Patrimonio en cápsulas
María-Cruz Santos
Patrimonio Deslocalizado: Sijena
Sijena, polémica. Poco patrimonio ha levantado tanta polvareda en España. Vamos a empezar el año comentándolo porque de todo hay que poder dar la opinión y la va a dar alguien de la calle, ni jurista ni técnica, solo entusiasta del arte y el patrimonio.
Como creo que todo el mundo sabe, hablamos de obras de arte pertenecientes al Monasterio de Sijena situado en la provincia de Huesca, en la localidad de Villanueva de Sijena. Las obras de arte se encontraban en Cataluña desde la guerra y tres sentencias, tres obligan a su retorno al monasterio, una sentencia de un tribunal eclesiástico y dos sentencias de tribunales civiles. Demasiadas sentencias, todas en el mismo sentido, como para poner en duda la decisión. Para aclarar, si es que aclaro, un poco la situación, diré que no toda la obra que se hallaba y se halla, en Cataluña estaba en las mismas condiciones. Las obras que permanecían en el Museo Diocesano de Lérida habían sido compradas por la Generalitat y ya fueron devueltas en su día, aunque Aragón considera que no todas. Los murales que se pueden ver en el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña) están en depósito.
Las obras fueron trasladadas en momentos difíciles como lo fue la Guerra civil española. Probablemente fue una decisión precipitada y de sentido común, la provincia ya estaba en manos franquistas y Villena de Sijena en aquellos años formaba parte del Obispado de Lérida. En 1995 hay una reestructuración de los obispados y los pueblos aragoneses que formaban parte del Obispado de Lérida, pasan a ser del Obispado de Barbastro Monzón, al año siguiente se reclaman las obras a Cataluña. 20 años de litigios.
En las sentencias del Tribunal Supremos, tanto la referente a las obras vendidas como a las depositadas, se reconoce que hubo venta, aunque ilegal o alegal porque la priora vendedora parece que no tenía capacidad para hacerlo. Entre 1936 y 1995 muchas cosas pasaron como el abandono del monasterio de Sijena por parte de las monjas que se refugiaron en un monasterio de la misma orden, la Orden de San Juan de Jerusalén, en un monasterio catalán. La venta se llevó a cabo cuando ya no quedaban monjas en Sijena (en la actualidad lo habitan las monjas de la Familia monástica de Belén, de la Asunción de la Virgen y San Bruno). En una de las sentencias se habla de que la venta fue hecha según el derecho canónico, pero no se comunicó ni se adecuó al derecho civil. Una cosa más que ha pasado desapercibida para el gran público es que existe un propietario que no es el Ayuntamiento de Villena de Sijena ni la Comunidad de Aragón ni España, es la Orden de Malta, de esto hablaba Teresa Sesé en La Vanguardia, hace unos días para señalar que al final tanto dinero PÚBLICO en discusiones, dimes y diretes, puede haber beneficiado a una entidad privada. Confieso que estas matizaciones quedan lejos de mis conocimientos y mi capacidad de comprensión pero demuestran la compleja situación, tanto es así que los tribunales no establecen costas de procesamiento a ninguna de las partes precisamente por lo difícil e intrincado que es todo el hecho en su conjunto.
Otro aspecto es la parte en depósito y, según la sentencia, el depósito no da al depositario ningún derecho sobre el bien depositado. Sí obligaciones, la obligación de conservarlo y cuidarlo para devolverlo en las mismas condiciones en que le fue entregado.
En medio de todo esto entró la política, la mala política, la que alienta la división y se sustenta en el reproche. La que busca confrontar y no colaborar. La UNESCO establece que el patrimonio ha de estar en el lugar para el que fue creado. A principios de los 70, un acuerdo entre la Iglesia y el Estado español iba en el mismo sentido (este es uno de los argumentos en los que se apoya una de las sentencias). El 29 de septiembre último, con motivo de la celebración del Mondiacult en Barcelona, donde se han reunido 100 ministros de cultura, se entrevistó al Ministro de Cultura español, Ernest Urtasun. Entre las medidas que defendió durante la entrevista estuvo la «descolonización de los museos» y, hablando de Sijena, consideró que es el momento de los técnicos.
No creo que el Ministro considere el caso de Sijena como un caso de colonialismo, aunque sí lo sea de deslocalización. Lo que sí es cierto es que en los principales museos del mundo encontramos obras de arte que han sido sustraídas del país que se reclama su dueño. No quiero usar la palabra fuerza, aunque las circunstancias colocaban al país origen de la obra, en una situación de inferioridad. Superadas las etapas coloniales, se reclama con justicia lo que los ocupantes se llevaron. Sin embargo, a mí me surge una duda, ¿no habría que compensar de algún modo a quien durante este tiempo ha conservado y cuidado la obra? Porque, ¿habría sobrevivido de permanecer en su lugar de origen? ¿Lo habrían hecho las piezas de Sijena y los murales de haber continuado en su lugar y más después del abandono de las monjas? Ciertamente el monasterio es patrimonio nacional desde 1923 pero permitidme dudar de la garantía que dicha catalogación supone y, sobre todo, ha supuesto para su protección. En este momento hay bienes culturales que apenas merecen atención, basta mirar la lista roja de Hispania Nostra, la última inclusión corresponde al Castillo de Torralba, BIC por el simple hecho de ser una construcción militar.
En todas estas polémicas hay una parte muy importante intereses nacionalistas que van por delante del interés por conservar y proteger el patrimonio. Hace un par de años visité Sijena, era un sábado. El día que fui estaba sola. Las obras que provienen del Museo Diocesano de Lérida ocupaban una sala en la planta baja con dos niveles. Ciertamente el nivel de protección (mantenimiento de temperatura, humedad, control de pequeños seísmos) es muy superior en Lérida. Tras tanto vaivén jurídico y político no parecía haber un plan de museización y, desde luego, las obras no habían vuelto al lugar para el que fueron creadas.
Según el ministro Urtasun es la hora de los técnicos. El MNAC ha reaccionado a la sentencia aduciendo la fragilidad de los murales y el peligro que supondría su traslado. Aragón ha enviado un equipo de expertos dirigidos por Natalia Martínez de Pisón que ha manifestado que no existe ningún problema para su traslado. El MNAC, por su parte presenta dos informes, uno del ICCROM (International Centre for study of the Preservation of Cultural Property) vinculado a la UNESCO, y otro de la experta Simona Sarajeva, en sentido contrario.
Creo que, en este momento, tenga la razón quien la tenga, cualquier informe es sospechoso de ser una opinión de parte, es decir, interesada y no confío. De lo que estoy segura es que Sijena es un eslabón dentro de unas rivalidades necias por ociosas y estériles que nos empobrecen y el patrimonio sirve como arma arrojadiza cuando es universal expresión del talento humano y, en este sentido, el patrimonio pierde porque es lo que menos interesa.