El Gran Método: la dialéctica y la guerra
Bertolt Brecht
El fragmento «El Gran Método» (Die Große Methode) pertenece al libro de Bertolt Brecht Me-ti. Buch der Wendungen (Me-ti. Libro de las tornas), publicado póstumamente. Me-ti no es un personaje de ficción, sino un filósofo chino del siglo V a.C. Brecht apreció mucho su obra, conocida por primera vez en 1922 por la edición en alemán de Alfred Forke. Otras transcripciones del nombre del filósofo son hoy habituales: Mozi, Mo Tzu, Mo Di; Me-ti es la de Forke. Brecht escribió fragmentos para su proyecto de libro a lo largo de toda la década de los 1930s. En ellos imita la forma aforística y didáctica del filósofo, y trata de expresarse como lo haría alguien de aquella época enfrentado a los problemas contemporáneos (a Brecht), con el propósito de conseguir de este modo en el lector un efecto chocante, de extrañamiento, que le mueva a la reflexión. En el Me-ti de Brecht aparecen numerosos personajes reales con apelativos pseudonimizados ‘a la china’; así, el Mi-en-leh del fragmento es Lenin. Otras ‘claves’ para leer el fragmento: el «Gran Método» es la dialéctica (hay críticos que han considerado el Me-ti un tratado de dialéctica); la «gran guerra» es la Primera Guerra Mundial, la «Asociación» (Verein) es el Partido (de Lenin). «Modo de producir» es la locución que he escogido para evitar «modo de producción»; éste es concepto cargado de referencias teóricas marxistas que, probablemente, Brecht consideró «anacrónico» trasplantar a la China del siglo V a.C., por lo que empleó Art der Produktion en vez del marxista Produktionsweise, para decir lo mismo con otras palabras.
El Gran Método
Cuando estalló la gran guerra, muchos en la Asociación esperaban que, al menos en algunos Estados, los trabajadores impedirían a sus autoridades emprender la guerra. No creían que los gobernantes fueran capaces de convencer a los trabajadores de la necesidad de la guerra. Ocurrieron dos cosas. En primer lugar, resultó que no era tan necesario para hacer la guerra que los trabajadores estuvieran convencidos de la necesidad de la guerra; existían poderosos métodos para llevarlos a la guerra aunque no estuvieran convencidos. En segundo lugar, hubo grandes masas de trabajadores convencidos de la necesidad de la guerra. En el marco del sistema de la economía la guerra era realmente necesaria, era esencial a esa economía, y aquellos trabajadores que dudaban de que todo ese sistema debiera o pudiera ser abolido podían ser convencidos de la necesidad de la guerra. Cuando no hubo rechazo a la guerra, o lo fue muy débil por parte de los trabajadores, muchos miembros de la Asociación creyeron que no se podía hacer nada. Mi-en-leh luchó contra esta convicción. El modo de producir ha creado una contradicción entre las diversas capas que lo mantienen, dijo. La lucha está acallada. Pero el modo de producir permanece. Así que la contradicción debe seguir existiendo. El pueblo parece muy unido, el gobierno muy fuerte. Pero la opresión se ha vuelto enorme. La fuerza del gobierno es la fuerza con la que oprime a los trabajadores. El sistema económico dominante, que costó mucho a los trabajadores, es ahora apuntalado de una manera que también cuesta mucho a los trabajadores.
Nota y traducción de Manuel Monleón Pradas