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Entrevista a Jordi Mir Garcia sobre Manuel Sacristán

Salvador López Arnal

«El manifiesto “Por una universidad democrática” de 1966, en el que Sacristán tuvo mucho que ver, continúa teniendo una gran vigencia.»

Jordi Mir Garcia es profesor del Departamento de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra y del Departamento de Ciencia Política y de Derecho Público de la Universitat Autònoma de Barcelona. Con motivo del centenario de Manuel Sacristán Luzón está trabajando en diferentes proyectos de investigación, divulgación y reflexión a partir de su obra y pensando en los retos de nuestro presente.

Por edad no pudiste conocer personalmente a Manuel Sacristán. ¿Cómo llegaste a su obra? ¿Te habló de él tu maestro y amigo Francisco Fernández Buey?

Manuel Sacristán nunca formó parte de ningún temario de una asignatura que yo estudiara. Nunca nadie me dio nada a leer suyo. Recuerdo, si no me falla la memoria, que escuché por primera vez su nombre en mi tercer o cuarto año de carrera un día que Francisco Fernández Buey lo citó, no recuerdo a cuento de qué. Pero debió señalarnos de tal manera su importancia que me apunté su nombre y busqué sus textos. Tengo la impresión, tal vez equivocada, que la humildad de Paco y su actitud en las antípodas del proselitismo, evitó que nos hablara de temas que difícilmente nos podían llegar por otra vía con su rigor. Pasó con Sacristán, paso con el Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona en el que participaron los dos… Un día, en una asignatura de doctorado dijo: El SDEUB (Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona) fue la experiencia más democrática que he conocido o en la que he participado… No recuerdo la literalidad de la frase. Poco después fui a su despacho para decirle que nadie nunca nos había hablado del SDEUB y que eso no podía ser… Con Sacristán pasa algo parecido…

Paco era así… y es una lástima porque pocas personas como él han conocido la obra y la praxis de Sacristán. ¿Ves continuidad entre la obra y el hacer uno y de otro?

No querría ser atrevido, pero por lo que sé de Sacristán y lo que viví con Paco, diría que sí hay continuidad. Otras personas tal vez podrán hablar con mayor propiedad que yo. Veo continuidad en partes de sus obras, en su rectitud ética y política… Muchas personas pueden haber leído y escrito sobre emancipación, pero no sé cuántas habrán tenido su integridad. Sacristán fue expulsado de la universidad franquista, Paco también. Ambos fueron reincorporados y diría que fueron decisivos para crear democracia allí donde estuvieron. Se interesaron, investigaron y difundieron ideas antimilitaristas y pacifistas, ecologistas, feministas, comunistas, antiautoritarias… Ambos trabajaros sobre Karl Marx, Antonio Gramsci, Simone Weil… Ambos trabajaron sobre el conocimiento, la ciencia… Ambos vivieron pensando en cómo podían contribuir a que las gentes que sufrían diferentes tipos de opresiones pudieran emanciparse…

En tu tesis doctoral hay varias referencias a Manuel Sacristán. ¿Cuáles fueron los temas y argumentos que más te interesaron?

Mi tesis la dediqué a las propuestas de ruptura para superar el franquismo que se elaboraron y propusieron durante el llamado tardo franquismo y los años que siguieron a la muerte del dictador. La titulé: «Análisis de las principales ideas sobre la noción de ruptura difundidas en España durante la transición. Simientes para utopías realizables en el mundo actual». Y me interesó Sacristán particularmente para pensar dos de sus contribuciones. La del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona, que causó la ruptura con el sindicato franquista que controlaba la universidad y otras rupturas. También sus aportaciones desde mientras tanto para pensar y desarrollar la transformación social desde las ideas rojas, verdes, violetas y blancas, cuando parecía que debía imponerse el desencanto y la resignación, o directamente la adecuación al orden establecido. Sacristán contribuyo a romper con el franquismo, y a que no pudiera continuar; y, cuando las opciones de transformación social se estaban acabando por el cierre de la transición, aportó para poder pensar las rupturas y cómo hacerlas en este periodo nuevo. Sus aportaciones me interesaron y me continúan interesando, porque me parece que nos ayudan a pensar hoy: sus textos sobre la política y la sociedad de la época, sus materiales sobre el ecologismo político, sobre el antimilitarismo y el pacifismo, sobre los intentos de emancipación de nuestras vidas…

El Manifiesto que citas, el manifiesto «Por una Universidad democrática» que se leyó en la fundación del SDEUB, hace casi 60 años, más allá de su importancia histórica, ¿sigue teniendo interés para nuestro hoy?

A mi entender, el manifiesto por una universidad democrática en el que Sacristán tuvo mucho que ver, continúa teniendo una gran vigencia. Se ha convertido en un texto clásico, en el que más allá de las circunstancias en las que se redactó, más allá del contexto histórico, plantea cuestiones fundamentales para la universidad y la sociedad. ¿Cuál es la función de la universidad? ¿Para qué debe servir? La encrucijada de la que hablaban continúa estando presente y, a mi parecer, cada vez nos alejamos más de la universidad democrática que reivindicaban. Conviene recordar que la concepción de la democracia en la que están pensando tiene poco que ver con la que hoy usan nuestros poderes. Democracia significaría para la gente que impulso el SDEUB hacer accesible la universidad a quien no podía llegar y hoy todavía existen barreras que dificultan el acceso a personas provenientes de las clases populares. Democracia significaría organizar la universidad para que el conjunto de las personas que la configuran pudieran gobernarla en un plano de igualdad y hoy el clasismo todavía privilegia a las figuras catedralicias de las alturas, y al personal estable, y discrimina al estudiantado y personal del profesorado y otros sectores laborales. Democracia significaría que la universidad se dedicara a trabajar en los retos que tenemos como sociedad y eso tampoco está ocurriendo como debería. Cuando hoy lo das a leer al estudiantado, no es poca la gente que lo consideran actual y vigente. Por desgracia, parece que hoy la universidad nos importa poco, como esta concepción de la democracia. A quien sí le interesa la universidad es a quien saca un claro provecho mercantilista o de otro tipo de poder de ella y no le interesa la democracia,

De sus reflexiones antimilitaristas y pacifistas, ¿alguna que quieras destacar?

Sacristán continúa ayudando a pensar lo que nos ocurre. Si leemos sus textos sobre ecologismo político, antimilitarismo y pacifismo, emancipación colectiva…, su vigencia es enorme. No necesariamente siempre y con todo. Hay contextos diferentes, hay realidades que son otras… Pero Sacristán representa una posición que en gran medida se ha abandonado y es imprescindible: Sacristán piensa, habla y actúa desde el principio de la emancipación, a favor de derechos universales y en contra de privilegios y discriminaciones. La emancipación que supone la igualdad y la libertad contra desigualdades que generan discriminaciones. Sacristán queda vinculado al movimiento obrero, al feminista, al ecologista, al pacifista… Sacristán, desde el pacifismo, fue una pieza clave para abandonar posiciones defensoras de una violencia ancestral que no resuelve los conflictos ni las discriminaciones de donde surge. Sacristán ayuda a pensar la hipocresía del poder de denunciar las violencias emancipadoras y no las del propio poder opresor. También ayuda a pensar la violencia improductiva o, directamente negativa, practicada desde la voluntad de emancipación.

Me parece que la obra de Sacristán ayuda y mucho a mostrar que si queremos paz lo que debemos hacer es preparar la paz, construirla. A la paz no llegaremos con el aumento del militarismo y preparando la guerra.

¿Se habla suficientemente de Sacristán en la Academia? ¿Se ha organizado algún seminario centrado en su obra, por ejemplo?

Diría que no, como no se habla de tantas personas y cuestiones. Desde que empecé a hacer clases lo incorporé, también a Paco. Los dos tienen aportaciones imprescindibles en diferentes ámbitos y su rigor es excepcional para formar a personas que puedan pensar con su propia cabeza. A Paco le interesaba y preocupaba especialmente garantizar la autonomía de las personas y estoy seguro de que Sacristán también. No importa si es una asignatura dedicada a la bioética o la movilización social, en ambos terrenos tiene mucho que aportar. Personas que forman parte de la academia como Jorge Riechmann, José Sarrión o José Luis Moreno Pestaña seguro que han organizado algún seminario u otra actividad en la academia… Este año va habrá unas cuantas.

¿Qué opinión te merecen los actos que se están organizando en el primer centenario de su nacimiento?

No conozco todo lo que está preparando, pero me alegra saber que hay muchas y diversas iniciativas. Por mi parte, participaré en las que me están proponiendo e intentaré impulsar un curso de verano, unas jornadas y una publicación. Podemos hablar de ello cuando se vayan concretando. Seguro que coincidiremos.

Gracias, muchas gracias, por tus respuestas y por tu firme compromiso por una universidad realmente democrática y justa.

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