamente y en igualdad, insisto en igualdad, la pluralidad de opciones presentes.

¿Monstruo la ANC? ¿Por qué?

FM: Cuando digo “monstruo”, me refiero a la creación de un artefacto que desborda las previsiones de quienes lo han alimentado y se coloca en posición de imponerles una determinada línea de actuación, bajo la amenaza de acciones contundentes si no se siguen sus directrices. Se nos presenta a la ANC como una muestra del dinamismo y el empuje de la sociedad civil (indepedentista). Ciertamente, hay una participación amplia de ciudadanos en la ANC y se recoge en ella el trabajo de base de muchísima gente. Lo que no se explica es que el crecimiento de la ANC es algo menos angelical de lo que se pretende hacer creer, y que sin el amparo y el empuje de los partidos nacionalistas y de las instituciones que estos controlan su capacidad de actuación y su crecimiento hubieran sido mucho menores. Baste recordar, y es solo un ejemplo entre muchos posibles, cómo TV3, una televisión pública y pagada con el dinero de todos, se puso impúdicamente al servicio de la ANC y su Vía Catalana desde meses antes del acontecimiento.

JLMR: No, yo no creo que sea un monstruo. Pero sí le hacen jugar, o le permiten jugar, un papel monstruoso. El de confundir la democracia con la movilización. Ese sería otro tema a desarrollar; pero en esta entrevista ya tenemos suficiente con el de la pregunta.

Para que el proceso fuese democrático, ¿qué participación os parecería razonable si se llegase a convocar? Si la opción mayoritaria fuese la independentista, ¿bastaría con cualquier porcentaje (mayoritario) de votos?

FM: Creo que esas cuestiones deben formar parte de la negociación que conduzca a un referéndum de esa naturaleza. Los propios impulsores del actual proyecto han dicho siempre (con alguna excepción, en el caso de ERC)que se necesitarían amplias mayorías para tirar adelante con la independencia. Quiero recordar que para el referéndum de Montenegro se estableció una participación mínima del 50% y un 55% de síes a la independencia. A mí me parecen porcentajes muy generosos con los independentistas (implican que un raquítico 27,5% de los votantes sobre censo podrían ser suficientes para conseguir la independencia), pero en todo caso sería el mínimo que me parecería aceptable. Dada la trascendencia de lo que se está decidiendo y su carácter irreversible, sería escasamente democrática una decisión tomada con un margen menor que el señalado más arriba.

JLMR: Para que el proceso sea democrático la fórmula de la pregunta habría de tener todas las garantías de pluralidad, que no es el caso. Para que cualquier resultado sea no solo democrático – la democracia en última instancia es la mitad más uno (¡más el respeto a la minoría!)- sino suficiente en derecho, legítimo incluso, la participación ha de tener una cota superior al 50% por ciento y, de manera aconsejable, claramente superior para que no se produzca el inconveniente de que una mayoría raspada en favor de la independencia no representara más que un cuarto de la población con derecho a voto. Si sólo votara el 50% y sólo el 50% de los votantes lo hiciera en favor de la independencia, eso significaría solo ese cuarto. Lo ideal sería una participación del 70% y un sí del 60%, eso significa el 42% a favor de la independencia (frente a un 28 en contra y un 30 que no se pronuncia). ¿Parece muy alto el techo? No tanto para un país tan democrático y tan movilizado socialmente. ¿O no lo estamos? Con todos los respetos por Montenegro, no querría que esa fuera la referencia para mí país.

FM: En realidad, la discusión que se ha abierto sobre la interpretación de los resultados da cuenta de dos cosas: lo confuso que es el planteamiento de la pregunta y, más inquietante, cómo algunos no se detendrán ante escrúpulo democrático alguno para conseguir sus fines.

En condiciones normales, un referéndum de esta naturaleza, con amplio acuerdo para su celebración, concitaría una elevada participación (seguro que no menor que la de las últimas elecciones catalanas, es decir, en torno a un 70%) En esas condiciones, exigir un 55% de síes para la independencia no me parece un disparate, sino algo incluso generoso con los independentistas, como decía antes. Hay que pensar que la decisión sobre la independencia no es reversible; no parece aceptable, por tanto, que pueda ser tomada con una diferencia de votos pequeña que, en otras circunstancias (económicas, por ejemplo) podría ser de signo contrario. Romper un Estado y una comunidad política que se remonta (por limitarnos sólo al Estado constitucional) a dos siglos atrás no puede hacerse por un voto de diferencia (ni por unos pocos miles). No sólo no es serio, es que no sería democrático.

¿Cómo valoráis la posición de ICV-EUiA en todo este proceso?

FM: Me ha sorprendido el seguidismo con respecto al tándem CiU-ERC. Desde mi punto de vista, el error de partida está en haber asumido acríticamente el campo semántico impuesto por los nacionalistas, empezando por el desdichado “derecho a decidir”. Si la izquierda ha de entrar en ese debate, ha de defender el “derecho de autodeterminación”, con todas sus consecuencias, y no puede asumir el “argumentario” de la derecha, empezando por la apelación propia de la Liga Norte del “España nos roba”. ICV-EUiA no utiliza esa afirmación tal cual, pero tampoco la denuncia como lo que es, una manifiesta falsificación de la realidad y la expresión de la más profunda insolidaridad de nuestros nacionalistas, incompatible con la reclamación de solidaridad con los otros pueblos de España que ha sido tradicional en la izquierda catalana. En cualquier caso, no me parece de recibo que se pueda hacer oposición al gobierno neoliberal por la mañana y se tome café y se hagan fotos con él por la tarde. Oposición en lo social y amiguitos en lo nacional. Al final ICV-EUiA lo único que hace es dar aparente contenido social a una propuesta que, dadas la correlación de fuerzas y las hegemonías actuales, solo puede conducir a una Cataluña de diseño neoliberal, autonómica o independiente, no sabemos, pero neoliberal.

Si a esto se le añade que pretendan hacernos creer que los federalistas de la coalición pueden verse reflejados en la pregunta que se ha pactado, la cosa se sitúa entre la claudicación y la vergüenza ajena.

JLMR: Quiero ser respetuoso con ICV-EUiA. No sé si puedo serlo con sus dirigentes actuales que han metido a las dos formaciones en esta trampa. Creo que han cometido un error de dimensiones importantes. Y es grave porque afecta a una izquierda institucional ya muy baqueteada; a la defensiva frente a la crisis y ahora a la defensiva ante la cuestión territorial. No pueden sostener, ni ellos ni el grupo de Forum Cívic del PSC que la gran virtud de la doble pregunta es que aflora la opción federal. Primero porque esa opción federal ya existía antes que ellos; que si acaso lo que han hecho en estos últimos tiempos es desdibujarla de manera real; sentir una cierta vergüenza, incomprensible para mí, de defenderla; caer en la tontería de sumarse al coro de los que han sostenido que la opción federal no es posible porque al otro lado de la puerta no hay federalistas (por ese camino renunciemos al socialismo, e incluso a una democracia participativa). Y segundo, porque -espero haberlo argumentado – lo que han hecho es poner la propuesta federal a la cola de la de la independencia, en la opción del descarte inicial, no en el de la resolución final; sin posibilidad de que sea objeto de recuento. Mi voto podrá ser federal, pero no se enterará nadie de ello, porque no podrá ser recontado. Sólo podrá ser recontado el voto independentista. ¿Cómo es posible que no se den cuenta de ello? Por otra parte, si es cierto que luchan contra las políticas neoliberales, porque han aceptado participar en una decisión, en el tiempo de una decisión, cuya consecuencia cierta no sabemos si es el ejercicio efectivo de la consulta, sino la aprobación del presupuesto de la Generalitat de 2014 que refleja esa opción neoliberal. ¿O es que están de acuerdo con Mas-Collell, en que sólo es posible una única política presupuestaria, detalle más o menos, como es la que presenta CiU. Esperemos que no sea un nuevo harakiri de la izquierda institucional; tenemos precedentes.

¿Y la de la CUP?

FM: La opción de la CUP por la independencia es clara, así que puede entenderse que hayan aceptado esta pregunta, que en el fondo va en esa dirección. Yo no comparto la orientación de la CUP en la cuestión nacional, así que me deja bastante indiferente lo que hagan o dejen de hacer en ese tema. Creo, con todo, que junto con ERC son los que están actuando coherentemente con su programa. No así todos los demás, que han acabado colando de matute una consulta sobre la independencia que no aparecía explicitada en sus programas electorales; ahí se ve para lo que sirve ese invento del “derecho a decidir”. Dicho de otra manera: la opción neta y clara por la independencia sólo la defendieron en las elecciones de 2012 fuerzas que ahora suman 24 diputados. Pues bien, esos 24 diputados han colocado nítidamente en la pregunta la opción que figuraba en su programa electoral, mientras que quienes suman 63 diputados no lo han hecho o han cambiado de caballo durante la carrera. Eso es un fraude democrático, se pongan como se pongan.

JLMR: La posición de la CUP está por definir. Hay una cierta confusión. El jueves 12 su representación estuvo en el Palau de la Generalitat y participó del acuerdo. Sin embargo, el viernes su secretariado nacional rebajó el grado de adhesión, felicitándose por la fijación de la fecha pero poniendo peros al contenido de la pregunta. Para el 21 de diciembre anuncian la posición definitiva. Veremos. Por el momento, el secretariado rechaza, en principio, un acuerdo que ha sido un cambio de cromos de partidos. Eso lo comparto. Piden un acuerdo que responda a la demanda social. También lo comparto, ahora yo en principio. Pero les pediría a las CUP que consideren no solo una parte de la demanda social, sino toda la demanda social. Si no lo hacen así nunca se despegarán del nacionalismo liberal; serán sólo el pepito grillo generacional y sólo en parte ideológico, del nacionalismo burgués. Yo acepto que las CUP son revolucionarias -en más de un sentido del término – pero ahora hay que exigirles – y como las voté, me creo con derecho a ello – que sean también, y al mismo tiempo democráticas.

¿No hay una fuerte ideología nacionalista en todo este proceso, proceso en el que los valores e ideas asociadas a las fuerzas de izquierda han quedado muy pero que muy diluidas?

FM: Me parece absolutamente evidente. Me remito a lo que señalaba más arriba.

JLMR: Amén.

Las clases dominantes catalanas, ¿qué opción os parece que están tomando? ¿Apuestan por la ruptura?

FM: La gran burguesía financiera e industrial, creo que no. Callan, pero ese silencio es estruendoso en el momento actual. Sin duda, su opción es la del pacto fiscal (o algo similar), pero no se atreven a mostrar abiertamente su rechazo a la independencia, que es contradictoria con la estructura de sus intereses, claramente compartidos con otras fracciones de la burguesía española. Puede que los sectores económicos orientados a la exportación fuera de España, y más claramente los que tienen su mercado fundamental o únicamente en Cataluña, sí puedan sentirse tentados por la independencia (mayor posibilidad de captar recursos públicos por la proximidad del poder político que lo haría posible, entre otras cosas). En todo caso, creo que la clarificación de la situación en que quedaría una Cataluña independiente en relación con la UE sería fundamental para decantar posiciones.

JLMR: Como el juego nacionalista es equívoco y tramposo, procuran también mantener el equívoco y no pillarse los dedos. Aunque las manifestaciones de Gay de Montellá, o las de Oliu (Banc de Sabadell)son cada vez más claras: no se trata solo de la cuestión de la UE, o del euro, es que es en España donde tienen las mayor parte del negocio, sobre todo del negocio financiero. Es significativa la burla de los de Polonia -cada vez menos corrosivos con el poder nacionalista; no sé que diría ahora de ellos Ferrán Monegal -sobre Durán LLeida, ‘volando’ en círculos con la ayuda de un ejemplar de La Vanguardia.

CCOO y UGT han apoyado la consulta. ¿Qué os parece su posición? Son dos sindicatos obreros.

FM: En general, y como se ha señalado en muchas ocasiones, las élites políticas de Cataluña son más catalanistas que sus respectivas bases políticas y sociales. Me parece que eso es aún más claro en el mundo sindical. Tengo escrito que, en Cataluña, la cuestión nacional cohesiona a buena parte de las clases medias y a una parte no desdeñable de las burguesas, pero divide profundamente a la clase trabajadora. Los sindicatos mayoritarios no han sido en esto neutrales, y han comprado completo el discurso nacionalista del derecho a decidir. No sé si les pasará factura; sí tengo pocas dudas sobre que ello vaya a reportarles grandes muestras de apoyo en lugares de Cataluña donde se sitúan los restos de sus bases obreras.

JLMR: Me produce la misma angustia que la cuestión de ICV-EUiA. No quiero participar del linchamiento de los sindicatos y de los partidos, de izquierda, que impulsa la derecha, con profusión de medios. Pero lo ponen muy difícil seguir defendiéndoles. No romperé, todavía, mi carnet de UGT; aunque la paciencia tiene un límite.

¿Queréis añadir algo más?

FM: Tengo la sensación de que la izquierda catalana puede ir preparándose para una larga fase de hegemonía político-cultural de la derecha nacionalista, a cuya consolidación ella misma esta contribuyendo con increíble satisfacción. Daba grima ver algunas sonrisas la noche del día en que se dio a conocer el formato de la pregunta y la fecha de la consulta. ¿Qué es exactamente lo que la izquierda tenía que celebrar ese día? ¿Alguien se paró a pensar que ese acuerdo lo que significaba era la vía libre para la aprobación de los presupuestos antisociales contra los que la misma izquierda que celebraba el pacto había llamado a manifestarse hace unas semanas? ¿Nos hemos vuelto todos locos?

JLMR: Algunos se han extraviado y su extravío parece locura. No lo es. Es error político, debilidad. Incapacidad para actuar a partir de los principios y luchar por ellos; aunque se esté en minoría. Aunque no llegáramos ya al ni al 1 por ciento, yo seguiré defendiendo la igualdad social y política, la república, el federalismo, la democracia, la sociedad sin clases,….Acepto la derrota, no acepto la renuncia. Ni creo que la debamos tolerar.

Salvador López Arnal es nieto del cenetista aragonés, asesinado en Barcelona en mayo de 1939 –delito: “rebelión militar”-, José Arnal Cerezuela.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

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