Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Transformar el fracaso del 2 de diciembre de 2007 en una potente palanca para impulsar el proceso en curso en la Venezuela de Hugo Chávez

Éric Toussaint

Transformar el fracaso del 2 de diciembre de 2007 en una potente palanca para impulsar el proceso en curso en la Venezuela de Hugo Chávez

Éric Toussaint

El No en el referéndum constitucional promovido por Hugo Chávez el 2 de diciembre de 2007 recogió el 51 % de los votos contra el 49 % del Sí. Este fracaso se puede transformar en una oportunidad para el proceso revolucionario en curso en Venezuela. En efecto, constituye un poderoso estímulo para corregir los errores y los fallos del régimen chavista. ¿Se aprovechará la ocasión?

Algunas horas después del cierre de las últimas mesas de votación, cuando se había escrutado el 92 % de los sufragios, Hugo Chávez reconoció la derrota sin esperar el resultado definitivo, felicitando a la vez a los votantes del No y a sus propios partidarios. Se congratuló de la adhesión de los partidarios del No a la Constitución de 1999, aprobada a comienzos de su primer mandato y que fue denunciada con virulencia por la oposición, al menos hasta el año 2004, cuando ésta recurrió a la misma para intentar la revocación del mandato presidencial. Inmediatamente después del discurso del presidente, la mayoría de los dirigentes de la campaña por el No, por boca de Manuel Rosales, derrotado en la elección presidencial de diciembre de 2006, saludaron la actitud de Chávez, llamaron a la reconciliación, afirmaron que Chávez seguía siendo el presidente en ejercicio hasta el año 2012 y propusieron que ciertas disposiciones de la Constitución rechazada sean objeto de leyes que apruebe la Asamblea con su apoyo. Por ejemplo, la creación de un fondo de seguridad social para los trabajadores del sector informal, así como la reducción de la semana laboral. Este último punto es muy significativo: el propio líder de la derecha propone esta reducción. Esto indica hasta qué punto la balanza se inclina francamente a la izquierda. La Constitución sometida a votación preveía recortar la semana laboral de 44 a 36 horas, y el gobierno anunció que tomaría medidas para una contratación compensatoria cifrada en más de 100.000 empleos.

Dos pesos dos medidas para la prensa nacional e internacional

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La victoria escondida del Presidente Chávez

Juan Carlos Monedero

La victoria escondida del Presidente Chávez Juan Carlos Monedero "Tan doloso es poner una revolución democrática en peligro por exquisiteces puristas como dejar a esa revolución consumirse por un silencio falsamente revolucionario" Ernesto Müntzer La complicación de una promesa Que Venezuela iba a enrumbarse al socialismo fue la promesa electoral que llevó al Presidente Chávez al triunfo espectacular de diciembre de 2006. De ahí que, de entrada, que se cumpliera esa promesa no era sino una cuestión de honestidad política. Que la fórmula fuera una reforma constitucional abría más interrogantes. Es indudable que una Asamblea Constituyente obligaba a un debate más en profundidad, con sus indudables ventajas, pero también se acompañaba de dos inconvenientes: implicaba disolver la Asamblea –con mayoría absoluta chavista tras la retirada de la oposición- y significaba un cambio de modelo cuya profundidad no podía decretarse sino que tenía que estar primero asentada en la ciudadanía. Reforzar la idea de que se camina hacia un nuevo contrato social tiene siempre interés, y aún más cuando se pretende construir ese nuevo consenso a través de la legalidad y la legitimidad constitucionales. La decisión final, políticamente correcta, fue dar pasos graduales a través de una reforma. El socialismo se hace al andar. Sin embargo, y como pudo comprobarse durante los tres meses de debate, era evidente que esa reforma era complicada en la forma y confusa en el fondo. Pese a que el mismo Presidente reconoció haber recibido informes cuestionando algunos aspectos e, incluso, la conveniencia de la misma, el proyecto llegó finalmente a una Cámara entregada que hizo bien poco por que el pueblo se enamorara de la propuesta.

La actitud tradicional de la oposición de intentar tumbar el proceso bolivariano apoyándose en cualquier excusa –apoyada por una iglesia tan lejos de dios como cerca de los Estados Unidos- forzó, como en otras ocasiones, a que se simplificaran las posiciones. La proliferación en Venezuela de iracundos y acríticos altavoces de la última afirmación del Presidente, caracterizados por tomar al pie de la letra cualquier intervención presidencial y convertirla en artículo de fe, terminaba de enturbiar la serenidad del debate. Una vez más se perdía la posibilidad de abrir una discusión desde dentro de la revolución que permitiera un compromiso ciudadano a la altura de los momentos más críticos vividos durante el debate constitucional (1999) o con ocasión del golpe o del revocatorio presidencial. Aunque ya en un inicio hubiera parecido sensato optar por un ejercicio de simplificación del texto constitucional, se optó por insistir en la Flutgesetz (la marea legislativa tan propia de la época), con el resultado de que los finalmente muchos artículos reformados, así como la complicada redacción de buena parte de ellos sembraron el fárrago y el oscurantismo. El apresuramiento que demostraban algunas redacciones, el escaso cuidado con la técnica constitucional, el endurecimiento de los requisitos para la participación, la falta de concreción de la nueva geometría política (postergada a desarrollos legislativos posteriores), el refuerzo del Ejecutivo o la superación de la descentralización tradicional eran elementos que reclamaban mayor explicación y quizá, como se argumentó desde dentro del chavismo, una asamblea constituyente. El argumento de que la reforma debía apoyarse en bloque no ayudaba a abrazar la propuesta, pues conforme iba creciendo en volumen la reforma, más difícil se tornaba encontrar una lógica común a todos ellos. Es indudable que la reforma vigorizaba al Presidente de la República. Pero en vez de explicar este hecho como algo necesario y paralelo al empoderamiento popular (sentar a Gramsci en la mesa de Montesquieu), se distraía el debate con otros asuntos que parecía excusas y que no daban argumentos para contrarrestar las alertas catastrofistas de la oposición. La tarea de enmascaramiento puesta en marcha por los adversarios del proceso bolivarano terminó de confundir a quien se adentrase en las entrañas de la reforma, aún fuera cargados de paciencia y conocimiento. Las tardías y malhumoradas explicaciones no podían, en la recta final, competir con las simplificaciones oportunistas de la oposición. De Asambleas y plazos Por si fuera poco, en el trámite parlamentario, los 33 artículos iniciales se convirtieron en 69. Un Parlamento que había necesitado poner en marcha el parlamentarismo de calle para legitimarse (apenas lo apoyaban dos venezolanos de cada diez), se colgaba de la propuesta presidencial para reinventarse la reforma. Pronto llegaron los recursos que hicieron del Tribunal Supremo un actor muy presente en esta historia. Como además el calendario de aprobación estaba absurdamente urgido por las fechas navideñas, los plazos de discusión popular se hacían aún más escasos, complicando la posibilidad de un debate sosegado que pudiera repetir la experiencia de 1999 y, al tiempo, desmontar las falsedades difundidas en los medios. Pretender que la apelación al Presidente bastaba en última instancia para superar estas deficiencias es no entender el éxito en la politización lograda por el propio proceso bolivariano. Tres millones de chavistas han hecho valer su discrepancia no apoyando la reforma sin que eso implique abandonar su apoyo al Presidente, prueba de que estamos ante una revolución que es bonita porque ha politizado y no adoctrinado. El momento en que fue convocada la reforma es igualmente algo que no permite fáciles análisis ¿Era ahora el momento idóneo, sin haberse siquiera alcanzado el ecuador de la Presidencia? ¿No cargaba aún la ciudadanía el esfuerzo descomunal de diciembre, donde se rompieron barreras de participación y el Presidente Chávez conquistó siete millones de votos? ¿Era real pretender acercar siquiera ese resultado a través de un referéndum, tradicionalmente menos atendidos por la ciudadanía? ¿No era un trágala incorporar la palabra socialismo en la reforma cuando no se ofrecía una definición de qué quería significarse con esta palabra? ¿No era precipitado avanzar constitucionalmente lo que no era visto como una necesidad en la calle? Un exceso de complacencia sobrevolaba el ambiente. Al final, y en ausencia de una clara conceptualización del socialismo, la oposición tenía abonado el terreno para difundir su tramposa tesis sobre lo que debía significar esa propuesta: eliminación de la propiedad privada, ausencia de pluralismo político, perpetuación del líder en el poder o pérdida de la patria potestad sobre los hijos. La confusión reinaba por doquier, y en las filas del chavismo no estaban listos los argumentos para defender la reforma. El más sencillo era simplemente erróneo: con la reforma se construía el socialismo. Si eso era así, ¿no implicaba la exigencia de una asamblea constituyente en vez de una reforma? Por el contrario, si no se trataba de traer el socialismo sino de dar algunos pasos en esa dirección –lectura correcta-, ¿no era importante dejar de decir lo contrario para no abonar la confusión? Escuchando los argumentos de muchos partidarios del sí, puede afirmarse que solamente el Presidente sabía a ciencia cierta en qué consistía la reforma. Inconsistencias con la democracia participativa y protagónica Algunos asuntos de diferente calado fueron construyendo el alud de suspicacias. La mala composición acerca del método tenía que abundar necesariamente en la perplejidad. Cuando la propuesta arrancaba, la democracia participativa se relegó, entregando la responsabilidad del proyecto de reforma a una comisión elegida a dedo y sometida a la estricta confidencialidad. El secreto no suele ser buen método para generar adhesiones. Algún miembro de esa comisión había defendido con vehemencia la opción de la Asamblea Constituyente, de manera que no siempre parecía convincente en la defensa ahora, igualmente vehemente, de la opción por la reforma. Otrosí ocurría con la inesperada multiplicación de artículos reformados en la Asamblea, que se veían tan duplicados como poco justificados. Y algo de no menor relevancia: fue el Presidente quien enfáticamente planteó inicialmente que no se cambiaba "ni una coma" del proyecto –idea repetida por el eco gubernamental, advirtiendo en contrario de un delito de lesa revolución-. Sin embargo, más temprano que tarde empezaron a modificarse aspectos sustantivos -Guardia Nacional, jornada laboral, derechos de propiedad-, lo que daba la sensación tanto de apresuramiento como de que todo dependía, fuera o no cierto, de la decisión de una sola persona.

En mitad de ese viaje, la oposición volvió por sus fueros y buscó en la reforma una nueva bandera para intentar tumbar la V República. Identificó las debilidades, construyó un nuevo sujeto cuyas naves no estuvieran aún quemadas –los estudiantes- y mordió como perro de presa con un discurso falaz y simple pero muy eficaz. El chavismo, por jactancia o por incapacidad, se dio el lujo de no debatir con la oposición y perdió así la posibilidad de entender cuáles eran sus propios puntos débiles y de poder contrarrestar el discurso opositor. Una vez más se hace cierto que cuando los dioses quieren perder a alguien antes lo ciegan. Desde las filas bolivarianas se equiparó la crítica interna con la crítica opositora, perdiéndose la capacidad de ajuste interno. Como pude decir en otro sitio, se trataba de la primera batalla ganada por la oposición. Con esa actitud, todas las alertas acerca de los problemas que traía consigo la reforma fueron rechazados como si vinieran de enemigos declarados del proceso. En definitiva, una parte importante de la derrota deben atribuírsela todos aquellos que han presentado la discrepancia como abandono de la revolución, traición o debilidad. Complétese el escenario con un creciente descontento ante la deriva burocrática de la revolución bolivariana, con sus correlatos de autoritarismo, corrupción, clientelismo e ineficiencia económica y administrativa. Un exceso de cuartarepublicanismo enmascarado bajo boina roja ha venido utilizando espacios de poder –en el Gobierno, en la administración, en el PSUV, en empresas públicas o cobijadas políticamente- para repetir los abusos que llevaron a Chávez al poder en 1998 y cuya promesa de erradicación forma parte aún del fuerte apoyo que posee. Quizá, con todos estos impedimentos, lo que sorprenda es que cuatro millones de venezolanos hayan apostado con firmeza por una vía al socialismo. No hay mal que por bien no venga Pero más allá de todo esto, Chávez trae con su derrota la posibilidad de una victoria de largo aliento. Tanto el 50% de electores que han apostado por un futuro socialista como los abstencionistas, que ni por asomo han pensado en apoyar a la oposición –esto es, votar No-, alientan en esa dirección. Conviene notar que el error de la convocatoria a una reforma constitucional en este momento, reconocido con urgencia por el propio Presidente Chávez, ha servido para ver lo mucho que ha crecido la conciencia política en Venezuela. La nueva cultura política ha venido para quedarse. Pero no se agotan ahí los elementos positivos. Tantos que puede hablarse sin abuso de una victoria escondida del Presidente Chávez. Por un lado, puede considerarse una victoria que la oposición haya ganado sólo aferrándose a la Constitución de 1999, esto es, a la Constitución impulsada por Chávez y a la que siempre adversó. Es a partir de ahora, con el reconocimiento opositor de la V República, que empieza la posibilidad de una normalización democrática. Si la oposición, por el contrario, ha aceptado la Constitución bolivariana solamente como una estrategia electoral, demostrará una vez más que no han entendido nada de lo que está pasando en este país. Igualmente, el resultado cuenta a Venezuela, a América Latina y al mundo cómo ese pueblo, ayer invisible, reclama hoy que se cuente con lo que piensa. En otras palabras, es capaz de seguir apoyando a Chávez (entre el 60% y el 70%), y decirle al tiempo un No contundente cuando algo no lo comparte o no lo entiende. Chávez es un líder que acierta como nadie cuando manda obedeciendo. En otras palabras, cuando al tiempo que habla el mismo lenguaje de su pueblo no ordena que se cumpla otra cosa que aquello que el pueblo quiere realmente hacer. Por el contrario, se equivoca como todos cuando guiado por la improvisación, por una deficiente información o a través de una mala reflexión –todos problemas ligados a un mal trabajo de equipo- decide al margen del pueblo. Es, por un lado, lo que ha ocurrido en importantes procesos electorales donde el apoyo a Chávez ha roto barreras y escenarios. Aún más, cuando el pueblo recuperó a su Presidente secuestrado por una parte de los que hoy festejan la victoria del No. Pero, por otro, también fue lo que ocurrió en las últimas elecciones a la Asamblea (que generó una abstención inaceptable del 75%) y es lo que ha ocurrido ahora con el referéndum constitucional, donde tres millones de la base chavista no han visto razones suficientes para acudir a las urnas.

Pero quizá la mayor victoria del chavismo tenga que ver precisamente con la reflexión a la que obliga la derrota. En los últimos años ha brillado por su ausencia la autocrítica. Al contrario, ha obrado una auto complacencia ingenua o dolosa. Las estructuras de información han sido peor que pésimas –especialmente en el exterior-, sin contar con la frivolidad de olvidar que los problemas de Venezuela se convierten en problemas para toda la izquierda continental. Castigar la mentira es una de las principales señales de salud democrática. Como ha demostrado el referéndum, demasiadas personas han mentido al Presidente Chávez.

En esta dirección, es momento de preguntarnos: ¿Cómo es posible que haya más aspirantes al PSUV que gente comprometida con la reforma? ¿No había responsables de chequear este compromiso? ¿No se estarán repitiendo los comportamientos del rey del cuento, desnudo a los ojos de los niños y vestido con caros ropajes a ojos de la corte? En un reciente Aló Presidente, Chávez confrontó duramente a un ciudadano que le argumentaba que quizá estuviera mal informado. Algo que, sin embargo, piensa mucha gente en Venezuela (dicho de otra manera: no piensan que el Presidente sea consciente de determinadas cosas que ocurren en el país). Pero ese crédito puede terminar agotándose de persistir los mismos errores. De ahí que alguien, más temprano que tarde, debiera explicar por qué la reforma, un paso concreto hacia el socialismo, tiene menos votos que aspirantes al Partido Socialista Unido de Venezuela, un instrumento esencial para el proceso de cambio y que a día de hoy es mera carcasa donde aún no hay estatutos o ideología pero sí una eficiente comisión de conflictos. No hubiera sido mala idea que la reforma constitucional hubiera nacido como propuesta del naciente PSUV –y aún mejor, como propuesta participada popularmente-, y no como una oferta del Ejecutivo sobre la base de una comisión restringida y poco empoderada. No debiera olvidarse que cuando la gente colabora en las propuestas cree más en ellas. Pero el horizonte, pese a la depresión que algunos han manifestado inicialmente, invita al optimismo. No es extraño pensar que este revés pueda ayudar a una necesaria autocrítica que haga ver al Presidente Chávez que antes de la ampliación del socialismo, conviene avanzar en la corrección de errores y en el asentamiento de bases culturales para construir su proyecto. Hay que insistir en esta idea: no puede haber socialismo sin socialistas, o, como venimos repitiendo, el hombre nuevo es el hombre viejo en nuevas circunstancias. Como enseñan los clásicos, en la medida de lo posible conviene no saltarse etapas. Donde no existe una conciencia de lo público no puede pensarse en esa fase superior que implica una sociedad socialista. La propuesta de ahondamiento de la democracia que implica el socialismo no puede tener lugar sin antes haber solventado los cuellos de botella de la ineficacia y la corrupción, de la comprensión de lo de todos como lo de nadie, de la falta de previsibilidad institucional que otorga un cuerpo burocrático cambiante y poco profesional. De la misma manera, la respuesta a estas lacras no puede ser que el Presidente termine comprobando hasta las facturas de las escobas o la electricidad de Palacio. Utilizando la expresión de Gramsci, una metástasis de cesarismo, pese a que sea democrático, crean más problemas que soluciones. Los tiempos del todo para el pueblo sin el pueblo no se corresponden con la época y, mucho menos, con las expectativas de una ciudadanía que le han aceptado al Presidente Chávez que ellos son el poder constituyente.

Le corresponde a una nueva generación de políticos y cuadros armar una nueva ética pública que se caracterice por el compromiso político y la alta capacitación en la administración del Estado. La existencia de esos nuevos cuadros será el antídoto más eficaz contra lo que ya se conoce como boliburguesía, es decir, esa nomenklatura que no ha necesitado más que cinco años para apropiarse de espacios enormes de riqueza y alcanzar una unánime reprobación popular. Una voracidad obscena –hummer, whisky, viviendas lujosas, control de empresas- y a veces es tan extrema –urgida por su culpable incompatibilidad con el discurso revolucionario- que hace palidecer en ocasiones el robo institucionalizado durante la Cuarta República. Conclusión: que error con error se paga La atribución de toda crítica a un ánimo contrarrevolucionario ha impedido, como se ha afirmado, el ajuste interno del proceso. Por supuesto que es cierto que hay acaparadores que tienen responsabilidad en las estrecheces de abastecimiento cuando están aumentando las importaciones gubernamentales; por supuesto que es cierto que hay alcaldes y gobernadores que no esta vez tampoco han hecho campaña; por supuesto que los medios, la iglesia, las universidades privadas o privatizadas han sembrado en el país las dudas; por supuesto que la hegemonía neoliberal internacional, tanto en Estados Unidos como en Europa o determinados países latinoamericanos, ha hecho sus deberes demonizadotes de la reforma y del Presidente Chávez. Pero también lo han hecho en situaciones anteriores y han fracasado en su intento. Es momento por tanto de ver las responsabilidades propias.

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Reflexiones de un cualquiera a cualquier otr@

Roland Denis

Reflexiones de un cualquiera a cualquier otr@

(Comenzando la rebelión antiburócratica también se siente el nacimiento de Otra Política)

Roland Denis

jansamcar@gmail.com

A lo mejor faltan hechos por darse que nos permitan situarnos con certeza en las dimensiones de los que estamos viviendo. Es evidente que el hecho de morir y renacer no es simplemente una jugada psicológica interior, es realmente una ruptura con el tiempo que muere y una apertura al que puede nacer y que aún en esta joven historia de lo que hemos llamado revolución ya tiene pesadas cargas que echar al borde. De todas formas los mensajes están sobre la mesa: la quebrada burocracia que fue derrotada el 2D revolotea por perdurar sin encontrar argumentos que la justifiquen. Por su lado el movimiento popular que se hizo –o nos hicimos- chavistas, sigue en su rabia sin saber exactamente para dónde ir y qué hacer. Van y vienen balances de lo acontecido pero si no todos, al menos muchos, llevan en su lenguaje un anhelo desesperado por que opere una “limpieza”-“recticación”-“resurgir”, de lo mismo. Se acusa de esta forma, además de las fallas específicas de campaña, al burocratismo, al nepotismo, a la corrupción, aspirando que lo mismo al fin se depure de las gangrenas del pasado. En otras palabras, se niega a morir anhelando que al fin se haga realidad lo que está escondido en nuestra fantasía: un “proceso” con una burocracia al menos medianamente honesta y trabajadora, comprometida con las causas revolucionarias y un pueblo abriendo caminos en una relación diáfana de ayuda mutua consigo mismo, trabajando palmo a palmo con esa burocracia en una relación de respeto, del oírse, de diversidades construyendo esa sociedad que aún no existe donde la voz de mando del pueblo organizado se imponga cada vez mas. Y un líder atento y consecuente con esta ley.

No sé ni siquiera si tenga mucha moral para decir esto, pero en fin, si algún valor tiene el pensar descarnadamente dentro de las circunstancias que hoy vivimos, pues entonces que valga. Esa “salvación depurada” de lo mismo no parece ser otra cosa que el cuento de hadas final de un moribundo que se niega a morir y anhela perdurar. Un conservadurismo radical imposible de sacar de nuestras almas al menos que de verdad nos dispongamos a morir; o dicho de otra forma: es el terror del que no se dispone a matar lo que hemos sido para dar paso a otra cosa que aún no somos, que no es para nada ese mismo que quiere sobrevivir, pero que también grita por su derecho a nacer.

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Venezuela y los grupos mediáticos españoles

Antonio Ruiz

Venezuela y los grupos mediáticos españoles.

Introducción

No es una novedad histórica que el poder imperial de un momento determinado utilice todos los recursos necesarios para su mantenimiento hegemónico. En esta época el “poder económico capitalista” es el verdadero eje del imperio y padre/madre de todo poder. Este no tiene Nación, ni Religión, controla a los Pueblos, modula sus culturas, políticas y religiones y aliena sus gustos y mentes. De este dependen todos los demás recursos de los que se dota. Sobre una parte muy importante de este poder, que existe desde el origen de la sociedad entre personas, y hoy es básico en un mundo globalizado, es sobre el que quiero tratar. Me refiero a los medios de información-desinformación, los “creadores de opinión”, lo que hoy entendemos como grupos mediáticos y que están al servicio del “poder”. Cuando un grupo o país no está en consonancia con el poder imperial, en primer lugar, intenta comprar a sus dirigentes (su único “Dios” es el poder económico y todos tienen un precio, quien no acepta no merece vivir en “su” mundo). De no dar resultado, en segundo lugar, lanza sus grupos mediáticos y larga lista de “políticos” e “intelectuales” de la “casa” para crear desprestigio y caos social interno y externo. Finalmente, si no consigue su fin, invaden con fuerzas bélicas o asesinan a los dirigentes. Como ejemplos solo tenemos que analizar los últimos 40 años (Guatemala, Vietnam, Chile, Granada, Panamá, Haití…Irak).

Venezuela

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La solidaridad como hermandad o como usura

Subcomandante Marcos

La solidaridad como hermandad o como usura

Palabras de la Comisión Sexta del EZLN en el Foro Nacional de Solidaridad con las comunidades zapatistas. Jojutla, Morelos. Octubre del 2007

“… sin embargo, el pesimismo iba ganándola poco a poco; el hambre y la sed, el cansancio, la sensación de impotencia frente a las fuerzas enemigas que cada vez nos cercaban más y, sobre todo, la terrible enfermedad de los pies conocida por los campesinos con el nombre de mazamorra —que convertía en un martirio intolerable cada paso dado por nuestros soldados— habían hecho de éste un ejército de sombras. Era difícil adelantar, muy difícil.

“Día a día, empeoraban las condiciones físicas de nuestra tropa y las comidas, un día sí, otro no, otro tal vez, en nada contribuían a mejorar ese nivel de miseria que estábamos soportando. Pasamos los días más duros cercados (…), en pantanos pestilentes, sin una gota de agua potable, atacados continuamente por la aviación, sin un solo caballo que pudiera llevar por ciénagas inhóspitas a los más débiles, con los zapatos totalmente destrozados por el agua fangosa de mar, con plantas que lastimaban los pies descalzos, nuestra situación era realmente desastrosa al salir trabajosamente del cerco (…). No teníamos tiempo de recuperarnos ni siquiera un poco cuando un nuevo aguacero, inclemencias del clima, además de los ataques del enemigo o las noticias de su presencia volvían a imponernos la marcha. La tropa estaba cada vez más cansada y descorazonada.

“Sin embargo, cuando la situación era más tensa, cuando ya solamente al imperio del insulto, de ruegos, de exabruptos de todo tipo, podía hacer caminar a la gente exhausta, una sólo visión en lontananza animó sus rostros e infundió nuevo espíritu a la guerrilla.”

“Pasajes de la Guerra Revolucionaria.

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La revolución bolivariana sigue adelante

Raúl Zibechi

La revolución bolivariana sigue adelante Raúl Zibechi ALAI AMLATINA, 04/12/2007, Montevideo.- Venezuela es un país con instituciones democráticas y un sistema electoral confiable. Esta es una de las principales conclusiones que surgen del referendo del pasado domingo, que echa por tierra los principales argumentos del gobierno de George W. Bush, de la oposición interna y de los gobiernos aliados de Washington, contra Hugo Chávez. Desde este punto de vista, el proceso de cambios que se registra en Venezuela desde 1999, cuando Chávez asumió la presidencia, sale reforzado. En segundo lugar, Chávez reconoció con dignidad y transparencia la derrota de su propuesta de reforma constitucional, pese a la estrechez de los resultados. No recurrió a artimañas como hicieron tantos presidentes en este continente a la hora de reconocer derrotas, ni puso por delante la evidente injerencia de los Estados Unidos. Esto muestra que Chávez tiene un talante democrático, cosa que no ocurre con buena parte de sus críticos, entre ellos el propio Bush y su vecino Alvaro Uribe. Resulta curioso que los que intentan voltear el proceso bolivariano, reconozcan ahora la transparencia de las urnas cuando la negaron en las diez elecciones anteriores en las que ganó el chavismo. Uno de cada cuatro venezolanos que votó por Chávez en diciembre de 2006, no votó la reforma de la Constitución el pasado domingo. En las elecciones presidenciales del año pasado Chávez cosechó 7.300.000 votos, que contrastan con los 4.380.000 que obtuvo el Sí a la reforma de la Constitución. Mientras el candidato opositor Manuel Rosales recibió en diciembre pasado 4.292.000 votos, la oposición a la reforma tuvo 4.500.000 sufragios. Un pequeño y poco significativo aumento de la oposición, y una pérdida de tres millones de votos del chavismo que se fueron casi íntegramente a la abstención, que pasó del 25% en diciembre al 44% el domingo pasado. Es cierto que tanto Bush como una parte de la oposición interna realizaron una repugnante campaña contra la reforma, pero no es menos cierto que ya lo habían hecho en otras ocasiones. También es cierto que partidos como Podemos (socialdemócrata), que algunos destacados intelectuales y que el ex ministro del Interior, general Raúl Isaías Baduel, se opusieron a la reforma. Pero todo eso parece insuficiente a la hora de explicar nada menos que tres millones de abstenciones. Según los datos que aportan amigos venezolanos, la abstención fue importante en los barrios populares partidarios de Chávez y del proceso de cambios. Eso indica que es en el seno de las fuerzas sociales que vienen apoyando los cambios, donde hay que buscar las claves del resultado. No es, por lo tanto, ni un triunfo de la oposición, ni del imperialismo; ni una derrota del chavismo popular de base. El propio Chávez dio pistas sobre lo sucedido al señalar que “algunos de nosotros no jugaron (…) se quedaron quietos y dejaron pasar la pelota”. Los resultados echan luz sobre dos hechos que merecen ser debatidos. El primero gira en torno al socialismo; un debate abierto, imposible de cerrar luego de las experiencias soviética y china. No hay nada que permita pensar que los tres millones que votaron por Chávez un año atrás, le estén dando ahora la espalda al proceso de cambios. Pero no es lo mismo elegir entre la derecha y Chávez, que hacerlo por un modelo que no hubo ni tiempo ni voluntad de someter al debate abierto. En el imaginario colectivo, socialismo no es otra cosa que un gran aparato estatal centralizado, dirigido por una enorme y maciza burocracia. ¿No es algo de eso lo que estaba naciendo en Venezuela al calor del PSUV (partido único chavista) y de la nueva dirigencia estatal? En segundo lugar, el resultado muestra que las bases sociales del proceso bolivariano son heterogéneas, diversas, contradictorias por tanto, y que resulta imposible reducirlas a categorías generales y totalizantes. La polarización imperialismo versus pueblo, puede ser válida para describir algunos momentos de aguda confrontación, pero no es en absoluto una realidad permanente y única. Reducir el conjunto de problemáticas sociales a una “contradicción principal” a la que todas las demás deben subordinarse, impide la expresión de las diferencias, como muestra la experiencia histórica del socialismo del siglo XX. En momentos de gravedad extrema, empero, las diversidades pueden y deben formar un puño para batir al enemigo. Pero lo que es necesario en momentos extremos no debería, salvo desfigurando la realidad y a los propios sujetos, convertirse en línea de acción que, las más de las veces, lleva a la aparición de líderes infalibles y de un aparato centralizado que termina por sustituir a los sectores populares, los hacedores verdaderos de los cambios. En la izquierda laten dos formas de ver el mundo. Un amplio sector sostiene que los cambios en Venezuela comenzaron en 1999 con la llegada de Chávez a la presidencia, y que su figura y el equipo dirigente que lo rodea son la clave del proceso en curso. Otros pensamos que son los sectores populares, que irrumpieron en febrero de 1989 protagonizando el Caracazo, los verdaderos motores del proceso. Y que en ellos está la clave de la continuidad de la revolución, de su eventual profundización y de los rumbos que se tomen en cada momento. Una parte de ese pueblo bolivariano decidió “dejar pasar la pelota”. Deberíamos aceptar que es una decisión consciente y meditada, y no mera influencia del “enemigo”. ¿Por qué quienes hicieron una insurrección en 1989, hundieron al corrupto sistema de partidos en los 90, frenaron y revirtieron un golpe de Estado en 2002 y derrotaron la huelga petrolera en 2003, habrían de dejarse manipular por el imperio y la oligarquía? La revolución bolivariana seguirá adelante porque el pueblo de los “cerros”, tanto los que votaron Sí como los que se abstuvieron, lo viene decidiendo día a día desde hace ya casi dos décadas. Más información: http://alainet.org ALAI – 30 AÑOS _______________

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La democracia goza todavía de buena salud en Venezuela

Mark Weisbrot

La democracia goza todavía de buena salud en Venezuela

Mark Weisbrot · · · ·

El próximo 2 de diciembre los venezolanos emitirán sufragio sobre un conjunto de enmiendas a su constitución. En términos generales, las propuestas han sido presentadas por los medios de comunicación como un nuevo paso en el camino hacia la dictadura.

Es ello así porque los grandes medios de comunicación suelen prescindir de cualquier idea de equilibrio y objetividad cuando informan sobre Venezuela. Curiosamente, eso vale a menudo también para los periódicos de centroizquierda no significados por su servil seguidismo de la administración Bush a la hora de informar sobre otros Estados petroleros, cuyo régimen político se pretende alterar, como Irán, o cuya alteración está ya en curso, como Irak.

El mayor escándalo parece esta vez provocado por la enmienda que aboliría las limitaciones ahora existentes al número de mandatos presidenciales.

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La contrarrevolución levanta la cabeza en Venezuela

Allan Woods

La contrarevolución levanta la cabeza ******************************** Heinz Dieterich y el general Baduel Por Allan Woods InSurGente En Venezuela las fuerzas de la contrarrevolución están ocupadas en una ofensiva general contra Chávez y la revolución. Los estudiantes de derechas organizaron provocaciones armadas en los campus y en las calles;los medios de comunicación burgueses, nacional e internacionalmente, han montado una campaña histérica contra la "tiranía" y la "dictadura". El imperialismo norteamericano, con la ayuda de Juan Carlós y la burguesía española, intentan aislar a Venezuela y crear un bloque antirrevolucionario en América Latina, con base en Brasil, Colombia, Chile y Argentina. Como en ocasiones anteriores, el golpe de 2002, el cierre patronal, el referéndum revocatorio y las elecciones de 2005 y 2006, los reaccionarios utilizan la consigna de la supuesta "defensa de la democracia", como una manera de movilizar a las fuerzas contrarrevolucionarias, creando un clima de temor e inestabilidad para preparar el terreno para un golpe de la derecha. En esta batalla ¿quién se opone a la reforma de la Constitución? Fedecamaras, es decir, los terratenientes, los banqueros y los capitalistas; la Conferencia Episcopal, que representa a la jerarquía reaccionaria de la Iglesia; los medios de comunicación de derechas y el imperialismo. Al otro lado de las barricadas están los trabajadores y los campesinos, los pobres y los desposeídos, la juventud revolucionaria y la intelectualidad progresista, en otras palabras, todas las fuerzas vivas de la sociedad venezolana. ¿Por qué la clase dominante odia la reforma constitucional? Dicen que es porque Chávez desea introducir una dictadura, ser elegido presidente de por vida y otras cosas por el estilo. Pero la propuesta de reforma de constitución no otorga estos poderes ni nada parecido. Simplemente elimina la restricción que tiene el presidente que no puede ser elegido en más de dos ocasiones. En Europa no existe esta limitación. Sarkozy y Merkel pueden presentarse las veces que deseen, igual que Gordon Brown. En cualquier caso, la constitución reformada sólo permite a Chávez presentarse a las elecciones. Será la población la que decida elegirle o no. Este debería ser el procedimiento normal para elegir al jefe de estado en una democracia. En Gran Bretaña, que se supone es una democracia, tenemos un jefe de estado hereditario que nunca fue elegido ni lo será. Lo mismo ocurre en España donde Juan Carlos, que se permite el lujo de mandar "callar" al presidente elegido de Venezuela, nunca fue elegido por nadie sino que fue nombrado por el dictador fascista Francisco Franco. ¿Quién eligió al Episcopado venezolano? ¿Quién elige a los editores de los periódicos de derechas? ¿Quién eligió a los representantes empresariales? No fue el pueblo de Venezuela que votó masivamente a Hugo Chávez hace menos de un año, y que sin duda lo hará de nuevo en el referéndum dentro de unas pocas semanas. La reforma de la constitución, por lo tanto, no es una receta para una dictadura, pero sí contiene mucho puntos favorables a los intereses de las masas. Contiene la jornada laboral de 36 horas semanales, una de las razones para que a Fedecamaras no le guste esta reforma. Tampoco les gusta a los empresarios cláusulas que facilitarían la nacionalización de sus bancos, latifundios y fábricas. No les gusta la idea de la formación de milicias bolivarianas o consejos obreros en las fábricas. No les gusta el compromiso con la construcción de una economía socialista en Venezuela. Por eso luchan contra la reforma, por eso piden el "no" en diciembre. Por esa razón la clase obrera debe luchar con una determinación aún mayor por el "sí" en el referéndum. Una Constitución, incluso la más democrática, es sólo un pedazo de papel. No significa nada a menos que la lleves a la práctica. Y esto depende de la correlación de fuerzas de clase, de la disposición de las masas a luchar. El resultado final de la revolución no se decidirá en los bufetes de abogados o en reuniones parlamentarias, sino en las calles, en las fábricas, en los pueblos y en los barracones del ejército. Sobra decir que la lucha por el socialismo no terminará con el referéndum. Pero el referéndum es más que una serie de batallas parciales, el resultado puede influir en las luchas de las masas en un sentido positivo o negativo. Cuando las masas avanzan hacia la transformación socialista, los contrarrevolucionarios cada vez se desesperan más y se vuelven más agresivos. La revolución debe hacer frente de una manera decidida a esta amenaza. La única manera de desarmar a los contrarrevolucionarios es dando pasos firmes en dirección a completar la revolución. El primer paso es conseguir un masivo "sí" en el referéndum, este resultado asestaría un duro golpe a la contrarrevolución y abriría el camino para más medidas contra la oligarquía. Hay algunos en la izquierda que se niegan a ver esto como una lucha entre las clases y que defienden la abstención o incluso el "no" en el referéndum. Es una postura funesta. Es necesario comprender que la victoria del "no" sería un triunfo de la oposición contrarrevolucionaria. Desanimaría a las masas y animaría a la oposición a intensificar su agitación y conspiraciones contrarrevolucionarias. Si hay personas que se consideran revolucionarios o incluso "marxistas" que no comprenden este hecho elemental, sólo podemos sentir pena por ellos. Las declaraciones de Baduel Las declaraciones del general Raúl Isaías Baduel el 5 de noviembre fueron una parte clave de esta ofensiva contrarrevolucionaria. Hasta su retiro el pasado mes de julio, Baduel era Ministro de Defensa y aparentemente aliado de Hugo Chávez. Ahora Baduel se ha posicionado en contra del presidente. En una conferencia de prensa, describió los cambios propuestos por el presidente como un "golpe de estado de hecho" y una "imposición no democrática que nos haría retroceder de una manera trágica". Este ataque tenía claramente la intención de provocar una escisión en las filas del Movimiento Bolivariano y promover el "no" en el referéndum sobre los cambios constitucionales previsto para el 2 de diciembre. ¿Cómo podemos evitar que la revolución venezolana siga el mismo camino que Chile? Los marxistas decimos: sólo haciendo avanzar la revolución, golpeando de manera contundente a la burguesía contrarrevolucionaria, expropiando a los banqueros, terratenientes y capitalistas, haciendo que la revolución sea irreversible. Para conseguirlo será necesario armar a los trabajadores y a los campesinos para luchar contra las fuerzas contrarrevolucionarias, tanto dentro como fuera del país. Eso es lo que nosotros decimos. Pero hay otras voces que dicen cosas bastante diferentes. Una de estas voces más persistentes es la de Heinz Dieterich, un profesor alemán que vive en México que en los últimos años ha estado realizando una campaña estridente a favor de lo que él denomina "socialismo del siglo XXI", una especie de socialismo que difiere muy poco del capitalismo. Heinz Dieterich se ha opuesto sistemáticamente a las expropiaciones y al control obrero. Está en contra de tocar la propiedad de los banqueros, los terratenientes y los capitalistas. Y, como es natural, se opone a tocar el estado burgués y el ejército. No es una coincidencia que el general Baduel escribiera el prefacio del libro de Heinz Dieterich: El socialismo del siglo XXI (Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI) y que ayudara en su presentación en Venezuela. Se puede decir que Heinz Dieterich no es responsable de las ideas y acciones de Baduel. ¿Pero cuál fue su reacción ante las declaraciones del general? ¿Se distanció de Baduel? ¿Rechazó lo que dijo Baduel? En absoluto. El 8 de noviembre apareció en Rebelión un artículo de Heinz Dieterich titulado: La ruptura Chávez-Baduel: impedir el colapso del proyecto popular. Reproducimos a continuación todo el texto para que nuestros lectores puedan juzgar por sí mismos, para que no se pueda hacer ningún tipo de sugerencia sobre si nosotros malinterpretamos las palabras del compañero Dieterich El compañero Dieterich hablá por sí mismo, aquí está el texto completo del artículo: La ruptura Chávez-Baduel: impedir el colapso del proyecto popular 1. Lo que está en juego La convocatoria pública del ex General en Jefe y Ministro de Defensa venezolano, Raúl Isaías Baduel, de votar en contra de la reforma constitucional propuesta por el Presidente Hugo Chávez y avalada por la Asamblea Nacional, ha sacudido un orden nacional que parecía estable. Al mismo tiempo, ha abierto una fase de incertidumbre que podría tener graves consecuencias para el proyecto popular venezolano y la integración bolivariana de América Latina. Entender las causas objetivas, posibles consecuencias y soluciones de este conflicto es, por lo tanto, fundamental para evitar un triunfo de la oligarquía y del imperialismo. Pese a tener una relación personal de aprecio de muchos años con ambos personajes, no haré una apología de ninguno de los dos protagonistas, sino un análisis racional que pretende contribuir a una solución progresista de la grave situación. Una variable clave para entender el conflicto es la personalidad de ambos militares, pero no es el momento de introducir esa variable en el análisis. 2. Las causas del conflicto Las acusaciones de que Baduel se ha vendido a la extrema derecha, que su anticomunismo le ha ganado o que es un traidor, no llevan al meollo del problema. Desde que fue Comandante de la 42 Brigada de Infantería de Paracaidistas, ha habido muchos intentos de sobornarlo y varias conspiraciones para asesinarlo y no ha claudicado ante ninguna. Es un hombre que actúa por convicciones, no por conveniencias y ésa es la razón por la que se enfrentó al golpe del 11 de abril, pese a que los golpistas lo trataron de sobornar para que colaborara. Y el hecho de que no participó el 4 de febrero y 27 de noviembre tiene su explicación, que los líderes involucrados conocen y que algún día será pública. La afirmación de que se autoexcluyó del proyecto bolivariano del Presidente, con su posicionamiento del 5 de noviembre, contra la reforma, es la clave para entender la actual situación. Baduel no pudo autoexcluirse del proyecto gubernamental, porque ya estaba excluido. Estaba marginado, y la responsabilidad principal de esta marginación es del gobierno. 3. El modelo de Lucius Quinctius Cincinnatus Al salir del Ministerio de Defensa en julio del 2007, el General declaró que se iba a retirar un tiempo de la vida pública para trabajar en su finca y reflexionar sobre su futuro como hombre público, tal como había hecho el cónsul Lucius Quinctius Cincinnatus hace 2.500 años en Roma. El lunes, 5 de noviembre, esa fase de meditación terminó con la dramática irrupción pública en el debate de la reforma constitucional. Hay, sin embargo, dos diferencias fundamentales con el modelo histórico: a) el General no fue convocado por las fuerzas del Estado para "salvar a Roma", sino motu propio, por su propia iniciativa y, b) escogió el momento y el terreno que garantizara el máximo efecto del golpe de sorpresa que iniciara su carrera política del futuro. Parte del efecto consistió en que unos 18 días antes todavía había apoyado públicamente la reforma constitucional. Están en lo cierto, sin embargo, los observadores que constatan que había señales inconfundibles públicas de preocupación en Baduel frente a la evolución del proyecto bolivariano que él veía: tales como el escaso vigor en el combate a la corrupción, el desarrollo inflacionario de la economía, la discrecionalidad en el uso de los ingresos de PdVSA y la falta de definición de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI. 4. La ofensiva del General procura ocupar el centro político del país El terreno del golpe político escogido por el General fue la reforma constitucional y el momento, el inicio de la campaña oficial por el Sí, y de las protestas violentas de la derecha. Raúl Baduel es un extraordinario militar con visión estratégica lo que explica el contenido y el momento de la declaración pública. Contrariamente a lo que dice la propaganda oficial y el sectarismo, no es un hombre de la extrema derecha que, por definición, es extra-constitucional, sino un hombre de leyes. Su pronunciamiento a favor de la Constitución de 1999, contra la aglomeración excesiva del poder ejecutivo, es el discurso para ocupar el centro político del país. Careciendo de una organización nacional y de fondos adecuados para iniciar una campaña política nacional, el general convirtió la creciente controversia sobre los contenidos y procedimientos de la reforma constitucional en lo, que en términos militares, es la reserva estratégica de un beligerante: una fuerza preorganizada en stand by, para fines ofensivos o defensivos eventuales. En la dramática situación del lunes, después de las manifestaciones en pro y contra de la reforma, una declaración del tipo que hizo, le daría de inmediato un foro mundial mediático y, dentro de Venezuela, un liderazgo en el centro político, que el país ahora no tiene. 5. La ruptura con el Presidente y la batalla decisiva La declaración del General significa, como es obvio, la ruptura abierta con el Presidente y el proyecto bolivariano, que el mandatario está configurando desde 2003 a la fecha. El momento escogido puede parecer brutal, porque inicia una "guerra" sin cuartel al estilo de Bolívar. El retiro inmediato de las escoltas del General y de su familia, por parte del Ministerio de Defensa, al terminar la conferencia de prensa, es uno de los ejemplos de esta situación. Pero es obvio que Baduel consideraba todas las naves quemadas y que, al pasar a la ofensiva, juzgó que el golpe tenía que ser contundente. La intervención del General equivale a una batalla decisiva, porque si el Presidente no gana el referendo o si no lo gana al menos con el 60 por ciento de los votos, estaría obligado a convocar nuevas elecciones. Es decir, la convocatoria al "no" es mucho más que una simple cuestión electoral o un debate sobre prerrogativas constitucionales del Estado y del pueblo: es, por ahora, la batalla decisiva sobre el proyecto de país configurado por el Presidente en los últimos cuatro años, desde el "socialismo a la venezolana" hasta los cambios fundamentales que se pretenden introducir en la Constitución de 1999. 6. Venezuela entra en una fase de incertidumbre Es indudable que la intervención del General ha causado dos efectos importantes: a) ha reforzado a todas las fuerzas del "No", desde los radicales hasta los moderados; esta es una responsabilidad histórica de enormes dimensiones que sin duda pesará sobre la conciencia del General hasta el fin de su vida; b) ha anulado la abstención como opción. Sin embargo, es difícil prever con precisión las consecuencias. Raúl Baduel ha perdido, sin duda, el gran apoyo que tenía dentro del "Chavismo" duro. Habrá que ver, si el apoyo que gana en el Centro y con los bolivarianos decepcionados, puede compensar esa pérdida de capital político. De parte del Presidente habrá que ver si logra movilizar contingentes de electores en su favor, que antes estaban indecisos o inertes. Dentro de este cálculo es necesario recordar que una característica política de Venezuela es que, desde el año de 1999, el gobierno no ha logrado reducir el bloque opositor, que tiene una base dura de alrededor de 35 a 40 por ciento de la población; lo que es una plataforma bastante alta para un salto hacia el gobierno, en cualquier crisis. 7. La salida: alianza estratégica entre Chávez y Baduel Con el peligro de una derrota, absoluta o relativa del "sí", se abre nuevamente una fase tendencialmente caótica en Venezuela que en pocos años podría terminar con el gobierno de Hugo Chávez. Y sí Chávez sale del Palacio de Miraflores, la integración de América del Sur podría pararse. Esto es lo que está en juego. Para evitar ese futuro incierto e impedir que la derecha y el imperialismo puedan hacerse con el poder en Venezuela, será necesario que Chávez y Baduel lleguen a un acuerdo negociado que se base en una alianza estratégica entre el Centro político del país y el Bolivarianismo. Sería conveniente dejar de sacralizar la nueva Constitución y verla por lo que es: un modus vivendi normativo construido sobre la correlación de las fuerzas reales en un momento histórico. Si no, se corre el peligro de pagar el precio político que está pagando Evo Morales en Bolivia, por la Asamblea Constituyente. Es evidente, que la nueva Constitución no es necesaria para avanzar el carácter antiimperialista y popular del proceso bolivariano que encabeza el Presidente en los ámbitos nacional e internacional, ni tampoco es necesaria para avanzar hacia el Socialismo del Siglo XXI. Y es igualmente obvio que el modelo actual tiene una serie de debilidades estructurales, que pueden hacer crisis el próximo año, particularmente en la economía y en la falta de dialéctica en los órganos de conducción del país. A la luz de lo que está en juego para el pueblo venezolano y los pueblos latinoamericanos, un pacto estratégico entre ambas fuerzas no sólo es necesario para proteger el proceso, sino también, para volver al espíritu democrático colectivo original del Samán del Guere. Quien piense que esto es imposible después de la declaración de Raúl Isaías Baduel está olvidando el conflicto entre el teniente coronel Arias Cardenas, del MBR-200 y el Presidente Hugo Chávez. En el año 2002 Arias Cárdenas dijo textualmente durante un programa en vivo en el canal RCTV que Chávez era un "asesino", una "persona enferma, paranoica" y "jefe de esa banda de delincuentes" que está en el gobierno. Años después fue nombrado por el Presidente como Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante las Naciones Unidas y hoy es el jefe del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el estado más poderoso del país, el Zulia. La política es el arte de las alianzas posibles y, a la luz de lo que está en juego, la responsabilidad histórica ineludible de ambos ex compañeros de armas, Hugo Chávez y Raúl Isaías Baduel, es resolver la crisis política actual —y económica futura—, de tal manera que la oligarquía y el imperialismo no puedan adjudicarse otro triunfo estratégico en la Patria Grande". (Hasta aquí el artículo de H. Dieterich) ¿Qué significa? ¿Qué significan estas palabras? En primer lugar, debemos observar que Dieterich no critica la esencia del discurso de Baduel, menos aún lo rechaza. Todo lo contrario, asume el papel de testigo de la defensa. En la primera parte del artículo dice que Baduel "ha sacudido un orden nacional que parecía estable". No sabemos de qué país habla el compañero Dieterich, pero no puede ser Venezuela. El "orden nacional" allí no es estable en absoluto ni lo ha sido durante un tiempo.

En Venezuela existe una feroz lucha de clases. Las masas luchan por conseguir un cambio fundamental en la sociedad, es decir, lucha por la revolución socialista, mientras que un puñado de parásitos adinerados, la oligarquía, se aferra a su riqueza, poder y privilegios. Para conseguirlo, la oligarquía está dispuesta a cualquier cosa, movilizar a la muchedumbre en las calles para provocar violencia y caos, realizar un sabotaje económico, organizar conspiraciones para derrocar a un gobierno elegido democráticamente, intrigar con potencias extranjeras. Si esta situación es la que el compañero Dieterich llama "estabilidad" nos gustaría entonces saber qué es la inestabilidad. El enloquecido odio hacia Chávez y el deseo de librarse de él a toda costa es, en el fondo, un odio de clase. La burguesía y los imperialistas saben que detrás del líder bolivariano están las masas venezolanas: los trabajadores, los campesinos, los pobres y los oprimidos, a los que ha despertado la Revolución Bolivariana y que ahora desafían la propiedad privada y los "sagrados derechos" de dirección. Las masas están aprendiendo de su experiencia y empujar hacia adelante la revolución en dirección a la expropiación de los terratenientes y capitalistas. Ese es el verdadero temor de la clase dominante. Esa es la razón de que chillen por la "tiranía" y la "dictadura". La Constitución de 1999 limita a los presidentes a dos mandatos de seis años cada uno, por lo tanto, la presidencia de Chávez terminaría en 2012. Esa es el principal objetivo de la oposición y el ala pro-burguesa del Movimiento Bolivariano: librarse de Chávez tan pronto como sea posible. Calculan que sin él, el movimiento se disiparía y fracturaría. A lo que realmente ponen objeciones es a las 69 enmiendas que incluyen medidas a favor de las masas y contra la oligarquía. Incluyen la jornada laboral de 36 horas semanales y más expropiaciones. Esto implica un movimiento mayor en dirección anticapitalista, algo intolerable no sólo para la oligarquía venezolana y sus amigos en Washington, sino también para aquellos sectores del Movimiento Bolivariano que se oponen a la revolución socialista. El principal peligro de la revolución, como hemos dicho en muchas ocasiones, no es tanto el enemigo externo como el enemigo interno: los agentes de la contrarrevolución dentro del Movimiento Bolivariano,la quinta columna burguesa, esos "bolivarianos" que llevan una camiseta roja pero que, en secreto, se oponen al socialismo, que temen a las masas y flirtean con la oposición. Esas personas quieren frenar la revolución y llegar a un acuerdo con la oposición contrarrevolucionaria. La nueva carta permitiría a Chávez ser reelegido y reducir la influencia de los gobernadores y alcaldes. La razón es que no se puede confiar en muchos de ellos. Baduel no es un caso aislado. Otros supuestos seguidores de Chávez también han roto con él, incluido Ismael García del partido Podemos, que se ha pasado a la oposición. Este hecho no debería sorprendernos. La polarización entre las clases, entre trabajadores y capitalistas, campesinos y terratenientes, pobres y ricos, se refleja en una diferenciación interna dentro del Movimiento Bolivariano. Un sector de los dirigentes, alarmados por el ascendente movimiento revolucionario y totalmente opuestos al socialismo, giran rápidamente a la derecha, hacia la contrarrevolución, mientras que las masas y la base bolivariana giran incluso más rápidamente a la izquierda, en dirección a la revolución socialista. Las masas se han puesto alrededor de Chávez, a quien ven como el representante de sus intereses. Una vez más, Chávez demostró que era capaz de movilizar a sus seguidores en una manifestación de masas a favor del socialismo y de la nueva constitución. Una vez más las calles de Caracas se llenaron de trabajadores y jóvenes con camisetas rojas. En el mitin, el presidente describió correctamente a los líderes estudiantiles como "mocosos burgueses ricos" y también atacó a la jerarquía de la Iglesia Católica Romana por su papel. Estos sentimientos fueron aplaudidos de forma entusiasta por los manifestantes. Las masas no están dispuestas a aceptar de manera pasiva la agresión de la contrarrevolución. Esta es la respuesta a todos aquellos que afirman que la revolución está acabada, que las masas no lucharán, que la correlación de fuerzas es desfavorable y que debemos llegar a un compromiso con la oposición contrarrevolucionaria.

¿Qué intereses defiende Baduel? Lenin explicó que el Estado, en última instancia, se reduce a cuerpos de hombres armados. El ejército es la cuestión clave en la revolución venezolana. Aunque está claro que la aplastante mayoría de la base de los soldados apoya la revolución, la situación en las filas superiores no es tan clara. Muchos oficiales son leales al presidente, pero no se aplica a todos, como ha demostrado Baduel. Se suponía que un chavista leal, pero Pinochet también supuestamente era un demócrata y seguidor leal de Allende, hasta el 11 de septiembre de 1973. ¿Qué efecto podría tener Baduel dentro de las fuerzas armadas? Es imposible de decir. Pero se sabe que existe una intensa discusión interna en el ejército. El ejército, cualquier ejército, es sólo el reflejo de la sociedad en general. ¿Cuántos Baduel hay en los escalafones superiores a la espera de que llegue su momento para actuar? La única manera de tratar este problema y desarmar a los elementos contrarrevolucionarios antes de que sean capaces de volver sus armas contra la revolución es que la revolución penetre en las fuerzas armadas. En su discurso, Baduel eligió cuidadosamente las palabras. Utilizó la palabra "golpe", como una provocación deliberada. Es la oposición, no el presidente, los que intentan preparar el terreno para un golpe. Pero, como solía decir Churchill, la mejor defensa es un ataque. Cilia Flores, presidente de la Asamblea Nacional, dijo lo siguiente de Baduel: "Es un traidor y aquí el pueblo reniega de los traidores". Está muy bien dicho. Es una cuestión muy seria. La intención es provocar el máximo de caos y preparar el camino para un golpe militar. José Vicente Rangel, el anterior vicepresidente, avisó el fin de semana de que él tenía información de inteligencia sobre que algunos en la oposición política estaban preparando el terreno para un golpe. No lo dudamos. El interés de la contrarrevolución es causar el máximo caos e inestabilidad. ¿Qué intereses defiende Baduel cuando ataca a Chávez? Dieterich continúa: "Al mismo tiempo, ha abierto una fase de incertidumbre que podría tener graves consecuencias para el proyecto popular venezolano y la integración bolivariana de América Latina". ¡Claro que podría! Precisamente esa es la intención de Baduel. Abiertamente juega la carta de la contrarrevolución. Espera jugar el papel de Bonaparte y el de sepulturero de la revolución. Habría que estar ciego para no comprenderlo. Pero como dice el refrán, no hay más ciego que el que no quiere ver. Cómo plantea Dieterich la cuestión Heinz Dieterich nos dice que "entender las causas objetivas, posibles consecuencias y soluciones de este conflicto es, por lo tanto, fundamental para evitar un triunfo de la oligarquía y del imperialismo". ¿Cuáles son las "causas objetivas"? Dieterich, de manera modesta, nos informa de que él tiene "una relación personal de aprecio de muchos años con ambos personajes". A Heinz siempre le gusta decir que está cerca de tal o que se ha reunido con cual. Su intención es dotarse de una autoridad especial y perspicacia en los asuntos de estado. Cree tener el derecho no sólo a decirnos lo "que realmente significa Chávez", sino también decirle al propio Chávez lo que realmente él quiere decir. Desgraciadamente, ahora se encuentra en dificultades porque Baduel y Chávez ahora están enfrentados totalmente. ¿Cómo sale Heinz de esta pequeña dificultad? A pesar de su amistad con ambos hombres, "haré una apología de ninguno de los dos protagonistas, sino un análisis racional que pretende contribuir a una solución progresista de la grave situación". El Sybil (oráculo N.d.T) en la antigua Grecia hacía declaraciones misteriosas que nadie podía comprender. Los sacerdotes después interpretaban estas declaraciones para el público ignorante. Necesitaríamos los servicios de tal sacerdote para responder a una pregunta muy simple: en el conflicto entre Chávez y Baduel ¿dónde se posiciona Heinz Dieterich? Está en el medio. Intenta actuar como un árbitro entre los dos, en este proceso se sitúa por encima de ambos, ya que el árbitro siempre decide en caso de conflicto y la decisión arbitral es la final. Una explicación trivial Intentando cumplir su papel de Sybil-árbitro, Heinz nos informa: "Una variable clave para entender el conflicto es la personalidad de ambos militares, pero no es el momento de introducir esa variable en el análisis". Esto es clásico de Heinz Dieterich. Significa:"Conozco a estos dos hombres mejor que vosotros. Los conozco mejor que nadie. En realidad, los conozco mejor que ellos mismos. También conozco que esto, enel fondo, sólo es un conflicto de personalidades. Pero no os diré cómo o por qué lo sé, porque entonces ¡sabríais tanto como yo!" Sólo una mente superficial intenta interpretar los acontecimientos políticos importantes en términos de personalidades. Se trata de una aproximación trivial a la historia y la política. Está al nivel de las novelas sentimentales y el periodismo de chismorreo. No explica nada en absoluto. Si las personalidades de Chávez y Baduel ahora son diferentes, también lo eran hace cinco o diez años. ¿Por qué el enfrentamiento ocurre ahora y no entonces? En realidad, el conflicto entre Chávez y Baduel es, en el fondo, una cuestión de clase. Los elementos psicológicos y personales juegan, en el mejor de los casos, un papel secundario. Estos hombres no actúan en el vacío social. Baduel refleja las ideas, los intereses y la psicología de la burguesía, mientras que Chávez expresa las aspiraciones, los intereses y la psicología de las masas de pobres y oprimidos. Por eso Baduel, inmediatamente, fue recibido como un héroe y salvador por la burguesía y los medios de comunicación, a nivel nacional e internacional, mientras que Chávez recibió el apoyo de los trabajadores y los campesinos. Una vez más, sólo un ciego no podría comprender esto. Ahora llegamos a las causas del conflicto, Heinz nos dice: "Las acusaciones de que Baduel se ha vendido a la extrema derecha, que su anticomunismo le ha ganado o que es un traidor, no llevan al meollo del problema". ¡En realidad es una formulación muy extraña! O Baduel se ha vendido a la derecha y es un traidor, o no lo ha hecho y no lo es. ¿Qué piensa el compañero Dieterich? No sabemos. No lo dice. Todo lo que dice es que estas acusaciones "no llevan al meollo del problema". ¿Qué tipo de afirmación es esta? Es de la clase de circunloquio de un abogado y una sofistería que se supone explica algo pero que sólo intenta desviar la atención de alguien. Dieterich defiende a Baduel Dieterich está muy ansioso por presentar a su amigo de la manera más favorable. Nos dice: "Es un hombre que actúa por convicciones, no por conveniencias". Estas palabras suponen la defensa del general que está atacando la revolución y apoya a la oposición contrarrevolucionaria. Incluso si aceptamos lo que dice Dieterich, que Baduel sólo actúa por convicción, esa no sería una justificación. Un contrarrevolucionario que actúa por convicción, no por conveniencia, es más peligroso que un enemigo que está guiado por consideraciones personales de corto plazo. Nos recuerda que él "se enfrentó al golpe del 11 de abril" (2002) y nos dice que el hecho de que no participara en el intento de golpe de Chávez de 1992 " tiene su explicación, que los líderes involucrados conocen y que algún día será pública". Una vez más se pone la capa de Sybil e insinúa que él (Heinz Dieterich) conoce muchos secretos que ignoramos y sobre los que no puede hablar. Es un argumento muy interesante. Es como un hombre al que se le pide que pague el alquiler al final de mes con el siguiente argumento: conozco una fórmula secreta que te permitirá ganar a la lotería, pero no puedo hablar ahora de ello. Esto podría impresionar a muchas personas, pero no convencerá al terrateniente ni le impedirá que eche al inquilino, junto con sus fórmulas secretas, a la calle. ¿Por qué Baduel se opuso a la reforma el 5 de noviembre? Baduel era incapaz de aceptar el proyecto del gobierno porque él ya estaba excluido, Dieterich nos dice: "Estaba marginado, y la responsabilidad principal de esta marginación es del gobierno". ¡Aquí lo tenemos! El fallo de la situación no es de Baduel, porque el pobre ya estaba "excluido". ¿Entonces qué falló? Por el gobierno y el presidente. ¡Por supuesto! ¿Qué significa esto? En este conflicto que, como ya hemos explicado, es un enfrentamiento de clase, un choque entre las fuerzas de la revolución y la contrarrevolución, Dieterich está al lado de la segunda contra la primera. Ningún tipo de sofistería ni ambigüedad podrá ocultarlo. La línea de argumentación utilizada por Dieterich es absolutamente típica: es la sofistería del abogado. Haremos una analogía que lo aclarará. Un hombre es acusado de quemar la casa de su vecino con él dentro. Es llevado a juicio y su abogado defensor es un amigo al que conoce desde hace muchos años. ¿Su amigo puede decir que no es culpable? No, no puede hacer eso, porque la casa fue quemada a la luz del día y todo el mundo vio lo que hizo. El caso parece perdido, entonces el abogado recurre a un truco para salvar a su amigo. ¿Qué argumento utiliza? No niega la acusación (porque no puede) pero dice que la acusación "no va al meollo del problema". De esta manera comienza a confundir al jurado y desviar la atención de la acusación central, después continúa creando una cortina de humo con cuestiones irrelevantes: .1) Conozco al acusado desde hace muchos años y es un hombre bueno. .2) El acusado sólo actúa por convicción. Sólo quemó la casa por convicción, en realidad, siempre quema casas por convicción. .3) La casa era muy fea y merecía ser quemada. .4) Los vecinos le habían dejado de invitar a cenar y esta situación le hizo sentirse marginado. Por lo tanto, los vecinos son los responsables de sus acciones y merecen ser quemados. Con esta retórica de abogado se despoja de todo embellecimiento, su deshonestidad es clara para cualquier persona inteligente. El abogado no niega que su cliente es culpable de los cargos, pero le defiende como una persona e intenta presentar sus acciones criminales de la mejor manera posible. Después procede a justificar el propio crimen y hace que las víctimas del crimen parezcan los agresores y el criminal como la víctima real. Si el abogado es lo suficientemente habilidoso, algunas veces puede tener éxito en convencer al jurado para que libere al criminal, que inmediatamente procede a quemar más casas. Un contrarrevolucionario "sincero" Heinz Dieterich, como hemos visto, no niega que Baduel se haya pasado a la oposición contrarrevolucionaria. No puede negarlo porque todos en Venezuela saben que es verdad. Por esa razón intenta justificar sus acciones, presentando su discurso contrarrevolucionario como la acción de un verdadero demócrata y un patriota. Dice que actúa sólo por convicción, no desde el soborno u otros motivos. Como no hemos estado presentes en las reuniones entre el general y la oposición, no tenemos acceso a su cuenta bancaria, no tenemos forma de saber si es verdadero o falso. Sin embargo, debemos observar que Dieterich se contradice cuando escribe: "Parte del efecto (de la declaración de Baduel) consistió en que unos 18 días antes todavía había apoyado públicamente la reforma constitucional". ¿Cómo un "hombre de convicción" cambia sus convicciones sobre la Constitución en un espacio de 18 días? Evidentemente, las convicciones del general se parecen a las del político que decía: "Bien, ¡si no te gustan los principios los cambiaré!" Incluso si aceptamos que él ha actuado sólo por convicción, este argumento no dice nada. Muchos de los mayores villanos de la historia han actuado por convicción. El loco emperador Nerón no dudó en actuar por convicción cuando quemó Roma y culpó a los cristianos. Adolfo Hitler siempre actuó sobre la base de convicciones muy profundas, convicciones de superioridad racial y fascismo. Tanto Tony Blair como George Bush dijeron que estaban motivados por profundas convicciones, convicciones imperialistas, tienen un dios que les da derecho a gobernar el mundo.Para justificar su apoyo a la invasión criminal de Iraq, Blair le dijo al pueblo británico: "Lo hice porque yo creía sinceramente que tenía razón". ¿Este hecho hace que los crímenes de estos hombres sean menos atroces ya que eran sinceros y "actuaban por convicción"? Muchos en la oposición venezolana están profundamente convencidos de que Chávez es un revolucionario peligroso, una amenaza para el orden social existente que debe ser derrocado e incluso asesinado para salvar a la Patria. Sí, lo creen sinceramente. Y desde su punto de vista de clase están en lo correcto. Están actuando por convicción. La oposición contrarrevolucionaria defiende con sinceridad el punto de vista de los terratenientes, los banqueros y los capitalistas. Baduel francamente defiende a la oposición contrarrevolucionaria. Y Dieterich con franqueza (asumimos) defiende a Baduel. Sin embargo, no estamos interesados en si ellos son sinceros o no, sino qué intereses defienden. La única manera de que podamos juzgar las acciones de Baduel no es desde el punto de vista de la sinceridad personal sino desde un punto de vista de clase. Por nuestra parte, defendemos sinceramente el punto de vista del socialismo y la clase obrera. Defendemos al presidente Chávez contra los ataques de la contrarrevolución. No hacerlo en esta situación sería una traición. Y también la única forma de que podamos interpretar las acciones de aquellos que actúan la sofistería del abogado para defenderle. Si a un pirómano se le permite escapar de la justicia debido a los argumentos de abogados inteligentes, entonces estará libre para quemar casas. Si se tolera a un contrarrevolucionario, él participará en conspiraciones contrarrevolucionarias que amenazan la vida de muchas más personas que un solo pirómano. En nuestra opinión, la revolución bolivariana ya ha sido demasiado indulgente con los contrarrevolucionarios. ¿Cuántos golpistas de abril de 2002 están en prisión? Hasta hace poco, ninguno, por lo que sabemos. Este es un error serio y la revolución pagará un precio muy caro por esta indulgencia. La "preocupación" de Baduel "Sin embargo, los observadores que constatan que había señales inconfundibles públicas de preocupación en Baduel frente a la evolución del proyecto bolivariano que él veía: tales como el escaso vigor en el combate a la corrupción, el desarrollo inflacionario de la economía, la discrecionalidad en el uso de los ingresos de PdVSA y la falta de definición de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI". (El subrayado es mío). No tenemos la más mínima duda de que Baduel y toda la derecha del Movimiento Bolivariano estaban preocupados por la evolución del proyecto bolivariano. ¿Por qué estaban preocupados? Estaban preocupados porque la revolución comenzaba a ir más allá de los límites del capitalismo y amenaza la riqueza y la propiedad de la oligarquía. Estaban preocupados por las nacionalizaciones y la no renovación de la licencia a RCTV, ese nido de agitación contrarrevolucionaria y centro neurálgico de los golpistas. También estaban preocupados por la corrupción, pero no por las razones que da Heinz Dieterich. Todo el mundo sabe que Chávez personalmente es incorruptible pero que está rodeado por una capa de burócratas corruptos y arribistas que están saboteando la revolución desde dentro. Estos elementos son la quinta columna de la contrarrevolución y son más peligrosos que los contrarrevolucionarios abiertos. Se quejan del "uso discrecional de los ingresos de PdVSA". ¡Vaya chiste! ¡Como si los ingresos de PdVSA no se utilizaron siempre para fines políticos! La única diferencia es que en el pasado los enormes recursos de PdVSA eran utilizados para beneficio de la oligarquía, sus amigos y sirvientes políticos. Ahora estos recursos ya no están controlados por la burguesía y eso no les gusta. Sus protestas por la corrupción apestan a hipocresía. Es bastante cierto que hay burócratas en PdVSA, pero no sólo en PdVSA, que necesitan ser purgados. ¿Pero como se hace esta tarea? Es necesario coger una gran escoba y barrer a todos estos funcionarios "bolivarianos" corruptos y crear un nuevo Estado que sea adecuado para la transformación socialista de la sociedad. Esto sólo se puede hacer con la implicación activa de las masas, los trabajadores y los campesinos, en la gestión de la industria, la sociedad y el Estado. Lo que hace falta es la expropiación de la oligarquía y el desmantelamiento de la vieja maquinaria estatal burocrática y corrupta. Esa es la única manera de conseguir una clara "definición de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI". ¿Eso es lo que Baduel y Dieterich proponen? No. Se oponen con vehemencia a ello. Están en contra de la nacionalización y del control obrero. Cuando hablan de "Socialismo del Siglo XXI" en absoluto significa socialismo, sino sólo capitalismo pero con otro nombre. Lo que les "preocupa" es la dirección que ha tomado el proyecto bolivariano. Están decididos a detener en seco la revolución. En realidad, el propio Baduel explicaba cuál era su verdadera preocupación en el momento de su discurso de despedida como ministro de defensa. Aunque vistió su discurso con fraseología socialista, lo que dijo está muy claro. Por ejemplo, dijo que "el socialismo es la distribución de la riqueza, pero antes de que se pueda distribuir la riqueza hay que crearla", este es un argumento típico de los reformistas en todas partes contra el socialismo y la nacionalización. Añadió que "un régimen de producción socialista no es compatible con un sistema político que es profundamente democrático con contraofertas y divisiones de poder", añadiendo que "debemos alejarnos de la ortodoxia marxista que dice que la democracia con la división de poderes es sólo un instrumento de dominación burguesa". Y añadió: "sí, debemos ir hacia el socialismo, pero se debe hacer sin caos ni desorganización". Y utilizando una analogía extraña con la Nueva Política Económica de Lenin declaró: "no podemos permitir que nuestro sistema se convierta en un tipo de capitalismo de estado, donde el estado es el único propietario de los medios de producción". Y añadió: "el comunismo de guerra en la Unión Soviética nos enseñó que no se pueden implantar cambios profundos en el sistema económico… la abolición total de la propiedad privada y la socialización brutal de los medios de producción siempre tienen un efecto negativo en la producción de bienes y servicios, y provoca descontento general entre la población". Está bastante claro lo que estaba diciendo. Estas analogías incorrectas con el comunismo de guerra y la NEP en Rusia sólo son una cobertura de lo que realmente estaba diciendo: "no deberíamos avanzar hacia la nacionalización de la economía". Algunas personas en ese momento dijeron que el discurso de Baduel no era una crítica de Chávez, sino más bien, que sólo estaba planteando su idea del "socialismo democrático" (es decir, reformas dentro de los límites del capitalismo). A propósito, estas son las mismas ideas que Heinz Dieterich ha estado planteando con el nombre de "Socialismo del siglo XXI", socialismo sin nacionalización de los medios de producción, es decir… ¡capitalismo! Por esta razón Baduel era tan entusiasta con las ideas de Dieterich y escribió el prólogo de la edición venezolana de su libro: Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI. En este prólogo Baduel dice cosas muy elogiosas sobre el libro de Dieterich: "Primero, el gran honor que siento al hacerlo, ya que reconozco en esta obra una grandísima contribución a la construcción de la teoría de la nueva sociedad no capitalista", añade que a pesar del llamamiento hecho por el presidente a participar en el debate sobre el socialismo: "sin embargo pasado un tiempo, el aporte de Heinz Dieterich, permanece como una referencia casi única y obligada debido a la claridad y sencillez de sus ideas". Baduel estaba en realidad tan impresionado con las ideas de Dieterich que sugirió que el capítulo 7 de su libro: "considero que este nuevo capitulo pudiese muy bien ser publicado como una obra aparte y ser reproducido para su distribución masiva en escuelas, universidades, sindicatos, fabricas, hospitales, comunidades campesinas, consejos comunales y en fin en todos los espacios donde hace falta generar un debate y sana discusión sobre el socialismo que queremos construir". ¡Estas palabras deben ser realmente embarazosas para Dieterich! La persona que hace sólo unos pocos meses alababa sus ideas tanto, ahora ha roto con el proyecto bolivariano y se ha unido a la contrarrevolución. Quizá esta sea la razón por la que Dieterich es tan entusiasta a la hora de argumentar que Baduel no es realmente un contrarrevolucionario y que, en último instancia, Chávez y Baduel deberían formar una alianza. Pero se podría decir que las ideas de Baduel han cambiado y que, por lo tanto, Dieterich no es realmente responsable de su última evolución ideológica. Nada podía estar más alejado de la verdad. Lo que atrajo a Baduel de Dieterich fue la idea de este último de que se puede tener "socialismo" sin la nacionalización de los medios de producción. Ese era el tipo de "socialismo" con el que Baduel podría vivir. Y eso es lo que explicó en su discurso de despedida el 23 de julio. ¿Qué dijo en su discurso el 5 de noviembre? Exactamente lo mismo. Citemos con detalle: "Según esto, la motivación de la reforma constitucional, tal como se ha presentado es llevar al pueblo venezolano hacia un proceso de transición, hacia algo que se denomina de manera genérica "socialismo" sin indicar claramente a que se refiere este término. Como ya indique en otra ocasión cuando entregue el Ministerio de la Defensa, la palabra socialismo no tiene un significado uniforme y puede incluir regímenes como el de Pol Pot en Camboya y la Unión Soviética Estalinista, hasta el llamado Socialismo Nórdico o el Socialismo Democrático Europeo. ¿A que socialismo se nos quiere llevar? ¿Por qué no se le dice al pueblo claramente hacia donde se piensa conducir a la nación? Tenemos como pueblo que exigir que se nos diga claramente el destino de nuestro futuro y no se nos mienta con un supuesto socialismo a la venezolana". ¡El propio Baduel admite que sus ideas no han cambiado! Y el mismo Dieterich describía el discurso de despedida de Baduel como "un gran paso hacia el socialismo del siglo XXI" (Ver: Hugo Chávez, Raúl Baduel, Raúl Castro y el Bloque Regional de Poder Popular avanzan el Socialismo del futuro http://www.rebelion.org/noticia.php?id=54425). La razón por la que Baduel se ha pasado a la oposición es clara: ve que todo lo que se habla de socialismo podría realmente significar socialismo y no está de acuerdo con eso. Estaba contento con aceptar el socialismo de variedad Dieterich (es decir, socialdemocracia), pero se opone totalmente al genuino socialismo. Chávez explicó esto muy bien cuando dijo: "cuando un submarino se sumerge, la presión se incrementa y puede soltar un tornillo flojo, los puntos débiles van a ir saliendo. Es bueno que salga". Original de la Red Simón Bolívar

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Chávez és l’anècdota

Vicent Partal

Chávez és l’anècdota

per Vicent Partal

La baralla entre Juan Carlos I i Chávez a la Cimera Llatinoamericana ha tapat els dos moments realment clau. El primer quan el rei espanyol hagué d’oir que la seua polèmica mitjanceria en el cas de les papereres entre l’Argentina i l’Uruguai havia estat inútil. El segon, quan Daniel Ortega acusà Unión Fenosa de maltractar el seu país i Juan Carlos abandonà la reunió. Cal tenir en compte que Juan Carlos també havia fet de mitjancer entre Fenosa i Nicaragua. Però, sobretot, cal posar tots aquests fets en un marc més ample en què política, negocis i monarquia es confonen. Després del franquisme, sobretot amb l’arribada al poder del PSOE, comencen a prendre forma dos fenòmens paral·lels. D’una banda, hi ha la consolidació de l’anomenada ‘cultura del pelotazo‘ entre una determinada classe empresarial de Madrid. I d’una altra, i és una peça bàsica perquè la primera puga existir, hi ha la idea d’una plataforma política llatinoamericana que puga ser dirigida per Espanya, en part a imitació de la francofonia o de la Commonwealth, en part per a fer possibles els enormes negocis que empreses de l’estat en camí de privatitzar-se o tot just privatitzades podrien fer gràcies a la influència política. Així va coincidir l’època en la qual Juan Carlos i Felipe González crearen una potent xarxa d’interessos polítics en el continent americà amb l’entrada en massa de les grans empreses espanyoles: de Telefònica a Repsol, del Banc Santander a Endesa i Unión Fenosa, per exemple. És públic i notori que el comportament d’aquestes companyies, en general, ha estat polèmic i que ha motivat moltes protestes als països americans. I també és notori que aquestes empreses han fet molts diners als països americans, no sempre d’una manera brillant. També que (alguns dirigents americans, Ménem en fóra el cas paradigmàtic) han participat en el joc i s’han enriquit personalment facilitant a les empreses espanyoles l’apropiació d’empreses o de recursos estratègics del propi país. Quin paper hi té Juan Carlos, en tot això? Com qualsevol altre cap d’estat, és favorable a les empreses espanyoles i fa tot de gestions en favor d’aquestes. Això fins ara no havia estat difícil de compatibilitzar amb la seua imatge de persona neutral, que volia un estatut especial com a figura principal de les cimeres llatinoamericanes, una mica a l’estil del de la reina anglesa en la Commonwealth. Però… Aquests darrers anys, en molts països americans ha accedit al poder una generació de dirigents que són o es representen d’esquerres i que ja no tenen el lligam personal amb Zapatero que els seus antecessors tenien amb Felipe González i que, a més, se sumen a la crítica d’allò que anomenen el neoimperialisme espanyol. N’hi ha que ho fan d’una manera suau, com Lula o, per ara, Evo Morales. I n’hi ha que ho fan d’una manera oberta i radical, com Chávez o Ortega. Segurament perquè són els qui han sofert més l’actuació espanyola, amb les ambaixades treballant sense dissimular contra ells, en part per afavorir els interessos de les multinacionals espanyoles. En aquest context Chávez va fer l’espectacle, però també va tapar amb el seu xou el moment realment dur: que fou quan Juan Carlos s’alçà i abandonà la sala mentre Ortega acusava Unión Fenosa de maltractar la població nicaragüenca. És cert que Juan Carlos està aparentment molt nerviós i fa coses ben insòlites, com la visita a Ceuta i Melilla, o el seu comportament en aquesta cimera, però alçar-se i anar-se’n perquè critiquen una empresa espanyola és un fet simplement insòlit. Que en part s’explica, si tenim en compte que ell en persona féu de mitjancer entre Unión Fenosa i el govern nicaragüenc presidit per Daniel Ortega. Va ser el mes de juliol passat: Ortega va visitar Madrid i va acceptar un pacte per a reconduir la difícil crisi que enfronta Unión Fenosa amb el govern de Nicaragua i els consumidors d’aquell país. L’any 2000 Unión Fenosa va comprar per tan sols 115 milions de dòlars tota la xarxa elèctrica de Nicaragua amb el compromís de millorar un servei que mai no ha millorat i que de fet ha empitjorat, i molt (avui les tallades de llum són constants, durant hores). Si al juliol Ortega va avenir-se a negociar, a l’empara del rei espanyol, i a signar un ‘Memoràndum d’Intencions’, ara, en canvi, sembla que li retreia que les promeses fetes aleshores no s’han complert i que la situació no fa sinó empitjorar. I això va irritar tant Juan Carlos que perdé els estreps i abandonà la reunió. Potser perquè ja era el segon retret. El primer, molt més suau, li havia arribat unes poques hores abans de l’Argentina, que havia anunciat en públic que la mitjanceria de Juan Carlos amb l’Uruguai sobre la instal·lació de dues fàbriques papereres havia fracassat. De fet, el president argentí havia estat tan diplomàtic que s’havia disculpat per haver demanat al rei espanyol una mitjanceria tan fracassada com ‘impossible’. L’Argentina i l’Uruguai fa mesos que es barallen per la instal·lació, en la banda uruguaiana del riu que els separa, de dues plantes papereres molt contaminants. L’una és finlandesa i l’altra, espanyola, d’Ence. Juan Carlos havia de suavitzar la tensió entre tots dos països, però la seua intervenció no ha servit de res. En bona part perquè els seus esforços més visibles han anat encaminats a assegurar que la fàbrica espanyola obrís les portes. I què és Ence? Una antiga paperera estatal, ara en mans de persones com Luis Arregi o els Albertos (ambdos controlen el 30%t de l’empresa), coneguts pel fet de formar part del cercle econòmic que es mou al voltant de Juan Carlos. Ence, a més, és una empresa amb greus problemes que necessita engegar, d’una manera angoixant, la planta de l’Uruguai. En una mateixa cimera, doncs, Juan Carlos es va veure qüestionat en dues ocasions, i públicament, per afers econòmics, i això el devia superar. Els argentins van ser molt diplomàtics en la forma, però van deixar clar que l’esperança que tenien en ell com a mitjancer, l’havien perduda tota, i Ortega va ser dur i directe. Tant que mirava la cara de Juan Carlos mentre atacava Unión Fenosa. I fou aleshores que el rei espanyol se n’anà. Però, de tot plegat, en resta l’anècdota, la confrontació que realment té menys importància de totes, que és el guirigall amb Chávez, un polític molt fàcil de convertir en caricatura per als mitjans tradicionals, sempre àvids de servir la monarquia

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Venezuela después del 2-D

Rosa Miriam Elizalde

Venezuela después del 2-D ************************ Por Rosa Miriam Elizalde EDITORA DE CUBADEBATE 2007-11-27 CARACAS.-A un costado del Boulevard de Sabana Grande, en Chacaíto, tres jóvenes vestidos de impecable azul se lanzan a la jungla de la avenida para escribir con tiza el "NO" sobre los cristales de los autos. Es un juego peligroso, que ellos disfrutan entre bocinazos y gritos a favor y en contra, sin que nadie lo impida. A la entrada del Metro, dos muchachas que parecen desprendidas del mismo anuncio de shampú que estampa la pared, entregan una versión "corregida" de la Reforma Constitucional que será votada el próximo domingo y un plegable que llama a "aprovechar el derecho a la manifestación" -en otras palabras, una convocatoria a la violencia antes, durante o después del 2 de diciembre (2D en la nomenclatura mediática). Esta "revolución" con rostros de telenovela se despliega, particularmente, en las páginas de la mayoría de los diarios caraqueños. Si una abre El Nacional, por ejemplo, Caracas es un grito contra el Presidente Hugo Chávez, Venezuela se está cayendo a pedazos y no se puede poner un pie en la calle debido a la polarización extrema. El titulista del periódico debe conocer de memoria El Apocalipsis: "Arremetida mortal a la legalidad", "Hagamos sentir la fuerza del NO", "El país es nuestro y estamos aquí para defenderlo", "La Reforma nos llevará al caos"… Pero usted respira profundo antes de seguir leyendo, se sienta en un banco del Boulevard de Sabana Grande e intenta mirar por encima de la página del matutino y del grupito de muchachos "ligth". Ve rostros que no se parecen a los de los diarios, miles que van y vienen con compras en las rebajas navideñas, música a todo dar de un comercio a otro, celulares repiqueteando, adolescentes que juguetean entre sí a la salida de un liceo bolivariano, decenas de personas paradas frente a un televisor que están siguiendo el discurso de Chávez en Fuerte Tiuna después de entregar cientos de carros a las comunidades, y a Betsi, una señora que está haciendo la limpieza concentrada en las hojas de los árboles y en los papeles que el enorme tráfico de peatones va aventando por una de las zonas más populares de la capital de Venezuela. Los titulares muestran una desesperación que la calle no parece presentir. No han podido presentar a un solo mártir opositor. De hecho, la única persona asesinada en una manifestación se llama José Oliveros, un joven de 19 años que recibió dos tiros por la espalda, cuando se pronunció a favor de Chávez en una manifestación anti-reforma en el municipio Guacara. El llamado al conflicto social, las tensiones políticas y los intentos de desestabilización se han resuelto a un costo muy bajo para ellos, mientras es más visible que nunca la recuperación económica en el país: la tasa de pobreza pasó del 37,1 al 15,9 %; la indigencia, de 30,2 a 9,9 %; el desempleo del 20 al 7 %; el Producto Interno Bruto creció en el tercer trimestre en un 8,7 % -el más elevado de la región-, y por si fuera poco, la encuesta continental Latinobarómetro pone a Venezuela a la cabeza en dos indicadores clave: "confianza en el presidente" (60 %) y "confianza en el gobierno" (66 %). A menos que ocurra el Apocalipsis que están pronosticando los medios, la Reforma parece que va con suficiente margen, pero la pregunta es qué ocurrirá después del 2D: "El dilema es sencillo: responsabilidad o aventurerismo; orden o caos; estabilidad o desestabilización; paz o violencia", afirma el ex presidente José Vicente Rangel en su columna de los lunes en Ultimas Noticias, una isla de razón y sensatez en medio de tanto alarido mediático. Betsi se detiene ahora a tu lado, recoge un papel del piso y mira el periódico que tienes en la mano casi con lástima: "Misión Urdaneta, al que no le guste Chávez que prepare las maletas", dice inventándose una misión que no existe. "¿Qué cree usted que ocurrirá después del domingo?", reaccionas y dejas caer El Nacional en la bolsa negra de plástico que ella arrastra ante ti. "Estaremos mosca (despiertos). Estos que tanto quieren la Constitución fueron los mismos que la quemaron en el 2002, cuando el golpe de Carmona, el Breve… No les haga caso. La broma de ellos no es la Constitución. Al que no quieren es a Chávez. ¿Sabe usted por qué?… ¡Vea!, porque nosotros lo queremos."

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