FUERA DE LA ZONA EURO. Una propuesta para el cambio
FUERA DE LA ZONA EURO
Una propuesta para el cambio
Fórum Euro mediterráneo, Roma 30 Noviembre – 1 Diciembre 2013
Nuestras tesis históricas y políticas.
a) Un nuevo polo imperialista
La construcción de la Unión Europea es indudablemente un acontecimiento histórico para el mundo y para la historia del continente aunque las características que ha asumido desde el comienzo, a principio de los años noventa, son las de un área capitalista competitiva a nivel internacional. No es por casualidad que el terreno sobre el cual se ha cimentado la perspectiva unitaria ha sido la política monetaria con el nacimiento del Euro como moneda de reserva internacional en directa competencia con el Dólar estadounidense. Por tanto, la Unión Europa a diferencia de como ha sido presentada, es una elemento de inestabilidad internacional como había dicho ya en los años noventa el halcón americano Martin Feldstein pronosticando riesgos de guerra mundial.
Actualmente podemos decir con seguridad que esta unión está desestabilizando las estructuras económicas y sociales internas de los países que participan. Están en marcha fuertes procesos de concentración y centralización de las empresas levantadas una dimensión supranacional y consecuentemente en procesos de reestructuración, se redimensiona en todas partes el Estado Social, viene reducido el poder contractual del trabajador dependiente y subordinado, aumentando el estado de precariedad ocupacional fundamentalmente en los sectores juveniles, en definitiva, son aplicadas siempre en modo cada vez más rígido las leyes del Modo de Producción Capitalista que se basan en la explotación.
Estos procesos, que se producen en todo el territorio continental, no se manifiestan en todos los lugares con las mismas formas y con la misma intensidad; de hecho se está configurando un proceso de jerarquización entre países y regiones, clásico en las dinámicas sociales y políticas del capitalismo donde se afirma la más brutal y fuerte desigualdad. Se está formando un centro donde se concentra el poder económico y financiero, y las periferias donde el descontento social aumenta y donde la fuerza de trabajo puede ser ágilmente explotada y plegada a las exigencias del mercado. Centro y periferia que no siguen necesariamente los confines de los diversos Estados nacionales sino aquellos de clase, o bien estamos frente a la constitución continental de una burguesía, sumatoria selectiva y dialéctica de las diversas burguesías nacionales, y de un proletariado y clases subalternas extremadamente diversificadas por condición, renta, funciones laborales, deslocalización territorial, mas que por historia y cultura.
Lo que se está creando no es una democracia que mira el bienestar de los pueblos que la componen, por el contrario, se trata de la construcción, científica y sistemática de un Polo Imperialista que debe competir a nivel internacional y con dimensión paritaria con los Estados Unidos, China, Japón y con múltiples sujetos estatales y económicos que hoy dan vida a la competición global.
b) Romper la Unión Europea.
Los sectores sociales víctimas de esta construcción, las clases trabajadoras, las izquierdas, los comunistas y los movimientos democráticos del continente deben tener bien clara esta dinámica en la medida de que lucha contra la Unión Europea es también contra el nacimiento de un nuevo imperialismo que no puede sino empeorar las condiciones de sus propios pueblos y de aquellos a los que se apresta adueñarse. La agresividad hacia los pueblos del Medio Oriente para adueñarse de sus recursos energéticos (concretada en las intervenciones militares y en su tribalización) como las agresiones realizadas a los países del Este después del fin de la URSS (de las cuales el desmembramiento de Yugoslavia es el ejemplo más notable) vienen a testimoniar que el nacimiento de un nuevo sujeto imperialista no puede ser promotor de crecimiento y bienestar, sino funcional al robo de los recursos internos y externos cada vez más escasos debido a la crisis sistémica iniciada el año 2007 con el único fin de mantener la tasa de beneficio.
El nacimiento de esta nueva entidad estatal, si bien todavía está en vía de formación, es un proceso cuyas consecuencias no pueden ser subestimadas. Tampoco se puede pensar que este proyecto intrínsecamente reaccionario pueda fracasar a causa de sus contradicciones internas. Más que nunca es necesaria la subjetividad política y la lucha de clases que son y serán penalizadas por un tal desarrollo.
Serán necesarias las luchas en defensa de los derechos laborales y sociales, será necesario reconstruir la organización de las clases subalternas para impedir los procesos de empobrecimiento y de explotación que se agravaran a medida que avance la crisis general del capitalismo, como será necesario batirse en defensa de los derechos democráticos erosionados por la burocracia comunitaria. Pero construir todo esto en modo permanente en el tiempo será posible solo si se lograra indicar una propuesta de salida del actual desarrollo capitalista.
c) Construir el área alternativa Euro-mediterránea.
El punto de crisis, el eslabón débil de la construcción europea consiste en que ésta solo se puede realizar empeorando las condiciones de vida y los derechos sociales, políticos y democráticos de decenas de millones de trabajadores, jóvenes, mujeres, inmigrantes en Europa; y gran parte de estas poblaciones están concentradas en los países euro mediterráneos, los denominados PIIGS desde Portugal a Grecia, pasando por Italia. Países que están pagando un precio altísimo por la construcción de la UE. Enfrentarse a esa construcción significa partir de sus contradicciones concretas para bloquear un proceso históricamente dañoso.
Esta “falla” social divide netamente a quien gana con la crisis de quien apenas se las arregla de un modo dramático; esto se manifiesta a partir de los PIIGS pero ahora ya se extiende hacia los países del Este y en perspectiva llega hasta los trabajadores de los países centrales más fuertes del Norte de Europa, que por ahora parecían fuera de la crisis social que atenaza al resto del continente.
La única manera de enfrentarse a esta nueva y distorsionada dimensión europea es organizar social y políticamente nuestra vertiente de la “falla” social descrita; por esto se deben proponer y poner en marcha un proceso de organización y de alianzas sociales que tengan un carácter supranacional, que rompa la Unión Europea y que construya aquél bloque social antagonista en grado de materializar esta perspectiva. Un bloque social que se ponga el objetivo de convertirse en un bloque histórico o también una fuerza real que sepa proyectarse no solo en el plano de la defensa social, política y democrática de los sectores de clase y de sus aliados objetivos, sino también en la ofensiva para la superación del actual e inicuo sistema social.
Parecere útil aquí retornar a un concepto dejado de lado desde años en el olvido, que es el de “bloque histórico”. En los años pasados siempre ha sido usado como “bloque social” en referencia al conflicto de clase y a las hipótesis de representación política. Era y es un uso correcto, pero el término “histórico” coloca por delante todo el razonamiento hacia las cuestiones de los acuerdos sociales implicados y hacia la hipótesis de un cambio revolucionario. El bloque histórico presupone en cada tipo de orden social y hoy en el capitalismo, una unidad propia, y también una dialéctica interna entre sus diversos componentes; y se refiere sustancialmente a la construcción de la organicidad, o de la no contrariedad, entre la Estructura (o mejor dicho la parte económica-productiva) y la Supraestructura (o “sobre estructura”, como la ideología, la ética, la religión, la cultura, etc.) al interno de una Nación y de un Estado.
Hoy esta “organicidad” en el capitalismo mundializado se ha roto y es preciso señalar la necesidad de la superación del estado actual de cosas. Para nosotros esto significa concretamente proponer, propagar y luchar por la construcción de un área homogénea, en el plano institucional y en el plano económico y monetario, que una a todos los países del Mediterráneo en la salida del condicionamiento y chantaje de los poderes fuertes financieros, económicos y de la Eurocracia También debe percibir a la parte “vencedora” y no berlusconiana de nuestra burguesía nacional como cómplice y partícipe de ese proyecto. Una parte de esta burguesía derrotada tiene interés en romper con los sectores dominantes de la Unión Europea. Por su naturaleza social prevé solo vías de salida nacionalistas y conservadoras. Pero es justamente sobre la hegemonía en los procesos de ruptura y de salida que el movimiento de clase puede y debe jugarse la partida de sus propios intereses y transformarlos en hegemónicos respecto de los del sector de la burguesía en crisis.
Una propuesta que mira también a los otros pueblos de Europa a los que dice que la crisis actual no es el producto de incidentes “naturales” sino que ha sido construida artificiosamente para doblegar a toda la sociedad a la voluntad de la conformada burguesía continental. Es, entonces, también un modelo que puede hablar a las otras regiones, a las del Este y centrales, incluso a las de Europa septentrional, también en razón de la mayor homogeneidad productiva, social, política y cultural que caracteriza cada una de éstas áreas.
d) Por la transición hacia el Socialismo del siglo XXI.
La hipótesis de un área, de un conjunto de países, que se desprende del propio imperialismo predominante, no es ciertamente ninguna una novedad. Hoy tiene la referencia más avanzada en la experiencia del ALBA latinoamericana que ha elegido un camino independiente de los Estados Unidos de América, no obstante la guerra económica, política y diplomática que le hace. Los motivos de esta ruptura están en la historia del continente y sus relaciones con los USA los cuales han considerado a aquellos países como el patio trasero de casa y consecuentemente han sido explotados y brutalmente reprimidos cada vez que lo han considerado necesario. La ruptura con los Estados Unidos no se ha limitado solo a la política sino que ha devenido una ruptura con el modelo social del capitalismo. Fue, por tanto, necesario indicar una perspectiva que ahora se puede llamar socialismo del Siglo XXI y que recupera históricamente una alternativa social que parecía terminada con la desaparición de la URSS.
Partes importantes de Europa viven ahora la misma condición de explotación que empeorará con el avanzar de la crisis y por tanto se acerca pone para nosotros la exigencia objetiva de separar los destinos de quien está subordinado de las exigencias del capital que quiere destruir todas las conquistas sociales, políticas, y de civilización hechas por las generaciones precedentes. Ciertamente si la exigencia política es la misma y las condiciones son diversas, por ejemplo, los recursos naturales a disposición de los países latinoamericanos no lo están para nosotros; pero en nuestros países tenemos otros recursos como un nivel avanzado en el plano científico y productivo y los países PIIGS, sobre todo en Italia, no están ciertamente desprovistos de calidad y de potencialidad. No ha sido casualidad que la subordinación de nuestro país a la dimensión continental ha significado la sistemática destrucción de la Escuela, de la Universidad y de la Investigación, en modo ecuánime tanto por gobiernos de centro derecha como de centro izquierda. Como no es casualidad que una serie de empresas de punta y competitivas hayan sido malvendidas a privados o a empresas extranjeras dentro de una lógica de división internacional del trabajo que ve el rol de Italia y de los otros países del Mediterráneo sobre todo como proveedor de mano de obra calificada y colocada en la periferia productiva interna de la UE.
Reclamar la propia independencia respecto del proyecto de la Unión Europea no solo es una afirmación de los derechos de los pueblos sino también una posibilidad de crecimiento económico y social; no es verdad que no hay alternativas al capitalismo occidental, de hecho un cambio como el propuesto permite una relación directa y más libre con las únicas áreas que hoy crecen sobre el plano internacional, los denominados países emergentes. Pero también con la potencialidad que posee la ribera sud del Mediterráneo comprometida por la intervención militar de los USA pero sobre todo de la UE. Romper este proyecto de dominio eurocéntrico significa proponerse para tener una relación privilegiada con áreas económicas y países que pueden efectivamente crecer en los próximos decenios, encontrar un rol internacional fuera de la jaula del capital europeo pero también una oportunidad internacionalista en cuanto la derrota de los países imperialistas dominantes no puede sino pasar a través de la propuesta de un modelo social y productivo alternativo que podemos definir como Socialismo del Siglo XXI.
Sobre este punto es necesario ser muy claros, de hecho este relanzamiento de la marcha hacia el Socialismo y la transición, para la superación del capitalismo, quizás no sea aquello que esperábamos o que hubiéramos querido; esta mejora mira hacia la interrelación entre los elementos de socialismo y algunos mecanismos económicos que pertenecen todavía a una lógica capitalista. La garantía de la superación de ésta lógica no puede ser garantizada mecánicamente por nadie, y por tanto será decisivo el compromiso, la lucha y la subjetividad de clase subalterna. Pero señalar un relanzamiento del movimiento de clase a nivel internacional significa una hipótesis de desarrollo del socialismo posible y es indudablemente una oportunidad que la situación ofrece y que debe ser aprovechada insertándose dentro de este, por ahora lento, río de la historia.
Nuestras tesis económicas y sociales
a) La crisis es sistémica
Cuando se desencadenó la crisis de las subprime en los Estados Unidos, fue presentada deliberadamente como una quiebra de carácter financiero por la explosión de las burbujas especulativas inmobiliarias y financieras; pero esa crisis es, simplemente la punta del iceberg que evidencia un freno de la economía real en los procesos mismos de acumulación. Es decir son éstos mismos mecanismos que permiten el crecimiento capitalista los que se bloquearon ya desde los primeros años de la década del setenta, los que demuestran que la crisis es sistémica e irreversible. La dificultad de reactivar un nuevo y provechoso modelo de acumulación hace a esta crisis única, poniendo en seria discusión el mismo modo de producción capitalista y por esto es que desde hace veinte años la identificamos como crisis de carácter sistémico.
Los intensos procesos de competición global de la economía a nivel mundial han llevado a Alemania a construir un polo geo-económico de carácter imperialista con un eje privilegiado con Francia pero dirigiéndose a todas las burguesías europeas en manera diferenciada en función del rol asignado a cada país individual en la nueva división internacional del trabajo; esto para encontrar una hipotética solución a los problemas de la competencia internacional con la construcción de un área económica concentrada en las exigencias exportadoras del modelo alemán.
La construcción del polo europeo imperialista, basado sobre los parámetros de Maastricht, no representa otra cosa que la definición de un escenario de confrontación abierta y en tanto que protagonista de esa confrontación con la economía globalizada que mide el enfrentamiento por la definición de las áreas de influencia y de dominio de las tres hipótesis liberales: la estadounidense o mejor, anglosajona, la concentrada sobre la variable asiática y la de la Zona Euro, guiada por Alemania y Francia.
La Zona Euro concebida así, controla las variables del pacto de estabilidad, en la medida que su crecimiento está basada en la exportación, y precisa del déficit de los países europeos del área mediterránea, los denominados PIIGS (Portugal, Italia, Grecia y España), incluida también Francia, en función de las necesidades del relanzamiento del proceso de acumulación del polo imperialista europeo.
b) Union Europea y la nueva división internacional del trabajo.
Es en consideración de cuanto se ha escrito precedentemente, que debe ser interpretada la Unión Europea, que no gozando aún de una capacidad política autónoma, impone a los países deficitarios las mismas reglas de los planes de ajuste estructural que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aplicado en los últimos treinta años para hacer “usura” sobre los países sudamericanos y condicionar sus modalidades del desarrollo, haciendo jugar ahora en Europa como entonces en America Latina, un rol central a las reglas del Banco Mundial, además de aquellas las del FMI, (y en las actuales dinámicas europeas, a la Troika, esto es a la Comisión Europea, FMI, Banco Central Europeo).
La agudización de la crisis de la deuda de los Estados de la Unión Europea ha hecho que se metiera mano a los presupuestos imponiendo un continuo ataque a la economía pública y a los salarios y derechos de los trabajadores, recortes a los gastos sociales con el objetivo de sostener a los bancos y a las especulación privada. La característica de esa fase es en, síntesis, una transferencia de riqueza de una parte hacia otra de la sociedad europea.
El euro ha servido para reforzar los patrones exportadores de la Zona Euro y para debilitar la posición comercial y subordinar la dinámica de acumulación en los países periféricos del Mediterráneo a la división internacional del trabajo impuesta por los países centrales; en tal modo Portugal, Italia, Grecia y España (PIIGS con el agregado de Irlanda) se convierten cada vez más en reservas de servicios turísticos y residenciales, o de servicios generales a las empresas, sometiéndose a un proceso de desindustrialización más o menos acelerado.
Una vía europea que en nombre de una mal figurado progreso, de un liberalismo cada vez más salvaje, se abre al encuentro- desencuentro con la economía mundial dejando siempre una mayor número de personas sin protección, en la miseria, aumentando las desigualdades económico-sociales en el nombre de la gigantesca mistificación europea.
La nueva división internacional del trabajo va a asignar a los países de la Zona Euro mediterránea el rol de importadores y dadores de servicios, deslocalizando el propio sistema industrial hacia los países del Este europeo para ahorrar bastante sobre el costo de mano de obra, teniendo al mismo tiempo, una mano de obra especializada. Es evidente que con las privatizaciones, con los ataques a los costos laborales, al sistema del Welfare, a los derechos, con la financiarización de la economía, han intentado de esquivar, o al menos de cubrir la crisis internacional del capital que lleva detrás el carácter de estructuralidad y sistematicidad.
c) Fuera de la compatibilidad del capital: la solución es política
Por esto no se puede tener una salida de la crisis que no perjudique cada vez más a los trabajadores sin modificar las reglas del sistema monetario y financiero vigente. La política de austeridad no es una solución, porque como señalan muchos analistas, la reducción de las inversiones reduce la acumulación a largo plazo, y la reducción del consumo restringe la demanda global, y por tanto, el crecimiento cuantitativo a corto plazo, al punto que el aumento de la desocupación y los cierres de empresas reducen la base impositiva fiscal y el problema del déficit, lejos de corregirse, se agrava. La política de ajuste por tanto, persigue un fin único: resolver el problema de liquidez en que ha caído la Banca europea, mediante una transferencia masiva de rentas de los trabajadores hacia el capital, por vía directa con el ataque contra las condiciones de trabajo y contra el salario, y por vía indirecta con la reducción de las transferencias sociales.
La idea de abandonar la Union Económica y Monetaria de la UE (UEM) y retornar a las monedas nacionales del pasado no puede ni siquiera ser considerada como una alternativa para los países de la periferia de la Europa mediterránea, porque la debilidad extrema de una eventual moneda nacional de frente al capital financiero global no permitiría una regulación eficaz del ciclo y del cambio estructural de los Países. En consecuencia, es la misma construcción del Polo europeo que está en crisis y no tienen a disposición instrumentos económicos eficaces para hacer frente a la crisis que incluso los organismos internacionales identifican también como sistémica.
Para abatir la lógica económica financiera imperialista, es absolutamente necesario un cambio radical sociocultural (aquello que en términos gramscianos se llama un cambio de hegemonía que modifique el sentido común), que invierta las relaciones causales entre la economía y la política, como ya se está experimentando, por ejemplo, en los países del área del ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América) donde los movimientos sociales, los trabajadores, los indios, los campesinos, los mineros, los explotados todos, han determinado nuevas formas de economía plural y social a través del instrumento político de la democracia participativa, en el proceso de transición hacia el socialismo.
d) Salir de la Zona Euro, construir el ALBA Mediterránea
Corresponde a las organizaciones independientes de clase de trabajadores ponerse inmediatamente sobre un terreno de radicalidad conflictiva que sepa responder a preguntas que tienen una fuerte validez política que debe prevalecer con respecto a cualquier opción económica.
Salir del euro proponiendo una nueva moneda para los Países con estructuras productivas más o menos similares, sería una alternativa realizable?
Esto permitiría mantener un margen de negociación con las instituciones comunitarias y con la Banca Central Europea?
Se puede crear un nuevo bloque político institucional capaz de realizar un modelo de acumulación favorable a los trabajadores y por tanto, en el ámbito de una solución toda política sobre un terreno estratégico del socialismo?
Nosotros pensamos que la salida del euro debería realizarse en forma concertada, en primer lugar entre los países de la periferia euro-mediterránea con cuatro momentos íntimamente relacionados sin los cuales podría resultar desastroso para todos:
Los cuatro momentos son:
1) La salida del Polo Europeo y la creación de una nueva moneda común a la Europa Mediterránea (a título ejemplificativo podremos llamar a esta moneda “LIBRE”, esto es, una moneda concretamente libre de los vínculos monetarios impuestos en la construcción del euro). La salida de la Zona Euro o Polo Europeo es una opción y un paso hacia la solución de graves desequilibrios estructurales de las economías periféricas, que no son simplemente desequilibrios financieros sino, sobre todo ligados al mismo carácter del sistema productivo: una estructura de base industrial en declive, un uso excesivo e ineficiente enorme del sostenimiento a través de fondos públicos, una concentración escandalosa de riqueza y patrimonio.
2) La reestructuración de la deuda de la nueva moneda del área periférica (a título ejemplificativo, tal área la podríamos llamar ALIAS: Área Libre para el Intercambio Alternativo Solidario) relacionada al cambio oficial que se establece.
3) El rechazo y disminución de una parte consistente de la deuda, partiendo de la deuda a la banca y a las instituciones financieras y la imposición de una renegociación del resto. Se trata de dañar al sistema bancario-financiero en sus intereses económicos y políticos, de manera que se puedan favorecer las inversiones en bienes comunes, en servicios sociales, en nacionalizaciones de las empresas de los sectores estratégicos, aumentando en consecuencia los salarios directos, indirectos y diferidos. La nacionalización de la banca y la estrecha regulación, incluso prohibición (momentánea) de la salida de capitales del área misma, y la nacionalización de los sectores estratégicos (energía, transporte, telecomunicaciones, etc.).
4) La capacidad de resistencia y negociación es mucho mayor si se realiza conjuntamente, en particular si es reforzada estructuralmente con la nacionalización de la banca y de los sectores estratégicos. La nacionalización de tales sectores debería permitir de realizar utilidades a través de recursos sociales así como la ampliación intensa del acceso a los sistemas de comunicación y energía en particular por aquellas franjas más pobres de la población local y para los Países aliados de la nueva área ALIAS en una práctica de una nueva estrategia de desarrollo global solidaria, con una reactivación del protagonismo de clase que sepa abrir con las luchas, vertientes de reformas estructurales que sepan crear organizaciones de clase.
Todos estos momentos -elementos se deben realizar simultáneamente, para evitar la descapitalización de la entera región periférica y para asumir un control adecuado sobre los recursos disponibles para las inversiones de carácter social, con un rol prioritario de los intereses de los trabajadores dependientes y con un relanzamiento de una eficiente economía pública.
Por tanto resulta imprescindible para la afirmación de una nueva moneda y de una política orientada en favor de los trabajadores, contar con una nueva área fuera de las reglas del Polo Europeo, un espacio productivo en el cual se pueda establecer una nueva división del trabajo basada sobre principios de un desarrollo social, complementario y un bienestar cualitativo.
Es obvio, que tal propuesta de creíble deviene realizable concretamente, relanzando el protagonismo en las luchas de los trabajadores europeos, reestableciendo la supremacía de la política sobre la economía, transformando así la crisis del Polo Europeo en una fuerte reactivación de iniciativa del sindicalismo independiente de clase; así también en los procesos de lucha sobre objetivos tácticos (reducción de horario de trabajo, trabajo con salario completo y plenos derechos, rédito social, edificios públicos residenciales, tasación del capital, etc.) se van acumulando fuerzas en el conflicto social y sedimentando organizaciones de clase a partir de luchas reivindicativas para reformas estructurales.
Esto debe necesariamente ser acompañado de la idea fuerza que solo una subjetividad política de clase comprensiva que se mueva sobre un recorrido de superación del modo de producción capitalista, o sea, con el horizonte y con la práctica revolucionaria para el socialismo como está realizando la alternativa bolivariana del ALBA en el socialismo para el Siglo XXI, de modo de constituir un instrumento válido para los nuevos desafíos que requiere Europa en el cada vez más áspero conflicto capital-trabajo.
Aprovechar la dinámica que parte de las contradicciones del imperialismo hoy y que muestra la perspectiva de su superación por parte de la subjetividad de clase es un camino que la Red de los Comunistas pretende indagar, proponer, recorrer.
Sobre esto se convoca al Debate que se realizará el Sábado 30 de Noviembre desde las 10.30 h., y el domingo 1 de Diciembre, en la Casa de la Paz, en Via Monte Testaccio 22, Roma.