Un punto de encuentro para las alternativas sociales

¿Para que una encuesta de clase?

Joan Tafalla

(Publicado en el número de diciembre de En Lucha)

El concepto de clase y de lucha de clases está devaluado entre la izquierda postmoderna europea. La asunción del discurso dominante comporta la idea de la lucha de clases como concepto inoperante, inútil. Por un lado, la izquierda institucional sólo hace políticas de gestión del capitalismo en su fase actual. Por otro lado, sectores de la extrema izquierda sesentaiochesca, reciclan su discurso en forma de anti-globalización, democracia radical, ecologismo y feminismo. Luchas todas ellas necesarias y respetables y respetadas por el abajofirmante pero  integrables y  a menudo, integradas. Sólo exiguas minorías, tratan de realizar análisis de clase que incorporen los nuevos fenómenos en una perspectiva global. Minorías exiguas pero existentes y operantes.

Las clases no son un objeto que se define por la posición de sus integrantes en las relaciones de producción. Mucho menos son agrupaciones de personas clasificadas según su estructura de ingresos o la calidad de vida que disfruten o padezcan. La lucha de clases no es un reflejo superestructural de contradicciones inmanentes en la infraestructura. La lucha de clases es motor del desarrollo social e incluso económico.

La dinámica social, los procesos de cambios vienen determinadas por la lucha de clases, proceso complejo lleno de particularidades y de circunstancia imprevistas e imprevisibles por nadie ni por nada. La lucha de clases no tiene ningún fin predeterminado, por ninguna filosofía de la historia. La lucha de clases es un proceso abierto, que puede acabar en derrota, en victoria o simplemente, en barbarie. Conviene recordar estos elementos metodológicos clásicos. Tan clásicos que fueron enunciados claramente antes de que los creadores del marxismo deformaran las hipótesis de trabajo marxianas.

A mi modo de ver, la necesario refundación comunista deberá apoyarse sobre dos columnas básicas. La primera, es la refundación de la cultura política comunista que hoy, tras todo lo llovido en el pasado siglo no podrá hacerse sobre la base del marxismo de segunda generación que ha impregnado el estatismo, el vanguardismo y el centralismo de las diversas corrientes comunistas. Punto, este no es el tema de este material.

La segunda columna será la militancia y la investigación para un relanzamiento de la lucha de clases en Europa. Si no nos vale el postmodernismo interclasista, si no nos vale una concepción “superadora” de la lucha de clases ( es decir interiorizadora de derrotas) tampoco nos vale una reafirmación de los viejos paradigmas.

Es por ello que junto a los procesos de relanzamiento del sindicalismo de clase abiertos en todos los países de Europa desde dentro y desde fuera de las centrales sindicales clásicas, creo imprescindible realizar un trabajo de encuesta, de investigación sobre los cambios reales y de gran magnitud que se están produciendo en la composición social del mundo del trabajo, así como en el propio concepto de trabajo y sobre la cultural material que se desprende de todo ello en la actual fase de desarrollo capitalista.

Lenin no demostraba ser un genio cuando señaló que las revoluciones solo son verdaderas revoluciones, cuando participan millones y millones de personas. Simplemente demostraba tener mucho sentido común. La reconstrucción de la clase trabajadora, el relanzamiento real de la lucha de clases sólo se dará cuando millones y millones de los trabajadores reales, de los obreros, técnicos y profesionales realmente existentes se muevan por intereses de clase autónomos de los de la patronal y del estado.

Reconocer esta realidad impone a las autoproclamadas “vanguardias” actuales, una purga de humildad; impone estar muy atentas a los cambios reales; impone una actitud receptiva e investigadora, impone una visión de los procesos de constitución de clase radicalmente democrática. Es decir, impone la humildad revolucionaria de construir desde abajo, sin consignismos ni preconceptos ideológicos, sin atajos, haciendo un lento trabajo de acumulación de fuerzas, estudiando y conociendo la realidad, no para hacerla entrar en los márgenes estrechos de cualquier teoría elaborada al calor de luchas de clases pasadas, si no al contrario, para construir conocimiento colectivo a partir de la experiencia colectiva.

Esta actitud humilde consiste en reconocer que no sabemos casi nada, consiste en estudiar, en investigar la realidad concreta de la clase trabajadora, rechazando el elitismo del marxismo de segunda generación. Consiste en aprender de la clase y de sus experiencias. Por que, como ha sido dicho, “el educador debe ser educado”.

Para eso sirve la encuesta de clase.

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Un libro:

Miradas sobre la precariedad.

Debate y propuesta para una “encuesta sobre el trabajo” y la reconstrucción del sindicalismo de clase.

Ed. El Viejo Topo

Dos páginas web:

http://www.sindicatocobas.org/

http://www.moviments.net/espaimarx/

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