Entrevista a Joaquín Miras sobre asuntos políticos y culturales
Salvador López Arnal
Entre otras muchas cosas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx, uno de los grandes conocedores del pensamiento de Hegel, Marx, Lukács, Gramsci y Sacristán en nuestro país, y autor, entre otras obras, de Repensar la política y Praxis política y estado republicano.
***
Algunos lectores de rebelión nos han escrito comentando que echan a faltar tus reflexiones, las de aquellas entrevistas que mantuvimos durante casi dos años sobre tu último libro. Una lectora nos sugirió una entrevista mensual contigo sobre “temas de actualidad”. Podemos entender “actualidad” como un “hablar un poco de todo”, de todo aquello que sea de tu interés y del interés general. ¿Qué te parece la posibilidad de una entrevista mensual sobre asuntos políticos, filosóficos, culturales, sobre lo que te interese y preocupe más?
Acepto tu propuesta, muy honrado. Pero me preocupa un poco la amplitud de los temas que me propones. Sobre todo el tener que opinar sobre temas políticos de actualidad.
Intentaré vigilarme. Si no ando errado, creo que un colectivo del que formas parte estáis leyendo y estudiando en estos momentos, durante este año, un libro de Michael Heinrich: Crítica de la economía política. Una introducción a El Capital de Marx. ¿De dónde vuestro interés por este autor? ¿Qué tal va la lectura?
Formo parte de un seminario de lectura, que existe desde hace más de 30 años. En él hemos leído a Aristóteles, a Rousseau, y a otros muchos autores, entre los cuales, el propio Marx y los autores marxistas -Lukács, Gramsci, Korsch, Agnes Heller, Markus, Thompson…- han ocupado un lugar principal, el mayoritario, pero no exclusivo. Diversos miembros del grupo, hemos ido siguiendo la evolución de los estudios sobre la obra de Marx. Compartíamos entre nosotros, informalmente, las opiniones sobre las lecturas que íbamos haciendo individualmente. Uno de los miembros fundadores del seminario, y que lleva años estudiando a los autores que trabajan sobre la obra de Marx, Antonio Ruiz, tuvo el acierto de proponer la lectura de esta obra. Heinrich es una personalidad en la materia.
El libro, del que llevamos leído un centenar de páginas es muy hermoso. Muy potente. Y muy claro. Por cierto, recuerdo que tú has comentado con elogio dicha obra. Y, muy acertadamente, echabas en falta que la obra desarrollara más el final, en el que Heinrich trata sobre el comunismo. Por mi parte, y es seguramente vicio de filólogo, también echo en falta, quizá un primer capítulo sobre la materialidad textual de la obra de madurez de Marx, El Capital. Precisamente en la nota 2 de su capítulo 3, Heinrich, que está tratando de introducir el asunto del carácter específicamente social del trabajo, remite al lector al libro tres de El Capital, donde -dice- se aclara adecuadamente este asunto. Pero el libro Tres es un libro inexistente. La redacción de ese texto es de la pluma de Engels y le llevó 9 años -creo recordar- elaborarlo. Sabemos que cuando Engels quiso acabar de publicar la obra de Marx se encontró con un cúmulo enorme de cuadernos manuscritos, la inmensa mayoría de ellos, anteriores al manuscrito del 67, sobre el que se publica el libro 1 de El Capital. En el libro 2, cuya finalización le lleva a Engels dos años, según nos cuentan los estudiosos, en dicho texto, Engels introduce más de mil doscientas intervenciones; nada menos .
Que no son pocas.
Y para el libro 3, Engels se ve en la necesidad de redactar capítulos enteros. La parte del material utilizada por Engels para dar fin a ese tomo -lo mismo que para el libro 2-, en su mayoría procede de los tres grandes manuscritos de Marx, anteriores a la publicación del tomo Primero. Del segundo y el tercer manuscritos, como complemento del cuarto y último. Existe otro manuscrito posterior, elaborado por Marx para preparar la segunda edición del libro Primero, que publica en 1872, y creo que poco más que sea posterior a esa fecha, si bien Marx sí sigue estudiando, aunque sobre temas muy variados. En consecuencia Engels se ve en la necesidad de recurrir a esos manuscritos anteriores, el de 1857, 1858, denominado Grundrisse, que no usa. El enorme manuscrito de 1861 a 1863. El de 1864 a 1865, del que hay una parte que se ha perdido y del que se extrae ese texto hoy publicado como libro aparte, y que se titula Capítulo Sexto, y el que Marx tenía elaborado cuando publica el tomo Primero. Los cuatro son manuscritos inconclusos. Son además, manuscritos abandonados, como revela el que Marx vuelva a escribir nuevamente, en los manuscritos siguientes, sobre los mismos asuntos; aunque entre los dos primeros y los dos segundos hay, según dicen los especialistas, un cambio de intereses intelectuales. Engels tira de este material, sobre todo para el libro tres. A veces usa los textos de los manuscritos más antiguos, y en ocasiones utiliza para los capítulos del libro Tres, textos desestimados por Marx. Alguno de ellos tachado por Marx, y además, encabezado con una nota de su pluma que dice -según describen los especialistas- «Gran Confusión».
La obra de Marx queda inconclusa y no por fallecimiento prematuro de Marx, que entre 1873 y su muerte vive aún diez años.
Esa obra que él se proponía redactar ya en 1851, ya en tres volúmenes, según carta a Engels de16 de enero de dicho año. Obra sobre la que, solo en 1857, comienza a redactar un primer borrador inconcluso –Grundrisse– . Que en 1859, tiene un primer texto publicado, que se titula Contribución a la crítica de la economía política, que iba a ser el primero de una serie de fascículos; serie que queda abortada, y abandonada.
Todo esto revela problemas del autor respecto de su propio material. Y es tarea de los marxistas vivos tener esto en cuenta y trabajar a partir de esta constancia.
Por supuesto, todo esto lo sé de segunda mano y gracias a los filólogos que trabajan con los manuscritos de Marx y que han participado en la edición de El Capital en la Nueva mega 2. Roberto Fineschi, Marcello Musto, etc.
Los marxistas necesitamos conocer los textos tal cual los dejó Marx, sin intervención de mano ajena, tal como ahora es ya posible. Como lector, me gustaría tener traducciones asequibles de los verdaderos textos escritos por Marx, y como marxista, creo que debemos leer a Marx en directo.
Y lo demás corre de nuestra responsabilidad.
Pero me he ido de tu pregunta. Heinrich es un excelente estudioso de Marx
Está bien que te vayas de mis pregunta si el resultado es ese .
Hablando de Heinrich y del clásico: ¿qué balance haces de los encuentros celebrados en Barcelona y alrededores en el año del bicentenario del revolucionario de Tréveris? ¿Qué tal ha ido la cosa?
Te refieres a las jornadas de celebración del Bicentenario organizadas por Viejo Topo, ACIM, Fil Roig y Espai Marx, cuatro entidades culturales marxistas desvinculadas de los partidos políticos de la izquierda, política y económicamente.
Sí, sí, a esas jornadas me refiero.
Las grandes fuerzas políticas que se proclaman de izquierdas, y sus brazos culturales, en Cataluña, a pesar de todo el dinero que tienen, no han organizado nada digno para conmemorar el acontecimiento. El nuestro ha sido el evento de celebración más importante que ha habido en Barcelona. Eso dice mucho de la situación de la izquierda y del marxismo en Barcelona.
Por lo demás, las nuestras han sido unas jornadas dignas, interesantes, con ponencias cuyos materiales serán publicados por Ed. El Viejo Topo. Si hay algo que objetar, y así lo hemos valorado la comisión organizadora, es que la asistencia de público ha descendido en relación con el asistente a las jornadas organizadas el año anterior, sobre la revolución Rusa.
Jon E. Illescas ha publicado en la revista El Viejo Topo (que también hemos reproducido en rebelión) un artículo polémico que está siendo muy comentando en ámbitos de la izquierda: “Frente a Vox: ¿habrá izquierda para la clase obrera?”https://www.elviejotopo.com/articulo/frente-a-vox-habra-izquierda-para-la-clase-obrera/. ¿Lo has leído? ¿Qué opinión te merece? Te recuerdo el subtítulo del escrito: “Por el socialismo y la disolución del resto de -ismos”. ¿Estás también por eso?
He leído ese artículo, que me parece valiente y bien meditado. Estoy de acuerdo con el análisis que hace de la situación de la izquierda, de su hundimiento y desarme de su progresismo liberal, de su electoralismo vacuo. Y de su inanidad.
Creo, sin embargo, que la derrota de la izquierda, su vaciamiento, su desarme obedece a causas muy profundas. Hace ya 53 años, nada menos, en 1966, Georg Lukács, publicaba el libro una larga entrevista, titulada Conversaciones con Lukács.
Lo recuerdo, lo recuerdo bien.
Quiero destacar la fecha, porque la radicalidad contundente de lo que expresaba no era resultado de la impresión que le hubiese causado tal o cual acontecimiento, por terrible que éste fuese, por ejemplo la invasión de Checoslovaquia, en 1968, por los tanques soviéticos. Por el contrario, su pensamiento es algo meditado serenamente y expresado en un momento en que, aparentemente, para la izquierda todo era «viento en popa a toda vela» y «Baje el pirata que llaman». Un gran PCI, un gran PCF, un 1966 que fue durísimo para el ejercito USA en Vietnam, un movimiento descolonizador, de países no alineados muy combativo. En el Reino Unido gobernaba el laborista Harold Wilson, en Alemania se formaba un gobierno de gran coalición con la Socialdemocracia en el que Willy Brandt era vicecanciller. Escandinavia era un cosmos socialdemócrata. En los mismos EEUU, un potente movimiento interior de defensa de Derechos Civiles, el movimiento Hippy, etc… eran los tiempos de las canciones de Bob Dylan, my friend, los tiempos están cambiado -blowin in the wind-… En ese ambiente, para la experiencia nuestra, el mensaje de Lukács, no es que resultara escandaloso: era ininteligible, incomprensible.
En aquel libro entrevista, Georg Lukács nos decía tres cosas. La primera, que la política debía pasar a basarse en la creación de un movimiento de masas democrático que luchase contra la manipulación de la vida cotidiana por parte del capitalismo. Movimiento microfundamentado, capilar, cotidiano, no electoral, de entrada. Autoorganizado. Democracia, democratización de la vida cotidiana. Nueva cultura material de vida autónoma. Algo semejante a lo que Gramsci elabora en sus Quaderni del carcere, en los que, tras las cuatro crisis que se documentan en ellos, abandona el voluntarismo, el jacobinismo de partido, y ahonda en la «eticità», en la creación de un nuevo bloque que organice el vivir de la sociedad civil, la cultura material de vida, de forma alternativa. Bueno. Todo esto, el trabajo microorganizado, capilar, para la democratización de la vida cotidiana, que le es encomendado a un movimiento, ya hace inservible, deja atrás por entero la concepción de partido que el comunismo, que el movimiento obrero había sostenido. La alternativa no es el espontaneísmo, pero tampoco la teoría de elites, la representación, la guía. Ni la política como estrategia. La segunda cosa que dice es que el movimiento revolucionario, a la altura de 1966, no está como en 1848, cuando ha sufrido una escalofriante derrota, pero, de resultas de la experiencia de la misma, sabe, cree saber, cómo actuar, cuál es la política a seguir. Sino como tras 1815 y el fin de la Revolución Francesa -los ejemplos son los de Lukács-. Así de drástico: pero esto quiere decir, esto implica que no solo no es válido el legado político institucional, el político, en sentido restringido del término; sino que el mismo corpus intelectual, el bagaje intelectual, es corto, no es válido.
¿Y la tercera?
La tercera, es su apasionada defensa de una cosa que parece extravagante, un estudio sobre la Ontología humana. Que a todos nos dejaba perplejos. Tras escribir su Estética -entre 1956 y 1964-, una teoría de la civilización, en realidad, Lukács, se había puesto a escribir una Ética. Existe el manuscrito, aunque no ha sido traducido al castellano. Sabemos, nos lo han explicado, que era una ética aristotélica. O sea, que ética no quiere decir tratado sobre si es moral o inmoral meterse el dedo en la nariz, deontología etc. Sino un estudio sobre el Ethos, sobre la cultura material de vida que constituye la sociedad, la polis, y que es la verdadera constitución de la polis. Algo bien sabido por la tradición filosófica grecolatina..Algo proseguido por el aristotelismo, por el Iusnaturalismo, y por Montesquieu y por Rousseau, y por Hegel y el neohegelianismo incluido el hegelo marxismo, claro. Pero Lukács que ha emprendido esa teorización sobre el ethos, ex novo, para poder comprender en su plenitud lo que es la cultura material de vida, todo lo que constituye y abarca la vida cotidiana, el vivir, todo lo que lo genera y es generado por él, etc, la suspende. Porque considera que la nueva investigación aún debe ir más al inicio, más a la raíz, más al comienzo. El marxismo debe preguntarse qué es ontológicamente el ser humano, cuál es su onto antropología. Las condiciones de posibilidad de toda eticidad, de toda cultura material de vida en común. Lukács va a la raíz de la raíz. Considera insatisfactorio, flojo o inexistente lo elaborado por el marxismo. Lukács ya había ido a «antes de Marx» en 1948, o mejor dicho, en 1938, aunque publicara su libro sólo diez años después, cuando, puesto a estudiar un pensamiento que tratase sobre un proceso revolucionario, estudia y publica El Joven Hegel y los problemas de la revolución. Va a la gran filosofía que recoge la experiencia de quien sí vio extinguirse un mundo y surgir otro. Hegel.
Quienes sentían, sentíamos, en 1966, que el marxismo en su estado actual de aquel tiempo, cubría nuestras dudas todas, respondía todas nuestras preguntas, no podíamos entender el porqué de la obra del viejo Lukács, porqué a los 81 años se mete en ese proyecto. Solo podía ser que Lukács quisiera que el marxismo, como toda filosofía de corte clásico, tuviese un perfil académico, digno de las facultades de filosofía universitaria. Su explicación es otra: es la insatisfacción ante la flojera del fundamento onto antropológico del marxismo. Es cierto que Marx tiene una onto antropología y una percepción consciente de lo que es el ethos humano. El Marx maduro. Cuando Marx escribe, por ejemplo, que el trabajo como abstracción real u ontológica, surge como tal realidad histórica como consecuencia de la específica forma de organizarse las relaciones sociales del mundo del capital, mediadas por la mercancía, y que, antes del capitalismo, el trabajo como abstracción real no existía. Cuando añade que sólo una vez surge esta realidad entitativa histórica, puede una figura de consciencia dada ser capaz de percibirlo, y generar entonces la palabra «trabajo», término abstracto que tiene como referencia una realidad material abstracta, y no las diversas actividades concretas de los artesanos, Marx está mostrando su consciencia de lo que es un ethos, su consciencia de la existencia de mundos culturales históricos diversos. Su talente hegeliano, claro. Pero Marx tiene demasiada confianza, demasiado optimismo, confía demasiado en la bondad del mundo civilizatorio emergente como consecuencia del capital, confía mucho en la bondad del ethos capitalista, que bastaría con hacerlo accesible a todos, confía en el desarrollismo industrial, y no va más allá. Por el contrario, si consideramos que el capitalismo es un cáncer, y si queremos llegar a saber todo lo cancerígeno, la vastedad de la metástasis que un cáncer puede llegar a generar, necesitamos, previamente, conocer bien todo lo que constituye la totalidad del cuerpo vivo, su complejidad. Lukács cree que el capitalismo es un cáncer terrible en metástasis, que amenaza con ahormar la vida cotidiana de las gentes, destruir toda autonomía de vida cotidiana y moldear la antropología de los seres humanos. Y esto es lo que explica ese esfuerzo suyo por dotarnos de un instrumental intelectual que nos permita entender la onto antropología social humana, y sus posibilidades de ethos.. lo potencialmente cancerable y lo que potencialmente puede ser trinchera de lucha y fuente de poder revolucionario. Reflexiona sobre la libertad y sobre su base y arraigo en la onto antropología humana. Es el tema de las flojeras del marxismo, de las flojeras de la obra de Marx. Sin cuya valoración, no se emprende esa radical marcha intelectual, desde antes de Marx, Hegel, pasando y sumiendo a Marx, y hacia más allá de Hegel y Marx. Punto. Algo que se puede leer, también, en ese discurso de los Quaderni, gramscianos, que entran en Terra Ignota para el marxismo, el bloque histórico, la sociedad civil, la Reforma de las mores o eticidad…
Bueno. Luego, podemos valorar si la Ontología, esa obra última -el Opus ultimum- de ese gran, ese sereno anciano marxista, escrita entre sus 81 y sus 86 años es mejor, peor, regular…Es un ejemplo. Y un pronóstico. De lo que no tenemos, de lo que necesitamos, de la gravedad de lo que nos acosa, el capitalismo, que es no otra cosa que nosotros mismos. Los marxistas debemos trabajar intelectualmente pensándolo todo de nuevo y con una radicalidad que va más allá de la de Marx; eso es lo que nos dice Lukács. A la par del esfuerzo práxico que Lukács plantea, por coparticipar en la generación de un movimiento democrático que genere un poder capilar sobre la vida cotidiana, claro. Lukács, ese anciano de moral y talante nestorianos, como decía Sacristán, el Néstor, anciano guerrero aqueo de la Iliada…
Siento ser una chispilla desolador. Siento que mi respuesta a tu pregunta sobre el valiente texto de Illescas y sobre alternativas políticas posibles sea así, un poquillo, un poquitillo desoladora. Pero «peor es no saberlo».
Sí, sí, claro, siempre es peor no saberlo.
Sí que puedo decir que es la teoría de elites y su concepción de la política como estrategia elaborada por ella como estado mayor, lo que debe ser destruida, delenda, -pero delenda…de veras, delenda; delenda, delendísima- est Cartago. Si es que se quiere una respuesta corta.
¿Algún libro que nos quieras recomendar?
Pues sí. Sí, desde luego. Durante las Jornadas sobre el Bicentenario del nacimiento de Marx, invitamos como ponente a un viejo amigo. Un sabio. Joaquín Arriola. Tuve la suerte de poder estar entre quienes lo acompañamos durante el corto tiempo que estuvo entre nosotros, un día. Y pudimos hablar. Durante la noche, poco antes de la cena, Joaquin nos recomendó un libro de un marxista. Un libro «antiguo», de 1980. Un libro formidable, que estoy leyendo ahora mismo, de Henri Denis, y se titula L´«Economie» de Marx. Histoire d´un echec, – La «Economía» de Marx, historia de un fracaso; un título provocador- publicado en PUF. De 200 páginas escasas. Joaquín me hizo el regalo de enviarme fotocopia del texto. Me puse a leerlo en navidades, con subrayados y notas en las guardas, pero, al llegar a la página 70, y encontrarme con el deslumbrante comentario de texto que Denis hace sobre ese prólogo denominado «Introducción a la Crítica de la economía política», y que va puesto como cabecera de los Grundrisse, pues entonces, decidí que volvía a la primera página del mismo. Abrí cuaderno de apuntes, y me he puesto a estudiarlo, copiando.
El libro, si no ando errado, no está traducido.
No, no lo está.
El libro muestra cómo Marx trabaja desde Hegel, y cómo la creatividad, la potencia de su pensamiento le viene al Marx maduro de Hegel -algo en lo que estaba de acuerdo Sacristán-. También da una respuesta al interrogante que puede concluirse de lo que hemos hablado en la primera pregunta: qué es lo que empantana a Marx. Denis sostiene la hipótesis de que es tratar de encajar la economía de Ricardo y los escoceses dentro de su potentísimo modelo hegeliano.
Llevo leída poco más de la mitad de la obra: 10 páginas en más de dos horas, ese es el ritmo: citas de Marx, citas de Hegel, interpretación de las mismas, comparación…Si la obra se mantiene en este nivel, creo que habrá que hacer algo para que se publique en castellano. Lo que llevo leído es algo fascinante y deslumbrante.
Sirva todo esto para que, si Joaquin Arriola llega a tener conocimiento de esta entrevista, sepa que su generoso regalo no ha caído en saco roto, y que me pondré en comunicación con él próximamente, en cuanto haya hecho por entero los deberes. Y que le estoy sumamente agradecido.
Seguro que la lee. Le llegará tu mensaje.
¿Alguna película, obra de teatro o exposición que haya sido de tu interés últimamente?
Pues he visto la última película de José Luis Cuerda, titulada Tiempo después , que me parece fallida. Una lástima.
¿Quieres añadir algo más?
Salvador, no me hagas este tipo de pregunta, que me pierdes.
No te pierdo.