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Memoria histórica, más necesaria que nunca

Carlos Gutiérrez

«Una cosa es la realidad y otra la mierda, que es sólo una parte de la realidad, compuesta, precisamente, por los que aceptan la realidad moralmente, no sólo intelectualmente». (Carta a Félix Novales) Manuel Sacristán Luzón.

Abordar esta cuestión, tratar de centrar el debate y situar cuales son los puntos centrales en cuanto a la Memoria histórica se refiere, es una tarea que merece el mayor de los esfuerzos y un rigor especial. Es necesario luchar sin cuartel contra las falsificaciones y contra el revisionismo histórico. Una vez más debemos enfrentarnos a una corriente ideológico-cultural dominante que pretende hacernos tragar con una única versión de los hechos. Una versión que so capa de parecer “neutral” y reconciliadora, es todo lo contrario: sectaria, interesada y partidista. Tenemos ante nosotros una lucha apasionante y dura: una pelea ideológica, política y cultural.

En estos días, La Esfera de los Libros, editorial ligada al diario derechista El Mundo, ha publicado un texto, al que pretende hacer llamar libro, titulado; Me fusilaron en la Almudena, en cuyas páginas se enseñorea el más rancio revisionismo histórico “a la española”. Con el pretexto de hacer un homenaje a las victimas del franquismo, y en especial, a las de la Almudena, el libelo pedrojotiano intenta extender, de modo escandalosamente cínico, ese nefando lugar común según el cual se iguala a verdugos y victimas. En este panfleto propagandístico se afirman cosas como estas: “todos eran nuestros compatriotas”, “a los partidos de izquierda les interesaba que Franco fusilase al mayor número de gente posible”. “los nacionales se vengaron de los que habían hecho daño a su gente” o “Las Asociaciones de Memoria Histórica han sido imprudentes al seguir la vía penal”. Parece claro que con “amigos” así, no hacen falta enemigos.

Hay dos cuestiones que me parecen fundamentales y por las que resulta tan importante analizar este tema de un modo muy serio y sin concesiones a la galería. La primera de ellas es que estamos hablando de la memoria y la dignidad de lo mejor de la sociedad española, de lo mejor de una generación. Muchas veces olvidamos, cuando hablamos de nuestras actuales carencias, que toda una generación fue aniquilada física o intelectualmente. No podemos de ningún modo aceptar que los que lucharon en ambos bandos eran nuestros compatriotas- para muchos de nosotros, nuestros auténticos compatriotas también estaban entre los miembros de las Brigadas Internacionales, ese maravilloso e insuperable ejemplo de generosidad y de solidaridad-. El hecho de que fuesen españoles no cancela su responsabilidad por lo que hicieron o por lo que permitieron hacer. Una de las partes, la derrotada, sólo militarmente, nunca moralmente, por el fascismo internacional, tuvo el coraje de levantarse contra la barbarie, tuvo la dignidad de no permanecer inmóvil y de comprometerse, incluso dando la vida, en un proyecto colectivo de emancipación social. Seguramente la II República, ese hermoso proyecto del pueblo, fue la creación más participativa, democrática y esperanzadora que se ha edificado en nuestro país.

No es cierto que la II República fuese sólo el producto de la victoria en unas elecciones, del hastío de una Monarquía corrupta o de unas guerras coloniales absurdas que sangraban al pueblo. El fermento en el que creció el proyecto republicano se encuentra en lo más profundo de las aspiraciones populares En todas las ricas experiencias de rebeldía y autoorganización que se habían venido fraguando en las diversas corrientes emancipatorias, desde el potentísimo movimiento anarcosindicalista, pasando por el socialismo, el republicanismo de izquierdas,el incipiente partido comunista, o las experiencias surgidas de modo autónomo y cercano a algo que se puede calificar de “rebeldía primitiva”. La II República supuso el momento histórico más importante para que nuestro pueblo pudiese por fin ser soberano, para que un proyecto popular triunfase y consiguiese que nuestro país abandonara las tinieblas, para que comenzase un proceso de construcción de un verdadera democracia. ¿Como es posible que alguien pueda afirmar que los criminales que cercenaron tantas ilusiones y tantas vidas eran nuestros compatriotas? Es hora de reapropiarnos del lenguaje, los patriotas eran los que defendieron la República, los otros eran apátridas, criminales y fieles representantes de lo más negro de nuestra historia. En la Revolución Francesa, en la Comuna de París, en tantos y tantos ejemplos de lucha popular, siempre los patriotas han sido los defensores de la libertad, de la democracia y del gobierno del pueblo.

La segunda cuestión me parece que nos puede dar la clave de porque existe esa inquina y esa contrapropaganda tan feroz por parte de los herederos, enmascarados o no, del franquismo contra la recuperación de la Memoria histórica. Es la cuestión política, entendido este término en un sentido fuerte, es la cuestión de plantearnos de dónde venimos y a dónde queremos ir. Para intentar construir cualquier proyecto político serio en nuestro país, es necesario tener claro si lo que queremos hacer hunde sus raíces en la autodeterminación popular que supuso la II República o en la paz de los cementerios impuesta por el franquismo, si queremos una democracia basada en la expresión plena de la voluntad popular a través de un proyecto republicano o aceptamos la Transición impuesta por los poderes fácticos del franquismo. Si seguimos aceptando la Constitución Española como una “carta otorgada” nunca conseguiremos alcanzar una auténtica democracia popular y participativa. Seguiremos siendo eternamente presos de los miedos que nos quieren imponer.

Este no es un debate nuevo, lo que me preocupa es que este debate no se esté llevando a cabo en nuestro país a la altura de las circunstancias. Tanto la república italiana como la francesa, por ejemplo, han tenido que hacer frente a ese alza del revisionismo, pero cualquier italiano de izquierdas tiene claro que es fundamental defender que los valores de la construcción democrática y progresista vienen dados por la lucha partisana contra el fascismo, de ningún modo es posible aceptar que estos valores hayan sido inspirados por la República de Saló. De igual modo, a ningún francés progresista se le ocurriría venerar a los colaboracionistas de Vichy, o mucho menos igualarlos a los luchadores de la Resistencia .Ellos tienen bastante claro que los valores de libertad independencia y democracia eran los defendidos por la Resistencia.

Siempre he pensado que la Memoria histórica era un elemento clave para el futuro. Toda esta legión de supuestos historiadores y escritores pagados por el poder y por la derecha mediática, se empeñan en que se trata de remover el pasado, de abrir heridas ya cerradas o de cosas de nostálgicos y trasnochados izquierdistas. Estoy convencido de lo contrario, recuperar la Memoria Histórica es un arma cargada de inmenso futuro, supone devolver al pueblo la capacidad de retomar el hilo de su trayectoria emancipatoria, puede suponer, soy consciente de que es muy difícil, un aldabonazo para que renazca una cultura popular alternativa que fue destrozada por casi 40 años de franquismo, por un período demasiado grande de Noche y Niebla. Nuestro futuro depende de que sepamos comprender el pasado, En primer término, debemos darnos cuenta de porque tienen ese interés en robarnos el pasado y actuar para no permitirlo. No quieren que descubramos que han cambiado menos cosas de las que pensamos, y que los que siguen mandando son los hijos y los nietos de los que nos robaron el proyecto republicano y asesinaron a nuestros abuelos y familiares más queridos.

Necesitamos que en nuestro país ninguna agresión quede sin respuesta. Las agresiones a la cultura popular expresadas en modo de revisionismo histórico son las peores y las más dañinas. Si queremos construir una sociedad libre y democrática sólo podremos hacerlo si somos capaces de esclarecer nuestro pasado. Debemos dejar claro que la II República fue un proyecto popular que pretendía construir una democracia avanzada y sacar a nuestro país de siglos de barbarie y dictadura oligárquica. Debemos dejar claro que los que se levantaron contra ese proyecto no son ni nuestros compatriotas ni nuestros hermanos. Tomar decisiones y tomar partido tiene sus consecuencias. Algunos decidieron servir a la oligarquía y a los intereses económicos. Decidieron traicionar a su pueblo. La Guerra Civil tuvo lugar porque la parte más valiosa de nuestro pueblo decidió resistir a un Golpe de Estado fascista y criminal, y decidió, al mismo tiempo, defender su libertad y sus derechos, esa es la única explicación que debemos admitir. Los que defendieron la libertad merecen honor y reconocimiento, los que defendieron la muerte y la esclavitud sólo deben recibir oprobio y desprecio.

Fdo: Carlos Gutiérrez (militante del MIA-Pinto y de Espai Marx)

A la memoria de Valentín De Pedro (15-02-41), de Francisco Aguilar Lagos (24-06-39), de Tiburcio Galán (29-04-40) fusilados en las tapias de La Almudena, y a la de todos los familiares muertos y represaliados de amigos, camaradas y compañeros, y a la de todos los que dieron generosamente la vida por todos nosotros. Por nuestra felicidad y por nuestra libertad. Gentes, todas ellas, que quisieron hacer realidad las promesas de la filosofía.

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