Moshe Lewin y el siglo soviético
Alain Gresh
El historiador Moshe Lewin murió en París el 14 de agosto de 2010. Nacido en 1921 en Vilnius, en la época bajo control polaco, ha creció en una familia judía y sufrió muy juvenilmente el ostracismo antisemita. Miembro de una organización de juventud sionista de extrema izquierda, evita la llegada de las tropas nazis en junio de 1941 y fue salvado por los soldados del ejército rojo que se replegaban ante el avance alemán. Sus padres serán masacrados, como millares de otros judíos, por las milicias de extrema derecha, antes de la llegada del Wehrmacht. Siempre estuvo unido a Vilnius a donde volvió durante la época a Gorbachov. (Leer » Une histoire oubliée”, Le Monde diplomatique, août de 1993).
Vivió en URSS durante toda la segunda guerra mundial, ocupando diferentes empleos obreros en las granjas agrícolas, antes de entrar en una escuela de suboficiales. Desfiló el 9 mayo de 1945 en Moscú en la fiesta de la victoria. Esta estancia en la URSS le dio no sólo un conocimiento íntimo de la lengua rusa que hablaba corrientemente, así como el yiddish, el polaco, el alemán, el hebreo, el inglés y el francés si no también de la sociedad y del pueblo llano para quien siempre ha guardado un profundo cariño.
Habiendo retomado su ciudadanía polaca, se estableció en París, desde donde organizó la emigración judía clandestina a Palestina. Es miembro de Hachomer Hatzaïr, un partido sionista marxista, que se convertirá en el Mapam en enero de 1948. Es en esta organización donde conoció a Moshe Sneh, que dirigía el departamento de la inmigración ilegal de la agencia judía. Trabajó con él en Israel para el periódico del Mapam Al-Hamishmar, antes de seguirlo, no sin reticencias, cuando decidió ingresar en el Partido Comunista, único partido israelí compuesto por judíos y árabes.
Lewin no escondía su desilusión respecto de su experiencia israelí, su reacción indignada cuando supo que, el 12 de octubre de 1953, un joven oficial todavía desconocido, Ariel Sharon, había conducido una razzia punitiva contra la aldea de Qibia, en Cisjoradania, matando a mujeres, viejos y niños. Veía en ello una traición a los ideales por los que se había batido. Fue alistado en la guerra de 1956 contra el Egipto de Nasser, campaña que desaprobaba, lo que le valió pasar por un consejo de guerra; sin embargo fue liberado gracias a sus camaradas soldados quienes aunque no compartían sus ideas pero le tenían en gran estima.
Estas decepciones le hicieron cambiar de vía y empezar los estudios en la universidad de Tel-Aviv Su profesor, impresionado por su memoria consagrada a Rabelais, le consiguió una beca francesa. Moshe llegó a París y presentó en la Sorbona una tesis sobre el campesinado soviético, sostenida en 1964: fue publicada con el título La Paysannerie et le pouvoir soviétique : 1928-1930 (Mouton, Paris- La Haya, 1966). Tras haber sido director de estudios asociado en la École pratique des hautes études, consigue un puesto de docente en la universidad de Birmingham (1968-1978), luego una cátedra de historia a la universidad de Pensilvania, una de más prestigiosas de los Estados Unidos. Se jubiló en 1995 y se instaló finalmente en Francia, país del que tenía la nacionalidad y al cual estaba ligado profundamente.
Su obra estuvo dedicada esencialmente a la Unión Soviética, aunque en los últimos años de su vida quiso profundizar sobre su estudio de las raíces rusas de la historia soviética: realizó estudios sobre la burocracia desde el siglo XVII. Se interesaba también en la historia comparativa. Opuesto a la tesis de un solo totalitarismo, estimaba sin embargo fructuosa el estudio paralelo de Rusia y de Alemania, así como la del estalinismo y del nazismo. Organizó varios coloquios con el historiador británico Ian Kershaw, de los que resultó Stalinism and Nazism: Dictatorships in Comparison, Cambridge University Press, 1997.
El primer libro que lo dio a conocer en Francia, Le Dernier combat de Lénine[2] (Minuit, 1967), hace un repaso sobre los últimos meses de actividades del fundador del estado soviético, sobre su crítica a las derivas del sistema, sobre la necesidad de tratar prudentemente al campesinado y de conciliarse con las minorías nacionales y, en fin, sobre su enfrentamiento con Stalin. Aún explicando por qué era imposible construir el socialismo sobre las ruinas de la Rusia zarista, Lewin mostraba que las vías que se ofrecían a los bolcheviques eran diversas y que la victoria de Stalin en las luchas internas del partido no tenía nada de ineluctable.
Peleando contra las verdades establecidas
No es posible resumir la obra de Moshe Lewin en unas pocas líneas. Lewin desarrolló un análisis original de la revolución de octubre (1917) y de la toma del poder por los bolcheviques que eran, a la época, según él, el única fuerza capaz de evitar la desintegración del país y de empezar la modernización de Rusia, (leer Octobre 1917 à l’épreuve de l’ histoire, Le Monde diplomatique, noviembre de 2007: http://www.monde-diplomatique.fr/2007/11/LEWIN/15298 )
Insistió sobre todo en la importancia del estudio del sistema social soviético y siempre se ha negado a practicar la «kremlinología» que reducía la historia del país a algunos dirigentes. Iluminó las transformaciones profundas de la URSS durante este» siglo soviético», especialmente la transición de una sociedad campesina a una sociedad urbana, refutando la tesis de un «inmovilismo totalitario». (La Formation du système soviétique. Essais sur l’histoire sociale de la Russie dans l’entre-deux guerres, Gallimard, 1987[3]).
En la segunda mitad de los años 1980, dedicó una parte de su trabajo, a descifrar el «fenómeno Gorbachov» mostrando justamente, que no debía nada al azar, sino que reflejaba las mutaciones de la sociedad. Se burlaba de buena gana de aquellos que, cegados por sus orejeras ideológicas solo veían en la URRS un sistema congelado, el modelo de un totalitarismo indestructible.
Historiador, hombre de izquierdas, humanista, internacionalista, investigador apasionado, Moshe no dudaba en ir contra corriente, y en batirse contra las verdades establecidas, en deconstruir los mitos propagados por los autores del Libre negro del comunismo (Pourquoi l’Union soviétique a fasciné le monde, Le Monde diplomatique, noviembre de 1997). Se interesaba en aquellos que le rodeaban, y en primer lugar por sus estudiantes, a quienes había formado y marcado profundamente, y con quienes mantuvo cálidas relaciones hasta el final. Seguía la política internacional y se apasionaba por los Estados Unidos donde había vivido veinte años. No dudó en comparar el país de Reagan y Bush con la URSS del período del “estancamiento” brezneviano, deseaba cambios y se alegró de la victoria de Barak Obama en las elecciones presidenciales
Moshe colaboraba desde hacía veinte años en Le Monde diplomatique: su primer artículo en nuestro mensual, «Avec o sin M. Gorbatchev», fecha de junio de 1990. Había discutido, en diversas ocasiones con el conjunto de la redacción en relación con la URSS, y con la historia, del mundo. Le Monde diplomatique publicó también su última obra, Le siècle sovietique[4], en una traducción de Denis Libertino y Florencia Prudhomme, incluso antes de su aparición en los Estados Unidos, (Editorial Fayard, 2003).
Notas:
1] http://www.monde-diplomatique.fr/carnet/2010-08-16-Moshe-Lewin. Traducción de Joan Tafalla. Con casi un año de retraso, y ante la falta de tiempo para hacer una biografía de Moshe Lewin y una recensión de « El Siglo Soviético », pago mi deuda intelectual, cultural y política con Moshe Lewin con esta traducción de la necrológica publicada por Alain Gresh en Le Monde Diplomatique.
[2] LEWIN, Moshe, El último combate de Lenin, Barcelona, Editorial Lumen, 1970. Descatalogado, se puede encontrar en: http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=1496. De próxima publicación en Ed. Capitan Swing (http://www.capitanswinglibros.com) la versión española de La storia falsa de Luciano Canfora, Milano, Rizzoli, 2008, donde se dan importantes novedades respecto del libro de Lewin.
[3] Nota del traductor: esta obra aún no ha encontrado editor en español y tal como va la cosa…
[4] LEWIN, Moshe, El siglo soviético, Barcelona, Editorial Crítica, 2006)