Sobre el capítulo I de “La Ideología Alemana” de Marx-Engels (Bruselas, 1845-1846)
Antonio Ruiz
En mi repaso de los escritos de Marx al llegar a La Ideología Alemana me encuentro con un texto de más de 700 páginas, por orientación de Joaquín Miras me centré en leer el capítulo I que es donde los autores exponen sus ideas.
Al leerlo detenidamente se ve que están exponiendo, quizás por primera vez, todo un cuerpo de la concepción materialista de la historia como base filosófica de la teoría del comunismo. Una de las cosas que personalmente me interesó al leer las notas fue el sistema que emplearon hasta llegar a la redacción final de este capítulo. Escribieron tres borradores y dos versiones en limpio.
Quizás influenciado por los pasajes biográficos que vengo leyendo últimamente sobre Marx, y en consecuencia también sobre Engels (convivieron muy estrechamente durante 38 años), me imagino a estas dos mentes alemanas estudiando, escribiendo, bebiendo, fumando, y discutiendo sobre el tema durante meses para parir por escrito algo que ya traían en la cabeza y que más tarde lo van afinando pero cuya esencia es la misma.
Hay párrafos descartados de los borradores, que no pasaron a limpio, que en mí ignorancia del tema me parecen importantes, por ejemplo:
“A. Conocemos sólo una ciencia, la ciencia de la historia. Se puede enfocar la historia desde dos ángulos, se puede dividirla en historia de la naturaleza e historia de los hombres. Sin embargo, las dos son inseparables: mientras existan los hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan mutuamente. La historia de la naturaleza, las llamadas ciencias naturales, no nos interesa aquí, en cambio tenemos que examinar la historia de los hombres, puesto que casi toda la ideología se reduce ya bien a la interpretación tergiversada de esta historia, ya bien a la abstracción completa de la misma. La propia ideología no es más que uno de tantos aspectos de esta historia».
En el texto encontramos temas que Marx expone en otros escritos posteriores, como el final de este párrafo:
“Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero se trata de hombres reales y activos tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el trato que a él corresponde, hasta llegar a sus formas más lejana. La conciencia [das Bewusstsein] jamás puede ser otra cosa que el ser consciente [das bewusste Sein], y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología, los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno proviene igualmente de su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina proviene de su proceso de vida directamente físico.
Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empíricamente registrable y ligado a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellos correspondan pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producción material y su trato material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como si fuera un individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia.”
También encontramos curiosas glosas que Marx pone en los márgenes o afirmaciones concretas de calado como:
“No existe historia de la política, el derecho, la ciencia, etc., el arte, la religión, etc.”
“Idea de la justicia. Idea de Estado. En la conciencia común las cosas están puestas cabeza abajo”
En concreto, creo que es un capítulo interesante para conocer la interpretación base de Marx acerca de la historia material del ser humano.
Es un capítulo interesante para conocer la interpretación base de Marx acerca de la historia material del ser humano.
Al leerlo detenidamente se ve que están exponiendo, quizás por primera vez, todo un cuerpo de la concepción materialista de la historia como base filosófica de la teoría del comunismo.