El caso Millet (con un apunte sobre un encuentro en L’Ametlla del Vallès)
Salvador López Arnal
El caso-escándalo Millet ha agitado las aparentemente apacibles aguas del (mal) denominado oasis catalán[1]. No sabemos cuando durarán las turbulencias. Es posible que su duración sea breve y que nada cambie para que todo continúe igual. El asunto tiene una curiosa derivada familiar que nos retrotrae a los años sesenta del pasado siglo.
Lo sucedido, lo que está sucediendo, enseña, y mucho, sobre las maneras y comportamientos de las clases patricias catalanas, sobre su ininterrumpida ocupación de un poderoso lugar en el mundo y sobre la subordinación a sus intereses y cosmovisión político-existencial de la mayoría de administraciones públicas y fuerzas políticas catalanas (y no sólo catalanas desde luego).
Lo esencial del caso-escándalo: en junio del 2009 la fiscalía de Barcelona ya había presentado una querella por apropiación indebida y falsedad contra Félix Millet i Tusell y tres responsables y directivos más de la Fundación del Palau de la Música catalana. A finales de julio de 2009 Millet se vio implicado en una investigación de la fiscalía barcelonesa en la que se intentó aclarar un “presunto” desvío de 2.000.000 de euros durante los años 2003 y 2004 por parte de la Asociación Orfeó Català-Palau de la Música, cuyo patronato era presidido por él. El 28 de julio de 2009 Millet fue destituido de su cargo y dos días más tarde, el 31 de julio, él mismo cesó de su presidencia en la Bankpime, el Banco de la pequeña y mediana empresa.
El propio Millet, aconsejado por sus abogados, ha reconocido el desvío de fondos para sus cuentas y patrimonio personal-familiar. Se habla de entre 3 y 10 millones de euros[2]. Millet ha confesado haber desviado para su propio beneficio personal al menos 3,3 millones de euros, que destinó, entre otros usos, a reformar inmuebles de su propiedad en Barcelona y l’Ametlla y a pagar viajes turísticos a su propia familia (Maldivas, Dubai). Además, claro está, de sus propios honorarios de más de 1,5 millones de euros. Millet también ha confesado, cosa que ha levantado algún escándalo entre sectores implicados, que pagó comisiones y que contrató ‘pagando en negro’.
¿Y quién es este Félix Millet? Fèlix Millet i Tusell nació en Barcelona el 8 de diciembre de 1935[3]. Empresario catalán es hijo de Fèlix Millet i Maristany, al que posteriormente me referiré. Fue en 1974 cuando Millet i Rusell, junto con Josep Trias de Bes i Joaquim Molins i Amat (otros dos grandes nombres de las grandes familias catalanas, netamente vinculados a la derecha conservadora del país en sus diferentes ramas y versiones), ingresó en la empresa inmobiliaria Renta Catalana, dirigida por los hermanos Ignasi y Antoni Maria Baquer i Miró. Hasta fechas muy recientes, como se apuntó, Millet ha sido presidente de la “Fundació Orfeó Català-Palau de la Música Catalana”, por él mismo fundada en 1990. Dinamitó durante su presidencia, se dijo en la prensa, las actividades del Palau ofreciendo becas y renovando el edificio que ha sido declarado por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad”.
El 6 de mayo de 1983, junto con Ignasi Baquer, uno de los dos hermanos “rentistas”, y Eduardo Guillén Ulloa, Félix Millet estuvo dos semanas en presión preventiva por un delito de estafa en relación a Renta Inmobiliaria. Un año después, la Audiencia de Barcelona lo condeno a dos meses de cárcel y a 30.000 pesetas de multa “por un delito de imprudencia que facilitó un delito de falsedad”. Ni que decir tiene que todo eso no impidió su posterior carrera institucional ni los premios conseguidos.
El 7 de julio de 1999 recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya presidida por Jordi Pujol. En 2006 fue nombrado “President de l’Agrupació arrambla” por el consistorio municipal barcelonés y un año más tarde de Bankjoprimer. No fueron los únicos premios que recibió: en 1981 se le concedió la “Corbata de Isabel la Católica” como Presidente de l’Orfeó Català; el 10 de diciembre de 1998 le fue concedida la “Llave” de Barcelona, además de ser distinguido como un “Senyor de Barcelona” en 2004, con la Cruz de Oro por la AEFE (Agrupación Española de Fomento Europeo) en 2008 y ser distinguido como “Conciudadano que nos honra” el 9 de julio de 2008. Nada más y nada menos: obsérvese la paradoja “conciudadano que nos honra” a un desfalcador de bienes: digámoslo sin eufemismo, a un chorizo de alto standing.
En 2006 fue nombrado vicepresidente tercero de la Fundación FC Barcelona, cargo del que acabar de dimitir a raíz del escándalo de l’Orfeó Català. Es también miembro de la Fundación Pau Casals. No son sus únicos cargos. He aquí una breve lista que traiciona fuertemente su currículum: Presidente de la Fundació Esmen (1992), Vicepresidente de la Societat del Gran Teatre del Liceu (1980), Presidente del Consell Editorial de Revista Musical Catalana (1984), Presidente de l’Agrupació Mútua del Comerç i la Indústria, MARPF (2006), Presidente d’AMCI HABITAT (2007), Presidente d’AMCI REHABILITACIÓ, SL, Presidente d’AMSYR AGRUPACIÓ SEGUROS Y REASEGUROS, SA, Vocal de DINAMITA CAPITAL PILLADO SCR, SA, Presidente de GRUPO MGO, SA, Presidente de SANITARIA MÉDICO QUIRÚRGICA DE SEGUROS, SA, Presidente de SEGUROS LATINA, SA, Presidente de TRANSPORT SANITARI DE CATALUNYA, SL, mimbro de la Fundació Pau Casals, miembro de la Fundació Güell, miembro de la Fundación Bayer, miembro del Consell Assessor Institut Catalunya Futur, vicepresidente de Honor de l’Associació Amics de Lluís Domènech i Montaner y así siguiendo. Largo etcétera, no es retórica.
Dato básico que enseña sobre los vértices políticos, dobles o triples si es necesario, de la gran burguesía catalana: en 2003, Fèlix Millet se incorporó al patronato del “Institut Catalunya Futur”, sección catalana de la aznarista Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES). Ese mismo año, sorpresas nos da la vida, la Fundación Orfeó Català recibió un incremento de 3.000.000 de euros del Ministerio de Cultura del gobierno central que entonces presidía uno de los componentes del belicoso trío o cuarteto de las Azores.
Un breve apunte sobre su padre que ayuda a completar el cuadro. Es cierto que todo esto no está en los genes pero las tradiciones familiares, a veces, sólo a veces, son dignas de tenerse en cuenta. Imprimen carácter, modos de actuación y enseñan finalidades.
Como su hijo, también Fèlix Millet i Maristany (1903-1967) presidió el Palau de la Música Catalana. En su juventud había participado en la fundación de la ‘Federació de Joves Cristians de Catalunya’ y había colaborado en el diario El Mati. En los años cuarenta, fue presidente del consejo de administración del que luego sería Banco Popular Español, sirviendo, según Jesús Ynfante, como “cabeza de puente de la penetración y control de este banco por el Opus Dei”. Fue presidente del Orfeó Català durante más de 15 años y en la década de los 60 fue fundador y presidente de Òmnium Cultural. También fue presidente ejecutivo de la Compañía Hispano-Americana de Seguros y Reaseguros, de la Compañía Marroquí de Seguros Generales, de la Compañía Agrícola Industrial de Fernando Poo (CAIFER), de Ediciones y Publicaciones SPES, etc, y consejero de las entidades Sociedad Catalana de Estudios y Inversiones, de Le Continent, de Alianza Securitas de Roma, de Comercial Frutera, de Barinco, de Mann-Rutter d’Espanya y del Comité européen de cooperation avec l’Amérique Latine.
Como en el caso anterior, el currículum resumido empobrece, y mucho, el largo historial del patricio.
Pues bien, el 24 de enero de 1966, cuando era miembro del comité ejecutivo del PSUC, Manuel Sacristán (1925-1985) envió una nota –firmada como “Ricardo” uno de sus nombres clandestinos- a la dirección del PSUC[4]. Dada cuenta de una reunión que se había celebrado a principios de año.
Cuenta en su escrito Sacristán que los días 8 y 9 de enero de 1966, dos semanas antes de la redacción de la nota, se habían reunido en L’Ametlla del Vallès, una población cercana a Barcelona, un grupo de intelectuales catalanes convocados por lo que podría denominarse “el secretariado cultural del Omnium”. El pretexto fue estudiar los problemas que planteaba la difusión de la cultura catalana
La reuniones, señalaba el autor de “Panfletos y materiales”, se extendieron desde el sábado por la mañana hasta el domingo al mediodía, y se terminó “con un almuerzo de faisán regalado por un industrial catalán que se dedica al “deporte” de su cría”. A la hora de los postres y con la euforia de la bebida, los asistentes –empresarios convocantes e intelectuales convocados- jugaron a “elecciones libres”: depositaron su voto como si se tratara de unos comicios generales. Resultado de las votaciones: la democracia-cristiana obtuvo 9 votos, el PSUC 8, Esquerra y Socialistas 4 cada uno, y otros partidos menores, que Sacristán no cita, 1 o 2.
Recuerda Sacristán oportunamente que había que tener en cuenta “que las distintas organizaciones fueron denominadas de una forma más o menos vaga, salvo en el caso del PSUC, en el que la elección se hizo sobre siglas concretas”. Al conocer los resultados, apunta Sacristán con sorna, el Sr. Carulla de Gallina Blanca expresó que si resultado se ajustaba a la realidad habría que tomar el barco inmediatamente e irse a Ginebra.
La dirección de la reunión y cabezas visibles fueron Josep Benet[5] y Jordi Pujol con Triadú[6]. Inicialmente se presentaban dos temas de discusión: los problemas que planteaba la difusión de la cultura catalana en el exterior, comunicación defendida por Josep Mª Castellet, C Pellicer, Joaquim Molas y Ricard Salvat; y, en segundo lugar, un escrito sobre la difusión de la cultura catalana en Cataluña, presentada por Josep. Benet.
Sacristán señala que “la lista de intelectuales invitados, comprendía en general a lo que podríamos llamar, en el campo de la creación cultural, intelectuales de izquierdas políticamente no comprometidos: J. M. Castellet, Oriol Bohigas, Jordi Carbonell, R. Salvat, J. Molas, S. Espriu[7], C. Pellicer”. Todos ellos habían quedado prácticamente al margen en la dirección y creación del Òmnium Cultural en su primera fase.
En el balance de la reunión apunta Sacristán:
Parece ser que en general el curso de la discusión aportó poco a nada de nuevo, pero en el curso de la misma se intensificó la aproximación en las relaciones personales, formulándose repetidamente los deseos y las posibilidades que el grupo promotor tenía, en el sentido de favorecer y estimular la creación cultural. Así, aunque sin concretar, se habló de ofrecer puestos de trabajo de medio día y bien remunerados, en empresas que el grupo financiero[8] domina, para aquellos intelectuales que precisasen solucionar su situación económica
Por la mañana del domingo se habló de la necesidad de sacar unas conclusiones que fuesen base para una relación de trabajo futuro, así se llegó a establecer la preparación de un libro sobre historia de la cultura catalana, que el grupo financiero se compromete a publicar incluso en Francia e Inglaterra y que dirigiría J. Molas; también se abrió la posibilidad de ayuda económica para un grupo que integrado por Castellet, Benet, Bohigas, Pellicer y un abogado de Vilafranca, siguiese estudiando los problemas de la difusión de la cultura catalana. Otro grupo (Piñol y Verdura entre los componentes), trataría de los problemas editoriales en relación con esta misma difusión. Por último, se decidió una planificación de las ayudas económicas, que hicieron público que en el momento actual sobrepasa los dos millones [de pesetas] anules, y el estudio de un posible incremento de las recaudaciones destinadas a fines culturales.
A la reunión de la Ametlla no fue invitado, remarca Sacristán, ningún intelectual “de los conocidamente organizados” tanto del PSUC[9] como del MSC, los socialistas de Raventós. Según parece se llegó a dar conocimiento de la reunión al mismísimo Josep Tarradellas[10].
Las reuniones contaron con la presencia de la representación de Banca Catalana (Jordi Pujol)[11] y del Banco Industrial de Cataluña (Raimon Carrasco[12]). Ortínez, el posterior consejero de Tarradellas, y Durán Farell, el del Gas Natural, se vieron imposibilitados de estar presentes y mandaron cartas de adhesión y representantes (el economista Sardà entre otros). También estuvieron, como se indicó, varios industriales catalanes como Carulla de Gallina Blanca[13].
¿Se imaginan donde tuvieron lugar las reuniones de aquellos primeros días de 1966? Imaginan bien. Efectivamente, el encuentro tuvo lugar en la casa de Félix Millet i Maristany en l’Ametlla. ¿Quién habló del discreto encanto de la burguesía? ¿Quién sostuvo que la sombra del poder real no es alargada? Ni han tenido que salir con barcos de urgencia hacia Ginebra ni sus poderosas sagas están dispuestas a abandonar el mando en plaza de un territorio que consideran plaza en propiedad. Sea cual sea –insisto: sea cual sea- el procedimiento que sea necesario utilizar.
Ni que decir tiene que no hay progreso poliético en esas sagas ni estas tradiciones ni en estas historias. Más bien un regressus. Todo lo sólido se desvanece en al aire.
[1] El espionaje de los vicepresidentes del Barça también es otro asunto a tener en cuenta desde luego. Procedimientos y lucha por el poder en el casi Consejo de Administración de la casa común de la gran burguesía catalana. Dejemos el tema para otra ocasión
[2] De hecho, según se ha sabido posteriormente, el Síndico de Cuentas catalán de la Generalitat ya encontró anomalías en la gestión de 2002, dando cuenta de ellas a través de informes a las Administraciones responsables, entre ellas –aunque no sólo-, la conselleria de Cultura de la Generalitat, entonces dirigida por CiU.
[3] Tomo los datos básicos de la Wikipedia en catalán y de artículos de prensa de estos días.
[4] Tomo la información de uno de los anexos de la tesis doctoral de Miguel Manzanera Salavert, Teoría y práctica. La trayectoria intelectual de Manuel Sacristán, UNED, 1993, dirigida por José Mª Ripalda, pp. 787-789.
[5] Dirigente democristiano recientemente fallecido, Josep Benet fue tiempo después un político antifranquista muy próximo al PSUC en algunos períodos. En los años ochenta, el Partido presentó una moción de censura contra el president Jordi Pujol. Fue Benet el candidato presentado por el PSUC a la presidencia. Sin embargo, en carta pública, poco antes de su fallecimiento, Benet recomendó el voto a J. A. Duran i Lleida, de Convergencia i Unió, en las elecciones legislativas españolas de 2008.
[6] Joan Triadú i Font (1921, Ribes de Fresser) estudió filología clásica en la Universidad de Barcelona, siendo profesor de catalán en la Universidad de Liverpool entre 1948 y 1950. En 1982 fue galardonado con la Creu de Sant Jordi, la misma que recibió años más tarde Millet; en 1992 con el Premio de Honor de las Letras Catalanas, y en 2001 con la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña.
[7] El 16 de octubre de 1965, poco después de que Sacristán fuera expulsado de la Universidad barcelonesa, el gran poeta y autor teatral Salvador Espriu le escribió una carta en la que manifestaba su solidaridad en los términos siguientes:
Dr. Manuel Sacristán.
Mi querido y admirado amigo:
Acabo de enterarme del inaudito e incalificable atropello de las autoridades académico-ministeriales contra Usted. No comentaré, porque no vale la pena, un acto tan arbitrario como estúpido. Le ruego acepte la renovada expresión de mi amistad y le recuerdo que me tiene, para cuando necesite, a su entera disposición.
Reciba un cordial abrazo de su afmo. Espriu”
[8] Es decir, Banca Catalana y Banco Industrial de Cataluña.
[9] Desconozco la fuente de información de Sacristán, pero es probable que fuera algunos de “los compañeros de viaje” del PSUC en aquel entonces: R. Salvat, J. M. Castellet, A, Cirici I Pellicer, acaso el propio J. Benet, etc.
[10] Josep Tarradellas, el presidente de la Generalitat en el exilio y presidente de la Generalitat provisional tras sus acuerdos con Adolfo Suárez, primer ministro de la Monarquía juancarlista desde 1977 hasta 1981.
[11] Jordi Pujol, el presidente de la Generalitat durante dos décadas, fue presidente de Banca Catalana tras el fallecimiento de su padre Florenci Pujol.
[12] Raimon Carrasco, hijo del dirigente democristiano asesinado por el franquismo Carrasco i Formiguera, fue años más tarde director general de Banca Catalana.
[13] Lluís Carulla i Canals (1904-1990) fundó Gallina Blanca en 1937, en plena Guerra civil española, con el nombre de Gallina de Oro. Años más tarde, participaría en la fundación del Òmnium Cultural.