Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Entrevista a José Luis Martín Ramos sobre la constitución del Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona (I y II)

Salvador López Arnal

Lo que se pretendió con la formación del SDEUB en un principio fue dar continuidad a la lucha estudiantil antifranquista”

El Viejo Topo

Codirector de la revista de historia L’Avenç entre 1993 y 1999, director del Arxiu d’Història del Socialisme de la Fundació Rafael Campanals y catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona, José Luis Martín Ramos se ha especializado en la historia del movimiento obrero, centrando su investigación en los movimientos socialista y comunista del siglo XX en Cataluña y España. Coordinó una Historia del socialismo español dirigida por Manuel Tuñón de Lara (redactó el volumen cuarto) y publicó igualmente una Historia de la Unión General de los Trabajadores (1998 y 2008). Sobre la historia del PSUC ha publicado hasta el momento Los orígenes del PSUC en Cataluña, 1930-1936 (1977) y Rojos contra Franco. Historia del PSUC, 1939-1947 (2002).

Entre sus publicaciones más recientes, Ordre públic i violència a Catalunya (1936-1937); La reraguarda en guerra. Catalunya, 1936-1937, L’Avenç, Barcelona, 2012; Territori capital. La guerra a Catalunya, 1937-1939 (2015); El Frente Popular. Victoria y derrota de la democracia en España (2016)

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Vamos a celebrar dentro de muy poco el 50 aniversario de la fundación del Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona. Creo que estuviste en la fundación del sindicato que se transformó posteriormente en un encierro. ¿Qué facultad representabas? ¿Cuántas personas estabais allí?

Participaron más de cuatrocientas personas, sin llegar a quinientas, entre delegados de curso y de centros e invitados oficiales y oficiosos del acto. Yo estaba entre los últimos. Entonces estudiaba a la vez Económicas y Filosofía y Letras- en esa época se podía hacer -, pero estaba más presente en esta segunda facultad que en la primera. No era delegado de curso todavía, porque mi presencia en Letras se produjo después de matricularme como “oyente” en enero de 1966; pero era militante del PSUC y se me había encargado hacer de enlace responsable de las juventudes comunistas, que dependían del Comité de Estudiantes del partido. Las juventudes las integraban un par de decenas, la mayor parte de ellos estudiantes, de Preuniversitario y de la Escuela Massana y fueron oficiosamente invitados al acto fundacional del SDEUB; asistimos tres: Oriol Solé Sugrañes, Ángel Aragüés –que estudiaba magisterio– y yo mismo. El control de la puerta del salón de actos del convento de Capuchinos estaba integrado por compañeros del PSUC y no tuvimos ningún problema en pasar adentro. Después de participar en la Capuchinada pasé a ser un miembro activo del SDEUB de Letras y delegado de mi curso, no sin la oposición activa de la FNEC y el Front Nacional de Catalunya. También estuvieron otros estudiantes de preuniversitario que formaban parte de un denominado Comité Revolucionario Unificado de Preuniversitario, CRUP, en el que estaban algunos de las JJCC y personas afines como Carmina Argüelles.

Oriol Solé Sugrañes no era uno de los miembros del MIL que fue encarcelado en Burgos y…

Sí. Cuando se integró en el MIL, Oriol Solé tenía ya una trayectoria militante y activista. Pintó en las paredes de Barcelona la consigna de “Volem bisbes catalans”, por encargo de sectores nacionalistas católicos, y entre 1965 y 1966 se integró en las Juventudes Comunistas. Cuando se produjo la crisis del PSUC de la primavera de 1967 inicialmente militó en el “grupo Unidad”, futuro PCE (i), pero lo abandonó pronto para aproximarse al mundo libertario. Cosas de la vida, del penal se fugó en compañía de algunos de ETA y de Frederic Sánchez, del PCE(i) responsable del grupo de acción en el que inicialmente tomó parte Oriol; murió al lado de Frederic Sánchez al alcanzarle una bala cuando, agazapado tras unos matorrales, se puso en pie para avistar a la guardia civil.

¿Oposición activa del FNEC y el Front Nacional de Catalunya? ¿Y por qué esa oposición? Por cierto, ¿quiénes eran los del FNEC?

El Front Nacional de Catalunya defendía la reconstrucción de la Federació Nacional d’Estudiants de la República, la organización de estudiantes universitarios mayoritaria en Cataluña durante la Segunda República, vinculada a Esquerra Republicana y al campo político nacionalista. Por esa razón no participaba en ADEC y tampoco compartía la propuesta del SDEUB, aunque no le quedó más remedio que participar ante la popularidad del invento. En la Facultad de Filosofía y Letras tenían algún peso pesado, como Carles Jordi Guardiola, y algún militante joven de primeros cursos, como Jaume Carbonell o Jordi Castellanos; la actitud de estos últimos era diferente a la del primero. En cualquier caso rechazaban la creciente influencia del PSUC en la facultad. De ese sector y de algunos compañeros de curso abiertamente anticomunistas -por más que con un discurso pretendidamente izquierdista- partió la iniciativa de destituirme como representante de curso por mi militancia en el PSUC; lo peor del asunto es que de hecho hicieron una denuncia pública de mi condición militante, lo que no dejó de ser anotado por los chivatos de la Brigada Política-Social. Promovieron una votación y seguí siendo representante de curso, aunque por los pelos.

No comento pero daría para comentar. Lo de matricularse como “oyente” es un magnífico oxímoron…

Es una figura que ya no existe; pero que no era infrecuente en la universidad de entonces. Pagabas una matrícula y tenías, por ello, derecho a los exámenes finales; podías asistir a clase, como “oyente”, aunque no estabas obligado. No estabas en la lista y no tenías que realizar pruebas o trabajos intermedios. Creo recordar, pero no estoy del todo seguro, que tampoco tenías el correspondiente carnet de facultad; en cualquier caso yo sólo tenía el de alumno de Económicas, por lo que entraba en la Facultad de Filosofia y Letras, cuando había acceso controlado por los bedeles y la policía, con un carnet falsificado.

¿Un sindicato democrático en el marco de una dictadura fascista? ¿No estabais soñando? ¿Qué es lo que pretendáis realmente?

Fue una decisión insólita y arriesgada. Y una decisión que se tomó en la base del PSUC, en el Comité de Estudiantes, contra el criterio inicial de la dirección del PCE y del PSUC, también de la dirección del Comité Local de Barcelona; y contra la opinión, también, del FOC, el segundo partido antifranquista en la Universidad, en cuanto a militancia e influencia entre los estudiantes. El principal autor intelectual de la decisión fue Andreu Mas-Collell, todavía responsable político del Comité de Estudiantes, junto con el resto de miembros del Comité: Salvador Jové, Joan Clavera, Pau Verrié, Pere Gabriel , Joan Lamote de Griñón, (me dejo alguno que ahora mismo no recuerdo).

Lo que se pretendió en un principio fue dar continuidad a la lucha estudiantil antifranquista, que en el curso anterior había llegado a una primera cima, controlando la mayor parte de las representaciones de curso en Madrid y Barcelona, y también con importantes posiciones en Zaragoza, Valencia y Sevilla. Las manifestaciones del curso 1964-65, con la expulsión de la universidad por el franquismo de Tierno Galván, Aranguren y García Calvo en Madrid y Sacristán, y José Maria Valverde, que se solidarizó con él, para vergüenza de muchos otros que no se atrevieron a hacerlo, dieron la puntilla al sindicato franquista, el SEU.

Ya recuerdo, el nulla estetica sine etica, sin ética no hay estética.

Exacto. El gobierno decidió disolver el SEU e intentó frenar el movimiento en el nuevo curso de 1965-1966 ofreciendo una nueva estructura de “representación”, las Asociaciones Profesionales de Estudiantes, que se mantenían bajo la autoridad del rector y la tutela del régimen y, desde luego, tenían prohibida la protesta política. La dirección del PCE-PSUC, valorando como victoria política en sí misma la disolución del SEU, decidió seguir manteniendo la política de penetración en los sindicatos oficiales, acordando participar en las elecciones de las APE para controlarlas como se había hecho con el SEU; paralelamente se mantendría, en Cataluña, una plataforma clandestina que reunía a militantes de los diversos partidos y a independientes y había sido la correa de trasmisión para el control del SEU, la Associació Democràtica d’Estudiants de Catalunya. El FLP y el FOC secundaron en principio esa posición. Sin embargo el Comité de Estudiantes del PSUC consideró que mantener tal política “entrista” desmovilizaría a los estudiantes, que habían acabado el curso anterior con la expectativa de dar un salto de combatividad en el siguiente. Así que decidió proponer el boicot a las elecciones de las APE y celebrar elecciones libres, auto-organizadas, de delegados de curso, juntas de facultades y junta de distrito. El boicot a las APE y las elecciones libres fueron un éxito en Barcelona, absoluto en la mayoría de facultades importantes, menor en las escuelas de peritos, aparejadores…. Apoyaron la propuesta en Barcelona el FSF-Universitat Popular y el MSC, y el FOC acabó resignándose.

Que era la posición que acabas de comentar críticamente. Prosigue, prosigue, por favor

Ganadas las elecciones, se empezó a levantar una estructura que resultó una absoluta novedad en un régimen fascista: una institución representativa ilegal, pero no clandestina, que se situó de inmediato como interlocutor de las autoridades académicas y de la minoritaria sociedad antifranquista. En la relación con las autoridades tuvimos un enemigo acérrimo, García Valdecasas, pero también algunos elementos de su entorno predispuestos al diálogo: el vicerrector Martí de Riquer o el profesor de farmacología, es decir integrado en la cátedra de García Valdecasas, el doctor Laporte. A comienzos de año, el Comité de Estudiantes, en volandas por el éxito, decidió dar otra salto y constituir el conjunto de “delegados libres” en una estructura formal, que pudiera incluso ser reconocida por las organizaciones internacionales de estudiantes universitarios (por ahí se nos coló un agente de la CIA). Es decir constituir un Sindicat Democràtic dels Estudiants de la Universitat de Barcelona, en una asamblea plenaria de delegados de curso, presidida por los delegados de facultad: Paco Fernández Buey, de Letras, Ramón Rodriguez, Medicina, Albert Puigdomenech, Arquitectura, Alfredo Pastor, Económicas, Joaquim Boix, Ingenieros,… El futuro se estaba construyendo en el presente.

¡Incluso un agente de la CIA! El Andreu Mas-Colell del que hablabas, ¿es el mismo que hasta hace muy poco fue conseller de Economía de los últimos gobierno de la Generalitat de Cataluña? ¡Pues menudo cambio!

Lo del agente de la CIA se dijo mucho más tarde; creo que era uno de los representantes de la delegación norteamericana, quizás de la organización internacional de estudiantes de economía. En cuanto a la segunda cuestión, sí, se trata del exconseller; él había acabado sus estudios aquel curso, dejó el Comité de Estudiantes, en el que le sustituyó como responsable Salvador Jové, y poco después se marchó a estudiar un post-grado a Estados Unidos; allí empezó a cambiar su posición ideológica, una evolución que influyó luego sobre otros militantes del PSUC de Económicas, en particular Salvador Barberá.

¿Por qué escogisteis el convento de los Caputxins en Sarriá? ¿Tenían algunos una cosmovisión religiosa?

No era un tema de identidad religiosa, en absoluto. Éramos entre ateos y descreídos. La cuestión residía en que los lugares de reunión de la oposición antifranquista de la época eran algunos, unos pocos ni mucho menos la mayoría, centros religiosos, que al tener el privilegio del concordato proporcionaban una red de seguridad ante la actuación de la policía. Centros como las salas de actos parroquiales de Sant Medir, de la iglesia de la Virgen de Montserrat, los locales de algunas parroquias de barrios, del Forum Vergés, de la Escuela Profesional del Clot, de los jesuitas… No sé por qué se decidió Caputxins de Sarriá; era un local nuevo, apenas utilizado y con la capacidad necesaria. La policía sospechaba los pasos que se iban a dar, pero no sabía y había que seguir manteniéndola en la ignorancia. Pero no sé quién hizo la gestión concreta; probablemente algún delegado de Facultad próximo al mundo católico.

¿Qué recuerdas de las intervenciones de García Calvo, de Sacristán, de Jordi Rubió?

Para ser sincero solo recuerdo la de Jordi Rubió, era emocionante para nosotros por su edad y lo que significaba que participase dándonos apoyo; y la de García Calvo, divertida, espectacular…y dispersa. No recuerdo la de Sacristán; además, si me permites lo que iba a decir, en sustancia, era lo que más sabíamos. Oriol, Ángel y yo estuvimos un rato merodeando por el convento –vestidos de fraile– y nos perdimos algunos minutos del evento; pecadillos de juventud.

¿Vestidos de fraile? ¿Y por qué ese disfraz? ¿Para que nadie sospechara?

No, no. Eso fue una chiquillada. Los asistentes al acto podíamos movernos de la Sala al refectorio donde comíamos, a la capilla y a los espacios de comunicación; bueno, se nos ocurrió entrar en la zona de clausura, a chafardear, y para pasar desapercibidos nos colgamos unos hábitos que estaban en un perchero cerca del refectorio. Lo dicho, fue una chiquillada; por suerte o no nos vieron los verdaderos frailes, o nos dejaron hacer. Estar con Oriol era garantía siempre de alguna aventurilla.

¿Cuándo intervino la policía fascista? ¿Creix hizo acto de presencia?

El primero. Dio la patada en la puerta. Estaba en la puerta o en la verja de la calle casi todo el rato; para él debió ser un fracaso.

Creó que no fue muy amable en su intervención y que a más de un estudiante le dio algún tortazo…

Eso se ha dicho siempre. Aparte de eso, como salíamos de uno en uno por la puerta del salón de actos, entregando el DNI a un policía, Creix y compañía propinaron a más de uno un capón de despedida. Nada inesperable.

Te pregunto a continuación por el Manifiesto.

Cuando quieras.

Fuente: El Viejo Topo, marzo de 2016

Nota: esta versión corrige algunos elementos de detalle sobre la composición del Comité de Estudiantes en marzo de 1966, de la Junta de Delegados; así como matiza el desarrollo de las diferencias iniciales entre la dirección del PSUC y el Comité de Estudiantes. La corrección es el resultado de las indicaciones que algunos de los miembros del Comité de Estudiantes me han hecho llegar tras la publicación de la entrevista en El Viejo Topo; ellos son los testimonios de primera mano y mi obligación es tenerlos en cuenta, si no hay informaciones directas discrepantes.

Entrevista a José Luis Martín Ramos sobre la constitución del Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona (II)

La fundación del SDEUB fue una decisión insólita y arriesgada, una decisión que se tomó en la base del PSUC, en el Comité de Estudiantes, contra el criterio de la dirección.”

Salvador López Arnal

El Viejo Topo

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Estábamos en esto. ¿Qué venía a decir el Manifiesto del SDEUB? ¿Quién o quiénes lo escribieron?

De memoria creo recordar que el texto base era de Sacristán, aunque debió pasar por la Junta de Delegados del distrito, donde estaba Paco para defenderlo. La idea central, para no hacer un resumen descriptivo, es que la formación universitaria plena solo era posible en democracia, y que no podía existir una universidad democrática en un régimen de dictadura; por tanto el primer objetivo natural del universitario era el fin de la dictadura y el triunfo de una sociedad democrática.

El texto, que corre en la red, fue incorporado al tercer volumen de “Panfletos y Materiales”.

¿Detuvieron a mucha gente? ¿Los estudiantes convocados perdieron fuerza, energía y organización tras la fuerte represión sufrida?

A raíz de la Capuchinada sólo detuvieron a los intelectuales invitados. Los estudiantes solo tuvimos que entregar el carnet y recogerlo 48 horas más tarde en la Jefatura de Vía Layetana, donde nos hacían un breve e insulso interrogatorio; el mío lo hizo un aprendiz de agente, con Olmedo de espectador silente.

La Capuchinada dio alas. Tanto es así que se contagió al resto de universidades españolas. Y a comienzos del curso 1966-1967 estuvimos en condiciones de dar un nuevo revolcón político al régimen y evitar la maniobra de las APE-2, en un acto en el Paraninfo de Barcelona, con sendas actuaciones estelares de Paco Fernández Buey y Albert Ortega, de la facultad de Económicas e incorporado al Comité de Estudiantes del PSUC en el verano de 1966.

La represión vino después, a partir del invierno de 1967; y fue más grave por culpa de las diferencias internas, entre FOC y PSUC y en el seno del PSUC; pero esto es otra historia

¿Qué actuaciones estelares fueron esas que citas? ¿Qué recuerdas de todo ello?

Al iniciarse el curso 1966/1967 se promovió desde los llamados sectores jóvenes y “liberales” del régimen –entre ellos estaba Martín Villa, uno de los últimos “jefes nacionales” del SEU– una nueva propuesta de asociación estudiantil, “profesional”, para competir con el proyecto del sindicato democrático. Para impulsarlo se puso al frente a Juan Luís Ortega Escós, con buena oratoria e imagen de moderno, que se propuso predicar universidad por universidad y en las principales facultades, invitando a no seguir el ejemplo del SDEUB. En Barcelona el Rectorado le proporcionó un acto de propaganda en el Paraninfo y el SDEUB decidió “ocupar” el acto; la junta de delegados se subieron al entarimado y encabezados por Paco [Fernández Buey] empezaron a polemizar con Ortega Escós; Albert Ortega, estudiante de económicas y miembro del Comité de Estudiantes se encargó de reforzar con su intervención, “desde el público”, la acción de Paco, que tuvo uno de sus mejores días. Ortega Escós salió dialécticamente hundido del Paraninfo y las nuevas APE no prosperaron.

Fue un momento importante por lo que dices

Fue un momento importante, porque no todos vieron claro que se pudiera rechazar la propuesta de las nuevas APE y mantener el SDEUB. No lo seguía viendo claro la dirección del partido; y, quizás influido por algún elemento de ella –siempre he pensado que por vía de Sacristán, pero no lo llegué a confirmar-, uno de los que no lo vieron claro fue Paco Fernández Buey. Tanto es así que llegó a convocar una “Cámara de delegados de Filosofía y Letras”, que reunían a todos los representantes de curso, y defendió en ella la posibilidad de aceptar las APE como cobertura legal, como se había hecho con el SEU. Lo hizo en contra del criterio y la orientación del Comité de Estudiantes del PSUC y se generó un conflicto mayúsculo. El Comité de Estudiantes instó a Paco a acatar la decisión de rechazar las APE de Ortega Escós y lo acompañó con la amenaza de una sanción de suspensión temporal de militancia; no es un episodio conocido, pero lo sé porque me tocó a mí, entonces responsable de la célula de la Facultad, comunicarles a Paco la orden y la sanción, yendo a hacerlo a las instalaciones de Editorial Planeta donde Paco trabajaba entonces por las tardes.

¡Qué mal trago!

Fue un mal trago para los dos; nunca hablamos luego del tema y seguimos manteniendo una muy buena relación. Paco lo acató, cambió públicamente su posición y fue el artífice de la derrota de Ortega Escós en el Paraninfo. Nunca reivindicó luego su posición inicial, considerara lo que considerara, y el incidente quedó en el olvido; excepto para los miembros del Comité de Estudiantes y para los de la Cámara de la Facultad que tengan buena memoria.

¿Hubo más diferencias, más enfrentamientos?

Peor fueron las diferencias entre el FOC y el PSUC y sobre todo la crisis interna del PSUC. Empiezo por las primeras. Coincidentes en mantener el SDEUB, y apoyar la extensión por toda España, el FOC y el PSUC entraron en conflicto acerca de cuál había de ser la táctica del sindicato. El PSUC propuso desarrollar su lucha en términos políticos, de conflicto con el régimen y de lucha explícita por la democracia; el punto de apoyo de esa politización había de ser la lucha contra la represión, en una especie de intuición de conflicto en espiral; en esa politización, el SDEUB había de alcanzar una etapa superior entrando en contacto con el movimiento, con Comisiones Obreras, y configurando una alianza obrero-estudiantil, que sería el germen de la dinámica de huelga general política para derribar a Franco y su dictadura. Eso, mucho antes de mayo del 68. Y el Comité de Estudiantes se veía reforzado por las noticias que “Miguel” les proporcionaba sobre los avances de Comisiones en las elecciones sindicales y las fábricas. Por el contrario, el FOC consideraba que el SDEUB tenía que desarrollar una lucha específicamente universitaria, basada en la táctica del “reformismo-revolucionario” que se defendía en sectores de la izquierda socialista europea, por parte de André Gorz, Gilles Martinet,… la táctica de presentar “reivindicaciones inasumibles”, para poner en evidencia el sistema e ir acumulando fuerzas antes de lanzarse a un asalto que no sólo sería contra el régimen, sino también contra el “neocapitalismo español”. En esa tesitura, no consideraban conveniente una prematura convergencia obrero-estudiantil, ni compartían el optimismo sobre los avances de Comisiones; unas Comisiones en las que entonces estaban en minoría, a excepción de La Maquinista o la Escuela de Aprendices del Clot. Raúl García Durán, de Económicas, o el nuevo delegado de la Facultad de Arquitectura, Arturo Van der Eyden, eran algunos de nuestros -los del PSUC– principales antagonistas. Aunque pueda parecer sorprendente todos nos enredamos en una discusión de tácticas y análisis sobre el capitalismo español, la salida democrática o la salida socialista, mientras empezaron a llovernos los palos fuertes de la represión franquista. La represión y ese debate de vanguardias que impregnó al SDEUB en el invierno de 1966-1967, empezó a debilitar el apoyo de masas y la participación en las manifestaciones de calle; que tampoco tenían ya el acompañamiento ciudadano de la primavera de 1966.

En cuanto al FOC

La crisis impregnó también al FOC y al PSUC; dejemos la del FOC, que empezó un viaje hacia el leninismo, el maoísmo y el trotskismo, bajo la dirección de los Maragall. La del PSUC empezó a finales de 1966, cuando el ejecutivo del PCE y del PSUC empezó a considerar que los estudiantes de Barcelona se estaban extralimitando, y que su posición de avanzar hacia una “insurrección de masas” contra la dictadura superaba los límites del voluntarismo aceptable; y podía poner en peligro, según su criterio, los avances que se estaban realizando en el plano de la política de unidad entre las formaciones antifranquistas. En definitiva la dirección del partido nos empezó a reprender por aventurerismo y nosotros a temer que lo que se pretendiera fuese limitar a lucha de masas a una acción de apoyo a la conspiración política. Es un tema complejo, que aquí no puedo desarrollar más allá de este esquema. Se nos llamó a capítulo, a Francia, aprovechando las vacaciones de Navidad. Por entonces yo había sido incorporado al Comité de Estudiantes, y como miembro más joven acompañé a Pau Verrié, uno de los veteranos, a París, a oír primero a Azcárate – responsable de universidad e intelectuales en el ejecutivo– y luego al ejecutivo del PSUC, con Román [Josep Serradell], Gregorio [López Raimundo] y “Gaspar Aribau” en primer término, pero materialmente presidido por Carrillo que fue quien con buenas palabras nos largó la bronca e instó a moderar el paso de la “lucha de masas”. A poco del regreso de Paris, “Miguel” fue desplazado como enlace entre el Comité de Estudiantes y el Comité de Barcelona y sustituido por Albert Corominas, que había acabado la carrera, había dejado el Comité y había sido promovido al Comité local. Fue el inicio de la ruptura que se desencadenó en abril cuando Carrillo publicó sus artículos diferenciando entre “ultras y evolucionistas” del régimen.

La confrontación entre el FOC, apoyado entonces por FSF-UP, y el PSUC, y la quiebra interna del PSUC fueron un factor de desmovilización y que -lo digo ahora entonces se veía al contrario– bloqueó la construcción de una respuesta táctica eficiente a la represión, que por sí misma no habría acabado con el SDEUB. Luego los espejismos de mayo de 1968 acabaron de enterrar aquel proyecto de lucha de masas, que es posible que llegara todavía demasiado pronto, pero que, en última instancia, no fue en absoluto en balde.

¿Hubieron otros intentos posteriormente?

Sí. Se constituyeron SD en Madrid, Zaragoza, Valencia, Sevilla. En todas partes el impulso correspondió a las organizaciones universitarias del PCE, que después del éxito del SDEUB corrigió su posición inicial; aunque frenando (forma parte de la “otra historia”)

En Barcelona, el SDEUB entró en crisis en el curso 1967/1968. Dejó de existir en el siguiente curso; los ecos del mayo francés ayudaron a enmascarar la caída de aquella experiencia

¿Qué crees que significó aquel intento democrático en la historia del movimiento antifranquista?

No seré original. Hay un extendido consenso sobre el gran impacto positivo de la Caputxinada y el PSUC en la lucha antifranquista. Le dio publicidad, apoyo social; por algún tiempo nuestras manifestaciones tenían apoyo en la gente de la calle. Obligó a la oposición política a concertarse, sin exclusiones, incorporando al PSUC a sus plataformas, con una voz crecientemente importante. Nos llegó a hacer creer que la dictadura podría ser derribada por la movilización social; pero no llegó a tanto, esa creencia fue un espejismo. Así y todo significó un ascenso importante en el proceso de acumulación de fuerzas sociales y políticas contra la dictadura; que había tardado tanto tiempo en iniciarse, tras una larga noche de dictadura entre 1939 y 196’, y que no tuvo tiempo suficiente para tener una masa crítica propia en el momento de la muerte del dictador (obviamente, eso es otra historia)

Te has referido muchas veces del PSUC. Tal como lo explicas, parece que haya sido el nudo central de la oposición al fascismo, cuanto menos en Barcelona y en el movimiento universitario.

Las dos formaciones centrales fueron el PSUC y el FOC. Sin embargo, entre 1964 y 1967 la que tuvo una mayor y mejor iniciativa fue el PSUC. Desde luego su propuesta de mayor éxito fue el SDEUB, y ese éxito hizo crecer al partido, que en 1966 tenía 150 militantes; una cifra que incluso a nosotros nos inquietaba, porque empezaba a ser difícilmente gestionable, en términos de clandestinidad. El FOC, tuvo su mejor momento en años anteriores en la época del Moviment de Febrer del 62, de las huelgas de Asturias. El FSF-Universitat Popular estaba creciendo, sobre todo en Medicina y Arquitectura; pero era minoritario, y antes de alcanzar una posición más importante, en 1968 entró en su correspondiente deriva izquierdista que le llevó a la propuesta del Che-Cho (Comité de Huelga Estudiantil-Comité de Huelga Obrera). El Front Nacional de Catalunya, muy reducido, no existía prácticamente fuera de Filosofía y Letras.

Esa fue la situación hasta 1968. Luego entre 1969 y 1970 el FOC y el FSF-UP se autoliquidaron; el MSC siguió como siempre, una minoría testimonial muy valorada en la política de relaciones; y la dinámica política en el movimiento universitario se desarrolló fundamentalmente entre el PSUC, sus disidencias, sobre todo Bandera Roja, y los de la LCR. En esas condiciones el PSUC recuperó posiciones de primacía en el movimiento universitario, ayudado también por la incorporación del movimiento de “penene”, en el que estábamos unos cuantos de los que habíamos participado en las luchas de 1964-1968.

Hemos hablado antes pero insisto. Algunos de los organizadores se convirtieron años después en mandatarios políticas de mucha importancia y no sé si trataron la universidad con el mismo criterio que ellos entonces defendían. ¿Qué piensas de este tipo de evoluciones?

Se comentan por sí mismas. Algunos de ellos deben tener algún resquicio de mala conciencia; porque nunca les he oído o leído recordar el papel importante que tuvieron en su inicio. Me quedo con otras evoluciones, muy distintas. Las de Valverde, por ejemplo.

La universidad de 2016, nuestras actuales universidades públicas, ¿responden a los valores de aquel manifiesto?

No. Están todavía lejos de ellos. Y últimamente se van alejando aún más, recuperando el criterio de jerarquía en perjuicio del de democracia.

¿Qué actos se celebran para recordar aquel combate?

Supongo que algunos, pero no lo sé con exactitud. Sé que el Memorial Democràtic prepara algo, aunque desconozco su contenido

Insisto un poco más en esto último. ¿Preparan algún acto las instituciones, otras instituciones, para el próximo marzo?

Sería imperdonable que no lo hicieran. Pero desearía que no fuera para instrumentalizarlo y que se respetara en el recuerdo lo que fue, no lo que se quiera inventar.

Es importante lo que acabas de señalar. ¿Quieres añadir algo más?

Que cuando quieras, podemos seguir la historia

Tomo nota del ofrecimiento. No se me olvidará.

Fuente: El Viejo Topo, marzo de 2016

Nota: Esta versión matiza el incidente de la discrepancia con Paco Fernández Buey, en el sentido de que hubo amenaza de sanción – en ello soy testimonio directo – pero no puedo confirmar que se formalizara. El hecho fue que Paco Fernández Buey debatió la cuestión con Salvador Jové, responsable del Comité de Estudiantes; no mantuvo luego su iniciativa y tuvo una intervención decisiva en el acto del Paraninfo frente a Ortega Escós. De cualquier manera la sanción habría sido más formal que otra cosa; Paco era el referente del PSUC en la Facultad de Letras, y uno de los referentes en la Junta de Delegados del SDEUB y su actividad política se centraba en la actuación abierta, teniendo durante el curso muy escasa participación en las reuniones de la célula de Filosofía y Letras, por razones de tiempo y seguridad.

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