Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Antología de textos de Manuel Sacristán sobre Friedrich Engels (1820-1895)

Manuel Sacristán Luzón

Trabajadores:

A vosotros dedico una obra en la que he intentado poner ante mis conciudadanos alemanes una fiel pintura de vuestra situación, de vuestros sufrimientos y luchas, de vuestras esperanzas y perspectivas. He vivido bastante entre vosotros, para conocer algo de vuestra condición; a vuestro conocimiento he dedicado mi mayor solicitud, he estudiado, cuanto que me fue posible, los varios documentos oficiales y no oficiales; no me contenté con esto; más que el conocimiento abstracto de mi asunto, sentí la necesidad de veros en vuestras mismas casas, de observaros en vuestra vida cotidiana, de charlar con vosotros respecto a vuestras condiciones de vida y sufrimiento, de asistir a vuestras luchas contra el poder político y social de vuestros opresores. He hecho así: abandoné la compañía, los convites, el vino de oporto y el champaña de las clases medias, y he dedicado mis horas de ocio, casi exclusivamente, a establecer relación con simples trabajadores. Estoy contento y orgulloso de haberlo hecho así. Contento, porque así dediqué horas felices a conocer la realidad de la vida -muchas horas que de otro modo habrían estado ocupadas en discursos a la moda y etiquetas cansadoras-; orgulloso, porque de esta manera encuentro una oportunidad de hacer justicia a una clase de hombres oprimida y calumniada, los cuales, a pesar de sus posibles errores y de las desventajas de su condición, sin embargo, imponen respeto a todo el mundo, excepto al especulador inglés; orgulloso, también, porque de este modo estoy en situación de defender al pueblo inglés del desprestigio creciente en que ha caído en el continente, como necesaria consecuencia de la política brutalmente egoísta y de la conducta general de vuestra clase media de gobernante.

Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra

 

Muy probablemente [Engels] sintió -como quizás también Marx viejo- la imposibilidad de la tarea de Marx: destruir sociedad y ciencia de esa sociedad (genitivo objetivo) haciendo ciencia con los requisitos, etc. de esa sociedad, esto es, el “movimiento real”. Siempre se la anticuaban los datos, etc.

Nota de Manuel Sacristán a Rubel, Gallimard II, “Engels como editor del Capital”.

 

Sacristán escribió como mínimo tres aproximaciones biográficas a la figura de Karl Marx. No hay trabajos parecidos en el caso de Engels. Pero en cambio, como es sabido, uno de sus artículos clásicos, uno de sus trabajos más influyentes en el ámbito de la filosofía y del marxismo hispánicos, su prólogo de 1964, está dedicado al Anti-Dühring engelsiano: “La tarea de Engels en el Anti-Dühring”, obra que él mismo tradujo y anotó, y a la que volvió nuevamente al ser reeditada en OME, en la edición castellana de las obras de Marx y Engels que el mismo dirigía. De hecho, para esta reedición, escribió en 1977 una interesante “Nota editorial sobre OME 35” que no fue recogida en Panfletos y Materiales.

Además, el primer texto marxista publicado en España de forma legal después de la guerra civil –Revolución en España– contiene artículos de Marx pero también de Engels. A este gran clásico de la tradición socialista-comunista también se refirió en el coloquio de su conferencia sobre “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” y en algunos de sus trabajos e investigaciones sobre la presencia de motivaciones ecologistas en los clásicos del marxismo, una de sus dos grandes tradiciones filosóficas. Por si fuera poco, en un artículo de 1961 –“Tres notes sobre la alianza impía”- publicado en catalán en Nous Horitzons con el seudónimo de M. Castellà (próxima edición en Manuel Sacristán, Sobre dialéctica, El Viejo Topo, Barcelona (en prensa)), se mostraba así de contundente en el tema del engelsismo: “Al escolástico que después de laboriosa búsqueda consiga encontrar en Engels alguna frase que parezca decir lo mismo que dice Tresmontant que son las tesis del marxismo -y tal como éste las formula- se le contestará: 1º que Engels no fue un Padre de la Iglesia, sino, junto con Marx y Lenin, uno de los tres grandes pensadores, en los cuales el proletariado -y la humanidad al mismo tiempo- consiguió la consciencia de su ser; 2º que Engels murió en 1895, y 3º: que el que escribe estas notas tiene sobre Engels la tan decisiva como poco meritoria ventaja de ser un engelsiano vivo”.

Los materiales que se han recogido en esta antología incorporan, aparte de ensayos editados en Panfletos y Materiales o en el prólogo de OME 35, el material de trabajo que se conserva en Reserva, fondo Sacristán, de la UB: sus anotaciones y observaciones sobre pasos centrales del Anti-Dühring, sus notas a algunas cartas de la correspondencia de Marx y de Engels, sus fichas con anotaciones sobre textos de Engels, sus comentarios a El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, etc.

En los pocos casos que no he logrado descifrar el texto, antes de probar con una conjetura arriesgada, he indicado este hecho al lector con algún símbolo transparente. Mis anotaciones vienen indicadas como “Notas SLA”.

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1. La lectura de los clásicos del movimiento obrero

 

A. Por regla general, un clásico -por ejemplo, Euclides- no es, para los hombres que cultivan su misma ciencia, más que una fuente de inspiración que define, con mayor o menor claridad, las motivaciones básicas de su pensamiento. Pero los clásicos del movimiento obrero han definido, además de unas motivaciones intelectuales básicas, los fundamentos de la práctica de aquel movimiento, sus objetivos generales. Los clásicos del marxismo son clásicos de una concepción del mundo, no de una teoría científico-positiva especial. Esto tiene como consecuencia una relación de adhesión militante entre el movimiento obrero y sus clásicos. Dada esta relación necesaria, es bastante natural que la perezosa tendencia a no ser crítico, a no preocuparse más que de la propia seguridad moral, práctica, se imponga frecuentemente en la lectura de estos clásicos, consagrando injustamente cualquier estado histórico de su teoría con la misma intangibilidad que tienen para un movimiento político-social los objetivos programáticos que lo definen. Si a esto se suma que la lucha contra el marxismo -desde afuera y desde dentro del movimiento obrero, por lo que suele llamarse “revisionismo”- mezcla a su vez, por razones muy fáciles de entender, la crítica de desarrollos teóricos más o menos caducados con la traición a los objetivos del movimiento, se comprende sin más por qué una lectura perezosa y dogmática de los clásicos del marxismo ha tenido hasta ahora la partida fácil. Y la partida fácil se convirtió en partida ganada por la simultánea coincidencia de las necesidades de divulgación -siempre simplificadora- con el estrecho aparato montado por Jdhanov y Stalin para la organización de la cultura marxista. Es probablemente justo admitir que acaso esa simplificación del marxismo fuera difícilmente evitable durante el impresionante proceso de alfabetización y de penetración de la técnica científica en la arcaica sociedad rusa de hace cincuenta años. Pero hoy [1964], a un nivel mucho más crecido de las fuerzas productivas tanto en los países socialistas cuanto en los capitalistas, la tarea de liberar al marxismo de la dogmática y clerical lectura de sus clásicos es tan urgente como para arrostrar por ella cualquier riesgo.

 

B. Ya que se nos ha hecho problema este asunto de cómo ver la actitud de los clásicos del marxismo, querría insistir en la última observación que hice, a saber, que en los clásicos del marxismo se puede encontrar un punto de vista lo suficientemente dialéctico para enfrentarse con la problemática que nos reúne, al menos metodológicamente hablando.

Los textos de los que habría que partir -tanto los “buenos” cuanto los “malos”- se encuentran principalmente en los Grundrisse, como ya he dicho, en el desarrollo sobre la jornada de trabajo en el libro primero del Capital, en el capítulo 13 del mismo libro sobre maquinaria y gran industria, en la parte del manuscrito de 1861-1863 relativo a las Teorías sobre la plusvalía, y también en una serie de textos dispersos por el epistolario, e incluso en escritos que no se suelen leer en este sentido; por ejemplo, en el Anti-Dühring Engels cita en un momento dado la antipatía de Bismarck por las grandes ciudades y razona que Bismarck puede morir tranquilo porque una sociedad comunista tiene por fuerza que terminar con las megalópolis.

Mi punto de vista sobre cómo trabajar con los clásicos a propósito de nuestros problemas presentes se compone de estas dos consideraciones: por un lado que, efectivamente, todo eso está en los clásicos; por otro, que se puede apostar a que la mayoría de lectores del Anti-Dühring aquí presentes no recordaban ese paso sobre las grandes ciudades. ¿Por qué? Porque una tradición tiene también sus componentes verbales y emocionales, y en la tradición del movimiento marxista, o de los movimientos marxistas, ese elemento de la visión ejemplificable con la anterior cita del Anti-Dühring ha quedado muy enterrado. De esas dos consideraciones compongo lo que me parece una buena política cultural para el movimiento.

 

1. A. “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” (1964), Sobre Marx y marxismo, Icaria, Barcelona, 1983, pp. 46-47. 1. B.“Una conversación con Wolfgang Harich y Manuel Sacristán” (1979), Acerca de Manuel Sacristán, Destino, Barcelona, 1996, pp. 148-149

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2. Marx, Engels, el Anti-Dühring y la división del trabajo.

[…] la inmadurez del pensamiento dialéctico de Engels, al menos en lo que hace referencia a la relación entre concepción comunista del mundo y ciencia positiva de la naturaleza, se encuentra sin duda también en Marx. Cierto que en menor medida en la obra de Marx. Pero eso se debe principalmente a la “división del trabajo” que gobernaba la actuación de los dos fundadores del marxismo, según indica el propio Engels en el Anti-Dühring. Por esa división del trabajo Marx no se ha visto en la necesidad de dar versiones generales, compendiadas y divulgadoras, de su pensamiento (la única vez que lo ha hecho, en La ideología alemana ha entregado, es cierto, el manuscrito a la “roedora crítica de las ratas”), y así ha podido concentrarse en la elaboración de material fáctico (El Capital) y en el “análisis concreto de la situación concreta” (sus artículos y estudios históricos). Es verdad que hay que buscar la esencia del marxismo más en ese inmenso esfuerzo de Marx por entender lo concreto que en las prematuras exposiciones generales de Engels. Pero si Marx hubiera tenido que escribir éstas, habría caído seguramente en los mismos inevitables sometimientos a Hegel por la necesidad de aferrarse al “material intelectual” disponible para expresar una primera toma de consciencia de las propias motivaciones intelectuales. En todo caso, Marx ha supervisado el trabajo de Engels en el Anti-Dühring. De ello da testimonio Engels en el prólogo a la segunda edición del libro: “Como el punto de vista aquí desarrollado ha sido en su máxima parte fundado y desarrollado por Marx, en su mínima parte por mí, era obvio entre nosotros que esta exposición mía no podía realizarse sin ponerse en su conocimiento. Le leí el manuscrito entero antes de llevarlo a la imprenta, y el décimo capítulo de la sección sobre economía (“De la Historia crítica”) ha sido escrito por Marx […] Siempre fue costumbre nuestra ayudarnos recíprocamente en cuestiones científicas especiales.” Es incluso muy probable que la desorientada concepción del cálculo infinitesimal que expone Engels en el Anti-Dühring proceda de Marx. De Marx se conservan más de 1.000 folios con cálculos y reflexiones matemáticas que el Instituto soviético no ha editado hasta ahora (probablemente con muy buen acuerdo).

 

2. “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” (1964), Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 47-48.

 

Nota SLA:

En el coloquio de la conferencia “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” de 1978, se le preguntó a Sacristán sobre las influencias filosóficas de Engels y sobre sus posiciones metacientíficas. En su respuesta, señaló que si había que utilizar el mismo esquema de su exposición, “habría que situar a Engels directamente bajo la influencia hegeliana, en la forma que tiene el pensamiento de Hegel en la Lógica. Es decir, Engels, por así decirlo, es como un hegeliano que nunca hubiera leído la Fenomenología sino sólo la Lógica o la Enciclopedia. Es decir, con una concepción mucho más formal y mucho menos histórica del método, de la aspiración sistemática, de la aspiración de conocimiento”. Además, añadía Sacristán, con un optimismo gnoseológico, con un optimismo sobre el conocimiento humano que quizá Marx no haya tenido nunca. “Pero, a pesar de todo, la diferencia es de matiz”.

De hecho, observaba, la insistencia en presentar a Engels como persona de trabajo intelectual mucho menos fino, mucho menos cuidadoso que el de Marx, le seguía pareciendo al cabo de los años exagerada, a pesar de que reconocía que es un punto sobre el que él mismo tendría que autocriticarse por lo mantenido en una publicación de 1964 (es decir, en su prólogo al Anti-Dühring). Por lo demás, Marx en cuestiones de la filosofía de la naturaleza siempre se había dejado guiar por Engels y en cuestiones de pensamiento no han discrepado mucho. Es verdad, observaba, que contra de lo que había sostenido en 1964, “los manuscritos matemáticos de Marx, publicados en 1968, son más finos que lo que Engels dice sobre matemáticas en el primer capítulo del Anti-Dühring y en la Dialéctica de la Naturaleza, pero sólo más finos, no que sean un logro superior”. Consiguientemente, concluía, “yo sigo sin ser partidario de una división a rajatabla entre pensamiento filosófico-científico de Engels y de Marx”.

Sobre algunos tópicos en torno a la relación Marx-Engels, se expresaba así Sacristán en las clases de metodología del curso de 1980-1981:

a) En el campo de las ciencias naturales, Marx pareció estar básicamente interesado en los ámbitos de la agroquímica y de la geografía; el resto de las disciplinas apenas si fueron estudiadas por él. Engels, en cambio, fue un excelente conocedor de muchas otras materias.

b) La distinción entre diamat e histamat, normalmente atribuida a Engels, responde al parecer a un asunto estrictamente administrativo: la distinción en el plan de estudios del ministerio de Educación soviético de los años 1920-30. De hecho, la misma idea de una teoría aplicable a la sociedad y otra a la naturaleza es sumamente discutible y no había estado presente en los inicios del desarrollo del marxismo. Una teoría social, como es el marxismo, no tiene por qué tener una prolongación en el campo de las ciencias de la naturaleza. Las consecuencias de tal actitud pueden ser nefastas: lysenkismo.

c) Por tanto, no debería inferirse que Sacristán despreciara las reflexiones filosóficas de Engels en su totalidad. Así, la tesis engelsiana de que las ciencias iban a tener vocación dialéctica le parecía que podía dar origen a reflexiones de interés como, por ejemplo, que la filosofía pura quedaría reducida a cuestiones de método, quedando en muchos aspectos absorbida por las mismas ciencias que se dialectizarían, en el sentido de aspirar a conocimientos totalizadores.

En cuanto a los manuscritos matemáticos de Marx y las consideraciones del propio Engels, en nota de traductor para la edición castellana del AD (nota 5, p. 325), Sacristán se reafirrmaba en esa opinión: “Los manuscritos matemáticos de Marx -que no han sido, que sepamos, editados hasta ahora- son más de 1.000 páginas principalmente dedicadas a una tarea -la interpretación filosófica del cálculo infinitesimal- que, a juzgar por como se presenta en la obra de Engels, debía estar tratada del mismo modo estéril para el real desarrollo moderno de la matemática.” [cursiva SLA]. Sin embargo, en su conferencia de 1978 sobre “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” (Sobre Marx y marxismo, op. cit, p. 354), señalaba:

“También son de la última época de la vida de Marx los manuscritos matemáticos ahora accesibles (aunque no con todos los extractos de lectura) en dos ediciones de bolsillo europeas occidentales. Aparte de que tienen poca importancia en la obra de Marx, reproducen en lo esencial el pensamiento antianalítico de tradición goethiana y hegeliana, así como las inútiles metáforas a propósito de la noción de diferencial ya conocidas por el Anti-Dühring de Engels. Debo decir que no todos los lectores de esos manuscritos opinan lo mismo, y dos muy caracterizados, la señora Janovskaia, editora de los manuscritos, y Lucio Lombardo Radice, presentador de la edición italiana, aprecian mucho en ellos méritos que, desde luego, tienen. Los principales desde mi punto de vista son la crítica de la noción de infinitésimo y la construcción de una noción de variable muy próxima de criterios operacionalistas. Con este reconocimiento debo rectificar algo mi artículo de 1964 “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” en el cual, basándome en los elementos de juicio de que disponía entonces, arriesgué la conjetura de que los manuscritos matemáticos de Marx no debían de ser interesantes. Pero el rechazo por Marx de la noción de límite, el camino algebraico tradicional que emprende y algunos otros puntos de detalle (como su forzada comprensión de Leibniz) no me permiten por el momento cambiar por completo mi vieja opinión, aunque sí que me considero obligado a estudiar de nuevo el asunto. Será, sin embargo, otra vez, no esta noche, en la que ya andamos cargados de tarea” [cursiva SLA].

En el coloquio de la citada conferencia, Sacristán hizo una observación sobre el trabajo de Marx en el ámbito de las matemáticas a raíz de una pregunta de Mosterín sobre el conocimiento de Marx de la ciencia no social de su época. Sacristán señaló que Marx, a mediados de los años cincuenta, en la misma época en vuelve a cultivar a Hegel, llega a la convicción de que tiene que estudiar matemáticas. Marx había tenido de joven aficiones algebraicas y, según parece, repasa en aquellos años cincuenta su álgebra elemental y se da cuenta que para seguir en este campo lo que necesita es el cálculo infinitesimal. Lee manuales de la época, “los lee con concepción crítica y hegeliana, es decir, le molesta mucho lo que él considera la metafísica -que no andaba desencaminado-, la metafísica de la idea de infinitésimo claro, la atribuye con cierta injusticia no sólo a Newton sino a Leibniz (a pesar de que Leibniz era una lectura favorita suya), pero él cree que Leibniz ha sostenido la existencia actual del infinitésimo -cosa falsa, pero que él tampoco podía saber; no estaban editadas las cartas en (las) que Leibniz afirma positivamente que él no lo considera más que un expediente de cálculo-, y entonces lee algunos clásicos del cálculo infinitesimal (Taylor)”.

Marx se orienta bien en su estudio en el sentido de rechazar esa metafísica del infinitésimo pero, en cambio, sostiene Sacristán, en ocasiones, se mete en aporías sin salida “con esto voy a lo que decía antes del paréntesis autocrítico, en este sentido es mejor que lo que yo había supuesto antes de que se publicaran estos textos. Yo había supuesto que iba a repetir la idea de Engels de variable sin más. En cambio, no, y hace un cierto desarrollo en un sentido ligeramente operativista. Vamos no piensa la variable como negación de la negación, al modo de Engels [en el Anti-Dühring], pero, en cambio, en el momento decisivo, cuando tendría que entonces trabajar por la idea de límite, da un salto atrás. La idea de límite también le parece mala metafísica y se mete por lo que me parece un callejón sin salida -los matemáticos, si hay alguno presente, o economistas más matemáticos, podrán decirlo-, a saber: intenta un tratamiento algorítmico pero algebraico de la cuestión, que supongo yo que es un callejón sin salida”.

Así, pues, Sacristán no vio totalmente justificada la euforia con que se recibieron en 1968, por parte de los editores soviéticos y por el mismo Lucio Lombardo Radice, los manuscritos matemáticos de Marx. En su opinión, esos manuscritos “muestran la preocupación científica de Marx, la seriedad de su estudio. Era un hombre que para cualquiera cosa era capaz de ir a los clásicos, primero miraba su manual, pero luego se iba a los clásicos. Pero no creo que saliera de la problemática, del callejón sin salida que Hegel ha impuesto a todos sus discípulos matemáticos, por lo menos en filosofía de la matemática, obligándoles, en el mejor de los casos, a una existencia esquizoide: una explicación filosófica absurda y luego la práctica matemática por otro lado”.

Igualmente, sobre este tema de los “Manuscritos matemáticos” marxianos, en carta fechada el 20 de octubre de 1982, probablemente dirigida al Ministerio de Educación y Ciencia, Sacristán apuntaba:

“Apartado A. Descripción de la labor realizada en el período.

Como se indicaba en la última memoria, es conveniente matizar la optimista opinión de Francesco Matarrese, en su introducción a la edición italiana de los manuscritos matemáticos de Marx, sobre la fundamentación del cálculo infinitesimal. Parece confirmarse la función instrumental de sus trabajos matemáticos de vejez, en particular la mencionada formulación analítica de la teoría de la reproducción, recogida en el Libro II del Capital, que, como se señaló, queda frustrado por su desconocimiento del cálculo matricial.

Nuestra mencionada intención de analizar la filosofía de la ciencia en Marx, parece apuntar la hipótesis de que en su obra se pueden, en principio, localizar diversas nociones de ciencia, entre las que la tradicional idea de corte positivo no es la central, al coexistir con otras de raíz clásica y hegeliana.

Puntos estos sobre los que estamos rastreando en la obra de Marx y que juegan un papel de notable Importancia en sus escritos sobre metodología y sociología de la ciencia”.

A mano, Sacristán había escrito en la parte superior de este papel: “Memoria: del contrato de ayudas para el fomento de la investigación (Bufanda)”.

Acaso la siguiente nota es otra versión del escrito anterior que lleva por encabezamiento: “Los estudios matemáticos de Karl Marx y las concepciones económico-sociales de sus últimos años”.

“Como se indicaba al final de la memoria provisional de 23 de junio de 1981, era conveniente examinar el juicio positivo de algunos autores, como F. Matarrese, respecto de la tendencia algebrista de Marx a propósito de la fundamentación del cálculo infinitesimal. En particular, se ha tratado posteriormente la cuestión de si la crítica de la idea de límite por Marx tiene alguna afinidad con el punto de vista del análisis no-standard. La conclusión de este examen es negativa.

A la presente altura de la investigación, la hipótesis más verosímil es que los trabajos matemáticos de la vejez de Marx obedecen a una motivación teórico-económica, a saber, el deseo de encontrar una formulación matemática adecuada a la teoría de la reproducción expuesta en los manuscritos que Engels publicó como libro II de El Capital. Ese intento se debe considerar fallido: Marx no se ha acercado suficientemente al tipo de cálculo matricial que habría respondido a sus necesidades,

Los trabajos matemáticos de la vejez de Marx son, evidentemente, de mucho menor interés no ya que sus trabajos económicos, sino también que sus reflexiones de filosofía y sociología de la ciencia. Comprobado ese extremo, es nuestra intención abordar ahora el estudio del pensamiento del autor en la filosofía y la sociología de la ciencia”.

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3. La familia, la propiedad privada y el Estado.

 

En Reserva, fondo Sacristán, de la Universidad de Barcelona, puede verse un cuaderno con estas observaciones de Sacristán sobre El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Sacristán cita por la edición alemana de MEW 21, pp. 25 ss. Aquí se da la traducción castellana.

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1. En el prólogo a la primera edición (p. 28) Engels (E) pone trabajo y familia en el mismo plano de condicionantes de las instituciones sociales.

2. Pero luego vincula la familia -”los vínculos de linaje”-, o su predominio, con la sociedad sin clases, y añade que en la sociedad de clases el orden de la propiedad domina el orden de la familia.

3. La reproducción del esquema histórico de Morgan muestra que E. ve ya el motor en los medios e instrumentos (naturales sobre todo) de producción (p. 32). Uno de los párrafos finales del capítulo I lo expresa inequívocamente:

“El cuadro del desarrollo de la humanidad a través del salvajismo y de la barbarie hasta los comienzos de la civilización, cuadro que acabo de bosquejar siguiendo a Morgan, es bastante rico ya en rasgos nuevos, y, sobre todo, indiscutibles, por cuanto están tomados directamente de la producción” (p. 35) [cursiva MSL].

 

4. FE: “…de suerte que también aquí el matrimonio por grupos se va extinguiendo, quedando reducida la cuestión a saber quién, bajo la influencia europea, desaparecerá antes de la escena: el matrimonio por grupos o los negros australianos que lo practican” (p. 51).

No se suele recordar que Engels no es siempre un progre. Este chiste supone una buena vinculación de genocidio y etnocidio.

5. “La división del trabajo entre los sexos depende de otras causas que nada tienen que ver con la posición de la mujer en la sociedad” (p. 54)

Importante la mera afirmación. ¿Habrá que llamar “técnica” a esa división? Buen ejemplo para reírse de tontos.

 

6. p. 68 [“En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx y por mí, encuentro esta frase. “La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de los hijos”. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases (1, 2) que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo (2) entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases (1), con la del sexo femenino por el masculino. La monogamia fue un gran progreso histórico, pero al mismo tiempo inaugura, juntamente con la esclavitud y con las riquezas privadas, aquella época (3a) que dura hasta nuestros días y en la cual cada progreso es al mismo tiempo un regreso relativo (3) y el bienestar y el desarrollo de unos verifícanse a expensas del dolor y de la presión de otros (3b). La monogamia es la forma celular de la sociedad civilizada (4), en la cual podemos estudiar ya la naturaleza de las contradicciones y de los antagonismos que alcanzan su pleno desarrollo en esta sociedad (3c)”]

(1) Es importante para el concepto de clase, que se aplica a las mujeres y hombres de la familia monogámica, sin duda porque las respectivas situaciones en relación con los medios de producción son diferentes. Claro que lo mismo se puede decir de varones libres y niños, esclavos. Luego para Engels las clases son conjuntos con intersección no necesariamente vacía.

(2) La afirmación de contraposición (de hecho) por antagonismo (estructural) no se basa, en la exposición de Engels, más que en mera descripción.

La referencia a la contradictoriedad del progreso tiene la interesante afirmación categórica de que progreso es siempre también retroceso (3), aunque mitigada por una posible limitación histórica (3a) con explicación clasista en sentido amplio (3b), que deja abierta la posibilidad de concebir progreso no contradictorio. La época se caracteriza (3c) con un léxico que recuerda a Fourier (4).

La misma actitud general en este otro trozo, tan expresivo, cuyo contexto es la prostitución (p. 69):

“Así, pues, la herencia que el matrimonio por grupos legó a la civilización es doble, y todo lo que la civilización produce es también doble, ambiguo, equívoco, contradictorio…”.

Lo que pasa es que la contradictoriedad no debe excluir decisiones unívocas.

 

7. E. cita a Fourier en la pág. 73:

“Así como en gramática dos negaciones equivalen a una afirmación, de igual manera en la moral conyugal dos prostituciones equivalen a una virtud”.

 

8. El desarrollo del nacimiento del amor sexual personal como logro, y de que sólo se da del todo en el proletariado, por faltar en éste el fundamento de la monogamia (ojo léxico) (pp. 73-74). El final es una frase que condensa el punto de vista material y el metodológico:

“En resumen: el matrimonio proletario es monógamo en el sentido etimológico de la palabra, pero de ningún modo lo es en su sentido histórico” (p. 74).

 

9. Es muy resuelta su presentación de la mujer como representante del proletariado y el macho como burgués en la familia individual moderna (p. 75).

10. La formulación más fiel del punto de vista de E. es quizás ésta: está hablando del momento de la equiparación jurídica total de hombre y mujer, y concluye:

“Entonces se verá que la manumisión de la mujer exige, como condición primera, la reincorporación de todo el sexo femenino a la industria social, lo que a su vez requiere que se suprima la familia individual como unidad económica de la sociedad” (p. 76).

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4. Dialéctica de la Naturaleza.

 

[…] Tanto Marx cuanto Engels conservan hasta el final del trabajo una sensación de hastío, fruto del malestar que les provoca la interrupción de otros estudios más sustantivos. Así por ejemplo, Marx escribe a Wilhelm Liebknecht el 7/10/1877 (MEW 34, 209):

Engels está ocupado en el trabajo sobre Dühring. Es un gran sacrificio por su parte, porque para atender a eso tiene que interrumpir un trabajo incomparablemente más importante.

 

El “trabajo incomparablemente más importante” estaba destinado a no consumarse. Es el estudio filosófico-natural cuyos resultados componen el manuscrito Dialéctica de la naturaleza (OME 36). El trabajo había empezado a tomar cuerpo en 1872 o 1873 con la reflexión crítica, antes aludida, sobre el libro de Büchner La posición del hombre en la naturaleza, cuya segunda edición apareció en Leipzig en 1872. Una carta de Engels a Marx del 30/5/1873 es el principal documento de la constitución del pensamiento filosófico-natural del Engels maduro. En esa carta se encuentra la idea que inspira toda su cosmología en el Anti-Dühring y en la Dialéctica de la naturaleza: “Objeto de la ciencia de la naturaleza: la materia que se mueve, los cuerpos. Los cuerpos no se pueden separar del movimiento. Por eso la ciencia de la naturaleza conoce los cuerpos considerándolos en su relación entre ellos, en el movimiento” (MEW 33, 80.) La redacción del manuscrito empezó un año antes de que Engels la interrumpiera para componer el Anti-Dühring. En 1878 Engels reanudó el trabajo en él, y lo interrumpió definitivamente a la muerte de Marx en 1883. En apéndice a la presente edición del Anti-Dühring hay algunos textos que se han conservado en los legajos del manuscrito Dialéctica de la naturaleza: el fragmento sobre la esclavitud, que corresponde a la sección Il del Anti-Dühring y los extractos de Fourier, indudablemente utilizados para la redacción de este libro.

La interrupción de sus estudios de filosofía de la naturaleza por la decisión de polemizar con Dühring irritó visiblemente a Engels, que se expresa al respecto del modo siguiente en la primavera del 78, con el texto prácticamente terminado:

Con el señor Dühring estoy ya, afortunadamente, al cabo de la calle, prescindiendo de la revisión de los últimos artículos; y no deseo más de su distinguido trato en este mundo. ¡Vaya un ignorante hinchado! (Carta de Engels a Wilhelm Bracke, 30/4/1878; MEW 34,329).”

1. Nota editorial de OME 35 (1977), p. xvii.

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5. Anti-Dühring

 

A.1. Génesis.

1. Esta edición castellana de La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring (Herrn Eugen Dührings’s Umwälzung der Wissenschaft) reproduce la traducción publicada por la editorial Grijalbo en 1964 (3ª edición, 1968). Difiere de ésta en que da en apéndice mayor número de borradores y otras notas de Engels, a saber, todos los textos accesibles, sin juzgar acerca de su interés, puesto que la publicación ocurre en el marco de una edición lo más completa posible. La primera sección del apéndice presenta materiales o borradores escritos por Engels en la preparación del Anti-Dühring. La segunda trae acotaciones marginales de Engels a pasos del Curso de economía nacional y social de Dühring. La tercera un texto bastante completo de tema militar. La cuarta retoques al texto del Anti-Dühring practicados por Engels para la redacción de La evolución del socialismo de la utopía a la ciencia.

El texto alemán traducido es el de la tercera edición, Stuttgart, 1894, que es una edición ampliada respecto de la primera, y la última preparada por Engels y aparecida antes de su muerte. La impresión de esa edición definitiva que se ha utilizado para la traducción es la del volumen 20 de KARL MARX, FRIEDRICH ENGELS, Werke (MEW), Berlín (Este), Dietz Verlag, 1962.

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La edición del Anti-Dühring considerada definitiva en OME es fruto de una evolución que vale la pena reseñar brevemente en atención a lo mucho que se ha difundido y que ha influido el libro. Tanto por su presencia editorial cuanto por su uso, completa o fragmentariamente, en cursos y círculos de estudios, el Anti-Dühring es uno de los libros más conocidos en el movimiento obrero de los países industriales, por lo menos de los europeos.

El motivo o la ocasión del Anti-Dühring fue una polémica de Engels (y de Marx) con Karl Eugen Dühring. Engels deseaba desde hacía tiempo tratamiento sistemático del pensamiento socialista en el marco general de la ciencia de la sociedad y de la naturaleza, pero no pudo empezar a hacerlo sino tardíamente. Cuando le fue posible retirarse de su trabajo empresarial en las hilaturas Eren & Engels quedó absorbido por las tareas de la Internacional y por el torbellino político subsiguiente a la guerra franco-prusiana (Comuna de París). El primer paso de la fase de trabajos científicos centrada en el “Anti-Dühring” fue un estudio del fragmento conservado (MEW 20,472-476; OME 36). La actitud de Engels respecto de Büchner tiene bastantes parecidos con la que luego asume frente a Dühring. “Se les podría dejar en paz”, dice Engels refiriéndose a los que para él son “materialistas vulgares” (Vogt, Moleschott, Büchner mismo), “confiándoles su oficio -nada deshonroso, aunque estrecho- de enseñar al filisteo alemán ateísmo, etc., pero 1º, los dicterios contra la filosofía (citar), y, 2º, la pretensión de aplicar las teorías de la naturaleza a la sociedad y reformar el socialismo. Por eso nos obligan a tomar acta de ellos.” (MEW 20, 472.). También manifestaciones más despectivas hay en el fragmento sobre Büchner, que probablemente está escrito en 1872. Hay, por ejemplo, una remisión a la frase de Hegel sobre “los zapatos” en Enciclopedia I, que, aunque es un dicho construido de otro modo, coincide en su uso con el castellano “zapatero a tus zapatos”. Todo eso recuerda mucho lo que poco después será el tono predominante en el discurso de Engels sobre Dühring.

[…] Engels escribe en el prólogo al “Anti-Dühring” y repite en varios lugares que no ha emprendido ese trabajo por gusto ni espontáneamente. Por su gusto no se habría ocupado de Dühring después de haber discutido en el periódico Der Volksstaat la campaña proteccionista de los pequeños terratenientes prusianos productores de aguardiente (“Aguardiente prusiano en la Dieta del Imperio”, Der Volksstaat, serie de tres artículos aparecidos los días 25/2/1876, 27/2/1876 y 1/3/1876). En uno de los artículos aludía Engels burlescamente a Dühring considerándole partícipe del proteccionismo de von Kardorff y llamándole “el más reciente adepto y, al mismo tiempo, regenerador del socialismo” (MEW 19, 37-46.) En el “Anti-Düring” hay también una alusión irónica a este tema.

La idea de redactar un trabajo polémico amplio sobre Düring le es sugerida a Engels, primero, por Wilhelm Liebknecht, en cartas, de 1/2/1875, 21/4/1875 y 16/5/1876. En esta última escribe Liebknecht: “Te adjunto un manuscrito de Most que te mostrará que la epidemia Düring ha contagiado incluso a gente por lo común razonable (… )”.

La lectura del texto de Most, muy influido por Dühring, preocupó a Engeis, que escribió poco después a Marx (24/5/1876):

No hay duda de que esta gente se imagina que Dühring, con sus vulgares y biliosos ataques contra ti, resulta intocable para nosotros, porque si ponemos en ridículo sus estupideces teóricas parecerá que nos tomamos venganza de aquellos ataques personales (…) este asunto me ha puesto furioso, y es cosa de preguntarse síno habrá llegado el momento de considerar en serio nuestra posición vis-à-vis de ese señor (MEW 34, 12-13.)

 

Las muy citadas frases de Marx definiendo su posición respecto de Dühring son respuesta a esa carta de Engels:

Mi opinión es que “posición vis-à-vis de ese señor” sólo se puede tomar criticando a Dühring sin contemplaciones. Es evidente que ha ido revolviendo entre los tarugos y los ambiciosillos literarios que simpatizan con él para evitar esa crítica (… ). Por lo que hace in specie al señor Most, es natural que tenga a Dühring por cumplido pensador, porque Dühring proclama que Most ha conseguido por fin convertir El Capital en algo razonable. Dühring adula sistemáticamente a esos tarugos, los cuales no tienen motivo para quejarse de lo mismo de nuestra parte ((Carta de Marx a Engels, 25/1/1876; MEW 34, 14-16.)

 

Parece claro que en ese mes de mayo de 1876 deciden Engels y Marx emprender la crítica de Dühring, pues, tres días después de la última carta citada de Marx, Engels le escribe unas líneas que revelan tanto lo poco que aprecia a Dühring como el estilo polémico de la época:

Anyhow, I have him on the hip now. Tengo ya mi plan, j’ai mon plan. Primero me meto en el lío con toda objetividad y aspecto serio, y el tratamiento se endurece a medida que se amontonan pruebas de los absurdos por un lado y las perogrulladas por otro; y al final caerá chuzos de punta (Carta de Engels a Marx, 28/5/1876; MEW 34, 17-19.)

 

De todos modos, antes de lanzarse a la polémica, Engels ofrece de vez en cuando estimaciones menos despectivas del objeto de su trabajo. En esa misma carta recién citada escribe a propósito de las urgencias de Liebknecht, director del periódico en el que han de aparecer los artículos de Engels contra Dühring:

Lo de Wilhelm (Liebknecht) no es sólo falta de originales (…) Es su ansia de rellenar los huecos de nuestra teoría, de tener una respuesta para toda pregunta filistea y una imagen de la sociedad futura, porque el cursi filisteo le pregunta también por ella (…) Pero con todo eso me coloca en una situación en la que tengo que reconocer que Dühring es, a pesar de todo, un hombre culto al lado de los teóricos chapuceros del Volksstaat, y que sus opera son, a pesar de todo, mejores que las de esos caballeros subjetiva y objetivamente oscuros.

 

Durante las vacaciones del verano de 1876, que pasó en la playa de Ramsgate, Engels completó sus lecturas de Dühring. En la correspondencia queda algún testimonio:

(… ) aquí me consuelo con la filosofía de Dühring: nunca jamás se había escrito una plasta tan inconsistente. Trivialidades enfáticas y nada más, y entre ellas memez completa, pero todo dispuesto con cierta habilidad para un público al que el autor conoce muy bien, un público que quiere aprender rápidamente a hablar de todo a fuerza de sopa boba y poco esfuerzo (Carta de Engels a Marx, 25/7/1876; MEW 34, 20)

Con el atontamiento de balneario espesándose cada vez más, la lectura adecuada era, naturalmente, la natural filosofía de la realídad del señor Dühring. Nunca había visto yo cosa tan natural. Se trata siempre de cosas naturales, con la particularidad de que es natural todo lo que al señor Dühring le parece natural, razón por la cual parte siempre de “proposiciones axiomáticas” pues lo que es natural no necesita prueba (Carta de Engels a Marx, 25/8/1876; MEW 34, 26-27.)

 

Marx empezó a enviar a Engels textos de su capítulo el 5 de marzo de 1877:

Dear Fred,

Adjunto dühringiana. Me era imposible leer al chico sin darle inmediata y concienzudamente en la cresta.

Ahora que con esto he entrado en la lectura (y la parte que empieza con Ricardo, y que aún no he leído, debe de contener muchas perlas deliciosas), cosa para la cual hace falta paciencia, pero también una estaca en la mano, seré capaz de saborearlo tranquilamente en el futuro. Una vez que se hace uno con el muchacho y se tiene el tic de su método, resulta un escribidor divertido (Carta de Marx a Engels, 5/3/1877; MEW 34, 36.)

 

El acuse de recibo de Engels es del día siguiente:

Querido Moro,

Muchas gracias por el largo trabajo a propósito de la “Historia Crítica” [de Dühring]. Es más de lo que necesito para barrer completamente al mozo también en este campo. Realmente Lawrow tiene cierta razón en que hasta ahora trato demasiado bien al fulano. Cuando vuelvo a mirar el”Curso de ec.[onomía nacional]”, ahora que conozco al mozo y su estilo y ya no necesito temer que detrás de la cháchara haya algo más sutil, porque la hinchada trivialidad resplandece por doquier, también a mí me parece que haría falta más desprecio (Carta de Engels a Marx, 6/3/1877; MEW 34, 37).

 

Con “hasta ahora” Engels se refiere a las entregas ya publicadas en el Vorwärts. El texto, en efecto, empezó a publicarse en forma de artículos a partir del 3/1/1877, mientras Engels terminaba la redacción de la parte o sección primera.

Marx todavía continúa sus entregas. El 7/3/1877 escribe una serie de observaciones sobre cuestiones particulares de la obra de Hume y las obras de los fisiócratas. Y todavía el 8/8/1877 entrega a Engels el “tableau économique” de Quesnay con glosas (por cierto que aconseja a Engels que no publique el esquema, sino que lo explique con palabras) y le lleva libros para la documentación de la sección tercera del “Anti-Dühring”.

[…] Lo que en la edición definitiva del “Anti-Dühring” es la primera sección apareció en forma de artículos en el Vorwärts, bajo el rótulo “La subversión de la filosofía por el señor Eugen Dühring”, desde el número del 3/1/1877 (nº 1 del año) hasta el número del 13/5/1877 (nº 56). Fueron 20 entregas. Esta parte incluía los capítulos I y II que en el libro componen la Introducción.

La sección segunda apareció en el mismo periódico en nueve entregas, desde el número del 27/7/1877 (nº 87) hasta el del 30/12/1877 (nº’ 152). El capítulo X de esta segunda sección es de Marx, como queda dicho. La sección llevó el título de “La subversión de la economía política por el señor Eugen Dühring”.

La sección tercera apareció en cinco entregas en el Vorwärts, desde el número del 5/5/1878 (nº 52 del año) hasta el del 7/7/1878 (nº 79). Título general de la serie: “La subversión del socialismo por el señor Eugen Dühring”.

Engels no quedó nada satisfecho del trato editorial que sus artículos recibían en el Vorwärts. En un borrador de carta a Liebknecht de fecha 1/4/1877 escribía:

Si hasta el martes 17 por la noche no recibo respuesta tuya, o no la recibo satisfactoria, dejaré de tenerte consideraciones y me preocuparé yo mismo de que mis restantes artículos no sean maltratados como hasta ahora. (MEW 34, 265.)

 

El mismo día escribía Marx a Wilhelm Bracke:

Engels está muy descontento del modo como el Vorwärts imprime su trabajo contra Dühring (MEW 34, 263.)

 

Su descontento con la impresión del texto en el Vorwärts movió a Engels a preparar otra publicación. Primero publicó el texto en dos separata, uno con la sección primera sola y otro con las secciones segunda y tercera. Éstas son las referencias […]:

En esa última fecha apareció el conjunto del texto en forma de libro. La segunda edición se publicó en 1886 en Suiza, porque la legislación de Bismarck contra los socialistas impidió sacarla en Alemania. Y la tercera apareció en Stuttgart, abrogada ya aquella legislación, en 1894. Es la traducida en esta edición castellana.

Engels volvió a trabajar (1880) tres capítulos del “Anti-Dühring” para componer La evolución del socialismo de la utopía a la ciencia. Son el capítulo I de la Introducción y los capítulos II y III de la sección tercera. La cuarta sección del apéndice de este volumen trae los retoques que hizo Engels con ese fin.

*

 

A. 2. Por qué fue escrito el “Anti-Dühring

El 3 de enero de 1877, Vorwärts (Adelante), el órgano del partido socialdemócrata alemán, empezó a publicar una serie de artículos de Engels bajo el título general “La subversión de la filosofía por el señor Dühring”. La serie terminó con el artículo de 13 de mayo del mismo año. Pero ya el 27 de julio aparecía el primer artículo de una nueva serie titulada “La subversión de la economía por el señor Dühring”. Una parte de esta serie -el capítulo X de la segunda sección del libro- es obra de Marx. El último de estos artículos apareció en el Vorwärts el 30 de diciembre de 1877. Por último, una tercera serie comenzó a publicarse el 5 de mayo de 1878 para concluirse el 7 de julio del mismo año. Título general de esta última serie era “La subversión del socialismo por el señor Dühring”. En la edición como libro (tres ediciones en vida de Engels; 1878, 1886, 1894), las tres series de artículos aparecen como tres secciones. El título del libro – La subversión de la ciencia por el señor Dühring -, igual que los de las series de artículos, parodian el de un libro de Dühring sobre el economista Carey.

Eugen Dühring era un Privatdozent de la Universidad de Berlín, que en 1868 había publicado una reseña del primer volumen de El Capital de Marx. Dühring hizo poco después una profesión de socialismo y empezó a ejercer cierta influencia en el partido socialdemócrata alemán. La influencia de Dühring pareció muy negativa a Liebknecht, a Marx y a Engels. El primero, desde Alemania, urgió de Engels una toma de posición respecto de Dühring. Engels consultó con Marx, y éste contestó que la toma de posición no podía tener lugar sino “criticando sin ningún miramiento a Dühring” (carta a Engels del 25-V-1876). En la misma carta, por otra parte, Marx recuerda que los escritos de Dühring carecen en sí mismos de importancia, hasta el punto de que una crítica de ellos sería “un trabajo demasiado subalterno”. Marx ve el peligro, poco importante, de Dühring en la satisfacción que suscita entre los “artesanos”, como dice Marx -es decir, entre los triviales escritores socialistas sin preparación científica-, la lisonjera acogida que les dispensa Dühring y que ellos tienen por fuerza que comparar con la severidad con que Marx ha tratado siempre a los semicultos sin espíritu científico.

Efectivamente era Dühring muy poca cosa. Ni hoy ni en tiempos de la segunda edición del libro de Engels queda ya nada de la obra del retórico pedagogo berlinés que parece haber tenido el destino de darse siempre de cabezadas con grandes figuras científicas, como Marx y el físico Helmholtz. Por la nulidad científica de Dühring se asombró al principio el mismo Engels del éxito de su libro contra aquél. Pero pronto comprendió la causa del éxito del Anti-Dühring: este libro era la primera exposición de conjunto de la concepción comunista del mundo iniciada por Marx. No se debe, sin duda, perder de vista que una exposición temáticamente tan amplia como el Anti-Dühring no puede ser, dado que apenas rebasa las 300 páginas en octavo, sino un manual de divulgación. Pero a pesar de eso -o quizá precisamente por eso- su importancia fue grande para todo el movimiento obrero.

El Anti-Dühring ha sido, pues, escrito con una inmediata motivación política y polémica contra un oscuro confusionario hoy olvidado. Pero en el curso de su trabajo Engels se ha visto llevado a polemizar también con la corriente ideológica, quizá siempre presente en el socialismo, que Dühring representó brevemente en su tiempo. Desde el punto de vista de la historia del socialismo, Dühring representa, en efecto, pese a su petulante desprecio de los socialistas utópicos, una vuelta a la fundamentación utópica e idealista del movimiento obrero. Pues toda la teoría socialista se basa, según Dühring, en categorías morales abstractas, como la Justicia, la Igualdad, la recusación de la “propiedad violenta”, etc. Mientras polemiza con Dühring, Engels va exponiendo, por necesidad de la argumentación, los fundamentos de lo que suele llamarse “socialismo científico”, esto es, de un socialismo que ve su fundamento en la realidad histórica, en la vida real humana, y no en la mera voluntad moralmente cualificada.

No se trata, naturalmente, de que el marxismo carezca de motivaciones morales. Marx ha dicho, criticando a Feuerbach, que la palabra “comunista” no tiene contenido meramente teórico, porque significa militante de un determinado partido, en lo que va implícito un reconocimiento de componentes morales en cualquiera que tenga derecho a llamarse comunista en el sentido de Marx, pues el militar en un partido es resultado de una decisión, cosa de la moral. Pero el marxismo se caracteriza en ese punto por la afirmación de que el contenido de los postulados morales debe buscarse en la realidad. Un ejemplo muy claro de la dialéctica de moral y realidad en el pensamiento marxista se encuentra precisamente en el Anti-Dühring, en el capítulo X de la primera sección, cuando Engels define el contenido del concepto moral de igualdad para el movimiento obrero y para el socialismo científico. Igualdad no es para el marxismo un postulado abstracto independiente de la realidad, sino la postulación de algo con positiva viabilidad histórica y con un contenido determinado por ella, a saber, la supresión de las clases sociales: “[…] el real contenido de la exigencia proletaria de igualdad es la exigencia de la supresión de las clases. Toda exigencia de igualdad que vaya más allá de eso cae necesariamente en el absurdo”. Las ideas morales son, como toda la cultura (sobreestructura), función de la base económico-social, de la vida real de los hombres. Están, aunque muy complicada y mediatamente, determinadas por esa base y así son o bien racionalizaciones de la misma, o bien pesimistas justificaciones de ella, o bien protesta contra ella. En este último caso -que es el del movimiento obrero-, las ideas morales sólo tienen verdaderamente sentido si contienen una crítica racionalmente justificada de la realidad con que se enfrentan, si su contenido significa futura realidad previsible, y si se insertan en el marco de una concepción del mundo que, sobre una base científica, sea capaz de explicar primero y organizar después la realización de aquellos contenidos.

La tarea de Engels en el Anti-Dühring, por debajo de la crítica de Dühring mismo, consiste en aclarar ese punto: cómo el fundamento del socialismo moderno no es la voluntad moralista, sino el conocimiento de la realidad. “Para hacer del socialismo una ciencia”, se lee en el capítulo I de la Introducción, “habría que empezar por ponerlo sobre un suelo real”. Esto obliga a Engels a intentar -con los riesgos de inmadurez que conlleva el compendiar algo naciente- una exposición de la concepción del mundo llamada a fundar el socialismo científico. Con esta motivación está también escrito el Anti-Dühring, aunque acaso Engels no se haya dado plena cuenta de ello en el primer momento, absorbido por el “trabajo subalterno” de terminar con la influencia de Dühring en el partido socialdemócrata alemán.

5. A. 1. Nota editorial OME-35, pp. IX-X y xiii-xix. 5. A. 2. “La tarea de Engels en el Anti-Dühring”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 24-28.

 

Nota SLA:

De los monjes de Montserrat, esta carta de agradecimiento a Sacristán por el envío del Anti-Dühring y de La investigación científica del bibliotecario de la abadía, P. Robert Vilaró, fechada el 11 de marzo de 1971:

“Sr. Dr. Manuel Sacristán

Barcelona

Distinguido señor:

Tengo el gusto de poder agradecer la amable atención que ha tenido para con nuestra biblioteca al obsequiarnos con las versiones de dos importantes obras: M. Bunge, La investigación científica y F. Engels, Anti-Dühring, y que me entregó mi antecesor en el cargo P. Taxonera.

Aprovecho esta ocasión para ofrecerle, en la medida de lo posible y de su utilidad, los servicios de nuestra biblioteca, junto con el testimonio de mi admiración y respeto…”

*

 

B. Karl E. Dühring (1833-1921).

 

Karl Eugen Dühring nació en Berlín el 12 de enero de 1833. Estudió leyes y empezó una carrera de abogado que decidió truncar cuando les sobrevino la más grave de las varias desgracias de su vida: la ceguera. Pese a la agresividad a menudo cruel de las polémicas literarias y filosóficas de la época, las circunstancias de la vida de Dühring impresionaron a sus mismos contrincantes. Engels se manifiesta alguna vez sobre eso:

Está a punto de aparecer en el Vorwärts [Adelante] una crítica mía de Dühring. Han tenido que violentarme horrorosamente para que cargara con este trabajo desagradable: desagradable porque el pobre hombre es ciego, de modo que las armas no son iguales; pero, sin embargo, su colosal arrogancia me impide tenerlo en cuenta (Carta de Engels a Johann Philipp Becker, 20/11/1876; MEW 34, 228).

 

También después de aparecidos los tres primeros artículos de la serie en el Vorwärts usa Engels la misma argumentación para acallar el mismo desasosiego

Y si se quejan de mi tono, espero que no te olvides de recordarles el tono del señor Dühring, a propósito de Marx y de sus demás predecesores, y, en particular, que yo argumento, y detalladamente, mientras que Dühring se limita a falsear e insultar a sus predecesores (Carta de Engels a Wilhelm Liebknecht, 9/1/1877; MEW 34, 239. Wilhelm Liebknecht, padre de Karl, era director del Vorwärts)

 

Y cuando el que ejerce represalias contra imprudencias de Dühring es otro, Engels se muestra todavía más piadoso, aunque no menos despectivo, como en este paso referente a uno de los físicos más importantes de la época:

¡Qué mezquino tiene que ser Helmholtz cuando no sólo se enfada por lo que dice un Dühring, sino que incluso se enfada hasta el punto de colocar a la facultad berlinesa ante la alternativa: o se expulsa a Dühring o me voy yo! ¡Cómo si la entera obra de Dühring, con toda su colérica envidia, tuviera en la ciencia ni el peso de un pedo! Lo que pasa es que Helmholtz, que es un distinguidísimo experimentador, no es en absoluto mejor filósofo que Dühring. Y, además, el catedrático alemán es la cúspide de la civilización pequeño-burguesa y micro-urbana, principalmente en Berlín. ¿En qué otro lugar del mundo buscaría, p. e., un hombre de la fama científica de Virchow satisfacer su ambición suprema con el cargo de concejal? (Carta de Engels a Wilhelm Bracke, 25/6/1877, MEW 34, 279)

 

El ataque de Helmholtz y de otros catedráticos berlineses a Dühring (que desde 1863 era Privatdozent, esto es, profesor sin cátedra, en la Universidad de Berlín) replicaba a las críticas de Dühring al funcionamiento de la Universidad y de la enseñanza en general. Dühring había tenido ya un período de actividad docente con éxito, hasta el punto de que en 1866, cuando Bismarck deseó un informe sobre la cuestión obrera, encargó a su consejero Hermann Wagener que se lo pidiera a Dühring. También este incidente -que Engels reprocha a Dühring en su crítica- desembocó, por lo demás, en sinsabores para el docente berlinés: Wagener publicó como suyo en 1867 el informe que le entregó Dühring; éste se querelló (y al final ganó la causa en 1868).

En 1873 los catedráticos berlineses impusieron la expulsión de Dühring de la Universidad; Dühring encontró empleo en un liceo femenino privado, pero sólo hasta 1877. En esta fecha el viejo litigio con la Universidad de Berlín, enconado por una nueva publicación crítica de Dühring sobre la educación de las mujeres, quedó definitivamente zanjado por la autoridad académica con la privación de la venia docendi, es decir, del derecho a enseñar.

Después de esta fecha Dühring, a pesar de su longevidad, no publicó ya nada de consideración. Murió en Nowawes, cerca de Berlín, el 21 de setiembre de 1921. He aquí una relación de sus principales escritos […]

En cuanto a las ideas de Dühring he aquí los rótulos bajo los cuales se las menciona en la historia del pensamiento social: Dühring cultivaba en filosofía lo que él mismo llamaba “personalismo” y estimaba la filiación feuerbachiana; en economía se le considera afín a dos economistas de los que Karl Marx llamaba “vulgares”: Friedrich List (1789-1866) y Henry Charles Carey (1793-1879). En política económica se esforzaba por desarrollar un sistema de autarquía que tenía precedentes aún vivos entonces en Alemania, incluso en cuanto a su inspiración filosófico-patriótica (Fichte). En su teoría política-social profesaba el “societarismo”, término con el que designaba un sistema de comunidades enlazadas por relaciones de mercado e inspiradas por una moral socialista; y también sostuvo el antisemitismo.

La influencia de Dühring en la socialdemocracia fue breve, pero considerable. No sólo figuras pasajeras, como Enss o Most, sino también, por algunos años, los dirigentes de más peso, como Bernstein y Bebel, apreciaron en mayor o menor medida sus escritos. Todavía en la primavera de 1874 publicó Bebel (aunque anónimamente) dos artículos sobre Dühring en el Volksstaat [Estado popular].

A la buena recepción inicial de Dühring siguieron luego el olvido de sus trabajos y hasta el ridículo para su nombre, esto último a casa del peso de sus contrincantes o víctimas de sus ataques, o ambas cosas a la vez; pues unos y otros son, con frecuencia desafortunada para Dühring, celebridades aplastantes: Darwin, Engels, Helmholtz, Marx,…

Hacia la mitad del siglo XX, se produce una modesta recuperación de respeto por el recuerdo de Dühring, no más allá, sin embargo, de una ligera recomposición de su imagen… Por último, por los años 40, Schumpeter, aunque recuerda la mala calidad técnica de los trabajos de Dühring, pone en su haber la crítica de la concepción mecanicista de la relación entre las relaciones de producción y la totalidad de la estructura social. (Historia del análisis económico, trad. castellana, 1971).

 

6. B. Nota editorial de OME 35, pp. X-XIII.

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C. La dialéctica en el Anti-Dühring

“La lógica formal es además un método que permite descubrir nuevos resultados, permite llegar de lo conocido a lo desconocido; así con mayor razón para la dialéctica que, rompiendo los límites estrechos de la lógica formal, lleva en sí los gérmenes de una concepción del mundo amplia y sintética. La situación es la misma en las matemáticas… No obstante, casi todas las pruebas de las matemáticas superiores son falsas desde el punto de vista de las matemáticas elementales. Y no puede ser de otro modo si se trata de probar los resultados obtenidos por vía dialéctica por medio de la lógica formal (Paul Sandor, Historia de la dialéctica, pp. 127-128).

MSL [Para oscurantismo de la ortodoxia engelsiana]: Esta píldora del AD es una buena muestra condensada del oscurantismo de la concepción.

 

El prólogo que Sacristán escribió para su traducción de La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring de Engels (Grijalbo, México, 1964, pp. vii-xxviii), fue reimpreso en Sobre Marx y marxismo. Panfletos y materiales I, op. cit, pp. 24-51. Javier Muguerza (“Manuel Sacristán en el recuerdo”, mientras tanto, nº 30-31, p. 103) ha caracterizado este escrito como “el texto filosófico más significativo de Sacristán -el que más me impactó cuando lo leí y prolongó más duraderamente dicho impacto”; Gregorio Morán (Miseria y grandeza del Partido Comunista de España 1939-1985, Planeta, Barcelona 1986, p. 480) ha señalado: “Otro tanto ocurrió con su soberbio prólogo al Anti-Dühring de Engels; fue un texto capital en la formación marxista de una generación”, y Félix Ovejero (“La incómoda ortodoxia de Manuel Sacristán”, Nuestra Bandera, nº 131, p. 4) ha destacado que: “apenas veinte páginas tenía la introducción de Manuel Sacristán a la edición castellana del Anti-Dühring, de Engels; veinte páginas que enseñaron a varias generaciones de marxistas mucho más acerca de lo que significaba ser marxista que la marabunta editorial de unos años más tarde”. También Fernando Claudín escribió un detallado comentario para Cuadernos del Ruedo Ibérico (octubre-noviembre 1965, pp. 49-57): “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” y nuestra tarea hoy”*. Una lectura más actual, aunque mucho menos matizada, en: Malime: “Sobre la interpretación de Manuel Sacristán del Anti-Dühring”, www.eurosur.org/rebelion/izquierda/malime031201 (2/2001).

Como se señalo, para la reedición del texto de Engels en OME, Sacristán escribió la “Nota editorial sobre OME 35”, pp. IX-XIX, y en una de las carpetas depositadas en Reserva de la UB puede consultarse unas anotaciones de lectura que llevan por título: “Anti-Dühring, agosto 1976, en la preparación de la edición OME”. Estos dos escritos, y el citado prólogo, constituirían el conjunto de “papeles” de Sacristán sobre este clásico del marxismo que, recuérdese, pretendía ser un texto de divulgación de teoría política y filosófica para trabajadores socialistas (Sacristán lo llama, en efecto, “modesto manual divulgador” e ironiza sobre su consideración como una “enciclopedia del marxismo”). Como en otras ocasiones, Sacristán fechó su escrito el 1º de Mayo (de 1964).

*

[…] No faltan en el Anti-Dühring pasos que precisan, con mayor o menor detalle, el ámbito de relevancia de la dialéctica, el nivel al cual tiene sentido pasar del desmenuzamiento abstracto, analítico y reductivo de la realidad por la ciencia positiva al lenguaje sintético, recomponedor, propio de la concepción dialéctica y materialista del mundo. Engels explica, por ejemplo, que con el lenguaje general de la dialéctica no se puede penetrar analíticamente en ningún “proceso determinado de desarrollo” (cap. XIII de la primera sección), y también que la dialéctica no es ”un instrumento de mera prueba”, como el razonamiento en la teoría científica positiva, sino que debe entenderse como inspiradora de la investigación. Varios de sus ejemplos apuntan claramente a la comprensión de estructuras concretas, no a la formulación de leyes positivas generales. En este punto es muy iluminador su uso de los términos hegelianos “contradicción” (Widerspruch) y “contraposición” (Gegensatz). Engels no los usa como sinónimos -a diferencia de lo que suele ocurrir en muchas exposiciones didácticas del marxismo. En general, Engels habla de “contradicción” cuando lo considerado es alguna estructura real, por ejemplo, la estructura constituida por la red de relaciones que es el modo capitalista de producción. Una estructura real, la estructura de alguna formación existente, no es, en efecto, como una estructura matemática o formal, algo libre de incoherencias por construcción. Pues la estructura de una formación real es estructura de algo histórico, con elementos de diverso origen, y cuya coherencia no está garantizada. Contraposición es, en cambio, una relación entre elementos de una estructura real. De aquí que lo empíricamente observable, como choque e interacción, sean contraposiciones: las contraposiciones explicitan contradicciones estructurales. Esa explicitación puede requerir su tiempo de desarrollo histórico: “la gran industria ha explicitado las contradicciones que dormitaban en el seno del modo capitalista de producción, hasta hacer de ellas contraposiciones tan chirriantes que el próximo colapso de este modo de producción está por así decirlo, al alcance de la mano” (cap. I de la tercera sección). Pero exija o no tiempo su explicitación, siempre se trata de lo mismo: contraposiciones encarnan contradicciones; elementos reales de una situación concreta se contraponen porque ocupan lugares contradictorios en una estructura real. Por ejemplo, “la contradicción entre producción social y apropiación capitalista sale a la luz como contraposición entre proletariado y burguesía” (cap. II de la tercera sección).

Sin embargo, aún más frecuentes son en el Anti-Dühring los ejemplos de una aplicación impropia de la dialéctica fuera de su ámbito de relevancia. Engels escribe en la introducción que “toda teoría [tiene]… que enlazar por de pronto con el material intelectual que encuentra, por mucho que sus raíces estén en otro lugar”. Engels y Marx han tenido que enlazar con el repertorio de conceptos de Hegel, por más que las raíces de su nueva teoría estén en muy otro lugar, a saber, en la realidad económico-social y en el movimiento obrero. Y ese obligado enlace con Hegel, a causa de la profunda ambigüedad de este gran pensador, redunda frecuentemente en una injustificada invasión del terreno de la ciencia positiva, en una estéril aplicación, puramente verbal, de la dialéctica al nivel del análisis abstracto y reductivo. El conocido y desgraciado ejemplo del grano de cebada -que en su siembra, germinación y crecimiento debería entenderse según la fórmula sacramental hegeliana de “negación de la negación”- es característico en este sentido. Precisamente el conocimiento científico empieza a contar en la vida humana cuando se libera de tan aproximadas e imprecisas descripciones, meras paráfrasis verbales de la experiencia en bruto (como el “acto” y la “potencia” aristotélico-escolástica), para penetrar analítico-reductivamente en el grano de cebada que germina.

Esta inadecuada aplicación de la dialéctica a niveles y para tareas propios del análisis reductivo de la ciencia tiene a veces consecuencias contradictorias con los principios básicos del marxismo. El ejemplo más concluyente de este extremo es tal vez la interpretación del cálculo infinitesimal por Engels. Como es sabido, el cálculo infinitesimal ha nacido intuitivamente, como mera operación práctica de cómputo, a través de una larga evolución que empieza con los “métodos de exhaustión” de los antiguos y tiene un jalón importante en el siglo XVII, con Leibniz y Newton. En ese estadio leibniziano-newtoniano, el cálculo infinitesimal está aún sin teoría, es decir, no existe claridad acerca de su fundamentación o justificación lógica. Funciona con nociones absurdas, como la de “infinitésimo” (“cantidad infinitamente pequeña”), vagas e imprecisas como la newtoniana “fluxión”. Engels, por influencia de Hegel, se complace en tomar ese irresuelto estado de la ciencia como una “prueba” de la realidad de la contradicción en la matemática. Hoy día las viejas antinomias del cálculo infinitesimal están superadas en la matemática y aquellas “contradicciones” resultan ser mera consecuencia de la mezcla indebida de dos niveles de pensamiento: el del cálculo mismo, que es un artefacto intelectual, y el de su aplicación a la realidad natural, señaladamente al cómputo de superficies. Integrar no es “sumar infinitésimos” para hallar un total, sino pasar de una ecuación a otra ecuación mediante operaciones hoy lógicamente aclaradas. Después puede aplicarse esa técnica de paso de una ecuación a otra para calcular superficies, por ejemplo, o distancias, etc. Y las variables del cálculo son simples signos que reservan, en una fórmula, un lugar para valores de una determinada clase y no, como las ve Engels hegelianamente, “contradictorias” cantidades que pueden hacerse “infinitamente pequeñas” y luego “agrandarse”, lo cual es una noción no dialécticamente contradictoria, sino llanamente absurda. Lo que puede variar es el objeto real medido por las cantidades que pueden ocupar en las fórmulas el lugar de una variable, pero no las cantidades mismas que expresan el resultado de cada medición. Estas no cambian, sino que, simplemente, son otras en cada caso. Cuando una persona engorda de 50 a 60 kilos, lo que cambia no es el número 50, sino la persona. El número 50, construcción conceptual de la ciencia, es siempre el mismo.

En todas sus observaciones sobre el cálculo infinitesimal (capítulo XIII de la primera sección), y en general sobre la matemática, Engels deja de ver algo que es esencial desde el punto de vista marxista: la importancia de la práctica en todo aspecto de la vida humana, también, por tanto, en la estructura y la función internas del hacer científico. Por eso concibe estáticamente las construcciones de la ciencia, como calcos de la naturaleza, en vez de como respuestas del hombre a los problemas que la naturaleza plantea . Un cálculo o algoritmo e incluso, en gran parte, una teoría científica positiva, son construcciones, como pueden serlo las máquinas; son fruto de una práctica determinada, la práctica de la ciencia, del conocimiento positivo. Esta práctica se integra dialécticamente con todas las demás en la totalidad concreta de la vida humana en una determinada sociedad. El tratamiento dialéctico de esa práctica consiste en verla como elemento de dicha totalidad concreta, y no en sustituir su propio funcionamiento interno. Del mismo modo que sería absurdo buscar en cada pieza de una máquina un reflejo directo, no mediado, de la realidad, así también es impropio buscar en cada pieza del conocimiento la plena dialecticidad de la vida humana y de la naturaleza. Esto es lo que hace frecuentemente Engels -siempre que intenta penetrar dialécticamente en las operaciones analíticas de la ciencia- y el lector marxista no debe esconderse este hecho porque él significa un olvido del principio de la práctica, que es el principio del trabajo, al nivel del trabajo intelectual. Y ese olvido basta para admitir que esos desarrollos de Engels son marxismo aún no realizado, aún no del todo consciente de sí mismo.

La consecuencia más grave de la relativa ausencia del principio de la práctica en el Anti-Dühring -y de la resultante y hegeliana confusión de los niveles analítico (científico-positivo) y sintético (dialéctico)- es la solución idealista que Engels formula para el problema de la escisión entre concepción del mundo, o filosofar, y ciencia: “Aprendiendo a apropiarse los resultados del trimilenario desarrollo de la filosofía, [la investigación empírica de la naturaleza] conseguirá liberarse, por un lado, de toda independiente filosofía de la naturaleza, situada fuera y por encima de ella, y por otro lado, de su propio limitado método de pensamiento, recibido del empirismo inglés” (prólogo a la 2ª ed.). Es un principio básico del marxismo que ninguna escisión de la cultura -como la que existe entre el análisis reductivo científico y la síntesis filosófica- se supera por vía ideal -aprendiendo, por ejemplo, a apropiarse una tradición trimilenaria-, sino mediante la superación material, revolucionaria, de aquel aspecto de la división natural del trabajo que funde la escisión de que se trate. Por el procedimiento idealista de anticiparse con las ideas a la real superación de las escisiones de la vida humana, no puede conseguirse más que soluciones utópicas y, en cierto sentido formal, “reaccionarias”, regresivas. Ejemplos de ambas cosas pueden ser los resultados de Engels en estos puntos críticos del Anti-Dühring: al afirmar que las dificultades lógicas del cálculo infinitesimal leibniziano-newtoniano eran esenciales y no se resolverían nunca en la teoría matemática, Engels ha asumido una actitud epistemológicamente regresiva, y superada luego por el esfuerzo de los matemáticos; y con su versión de la fusión de análisis científico y síntesis dialéctica, Engels ha reproducido la utopía de Goethe, Hegel o Leopold von Henning sobre la integración de “experimento” y “facultad de juzgar”, “ciencia” y “poesía” .

Por último, cuando la inadecuación del tratamiento dialéctico directo de los abstractos temas analíticos de la ciencia le pone ante la evidencia de que no consigue decir absolutamente nada con valor cognoscitivo nuevo respecto del análisis positivo, Engels se refugia en una definición de la dialéctica que es poco relevante y muy vacía, porque deja de recoger lo esencial del pensamiento dialéctico: la recuperación de las concreciones reales que el análisis reductivo de la ciencia renuncia, por sus mismos presupuestos, a recoger (Esta recuperación de las totalidades reales es, por lo demás, el asunto serio que hay debajo de la paradoja hegeliana del “universal concreto”). Esa definición perpetuada por los manuales, alude sólo a uno de los campos de relevancia de la dialéctica -el universo- y aun sin sugerir que la consideración dialéctica del mismo es la que lo toma como totalidad que hay que entender sólo por principios inmanentes, como totalidad que es, ciertamente, el más vacío de todos los concretos dialécticos. La definición se encuentra en el cap. XIII de la primera sección, y dice así: “La dialéctica no es más que la ciencia de las leyes generales del movimiento y de la evolución de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento”. En la sorprendente expresión “no es más que” parece reflejarse cierta perplejidad de Engels (si se tiene en cuenta su contexto en aquel capítulo), pues Engels ha tenido por fuerza que saber, aunque no lo haya realizado con claridad, que la dialéctica marxista es mucho más que eso, a saber, con las palabras de Lenin ya recordadas, “análisis concreto de la situación concreta”, intento de compresión de las realidades concretas con que trata el hombre, las cuales no son las ecuaciones diferenciales de la mecánica clásica, ni la ecuación de Dirac, sino otros hombres, otros todos concretos y estructurados compuestos por hombres, estados concretos de la naturaleza, la resistencia y el apoyo concretos de ésta -la vida.

 

6. C. “La tarea de Engels en el Anti-Dühring”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp.

*

D. Anotaciones de lectura.

De varios cuadernos y fichas anotadas depositadas en Reserva de la UB (“Marxismo”, “Dialéctica”, “Anti-Dühring, agosto 1976, en la preparación de la edición OME”) estas anotaciones de Sacristán sobre pasos del A-D. Algunas de ellas, no todas, fueron seguramente material de trabajo para su prólogo de 1964; otras fueron elaboradas poco antes de la publicación del A-D en OME.

Sacristán cita por la edición alemana de las MEW. Aquí se hace por su traducción de 1964, reeditada en OME 35 (Critica, Barcelona, 1977).

 

  1. [Modestia]. Prólogo primera edición.

FE: “(*) No es culpa mía el haber seguido al señor Dühring por terrenos en los cuales no puedo moverme sino, a lo sumo, con las pretensiones del aficionado. (**) En la mayoría de estos casos me he limitado a oponer hechos indiscutidos a las afirmaciones falsas o deformadas por mi contrincante. (***) Tal ha sido la situación en la jurisprudencia y en muchos puntos de la ciencia de la naturaleza. En otros se trata de nociones generales de la ciencia natural teorética, es decir, de un terreno en el cual también el especialista de la investigación de la naturaleza tiene que rebasar su especialidad y penetrar en terrenos vecinos, terrenos en los cuales, según la confesión del señor Virchow, él mismo es tan “semiignorante” como los demás. Espero que se me conceda la misma indulgencia que en esos casos se conceden recíprocamente los especialistas por las imprecisiones y torpezas de expresión” (p. 5).

MSL: (*) Aprovechar, y mostrar que no saca la consecuencia, pues:

(**) En los hechos se puede equivocar un diletante.

(***) Pero en cada especialidad hay especialistas, y el “medio ignorante” no comete sólo “imprecisiones y torpezas de expresión”.

 

  1. Hegelianismo en bruto.

“En toda esta recapitulación mía de la matemáticas y las ciencias de la naturaleza se trataba, naturalmente, de convencerme también en el detalle -pues en líneas generales no tenía duda al respecto- de que en la naturaleza rigen las mismas leyes dialécticas del movimiento en el confuso seno de las innumerables modificaciones, que dominan también en la historia la aparente casualidad de los acontecimientos; las mismas leyes que, constituyendo también en la evolución del pensamiento humano el continuo hilo conductor, llegan progresivamente a la consciencia del hombre; las leyes desarrolladas por vez primera por Hegel de un modo amplio y general, aunque en forma mistificada; extraerlas de esa forma mística y llevarlas a consciencia claramente, en toda su sencillez y generalidad, era uno de nuestros objetivos” (*) (p. 9).

(*) Hegel al revés no es Hegel al revés (…) Pensamiento dialéctico no puede positivo si es idealista. No basta con ponerle pies en tierra. Hay que pensarlo de otro modo.

“Pues en líneas generales no tenia duda al respecto”.

Esa no es la actitud científica.

“(…) las mismas leyes que, constituyendo también en la evolución del pensamiento humano el continuo hilo conductor, llegan progresivamente a la consciencia del hombre”.

Esta es la afirmación básica de la concepción del mundo.

  1. Filosofía de la Naturaleza.

“Es mucho más fácil abalanzarse contra la vieja filosofía de la naturaleza, según el ejemplo del superficial vulgo à la Karl Vogt, que justipreciar su importancia histórica. La filosofía de la naturaleza contiene mucho absurdo y mucha fantasía, pero no más que las teorías afilosóficas contemporáneas de ella presentadas por los investigadores empíricos de la naturaleza; pero también contenía muchas cosas con sentido y entendimiento, como empieza a verse desde la difusión de la teoría de la evolución. Así ha reconocido Haeckel con todo derecho los méritos de Oken y Trevirarnus. Con su protolino y sus protovesículas, Oken ha establecido como postulado de la biología lo que más tarde se ha descubierto realmente como protoplasma y como célula” (p. 9, nota 1).

Aceptado que la Filosofía de la Naturaleza inspiró. Pero:

a) su significado histórico es reaccionario. Es no reconocer al nuevo pensamiento.

b) La función inspiradora de la especulación es compleja: no es verdad que la partícula biológica originaria sea la célula.

 

  1. Ignorancia esencial, incomprensión.

Admite con Hegel que en la 3ª ley de Kepler está explícita la ley de gravitación de Newton! (Prólogo 2ª edición, nota 1, p. 10).

 

5. Claridad.

“Mas quizá el progreso de la ciencia teórica de la naturaleza haga mi trabajo totalmente o en gran parte superfluo. Pues la revolución impuesta a la ciencia teórica de la naturaleza por la mera necesidad de ordenar los descubrimientos puramente empíricos que se acumulan masivamente es tal que tiene que llevar a consciencia hasta de los empíricos más recalcitrantes el carácter dialéctico de los procesos naturales” (p. 11).

a) La verdadera revolución (Maxwell, Lobatchevski, Riemann) no la sospecha siquiera.

b) Es verdad, pero esa dialéctica se ofrece en nuevos conceptos, y no en el refrito especulativo de las “leyes” de Hegel. Lo que no puede seguir sustituyendo a la visión de conjunto dialéctico es la cultura.

 

6. Ciencia y filosofía: prólogo a la segunda edición (final).

“Apropiándose, precisamente, los resultados de tres mil años de desarrollo de la filosofía, conseguirá, por una parte, liberarse de toda filosofía de la naturaleza que pretenda situarse fuera y por encima de ella, y, por otra parte, rebasar su propio limitado método de pensamiento, tomado del empirismo inglés” (p. 12).

Esencia de la teoría de la ciencia de Engels. Versión “utópica” de las tesis sobre Feuerbach. De verdad se aplica a la cultura, no a la investigación. Y sin valorar tanto la tradición filosófica, que fue mala ciencia. Lo que no puede seguir sustituyendo a la concepción de la dialéctica es la cultura.

Esto es casi idealista: la escisión no se supera idealmente.

El punto de vista de Engels en la historia de la ciencia es cultural: se interesa por la consecución de ideas y perspectivas de alcance filosófico-cultural. Por ejemplo, Kant y la nebulosa son para él la conquista de la idea de origen y muerte del sistema solar (Prefacio II).

El método discutido no desaparecerá nunca en la teoría.

Lo filosófico es un nivel, no una teoría.

 

7. Teoría y hecho económico.

“El socialismo moderno es ante todo, por su contenido, el producto de la percepción de las contraposiciones de clase entre poseedores y desposeídos, asalariados y burgueses, por una parte, y de la anarquía reinante en la producción, por otra. Pero, por su forma teorética, se presenta inicialmente como una ulterior continuación, en apariencia más consecuente, de los principios sentados por los grandes ilustrados franceses del sigo XVIII. Como toda nueva teoría, el socialismo moderno tuvo que enlazar con el material mental que halló ya presente, por más que sus raíces estuvieran en los hechos económicas” (p. 17).

 

En la primera redacción el texto decía:

“Como toda nueva teoría, el socialismo moderno tuvo que enlazar con el material mental que halló ya presente, por más que sus raíces estuvieran en los hechos materiales económicos”.

 

La segunda versión, aunque a primera vista reduce la importancia de la sobreestructura (por el “angeblich”), enriquece en cambio su comprensión

a) añade la comprensión de la anarquía.

b) en vez de limitarse a citar a Morelly generaliza que toda teoría tiene que enlazar con el acervo intelectual existente.

El problema que queda abierto es: ¿por qué tiene que hacer eso?

También es deficiente el siguiente punto: los hechos en los que están las raíces de la nueva teoría vienen de los hechos en los que estaban las raíces de la vieja, y los contienen en parte. Así se enlazan por abajo y por arriba las dos teorías, cuando no se simplifica demasiado, como hace él.

 

8. Socialismo como ciencia.

“Para hacer del socialismo una ciencia había que empezar a situarlo en un suelo real” (p. 20).

A diferencia del racionalismo abstracto de los utópicos. Pero a observar que para esto no hace falta cosmología.

 

9. Métodos metafísico y dialéctico I.

“Cuando sometemos a la consideración del pensamiento la naturaleza o la historia humana, o nuestra propia actividad espiritual, se nos ofrece por de pronto la estampa de un infinito entrelazamiento de conexiones e interacciones, en el cual nada permanece siendo lo que era, ni como era ni donde era, sino que todo se mueve, se transforma, deviene y perece. Esta concepción del mundo, primaria e ingenua, por correcta en cuanto a la cosa, es la de la antigua filosofía griega, y ha sido claramente formulada por vez primera por Heráclito: todo es y no es, pues todo fluye, se encuentra en constante modificación, sumido en constante devenir y perecer” (p. 20).

Pero los heraclíteos llegaría mejor el conocimiento, porque a ese nivel no pueden aplicarse los conceptos metafísicos. El galimatías hegeliano consiste en moverse en ese nivel con palabras del otro, destruyendo las reglas de uno de éstas, en vez de decir que los conceptos son otros, y de plantearse el problema de la relación entre los dos lenguajes (conocimientos).

“Pero esta concepción, por correctamente que capte el carácter general del cuadro de conjunto de los fenómenos, no basta para explicar las particularidades de que se compone aquel cuadro total, y mientras no podamos hacer esto no podemos tampoco estar en claro sobre el cuadro de conjunto” (Ibídem).

Aquí hay una contradicción, porque si todo cambia tampoco hay cosas definidas. Estas no pueden ser más que construcciones. Por lo demás, dejando esto aparte, el texto da clara visión del campos de relevancia que salva a Engels al nivel teorético o de principios.

 

10. “La descomposición de la naturaleza en sus partes particulares, el aislamiento de los diversos procesos y objetos naturales en determinadas clases especiales, la investigación del interior de los cuerpos orgánicos según sus muy diversas conformaciones anatómicas, fue la condición fundamental de los progresos gigantescos que nos han aportado los últimos cuatrocientos años al conocimiento de la naturaleza. Pero todo ello nos ha legado también la costumbre de concebir las cosas y los procesos naturales en su aislamiento, fuera de la gran conexión de conjunto. No en su movimiento, por tanto, sino en su reposo; no como entidades esencial mente cambiantes, sino como subsistentes firmes; no en su vida, sino en su muerte. Y al pasar ese modo de concepción de la ciencia natural a la filosofía, como ocurrió por obra de Bacon y Locke, creó en ella la específica limitación de pensamiento de los últimos siglos, el modo metafísico de pensar“ (p. 21)

No es del todo verdad que el análisis aísle las cosas y se quede ahí: también compone grandes unidades. Precisamente no es una clase. Queda, naturalmente, el “todo” sin tocar.

No es verdad que el análisis cosmológico moderno sea estático, lo que pasa es que no tiene una noción cualitativa del movimiento.

El final del texto supone una distinción muy tajante entre ciencia natural y filosofía, distinción que el propio Engels -por suerte- no respeta luego. Aquí hay una noción de filosofía como doctrina.

 

11. “Para el metafísico las cosas y sus imágenes mentales, los conceptos, son objetos de investigación dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otro y sin necesidad de contemplar el otro, firmes, fijos y rígidos” (p. 21).

Naturalmente, así son los conceptos.

 

12. pp. 21-22 [Desde “El metafísico piensa según rudas contraposiciones sin mediación: su lenguaje es “sí, sí”, y “no, no”, que todo lo que pasa de eso del mal espíritu procede. Para él, toda cosa existe o no existe: una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo diverso…” hasta “(…) y el modo metafísico de pensar, aunque también esté justificado y es hasta necesario en esos anchos territorios, de diversa extensión según la naturaleza de la cosa, tropieza sin embargo siempre, antes o después, con una barrera más allá de la cual se hace unilateral, limitado, abstracto, y se pierde en irresolubles contradicciones, porque atendiendo a las cosas pierde su conexión, atendiendo a su ser pierde su devenir y su perecer, atendiendo a su reposo se olvida de su movimiento: porque los árboles no dejan ver el bosque”).

Todo está bien -reconocimiento de la necesidad de la abstracción y de sus límites-, pero se olvida de que esos son los límites del conocimiento científico positivo, y no de un supuesto método metafísico. Hegel le ha estropeado el uso de este último término.

No es verdad que el análisis cosmológico moderno sea estático. Lo que pasa es que no tiene una noción cualitativa del movimiento.

El final del texto supone una distinción muy tajante entre ciencia natural y filosofía, distinción que el propio Engels -por suerte- no respeta luego. Aquí hay una noción de filosofía como doctrina.

Luego este no es el ámbito de relevancia de la dialéctica, porque aquí no hace aún falta para decir eso. La tarea de la dialéctica es reconstruir el todo individualizado. Mostrar que y en qué sentido es el mismo o es otro -es el mismo a lo largo de su vida e historia.

. Ibid, p. 22 (Desde “Para casos cotidianos sabemos, por ejemplo, y podemos decir con seguridad si un animal existe o no existe; pero si llevamos a cabo una investigación más detallada…” hasta “(…) y se disuelven en la concepción de la alteración universal, en la cual las causas y los efectos cambian constantemente de lugar, y lo que ahora o aquí es efecto, allí o entonces es causa, y viceversa”).

Y eso se lo permite decir ya la ciencia, el “método metafísico”. Luego este no es el ámbito de relevancia de la dialéctica, porque aquí no hace aún falta para decir no. La tarea de la dialéctica es reconstruir el todo individual. Mostrar que y en qué sentido es el mismo o es otro -es el mismo a lo largo de su vida e historia.

Un ejemplo de completo sofisma:

“… también descubrimos que causa y efecto son representaciones que no tienen validez como tales, sino en la aplicación a cada caso particular; y que se funden en cuanto contemplamos el caso particular en su conexión general con el todo del mundo, y se disuelven en la concepción de la alteración universal, en la cual las causas y los efectos cambian constantemente de lugar, y lo que ahora o aquí es efecto, allí o entonces es causa, y viceversa” (p. 22).

1. Causa y efecto parecen primero como conceptos, luego como fenómenos con objetos.

2. La correcta afirmación sería que dialécticamente, desde el punto de vista del todo, hay que abandonar esos conceptos. En cambio, el lenguaje hegeliano consiste en confundirlos. Lo correcto es relativizarlos.

 

13. Ciencia y filosofía.

“Esta nueva filosofía alemana tuvo su culminación en el sistema hegeliano, en que por vez primera -y éste es su gran mérito- se exponía conceptualmente todo el mundo natural, histórico y espiritual como un proceso, es decir, como algo en constante movimiento, modificación, transformación y evolución, al mismo tiempo que se hacía el intento de descubrir en ese movimiento y en esa evolución la conexión interna de todo” (p. 23).

a) Justa primera caracterización del pensamiento dialéctico como pensamiento procesual. “La naturaleza es dialéctica” quiere decir entonces “la naturaleza -como Todo- es un proceso, y las realidades naturales son procesos”.

b) En la primera versión decía muy concisa y eficazmente, anticipando el párrafo:

“La naturaleza es la piedra de toque de la dialéctica, y tenemos que reconocer que la ciencia moderna ha suministrado para esa prueba un material sumamente rico y en constante acumulación, mostrando así que, en última instancia, la naturaleza procede dialéctica y no metafísicamente” (p. 22, p. 377).

Si fue Marx el que pidió corrección, hizo un flaco servicio. La estimación de Hegel no debe pasar de ahí.

c) “No interesa aquí el hecho de que Hegel no resolviera esa tarea. Su mérito, que ha abierto una nueva época, consiste en haberla planteado. Pues la tarea es tal que ningún individuo podrá resolverla jamás” (p. 23).

c1) A nivel teorético Engels se salva.

c2) Luego la tarea es un postulado: el mejor postulado de inmanentismo.

 

14. “El sistema hegeliano es en sí un colosal aborto, pero también el último en su género. Aún padecía una insanable contradicción interna: por una parte, tenía como presupuesto esencial la concepción histórica según la cual la historia humana es un proceso evolutivo que, por su naturaleza, no puede encontrar su consumación intelectual en el descubrimiento de la llamada verdad absoluta; pero, por otra parte, el sistema hegeliano afirma ser el contenido esencial de dicha verdad absoluta. Un sistema que lo abarca todo, un sistema definitivamente concluso de conocimiento de la naturaleza y de la historia, está en contradicción con las leyes fundamentales del pensamiento dialéctico; lo cual no excluye en modo alguno, sino que, por el contrario, supone que el conocimiento sistemático de la totalidad del mundo externo puede dar pasos de gigante de generación en generación” (p. 24).

La correcta afirmación final -que es tan clara como el primer texto- no es tan obvia como puede parecer. Hegel ha hecho el sistema porque pensamiento dialéctico es pensamiento del todo. Si Engels no lo admite, es porque subraya el momento histórico. Pero entonces tiene que admitir que el objeto dialéctico no es propiamente conocimiento sino estructura del conocimiento suprapositivo.

 

15. ”(*) En los dos casos es este materialismo sencillamente dialéctico, y no necesita filosofía alguna que esté por encima de las demás ciencias. (**) Desde el momento en que se presenta a cada ciencia la exigencia de ponerse en claro acerca de su posición en la conexión total de las cosas y del conocimiento de las cosas, se hace precisamente superflua toda ciencia de la conexión total. (***) De toda la anterior filosofía no subsiste al final más que la doctrina del pensamiento y de sus leyes, la lógica formal y la dialéctica. Todo lo demás queda absorbido por la ciencia positiva de la naturaleza y de la historia” (p. 25)

(*) Posición general: no hay filosofía sistemática.

(**) Implica niveles y la utopía de Goethe. Sus peligros: a) charlatanería especulativa dada como ciencia, desconocimiento de los niveles.

(***) La dialéctica tiene que ser el tratamiento general de los modos de Zusammenhang. Se olvida arte y moral. O van en ciencias históricas.

A primera vista favorecería una concepción formalista de la dialéctica, del tipo de la de los lógicos de los sistemas paraconsistentes, desautorizando a los de la dialéctica material, pues este texto dice que la dialéctica material está en la ciencia positiva. Pero tampoco queda este texto bien interpretado por los lógicos de la contradictoriedad, puesto que Engels está sosteniendo aquí la lógica formal (evidentemente clásica) como cosa distinta de la dialéctica y no sustituible por ella. Ergo, tampoco la entendía como sistema formal. Es evidente que la entendía como heurística.

Criticar el idealismo del sujeto ”la ciencia”.

Sección primera. Filosofía.

16. “Pero lo que no es verdad es que en la matemática pura el entendimiento se ocupe exclusivamente de sus propias creaciones e imaginaciones. Los conceptos de número y figura no han sito tomados sino del mundo real” (p. 39).

Pero la correcta afirmación final no justifica la errónea primera. Del mundo real no pueden tomarse en sentido literal más que cosas. Los conceptos científicos abstraídos son también construidos. Engels ignora aquí un principio esencial de dialéctica marxista: la práctica. Por eso no ve construcción más que en

“… y se llega al final, efectivamente, a las propias y libres creaciones e imaginaciones del entendimiento, a saber, a las magnitudes imaginarias” (p. 39).

La ignorancia, que le hace calcar el sentido intuitivo de la palabra, es crasa. Por lo demás, las magnitudes imaginarias no son creación “libre”, sino forzada para operar con los “reales”.

Es ya idealismo platónico. Por faltar el principio de la práctica.

.“Como todas las demás ciencias, la matemática ha nacido de las necesidades de los hombres” (p. 39)

Naturalmente. Pero lo que las necesidades ponen en marcha es, muy naturalmente, la práctica intelectual del hombre, no una pasiva abstracción, respecto de la cual no tiene sentido hablar de ponerse en marcha. Y la práctica intelectual es creadora de artefactos.

Ni idea de geometrías no euclidianas.

 

17. Hipótesis Kant. Puede ser el texto clave para discutir la naturaleza de lo que hace Engels (pp. 59-61).

a) Engels es grosero al dar como progreso de la ciencia el invento filosófico de una perspectiva sobre el mundo, aunque se trata, ciertamente de perspectiva filosófica, inspiradora de ciencia.

b) Muestra luego una acertada concepción de la ciencia (en teoría) al considerar hipotética la tesis kantiana y hasta el copernicanismo.

c) Y cae en error de teoría de la ciencia al considerar que los primeros y modestos resultados del análisis espectroscópico han liquidado toda oposición a la hipótesis kantiana hoy abandonada.

Error parecido, más tarde, en el Feuerbach (1886 [Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana) al considerar probado el copernicanismo.

 

18. Capítulo VI, pp. 63-68. La reflexión dialéctica de Engels se refiere siempre a la totalidad del universo, muy eficazmente en la crítica (por ejemplo, al criticar la absolutización del reposo mecánico por Dühring), pero la empresa de la totalidad es según el propio Engels, imposible. Moraleja.

La vaciedad de que la vida consiste en ser al mismo tiempo uno mismo y no uno mismo (“La vida, el modo de existencia de un cuerpo albuminoideo, consiste, pues, ante todo en que en cada instante es él mismo y otro” p. 76) va a ser una base de mi tesis: esa afirmación se debe a tomar unos individuos de lenguaje distinto de aquel en el cual se mantendrían la identidad (partículas elementales). Y se toma ese otro sujeto porque lo interesante es el individuo vivo (un todo). Análogamente para el universo.

 

19. Aciertos curiosos. Considera unilateral la explicación darwinista del transformismo (cap. VII, pp. 71-74).

 

20. Definición (capítulo VIII). En general, saber real y buena visión operativa. Además: concreción (dialéctica) del saber.

 

21. Widerspruch I. Argumentación de su realidad contra Dühring.

A. Reproduce la tesis de Dühring sobre el carácter mental de la contradicción (p. 124).

B. Primer argumento en favor de la realidad de la contradicción:

“… el cálculo diferencial, a pesar de toda las protestas del sano entendimiento, pone en ciertas circunstancias la igualdad de lo recto y lo curvo, y consigue con ello éxitos que no consigue jamás el sano entendimiento aferrado a lo absurdo de la identidad de lo recto y lo curvo” (p. 124)

a) Olvida que las entidades matemáticas no son directamente la realidad.

b) Imagina torpe e ingenuamente al cálculo diferencial según su aplicación espacial, en la cual no hay identidad, sino aproximación. Su concepción del cálculo infinitesimal es de resto de la enseñanza media.

C. Segundo argumento en favor de la realidad de la contradicción:

(pp. 124-125. Desde “Mientras contemplamos las cosas como en reposo y sin vida, cada una para sí, junto a las otras y tras las otras, no tropezamos, ciertamente, con ninguna contradicción en ellas…” hasta “(…) La vida, por tanto, es también una contradicción presente en las cosas y los hechos mismos, una contradicción que se pone y resuelve constantemente; y en cuando cesa la contradicción, cesa también la vida y se produce la muerte”).

a) Inconsecuencias de detalle: 1) Como pasa al discurso metodológico. 2) La argumentación es incoherente: lo contradictorio sería, en todo caso, el individuo vivo, no “la vida”.

b) Fondo: De que en la descripción del movimiento (y lo mismo del cambio en general, señaladamente de los individuos vivientes) aparezcan contradicciones, no se sigue una contradictoriedad real: se sigue que el lenguaje en que describimos el cambio es un lenguaje fijista, “metafísico”, como prueba el léxico (términos subrayados). El mismo Engels plantea el asunto como un problema de modos de consideración. Según él mismo, no se trata de que unas cosas, o las cosas, sean unas veces fijas -y entonces sean describibles correctamente por el pensamiento fijista- y otras en movimiento. El movimiento es lo general (el propio Engels lo ha definido como el modo de existencia de la materia) y el pensamiento fijista no basta nunca en profundidad, sino sólo como abstracción conveniente. No hay sujeto real fijo (no hay partículas elementales fijas). Pero tampoco puede ir a profundidad una dialéctica ingenua que consiste, como en el caso de Hegel y Engels, en manejar de otro modo, contra las reglas del lenguaje metafísico, los mismos, insuficientes conceptos del lenguaje metafísico y en el mismo campo de relevancia que éste. Pues los ejemplos-argumentos de Engels pertenecen todos al campo de relevancia de la “metaphysichen Denkweise [modo de pensar metafísico]”, por lo que su interpretación de dichos ejemplos es falsa.

De aquí se desprenden los motivos fundamentales de una crítica de la dialéctica de Engels:

a) no tiene explícito su campo de relevancia, aunque apunte a que hay tales campos (“Denkweisen”).

b) no tiene conceptos (lenguaje) propios, sino los metafísicos con mala sintaxis (Esto es tal vez inevitable, pero hay que saberlo).

D. Tercer argumento en favor de la realidad de la contradicción: que no sólo (como ya indicó) la matemática superior sino ya la inferior tiene contradicciones:

[Desde “Es, por ejemplo, una contradicción que una raíz de A deba ser una potencia de A y, sin embargo,…” hasta “(…) Lo cual no impide que la gran mayoría de los matemáticos no reconozca la dialéctica más que en el terreno matemático, ni que muchos de ellos sigan operando con los métodos conseguidos por la vía dialéctica al viejo modo limitado y metafísico” (pp. 125-126)].

  1. Detalle:

1) (“y, sin embargo, A elevada a 1/2 = raíz cuadrada de A”) y

2) [“¿qué sería de la matemática, elemental o superior, si se les prohibiera operar con raíz de –1?”] son convenciones para mantener general un sistema formal, y no tiene sentido intuitivo sino para operar. Engels olvida el principio de la práctica (artefacto).

3) “El pensamiento dialéctico es al pensamiento metafísico lo que la matemática de las magnitudes variables a la matemática de las magnitudes invariables…” (p. 126)

La cosa es importante para nivel de relevancia: pues la matemática de las magnitudes variables no es la matemática sino la aplicación al todo. La variable no varía. Lleva asumido un cambio de valores. Y el campo de valores fija “momentos” de la variación de un ente real, que es el que varía.

  1. Fondo:

La dialéctica es un modo de composición sintético. Por tanto, su campo de relevancia tiene que ser el de alguna síntesis. El error de Hegel, Marx y Engels consiste en aplicarla a campos de relevancia analíticos, como son los de todos sus ejemplos. Esos ejemplos son, en efecto, de ciencias matemáticas y cosmológicas. El método relevante en éstos es el analítico (La síntesis representa una legítima aspiración, pero su precipitación da en pensamiento reaccionario -Goethe- o vacío -Hegel, Marx, Engels). Por eso la ciencia, en su progreso analítico, ha deshecho ya todas las “contradicciones” de Engels. De los dos sistemas relevantes -el universo y lo individual- solo el segundo es concreto y material. Lo sintético es lo que tiene estructura [¿]

 

22. Cantidad y cualidad. Argumentación contra Dühring.

A. El ejemplo (Capital, 2ª ed, p. 313) del mínimo a partir del cual una suma de valor es capital ( pp. 128-130).

Lo que ha hecho Hegel es rehacer el camino del análisis científico: la ciencia ha ido reduciendo los complejos cualitativos a cantidad. Hegel da marcha atrás. Para señalar unas veces, la estructura del complejo y, otras, su función. No se trata de que, materialmente, la cantidad pase a cualidad, sino que, para entender el complejo en su estructura y en su función, hace falta visión cualitativa. En que el complejo se compone de cantidad mera es la tesis materialista, cuya fundamentación da el análisis científico-positivo. Pero lo que ha hecho que la suma de valores se convierta en la cualidad capital no ha sido la mera acumulación, sino la aparición (s. XII-XVIII) de la posibilidad de una vida (estructura) capitalista. La acumulación fue un presupuesto. La presión de la economía y de la naciente clase burguesa fue otro.

B. El ejemplo del paso del agua a hielo y a vapor (capítulo XII).

Es lo mismo. La ciencia reduce las tres apariencias a la realidad básica: H, O.

Luego introduce -igual que para el concepto de capital la función- la estructura correspondiente para cada caso (que es aquí la cantidad). Esta estructura es en cada caso una red de relaciones (cuantificables) de energía entre las moléculas.

C. “Habríamos podido aducir en apoyo de esa ley cientos más de hechos tomados de la naturaleza y de la sociedad humana. Así, por ejemplo, toda la cuarta sección de El Capital de Marx -producción de la plusvalía relativa en el terreno de la cooperación, división del trabajo y manufactura, maquinaria y gran industria- trata de innumerables casos en los cuales la alteración cuantitativa modifica la cualidad de las cosas de que se trata, con lo que, por usar la expresión tan odiosa para el señor Dühring, la cantidad se muta en cualidad, y a la inversa. Así, por ejemplo, el hecho de que la cooperación de muchos, la fusión de muchas fuerzas en una fuerza total, engendra, para decirlo con las palabras de Marx, una “nueva potencia de fuerza” esencialmente diferente de la suma de esas fuerzas individuales” (p. 130).

a) Detalle: No es sólo la estructura la que resulta determinada (en cuanto a probabilidad) por la cantidad. A la inversa, la nueva estructura aparecida hace posible nueva cantidad.

b) En general: la dialéctica de la cantidad, la cualidad (estructura, función) es simplemente expresión del principio materialista de exclusión de entelequias y de creaciones ex novo para cada estructura. Esto es lo fundamental.

D. El ejemplo marxiano de las parafinas, desarrollado por Engels:

“Si, como es corriente en química, representamos un átomo de carbono por C, un átomo de hidrógeno por H, un átomo de oxígeno por O, y el número de átomos de carbono contenidos en cada combinación por n, podemos expresar del modo siguiente las fórmulas moleculares de algunas de esas series…” (p. 131).

Aquí se acerca mucho Engels a lo serio. “Cualidad” es en este caso estructura. Ácido no es un C, 2 H y 2 O, sino una estructura realizada en los elementos que indica la fórmula meramente cuantitativa. La presencia de algo más en determinadas circunstancias que presuponen una previa estructura (la de ácido acético, la de las relaciones de que son capaces los elementos C, H y O), es incompatible con esa estructura, no permite su formación, sino la de otra. No es que la cantidad se haya transformado en cualidad, sino que una estructura no puede nacer sino en ciertas circunstancias cuantitativas. Esto es lo único serio. Pero las circunstancias cuantitativas no son toda la estructura, como prueban los ejemplos que Engels, naturalmente, pasa por alto. La estructura compleja depende de las circunstancias cuantitativas y de las estructuras (de C, H y O).

 

23. “La matemática elemental, la matemática de las magnitudes constantes, se mueve en el marco de la lógica formal, por lo menos a granes rasgos; en cambio, la matemática de las magnitudes variables, cuya parte principal es el cálculo infinitesimal, no es esencialmente más que la aplicación de la dialéctica a cuestiones matemáticas. La mera prueba pasa aquí claramente a segundo lugar tras la múltiple aplicación del método a nuevos campos de investigación” (p. 138).

Con un conato de ver el campo de relevancia de la dialéctica no en el nivel analítico (a), Engels produce sin embargo la tendencia reaccionaria a contentarse con el estado de la ciencia en cada momento, con sus oscuridades.

“Pero casi todas las demostraciones de la matemática superior, a partir del primer cálculo diferencial, son, estrictamente hablando, falsas desde el punto de vista de la matemática elemental. Y ello no puede ser de otro al pretender, como aquí ocurre, demostrar por medio de la lógica formal los resultados obtenidos a nivel dialéctico” (p. 138).

Se complace en el oscuro estado de la ciencia en su época, y niega así, reaccionariamente, el sentido del progreso matemático-filosófico. Engels no considera resoluble la tensión fundamentación-aplicación.

 

24. Matemática IV (Negación de la negación).

“Lo mismo ocurre en las Matemáticas. Tomemos una magnitud algebraica cualquiera, a. Negándola tenemos –a (menos a). Negando esta negación, multiplicando -a por –a, tenemos + a2 …” (p. 140).

‘a’ no es una cosa, sino un artefacto. ‘-a’ no es la negación de ‘a’, sino otro tipo de entidad. Olvido de la práctica.

. pp. 140-141 (Desde “Aún más contundentemente destaca la negación de la negación en el análisis superior, en aquellas “sumaciones de magnitudes infinitamente pequeñas”…” hasta “(…) recupero en vez de dx y dy las magnitudes reales x e y y me encuentro asi no como al principio, sino con la solución de un problema anmte el cual la geometría y el álgebra comunes se habrían roto tal vez los cuernos”).

a) “…en aquellas “sumaciones de magnitudes infinitamente pequeñas…”

La idea de sumación se refiere al origen del cálculo, antes de su generalización y aclaración analítica.

 

b) “…dos magnitudes variables, x e y…”

x e y no son dos magnitudes variables: son dos variables, los signos que representan, cada una, un cuerpo de valores.

La variable es la entidad que, en la aplicación, se asocia a cada campo de valores.

 

c) “Diferencio entonces x e y, es decir, tomo x e y tan infinitamente pequeñas…”

Diferenciar no es tener x e y infinitamente pequeños, sino considerar incrementos menores que cualquier cantidad dada.

d) “(…) de modo que no quede de x e y más que su relación recíproca…”

Esa relación no es la que había al principio, puesto que x e y son variables.

 

e) “(…) de x e y, es, pues, igual a 0/0”.

Falso.

f) “…contradicción que nos molestará tan poco como ha molestado en la matemática en general desde hace casi doscientos años”.

Reaccionario.

g) “¿Qué otra cosa he hecho sino negar x e y, pero no de tal modo que no me tenga que ocupar más de ella, como niega la metafísica, sino del modo adecuado a la situación?”

Nada de negar x e y: ha considerado incrementos.

h) “En vez de x e y tengo, pues, ahora su negación, dx y dy, en las fórmulas o ecuaciones estudiadas. Sigo entonces calculando con estas fórmulas, trato a dx y dy como magnitudes reales, aunque sometidas a ciertas leyes excepcionales”.

dx y dy son también variables. Sus campos son cantidades menores que cualesquiera dadas.

i) “y, en un determinado momento, niego la negación”.

Si no hay primera negación, no puede haber segunda.

 

25. Negación de la negación.

A. “Antes al contrario: luego de haber probado históricamente que el proceso se ha realizado efectivamente en parte y que en parte tiene que producirse, lo caracteriza por añadido como proceso que se realiza según una determinada ley dialéctica” (p. 137).

Y Marx hace muy bien -incluso apuntando (subrayado) a lo esencial. Pero Engels se pone a teorizar más o menos catastróficamente.

 

B. [la negación de la negación es] “un proceso sencillísimo que se cumple en todas partes y cotidianamente, y que puede entender un niño…” (p. 139).

En contradicción con lo de que el sentido común no es dialéctico.

C. Sigue los ejemplos del grano de cebada, de la orquídea y la dolia (p. 139), de las mariposas, de la geología (p. 139).

La descripción de lo que pasa al grano de cebada no es conocimiento. La ciencia positiva consiste en superar esa descripción y saber lo que pasa dentro del grano de cebada. Dialéctica es concepción del mundo y pensamiento sintético y el análisis no es su campo de relevancia. Coger el ejemplo del grano de cebada.

D. Ejemplos matemáticos (pp. 140-141).

 

E. La propiedad del suelo (p. 141).

El campo de relevancia de esta ley puede ser la comprensión de las estructuras más complicadas, compuestas con los elementos de las más simples -que se “superan” y “preservan”- con cambio de función. Por eso no tiene sentido en lo analítico, pero sí en lo estructural:

“Lo mismo ocurre en la historia. Todos los pueblos de cultura comienzan con la propiedad común de la tierra. En todos los pueblos que rebasan un determinado nivel originario, esta propiedad común se convierte en el curso de la evolución de la agricultura en una traba de la producción. Se supera entonces, se niega, se transforma en propiedad privada, tras pasar de estadios intermedios, más o menos largos. Pero a un nivel de desarrollo, producido por la misma propiedad privada de la tierra, la propiedad privada se convierte a su vez en una traba de la producción, como está ocurriendo hoy tanto con la pequeña propiedad del suelo como con la grande. Destaca entonces con necesidad la exigencia de negarla a su vez, de volver a transformar la tierra en propiedad colectiva. Pero esta exigencia no significa el restablecimiento de la propiedad colectiva originaria, sino la producción de una forma superior y más desarrollada de posesión colectiva, la cual, lejos de convertirse en una traba de la producción, le permitirá mas bien finalmente desencadenarse y aprovechar plenamente los modernos descubrimientos químicos y los modernos inventos mecánicos” (p. 141)

F. Materialismo (p. 141).

G. Rousseau (pp. 142-143).

 

H. “¿Qué es, pues, la negación de la negación? Es una ley muy general,. y por ello mismo de efectos muy amplios e importantes, del desarrollo de la naturaleza, la historia y el pensamiento; una ley que, como hemos visto, se manifiesta en el mundo animal y vegetal, en la geología…” (p. 144).

Lo cual contradice que la dialéctica sea un método heurístico.

Sigue desastrosa definición de dialéctica.

 

26. Naturaleza de la dialéctica.

A. “Ya es una falta total de comprensión de la naturaleza de la dialéctica el que el señor Dühring la tome por un instrumento de mera prueba (1), al modo como puede concebirse, por ejemplo, limitadamente, la lógica formal o la matemática elemental. Incluso la lógica formal es ante todo método para el hallazgo de nuevos resultados, para progresar de lo conocido a lo desconocido (2), y eso mismo es la dialéctica, aunque en sentido más eminente (3), pues rompe el estrecho horizonte de la lógica formal y contiene l germen de una concepción del mundo más amplia (4)” (p. 138).

  1. Muy bien visto.
  2. Falso.
  3. Verdadero: hipótesis de trabajo.
  4. Precisamente por esto es hipótesis de trabajo.

 

B. “La dialéctica no es, empero, más que la ciencia de las leyes generales del movimiento y la evolución de la naturaleza, la sociedad humana y el pensamiento“ (p. 144).

Quita a la dialéctica lo esencial: la marcha hacia el conocimiento de lo concreto. Y la vuelve a convertir en ciencia de las ciencias.

C. “(…) y eso mismo es la dialéctica, aunque en sentido más eminente, pues rompe el estrecho horizonte de la lógica formal y contiene el germen de una concepción del mundo más amplia” (p. 138)

Dialéctica como heurística y como Weltanschauung.

27. El nuevo materialismo.

“Ni siquiera es ya este nuevo materialismo una filosofía, sino una simple concepción del mundo que tiene que confirmarse y actuarse no en una selecta ciencia de la ciencia, sino en las ciencias reales (a). La filosofía es, pues, aquí, “superada” [aufgehoben] (*), es decir, “tanto superada como conservada”, superada en cuanto a la forma, conservada en cuanto a su contenido real (b)” (pp. 141-142)

Esta es la salvación del engelsismo. Con correcciones:

a) No en el sentido de hacer análisis científico propio, sino en el de construir con los resultados de éste el conocimiento de las totalidades.

b) Esto exige más realización que en Engels. De verdad eso sistematiza la herencia de Kant. Positivismo racional.

(*) “Aufgehoben” que generalmente se traduce en esta edición por “superada(o)”. Aquí Engels usa el término entre comillas, para llamar la atención sobre su sentido material.

 

28. pp. 144-145 [Desde “ En la dialéctica negar no significa simplemente decir no, o declarar inexistente una cosa, o destruirla de cualquier modo. Ya Spinoza dice: omnis determinatio est negatio, toda determinación o delimitación es negación. Además, la naturaleza de la negación dialéctica está determinada por la naturaleza general, primero, y especial, después, del proceso…” hasta “…Pero es claro que en una negación de la negación que consiste en la pueril ocupación de poner y borrar alternativamente a o afirmar alternativamente de una rosa que es una rosa y no lo es, no puede obtener más que una prueba de la necesidad del que aplique tan tediosos procedimientos”]

Destrucción de la idea de que la negación dialéctica sea la “natural”.

29. Al empezar el Schlu[conclusión] del capítulo XIV, Engels tiene una expresión de desprecio de la idea de “aplicar” leyes (p. 146).

30. pp. 175-176 [Desde : “…Cuando se tienen cañones con los que se puede acertar a un batallón en cuanto lo distingue la vista, y fusiles que hacen…” hasta “(…) a saber: dar a las masas trabajadoras una voluntad de contenido correspondiente a su situación de clase. Y esto significa ruptura del militarismo y, con él, la de todos los ejércitos permanentes, desde dentro”].

a) “La era de la evolución está, pues, por este lado, concluida en lo esencial” (p. 175).

Ejemplo de los mejores para ilustrar el estado de ánimo de Marx-Engels. Inminentismo, que es un error (con consecuencias tremendas), pero también un trampolín para la reflexión sobre la sociedad comunista. Ni soñaban con un desarrollo como el presente de las fuerzas productivas.

b) “Mas, por otra parte, esta fuerza ha obligado a todos los grandes estados continentales a introducir en sus países la versión radical del sistema prusiano del ejército trimestral y, con él, una carga militar que les hará necesariamente hundirse en pocos años” (p. 175)

Inminentismo, por falta de imaginación sobre los posibilidades de reajuste económico.

c) “El ejército se ha convertido en finalidad principal del estado, ha llegado a ser fin en sí mismo; los pueblos no existen ya más que para suministrar y alimentar soldados. El militarismo domina a Europa y se la traga” (p. 175).

Muy buena descripción-previsión.

 

d) “La competición de los diversos estados entre sí les obliga a utilizar cada año más dinero para el ejército, la escuadra, la artillería, etc., es decir, a acelerar cada vez más la catástrofe financiera…” (p. 175).

Lo mismo que b.

 

e) “(..) y, por otra parte, a realizar cada vez más en serio el servicio militar obligatorio, y con ello, en definitiva, a familiarizar al pueblo entero con el uso de las armas, a capacitarlo para imponer en un determinado momento su voluntad contra el poder militar que le manda” (pp. 175-176).

La imaginación falla aquí a propósito de los medios políticos, aparte de los económicos.

 

f) “En ese momento el ejército principesco se transmuta en ejército popular; la máquina se niega a seguir sirviendo y el militarismo sucumbe por la dialéctica de su propio desarrollo” (p. 176)

Éste es el punto clave. La dialéctica de un desarrollo presenta “prolongaciones”, negaciones de la negación, que resultan imprevisibles.

 

g) “Y esto significa la ruptura del militarismo y, con él, la de todos los ejércitos permanentes, desde dentro” (p. 176)

Lo mismo que e.

 

31. El final de Zweiter Abschied I es de una catastrofismo que debería facilitarme las cosas (pp. 178-179).

 

32. Sobre los utópicos.

pp. 276-277 [Desde “Los utopistas, como hemos visto, fueron utopistas porque no podrían ser otra cosa en una época en la que la producción capitalista estaba aún tan poco desarrollada…” hasta “… que ella misma hace necesaria y de los rasgos básicos de esa transformación, también condicionados por la misma realidad histórica”]

a) “Pero después de aquella época la gran industria ha tomado las contradicciones que dormían en el modo de producción capitalista y los ha desarrollado hasta hacer de ellas tan violentos contraposiciones, que el próximo hundimiento de este modo de producción, está, por así decirlo, al alcance de la mano” (p. 276) .

Se podría pensar que ese desarrollo era innecesario, puesto que las contradicciones habían sido vistas ya, a saber, por los utópicos. O que sólo era necesario su desarrollo si su resolución ha de ser automática, “dialéctico-hegeliana”. O bien (solución clásica marxista) porque la solución es “dialéctico-absoluta”, y, precisamente por eso, requiere que, tras la constitución del elemento objetivo, se constituya el subjetivo, que es la clase obrera an und für sich y que eso requiere el maldito desarrollo [La verdad es que aquí ya podría finalizar yo, diciendo que el desarrollo revolucionario está concluido].

b) “(…) y que se ha logrado la comprensión de esa conexión histórica, de las condiciones de la transformación social que ella misma hace necesaria y de los rasgos básicos de esa transformación, también condicionadas por la misma realidad histórica” (p. 277).

Toda la “interpretación” marx-engelsiana debo, entonces, rechazarla por su lado objetivo, para quedarme sólo con el subjetivo (que incluye también fuerzas productivas, claro, a saber, los humanos).

 

c) “los utopistas están limitados a apelar a la razón para establecer los rasgos básicos…” (p. 276).

Y, entonces, a la Razón.

 

33. “Según esto [la concepción materialista de la historia], las causas últimas de todas las modificaciones sociales y las subversiones políticas no deben buscarse en la cabeza de los hombres, en su creciente comprensión de la verdad y la justicia eternas, sino en las transformaciones de los modos de producción y de intercambio; no hay que buscarlas en la filosofía, sino en la economía de las épocas de que se trate. El despertar de la comprensión de que las instituciones sociales existentes son irracionales e injustas, de que la razón se a convertido en absurdo y la buena acción en una plaga, es solo un síntoma de que en los método de producción y en las formas de intercambio se han producido ocultamente modificaciones con las que ya no coincide el orden social, cortado a la medida de anteriores condiciones económicas. Con esto queda dicho que los medios para eliminar los males descubiertos tienen que hallarse también, más o menos desarrollados, en las cambiadas relaciones de producción. Estos medios no tienen que inventarse con sólo la cabeza, sino que tienen que descubrirse, usando la cabeza, en los hechos materiales de la producción” (p. 278).

En esta exposición particularmente unilateral, no hay huella de una posible reconsideración (?) de las fuerzas productivas, ni siquiera de los medios de producción. El mismo factor subjetivo queda asimilado por el objetivo. Es de verdad la gloria del “en última instancia” (ver cursivas).

 

34. “[…] La contradicción entre la producción social y apropiación capitalista se reproduce como contraposición entre la organización de la producción en cada fábrica y la anarquía de la producción en la sociedad en su conjunto.

En estas dos formas de manifestarse la contradicción que le es inmanente por su origen se mueve el modo de producción capitalista, describiendo ciegamente aquel “círculo vicioso”, que ya descubrió en él Fourier. Pero lo que en su tiempo aún no podía ver Fourier es que ese círculo vicioso va estrechándose progresivamente, que el movimiento representa más bien una espiral, y que tiene que alcanzar su final, igual que el de los planetas, chocando con el centro” (pp. 284-285) .

Gracioso paso. La catástrofe, aquí, es para Engels la del sistema (aunque no se puede ignorar que, en el mismo A-D., Engels elogia a Kant por haber incluido en la ciencia el final de la Tierra). Basta darle un valor más general…

La vía marxista de trato del problema ecológico, ¿es la de la “anarquía de la producción en la sociedad en su conjunto”? No sólo, o no al pie de la letra. Porque lo malo es ya hoy “la organización de la producción en cada fábrica”. Hay que cambiar los objetivos, los valores. El valor no es ya producción de bienes, sino de vida. La verdad es que Harich tiene mucha razón.

 

35. p. 285. Uno de los mejores pasos para mi tema, aunque hay que señalar la ingenuidad de los presupuestos “normales” [“así ocurre que la economización de medios de trabajo se convierte por principio en una dilapidación desconsiderada de la fuerza de trabajo, y en una destrucción de los presupuestos normales de la función del trabajo…”].

Al revés, una de las afirmaciones más resueltas del requisito de la abundancia está también en el Anti-Dühring:

“La escisión de la sociedad en una clase explotadora y otra explotada, en una clase dominante y otra sometida, fue consecuencia necesaria del escaso desarrollo anterior de la producción. Mientras el trabajo social total no suministra más que un fruto reducido, que supera en poco lo exigido para la existencia más modesta de todos los miembros de la sociedad, mientras, pues, el tiempo de la gran mayoría de los miembros de la sociedad, ésta se divide necesariamente en clases” (p. 292).

 

Y en la página siguiente está el texto definitivo para mi tema: la siguiente estimación se tiene que presentar no como una previsión fallada, mal situada en un modelo predictivo, sino como parte de las características del modelo mismo:

“La supresión de las clases sociales tiene efectivamente como presupuesto un grado de desarrollo histórico en el cual sea un anacronismo, cosa anticuada, no ya la existencia de tal o cual clase dominante, sino el dominio de clase en general, es decir, las diferencias de clases mismas. Tiene, pues, como presupuesto un alto grado de desarrollo de la producción en el cual la apropiación de los medios de producción y de los productos por una determinada clase social -y con ella el poder político, el monopolio de la instrucción y la dirección intelectual por dicha clase- se haya hecho no sólo superflua, sino también un obstáculo económico, político e intelectual. A este punto hemos llegado ya” (pp. 292-293).

 

36. “La fuerza expansiva de los medios de producción rompe las ataduras que las pone el modo de producción capitalista. Su liberación de esas ataduras es el único presupuesto de un desarrollo ininterrumpido, del progreso cada vez más rápido de las fuerzas productivas, y, por tanto, de un aumento prácticamente ilimitado de la producción misma. Pero eso no es todo. La apropiación social de los medios de producción elimina no sólo la actual inhibición artificial de la producción (1), sino también el positivo despilfarro y la destrucción de fuerzas productivas y productos que son hoy día compañeros inevitables de la producción y alcanzan su punto culminante en las crisis” (p. 293).

(1) Es, quizá, asimilable refiriéndolo al consumo social. Por lo demás, con “despilfarro” se refiere a las crisis.

37. “La posibilidad de asegurar a todos los miembros de la sociedad, gracias a la producción social, una existencia que no sólo resulte del todo suficiente desde el punto de vista material, sino que, además, de ser más rica cada día, garantice a todos su plena y libre formación y el ejercicio de todas sus disposiciones físicas e intelectuales, existe hoy por vez primera, incipientemente, pero existe” (p. 293).

Decisivo para mi planteamiento.

 

38. La contradicción del capitalismo en la relación ciudad-campo es de interés ecológico (pp. 306-307).

39. “Cierto que la civilización nos ha dejado en las grandes ciudades una herencia que costará mucho tiempo y esfuerzo eliminar. Pero las grandes ciudades tienen que ser suprimidas, y lo serán, aunque sea a costa de un proceso largo y difícil. Cualesquiera que sean los destinos del Imperio Alemán de la Nación Prusiana, Bismarck podrá irse a la tumba con la orgullosa conciencia de que su más intenso deseo será satisfecho: las grandes ciudades desaparecerán” (p. 307)

Ejemplar en todo, sin olvidar la cita de Bismarck.

Apéndices.

40. pp. 340-341. Apéndice I (Desde “¡El entendimiento calculador una máquina de calcular! Ridícula confusión de las operaciones matemáticas…” hasta “(…) Los resultados de la geometría no son más que las propiedades naturales de las diferentes líneas y superficies y los diferentes cuerpos, o sus combinaciones, los cuales existían en su mayor parte en la naturaleza mucho antes de que existieran los seres humanos (radiolarios, insectos, cristales, etc”).

La matemática no son las cuentas de la vieja, sino la teoría de las cuentas de la vieja. Y aquí Engels es kantiano, está implícitamente admitiendo la síntesis a priori.

 

41. “A propósito de la lucha por la existencia y de las exclamaciones de Dühring contra la lucha y las armas, subrayar la necesidad de que un partido revolucionario sepa también luchar: es posible que un día se encuentre en puertas la revolución, pero no contra el actual estado militar-burocrático, lo cual sería tan insensato como el intento de Babeuf de saltar directamente del Directorio al comunismo, o acaso aún más insensato, pues el Directorio era un gobierno burgués y campesino” (p. 353).

Interesante por:

  1. La alusión a Babeuf.

b) El modo de entender las “relaciones de producción”, casi sin economía (El Directorio era burgués y campesino, pero la economía del régimen burocrático-militar era ya más capitalista y las fuerzas productivas más desarrolladas).

42. Widerspruch, Gegensatz.

a. Entre la concentración urbana de la industria y la tendencia del capitalista industrial a salir de la ciudad (DA (S), III, p. 276). Widerspruch, porque es un proceso estructural. Anotar: que esta contradicción no se resuelve a su propio nivel. No es sustantiva, sino elemento de la contradictoriedad general del capitalismo.

b. Relevancia dialéctica. (EA III, p. 34). 1. Naturaleza epistemológica de una Einsicht: no ciencia ni método positivo, sino concepción del mundo, método filosófico. 2. El individuo y el Todo.

c. Gegensatz. De capitalistas con asalariados (Einleitung, I, p.17). De nobleza feudal y burguesía (Ibid). De explotadores y explotados (Ibid). De verdad y falsedad (EA, IX). De Bien y Mal (EA, IX, p.86). Es una Gegensatz en el terreno histórico-moral. En cambio, las nociones de bien -y mal- en el se han contradicho históricamente. Entre libres y esclavos (EA, X, p.96). Entre sacerdotes y laicos (EA, p.96). Gegensätze der Verleitung, concentración de capitales y proletarios que hace necesariamente perecer la producción capitalista (ZA, I, 38). Entre estado primitivo y comunidad (ZA, IV, p. 166). El poder estatal con el desarrollo económico (ZA, IV, p.170).

d. Gegensatz y Widerspruch.

A. DA(S), I, 248. La contradicción es un dato de estructura que se hace realidad concreta en contraposiciones o no se hace.

B. DA(S) II; p. 252. Aquí colisión es Gegensatz.

C. DA(S), II, p.255. Aquí mal uso de la terminología según mi hipótesis

*

 

E. Anotaciones a pie de página.

Otra singularidad del Sacristán traductor fue las numerosas y documentadas notas a pie de páginas que ilustraban sus trabajos. Algunas de ellas, con cuerpo, con enorme cuerpo, como las de su traducción de Marxismo y “antropología” de Markus. Se dan aquí las más autónomas de su traducción del A.D. a la que incorporó en total 113 notas.

*

1. La “vieja filosofía de la naturaleza” es la especulación del idealismo alemán, especialmente de Schelling, sobre temas cosmológicos (nota 4, p. 9).

2. Los manuscritos matemáticos de Marx son más de 1.000 páginas dedicadas principalmente al cálculo infinitesimal. Aparecen en el vol. 69 de OME (nota 5, p. 11).

3. [Manteuffel] Ministro prusiano, uno de los principales promotores de la Carta constitucional otorgada por el rey de Prusia al mismo tiempo que disolvía la Asamblea Nacional. La nación prusiana recibió dócilmente ambas cosas. A eso alude Engels (nota 9, p. 40).

4. [“… de Gauss, que no quiso contentarse con las tres dimensiones corrientes del espacio”]. Es una alusión a los trabajos de Gauss sobre geometría no euclidiana y espacios pluridimensionales (nota 10, p. 52)

5.Las cifras dadas por la ciencia de la época y recogidas por Engels en este ejemplo son algo inferiores a las hoy admitidas (nota 11, p. 66).

6. En la amplia hipótesis del científico y (sobre todo) filósofo de la naturaleza Ernst Haeckel (1834-1919), las móneras eran las formas de vida más simples, intermedias entre la naturaleza inorgánica y la orgánica. El adjetivo “arquígona” quiere decir “primera en la génesis”. Protistos eran para Haeckel seres vivos primigenios no clasificables ni como vegetales ni como animales. Todos esos conceptos de Haeckel han sido abandonados hace ya tiempo (nota 12, p. 76).

7. La “ecuación personal” es una fuente de error. En astronomía, que es donde se originó el concepto, determinar la ecuación personal consiste en intentar precisar el margen en que puede variar la observación del paso de un astro por el meridiano, realizada por otro observador en las mismas circunstancias que el primero. Las discrepancias reunidas bajo el concepto de ecuación personal no son las debidas a errores casuales, sino las que arraigan en la constitución psicofisiológica del observador, o en otros elementos de su situación, como la técnica utilizada. (nota 16, p. 117).

8. Engels utiliza generalmente, la segunda edición del libro primero de El Capital (aunque introduciendo en el texto subrayados). Pero en este lugar [cap. XIII] la segunda edición no dice “capital”, sino “monopolio de capital” (nota 20, p. 137).

9. La frase de Hegel y su continuación por Engels están aquí libremente traducidas para basar el texto castellano en la asociación “ilustración”-”siglo de las luces”. La frase de Hegel es un juego de palabras basado en la asociación entre abklären (aclarar, p.e., la ropa sucia) y aufklären (ilustrar, de donde viene Aufklärung, la ilustración). (nota 24, p. 147).

10. Reptiles eran, en la frase familiar alemana de la época, los periodistas que recibían gratificación de Bismarck por escribir a favor del gobierno. Este uso, retorsión del que inicialmente había hecho Bismarck del término en un discurso, se refleja aún en expresiones como “fondo de reptiles”, que designa los dineros fuera de supervisión utilizados por los gobiernos para comprar servicios a los que no desean dar publicidad (nota 28, pp. 158-159).

11. Esta discordancia en los tiempos verbales (“está absorbida”, “carece”, frente a “tuvo”) se encuentra en el texto alemán. Se conserva en la traducción porque podría revelar, por debajo del mero descuido estilístico, una vacilación en la formulación de la tesis (nota 34, p. 187).

12. Esta es la expresión que se encuentra en el manuscrito dado por Marx a Engels para este capítulo (Randnoten zu Dührings Kritische Geschichte der Nationalökonomie). Engels transcribió erróneamente “producción de las mercancías”. Los editores del MEW han restituido el texto del manuscrito (nota 57, p. 242).

13. Esta alusión de Engels tiene por objeto una campaña crítica que Dühring realizó contra las costumbres académicas, la organización y el funcionamiento de las universidades alemanas de la época. En represalia quedó Dühring apartado de la enseñanza (nota 68, p. 270).

14. Este paso del Anti-Dühring [“Divide (Fourier) todo el decurso anterior de ésta en cuatro estadios de evolución: salvajismo, patriarcado, barbarie y civilización, coincidiendo esta última con lo que ahora llamamos sociedad burguesa…”] es uno de los últimos lugares en que la voz “burguesa” tiene un sentido ambiguo entre lo que hoy (1976) se llama burgués y lo que se llama civil, cívico. Como traducción de bürgerliche Gesellschaft se podría dar aquí fundadamente “sociedad civil”, no necesariamente “sociedad burguesa”. Se trata en cualquier caso, de una sociedad en la cual lo político (el estado principalmente) no se presenta como elemento de lo social (economía, cultura, costumbres no legisladas, etc.), sino separado de ello. En alemán se ha conservado para ambos sentidos (clase burguesa, sociedad civil con escisión de lo político) un mismo término, bürgerlich, que es la voz germánica sobre cuya raíz (Burg) han construido las lenguas neolatinas “burgo”, “burgués”, “burguesía”. El hecho de que la burguesía del siglo XIX haya sido la clase social que más cerca ha estado de consumar la separación (por relativa que fuera) entre lo político y lo social ha consolidado en alemán la ambigüedad de bürgerlich, empujando a los escritores de estas materias a usar el francés bourgeoisie para referirse a la clase burguesa.

El tratamiento del concepto de sociedad civil por Hegel ha sido importante en la educación del pensamiento político de Marx y de Engels (nota 69, pp. 270-271).

15. “Tormenta y embate” [Sturm und Drang], el nombre del movimiento literario alemán protagonizado por Schiller (nota 70, p. 271).

16. Sacro Romano Imperio de la Nación Germánica es como los alemanes llaman a lo que en castellano se suele llamar Sacro Imperio Romanogermánico., El imperio medieval fue uno de los mitos del romanticismo alemán de principios del siglo XIX. Con la parodia “imperio alemán de la nación prusiana” Engels tocaba una cuerda todavía sensible en la Alemania de la época: el desasosiego que produjo el que la unidad nacional alemana fuera obra del poder más atrasado de Alemania (nota 76, p. 307).

17. Concordancia de los pueblos [consensus gentium]. Argumento tradicional a favor de la existencia de Dios, que aduce la universalidad de esa creencia (nota 97, p. 348).

18. En las págs. 95-96 de su libro (Traités de calcul différentiel et de calcul intégral [Tratados sobre cálculo diferencial e integral], t. I, París, 1797-1798) Bossut explica la tesis sobre la razón entre los ceros del modo siguiente: la suposición de que los ceros se encuentran en una relación determinada no tiene nada de absurdo o inadmisible. Tomemos la proporción A: B = C : D. De ella se sigue (A – C) : (B – D) = A : B. Si C = A y, por lo tanto, D = B, entonces 0 : 0 = A : B; esta relación cambia según el valor de A y B. Engels ilustra esa reflexión de Bossut tomando los valores A = C y B = D = 2. Lo corriente es considerar la expresión 0 / 0 como una expresión inadmisible, mal hecha (“no definida”, dicen los textos didácticos), como sería, desde el punto de vista de la escritura castellana, la expresión “mtpq”. También con ésta se podrían enhebrar especulaciones fantasiosas (nota 100, p. 351).

19. Todavía al publicarse el libro I de El Capital pensaba Marx que los libros II y III ocuparían un solo volumen, el segundo de la obra. El propósito de publicar su Crítica de la economía política en dos volúmenes, aunque con otra distribución de los libros, era antigua. La remisión que aquí hace Engels al “vol. II” de El Capital se refiere al libro III (nota 104, p. 360).

*

 

F. Curso de postgrado.

Durante su estancia en México, Sacristán impartió un curso de posgrado sobre “Inducción y dialéctica”. En una entrevista con una publicación mexicana –UnomásUno– Sacristán comentó: «Escogí esos dos temas porque son dos capítulos más bien despreciados o discutidos de la filosofía de la ciencia. Discutidos hasta el punto de que hay autores que creen que son palabras vacías. Respecto de inducción, por ejemplo, Popper sostiene no hay inducción, que eso no existe, que es una palabra vacía, y respecto de dialéctica lo creen también muchos autores. Como por otra parte son dos conceptos que se usan mucho en la filosofía de las ciencias sociales, me pareció interesante estudiar los dos, un semestre cada uno. Primero desde el punto de vista lógico, formal, y luego desde el punto de vista de la metodología de las ciencias sociales».

Desde este último punto de vista, ¿qué me diría usted de la inducción y de la dialéctica?

Como los dos conceptos son muy discutidos es claro que cada uno tiene su opinión. La mía es que tanto inducción como dialéctica, en planos muy distintos, describen operaciones cuyas reglas son muy triviales, como partos de los montes: decepciona mucho cuando se ponen en forma de reglas; pero, en cambio, son operaciones que se practican constantemente, igual en el conocimiento científico que en el cotidiano, en el común, ordinario. Por ejemplo son inductivas las generalizaciones de bajo nivel, generalizaciones empíricas como a menudo se dice, pero probablemente también muchas comparaciones analógicas que se encuentran en la producción de hipótesis y, por otra parte, se puede llamar dialécticas a muchas operaciones poco formalizables de globalización de conocimientos, de integración de conocimientos. En este sentido algunas técnicas exactas, matemáticas, y en especial las basadas en la teoría general de sistemas se podrían llamar dialécticas. Estos son asuntos de interés en ciencias sociales.”

El apartado dedicado a Marx y Engels en este curso de posgrado dictado en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la UNAM seguía el siguiente esquema:

IV. La dialéctica de Hegel y la de Marx, horizonte contemporáneo de la problemática.

A. Hegel.

1. La visión tradicional de la génesis de la dialéctica hegeliana.

1.1. La tesis kantiana de la dialecticidad de la razón.

1.2. Interpretación antikantiana de la tesis por el idealismo alemán.

1.3. La tríada de Fichte y la totalidad de Schelling.

1.4. Complementos posibles. Markovic: 1.4.1. Idea heracliteana del mundo. 1.4.2. El método de refutación de Zenón de Elea. 1.4.3. El arte de discutir (dialektiké, téchne, sofistas). 1.4.4. Un método de clasificación (Platón). 1.4.5. La anámnesis platónica. 1.4.6. La concepción aristotélica de dialéctica. 1.4.6.1. Aquí ligera confusión de Markovic. 1.4.7. El principio de coincidencia oppositorum (Cusa). 1.4.8. La doctrina epistemológica de los opuestos de Böhme. 1.4.9. Spinoza, la sustancia y la determinación. 1.4.10. El yo de Fichte. 1.4.11. La totalidad de Schelling.

2. La edición de los escritos juveniles teológicos y políticos añade (sin refutar la anterior) otra perspectiva genética. Sigo a Rossi y Lukács.

2.1. Trennung, Vereinigung y Positivität en el origen de la dialéctica.

2.1.1. Interpretaciones teológica y política.

2.2. Paso gradual a la formulación filosófica.

2.2.1. La relación de lo finito a lo infinito.

2.2.2. De la religión a la razón.

3. Desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia, propia de este curso, lo que más interesa es la consecuencia de la filosofía de la identidad idealista consistente en la indistinción entre lógica y ontología.

3.1. Hegel en la Fenomenología.

3.2. En la Ciencia de la Lógica.

3.3. Consecuencia para la ciencia positiva: apriorismo que ignora la naturaleza de la ciencia moderna. Disparates.

4. Consecuencia lógico-metodológica importantísima: peculiaridad de la «negación» dialéctica hegeliana. Hegel en la Lógica.

4.1. Comentario Rossi.

4.2. Engels en el Anti-Dühring.

4.3. La sobredeterminación de Althusser.

4.4. Desde un punto de vista lógico, es indeterminación.

4.5. Ella explica la noción hegeliana de «contradicción».

4..51. Hegel en la Lógica

    1. Por otra parte, explica el progresismo idealista. Rossi.

4.6.1. En el que perdura el origen religioso (Rossi 15).

5. La mayor razón de plausibilidad de la dialéctica hegeliana es la tesis idealista de la identidad.

5.1. De la que se desprende para Hegel la identidad de método y sistema. 5.2. Lo que hace dudoso el «enderezamiento» de Hegel por Marx. Comentario Rossi.

 

B. Marx (y los primeros clásicos marxistas).

1. Desde un punto de vista teórico-metodológico y teórico-lógico, Marx y Engels no aportan nada importante a la cuestión de la dialéctica.

1.1. A pesar de la gran importancia material de la obra de Marx,.

1.2. Eso podía desprenderse ya de la misma tesis del “enderezamiento”, de la preservación del método como abandono del sistema. 1.2.1. Discusión de la distinción de Colletti.

1.3. Pero las cosas son mucho más complicadas que eso, porque la noción de Umstülpung [enderezamiento, inversión] -que es una metáfora- no resulta suficientemente clara.

1.3.1. De modo que Marx no sólo no aporta gran cosa teóricamente a nuestra cuestión, sino que incluso la confunde.

1.3.1.1. Y eso prescindiendo de su juventud, incluso limitándose a la época de madurez que empieza en 1857, con la recuperación de Hegel. Comentar ‘Bearbeitung’.

1.3.1.2. Si se añade la crítica juvenil, todo es más difícil y plantea problemas serios.

2. Marx en El Capital.

2.1. En el Prólogo a la 1ª ed. hablaba sólo de capacidad de abstracción. OME 40, p.6.

2.2. En el Epílogo a la 2ª ed., habla de dialéctica por contestar a sus críticos.

2.2.1. Al citar – sin duda con aprobación, incluso complacencia,- la reseña de Sieber, ¿se da cuenta Marx de que está admitiendo que no todo su libro es «teoría propiamente dicha”?. Y no niega la deductividad del método.

2.2.2. Afirmación -con pregunta retórica- de que el método dialéctico es como el de la biología evolucionista.

2.2.3. El curioso reconocimiento de la apariencia de a priori.

2.2.3.1. Por algo que es un añadido a la ciencia común.

2.2.4. La comparación con el método de Hegel: dice que su método es lo contrario, no ya el sistema.

2.2.5. La expresión «coquetear’.

2.2.6. Y La metáfora del enderezamiento (Umstülpung), que contradice a 2.2.4. 2.2.7. Uso de «negación”.

2.2.8. Uso de «contradicción”.

2.2.9. Cuadro bastante confuso, en particular a propósito del concepto de método. 2.2.10. Explicable por la noción hegeliana de método, pero no por ello claro.

2.3. La frase de finales del cap. XXIV de KI con negación de la negación. OME 41, p.409.

2.3.1. Es muy categórica.

2.3.2. Pero es la única en todo el Capital (salvo error).

2.3.2.1. Claro que eso es sólo una cuestión de lenguaje.

2.3.2.2. Pero no es despreciable el hecho.

2.3.2.2.1. Sobre todo porque la frase ocurre cuando el fenómeno ya está explicado.

2.4. Tampoco se precisa el concepto de «dialéctica científica» de su crítica a Proudhon. MEW 16, p.31.

2.5. Como es sabido, Marx no llegó a escribir su «Dialéctica”

2.6. Relación con la Introducción de 1857.

2.6.1. Historia y lógica.

2.6.2. Lo concreto.

2.6.3. Relación con mi tesis.

3. En sus últimos años, Marx complica aun más el cuadro.

3.1. Hacerse cargo de lo que representa para «la dialéctica” la repetida afirmación del Marx viejo de que su modelo del Capital sólo es válido para Europa occidental (y lo que se desarrolle como ella).

3.1.1.Hegel no habría podido admitir una relativización análoga de la dialéctica.

3.1.1.1. Que era en el campo social, filosofía de la historia, como acertadamente subrayan Bobbio o Gurvich.

3.2. Pero Marx ha acabado por negar explícitamente toda filosofía de la historia, y precisamente en relación con la limitación de su modelo a Europa Occidental. Carta a O.S. MEW 19, 111.

3.2.1. Con eso se podría sostener que su teoría quedaba reducida a un modelo hipotético normal. Discusión. Carta a V.S. MEW 19, 242, 394.

 

4 La aparente clarificación de Engels.

4.1. Su noción general y la codificación de las leyes hegelianas en DN: MEW 20, p.348.

4.2. Contraposición a la declaración de Hegel acerca de la relación entre método y sistema, en DN [Dialéctica de la Naturaleza].

4.2.1. Pero gran vaguedad de Umstülpung, DN: MEW 20, p.335.

4.2.1.1. Puras metáforas impracticables.

4.3. Engels hace la misma filosofía de la naturaleza y de la ciencia Que Hegel, como señaló Colletti.

4.3.1. Lo de menos son los numerosos disparates. Ejs.:

4.3.1.1. La lista de Colletti.

4.3.1.2. El rechazo de Pasteur en DN, MEW 20, 556.

4.3.1.3. Adhesión, contra Coulomb, a lo que dice Hegel sobre electricidad, en DN: MEW 20, p.548.

4.3.1.4. La negativa puramente ideológica a aceptar el segundo principio de la termodinámica, tan ideológica como su entusiasta aceptación del primero. DN: MEW 20, pp.544-545.

4.3.1.5. La hinchada perogrullada metafísica sobre el 1, en DN: MEW 20, pp.523-524.

4.3.1.6. Sobre dx en DN.

4.3.1.7. Los desastrosos ejemplos, en AD [Anti-Dühring] y DN.

4.3.2. Tampoco son lo peor las ignorancias, los prejuicios y los paralogismos: 4.3.2.1. Prejuicio: lo negativo del gusano, en DN: MEW 20, p.486.

4.3.2.2. Ignorancia: sobre inducción y deducción en DN. MEW 20, pp.494-495. 4.3.2.2.1. Mucha cita a Aristóteles, pero no lo conoce ni elementalmente.

4.3.2.3. Paralogismos muy groseros: DN: MEW 20, pp.492-493, pp.226-228.

4.3.3. Lo peor es el reaccionarismo contrario a la investigación que se traduce en 4.3.1.6, por ejemplo: la pura paráfrasis del problema como su solución, al modo verbalista de la metafísica tradicional.

4.3.3.1. El núcleo celular; DN: MEW 29, p. 481.

4.3.3.2. Todo está ya siempre sabido en la metafísica, y así se llega a la ilusión de que todo es claro y fácil: MEW 20, p.348.

4.3.3.3. Ignorancia de lo que es ciencia en sentido moderno, como Hegel, con muchas lecturas.

4.3.3.3.1. Anacronismos: los atomistas griegos, etc. Colletti.

4.3.3.3.2. Apriorismos.

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7. Revolución en España

Sacristán se refirió a esta edición de textos de Marx y Engels del modo siguiente:

1. “Los primeros textos de Marx y Engels publicados legalmente en España después de la Guerra civil son traducción y edición mía. Son los textos de ambos autores sobre España, Revolución en España (Barcelona, Ariel, 1960). Traduje los textos y los prologué; quince o veinte páginas de prólogo: algo que se pudiera escribir en uno o dos días fue mi fórmula literaria para aquel tipo de vida que yo hacía; me parece que no había otra solución.” (“Entrevista con Manuel Sacristán”, Acerca de Manuel Sacristán, op. cit, p. 194)

2. “Karl Marx, Friedrich Engels, Revolución en España (Ariel, Barcelona, 1959, aunque con la fecha 1960) fue el primer volumen de Marx / Engels publicado legalmente en España durante el franquismo. Todavía era Arias Salgado ministro de Información. El mérito de la edición, en circunstancias difíciles, corresponde a los editores de Ariel en la época, A. Argullós y J. M. Calsamiglia” (“Prólogo a Revolución en España”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, p. 9, nota).

3) “El primer Marx y Engels publicado en España, después de la Guerra Civil, fue precisamente Revolución en España y lo acabé en 1959 aunque lleva la fecha de 1960 por razones de censura, de negociación con Robles Piquer, entonces en censura y ahora en Televisión. En aquella época era más clara la censura. A España yo no creo que haya aportado mucho, pero en cambio a ciertos grupos de gente, sí.” (“Hablando con Manuel Sacristán sobre traducción”,AMS, op. cit, p. 170).

Se da aquí los pasajes de su prólogo en los que Sacristán hace referencia a los trabajos de Engels.

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Este volumen contiene veintinueve artículos periodísticos y tres de enciclopedia, todos ellos referentes a temas españoles, escritos por Marx y Engels entre 1854 y 1856, en 1858, 1860 y 1873. El lector no está pues en presencia de un libro, sino de una colección de escritos. La colección ha sido ordenada del modo siguiente:

[…] Parte quinta. Tres correspondencias de Engels, para la New York Daily Tribune sobre la toma de Tetuán por O’Donnell. Son de 1860. Los tres artículos fueron apareciendo bajo el titular: La guerra mora (The Moorish War).

Parte sexta. Consta de cuatro artículos de Engels publicados en 1873 en Der Volkstaat bajo el título de Los bakuninistas en acción (Die Bakuninisten an der Arbeit). La nota introductoria y el subtítulo fueron añadidos por el propio Engels en la reimpresión de 1894.

Todos los artículos de Marx contenidos en este volumen son posteriores al Manifiesto comunista (1848) y sin duda contemporáneos de la primera elaboración de los materiales para El Capital, esto es, de la Crítica de la economía política (1859). Escritos en Londres entre 1854 y 1858, proceden de uno de los períodos de su vida más intensamente dedicados al estudio. Desde su traslado a Londres en 1849 a consecuencia de la derrota de la revolución de 1848, Marx, tras un probable y breve período de esperanza en un pronto regreso compartida con los demás emigrados alemanes, se dedica al estudio de las posibles causas de la indicada derrota. A partir sobre todo de 1850 intensifica además el estudio de la economía, seguramente el fruto más importante cosechado por él de su amistad con Engels.

(…) Los artículos de Engels contenidos en este volumen componen tres series de desigual interés. Las dos primeras (partes cuarta y quinta) son fundamentalmente informativas. La otra (parte sexta) es la única muestra de literatura política militante en esta publicación.

Los artículos de Engels en Der Volkstaat sobre “la sublevación española del verano de 1873” -es decir, sobre la rebelión cantonal o federalista de aquel año- merecen atención en más de un respecto; pues aparte del interés que puedan tener para la contemplación de aquellos acontecimientos desde el punto de vista de Primera Internacional, esos escritos ocupan un lugar en el proceso de clarificación de las concepciones políticas de los partidos marxistas frente a las ardorosas impaciencias del comunismo anarquista.

Los cuatro artículos está escritos con un pathos que exaspera aún más la ya acostumbrada dureza del estilo polémico de Engels. Acaso pueda explicarse esa circunstancia por el hecho de estar escritos menos de un año después de la batalla que terminó con la expulsión de Bakunin y Guillaume de la Internacional en el congreso de La Haya (septiembre de 1872). La lucha en el congreso había tenido momentos de dramática tensión, y uno de los más violentos había sido protagonizado precisamente por el propio Engels: “Engels dice que tenemos que decidir si la I.A.A.[Internationale Arbeiter Assoziation (Asociación Internacional de Trabajadores)] debe seguir siendo administrada según principios democráticos o gobernada por una clique organizada secretamente y con violación de los estatutos de la I.A.A. Hay aquí presentes seis personas que pertenecen a esa sociedad secreta: los cuatro españoles, Schwitzguebel y Guillaume. Guillaume interrumpe: “Eso es falso”. Engels continúa: “Tengo las pruebas. aquí” (las saca de la cartera). Guillaume se ve obligado a retirar sus palabras”.

El congreso descargó de su acusación a los cuatro delegados españoles, sin duda bakuninistas.

Pero la influencia de Bakunin en España quedaba de manifiesto. En los artículos aquí traducidos Engels atribuye a esa influencia la actitud apolítica de los dirigentes obreros españoles, actitud que privó a la joven república de una base proletaria unificada y organizada y atomizó la clase obrera en la extraña aventura cantonalista. Un hecho sin duda desconocido por Engels da notable fuerza a su interpretación política de los acontecimientos: la defensa de la Internacional hecha por Salmerón en el célebre discurso ante las Cortes de 1872. La interpretación de Engels puede resumirse en una frase del primer artículo, formulación del “politicismo” de los comunistas marxistas frente al “politicismo” de los comunistas bakuninistas: “España es un país tan atrasado desde el punto de vista industrial que no puede en absoluto hablarse de una emancipación completa e inmediata de la clase obrera. Antes de llegar a ello tiene que pasar España por varios estadios de desarrollo previos y superar totalmente cierto número de obstáculos. La república ofrecía una oportunidad para comprimir el proceso de esos estadios previos en el menor tiempo posible y para eliminar rápidamente aquellos obstáculos. Pero esa oportunidad sólo podía aprovecharse mediante la intervención política activa de la clase obrera española” (pág. 195). La intervención meramente violenta y apolítica que propugnó y realizó la Alianza anarquista es para Engels “un ejemplo insuperable de cómo no se hace una revolución” (pág. 214).

Los artículos de Engels que cierran este volumen tienen, pues, para el lector español, junto con el evidente interés de su significación en la historia de la doctrina política marxista, el de su inmediata referencia a un capítulo no muy lejano de la historia de España. Tal vez incluso más lejano en los calendarios que en el tiempo social del país. [Barcelona, 1º de mayo de 1959 (Corregido en 1º de mayo de 1966.)]

 

7. “Prólogo a Revolución en España”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 9-13 y 20-23.

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8. Cartas de Marx y Engels: notas de lectura.

De los ficheros “Das Kapital”, “Sobras” y “Marx: la ciencia” de Reserva, fondo Sacristán, de la UB, y de fichas comentadas de varias conferencias impartidas en 1983, anotaciones de Sacristán sobre pasos de cartas de Marx y Engels, algunas de ellas relacionadas con los libros o materiales preparatorios de El Capital. En anexo I puede verse una reseña de Sacristán, publicada en Nous Horitzons, sobre una edición catalana de parte de esta correspondencia. Recuérdese, por otra parte, que una de las últimas conferencias de Sacristán, impartida en Madrid en 1983, versó sobre “Los últimos años de Marx a través de su correspondencia”.

En “Hablando con Manuel Sacristán sobre traducción” (De la primavera de Praga al marxismo ecologista. Entrevistas con Manuel Sacristán Luzón, Los libros de la Catarata, Madrid, 2004, edición de Francisco Fernández Buey y Salvador López Arnal, p. 139), señalaba Sacristán:

P: ¿En qué puede beneficiar a una obra el que aparezcan diversas traducciones?

¿Te refieres al caso de El Capital? Eso ha sido muy desesperante. Cuando me encargaron que empezara a traducir las obras de Marx y Engels (que por cierto está suspendidas porque el mercado ya no da para eso) estaba justificado que me pidieran un Capital, puesto que si traducían unas obras completas era natural que también editaran El Capital. Lo que en cambio, en mi opinión, era un error, era considerar que había que sacar pronto El Capital. Creo que primero había que publicar lo inédito, a saber, todo el epistolario completo. Los técnicos editoriales de Grijalbo decidieron que no, que eso era un error, y entonces se empezó por El Capital. Según ellos, lo primero era tener El Capital. Yo no me atrevo a decir que ellos, que son comerciantes, no lleven razón, pero la situación es absurda. En el momento en que ahora se suspende la edición hay once volúmenes publicados, de los cuales tres son de El Capital; faltan todavía dos para completarlo. Yo he abandonado ese trabajo dejándole al editor la traducción completa del Epistolario de Marx y Engels. En total, doce volúmenes inéditos que nunca se han publicado ni en castellano ni en catalán. Pero parece que comercialmente esto es justo.”

La correspondencia traducida a la que se refiere Sacristán sigue pendiente de edición. El Viejo Topo ha anunciado la publicación de una antología de todo este importante material.

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1. “La teoría verdadera se tiene que aclarar y desarrollar dentro de circunstancias concretas y ante la situación existente” (Marx a D.Oppenheim, 25.8.1842; MEW 27, p. 409).

El inmediatismo vital es más hegeliano que revolucionario. Luego será más cauto sobre la distancia teoría práctica. O más joven-hegeliano.

2. Marx crítico, ciencia absoluta.

“Hasta ahora los filósofos habían tenido lista en su pupitres la solución de todos los enigmas, y el estúpido mundo esotérico no tenía nada más que abrir sus fauces para que le volasen a la boca las palomas ya asadas de la Ciencia absoluta”

La superación de la ciencia absoluta de la filosofía especulativa es el Marx crítico. El Marx científico se va a hacer más “absoluto”.

Lo contrapuesto a una ciencia absoluta de la vieja filosofía (pero quizá no Hegel) es una filosofía que se ha “mundanizado” y que indica

“lo que nos toca hacer actualmente: criticar sin contemplaciones lo que existe; sin contemplaciones en el sentido de que la crítica no se asuste ni de sus consecuencias ni de entrar en conflicto con los poderes establecidos” (Marx a Ruge, 1843).

La superación de la ciencia absoluta de la filosofía especulativa es el Marx crítico. El Marx científico se va a hacer más “absoluto”.

3. “Te escribo hoy para someter a tu examen una pequeña cuestión teórica, por supuesto que de naturaleza político-económica” (Marx a Engels, 7.1.1851 (MEW 27, p.157).

Por el “natürlich”, me parece que sugiere que el proyecto estaba ya reducido al de una temática económica.

4. “(…) los comunistas tienen que mostrar que sólo en circunstancias comunistas pueden llegar a ser prácticas las verdades tecnológicas ya alcanzadas…” (Marx a Roland Daniels, mayo de 1851. Fragmento citado en carta de Daniels a Marx, 1/6/1851; MEW 27, p 553).

Interesante que es seis años antes de Grundrisse.

5. “Por lo que a mí hace, no me corresponde el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni su lucha entre ellas. Historiadores burgueses habían expuesto mucho antes que yo el desarrollo histórico de esas luchas y economistas burgueses la anatomía económica de las mismas. Lo nuevo que yo hice fue, 1º, mostrar que la existencia de las clases está ligada necesariamente a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2º, que la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado; 3º, que esa dictadura misma no es sino la transición a la abolición de todas las clases y a una sociedad sin clases” (Karl Marx a J. Weydemeyer, 5.3.1852, MEW 28, 507-508).

1) Fecha.

2) No piensa en heterogeneidad de trabajo con sus predecesores.

3) Pero sus predecesores son historiadores y economistas.

4) Su aportación es de análisis estructural dinámico (Entwicklung) (dialéctica), temporal hacia atrás (punto 1) y hacia el futuro (puntos 2 y 3).

6. “En mis ratos perdidos estoy estudiando español. He empezado por Calderón; de su Mágico prodigioso -el Fausto católico- Goethe ha aprovechado no sólo ciertos trozos, sino incluso la disposición de escenas enteras para su Faust. Luego -horribile dictu- he leído Atala y René de Chateaubriand y algunos trozos de Bernardin de Saint-Pierre, en español, porque en francés no lo habría aguantando” (Marx a Engels, 3.5.1854)

El gusto (buen gusto) del romanticismo alemán. Casi coetáneo con la frase tonta sobre Calderón, al que, evidentemente no había leído antes. Ni cuando escribió la frase tonta.

7. “Por cierto que encuentro bonitos desarrollos [Entwicklungen]. Por ejemplo, he echado por la borda toda la doctrina del beneficio tal como era hasta ahora. En el método de elaboración [Bearbeitung] me ha prestado un gran servicio el haber vuelto a hojear por mero accidente -Freiligrath encontró unos volúmenes de Hegel que habían pertenecido a Bakunin y me lo mandó de regalo- la Lógica de Hegel. Si alguna vez vuelvo a tener tiempo para trabajos así, me gustaría mucho hacer accesible para el común entendimiento humano lo racional del método que se ha descubierto pero, al mismo tiempo, mistificado” (Marx a Engels, 16.1.1858, MEW 29, p. 260).

El origen de la superstición grupuscular del método está ya ahí.

La mala filosofía de la ciencia cree que la dificultad para el entendimiento común está en el método, no en el conocimiento. Es el sano método al revés.

8. “Veo […] que el mozo [Lassalle] se propone referir hegelianamente la economía política en su segundo gran opus. Descubrirá para su mal que una cosa es llevar una ciencia, mediante la crítica, hasta el punto adecuado para poder exponerla dialécticamente y otra muy distinta aplicar un sistema de lógica abstracta, completa, a barruntos de un tal sistema” (Marx a Engels, 1.2.1858. MEW 20, p.275).

El método dialéctico es de exposición.

No se puede meramente aplicar.

Marx da por supuestos los hechos, el conocimiento. Pero se trata de criticarlo. Es el pésimo lado de la crítica, el resto de hegelismo joven.

 

9. “El trabajo de que se trata por de pronto es crítica de las categorías económicas, o bien, if you like, el sistema de la economía burguesa expuesto críticamente. Es simultáneamente exposición del sistema y, mediante la exposición, crítica del mismo” (Marx a Lassalle, 2.2.1858; MEW 29, 551).

¿Qué era “sistema” en el 58? ¿Material o doctrinal? Es material, puesto que está escribiendo los Grundrisse.

Notas: 1) Grundrisse no es exactamente Kapital, sino más abstracto, como piensa Rosdolsky; 2) Anotar el término [Bücher]; 3) Esto es un resto de plan-proyecto; 4) Hegel, realismo; 5) Aquí hay, pues, proyecto de tres obras y plan de una, La crítica de las categorías económicas, o Grundrisse.

10. “No puedo evitar, naturalmente, considerar de vez en cuando críticamente a otros economistas, principalmente la polémica con Ricardo en la medida en que éste, qua burgués, está obligado a dar traspiés incluso desde el punto de vista estrictamente económico. Pero en conjunto, la crítica y la historia de la economía política y del socialismo tendría que ser objeto de otro trabajo” (Marx a Lassalle, 22/2/1858; MEW 29, 551).

 

Ya ha adelantado mucho (mentalmente) hacia ciencia, no crítica. Y, sin embargo, las citas de KI.

11. Otro tema de la misma carta:

“Después de todo, tengo el presentimiento de que ahora cuando, al cabo de quince años de estudios1, he llegado a poder dedicarme a esta obra, van a interferir probablemente acontecimientos tempestuosos. Eso no importa2 [Never mind]. Si he terminado demasiado tarde para atraer todavía la atención del mundo sobre esos temas, será evidentemente culpa mía (my own)…“ (Marx a Lassalle, 22/2/1858).

(1) Marx fechaba, pues, el comienzo de sus estudios en 1843.

(2) El drama ése.

12. “Tú mismo habrás hallado en tus estudios económicos que, en el desarrollo del beneficio [Entwicklung], Ricardo cae en contradicciones con su (acertada) determinación del valor, las cuales han llevado en su escuela al abandono completo del fundamento o a un eclecticismo de lo más desaprobable” (Marx a Lassalle, 11.3.1858; MEW 29, p.554).

No se puede aceptar que la crítica de la política no esté incluida en el plan de 6 libros. Al menos, no sin más.

Notas: 1) Esos eran pues los Vorchapters [Capítulos previos]. 2) Comenta que todo el actual K era un folleto en la intención de Marx en esa fecha.

Aquí Entwicklung es casi construcción desde el fundamento.

Motivación del “problema de la transformación” (aunque indirecta) en la necesidad de fundamentación única interna.

 

13. “Todo es célula. La célula es el ser-en-sí hegeliano y en su desarrollo recorre exactamente el proceso hegeliano, hasta que, por último, se desarrolla a partir de ella la “Idea”, el organismo perfecto de cada caso” (Engels a Marx, 14.7.1858).

Lo grave no es tanto -con serlo mucho- la adoración dogmática de Hegel, sino la creencia anticientífica y antiempírica en la argumentación a priori: según eso, un filósofo puede adivinar la citología “exactamente” (subrayado mío) [cursiva MSL].

 

14. “(…)Si, pues, la average composition del agricultural capital es, por ejemplo, de CV 60, V 40, mientras que la del not agricultural capital es de C 80, V 20, eso prueba que la agricultura no ha alcanzado todavía el mismo nivel de desarrollo que la industria. (Lo que se explica muy bien, dado que, parte de cualquier otra consideración, la condición previa de la industria es una ciencia bastante antigua, la mecánica, mientras que la condición previa de la agricultura son ciencias enteramente nuevas: química, geología y fisiología (…)” (Marx a Engels, 2/8/1862)

Para la relación ciencia-producción. Realmente la teoría de la ciencia de Marx basta para poner en crisis el esquema base-sobrestructura.

 

15. Marx a Kugelmann, 28/12/1862.

Por su alusión a lo que era el libro IV del plan inicial parece indicar que los tres últimos libros no estaban aún remitidos a la continuación (MEW 30, p.639).

Luego en 1862-63 aunque ya existe el plan de Das Kapital, no se ha abandonado el plan de cuatro secciones del p. I.

16. “Para los matemáticos puros, estas cuestiones [sobre máquinas y herramientas] son indiferentes, pero son muy importantes cuando se trata de mostrar la coherencia entre las relaciones y circunstancias sociales humanas y la evolución de esos modos de producción materiales” (Marx a Engels, 28.1.1863; MEW 30, p.321).

¿Límites del tratamiento matemático para Marx?

 

17. “Aquí [en K III] se verá de dónde viene el modo de representación de los paletos y los economistas vulgares, a saber, de que en su cerebro no se refleja nunca más que la forma aparente inmediata de las relaciones y circunstancias, no su coherencia interna. Por lo demás, si esta última se mostrara, ¿para qué haría falta una ciencia?” (Marx a Engels, 27.6.1867, MEW 31, p. 313).

Una concepción ingenua de ciencia, que supone interpretada la apariencia (los hechos), que se trata sólo de componer, como en filosofía.

 

18. “Si quisiera decapitar por anticipado todas esas reservas [de la mentalidad vulgar] echaría a perder todo el método dialéctico de desarrollo [Entwicklung]. Y a la inversa. Este método tiene la ventaja de que constantemente les pone trampas a los (?), las cuales les provocan a una extemporánea manifestación…” (Marx a Engels, 27.6.1867; MEW 31, p.313)

Lo de estropea el método no es estropear la investigación, que ya está hecha, sino la “exposición”, esto es, la validación “redundante”.

La moral no es la del científico.

Esquema detallado del Apéndice al cap.1 de Kapital I, que luego, en la 2ª edición, se incorporó al texto.

 

19. “Lo mejor de mi libro es 1º (en esto se basa toda comprensión de los facts) el doble carácter del trabajo, según se exprese en valor de uso y valor de cambio, subrayado enseguida en el primer capítulo; 2º el, tratamiento de la plusvalía independientemente de sus formas particulares, como beneficio, interés, renta de la tierra, etc. El tratamiento de las formas particulares de la economía clásica, que los mezcla constantemente con la forma general, es una olla podrida” (Marx a Engels, 24.8.1867, MEW 31, p.326).

Es el punto de vista no sólo macro, sino casi de sociedad sin clases. Punto difícil de su economía pura.

 

20. “A finales de la semana pasada les envié [a la Cronicle] one copy [de KI] con una nota en que les decía que aún cuando mi libro sostiene ideas distintas de las suyas, dado el carácter “científico” de su revista, cabe esperar “den alguna noticia de este primer intento de aplicar el método dialéctico a la economía política” [some notice will be taken of this first attempt at pplying the dialectic method to Political Economy]. ¡Ya veremos! (Nous verrons!). En el mundo culto (me refiero, naturalmente, al sector intelectual) se da en estos momentos un gran deseo de conocer el método dialéctico y tal vez éste es el camino más fácil de conquistar a los ingleses” (Marx a Engels, 7/11/1867; MEW 31, pp.379-380).

Pese a la última parte, admitía que se le considerara así.

Además del error del “método dialéctico”, el de “aplicación”.

21. “Muy interesante el libro de Fraas (1847), Klima und Pflanzenwelt in der Zelt, eine Geschichte beider [El clima y la flora en el tiempo, una historia común]; para demostrar que el clima y la flora evolucionan en el período histórico. Es darwinista antes que Darwin y dice que las especies mismas aparecen el período histórico. Pero al mismo tiempo es agrónomo. Afirma que el cultivo del suelo -según su importancia- termina con la “humedad” tan cara a los campesinos (de ahí la emigración de la flora del sur hacia el norte) y acaba por favorecer la formación de estepas. Este hombre es al mismo tiempo un filólogo erudito (ha escrito libros en griego), químico, agrónomo, etc. Su conclusión es, en resumen, que el cultivo -cuando avanza de modo natural, sin que se le domine conscientemente (él, como burgués, no llega, desde luego, a eso), deja s aus espaldas desiertos, Persia, Mesopotamia, etc., Grecia. De modo que también aquí, inconscientemente, una tendencia socialista” (Marx a Engels, 25.3.1868).

a) El texto es de los más importantes si se quiere tratar el problema economía-ecología-política en continuidad literaria con Marx. El texto muestra (1) que conocía el problema; (2) que consideraba político-social su solución. El texto permite, además, interpretar ese “dominio” de la producción.

b) Interpretación buena del asunto del desarrollo de las fuerzas de producción. Esto, más (?) (que, además, se refiere a lo mismo empíricamente) refuta a Martínez Alier.

 

22. Entwicklung traducida.

“La charlatanería acerca de la necesidad de probar el concepto de valor se basa exclusivamente en ignorancia completa, tanto de la cosa de que se trata cuanto del método de la ciencia” (Marx a Kugelmann, 11.7.1868; MEW 32, p. 553).

Eso está bien y es sabido desde Aristóteles. Pero lo que sigue es pésimo Hegel:

“La ciencia consiste precisamente en desarrollar cómo se impone la ley del valor. De modo que si se pretendiera “explicar” desde el principio todos los fenómenos que puede contradecir a la ley, había que suministrar la ciencia antes de la ciencia” (Ibid, p. 553).

Pero es traducible: quiere decir que primero la ley se da más abstractamente, luego menos, y que lo que él considera ciencia es el proceso de concreción, que es limitación. Pero le faltan estos conceptos de sentido común. Y tiene razón al pensar -con sus tecnicismos- que la economía burguesa hace universal un falso abstracto, lo concreto de ahora. Se equivoca al ignorar futura capacidad abstractiva. La economía burguesa tiende a ser ideológica por lo que no dice, como Kelsen.

 

23. Ciencia e ideología

“Puesto que el mismo proceso de pensamiento nace de la situación, puesto que él mismo es un proceso de la naturaleza, el pensamiento que realmente entiende no puede ser sino el mismo siempre, sin diferenciarse más que en grado, por la madurez de su desarrollo, lo que supone también la del órgano con el que se piensa. Todo lo demás es desatino” (Marx a Kugelmann, 11/7/1868; MEW 32, p.553).

Antiideológico, en la euforia.

24. Evolución a “economía positiva”:

“Sólo poniendo en el lugar de los conficting dogmas los conflicting facts y las contraposiciones reales que constituyen su trasfondo oculto es posible transformar la economía política en una ciencia positiva” (Marx a Engels, 10.10.1868 (MEW 32, p.181).

Evolución en un momento alto de su trabajo.

 

25. “En su última conferencia en Edimburgo, en la que se volvió a manifestar más materialista que los últimos años, Huxley ha dejado abierta, también esta vez, una nueva puerta trasera. Mientras observamos y pensamos realmente, no podemos salir del materialismo. Pero todo esto desemboca en la relación causa y efecto, y “vuestro gran compatriota Hume” ha probado que esas categorías no tienen nada que ver con las cosas en sí. Ergo, son libres de querer lo que querían q.e.d.” (Marx a Engels, 12.12.1868; MEW 32, p.229).

Documento importante por la tendencia engelsiana.

Interesante la insinuación contra la lógica.

Se refiere a Thomas Henry Huxley, On the physical… Conferencia 8/11/1868

26. “Partiendo de la lucha por la vida en la sociedad inglesa -la guerra de todos contra todos, bellum omnes contra omnes-, Darwin ha sido llevado a descubrir que la lucha por la vida es la ley dominante en la vida “animal” y vegetal. Pero el movimiento darwinista, por el contrario, ve en ello una razón decisiva para que la sociedad humana no se emancipe nunca de su animalidad” (Marx a Laura y Paul Lafargue, 15/2/1869; MEW 32, p.592).

a) Marx admite que la génesis de la idea de Darwin no empece a su acierto; b) distingue tácitamente entre ciencia y política; c) rechaza tácitamente la inferencia ab esse ad debet; d) texto de mucha importancia para mostrar que es un error imputar a Marx economicismo. El esquema mental es el mismo: hay papel activo de la cultura, de la artificialidad.

Más, en general, concepción de la relación hombre-naturaleza.

El texto documenta, por una parte, el límite del naturalismo de Marx. Por otra, un efecto bueno del hegelismo, que permite pensar por “Aufhebung”. Consiguientemente, el indeterminismo.

27. “(…) El primer impulso de Newton se convierte en un primer calentamiento. A pesar de ello esta teoría se presenta como la consumación más refinada y suprema del materialismo, y estos caballeros prefieren construirse un mundo que empieza en el absurdo y termina en el absurdo que descubrir en esas consecuencias absurdas la prueba de que no conocen su supuesta ley natural más que a medias” (Engels a Marx, 21.3.1869 [MEW 32, pp.286-287).

a) Contra la termodinámica por (a) ateísmo, (b) creencia en el sentido del mundo.

a´) Engels presuponiendo sentido al cosmos: E -> M, 21.3.1869. Y en contra la termodinámica.

28. “Lange es tan ingenuo que llega a decir que me muevo “con insólita libertad” en el material empírico. No tiene ni idea de que ese “libre movimiento en el material” no es sino una paráfrasis del método de tratar el material, a saber, el método dialéctico” (Marx a Kugelmann, 27/6/1870; MEW 32, p.668)

Importantísimo paso, en el que el método queda presentado como de “exposición”. Bearbeitung en otros lugares.

29. “Me habían mandado desde San Petersburgo todo un paquete de libros y publicaciones oficiales, pero ha sido robado, probablemente por el gobierno ruso (…) material absolutamente necesario para el capítulo del volumen segundo en el que estudio la propiedad de la tierra, etc en Rusia.” (Marx a Piotr Lavrovich Lavrov, 11/2/1875).

Justificación de la opinión ortodoxa sobre la posición de Marx acerca de Rusia.

30. “Cuando estuve con usted anteayer se me olvidó comunicarle una noticia importante que tal vez no conozca. El fisiólogo Traube de Berlín ha conseguido fabricar células artificiales. Desde luego que no son todavía como las células naturales; no tienen núcleo” (Marx a Engels,18.6.1875).

a) Interesante para entender el progresismo, parecían acumularse los descubrimientos “definitivos”. En realidad, Traube produjo gotas de substancias químicas que estaba rodeadas por una membrana superficial semipermeable. Que es su aportación al estudio de la presión osmótica.

b) Sobre Traube. La expectativa prometeica en la ciencia.

La Dynamische… (1877) de Moses muestra que todos se sintieran atraídos por la cosmología, a causa: a) del progreso grande del 2-XIX; y b) por su intuibilidad.

31. Marx a Schott, 3.11.1877.

Sobre crisis final de K y de Marx (MEW 34, p.307).

Notas: 1) Ergo en 1877, pensaba que KII-KIII y TM [Teorías sobre la plusvalía] serían dos volúmenes. 2) En realidad, este pasado es el único indicio de crisis.

32. Marx a Danielson, 15.11.1878.

Sobre crisis final (MEW 34, p.359).

La crisis se presenta aquí por causas de interés intelectual: puesto que el suyo era la revolución, y eso la historia ni la ciencia pura, ¿para qué terminar Das Kapital, basado en Inglaterra, en el viejo capitalismo?

 

33. Sobre crisis final. Arranque que se podría considerar depresivo:

“En la velocidad del progreso económico los Estados Unidos han superado ampliamente a Inglaterra, aunque todavía está detrás de ella por lo que hace a la santidad de riqueza apropiada; pero, al mismo tiempo, las masas son más activas y tienen en sus manos mayores medios políticos para rechazar la forma de un progreso que se realiza a costa de ellas.» (Marx a Danielson, 10/4/1879; MEW 24, 370).

Ya está desengañado de la clase obrera inglesa.

Luego viene un importante párrafo que, tras un adorno de probable racionalización del estado de ánimo depresivo, declara abiertamente la falta de ganas de publicar y añade su explicación (MEW 34, pp.370-371).

Aunque la explicación parece sólo por causas superficiales, hay mucho fondo: la novedad de la situación está vivida como algo de raíces. Así se ve por el último párrafo, que da dimensión “teórica” al escrito (MEW 34, p.372).

Inapelable por lo que hace al estado de ánimo. Hay al final un uso de “progreso” que no parece del todo claro, aunque sí muestra persistencia de nociones; es el curso de una comparación USA-Rusia (MEW 34, pp.374-375).

34. Marx/Engels, Circular a Bebel etc., 17-18/9/1879.

Es muy buen lugar de la confusión: pathos científico para doctrina revolución

35. “Liebknecht, luego de su gran metedura de pata en la transacción con los lassalleanos, ha abierto de par en par las puertas a todos esos semihombres (los de Zürich y su medio) preparando así, malgré lui, una desmoralización en el partido que sólo se pudo superar por la ley contra los socialistas” (Marx a Sorge, 19/9/1879).

Es una versión grotesca de la tesis del tanto mejor.

 

36. Marx a Ferdinand D.N, 27.6.1880, (MEW 34, p.447)

Sobre crisis final. Claro: “Entwicklung” quiere decir histórica.

37. Marx a Danielson, 12.9.1880.

Está primero la declaración de las causas físicas y familiares de la inactividad teórica (MEW 34, p.463).

Pero, más adelante, hay una explicación implícita de su paralización. Esa vez parece aludir a la constitución de un capitalismo internacional:

”(…) Pero pese a la quiebra de algunos bancos provinciales escoceses e ingleses, ha faltado completamente el punto culminante de las anteriores grandes crisis periódicas inglesas, el crack de la Bolsa de Londres. Este hecho totalmente extraordinario, la falta de lo que con razón se llama pánico del dinero, se tiene que atribuir a un encadenamiento de circunstancias cuyo análisis en este momento me llevaría muy lejos. Pero una de las circunstancias más decisivas ha sido la siguiente: el interesante drenaje de metales nobles de 1879 quedó compensado en gran medida por la colaboración de la Banque de France y de la Deutsche Reichesbank. Por otra parte, la repentina reanimación de los Estados Unidos actuó como un deus ex machina desde la primavera de 1879” (MEW 34, 463-464).

No olvidar, de todos modos, que podía tratarlo, dentro de su viejo esquema, sub Mercado mundial. Creo…

 

38. “La posibilidad abstracta de que la humanidad llegue a ser tan numerosa que haya que poner limitaciones a su aumento está dada. Y si una vez la sociedad comunista se viera obligada a regular la producción de seres humanos igual que habrá regulado la producción de cosas, ella precisamente y sólo ella será la que lleve a cabo una cosa así sin dificultades” (Engels a Kautsky, 1.2.1881).

Es evidente que para Engels, a diferencia de lo que piensa Harich, la falta de dificultades arraiga en la libertad.

 

39. «El sueño de la ruina inminente del mundo animó a los cristianos primitivos en su lucha contra el imperio universal romano y les dio la certeza de la victoria. La comprensión científica de la descomposición inevitable, que constantemente procede ante nuestros ojos, del orden social dominante y las masas cada vez más azotadas en sufrimiento por los viejos fantasmas gubernamentales, así como el desarrollo positivo de los medios de producción, en gigantesco progreso [MSL: ni siquiera las fuerzas productivas, sino los medios], todo eso basta como garantía de que con el momento del estallido de una revolución realmente proletaria quedará dadas también las condiciones de su modus operandi inmediato y directo, que seguro no será idílico» (Marx a Nieuwenhuis, 22/2/1881).

La curiosa involuntario confesión de la analogía funcional de la religión y su «ciencia».

Y la confusión final: esto está escrito poquísimo antes que la carta a Vera Sasúlich, y lleva el objetivismo hegeliano al máximo. No se puede hablar de cambio.

40. “Necesito descanso absoluto, sólo con tu familia, nº 11, Boulevard Thires. Tuyo, O(ld=) N (ick)”.“Entiendo por “descanso”, “vida familiar”, el “ruido de los niños”, ese “mundo microscópico” que es mucho más interesante que el “macroscópico” (Marx a Jenny Longuet, desde Cannes, 4.6.1882).

Una macroscópico y microscópico con tono emocional contrapuesto incluso al uso de “microcosmos” en los borradores da Vera Zasúlich.

Aunque creo que nunca llegó a serenidad “sabia”, tenía ya ciertos elementos al final. O la tuvo siempre, aunque en contradicción.

41. “En el Darwin, al que he vuelto a echar un vistazo, me divierte lo que dice de que aplica la teoría “de Malthus” también a plantas y animales, como si en el caso del Malthus el no consistiera en que la teoría no se aplica a plantas y animales, sino sólo a seres humanos -con la progresión geométrica- en contraposición a plantas y animales. Es notable como reconoce Darwin, entre bestias y plantas, su sociedad inglesa, con su división del trabajo, su competencia, su apertura de nuevos mercados, sus “inventos” y su malthusiana “lucha por la existencia”.Es el bellum omnium contra omnes de Hobbes y recuerda al Hegel de la Fenomenología, que llama a la sociedad burguesa “reino animal espiritual”, mientras que en la obra de Darwin el reino animal figure como sociedad burguesa” (Marx a Engels, 18/6/1882; MEW 30, p.249).

El Marx anterior a 1857 cita más la Fenomenología que la Lógica, al contrario que luego.

42. Asunto Podolinski:

“Tú sabes mejor que yo hasta qué punto somos capaces de dilapidar como reservas de energía el carbón, los minerales, los bosques, etc. Desde ese punto de vista, la caza y la pesca se presentan también no como una fijación de calor solar nuevo, sino como consumo y hasta comienzo del desperdicio de la energía solar previamente acumulada.

Hay más: la planta hace inconscientemente lo que el hombre hace intencionalmente. Las plantas -como se sabe desde hace una eternidad- son las grandes absorbentes y almacenadoras del calor solar en una forma modificada. Así, pues, el hombre, por el trabajo, en la medida en que fija el calor solar (cosa que ocurre no pocas veces en la industria e incluso en otros campos), llega a unir las funciones naturales del animal que consume energía con las de la planta, que la recoge (fotovoltaico).

A partir de su importantísimo descubrimiento, Podolinski ha tomado el camino equivocado porque ha querido encontrar una nueva prueba científico-natural del acierto del socialismo, y ha mezclado así lo físico y lo económico” (Engels a Marx,19.12.1882).

Claro que no por esto deja Engels de ser un progresista. Pero ver la rectificación del 22.12.1882.

 

43. K2, K3. Despiste inicial.

“He encontrado el manuscrito de la “Zirkulation des Kapitals” y del 3er libro, “Die Gestaltungen des Gesamtprozess”, unas 1.000 páginas in folio. Es imposible decir ya ahora si el manuscrito puede ir a la imprenta en su actual estado. En cualquier caso, tendré que copiarlo, porque es un primer borrador. Mañana finalmente tendré tiempo para dedicar unas horas a repasar todos los manuscritos que nos ha dejado el Moro. Se trata ante todo de un compendio de dialéctica que desde hace tiempo quería llevar a cabo1. Pero siempre mantuvo secreta para nosotros la situación de sus trabajos2; sabía que si se hubiera conocido lo que tenía ya listo se la habría insistido hasta que diera permiso para publicarlo. Todo esto entre nosotros, porque yo no tengo derecho a publicar nada si Tussy, que es mi co-ejecutora literaria” (Engels a Pjotr Lawrowitsch Lawrow, Londres, 2.4.1883. MEW 36, p.3).

(1) Engels no sabía nada de los “últimos” trabajos de Marx, es decir, de casi todo.

(2) De todos modos, sabía que no sabía.

Y eso a pesar de las consultas.

Y del Abrib der Dialektik [Compendio de la dialéctica], nunca más se supo.

44. K2, K3. Cautela en el despiste.

“Aquí está el 2º volumen (Band) del Capital, pero no puedo decir en qué estado: 1.000 páginas de manuscritos que leer. Pero no diga todavía nada en el periódico; en cuanto le pueda decir algo seguro, le mandaré cosa auténtica” (Engels a Eduard Bernstein, London, 14/4/1883; MEW 36, 9).

Un mes justo de la muerte de Marx No parece haber leído. Pero su expresión hace que posteriores optimismos resulten fórmulas.

 

45. “Y ahora, a mis 63 años, con la jiba llena de mi trabajo propio y con la perspectiva de un año de trabajo1 en el volumen (Band) II del Capital y otro año para la biografía de Marx junto con la historia del movimiento socialista alemán del 43 al 63 y la de la Internacional del 64 al 72, tendría yo que esta loco para cambiar mi tranquilo asilo por lugares en los que hubiera que intervenir en reuniones y en la lucha periodística, con lo que ya basta para que se te enturbie inevitablemente la mirada clara” (Engels a August Bebel, London 30/4/1883, MEW 36, p. 21)

(1) Despiste completo al mes de la muerte de Marx (y medio).

46. K2, K3. Despiste inicial:

“El manuscrito del II volumen (Band) está terminado antes de 1873, probablemente ya antes de 1879. Está escrito con letra alemana, mientras que a partir de 1873 Marx usó exclusivamente letras latinas” (Engels a August Bebel, London, 30/4/1883. MEW 36, 22).

Sabía tan poco de esos papeles, que para fecharlos aproximadamente tiene que recurrir a ese criterio.

 

47. “El 2º volumen (Band) me va a dar un trabajo imponente, por lo menos el libro II. Hay un texto completo, del año 1868 más o menos, pero no es más que un brouillon. pero además hay tres, si no cuatro, reelaboraciones que proceden de períodos diversos, pero ninguna de ellas está completa. No será ningún trabajo fácil entresacar de eso un texto definitivo. El libro 3º está concluido desde 1869/1870 y no se ha vuelto a tocar desde entonces. Pero donde trata de la renta de la tierra tendré que traer a colación sus extractos rusos, a causa de las notas, los datos y los ejemplos. Tal vez pueda construir una parte del volumen (Bandes) 3º a base del manuscrito de 1858/18621 (cuyo comienzo apareció en Berlín en 1859), el cual lleva al final de cada capítulo la historia crítica de los puntos teóricos estudiados en casa caso” (Engels a Laura Lafargue, London, 22/5/1883, MEW 36, p. 32).

(1) O son los Grundrisse o, más probablemente (ya que Zur Kritik sería su comienzo) el manuscrito perdido del que procede el “cap. VI”.

Pero lo de la historia hace pensar al manuscrito 1861-1863.

No, porque Engels dice a Laura en 31/3/1884 que acaba de encontrar éste.

48. “Hemos de cargar hasta marzo próximo con la casa de Marx, de modo que no hay por qué precipitarse en la mudanza y los planes de futuro. Aparte de que es obra de romanos poner en orden este legado. Lo que me asombra es que Marx ha salvado casi todos los papeles, las cartas y los manuscritos incluso de antes del período del 48: es un material estupendo para la biografía, que desde luego escribiré, y que, entre otras cosas, será también la historia de la “N Rh Ztg y del movimiento del 48/49 en el Bajo Rhin, la historia del piojoso exilio londinense de 1849/1852 y la de la Internacional. Ante todo hay que editar el 2º volumen (Band) del “Capital”, que no es ninguna broma. Hay 4-5 redacciones del Libro (Buch) 2º, sólo la primera de las cuales es completa, y las posteriores sólo empezadas; costará trabajo, tratándose de un hombre como M (arx), que pesaba cada palabra en balanza de platero. Pero es para mí un trabajo agradable, porque vuelvo a estar con mi viejo camarada” (Engels a Johann Philipp Becker, London 22.5.1883, MEW 36,p. 28).

Aunque ya sabe que es mucho trabajo, parece creerlo incidental en su actividad.

 

49. K2, K3:

“(…) escribir en limpio todo el volumen (Band) 2º ” (Engels a Eduard Berstein, London, 12-13/6/1883, MEW 36, p.36).

Error tras la sorpresa I.

50. “A la muerte del pobre Moro, Tussy me dijo, en respuesta a una pregunta mía, que ella y yo teníamos que decidir acerca de todos sus escritos y publicar lo que hay que publicar, en particular el 2º vol. (Band) y los trabajos matemáticos” (Engels a Laura Lafargue, London, 24.6.1883; MEW 36, p.42)

Casi previo a la sorpresa.

 

51. K 2, K3. El retraso:

“Si no hubiera sido por la masa de material norteamericano y ruso (sólo en estadísticas rusas hay 2 metros cúbicos de libros), el 2º volumen (Band) estaría impreso hace mucho tiempo. Esos estudios de detalle le han frenado mucho tiempo. Como siempre, todo tenía que estar completo hasta la misma fecha, mientras que ahora todo se reduce a nada, salvo sus extractos, en los que hay que esperar que, según su costumbre, se encuentren muchas glosas críticas utilizables para las notas del volumen 2º (Band)” (Engels a Friedrich Adolph Sorge, London, 29.6.1883, MEW 36, 46)

No eran estudios de detalle, aunque es acertada la observación sobre el perfeccionismo de Marx.

Engels se equivoca sobre la causa del retraso que, a primera vista (optimista) sería el libro II, como luego dirá Engels. Pero yo creo en las dos cosas.

 

52. K2, K3. Retraso de Engels. Preferencias:

“El manuscrito de usted me llega oportunamente: precisamente ayer terminé la redacción final de la 3ª edición alemana del Capital y me he propuesto pasar a la redacción del 2º volumen (Bandes), en cuanto que vuelva de la playa. Su obra ha llegado, pues, en el momento precisamente en que tengo algo de tiempo” (Engels a Gabriel Deville, London, 12.8.1883. MEW 36, p.48).

Estaba a punto de irse a descansar. El 19 estaba ya seguro en Eastbourne desde donde escribió a Laura. Llegó a Eastbourne el 17/8 y se detuvo allí hasta el 14/9.

O sea: tras la sorpresa I, o gruesa, llegan las vacaciones.

53. “Te preguntarás que cómo es posible que me ocultara, precisamente a mí, hasta donde había llegado el asunto. Muy sencillo: si yo lo hubiera sabido, no le habría dejado en paz ni de día ni de noche, hasta conseguir que lo terminara e imprimiera. Marx lo sabía mejor que nadie; y sabía además que en el peor de los casos, que es el que se ha presentado, yo podía editar el manuscrito, según su espíritu, cosa que él mismo dijo a Tussy” (Engels a August Bebel, Eastbourne, 30/8/1883; MEW 36, 56).

Segunda sorpresa.

 

54. K 2, K 3. Valoración. Aún no decisión final manuscritos:

“El 2º volumen del Capital me va a dar todavía bastante trabajo. La mayor parte del manuscrito data de antes de 1868 y a trozos es puro brouillon. El libro segundo decepcionará mucho a los socialistas vulgares, porque contiene casi exclusivamente investigaciones estrictamente científicas y muy delicadas sobre cosas que ocurren dentro de la misma clase capitalista, y absolutamente nada con que se pueda fabricar consignas y declamación” (Engels a Karl Kautsky, London, 18.9.1883, MEW 36, p. 61).

Todavía piensa en el manuscrito IV (antes de 1868) como base, en vez de II + VIII.

55. K 2, K 3. Enfermedad y reorientación.

“¡Ay este 2º volumen! No sabe usted, querido amigo, lo que me pesa!. Pero he perdido seis meses por causa de mi maldita enfermedad. Y tampoco podré ponerme en serio antes de la mitad de marzo, porque hasta entonces tendré que ir ordenando todos estos libros, papeles, periódicos, etc y no puedo hacerlo sin cansarme más que unas pocas horas al día”” (Engels a Piotr Lawrovich Lawrow, London, 5.2.1884, MEW 36, p. 99).

La enfermedad y los papeles son su argumento más importante (contra la idea de Rubel), pero lo esencial es que Engels necesitó digerir el hallazgo.

56. “Tengo ante mí unos 60 pliegos (de 16 páginas de imprenta cada uno) de manuscritos viejos de Marx y míos de los años 1845-1848. Sólo fragmentos se podría publicar de todo ello, pero no puedo ponerme a trabajarlos hasta que haya terminado con el manuscrito del 2º volumen del Capital. Así, pues, no hay más remedio que esperar” (Engels a Piotr Lawrowich Lawrow, London, 5/2/1884; MEW 36, 99).

Sólo paulatinamente ha ido viendo Engels el orden de importancia entre las cosas.

57. “Dentro de dos semanas podré aplicarme en serio al 2º volumen del Capital: será un trabajo de romanos, pero me alegra ya pensar en ello” (Engels a Friedrich Adolph Sorge, London, 7.3.1884 MEW 36, p.124)

Dos semanas después será el 21/3/1884. Aproximadamente un año después de la muerte de Marx.

 

58. K2, K3. Reorientación:

“Con Meissner me he puesto de acuerdo en editar primero separadamente el 2º libro del Capital, a lo que seguirán el 3º y las Teorías sobre la plusvalía como 2ª mitad del 2º volumen. Así todo d irá más deprisa” (Engels a Karl Kautsky. London, 24/3/1884, MEW 36, p. 129).

Al ver tan corta esa 2ª mitad, es que está pensando en el manuscrito de 1861-1863, el cual tiene de las dos cosas. (Comprobar).

 

59. “Me he puesto de acuerdo con Meissner en que hay que publicar primero y por separado el libro 2º1 (proceso de circulación del capital); podré empezar en cuanto que esté terminado el trabajo grosero. Luego vendrá el libro 3º, junto con las Teorías sobre la plusvalía, extenso trabajo crítico que he encontrado ahora y que representa una parte del primer manuscrito del Capital (1862)” (Engels a Laura Lafargue, London, 31.3.1884; MEW 36, p.131)

(1)¿Primera noticia? Evidentemente, sigue despistado respecto de la extensión del K III. ¿No había visto aún las cosas de Danielson? Sí, pero las creía estudio de detalle ya inútil.

59. Preferencias:

“Luego de eso empieza inmediatamente el volumen II, luego las siguientes revisiones. 1ª vuestra “Misère”; 2ª Notas y prólogos para la francesa, 3ª revisión de la traducción inglesa, que ahora va a avanzar mucho. Además, 4º, más “Dühring” y lo que me llegue de Francia para revisión (Engels a K. Kautsky, London, 11.4.1884. MEW 36, p.133).

Despiste grande, proclamo.

Además de ordenar la casa de Marx para su desalojo, liquidar correspondencia, etc, Engels escribió El origen antes de ponerse en serio. Por cierto, que lo considera simple resumen de Morgan.

 

60. K2, K3 ¿Preferencia y despistes?

“Estoy cargado de trabajo con la revisión de ese texto alemán y del Capital inglés, de modo que me gustaría saber cómo he de organizarme para no perder el tiempo inútilmente. Pues tengo que ponerme de una vez al 2º volumen, y ya me están anunciando de Zürich la necesidad de una 2ª edición de mi Dühring y una 4ª de mi “Guerra de los campesinos”, lo que quiere decir nuevas revisiones y prólogos” (Engels a Paul Lafargue, London, 18.4.1884. MEW 36, p. 140

A más de un año de la muerte de Marx, no se ha puesto al trabajo, aunque siente la necesidad.

 

61. Semidespiste:

“El libro II aparecerá probablemente por separado.” (Engels a Ludwig Kugelmann, London, 4/5/1884. MEW 36, 144).

Ha pasado más de un año de la muerte de Marx, pero sigue con un despiste completo. O ya no completo, pero casi.

 

62.“En cuanto que suelte el último capítulo [del Urspurng] y ordene unas cuantas cosas en la casa -libros,etc-, la emprenderé con el 2ª volumen del Capital, de día, y por la noche, ante todo, vuestra Misère de la Philosophie, junto con notas y prólogo. Esa distribución es no sólo útil, sino también absolutamente necesaria, porque la escritura de Marx no se puede estudiar mucho tiempo con lámpara si uno no está empeñado en quedarse ciego” (Engels a Karl Kautsky, London, 23.5.1884, MEW 36, pp. 148-149).

Aún no se da cuenta

63. K2, K3. Aún no se da cuenta:

“Ahora voy a empezar con el 2º volumen del Capital trabajando en él durante el día; las veladas serán para la revisión de las varias traducciones ya en curso o anunciadas. El escrito que acabo de terminar será por mucho tiempo mi último trabajo autónomo” (Engels a Laura Lafargue, London, 26.5.1884, MEW 36, p. 154).

A Kautsky, etc, lo llamó resumen de Morgan, o incluso “el Morgan”

Conciencia insuficiente de legado.

64. K2, K3. Recapacitación final:

“Entre los papeles de Marx he encontrado varios diarios de marcha militares, y cosas semejantes, sobre columnas alemanas en Suiza; probablemente son parte de los papeles que tú dices. Tal vez encuentre más. Todo está seguro aquí, aunque en completo desorden todavía. Por el momento no tengo más remedio que meter todo el correo, etc en un gran cajón, hasta que tenga tiempo de seleccionarlo y mirarlo. Ahora es absolutamente necesario establecer en texto imprimible y escritura legible los volúmenes finales del Capital. Yo soy entre todos los vivos el único que puedo hacer ambas cosas. Si yo estirara la pata antes de terminarlo, nadie más podría descifrar esos papeles que Marx mismo era muchas veces incapaz de leer, a diferencia de su mujer y de mí. Las cartas, en cambio, están en una escritura que pueden leer también otros” (Engels a Johann Philipp Becker, London, 20.6.1884. MEW 36, pp.162-163

Los papeles militares, por la personalidad de B[ecker], “el único general revolucionario alemán”.

Esta es la única declaración formal de cambio de plan con los papeles póstumos. Ahora ya debía de estar en claro acerca de la importancia de los papeles y de su volumen.

65. “(…) Tu punto de vista desemboca en la idea de que la producción, aunque determina ahora la institución social, no lo ha hecho antes de la producción capitalista, porque las herramientas no habían cometido aún el pecado original. Al decir medios de producción dices sociedad, y sociedad codeterminada por esos medios de producción. No hay medios de producción en, fuera de la sociedad y sin influencia en ella, dele mismo modo que no hay capital en sí. Pero lo que hay que mostrar es cómo los medios de producción, que en períodos anteriores, incluido en de la producción simple de mercancías, ejercieron un dominio muy suave en comparación con el actual, han llegado a ejercer el presente dominio despótico; y tu demostración me parece insuficiente porque no menciona uno de los polos: la producción de una clase que no tenía ya medios de producción, no, por lo tanto, medios de vida, y que, consiguientemente, tenía que venderse a trozos” (Engels a Karl Kautsky, London, 26.6.1884; MEW 36, 167-8).

Esta determinación por los medios de producción y la producción no estaba en la idea de 1848. Ha sido socialdemócrata y economicista (Loria); pero ahora resulta reaccionaria-revolucionaria.

66. Hacia el final de K II:

“Mañana empieza la embrolladísima redacción final de la sección 3ª del libro II del Capital” (Engels a Eduard Bernstein, London, 11/11/1884; MEW 36, 239).

Entonces, ¿el manuscrito VIII no era tan liso?

67. Aparente adhesión al Marx de la carta a O.S.:

“No hay duda de que la comuna, y en cierta medida el artel, contenían gérmenes que en ciertas condiciones podrían haberse desarrollado ahorrando a Rusia la necesidad de pasar por los tormentos del régimen capitalista. Suscribo sin reservas la carta de nuestro autor [Marx] sobre Zhukovski. Pero para él tanto como para mí, la primera condición que se necesitaba para realizar esto era el impulso desde el exterior, el cambio del sistema económico en Europa occidental, la destrucción del sistema capitalista en sus países de origen” (Engels, carta a Nikolai Fransevich Danielson, 24/2/1893).

*

9. Escritos sobre Rusia: anotaciones de lectura.

De varias carpetas depositadas en Reserva de la UB y de fichas comentadas de conferencias de 1983, estas observaciones de Sacristán en torno a “Apuntes de Karl Marx, F.Engels: Escritos sobre Rusia. II: El porvenir de la comuna rusa. Traducción de Félix Blanco; preparación, revisión y notas de José Aricó. Ediciones de pasado y presente, México, 1982”.

 

 

A Engels, “Acerca de la cuestión social en Rusia”, Der Volksstaat, 1875; reproducido con epílogo en Internationales aus dem “Volksstaat”, Berlin, Verlag der Expedition des Vorwats, 1894, pp. 47-60.

 

1. “La revolución a que aspira el socialismo moderno consiste, brevemente hablando, en la victoria del proletariado sobre la burguesía1 y en una nueva organización de la sociedad mediante la liquidación de las diferencias de clase. Para eso se precisa, además de la existencia del proletariado, que ha de llevar a cabo esta revolución, la existencia de la burguesía, en cuyas manos las fuerzas productivas de la sociedad alcanzan ese desarrollo que hace posible la liquidación definitiva de las diferencias de clase” (p. 71).

(*) Con eso se coloca en un plano diferente del de Marx.

  1. Mantenimiento estricto del modelo.
  2. Verdad literal historicista por “moderno”.

c) En cambio, si se amplia “socialismo”, sofisma: supone que un efecto sólo puede tener una gestación.

2. Oposición a Marx respecto del artel y las cooperativas europeas:

“(…) el artel es una forma primitiva y por ello poco desarrollada, de asociación cooperativa, sin nada exclusivamente ruso o eslavo. Estas asociaciones se forman en todas partes donde son necesarias: en Suiza, en la industria lechera; en Inglaterra, entre los pescadores y aquí reviste las formas más diversas. Los peones de pala de Silesia (los alemanes, no los polacos), que tantos ferrocarriles alemanes construyeron en la década de los cuarenta, estaban organizados en auténticos arteles. El predominio que esta forma tiene en Rusia prueba, naturalmente, que en el pueblo ruso alienta una acusada tendencia a la asociación, pero no demuestra, ni mucho menos, que este pueblo pueda saltar, ayudado por esta tendencia, del artel a la sociedad socialista. Para este salto se precisaría ante todo que el propio artel fuera capaz de desarrollarse, que se desprendiese de su forma primitiva -en la cual (…) es más beneficioso para el capital que para los obreros- y que se elevase, por lo menos, al nivel de las asociaciones cooperativas de Europa Occidental” (pp. 76-77)

Contradicción con Marx: a) en la estimación del artel; b) en la valoración de instituciones de las instituciones de la economía capitalista adelantada, como las cooperativas; c) razonamiento por demostración, en vez de por posibilidad. Es interesante que este texto, de 1875, se debe confrontar con Marx 1877. Y el post-scriptum de 1894 con Marx 1881.

3. Imprescindibilidad de la revolución europea para la obschchina (p. 80). Versión más eurocéntrica de la tesis conjunta con Marx de 1882.

 

B. Engels, Post-scriptum de 1894 a “Acerca de la cuestión social en Rusia”.

1. La tesis «ortodoxa», incluso con acentuación del eurocentrismo:

“Si es que se puede, en general, plantear la cuestión de saber si a la comunidad rusa le espera un destino mejor*, la causa de ello no radica en ella misma, sino únicamente en que en un país europeo ha conservado cierta fuerza vital hasta una época en la que en la Europa Occidental la producción mercantil y su forma última y superior -la producción capitalista- ha entrado en contradicción con las fuerzas productivas creadas por ella misma, una época en que resulta incapaz ya de dirigirlas y perece a consecuencia de dichas contradicciones internas y los conflictos de clase condicionados por estas últimas. Ya sólo eso prueba que la iniciativa de semejante transformación de la comunidad rusa únicamente puede partir del proletariado industrial de Occidente, y no de la comunidad misma” (pp. 87-88)

(*) Cuestión que Marx no sólo planteaba, sino que resolvía afirmativamente

Esa es la versión ortodoxa hecha coherente de las respuestas de heterodoxo y oscuro Marx inconsecuente. Muy lejos de Marx.

2. Reafirmación de la filosofía de la historia1:

“(…) es históricamente imposible que una sociedad que se halla en un grado de desarrollo económico inferior tenga que resolver problemas y conflictos que surgen y pueden surgir sólo en una sociedad que se halla en un grado de desarrollo mucho más alto” (p. 89).

Recuperación contra el Marx viejo del Marx clásico y el fatalismo del modelo filosófico-histórico o dialéctico.

*

 

10. OME(Obras de Marx y Engels)

 

Sacristán dirigió la edición de las obras de Marx y Engels que iban a ser publicadas por Crítica. Se editaron finalmente sólo algunos volúmenes. Entre ellos, su traducción del Anti-Dühring (OME 35) y de los libros I y II de El Capital (OME 40,41 y 42). Sacristán dejó traducida la mitad del libro III.

El siguiente texto, seguramente escrito en 1976, es el escrito de presentación de este proyecto.

*

 

OME (Obras de Karl Marx y Friedrich Engels) va a ser la primera edición general de las obras de ambos autores en lengua castellana. Se ha decidido no llamar a la edición “Obras completas” porque el criterio con el que establecer hasta qué punto es completa una edición de las obras de Marx y Engels no se puede fijar todavía de un modo estricto desde el punto de vista filológico. Están en curso los trabajos de una edición internacional completa, crítica y políglota de esas obras, con un criterio inequívoco de completud, el que consiste en editar absolutamente todo trozo de papel escrito por Marx o Engels: KARL MARX, FRIEDRICH ENGELS, Gesamtausgabe (MEGA), edición del Instituto de Marxismo-Leninismo del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y el Instituto de Marxismo-Leninismo del Comité Central del Partido Socialista Unificado de Alemania, Berlín, Dietz Verlag, 1972 y siguientes. Pero la edición de esta “Nueva MEGA” cubrirá con sus 100 volúmenes previstos, varias décadas. Tiene, además, una intención histórico-crítica poco realizable en una traducción. OME, que se beneficiará de los resultados editoriales del equipo de la Nueva MEGA, entiende por obras de Marx y Engels, sin que la mención “completas” se imprima en sus volúmenes, la edición general más completa hoy existente, publicada por los mismos institutos que ahora trabajan en la Nueva MEGA: KARL MARX -FRIEDRICH ENGELS,Werke, Berlín, Dietz Verlag, 1961-1968, 39 volúmenes más dos volúmenes complementarios y otro de índices. OME incluirá también textos no publicados en esa edición -que se mencionará mediante la sigla MEW-, pero que estén ya disponibles o se hagan disponibles mientras procede la edición de OME.

Para describir el fondo básico del que parte OME se puede tener en cuenta la estimación por el equipo editorial de la Nueva MEGA de lo que abarca la edición MEW: “La particular importancia de esta edición consiste en que ha hecho accesibles casi dos terceras partes de los escritos de los fundadores del marxismo «KARL MARX, FRIEDRICH ENGELS, Gesamtausgabe (MEGA), Probeband, pág. 9). A lo que hay que añadir que el otro tercio, el que la Nueva MEGA sacará por primera a la luz, se compone de textos bastante menos considerables. Los editores de la Nueva MEGA escriben al respecto lo siguiente en su presentación del tomo de muestra: “A las obras, artículos y cartas ya componen la segunda edición rusa de las obras y la edición alemana basada en ella se añadirá trabajos y cartas menores o descubiertos desde entonces. Pero ante todo se publicará también todos los manuscritos, proyectos, extractos, anotaciones marginales en libros, etc. Además, aparte de las cartas de Marx y Engels, se recogerá también todas las cartas de terceras personas dirigidas a ellos o intercambiadas entre sí. Sólo estos nuevos materiales publicados llenará varias docenas de tomos”. (Obra citada, pág. 11).

OME recogerá los nuevos materiales que haga accesibles la Nueva MEGA en volúmenes posteriores al 68 de su plan inicial. Nuestra editorial ha concertado con la editorial Dietz el acuerdo correspondiente. Asimismo se ha convenido por ambas editoriales una comunicación habitual con objeto de recoger en OME las rectificaciones de descifrado y lectura que el renovado trabajo con todos los manuscritos de los autores permita a los editores de la Nueva MEGA.

En cambio, no se considera tarea de OME reproducir el aparato crítico que acompaña a los textos de la Nueva MEGA. OME pretende ser una edición elemental de estudio y presentar todas las obras y escritos de Marx y Engels en el plazo más breve posible y en un conjunto esencialmente completo que termine con una circunstancia anómala para tratarse de una lengua que se habla en más de un continente: la circunstancia de que las obras de Marx y Engels no se hayan editado nunca de un modo sistemáticamente completo.

El carácter de la edición determina la anotación de OME: las notas se proponen sólo facilitar la información necesaria para asegurar la comprensión del pensamiento -las tesis, las argumentaciones, etc.- de los autores. No se proponen tareas de crítica textual ni, sobre todo, de interpretación doctrinal.

El criterio general de composición de los volúmenes es cronológico, aunque con la laxitud provocada por la diferencia entre fecha de redacción y fecha de aparición, y con ciertas excepciones que se verá más adelante.

Los volúmenes de OME constan de una nota introductoria que declara el contenido del volumen y el texto original traducido; sigue a eso el texto del autor, o de los autores; luego un índice analítico de conceptos y otro de nombres; luego, cuando el texto lo requiere o permite, la bibliografía o literatura utilizada por los autores; por último, apéndices sobre cuestiones varias (por ejemplo: equivalencias de unidades).

El criterio editorial para la traducción de OME consiste en traducir a un castellano lo más próximo posible de la lengua común, evitando germanismos, anglicismos, etc., así como neologismos de raíces griegas o, en general, no latinas; pero sin dejar por eso de tecnificar los conceptos característicos de los autores traducidos. El equipo de traductores de OME comparte unánimemente esos principios. En cambio, la adopción de un léxico único en todos sus elementos y de criterios uniformes de gusto lingüístico habría exigido de la dirección editorial una normativa inflexible de la bondad de cuyos efectos pareció razonable dudar. Por eso, aunque toda traducción ha sido discutida en la dirección editorial y ésta asume la responsabilidad por la fidelidad a los textos originales, sin embargo, cada traductor es responsable de las peculiaridades léxicas y estilísticas de los textos que firma.

Las notas de Marx y Engels se numeran como en la edición base (MEW) y sus textos aparecen a pie de página. Las notas de los traductores se numeran correlativamente a lo largo de cada volumen -pero anteponiendo a la cifra un asterisco- y también se presentan a pie de página, aunque separadas de las de los autores por un filete. Cuando OME reproduce total o parcialmente una nota u otro elemento editorial de MEW lo indica explícitamente.

Las inserciones del traductor -reducidas al mínimo- se ponen entre las grapas < >. Los corchetes [ ] se reservan para las inserciones que se recojan en OME de los editores alemán o, en su caso, francés, inglés o italiano. Las llaves { } para las notas e inserciones de Engels en textos de Marx editados por él. Los textos tachados por los autores en manuscritos editados y publicados en OME se ponen entre los signos < >. En algunos volúmenes es posible disminuir las clases de signos utilizados con esos fines editoriales, pero entonces suele ocurrir que se usen en otras funciones. Siempre se indica explícitamente esa circunstancia, cuando es el caso, en la nota previa editorial.

La naturaleza de OME -una edición de estudio- no ha parecido compatible con introducciones doctrinales. Por otra parte, parece natural que la casa editorial recoja el trabajo científico-editorial de los traductores en el marco de OME misma. Por eso, cuando en el curso de su trabajo de traducción algún miembro del equipo de OME redacta algún texto interpretativo, o crítico, o erudito, etc., relacionado con las obras de Marx y Engels, puede proponer la publicación de su escrito en una colección de cuadernos titulada “OME – HOJAS DE TRABAJO”. La decisión acerca de si un texto propuesto se publica o no en esa colección compete al colectivo de todos los miembros del equipo.

He aquí, por último, los títulos de los 68 volúmenes inicialmente previstos en OME:

1. Karl Marx, Diferencia entre la filosofía natural democrítea y la epicúrea. Otros escritos de 1835-1841.

2. Friedrich Engels, “Anti-Schelling”. Otros escritos de 1833-1841.

3. Karl Marx, Críticas sobre la libertad de prensa y el robo de leña. Otros escritos de 1842-1843.

4. Friedrich Engels, Esbozo de una crítica de la economía nacional. Otros escritos de 1842-1845.

5. Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844 y escritos de los Anales franco-alemanes.

6. Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra. Karl Marx, Friedrich Engels, La Sagrada Familia. Otros escritos de 1845-1846.

7. Karl Marx, Friedrich Engels, La Ideología Alemana. Otros escritos de 1845-1846.

8. Karl Marx, Miseria de la filosofía. Karl Marx, Friedrich Engels, Otros escritos de 1846-1847.

9. Karl Marx, Friedrich Engels, Manifiesto del Partido comunista. Artículos de la Nueva Gaceta Renana (I). 1847-junio de 1848.

10. Karl Marx, Friedrich Engels, Artículos de la Nueva Gaceta Renana (II) julio-noviembre de 1848.

11. Karl Marx, Friedrich Engels, Artículos de la Nueva Gaceta Renana (III). Noviembre de 1848-abril de 1849.

12. Karl Marx, Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. Karl Marx, Friedrich Engels, Artículos de abril 1848-febrero de 1850.

13. Friedrich Engels, Revolución y contrarrevolución en Alemania. Karl Marx, Friedrich Engels, Escritos de marzo de 1850-junio de 1851.

14. Karl Marx, El 18 de Brumario de Louis-Napoleon. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo 1851-1853.

15. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Abril-Octubre de 1853.

16. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Octubre de 1853-junio de 1854. Karl Marx, Lord Palmerston,

17. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Junio-diciembre de 1854. Karl Marx, España revolucionaria.

18. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Enero-julio de 1855.

19. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Julio de 1855-diciembre de 1856. Friedrich Engels, Los ejércitos de Europa.

20. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo 1857-1858.

21. Karl Marx, Líneas fundamentales de la crítica de la economía política (Grundrisse), I.

22. Karl Marx, Líneas fundamentales de la crítica de la economía política (Grundrisse), II.

23. Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Enero-agosto de 1859.

24. Karl Marx, Herr Vogt. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Agosto-diciembre de 1859.

25. Karl Marx, Friedrich Engels, Artículos de la New American Cyclopaedia (1857-1860).

26. Friedrich Engels, Historia del cañón rayado. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo 1860.

27. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo 1861-1864.

28. Karl Marx, Salario, precio y beneficio. Friedrich Engels sobre el Libro I de El Capital.

La I Internacional hasta 1868.

29. Karl Marx, Friedrich Engels, Escritos sobre la cuestión irlandesa. La I Internacional 1868-1870.

30. Friedrich Engels, Sobre la guerra franco-prusiana. Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales de la I Internacional hasta la Comuna de París (marzo de 1971).

31. Karl Marx, La guerra civil en Francia. Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales de la I Internacional hasta febrero de 1872.

32. Friedrich Engels, Sobre el problema de la vivienda. Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales de la I Internacional hasta junio de 1873.

33. Karl Marx, Friedrich Engels, Un complot contra la Internacional. Otros escritos de 1873-1874.

34. Karl Marx, Crítica del programa de Gotha. Friedrich Engels, El desarrollo del socialismo de la utopía a la ciencia. Karl Marx, Friedrich Engels, Otros escritos hasta la muerte de Marx.

35. Friedrich Engels, La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring. (“Anti-Dühring”).

36. Friedrich Engels, Dialéctica de la naturaleza.

37. Friedrich Engels, El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado. Otros escritos de 1883-1889.

38. Friedrich Engels, Crítica del Programa de Erfurt. Otros escritos de 1890-1892.

39. Friedrich Engels, Sobre el cristianismo primitivo. Últimos escritos. (1893-1895).

40. Karl Marx, El Capital, libro I, 1.

41. Karl Marx, El Capital, libro I, 2.

42. Karl Marx, El Capital, libro II.

43. Karl Marx, El Capital, libro III, 1.

44. Karl Marx, El Capital, libro III, 2.

45-48. Karl Marx, Teorías sobre la plusvalía.

49. Correspondencia entre Marx y Engels. 1844-1851.

50. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros hasta 1851.

51. Correspondencia entre Marx y Engels. 1852-1855.

52. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1852-1859.

53. Correspondencia entre Marx y Engels. 1856-1859.

54. Correspondencia entre Marx y Engels. 1860-1864.

55. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1860-1867.

56. Correspondencia entre Marx y Engels. 1864-1867.

57. Correspondencia entre Marx y Engels. 1868-julio de 1870.

58. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1868-1871.

59. Correspondencia entre Marx y Engels. julio de 1870-marzo de 1883.

60. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1872-1874.

61. Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1875-1880.

62. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1881-mayo de 1883.

63. Friedrich Engels, Correspondencia. Abril de 1883-1885.

64. Friedrich Engels, Correspondencia. 1886-1888.

65. Friedrich Engels, Correspondencia.1889-1890.

66. Friedrich Engels, Correspondencia.1891-julio de 1892.

67. Friedrich Engels, Correspondencia. Agosto de 1892-1893.

68. Friedrich Engels, Correspondencia. 1894-1895.

sin numerar Índices y claves de la colección.

 

La distribución de los volúmenes, aunque obedece a un genérico criterio cronológico (con la excepción tradicional de El Capital), responde a necesidades técnico-editoriales y de comercialización y distribución del grupo editorial Grijalbo, al que el equipo de edición de OME expresa aquí su reconocimiento del esfuerzo que ha emprendido.

 

1. Nota editorial sobre OME. Edición dirigida por Manuel Sacristán. Crítica. Grupo editorial Grijalbo, pp. 3-8.

 

Nota SLA:

Creo, sin total seguridad, que fueron publicados únicamente los volúmenes 9, 21, 22, 35, 36, 40, 41, 42, 45, 46, 47 y 48.

En una carta de Sacristán dirigida a Josep Fontana, con fecha 18 de mayo de 1980, hay una breve referencia a las OME y al equipo editor de la nueva Mega:

“Querido Josep,

probablemente sabes que el equipo editor de la Nueva Mega en la RDA nos es de mucha ayuda en la edición de OME, porque nos facilita (gratuitamente, al menos hasta ahora) fotocopias de los textos no alemanes de Marx y Engels. La verdad es que eso es lo que hace posible que, con los escasísimos medios de Crítica, OME sea una edición decente, sin versiones indirectas.

Pues bien, esas personas nos han pedido ahora, a su vez, que les ayudemos en la localización y/o obtención de documentos españoles interesantes para la edición de la Nueva Mega. Te adjunto fotocopia de una traducción de la carta que nos mandaron. ¿Puedes colaborar en el asunto? Si no puedes, ¿puedes indicarme personas que, por su frecuentación de archivos barceloneses y madrileños, sean indicadas para este trabajo (con remuneración)?

Salgo para Nápoles el próximo sábado 24 de mayo, pero estaré de vuelta el 10 de junio. Te llamaré entonces.

Un abrazo, Manolo“

Por otra parte, estas observaciones sobre el “Vorwort [Prólogo] zur Gesamtausgabe”, de la carpeta “OME” de Reserva de la UB, en torno a la edición de la nueva Mega [Karl Marx, Friedrich Engels, Gesamtausgabe (MEGA). Erste Abteilung Werke. Artikel. Entwürfe. Band I. Karl Marx, Werke. Artikel Literarische Versuche bis Marz 1843], base de la edición castellana de las obras de Marx y Engels (OME).

1. En el primer apartado realizan una hazaña que incluso en ellos resulta increíble: poner la NM [la nueva Mega] al servicio de consignas, en este caso, la glorificación de la URSS en la pugna presente con los PC de occidente: (el marxismo) “ilumina, en las condiciones del victorioso socialismo real, las vías de desarrollo de la sociedad, constituye el fundamento teórico e ideológico de la política interior y exterior de los partidos comunistas y obreros de los estados de la comunidad socialista” (I.1, 26º).

2. En el mismo sentido condenan en la página siguiente “la falsa tesis del “pluralismo” del marxismo” (I.1., 27º).

3. En el mismo contexto hacen una declaración de lo que es el “núcleo revolucionario” del marxismo…(I. 1, 27º28º) [Desde “Esos diversos intentos de los ideólogos burgueses no tienen más finalidad…” hasta “(..) la necesaria victoria del comunismo”].

4. Al final de la primera sección parecen intentar una conexión entre todo eso y la tarea editorial: “Los editores se inspiran metodológicamente en las indicaciones de Lenin sobre el origen, la formación y las principales etapas del desarrollo del marxismo.” (I/1, 28º).

5. La segunda sección da una historia de las ediciones del opus de M-E: 1. El intento de antología de Marx de 1848-1849. 2. El intento de edición completa por el viejo Engels. 3. La empresa de Eleanor Marx-Aveling a finales de siglo. 4. Trabajados editoriales de la SPD y Mehring. 5. Los trabajos del Instituto Marx-Engels (-Lenin) a partir de 1921. 6. La primera edición de las obras en ruso (1928-1941, 33 vols). 7. MEGA (1927-1935, 7 vols, 4 vols, 1 vol: 1939-1941 Grundrisse). 8. Trabajos del Marx-Engels-Archiv, desde 1924. 9. La segunda edición rusa de las Obras (1955-1966, 39 vols en 42 tomos). 10. MEW (-1968,30 vols en 41 tomos, más el Ergänzungsband). 11. Complementos a 9-10. 12. Ediciones inglesa e italiana sobre MEW. En curso.

6. La tercera sección da los principios editoriales de MEGA: principio de completud, principio de la lengua original, principio genético y cronológico, principio de la crítica textual (edición crítica).

7. Unos 100 vols. La sección cuarta de prólogo comenta la primera sección de MEGA. La sección quinta del prólogo comenta la sección segunda de MEGA. La sección VI del prólogo comenta la tercera sección de MEGA. La sección VII del prólogo comenta la sección cuarta de MEGA. La sección VIII indica características editoriales de MEGA: a) modo de corregir, b) medidas para facilitar la legibilidad, y su indicación (I/1, 47º). La sección IX está dedicada al aparato científico de MEGA. a) Exposición de la historia genética del texto; b) Lista de variantes. b.1. Lista de correcciones. c) Comentarios; d) En su caso, lista de manuscritos perdidos de la época; e) Índices.

Finalmente, estas breves anotaciones de Sacristán sobre el prólogo de los editores al volumen 19 de esta edición de las obras de Marx y Engels:

1. Ya esta presentación es una manera de quitar importancia al asunto: el estudio de Marx se debería sólo -eso es lo que se sugiere- a que tiene que tratar los problemas de la renta de la tierra, y no a revisiones de su anterior pensamiento.

2. Engels ha empezado esa lectura, cosa muy natural: él cree estar editando un pensamiento acabado: esto es lo mejor de la crítica de Rubel a Engels.

3. El vicio fundamental es dar por clara y segura la doctrina de Marx al respecto. Luego, el pasar por alto la cuestión del estatuto de esa teoría que no es “clave”. Luego el pasar por alto la recusación de la filosofía de la historia. Por último, ocultar la oposición de todo eso a la vulgata marxista.

4. “Según opinión de Marx, sólo la revolución popular rusa, apoyada por una revolución proletaria en la Europa Occidental, podía eliminar las “influencias destructoras” que irrumpían por todos lados contra la comunidad aldeana rusa. La vía práctica revolucionaria en la URSS y en el campo socialista ha confirmado plenamente la importancia teórica y la gran actualidad de la tesis marxista, contenida en los dos documentos citados, de la posibilidad de que algunos pueblos, en determinadas condiciones históricas, pueden evitar el camino de desarrollo capitalista”.

Esta grotesca interpretación tiene el defecto de la inconsecuencia con su propia lectura de la tesis de Marx, pues en el caso de la URSS faltó la revolución proletaria en Occidente.

*

 

11. Puntualizaciones.

 

A. A la herencia hegeliana se debe una curiosa debilidad de Marx para sucumbir al encanto de la pseudociencia, como se aprecia en su injustificado entusiasmo por el astrónomo desorientado Daniel Kirkwood, o su juicio favorable al evolucionismo arbitrario de P. Trémaux. (Por cierto que, contra un prejuicio muy extendido, es Engels el que corrige juiciosamente las fantasiosas salidas cientificistas y pseudocientíficas de Marx, evitando que dejen poso en la investigación capital de éste.)

 

B. Es verdad que puede hacerse remontar a Engels uno de los peores rasgos de la tradición marxista, el que consiste, según una eufemística expresión de Roger Garaudy, en “anticiparse“ a los resultados de la ciencia. Pero eso es verdad sólo parcialmente. Engels, que repetidamente manifiesta en el Anti-Dühring la principal virtud del intelectual, la modestia, no puede considerarse responsable de que cierta inveterada beatería insista en considerar su modesto manual divulgador como “una enciclopedia del marxismo”. La causa principal de ese efecto paralizador del pensamiento científico positivo no es la limitación hegeliana de Engels, sino determinadas circunstancias difícilmente evitables, e inevitables en el pasado, de la relación del movimiento obrero con sus clásicos.

 

C. (Hasta después de muerto Marx no empezará a sospechar Engels, cuando contesta a preocupaciones de Kautsky, que a lo mejor Malthus tenía un poco de razón; y sólo entonces deja de confiar en la dialéctica de las leyes históricas y se pone a investigar y argumentar por qué el problema demográfico, “si se presenta”, será más fácil de resolver en el socialismo que en el capitalismo).

 

D. Todos esos intereses de Marx componen un cuadro de crítica político-ecológica; y cuando los desarrollos de ese tipo no eran descriptivos o analíticos, sino que se presentaban como tesis, eran todavía más radicales. Por ejemplo, tanto Marx como Engels han considerado cosa obvia que en una sociedad socialista las grandes ciudades tienen que ser abolidas. Aquí se empieza a tropezar, dicho sea de paso, con tesis de los clásicos que la vulgata marxista, tan contaminada de progresismo burgués, consideraría no marxistas. El marxismo vulgar se resistirá a creer que sus clásicos han dicho que las grandes ciudades tienen que ser destruidas, esas grandes ciudades que son el hábitat corriente del proletariado industrial; pero la tesis está, y no en un texto oscuro y abstruso que solo esté alcance de los eruditos, sino en el escrito más facilón y divulgador que han escrito Marx y Engels, en el Anti-Dühring: «Ciertamente -escribe Engels, sin duda de acuerdo con Marx, que ha colaborado en el libro- la civilización nos ha dejado con las grandes ciudades una herencia que costará mucho tiempo y trabajo eliminar; pero las grandes ciudades tienen que ser eliminadas, y lo serán, aunque se trate de un progreso lento”.

 

11. A. “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” (1978), Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 347. 11. B. “La tarea de Engels en el Anti-Dühring”, (1964), Ibidem, pp. 45-46. 11.C. “¿Qué Marx se leerá en el siglo XXI?” (1983), PEYPA, op. cit, p. 128. 11. D. . “Algunos atisbos político-ecológicos de Marx” (1983), Ibidem, p. 144.

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12. La cuestión del “engelsismo”

La visible inmadurez de la exposición de la dialéctica marxista en el Anti-Dühring y en la Dialéctica de la Naturaleza, el hecho de que Hegel no sea sólo inspirador del pensamiento dialéctico de Engels, sino, a veces, idealista dominador del mismo, y la circunstancia de que, como consecuencia de ello, Engels asuma algunas actitudes metodológicamente regresivas y paralizadoras de la ciencia (el ejemplo visto del cálculo infinitesimal no es el único), son la base de un difuso estado de ánimo contrario a la obra de Engels. Ese estado de ánimo se encuentra sobre todo entre existencialistas y neopositivistas interesados por el marxismo, y también entre marxistas interesados por el existencialismo o el neopositivismo*.

Es verdad que puede hacerse remontar a Engels uno de los perores rasgos de la tradición marxista, el que consiste según una eufemística expresión de Roger Garaudy, en “anticiparse” a los resultados de la ciencia1. Pero eso es verdad sólo parcialmente. Engels, que repetidamente manifiesta en el Anti-Dühring la principal virtud del intelectual, la modestia, no puede considerarse responsable de que cierta inveterada beatería insista en considerar su modesto manual divulgador como “una enciclopedia del marxismo”2. La causa principal de ese efecto paralizador del pensamiento científico positivo3 no es la limitación hegeliana de Engels, sino determinadas circunstancias difícilmente evitables, e inevitables en el pasado, de la relación del movimiento obrero con sus clásicos.

[…] Ahora bien: el camino marxista que lleva a ese objetivo no pasa por la recusación de Engels. La tesis -antigua, pero hoy revitalizada sobre todo por el existencialismo francés- de que hay que liberar al marxismo de un “engelsismo” naturalista e ingenuo adjetivamente sobreañadido a la “sabiduría” social o humanista de Marx, empieza por ser históricamente falsa. La inmadurez del pensamiento dialéctico de Engels, al menos en lo que hace referencia a la relación entre concepción comunista del mundo y ciencia positiva de la naturaleza, se encuentra sin duda también en Marx. Cierto que en menor medida en la obra de Marx. Pero eso se debe principalmente a la “división del trabajo” que gobernaba la actuación de los dos fundadores del marxismo, según indica el propio Engels en el Anti-Dühring. Por esa división del trabajo, Marx no se ha visto en la necesidad de dar versiones generales, compendiadas y divulgadoras, de su pensamiento (la única vez que lo ha hecho, en La ideología alemana, ha entregado, es cierto, el manuscrito a la “roedora crítica de las ratas”) y así ha podido concentrarse en la elaboración del material fáctico (El Capital) y en el “análisis concreto de la situación concreta” (sus artículos y estudios históricos). Es verdad que hay que buscar la esencia del marxismo más en ese inmenso esfuerzo de Marx por entender lo concreto que en las prematuras exposiciones generales de Engels. Pero si Marx hubiera tenido que escribir éstas, habría caído seguramente en los mismos inevitables sometimientos a Hegel, por la necesidad de aferrarse al “material intelectual” disponible para expresar una primera toma de consciencia de las propias motivaciones intelectuales. En todo caso, Marx ha supervisado el trabajo de Engels en el Anti-Dühring. De ello da testimonio Engels en el prólogo a la segunda edición del libro: “Como el punto de vista aquí desarrollado ha sido en su máxima parte fundado y desarrollado por Marx, en su mínima parte por mí, era obvio entre nosotros que esta exposición mía no podía realizarse sin ponerse en su conocimiento. Le leí el manuscrito entero antes de llevarlo a la imprenta, y el décimo capítulo de la sección sobre economía (“De la Historia crítica”) ha sido escrito por Marx […] Siempre fue costumbre nuestra ayudarnos recíprocamente en cuestiones científicas especiales.” Es incluso muy probable que la desorientada concepción del cálculo infinitesimal que expone Engels en el Anti-Dühring proceda de Marx. De Marx se conservan más de 1.000 folios con cálculos y reflexiones matemáticas que el Instituto soviético no ha editado hasta ahora (probablemente con muy buen acuerdo).

Así, pues, la tesis de un “engelsismo”, naturalista e ingenuo siempre, e idealista a veces, con el que Marx no tendría nada que ver, es por de pronto poco argüible históricamente. Pero, además, no es nada marxista. Pues el marxismo es una concepción del mundo explícita, y tiene por fuerza que contener también una visión de las relaciones del hombre con la naturaleza y, consiguientemente, de la naturaleza misma y de la ciencia que la estudia. Prescindir de explicitar ese aspecto de la concepción del mundo no es marxismo depurado, sino positivismo o existencialismo: positivismo, cuando la actitud se basa en el juicio de que no hay más posibilidad de pensamiento racional que la que consiste en recoger datos empírico-sensibles, ordenándolos a lo sumo, por economía de pensamiento, en teorías; existencialismo, cuando el rehuir la tarea de explicitar la propia concepción de la naturaleza, científicamente conocida a través de las compartimentadas abstracciones de la ciencia, se basa en la idea de que las verdaderas relaciones del hombre con la naturaleza no tienen nada que ver con la ciencia, la fe en la cual habría que destruir, según la expresión de Sartre.

 

12. “La tarea de Engels en el Anti-Dúhring”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 45-49.

 

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Anexo I: Reseña de la edición catalana de: K. Marx, F. Engels, Cartes sobre El Capital (1967).

[…] Yo creo que si se continuara con la línea de crónica crítica (con la profundización y la dedicación hoy posibles) se llegaría a lo que NH [Nous Horitzons] debería hacer: tratar prioritariamente la nueva problemática ante la que se encuentra el proyecto revolucionario de matriz marxista. Desde las nuevas manifestaciones de crisis económica, al lado de los fenómenos cíclicos y más allá de ellos, hasta las decisivas cuestiones ecológicas, con la nueva acentuación que imponen a los esquemas dialécticos marxistas, pasando por los hechos ideológicos nuevos, todo se manifiesta ya en la vida de cada día, aunque parezca sustraerse a la curiosa miopía politiquera de numerosos líderes de todas las clases sociales de nuestra sociedad. NH debe dejar a otros órganos la “alta política” y las supuestas “urgencias tácticas” y la consolidación de toda esta ambigüedad en que vivimos. Debe atender a los problemas decisivos para la reflexión revolucionaria, y contribuir así a que se resuelva afirmativamente la cuestión: ¿seguirá habiendo en Cataluña pensamiento revolucionario con realidad social, es decir, implantado en un partido obrero fuerte?

Manuel Sacristán (1979), “Entrevista con Nous Horitzons” (PM III, pp. 280-283)

 

Este comentario de Cartes sobre El Capital apareció en el número de otoño de 1967 de Nous Horitzons (pp.53-54) y estaba firmado como M.C.

Nous Horitzons, editada íntegramente en catalán, fue una revista de teoría política, muy atenta a la difícil realidad social del momento, impulsada por un vivísimo y no menos activo PSUC durante la dictadura del general golpista Franco. Si no ando muy errado, Sacristán la dirigió entre 1967 y 1970, y colaboró asiduamente desde sus primeros números.

Preguntado en 1979 por el papel desempeñado por la revista en la lucha antifranquista, se manifestó del modo siguiente: “(…) Sobre la importancia de Nous Horitzons [...] en el debate y la lucha ideológica de la Cataluña de principios de los años 60, creo que no fue grande en sí misma, pero que respecto de la situación de la época y del reducido ambiente que se podía tomar en cuenta sí que valió la pena. Discúlpeseme la siguiente trivialidad porque para aquellos años no lo era: ya la mera solidez física, por así decirlo, de Horitzons daba aliento, en forma nada despreciable, a los militantes en particular y a los marxistas en general. El número 2 (no cito el 1 porque alguien se me lo ha “prestado” irreparablemente y no puedo precisar sobre él) tiene 88 páginas y lleva cubierta de cartulina a dos colores; es del primer trimestre de 1961. No menos interesante es el hecho que la gran mayoría de sus páginas está escrita en el interior, principalmente en Barcelona: ocho de los once artículos que presenta. Cosas así eran en aquellos años todavía duros, una realidad muy prometedora. Seguramente contribuyeron a dar seguridad a los militantes, identidad al partido y confianza a otros marxistas (…) En cuanto a la calidad científica, no me parece que Horitzons y Nous Horitzons valieran gran cosa en aquellos años. Nuestro marxismo estaba todavía empapado de euforia por la victoria de la URSS sobre el nazismo, por la victoria de la revolución china y, en aquellos mismos meses, de la cubana; y también por el derrumbamiento del viejo sistema colonialista. Esa euforia alimentó un marxismo muy alegre (lo cual estaba muy bien) y asombrosamente confiado (lo cual estuvo muy mal, y visto desde hoy pone los pelos de punta). El principal valor ideológico de Nous Horitzons en aquella época fue, repito, su mera presencia. Su qué fue mejor que su cómo.”

En esa misma entrevista, Sacristán recordaba que entre 1957 y 1959 o 1960 el comité de intelectuales del PSUC había sacado la que seguramente fue la primera revista marxista de crítica cultural editada en la Catalunya del y bajo el franquismo:Quaderns de cultura catalana. Escrita e impresa en el “interior”, se llegaron a publicar dos o tres números y constaba de más 20 páginas por número. Josep Fontana jugó un papel decisivo tanto en su confección e impresión como en su distribución.

Sobre el uso e importancia para Sacristán de la correspondencia de Marx y Engels, estos puntos del esquema de su conferencia de 1983 sobre “Los últimos años de Marx en su correspondencia”:

“1.Voy a entender por últimos años de Marx los últimos 10: 1873-83.

1.1. Principalmente porque en 1873 termina lo sustantivo de las luchas de la AIT

1.11. Aunque ésta existió formalmente hasta julio 1876.

2. Y voy a utilizar sus cartas.

2.1. A pesar de la advertencia de Marx.

2.2. Porque algunas de las principales novedades del pensamiento del viejo Marx se encuentran en cartas, más que en la Crítica del Programa de Gotha o en las Glosas a Wagner, textos que más bien ofrecen afinamientos del modelo macrodinámico que procede de 1847 (Misère y MC).”

No me ha sido posible localizar el texto castellano de Sacristán, base del texto catalán editado en Nous Horitzons con probable traducción de Francesc Vallverdú, por lo que el lector/a tiene ante sí es la traducción de otra traducción, el eco lejano de un original.

*

Hay que celebrar que la empresa de editar los clásicos del marxismo continúe abriéndose tenazmente un resquicio, por estrecho que sea, en la muralla, dos veces ya bautizada, de la censura franquista. Menos saludables son algunos rasgos de la manera como a menudo se hacen estas ediciones. Hemos visto editar y presentar a Gramsci con errores de tal calibre como los referentes a los datos de su vida, y ya no recordamos fácilmente la cantidad de Marx traducido del francés (sin tratarse de la Miseria de la filosofía, ni de otros textos franceses) o del inglés (y no eran los artículos de la New York Daily Tribune, ni declaraciones ni llamamientos ingleses) que nos han llegado a las manos1. En algunos de estos casos, el mensajero entre Marx y el traductor catalán era, para acabarlo de arreglar, un antimarxista más o menos solvente y, sin ninguna duda, anticomunista más o menos frenético. En el caso del volumen que nos ocupa (K. Marx y F. Engels, Cartes sobre “El Capital”, Barcelona, Edició de Materials, 1967, 335 páginas), falta este agravante: los editores catalanes de la correspondencia de Marx y Engels sobre El Capital se han beneficiado del notable trabajo de selección y anotación del comunista francés Gilbert Badía, basado a su vez en el no menos considerable trabajo de desciframiento, selección y edición, realizado por los comunistas alemanes de la editorial Dietz, una de las más antiguas editoriales comunistas del mundo.

El lector se preguntará por qué hemos subrayado tres veces la palabra “comunista”. He aquí la explicación: estos editores que utilizan por partida triple el trabajo editorial del Partido Comunista se permiten anteponer al texto de Marx y Engels (y a las valiosas notas de Badía), una páginas del señor Santi Soler, en las que se dice, como lo han hecho tantas otros publicistas reaccionarios, incluyendo fascistas, que en Francia “las editoriales de filiación comunista han evitado curiosamente la publicación de ciertas obras del joven Marx (prácticamente todas)” y que “la edición de las obras completas de Marx-Engels en la URSS está todavía a medio hacer”.

Es cierto que uno está ya acostumbrado a estas cosas, y sabe que en la mayoría de los casos no se trata de ignorancia, sino de anticomunismo. Pero puesto que en esta cuestiones parece que es necesario tener más paciencia que un faquir, daremos una ayuda a la hipotética ignorancia inocente del señor Santi Soler. Si queréis tomar nota:

a) Las Éditions Sociales de París tienen unas excelentes ediciones de casi todos los escritos juveniles de Marx. En especial, la edición de la principal obra juvenil de Marx (y de la que más se dice que los comunistas no editan), los Manuscritos económico-filosóficos2 de 1844, a cargo de Bottigelli, es, en nuestra opinión, la mejor que hay (en traducción). Y, no hay que decirlo, infinitamente superior a la que editó la anticomunista Landshut en la Kröners Taschenbuch-Ausgabe.

b) El concepto de “obras completas” de Marx y Engels es muy difícil de fijar, tanto que ninguna edición hecha por editoriales comunistas se ha decidido aún a usar esta denominación. Hay, por ejemplo, miles de folios de Marx con extractos de sus lecturas, con cálculos aritméticos o algebraicos sencillos de la época de preparación de El Capital,3 con ejercicios de la época, en que profundiza en el cálculo infinitesimal, etc. No todos estos papeles (de interés, cuando lo tienen, meramente erudito) han sido publicados. Pero todo trabajo un poco desarrollado de Marx y Engels que ha conseguido ser descifrado ha sido publicado diversas veces por las editoriales soviéticas y por las de otros partidos comunistas, incluidos los trabajos que ambos autores habían querido dejar -según frase de Marx- “a la roedora crítica de las ratas” (Por cierto, no otro que Gramsci sostuvo -y la opinión es respetable- que editar borradores de Marx, como han hecho las editoriales soviéticas, era empresa discutible y tal vez injusta con la memoria del maestro). Hay, todavía, en el mercado europeo dos ediciones -que nosotros hemos manejado- completas en ese sentido (pero sin afirmarlo en el título) de los textos originales (alemanes, franceses, ingleses). Recomendamos especialmente al señor Santi Soler la edición (alemana) del Instituto de Marxismo-Leninismo del Comité Central del Partido Socialista Unificado de Alemania (que es un partido comunista, naturalmente), basada en la edición del Instituto análogo del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (que, como su nombre, indica, etc). Esta es la ficha técnica:

Karl Marx-Friedrich Engels,Werke [Obras]. 26 tomos en 29 volúmenes, más tres volúmenes complementarios. Berlín, Editorial Dietz. 1956 y siguientes.

Las obras juveniles de Marx y Engels (¿por qué no recuerda el señor Soler que también Engels fue joven?), se encuentran en el volumen I y en los tres volúmenes complementarios, con un total de 2.000 páginas. El aspecto técnico de la edición nos gusta más que la rusa. Por eso la seleccionamos.

c) Con esto la situación de la edición Marx y Engels es mucho mejor que la de muchos clásicos5 de la filosofía y de la ciencia, por no hablar de otros clásicos no marxistas y no comunistas del pensamiento político. Esto no quiere decir, sin embargo, que sea necesario descansar tranquilamente en la casa ya acabada. Las dos principales tareas que restan pendientes son:

Primera: resolver definitivamente el desciframiento y, en general, el problema de la edición de numerosos pliegos y cuadernos, con o sin problemas doctrinales, sobre los que filológicamente todavía no se ha llegado a una clarificación. En ese momento podremos disponer de una edición literalmente completa.

Segunda: proceder a una edición diplomática de las obras, dando como irresolubles (como se ha hecho en la práctica con los Manuscritos de 1844) los problemas de interpretación que hoy todavía hay pendientes y añadiendo los papeles en cuestión meramente en fotocopia.

 

Notas SLA:

(1) Hay algún ejemplo que parece justificar la queja de Sacristán. Así, un paso de la carta de Marx a Engels de 10 de octubre de 1862 -“(…) Sólo poniendo en el lugar de los conficting dogmas los conflicting facts y las contraposiciones reales que constituyen su trasfondo oculto es posible transformar la economía política en una ciencia positiva” (MEW 32, p.181)-, era vertida del modo siguiente en la edición castellana de este mismo volumen (Editorial Laia, Barcelona 1974, p.184):“Sólo colocando el conflicto dogmático (conflicting dogmas) en lugar del conflicto de los hechos (conflicting facts) y los antagonismos reales que constituyen su segundo plano se puede transformar la economía política en una ciencia positiva”.

 

2) En “Karl Marx” (PM I, pp.288-289), Sacristán se aproximaba del modo siguiente a la noción de alienación presentada por Marx en los Manuscritos de 44: “(…) El principal ejemplo de la paulatina síntesis de la crítica filosófica, la económica y la política en el trabajo del joven Dr. Marx es quizás su aportación ya aludida al concepto de alienación. Al final de este período, en unos borradores hoy célebres bajo el nombre de Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Marx ha construido su concepto de alienación; ésta es para él un hecho que corroe toda la vida de las gentes, desde la de los sentidos hasta la inteligencia, y cuya raíz se encuentra en el carácter alienado, enajenado, que tiene el trabajo en las sociedades en que existe se divide no por la simple y cambiante razón de eficacia de cada caso, sino como resultado de la división fija de la sociedad en clases de individuos definidas por la peculiar relación de cada una con los medios de producción, esto es, con los bienes destinados a producir más bienes (tierra, energía, utensilios, máquinas, etc). Esta alienación básica, la alienación del trabajo, se generaliza y se agudiza en el capitalismo, la organización social que convierte en mercancía, en cosa ajena al trabajador, no sólo el producto de su trabajo, sino incluso el trabajo mismo, o (como años después dirá Marx, más precisamente) la fuerza de trabajo de los hombres. La división de la sociedad en dos clases principales -la de los propietarios de medios de producción, o capitalista, y la de los que sólo poseen y pueden vender su fuerza de trabajo y la de su prole, los proletarios- es el correlato social de la completa mercantilización de la vida, de su alienación extrema.”

E, igualmente, algo más adelante (Ibid., p.292) señalaba: “(…) Los aludidos Manuscritos de 1844 presentan un Marx que cuenta con unos objetivos políticos obtenidos mediante la crítica filosófica de la sociedad y con intentos de fundamentación científica de la realizabilidad de esos objetivos, intentos realizados mediante una crítica de la economía. En esta crítica el joven Marx va de la mano de los economistas clásicos ingleses, principalmente de Adam Smith (1723-1790) y también de David Ricardo (1772-1823). Se puede decir que el Marx de 1844 es el primer Marx temáticamente completo, el primer Marx ya interpretable según la descripción célebre de uno de sus principales seguidores, Vladimir Ilich Ulianov, “Lenin” (1870-1924): el marxismo temáticamente completo cuenta con tres fuentes y partes: la filosofía clásica alemana (con la que critica la cultura capitalista y clasista en general), la economía política inglesa (bisturí con el que reseca la “anatomía de la sociedad”) y la política revolucionaria francesa (impulso y tradición cultural que da nombres -libertad, igualdad, comunidad, etc.- a los objetivos despejados y fundamentados por la crítica). Este marxismo es ya completo no en el sentido que conste de todas las proposiciones teóricas que lo caracterizarán, sino sólo en el de que presenta todos los aspectos, todos los campos de temas en que se pueden repartir aquellas tesis.”

Sobre este “Karl Marx”, que Sacristán escribió para la enciclopedia Universitas de Salvat, el Ministerio de Información y Turismo dirigió dos cartas a la editorial – fechadas el 14 y el 15 de marzo de 1974- en las que el “director general de cultura popular” aconsejaba: a) “La supresión de los pasajes señalados en las páginas 221 a 233 (reducir, sin exaltación, la biografía de Marx)” y b) “la supresión de los pasajes señalados en las páginas 219-220”.

El 8 de mayo de 1974, poco después de la elaboración de este artículo, Jesús Mosterín, por aquel entonces consejero editorial (o similar) de Salvat Editores, escribió una carta a Sacristán en la que se manifestaba en los siguientes términos:

“Querido amigo:

Muchas gracias por haber escrito un artículo sobre Marx para la enciclopedia Universitas. Siempre es agradable conseguir que quien más sabe sobre un tema sea el que escribe el artículo sobre ese tema. Y dado lo ocupado que siempre estás, lo reacio que eres a colaboraciones de este tipo, y el hecho de que no eres precisamente hombre de pluma alegre y desenfadada, tu colaboración resulta aún más de agradecer.

Aquí te envío 3 ejemplares de cada uno de los fascículos en que apareció una parte de tu artículo. Estos fascículos se encuadernan posteriormente constituyendo el tomo 9 de Universitas.

Como dato curioso te contaré que la censura previa (a la que han de someterse todas las obras que aparecen por fascículos) prohibió tu artículo, ordenando que o se suprimiese o fuese considerablemente reducido. Como puedes suponerte, yo me opuse a ello, y finalmente el artículo salió sin cambiar ni una coma. Te envío la fotocopia de uno de los oficios de la censura, que se autodenomina «ordenación editorial». Un abrazo, Jesús Mosterín”

 

Amable carta a la que Sacristán respondió el 9 de junio del modo siguiente:

“Querido Jesús:

Perdona que haya tardado un mes en contestarte: he estado bastante pachucho.

Te agradezco tu envío y te pongo en guardia contra tu generosa declaración según la cual yo sería el ciudadano más competente in rebus Marxi (este es un raro país y a lo mejor en Tomelloso o Vicálvaro hay un eminentísimo marxólogo cuya existencia ignoramos) y te pregunto si puedo adquirir a su precio de venta corriente una docena más de ejemplares de cada fascículo. Con un abrazo…”

 

3) Curiosamente, en el resumen del veredicto de la censura zarista sobre la traducción al ruso del libro I de El Capital, 1872, se señalaba: “A pesar de que el autor sea, por sus opiniones, un socialista cien por cien, y que todo el libro tenga un neto cariz socialista, teniendo en cuenta, sin embargo, el hecho de que la exposición no puede ser calificada de accesible a todo el mundo y que posee, además, la forma de una demostración científica de tono estrictamente matemático, la comisión declara que es imposible perseguir esta obra delante de los tribunales”.

 

4) Sobre los textos matemáticos de Marx tiene interés seguir la evolución de los comentarios de Sacristán. En 1964, en ”La tarea de Engels en el Anti-Dühring” (PM I, p.48), apuntaba:

“(..) Es incluso muy probable que la desorientada concepción del cálculo infinitesimal que expone Engels en el Anti-Dühring proceda de Marx. De Marx se conservan más de 1.000 folios con cálculos y reflexiones matemáticas que el Instituto soviético no ha editado hasta ahora (probablemente con muy buen acuerdo)”. Igualmente, en una nota de la edición castellana de AD (p.325), señalaba Sacristán: “Los manuscritos matemáticos de Marx -que no han sido, que sepamos, editados hasta ahora- son más de 1.000 páginas principalmente dedicadas a una tarea -la interpretación filosófica del cálculo infinitesimal- que, a juzgar por como se presenta en la obra de Engels, debía estar tratada del mismo modo estéril para el real desarrollo moderno de la matemática.”

Sin embargo, en 1978 (“El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia”,PM I, pp.354-355), introducía las siguientes matizaciones:

“(…) También son de la última época de la vida de Marx los manuscritos matemáticos ahora accesibles (aunque no con todos los extractos de lectura) en dos ediciones de bolsillo europeas occidentales. Aparte de que tienen poca importancia en la obra de Marx, reproducen en lo esencial el pensamiento antianalítico de tradición goethiana y hegeliana, así como las inútiles metáforas a propósito de la noción de diferencial ya conocidas por el Anti-Dühring de Engels. Debo decir que no todos los lectores de esos manuscritos opinan lo mismo, y dos muy caracterizados, la señora Janovskaia, editora de los manuscritos, y Lucio Lombardo Radice, presentador de la edición italiana, aprecian mucho en ellos méritos que, desde luego, tienen. Los principales desde mi punto de vista son la crítica de la noción de infinitésimo y la construcción de una noción de variable muy próxima de criterios operacionalistas. Con este reconocimiento debo rectificar algo mi artículo de 1964 “La tarea de Engels en el Anti-Dühring en el cual, basándome en los elementos de juicio de que disponía entonces, arriesgué la conjetura de que los manuscritos matemáticos de Marx no debían de ser interesantes. Pero el rechazo por Marx de la noción de límite, el camino algebraico tradicional que emprende y algunos otros puntos de detalle (como su forzada comprensión de Leibniz) no me permiten por el momento cambiar por completo mi vieja opinión, aunque sí que me considero obligado a estudiar de nuevo el asunto. Será, sin embargo, otra vez, no esta noche, en la que ya andamos cargados de tarea.” Igualmente (Ibidem, pp.354-355, nota 46), Sacristán admitía: “(…) Jesús Mosterín me sugirió, acabada la discusión de la conferencia, que habría que estudiar si los apuntes de Marx sobre el cálculo y, en especial, su rechazo del concepto de límite presentan alguna afinidad con el análisis no-standard. Creo que hay que atender a esta observación de Mosterín, pero hasta ahora no me ha sido posible rastrear este aspecto en el texto de los manuscritos.”

De hecho, en el coloquio de esta conferencia, Sacristán hizo una observación sobre el trabajo de Marx en el ámbito matemático a raíz de una pregunta de Mosterín sobre el conocimiento de Marx de la ciencia no social de su época. Señaló MSL que Marx, a mediados de los años cincuenta, en la misma época en que vuelve a cultivar a Hegel, llega a la convicción de que tiene que estudiar matemáticas. Marx había tenido de joven aficiones algebraicas y, según se cree, repasa en aquellos años cincuenta su álgebra elemental y se da cuenta que para seguir en este campo lo que necesita es el cálculo infinitesimal. Lee manuales de la época, “los lee con concepción crítica y hegeliana, es decir, le molesta mucho lo que él considera la metafísica -que no andaba desencaminado-, la metafísica de la idea de infinitésimo claro, la atribuye con cierta injusticia no sólo a Newton sino a Leibniz, a pesar de que Leibniz era una lectura favorita suya, pero él cree que Leibniz ha sostenido la existencia actual del infinitésimo -cosa falsa, pero que él tampoco podía saber; no estaban editadas las cartas en (las) que Leibniz afirma positivamente que él no lo considera más que un expediente de cálculo-, y entonces lee algunos clásicos del cálculo infinitesimal (Taylor)”. Marx, prosigue MSL, se orienta bien en su estudio en el sentido de rechazar esa metafísica del infinitésimo pero, en cambio, en ocasiones, se mete en aporías sin salida “con esto voy a lo que decía antes del paréntesis autocrítico, en este sentido es mejor que lo que yo había supuesto antes de que se publicaran estos textos. Yo había supuesto que iba a repetir la idea de Engels de variable sin más. En cambio, no. Hace un cierto desarrollo en un sentido ligeramente operativista. No piensa la variable como negación de la negación vamos, al modo de Engels [en el Anti-Dühring], pero, en cambio, en el momento decisivo, cuando tendría que entonces trabajar por la idea de límite, da un salto atrás. La idea de límite también le parece mala metafísica y se mete por lo que me parece un callejón sin salida -los matemáticos, si hay alguno presente, o economistas más matemáticos, podrán decirlo-, a saber: intenta un tratamiento algorítmico pero algebraico de la cuestión, que supongo yo que es un callejón sin salida”.

Así pues, Sacristán no ve justificada la euforia con que se recibieron en 1968, por parte de los editores soviéticos y por el mismo Lombardo Radice, los manuscritos matemáticos de Marx. En su opinión, esos manuscritos “muestran la preocupación científica de Marx, la seriedad de su estudio. Era un hombre que para cualquiera cosa era capaz de ir a los clásicos. Primero miraba su manual, pero luego se iba a los clásicos. Pero no creo que saliera de la problemática, del callejón sin salida que Hegel ha impuesto a todos sus discípulos matemáticos, por lo menos en filosofía de la matemática, obligándoles, en el mejor de los casos, a una existencia esquizoide: una explicación filosófica absurda y luego la práctica matemática por otro lado”.

 

5) Sobre la edición de clásicos es de interés el siguiente fragmento de una nota no fechada, pero probablemente de principios de los setenta, escrita por Sacristán para la editorial Grijalbo:

“Esta nota se propone aludir a un problema que todavía no es grave para esta editorial, pero que, según como se oriente la casa, puede resultar de mucha importancia y, de no resolverse, tener consecuencias desagradables. Se trata de la manera de enfrentarse con tareas muy considerables, planteadas por la adquisición de derechos de obras filosóficas o teóricas en general de tipo clásico o de mucha Importancia científica. etc. La situación es, si no me olvido de nada, la siguiente:

[…] 4º. Y, dejando lo más importante para el final. La editorial y yo mismo llevamos muchísimo tiempo pensando en ir editando a Marx. En los últimos tiempos, al contar con un nuevo traductor competente del alemán (Muñoz [Gustau]; García Borrón, desgraciadamente, no sabe alemán), he ido incluso planeando una primera fase, de dos o tres años, de edición de Marx (el Marx joven). Se trata de hacer una edición que fuera edición standard o clásica en castellano durante una o dos generaciones.

En estas condiciones, creo que la editorial tiene que decidir entre dos posibilidades: renunciar a la mayoría de esos proyectos, quedándose sólo con uno de ellos, más, naturalmente, el Lukács que está en marcha, o reorganizar la manera de ver la realización de estos trabajos importantes, pesados y a largo plazo (la edición de Marx no duraría menos de 10 años: dos para el Marx joven, dos para la fase inmediatamente anterior al Capital; nos saltaríamos el Capital (está, por ahora, el de Roces), cuatro para la obra posterior al Capital, dos para la obra de Engels, y, si hiciéramos también el Capital hay que contar con 15-16 años de trabajo y edición simultáneos). Este cálculo depende de que Muñoz se convirtiera en un traductor rápido. Me ha asegurado que sí,

Creo que ha llegado el momento de considerar en serio este asunto. El criterio principal me parece ser: no arriesgar una inversión excesiva. Inmediatamente después me parece que viene el criterio segundo: no arriesgar una mala edición, una edición vulgar, de obras tan importantes como las que hay en cartera o en opción”.

 

1 En Perspective de l´homme, París, PUF, 1960.

2 Marx-Engels, Werke, edición alemana paralela a la rusa dirigida por el Instituto de Marxismo-Leninismo cerca del C. C. del P.C.U.S., vol. 20, Berlín, 1962, prólogo, pág. VIII.

3 Garaudy, en el libro antes citado, trae unas palabras del destacado físico soviético D. I. Blojinzev que prueban que la expresión usada arriba no es una exageración. “Con que tal o cual hecho o tal o cual teoría pudieran estar ligados al idealismo o al positivismo, o interpretados según el espíritu de esas filosofías, bastaba para que se rechazara completamente el contenido de aquel hecho o de aquella teoría”.

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