Un punto de encuentro para las alternativas sociales

En el comienzo de un largo viaje: Crepúsculo del capitalismo, nostalgias, herencias, barbaries y esperanzas a comienzos del siglo XXI

Jorge Beinstein

jorgebeinstein@gmail.com

Este texto se basa en las ponencias presentadas en los seminarios “Margen Esquerda-Istvan Meszaros”- USP-Editorial Boitempo, Sao Paulo,18-21 de agosto de 2009 y “Crisi globale, lavoro, democrazia”, Fondazione Guido Piccini – Facultà di Economia dell Università degli Studi di Brescia – Brescia, 27-28 novembre 2009

¿Comienzo del fin (o fin del comienzo) de la crisis?

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Las crisis en la era senil del capitalismo. Esperando inútilmente al quinto Kondratieff

Jorge Beinstein

Publicado en el “El Viejo Topo”, Barcelona, n°253, Febrero 2009

Incertidumbre

Incertidumbre es la palabra que mejor define el clima psicológico actual, todos los precedentes capitalistas de esta crisis se han demostrado inservibles a la hora de entender lo que esta sucediendo. La imagen de la "terra incognita", del ingreso a un territorio desconocido se va imponiendo entre las elites de las grandes potencias, en un articulo reciente aparecido en "The Independent" Jeremy Walker resume bastante bien esa nueva percepción: "Nos encontramos en un mar desconocido, nadie sabe hacia donde vamos. lo único que sabemos es que la tormenta económica prosigue su marcha" (1).

Por su parte James Rickards, una figura clave del aparato de inteligencia norteamericano (formalmente es asesor financiero del Gabinete del Secretario de Defensa) presentó el 17 de Diciembre de 2008 un informe auspiciado por la U.S. Navy donde traza cuatro escenarios catastróficos sobre el futuro de los Estados Unidos, uno (como no podía ser de otra manera en la era Bush) describiendo un mega ataque terrorista que aprovecharía la extrema debilidad de la economía para asestar un golpe mortal al Imperio, otro centrado en una supuesta agresión financiera de China vendiendo masivamente en el mercado dólares y títulos públicos estadounidenses provocando así el derrumbe de sus cotizaciones. Un tercer escenario presenta la caída libre del dólar y las consecuencias desastrosas para la sociedad imperial y el resto del mundo y en fin un cuarto escenario, tal vez el más importante, denominado "Derrumbe existencial" que pronostica una depresión prolongada con reducción del Producto Bruto Interno del orden del 35 % a los largo de los próximos 6 o 7 años, una tasa de desocupación que pronto llegaría al 15 %, etc. (2).     

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Señales de implosión. Hacia la desintegración del sistema global

Jorge Beinstein

jorgebeinstein@gmail.com

2 de marzo de 2009

Septiembre de 2008 marcó un punto de inflexión en el proceso recesivo que se venía desarrollando en los Estados Unidos a lo largo de ese año: estalló el sistema financiero y la recesión comenzó a extenderse rápidamente a nivel planetario al tiempo que se evidenciaban síntomas muy claros de tránsito global hacia la depresión cuya llegada comenzó a ser admitida desde comienzos de 2009.

Ahora asistimos a un encadenamiento internacional de derrumbes productivos y financieros acompañado por una mezcla de pesimismo e impotencia en el mas alto nivel de las elites dirigentes ante la probable transformación de la ola depresiva en colapso general.

La declaraciones  de George Soros  y Paul Volcker en la Universidad de Columbia el 21 de febrero de 2009 marcaron una ruptura radical (1), muy superior de la que estableció hace dos años Alan Greenspan cuando anunció la posibilidad de que los Estados Unidos entre en recesión. Volcker admitió que esta crisis es muy superior a la de 1929, eso significa que la misma carece de referencias en la historia del capitalismo, la desaparición de paralelismos respecto de crisis anteriores es también  (principalmente) la de los remedios conocidos. Porque 1929 y la depresión que le siguió están asociados a la utilización exitosa de los instrumentos keynesianos, a la intervención masiva del Estado como salvador supremo del capitalismo y lo que estamos presenciando es la más completa ineficacia de los estados de los países centrales para superar la crisis. En realidad la avalancha de dinero que arrojan sobre los mercados  auxiliando a los bancos y a algunas empresas transnacionales no solo no frena el desastre en curso sino que además está creando las condiciones para futuras catástrofes inflacionarias, próximas burbujas especulativas.

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Acople depresivo global (radicalización de la crisis)

Jorge Beinstein

14 de febrero  de 2009

jorgebeinstein@yahoo.com

A comienzos de 2007 fue Alan Greenspan (por entonces ya había abandonado la presidencia de la Reserva Federal) quien dio el alerta acerca de la próxima llegada de la recesión en los Estados Unidos, la profecía se cumplió hacia el fin de ese año. Ahora ha sido Gordon Brown, primer ministro de Inglaterra el que ante la Cámara de los Comunes a comienzos de febrero de 2009, en plena recesión, anunció la llegada de la depresión global. Como era de esperarse la palabra maldita fue rápidamente desmentida oficialmente que la atribuyo a una “gaffe” (1), una expresión involuntaria de Brown, pero el tema quedo instalado precedido por un cierto número de comentarios y artículos de especialistas coincidentes con esa afirmación. Casi al mismo tiempo el presidente de Francia, Nicolás Sarkozi,  califico a la crisis como “la peor desde hace un siglo” y en su conferencia de prensa del 9 de febrero Barak Obama coincidió con esas visiones “catastrofistas” (realistas).

2009 aparece como el-año-de-todos-los-peligros, es muy difícil pronosticar el ritmo de la crisis en curso sobre todo porque no tiene precedentes en la historia del capitalismo; su carácter sistémico, su pluralidad (económica, energética, militar, institucional, tecnológica, ambiental, ideológica) y las interrelaciones entre sus diversas componentes le confieren un comportamiento errático, casi (pero no totalmente) impredecible.

De todos modos un conjunto de indicadores nos están señalando que el acople recesivo global que se fue desarrollando durante 2008 está ahora ingresando en una nueva etapa caracterizada por grandes caídas productivas y aumentos de la desocupación en los países centrales y en la mayor parte de la periferia. Se trata de la instalación de un acople depresivo global avanzando ante la impotencia de los gobiernos de los países ricos que constatan como las lluvias de millones de millones de dólares, euros, etc., arrojados sobre sus mercados no consiguen frenar la avalancha.

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El hundimiento del centro del mundo. Estados Unidos entre la recesión y el colapso

Jorge Beinstein

Mayo 2008

jorgebeinstein@yahoo.com

La recesión se ha instalado en los Estados Unidos, los subsidios alimentarios que cubrían a unas 26 millones y medio de personas en 2006 subieron en 2007 a 28 millones, nivel nunca alcanzado desde los años 1960. Recientemente la OCDE ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para la economía estadounidense asignándole una expansión igual a cero para el primer semestre del año actual, por su parte el FMI acaba de hacer un pronóstico aún más grave incluyendo períodos de crecimiento negativo. Estos organismos venían bombardeando a los medios de comunicación (que a su vez bombardeaban al planeta) con pronósticos optimistas basados en la supuesta fortaleza de la economía norteamericana; sostenían que no habría recesión y que lo peor podría ser un crecimiento bajo rápidamente desbordado por una nueva expansión… si ahora admiten la recesión es porque algo mucho peor está en el horizonte.

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Más allá de la recesión. En el comienzo de la segunda etapa de la crisis global

Jorge Beinstein

jorgebeinstein@yahoo.com

                                                                       “La peste ya está aquí,

                                                                ¿que hacer cuando llega la peste?”

                                                                                         Homero

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Terra incognita. La soledad de Bush, el fracaso de los halcones y el desinfle de las burbujas

Jorge Beinstein

jorgebeinstein@yahoo.com

 

Aunque le falta más de un año para abandonar la Casa Blanca, la situación actual de Bush es la de un presidente en estado terminal. El acoso parlamentario opositor aumenta semana a semana, sus aliados republicanos lo van abandonando uno tras otro, su asesor estrella Karl Rove ha desertado, la burbuja inmobiliaria se sigue desinflando señalando un futuro oscuro para el conjunto de la economía norteamericana y provocando sucesivos sacudones bursátiles globales. Su compañero de aventuras, Tony Blair, dejó el cargo de primer ministro en Inglaterra generando en Washington crecientes temores acerca de un posible deslizamiento de los ingleses hacia la Unión Europea aflojando sus lazos atlantistas y tomando distancia de la estrategia eurasiática de los halcones (1). Además han empezado a circular declaraciones de funcionarios y “filtraciones” mediáticas referidas a escenarios elaborados en el Pentágono de retirada rápida de las tropas estadounidenses de Irak (2). En ese nivel y en el conjunto del sistema de poder de los Estados Unidos ya casi nadie pone en duda el fracaso de la aventura irakí y mientras el sector más extremista de los halcones sueña con algún “golpe de fuerza” milagroso dentro de Irak o por medio de un ataque contra Irán, el Imperio esboza repliegues que le permitan preservar su presencia en el Medio Oriente. Las ventas masivas de armas a los regímenes amigos de la región es una de los medios empleados, el gobierno estadounidense acaba de acordar ventas por 20 mil millones de dólares a los estados del Golfo (incluidos 10 mil millones para Arabia Saudita), 30 mil millones de dólares a Israel y 13 mil millones de dólares a Egipto. Combinando “intereses estratégicos” de los Estados Unidos e intereses comerciales de las empresas beneficiadas con esas ventas (3), obviamente los funcionarios involucrados en el negocio recibirán las “recompensas” correspondientes (curiosa mezcla de corrupción y fanatismo imperialista).

Por otra parte acumula apoyos en el establishement el llamado plan Biden-Gelb de dividir a Irak en tres partes (una sunita, otra shiita y una tercera kurda) lo que supone el éxito (para nada asegurado) de la estrategia de guerra étnica desarrollada por los ocupantes, la concreción del plan les permitiría (en teoría) replegarse con relativamente pocas bajas ya que la resistencia iraki quedaría sumergida en un océano de conflictos locales. Hacia mediados del año pasado el senador demócrata Joseph Biden y Leslie Gelb, presidente emérito del Council on Foreign Relations, publicaban en el New York Times un texto desbordante de cinismo donde tomando como precedente “exitoso” al desmembramiento de Yugoslavia proponían descuartizar Irak. Completando el coro siniestro, nada menos que David Walker, titular del “ Government Accountability Office”, pronunció el 7 de agosto pasado una conferencia en la que trazó el paralelo entre la decadencia del imperio romano y la situación actual de los Estados Unidos (4).

Las dos burbujas imperiales se están desinflando al mismo tiempo: la burbuja financiera centrada en el mercado inmobiliario (aunque sus alcances son mucho más amplios) y la burbuja militar apoyada en las guerras de Irak y Afganistán (pasó decisivo en la delirante estrategia de conquista de Eurasia). La interacción entre ambos fracasos es evidente, aparecen como los aspectos más visibles, por ahora, de la degradación general de la sociedad norteamericana que no puede ser comprendida sino en su totalidad. De ese modo es posible explicar comportamientos sectoriales (militares, políticos, financieros y otros) aparentemente desmesurados, incoherentes, a veces abiertamente estúpidos pero que integran una dinámica superior marcada por la decadencia. Y como los Estados Unidos constituyen la espina dorsal y la cabeza enfermas del capitalismo mundial sus temblores afectan (expresan) al conjunto del sistema, es por ello que los interrogantes sobre su futuro tienen alcance planetario.

 

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La declinación del dólar… y de los Estados Unidos. Las grandes potencias en la trampa global

jorgebeinstein@yahoo.com

Desde comienzos de 2002 el dólar inició un descenso que actualmente continúa y que según la mayor parte de los expertos se agravará en los próximos meses. La declinación despegó poco tiempo después de los atentados (o auto-atentados) del 11 de Septiembre de 2001, es decir del lanzamiento de la ofensiva bélica global de los Estados Unidos. Existe un encadenamiento causal claro entre la decadencia económica del Imperio y la tentativa desesperada de sus dirigentes por frenarla a través de una sucesión de victorias militares en Asia Central y Medio Oriente. Si esa estrategia hubiera sido exitosa la superpotencia controlaría hoy la mayor parte de la franja eurasiática que se extiende desde los balcanes hasta Pakistán atravesando Turquía, la cuenca del Mar Caspio, Irak, e Irán, dominando así cerca del 70 % de los recursos petroleros mundiales. Ese hecho le habría permitido asegurar su hegemonía financiera internacional simbolizada por el reinado universal del dólar.

Pero la aventura fracasó y hoy los norteamericanos están empantanados en Irak y Afganistán mientras se reduce su influencia sobre Eurasia.  

Andre Gunder Frank sostenía que el poder de los Estados Unidos descansa sobre dos pilares decisivos: el dólar y el Pentágono, el primero (la hegemonía financiera) sosteniendo al segundo y este último imponiendo los privilegios económicos del Imperio. Esta fortaleza doble ha predominado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y tuvo su período de auge entre 1945 y 1971, año en que la Casa Blancaa decidió liquidar la conversión de dólares en oro amenazada por las reservas dolarizadas en poder de las otras potencias industriales.

A partir de ese momento se desarrolló una etapa monetaria turbulenta donde el dólar siguió reinando en el planeta gracias a un juego perverso que acordaron los países ricos y que culmina ahora con un empapelamiento global que puede conducir a una incontrolable sucesión de crisis financieras.

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