35 años después – Manuel Sacristán como metodólogo
Salvador López Arnal
Para los lectores y estudiosos de un filósofo imprescindible.
Salvador López Arnal
Apreciado amigo (Félix Novales, cárcel de Soria),
Me parece que, a pesar de las diferencias, ninguna historia de errores, irrealismos y sectarismos es excepcional en la izquierda española. El que esté libre de todas esas cosas, que tire la primera piedra. Estoy seguro de que no habrá pedrea.
Si tú eres un extraño producto de los 70, otros lo somos de los 40 y te puedo asegurar que no fuimos mucho más realistas. Pero sin que con eso quiera justificar la falta de sentido de la realidad, creo que de las dos cosas tristes con las que empiezas tu carta -la falta de realismo de los unos y el enlodado de los otros- es más triste la segunda que la primera. Y tiene menos arreglo: porque se puede conseguir comprensión de la realidad sin necesidad de demasiados esfuerzos ni cambiar de pensamiento; pero me parece difícil que el que aprende a disfrutar revolcándose en el lodo tenga un renacer posible. Una cosa es la realidad y otra la mierda, que es sólo una parte de la realidad, compuesta, precisamente, por los que aceptan la realidad moralmente, no sólo intelectualmente
[…] Tu mención del problema bibliográfico en la cárcel me sugiere un modo de elemental solidaridad fácil: te podemos mandar libros, revistas o fotocopias (por correo aparte) algún número de la revista que saca el colectivo en que yo estoy. Pero es muy posible que otras cosas te interesen más: dilo.
Por último, si pasas a trabajar en filosofía, ahí te puedo ser útil, porque es mi campo (propiamente, filosofía de la ciencia, y lógica, que tal vez no sea lo que te interese. Pero, en fin, de algo puede servir).
Con amistad,
Manuel Sacristán (24 de agosto de 1985)
1. Las formas lógicas (y sus variedades: por ejemplo, las variedades deductiva e inductiva del razonamiento) vienen ordenadas de modos diversos y determinados en el proceso de adquisición de conocimientos en cada ciencia, y en la estructuración de esos conocimientos como sistema. Tales ordenaciones de operaciones cognoscitivas fueron denominadas más arriba (v. lección 2ª) “métodos”: la metodología es la ciencia que se ocupa de ellos.
2. La distinción entre lógica formal y metodología puede basarse en las siguientes consideraciones:
1ª: la metodología reasume a un nivel de mayor complejidad las formas lógicas que se tratan como tales en la lógica formal, estudiando su combinación y coordinación en el proceso concreto de adquisición de los conocimientos (métodos heurísticos) o de exposición de los mismos (métodos didácticos). El proceso de adquisición de conocimientos -o el de sus exposición- no interesan sin embargo a la metodología como procesos psicológicos, sino como formas o modos de organizar conocimientos adquiridos o que se van adquiriendo. Con vistas a proseguir esa adquisición y a estructurar su resultado. 2ª: la naturaleza más concreta de su estudio obliga a la metodología a conceder más consideración a los elementos materiales del conocimiento. 3ª: la metodología está directamente enlazada con la lógica formal, puesto que esta aclara las formas de conocimiento cuya ordenación compleja estudia la metodología pero, por otro lado, el estudio estrictamente formal que realiza la lógica se hace ya, como todo estudio, con un método; y la aclaración de un método es cosa de la metodología. Por último, una y otra rama, lógica formal y metodología, están unidos filosóficamente en su raíz: en los criterios gnoseológicos que las fundamentan.
3. El desarrollar una teoría general del método -de todo método, sin especificación particular de campos de aplicación del mismo- es tarea propia de la Metodología general. Esta tarea suele cumplirse mediante el estudio de procedimientos metódicos usados en todas las ciencias, p.e. la definición. La Metodología especial estudia en concreto los distintos métodos empleados en cada investigación y, salvo en el caso de métodos particulares de gran transcendencia para la humanidad -como el método de la ciencia natural moderna, p.e.- su estudio suele reservarse a los especialistas.
Manuel Sacristán (1957)
Dos buenas noticias para los lectores de Manuel Sacristán (1925-1985) y para los estudiosos y amantes de la filosofía en general.
La primera: la editorial Montesinos ha anunciado la publicación, para octubre o noviembre de 2020, de uno de los mejores trabajos como marxólogo del traductor de El Capital: “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia”. El texto, editado por primera vez en 1980 en la revista mientras tanto (incluido después en el primer volumen de “Panfletos y materiales”: Sobre Marx y marxismo, Barcelona, Icaria, 1983, pp. 317-367), toma pie en una conferencia del mismo título impartida por Sacristán en la Fundación Miró de Barcelona en noviembre de 1978. ‘Marxismo analítico’ del bueno, del mejor, un marxismo sin ismos (como le gustaba decir a su amigo y discípulo Francisco Fernández Buey) que no cae en desvaríos formalistas ni se olvida de la historia ni cree que la política sea esencialmente polémicas de claustros universitarios, escrito por un filósofo (¡y lógico!) que se mueve como pez en el agua en cuanto menos dos de las corrientes más importantes de la filosofía contemporánea: el marxismo y la filosofía analítica.
La segunda buena noticia: para 2021, de nuevo Montesinos ha anunciado la publicación de un volumen, extenso por lo que parece, que recogerá una amplia selección de las principales aportaciones del autor de Introducción a la lógica y el análisis formal en el ámbito de la metodología de las ciencias sociales.
Me centro a continuación en esta segunda publicación que cuenta con el apoyo de Espai Marx. El presidente de este colectivo, Joaquín Miras, fue alumno y discípulo de Giulia Adinolfi en la UAB, y es un gran conocedor de la obra del que fuera fundador, junto con él y otros compañeros y compañeras, de la federación de enseñanza de las Comisiones Obreras.
A su vuelta del Instituto de Lógica y Fundamentos de la Ciencia de la Universidad de Münster en 1956, Sacristán inició su militancia política en el PSUC-PCE (la lógica, la epistemología y el compromiso antifascista comunista fueron al unísono esta vez) e impartió su primer curso de “Fundamentos de filosofía” en la Facultad de Filosofía de la UB. Lo mismo sucedió en los dos cursos siguientes. Trasladado al inicio del curso 1959-60 (¿para evitar su expulsión por motivos político-filosóficos, por presiones del obispado barcelonés? ¡Kant no podría explicarse al modo ilustrado!) a la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales de la misma universidad, siguió impartiendo allí la misma asignatura, con numerosas referencias a asuntos lógicos, metodológicos, gnoseológicos y de historia de la ciencia, hasta el curso 1964-65 [véase anexo 1].
Fue entonces cuando no se renovó su contrato. El rector Valdecasas (¡un farmacólogo que había sido discípulo de Juan Negrín!) quería limpiar la UB de “rojos y separatistas”. Sacristán carecía del segundo atributo, pero no del primero. Desde entonces, el profesor expulsado se ganó la vida, básicamente, con traducciones y colaboraciones editoriales (especialmente para Grijalbo, Ariel y más tarde para Alianza). Juan Ramón Capella dio cuenta detallada de todos estos trabajos en su “Bibliografía de Manuel Sacristán” (mientras tanto, mayo 1987, núm. 30-31, pp. 196-223). Hay varias ampliaciones posteriores.
La torpeza burocrática y una inteligente trampa nominal (Sacristà Lizó), ideada entre otros por su compañero de Facultad Alfons Barceló, posibilitaron que el traductor de Quine y Platón pudiera volver a la universidad barcelonesa el curso 1972-73. Impartió una asignatura titulada “Teoría general del método” (véase anexo II). Pero fue expulsado de nuevo. No se le renovó el contrato laboral.
Tres años después, tras la muerte del dictador golpista, y criminal, el que fuera miembro del ejecutivo del PSUC pudo volver como profesor no numerario (si bien no estabilizó su situación laboral hasta 1984, un año antes de su muerte, cuando fue nombrado catedrático extraordinario), impartiendo clases de “Metodología de las ciencias sociales” y seminarios de doctorado sobre clásicos de la filosofía de la ciencia contemporánea como Bunge, Kuhn, Popper, Sneed, Stengmüller o Stuart Mill. También sobre Althusser y su lectura de Marx.
Fueron, en total, 8 cursos académicos más su estancia en la UNAM, donde dirigió dos seminarios de posgrado sobre “Inducción y dialéctica” y “Karl Marx como sociólogo de la ciencia”, curso este último que fue base de un artículo del mismo nombre que es otra de sus sus grandes aportaciones como marxólogo (fue editado inicialmente en el especial de mientras tanto de 1983 dedicado al primer centenario de Marx, y ha sido recogido por Albert Domingo Curto en su edición de Lecturas de filosofía moderna y contemporánea, Madrid, Trotta, 2007, pp. 217-265).
El programa de Metodología de las Ciencias Sociales de 1976-77, el primer curso que, como vimos, impartió a su vuelta a la universidad barcelonesa (en la Facultad de Económicas, no en Filosofía), fue el siguiente:
Tema 1: El concepto de método. El concepto de metodología
Parte I: Los operadores teóricos de la metodología tradicional (Elementos de lógica).
Tema 2: La deducción [Nota manuscrita: añadir analogía]: 1. El concepto tradicional. 2. Concepto formal.
Tema 3. La inducción: 1. Concepto tradicional. 2. Crítica y concepto formal. 3. La cuestión del inductivismo. 4. El llamado método axiomático deductivo.
Tema 4. La definición [Como 73 [SLA: Como en el curso 1972-73, el de Teoría general del método] (resumen)]: 1. Concepto intuitivo, decir de una cosa lo que es. 2. Leyes tradicionales. 3. Clasificación tradicional (con el agua). 4. Clasificación moderna. 5. Crítica de la definición. 6. Ilustraciones.
Tema 5. La división. 1. El llamado “método hipotético-deductivo”.
Parte II: Otras operaciones metódicas.
T7. La construcción de modelos [SLA: No hay tema 6. Sacristán dibujó dos flechas en el programa que parten de T9 y T10. Parecen indicar que estos dos temas deberían impartirse antes del tema 7].
T8. La construcción de teorías.
T9. La medición.
T10. La experimentación.
T11. Las funciones de las operaciones metódicas.
Parte III. Los contextos de las operaciones metódicas
T12. El contexto de la invención (heurística).
T13. El contexto de la justificación (fundamentación).
T14. El contexto de la interpretación (hermenéutica).
Parte IV. La disputa sobre el método en las ciencias sociales.
T15. Los methodenstreite o disputas sobre el método en el siglo XIX y en el XX.
T16. El “criterio de demarcación” en las ciencias sociales.
T17. La “unidad de la ciencia” y la “especificidad de las ciencias sociales”.
T18. Juicios de valor.
T19. Abstracción, concreción y práctica.
T20. Teoría de la ciencia y política de la ciencia.
Algunas de las anotaciones, reflexiones y moralejas del traductor de Engels, Lukács y Harich sobre el curso:
I. El año que viene habrá que hacerlo todo al revés:
. Empezar por un paralelo del tema 3. + sin adoptar el esquema de metodología = validación.
. Seguir con: + lógica + Tema 4 + Tema 5. Hacer entonces temas 1, 2, 20-24.
. Un seminario: Paco [Fernández Buey]. ¿Y yo otro? Probablemente no.
. Utilizar la lista de usos de ‘teoría’ de Gibson, 158 ss.
II. Moralejas del 77-78.
1. Los dos primeros temas -”La crítica contemporánea de la ciencia” y “La crítica de las ciencias sociales”- fueron una catástrofe tal como los di: me han tenido hasta diciembre. Claro que por no haber hecho tres horas semanales a causa de los seminarios.
El año que viene empezar seminario después de los primeros temas. Un seminario de lógica y otro ideológico (Paco).
Añado y corrijo: + yo los dos. Quizá el ideológico podría referirse a los temas 1 y 2.
III. Verano de 1978:
a) Los temas 1 y 2 del año pasado son muy heterogéneos. El 2 es esencial para el curso general. El 1 puede ser seminario. Por otra parte, el tema 4 queda absorbido en lógica.
Este apunte a) es corrección de una moraleja.
A efectos de comparación, véase el programa (menos desarrollado) del curso 1983-84, el penúltimo curso que el traductor de Dubcek y defensor de la Primavera de Prafa pudo impartir, fue el siguiente:
Sección I. Introducción
1. Trabajo científico y trabajo reflejo. La filosofía del conocimiento. Filosofía del conocimiento y filosofía de la ciencia. La “crisis de fundamentos” en el origen de la filosofía de la ciencia del siglo XX. El problema de la “línea de demarcación”. Puntos de vista interno y externo en filosofía de la ciencia. Filosofía de la ciencia y ciencia de la ciencia.
2. La “crisis de legitimación” de la ciencia en la segunda mitad del siglo XX. Implicaciones de la relación entre la ciencia y la técnica contemporánea. Progresismo y romanticismo o regresismo. El nuevo rechazo de la ciencia. Relaciones entre la filosofía de la ciencia y la política de la ciencia.
3. La crítica de la ciencia en las ciencias sociales. Peculiaridad de las “crisis de fundamentos” en las ciencias sociales: las disputas de metodología en el derecho, la historia, la ciencia económica y la sociología. Nuevos aspectos de la problemática. La ilusión del método en las ciencias sociales.
4. Los conceptos de método y metodología. Supervivencia de viejos usos del término ‘método’. El concepto de método y su división en la lógica tradicional. Sentidos hoy corrientes del término ‘método’ en las ciencias sociales y en la metodología. Contextos del término ‘metodología’. El alcance de la metodología.
Sección II. Conceptos metodológicos básicos
5. Repaso del formalismo lógico elemental. I. Las significaciones de la palabra ‘logos’. Las significaciones de la palabra ‘Lógica’. Noción de la lógica formal. Pensamientos y lenguaje. Las principales tareas de la lógica. Si la lógica formal es una teoría o una técnica.
Simbolismo y formalismo. Cálculo y lenguaje formalizado. Sistemas axiomáticos. La llamada “inferencia natural”.
Así, pues, el ensayo que Montesinos publicará en 2021 incluirá una amplia selección de los materiales de estos años (se conservan en la Biblioteca de la Facultad de Economía y Empresa de la UB) y la transcripción de las grabaciones de los cursos de 1981-82 (SLA) y 1983-84 (Joan Benach; la tarea de grabación estuvo a cargo de David Vila).
Se incorporarán también sus notas de lectura a algunos clásicos de la filosofía de la ciencia contemporánea como Epistemología de Bunge, La estructura de las revoluciones científicas de Kuhn, La lógica del descubrimiento científico de Popper o las actas del congreso londinense internacional de epistemología de 1965.
No es probable que el ensayo defraude a los estudiosos y lectores de Sacristán o a los interesados en la filosofía de la ciencia o en la filosofía en general.
Este apartado informativo que puede ser completado con los dos primeros anexos finales.
En otro orden de cosas, sin ningún ánimo de quebrar la paciencia del lector, resumo la sugerencia -posible material para artículos o trabajos sobre la filosofía y la praxis del autor- de la que les hablaba en el título de la nota:
En las páginas iniciales de El Orden y el Tiempo, su introducción interrumpida a la obra de Antonio Gramsci editada por Albert Domingo Curto en Trotta en 1998, Sacristán señalaba que Gramsci -Giulia Adinolfi, su esposa y compañera, y su amigo, el lógico pisano Ettore Casari, le aproximaron inicialmente a la obra del revolucionario sardo- era un pensador político que había tenido que construir su pensamiento y su práctica de un modo nada tranquilo, “sobre la crítica de sus propios presupuestos”, particularmente en las tres épocas en que su vida experimentó inflexiones decisivas: 1. Al incorporarse al movimiento obrero revolucionario (1915-1917). 2. Al asumir una función destacada de dirección en el movimiento (1922) y 3. Al verse, ya preso, “obligado a reconsiderar la orientación de su vida, de sus ideas y de su obra práctica (1926)”, el año en que fue detenido y encarcelado (en este punto se interrumpe el escrito del autor).
La mejor manera de evitar las parcialidades monográficas o polémicas en la consideración de la vida y la obra de Gramsci, apuntaba Sacristán, consistía en satisfacer respecto de ellas el criterio que el propio Gramsci había declarado obligado para la comprensión de un hombre y de su obra: “la búsqueda del leit-motiv, del ritmo del pensamiento en desarrollo, tiene que ser más importante que las afirmaciones casuales y los aforismos sueltos”.
Las varias dificultades que se oponían a esa tarea no impedían ver como motivo rector del pensamiento y la práctica del autor italiano, fundador de L’Ordine Nuovo, “el problema del orden de la vida de los hombres, el tema de la caducidad del orden viejo, y el de los tiempos con y en que puede aparecer el orden nuevo”.
Lo que ocurría, proseguía el estudioso gramsciano, era que no se podía esperar de un hombre cuyo método de pensar y de hacer había sido la autocrítica perenne (“y expresa, además, en un escribir entrecortado y disperso por la brutalidad de las cosas, por el desorden del “orden” capitalista en su dilatada crisis”) ninguna exposición inmutada y sistemática de “los logros intelectuales y prácticos que ha arrancado al leit-motiv de su vida, sino más bien los sucesivos frutos, a veces orgánicamente contradictorios, de su forcejeo con aquella problemática”.
Esa contradictoriedad de Gramsci a la que Sacristán aludía llegaba a ser tan patética como en el siguiente ejemplo (cuya contradictoriedad el autor de esta nota no logra captar): 1. Gramsci, 27 años, en la primera de sus fases de maduración: “[…] el pensamiento revolucionario niega el tiempo como factor de progreso”. 2. Gramsci, 43 años, dirigiéndose a “la persona que más cerca estuvo de él al otro lado de los muros (Tatiana Schucht): “Pero si alguna otra vez te ocurre en al vida el tener experiencias como las que has tenido conmigo, créeme, el tiempo es la cosa más importante: es un simple pseudónimo de la misma vida”.
(Reflexiones no muy alejadas de las del propio Marx por cierto. Véase la siguiente nota de Salario, precio y ganancia (1865) que debo a David Vila, un gran conocedor de la obra de Sacristán y de Marx: “El tiempo es el espacio en que se desarrolla el hombre. El hombre que no dispone de ningún tiempo libre, cuya vida, prescindiendo de las interrupciones puramente físicas del sueño, las comidas, etc., está toda ella absorbida por su trabajo para el capitalista, es menos todavía que una bestia de carga. Físicamente destrozado y espiritualmente embrutecido, es una simple máquina para producir riqueza ajena. Y, sin embargo, toda la historia de la moderna industria demuestra que el capital, si no se le pone freno, laborará siempre, implacablemente y sin miramientos, por reducir a toda la clase obrera a este nivel de la más baja degradación” (K. Marx, Salario, precio y ganancia [1865], Madrid, Ricardo Aguilera ed., 1968, p. 74).
Esas y otras contradicciones en la obra y hacer de Gramsci, proseguía el autor de la Antología, se resolvían orgánicamente en la totalización de la una y la otra en su vida, no en el sentido de que la biografía fuera el método adecuado para su comprensión, aparte de que probablemente no lo fuera “para el pleno entendimiento de ninguna obra”. Parecía, además, que la biografía en sentido tradicional tenía escaso interés para la comprensión de la obra y la acción de Gramsci y hasta, paradójicamente, de su vida. ¿Por qué? Porque se trataba de la vida de un pensador y práctico de la lucha política, de alguien que había fundado el sentido de su vida y las motivaciones de su consciencia en realidades extraindividuales, “con lo cual, por cierto, no hacía más que aplicarse a sí mismo su propia concepción histórico-social y política de la persona.”
La clave de la comprensión de los escritos y el hacer de Gramsci, en su variedad y en sus contradicciones, no era la biografía individual pero sí “la totalización cuasi biográfica de numerosos momentos objetivos y subjetivos en el fragmento de la historia de Italia, historia de Europa e historia del movimiento obrero cuyo “anudamiento” bajo una consciencia esforzada fundaría el “centro” que fue Antonio Gramsci”. En la organicidad de esa vida así entendida, no como oscura intimidad aislada sino como línea recorrida por el ‘centro de anudamiento’ de innumerables referencias objetivas, “el preso, derrotado y moribundo Gramsci consideró no sólo resueltas, sino incluso salvadas las contradicciones, los sufrimientos, las catástrofes de su existencia”.
Lo hizo así implícitamente, concluía Sacristán, negándose a capitular pidiendo gracia a Mussolini a pesar de su situación en la cárcel, de su enfermedad, “y lo había dicho antes explícitamente, añadiendo incluso una explicación a su autoafirmación moral: la salvación por el ‘instinto de rebelión”.
En una voz sobre Gramsci de 1969 para el Diccionario de Filosofía de Dagobert D. Runes, cuya traducción coordinó, el que fuera director de la edición de las OME (Obras de Marx y Engels) apuntaba sobre el concepto de centro de anudamiento:
Gramsci propone un marxismo al que llama “filosofía de la práctica”. Esta filosofía de la práctica no es un pragmatismo, sino un modo de pensar que historiza los problemas teóricos al concebirlos siempre como problemas de cultura y de la vida global de la humanidad… La filosofía ha de entenderse en la práctica de la humanidad, “concretamente, es decir, históricamente”. Por eso el tema del hombre es “el problema primero y principal de la filosofía”, de la práctica.
En la concepción marxista de Gramsci la cuestión “¿qué es el hombre?” entendida como cuestión filosófica no pregunta por la naturaleza biológica de la especie sino por otra cosa que él formula del modo siguiente: “¿Qué puede llegar a ser el hombre? Esto es, si el hombre puede dominar su propio destino, si puede “hacerse”, si puede crearse la vida”. Piensa Gramsci que todas las filosofías han fracasado hasta ahora en el tratamiento de esa pregunta porque han considerado al hombre reducido a su individualidad biológica. Pero la humanidad del individuo comporta elementos de tres tipos: primero, el individuo mismo, su singularidad biológica; segundo, “los otros”; tercero, “la naturaleza”. El segundo y el tercer elementos son de especial complejidad: el individuo no entra en relación con los otros y con la naturaleza mecánicamente, sino ”orgánicamente” (con los otros) y “no simplemente (con la naturaleza) por ser él mismo naturaleza, sino activamente, por medio del trabajo y de la técnica” (incluyendo en este último concepto también los “instrumentos mentales”, esto es, la ciencia y la filosofía)” (…) Esas relaciones…, son activas, conscientes, es decir, corresponden a un grado mayor, o menor de inteligencia de ellas que tiene el hombre. Por eso puede decirse que uno se cambia a sí mismo, se modifica, en la medida misma en que cambia y modifica todo el complejo de relaciones del cual él es el centro de anudamiento. Con eso ultima Gramsci su reelaboración del concepto de “naturaleza humana” de Karl Marx: “que la “naturaleza humana” es el “complejo de las relaciones sociales” (como ha escrito Marx) es la respuesta más satisfactoria, ya que incluye la idea de devenir… Puede también decirse que la naturaleza del hombre es la ‘historia’.”
Hasta aquí Sacristán, el resumen de las páginas finales de la Introducción de El Orden y el Tiempo, y su aproximación a la noción ‘centro de anudamiento’. Las sugerencias de investigación:
1. ¿Hay alguna duda de que muchas hipótesis y afirmaciones de las páginas resumidas pueden decirse también al propio Sacristán?
2. ¿Cuál fue el leit-motiv de este catedrático de lógica y metodología que fuera miembro del comité ejecutivo del PSUC? ¿También el orden y el tiempo? ¿Ese fue el motivo rector de su pensamiento y de su práctica? ¿También antes, y de algún modo a precisar, en los años previos a su militancia en el PSUC-PCE?
3. ¿Puede decirse también de él, del autor de la nota autobiográfica del anexo III, que su método de pensar y de hacer fue la autocrítica perenne?
4. ¿Hay también contradicciones en la obra y en el hacer de Sacristán? ¿Qué contradicciones? ¿La inconsistencia entre su realismo político y su rechazo a los Pactos de la Monclea y a la política general del PSUC-PCE en los años de la transición?
5. ¿Tampoco en su caso es la biografía tradicional un método adecuado para la comprensión de su obra, de su vida?
6. ¿Se puede afirmar en su caso que fue esencialmente un pensador y práctico de la lucha política? ¿Fue también él alguien que fundó el sentido de su vida y las motivaciones de su consciencia en realidades extraindividuales?
7. ¿Cómo intervino el pensamiento de Gramsci en su obra teórica y en su hacer político? ¿Le inspiró la vida de Gramsci en su compromiso político? ¿Fue de algún modo Sacristán nuestro Gramsci?
8. ¿Qué conclusiones podemos colegir de su reflexión autobiográfica de finales de los sesenta, la del anexo III?
9. ¿Tienen algún interés, a día de hoy, sus reflexiones sobre la filosofía y el filosofar, las expuestas básicamente en su artículo de 1968 -escrito el verano anterior- “Sobre el lugar de la filosofía en los estudios superiores”?
Sugerencias de reflexión e investigación. Por si ayudan, por si pudieran ser útiles.
*
Anexo I. Programa de Fundamentos de Filosofía para estudiantes de Ciencias Sociales, curso 1962-63 (Facultad de Ciencias Económicas de la UB).
INTRODUCCIÓN: FILOSOFÍA Y CIENCIAS SOCIALES.
LECCIÓN 1ª. Sobre los usos del término “Filosofía” en el lenguaje común y el académico.
LECCIÓN 2ª. El nacimiento de la filosofía. Caracteres de la visión del mundo de las antiguas culturas orientales. La filosofía griega. Origen de la filosofía y origen de la ciencia.
Lección 3ª. El contenido de la filosofía en su historia (sistemática filosófica histórica). Los temas de ls primeros filósofos griegos. La sistemática aristotélica. Los temas de la filosofía medieval. La sistemática de Wolf. La crisis de la sistemática clásica. Filosofía, ciencia y práctica.
Lección 4ª. Filosofía y ciencias sociales. La reflexión sobre la sociedad en los orígenes de la filosofía. La especulación filosófico-social en la tradición filosófica. La filosofía y la constitución de als ciencias sociales como disciplinas positivas.
PARTE primera: LÓGICA formal
a) Elementos de análisis lógico.
Lección 5. Noción de la lógica formal. Los significados del término “lógica”. Noción de lo lógico-formal: la forma lógica. Forma lógica y conocimiento fáctico.
Lección 6. Concepto de formalización. Categorías sintácticas. Análisis y síntesis en el método de la lógica. El medio lingÜístico. El lenguaje formalizado. Las categorías sintácticas; constantes, variables, parámetros, esquemas, proposiciones y enunciados.
Lección 7. Sincategoremas, o signos impropios. Concepto general. Conectivas, enlaces o conexiones. Operadores.
Lección 8. Las funciones lógicas. Introducción de la idea de función en lógica. El concepto de función. Funciones proposicionales. Funciones y conectivas.
Lección 9. Sintaxis lógica. Concepto. Sintaxis general y especial. El algoritmo lógico; la base primitiva; elementos constituidos; efectividad.
Lección 10. Semántica lógica. Concepto. Semántica especial y general. El lenguaje formalizado. Conceptos de interpretación y modelo. El concepto semántico de verdad.
b) El sistema de la lógica elemental o lógica en sentido estricto.
Lección 11. La lógica proposicional como primer nivel de análisis del discurso. Elementos semióticos. Interpretación semántica.
Lección 12. Dualidad. Leyes de De Morgan.
Lección 13. Reductibilidad de las 5 funciones veritativas de Principia Mathematica. Formas normales de la lógica proposicional.
Lección 14. Decibilidad de la lógica proposicional. Método de las tablas veritativas. Método de las formas normales. El análisis veritativo-funcional de Quine.
Lección 15. Formulación axiomática de la lógica propisicional.
Lección 16. Aplicaciones de la lógica proposicional.
2. La lógica de predicados de priemr grado.
Lección 17. La lógica de predicados como segundo nivel de análisis del discurso. Elementos semióticos. Lógica de predicados de primer grado y de segundo grado. Los cuantificadores. Cuestiones semánticas.
Lección 18. Dualidad. Formas normales de la lógica de predicados.
Lección 19. Formulación axiomática de la lógica de predicados de primer grado.
3. El cálculo de la inferencia natural (cálculo de Gentzen y Quine).
Lección 20. Motivación y estructura del cálculo de la inferencia natural. Concepciones de la inferencia deductiva: resolución, inferencia a partir de axiomas, composición a partir de premisas o supuestos. El concepto de deducción “natural”. Principios del cálculo de Gentzen.
Lección 21. Reglas lógico-proposicionales.
Lección 22. Reglas lógico-predicativas.
4. Propiedades del sistema de la lógica elemental
Lección 23. Conceptos de consistencia, completud y decibilidad. Su relevancia para la teoría de la ciencia.
Lección 24. Consistencia del sistema de la lógica elemental.
Lección 25. Completud del sistema de la lógica elemental.
Lección 26. Indecibilidad de la lógica de predicados.
5. Apéndice
Lección 27. Incompletud de la lógica de predicados de segundo grado. Consecuencias epistemológicas.
c) Elementos de lógica de clases y relaciones, o lógica en sentido amplio.
Lección 28. Nociones de lógica de clases. Las relaciones de pertenencia e inclusión.Abstracción. Identidad.
Lección 29. Algebra de clases.
Lección 30. Nociones de lógica de relaciones. Abstracción relacional. Terminología. Relación y función. Carácter fundamental de la noción de relación. El concepto formal de estructura.
d) Apéndice
Lección 31. Los límites entre la lógica y la matemática. La noción de número.
Lección 32. La lógica formal y los aspectos materiales y dialéctica del conocimiento. Verdad formal y verdad material. Estructura formal y proceso de conocimiento.
Parte segunda: Metodología general
Lección 33. Los sentidos del términos “método”. Método teorético y método práctico. Método hermenéutico y método didáctico. Método en sentido filosóficamente relevante y método en sentido técnico.
Lección 34. La deducción. Concepto tradicional. El silogismo categórico aristotélico. Concepto lógico-formal. La deducción en el conocimiento científico.
Lección 35. La inducción. Concepto tradicional. El concepto de reducción. Inducción “completa” e “incompleta”. El fundamento de la inducción.
Lección 36. La hipótesis y el método hipotético-deductivo. Deducción e inducción en el método científico. La analogía. La hipótesis. El método hipotético-deductivo.
Lección 37. La llamada “intuición” y el método científico. Sentidos del término “intuición”. Papel de la imaginación, la memoria y el entrenamiento en el trabajo científico. Teorías irracionalistas de la “intuición”: la intuition de Bergson y la empatía y comprensión vivencial de Dilthey y Rickert.
Parte Tercera: Problemas metodológicos generales de las ciencias sociales (según el libro de Quentin Gibson The Logic of Social Enquiry).
a) Posturas anticientíficas sobre la investigación social
Lección 38. La crítica de la abstracción.
Lección 39. La crítica de la generalización.
Lección 40. Evidencia empírica y comprensión simpática
Lección 41. Hechos y valores.
Lección 42. La negación de la objetividad.
b) Peculiaridades lógicas de la investigación social
Lección 43. Psicología y ciencias sociales.
Lección 44. El uso de las leyes lineales en ciencias sociales.
Lección 45. El uso de las postulados de oportunidad.
Lección 46. El uso de los postulados de tendencia.
Lección 47. El supuesto de la racionalidad.
Lección 48. El estudio de la historia.
Lección 49. Investigación social y práctica social.
*
Anexo II. Curso de Teoría general del método, 1972-1973 (Facultad de Económicas de la UB).
I. Discusión introductoria
Tema 1. Las problemáticas del término ‘método’. El cambio de una metodología general.
Acepción intuitiva provisional de ‘método’. Dilucidación provisional. Multiplicidad del sentido de ‘método’.
Primera problemática: Métodos prácticos y teóricos. Ilustración y análisis de la distinción. Si la distinción ha de practicarse entre los métodos o entre sus resultados.
Categorías tradicionales: métodos teoréticos heurísticos, hermenéuticos y didácticos. Obscuridad de la clasificación: ¿por qué es frecuente considerar teoréticos los métodos didácticos? ¿Por su estatuto de métodos, por el objeto a a que se aplican o por su resultado?
Segunda problemática: sentidos de ‘método’ que se refieren a la visión global de la realidad y sentidos más restringidos.
El intento tradicional de aclarar las problemáticas de ‘método’: las ideas de metodología general y metodologías especiales. En qué sentido se puede hablar de métodos generales: ¿qué es lo general, ciertos métodos o la teoría de todos los métodos?
Otra propuesta de clarificación: distinción entre metódica filosófica y metódica empírica. Carácter histórico de esta distinción.
El campo de una teoría general del método. ¿Con que métodos se habla de métodos? ¿Hasta qué punto el tratamiento general de los métodos puede ser teórico en sentido estricto? ¿Hasta qué punto ha de quedarse en filosófico?
II Conceptos metodológicos elementales
A) Algunos términos que significan actos o resultados metódicos parciales
Tema 2. Definición. Su noción filosófica tradicional (Aristóteles). Leyes de la definición. Clasificación general de las definiciones.
La crítica de la idea de definición (Hegel, Lukács).
La definición en la práctica de las ciencias. ¿Qué es lo que intentan definir los científicos: palabras, conductas o realidades?
Historicidad de la vigencia de las definiciones.
Tema 3: División. Su noción filosófica tradicional (Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino). División y distinción. El fundamento o principio de la división. Las leyes de la división.
Contextos formal y metafísico de la idea metodológica de división.
Tema 4. Clasificación. Clasificación y división. Origen de la idea de clasificación en las ciencias geo-biológicas. El ideal y el problema de la “clasificación natural”. Naturalidad y evolucionismo.
Los ideales morfológicos en ciencias sociales: Vico, Hegel, Marx, la noción de ideografía en el neokantismo.
Tema 5: Fundamentación. Fundamentación y racionalidad: la idea de razón suficiente (Leibniz-Schopenhuaer). Tipos puros de fundamentación:
Prueba empírica. ?¿De qué se puede decir que es susceptible de comprobación (contrastación) empírica? Las teorías científicas y su comprobación empírica. La idea de “experimentum crucis”, ¿es empírica o sólo reguladora? Necesidad de pasos no empíricos en la organización de una comprobación empírica.
Demostración formal. Criterios. ¿De qué se puede decir que es demostrable? ¿De qué se puede decir que está demostrado?
B) Algunos procedimientos metódicos
Tema 6. Discusión. Concepto tradicional. Ejemplo: el silogismo categórico aristotélico.
Concepto formal. Ejemplo: el cálculo de enunciados.
Tema 7. Inducción. Conceptos tradicionales esencialista, nominalista y empirista de inducción. Inducción “completa” e inducción “incompleta”.
El concepto de reducción.
El problema del “fundamento de la inducción”.
Inducción y probabilidad.
Tema 8. El llamado método axiomático, o axiomático-deductivo.
Orígenes del proceder axiomático: la silogística de Aristóteles y la geometría de Euclides.
Formulación clásica del procedimiento axiomático por David Hilbert.
Discusión del concepto de axioma.
La operación de axiomatizar.
Tema 9. El llamado método hipotético-deductivo. La noción de hipótesis.
Deducción e inducción en el trabajo científico.
Procedimientos por analogía
III. La constitución del objeto científico.
Tema 10. La abstracción. Construcción del concepto clásico de abstracción por Aristóteles. Algunos desarrollos de la teoría aristotélica de la abstracción: Abelardo, Tomás de Aquino, Juan de Santo Tomás.
Discusión del concepto de abstracción por algunos lógicos modernos, en particular por E. W. Beth.
La abstracción en la constitución de los objetos en sentido estricto (≠ cosas). Karl Marx sobre la abstracción.
Dos tipos principales de abstracción: cualificadora y cuantificadora.
Tema 11. Cualificación del objeto. La abstracción formal de la tradición escolástica y su raíz metafísica: el concepto de esencia.
La idea de cualidad en el pensamiento de Aristóteles, Hegel y Marx. Cualidad e individualidad o concreción real.
El concepto “estructura” como explicatum del explicandum “cualidad”.
Tema 12: El concepto de estructura. El concepto formal de estructura pertenece a la lógica de relaciones. Definición formal de estructura.
La limitación metódica del concepto formal de estructura en ciencias sociales.
Concepto real, o histórico, de estructura. Estructura histórica, contradicción y oposición. Antagonismo y sinagonismo.
Tema 13. La cuantificación del objeto. Precedentes antiguos de la cuantificación y discusión de las posibles causas de su agotamiento en la cultura medieval. Los intentos de metodología cuantificadora en la Baja Edad Media, discusión de las posibles causas de su fracaso.
La cuantificación como característica de la metódica moderna. La línea Galileo-Newton y la crítica de los filósofos de la naturaleza. Estimación de esa discusión clásica desde el punto de vista de la ciencia de hoy.
Las relaciones entre cuantificación y cualificación del objeto. Estudio de la “ley” de Hegel sobre esas relaciones.
Tema 14. Análisis y síntesis. Origen y desarrollo de la noción de análisis: Aristóteles, los gramáticos helenísticos, la matemática renacentista y moderna, la mecánica clásica, la química.
Análisis y abstracción.
Análisis, deducción e inducción.
Ideologización de la noción de análisis.
La noción de síntesis entre Aristóteles y Hegel y Wohler.
Síntesis y abstracción.
Síntesis, deducción e inducción.
Ideologización de la noción de síntesis
Análisis y síntesis en el trabajo científico y en la visión cotidiana de la realidad, u orientación en la vida cotidiana.
Tema 15. Modalización. En qué medida la construcción de modelos es constitución del objeto científico.
Modelos en ciencias formales.
Modelos en ciencias de la naturaleza
Modelos en ciencias sociales.
IV. Perspectivas sobre la filosofía del conocimientos
Tema 16. Método, ciencia y teoría. Concepto de “ley”científica. Tipos de teoremas.
Teoría en sentido fuerte, o teoría formalizable.
Teoría y conocimiento científico.
Tema 17. El carácter científico de la investigación social.
Origen mítico-religiosa de la mayoría de nociones sociológicas. Desmitificación incipiente de esas nociones en la cultura helénica. Reconstrucción racioanalista de los conceptos sociológicos por la corriente intelectualista de la Ilustración, hasta la Revolución burguesa.
La historización de los conceptos sociológicos: Vico, la corriente histórica de la Ilustración, la Restauración y Hegel.
La reacción positivista del siglo XIX y el nacimiento de la “sociología” como superciencia: Augusto Comte. Oscilaciones de la cultura capitalista respecto del estudio de la sociedad. Dos formas de apologética: el empobrecimiento de la tradición positivista de Comte y la reacción intuicionista que lo compensa: Dilthey, Rickert, Max Weber, la filosofía de la historia, los sociologismos (ej.: sociología del conocimiento), el existencialismo en sociología, el estructuralismo en etnología, etología y antropología cultural.
Raíces del problema en la filosofía clásica del conocimiento: el principio “scientia non est de particularibus”.
Tema 18. Conocimiento social y conocimiento de lo singular concreto. Conocimiento dialéctico. Etapas de la formación del concepto de dialéctica: usos antiguos de ‘dialéctica’ (Platón y Aristóteles). Usos medievales (el trivium, Hugo de San Victor, Abelardo, Tomás de Aquino). Uso kantiano. Notas comunes a los usos pre-hegelianos de ‘dialéctica’.
La dialéctica hegeliana: su intención gnoseológica; sus resultados.
El pensamiento dialéctico histórico, o dialéctico empírico, de Karl Marx.
Ciencia, teoría y conocimiento dialéctico.
Teoría, dialéctica y práctica.
Tema 19. La metódica científica y los valores. Los valores socialmente vigentes, la cultura y la ciencia. La ciencia como valor, como fuerza productiva, como instrumento de producción y como ideología.
El principio de la desvinculación axiológica: Max Weber.
Visión formalista, visión sociologista y visión dialéctica de la ciencia.
Ciencia y sociedad.
*
Anexo 3. Notas autobiográficas
No están fechadas. Escritas probablemente a finales de los años sesenta, principios de los setenta, tras el Mayo del 68 y la invasión de Praga. Fueron publicadas en Manuel Sacristán, M.A.R.X. Máximas, aforismos, reflexiones con algunas variables libres, Mataró (Barcelona), El Viejo Topo, 23003, pp. 57-63 (Edición SLA, prólogo de Jorge Riechmann, epílogo de Enric Tello).
I
1. La cosa es que está sin resolver la cuestión del ¿quien soy yo?
2. La respuesta fe suscitada con gran virulencia esta última vez por la crisis política.
2.1. Pero no era la primera vez que aparecía. Se me presentó en marzo de 1956, nada más volver a España [SLA: de Alemania, de Münster, del Instituto de Lógica]. Y varias otras veces.
3. Por lo tanto, el repaso ha de arrancar de la vuelta a España, pero, al llegar a la crisis de 1968, ha de detenerse con atención.
II
1. La decisión de volver a España significaba la imposibilidad de seguir haciendo lógica y teoría del conocimiento en serio, profesionalmente.
1.1. Las circunstancias me llevaron luego a la inconsecuencia de no evitar equívocos (oposición, etc). Este es un primer error, no cronológicamente hablando.
1.1.1. En la misma primavera del 56 llegué a esa conclusión. Lo que agrava el error principal.
2. La vida que empezó a continuación tiene varios elementos que obstaculizaban no ya el estudio de la lógica, sino el intento general de mantenerme al menos al corriente en filosofía. Los elementos predominantes de aquella vida eran las clases y las gestiones. Poco estudio.
3. Una excepción: la tesis [SLA: Las ideas gnoseológicas de Heidegger]. Fue producto -como la posterior memoria pedagógica- de unas vacaciones en sentido estricto: pocas gestiones, pero con el proyecto de volver.
4. A esta situación de poco estudio por razón de obstáculos objetivos se sumó una abulia parcial que tal vez sea lo mas importante de todo: en vez de aprovechar todo el tiempo libre para estudio científico-filosófico, gasté mucho tiempo en cosas como el artículo sobre Heine [SLA: “Heine, la consciencia vencida”, enero de 1963, un texto que escribió para su traducción de las Obras en prosa de Heine, editorial Vergara, 1964]. Esto merece análisis.
4.1. Por una parte, intervienen factores externos: esos prólogos son compromisos editoriales, concertados con la esperanza de que resultaran rentables: en aquellos tiempos, las 15.000 ptas. que me pagaron me parecerían una suma enorme. En realidad, desde este punto de vista aquellos escritos fueron una mina, puesto que estudié a Heine, p.e., más de dos años.
4.2. Por otra parte, el hacer esas excursiones era muy coherente con mi noción del filosofar y entender el mundo [la cursiva es mía]
4.3. Pero es posible que fueran también un indicio de huida del trabajo científico [subrayado en rojo en el manuscrito], por imponérseme los obstáculos materiales o externos (clases, gestiones, pobreza).
5. Esto es discutible por lo que hace a la filosofía en sentido académico: el que yo no haya ni leído los escritos de Heidegger posteriores a 1959 [SLA: año de presentación de su tesis doctoral] me ha arañado a veces la consciencia, pero también veo razones de economía científica (y de economía simplemente) que me aconsejan seguir sin hacerlo. La lectura de Barthes y de Lévi-Strauss, por ejemplo, no me ha servido más que para conocerles. Barthes, sobre todo, es un pensador muy mediocre y una caricatura de científico. No hablemos de Foucault.
Quizás hubiera sido más serio [corrección de MSL: mejor] haberlos dejado en la página 10, una vez visto el género.
6. Pero esa hipótesis de la huida es mucho más verosímil si se piensa en que no he hecho estudio científico en general, o, propiamente, he hecho muy poco. O también si se piensa en actitudes nihilistas -sobre todo la novela, sobre el arte en general- que se me han ocurrido durante estos años.
6.1. En cambio, la ausencia de estudio político-teórico es un fenómeno de época entre los intelectuales marxistas. Por lo tanto, no creo que me sirva para aclararme el asunto, al menos en los años de su génesis. Ahora sería distinto.
7. Durante un cierto tiempo, la vida de mis rentas científicas fue soportable porque, gracias a la ausencia de perplejidad histórica, o sea, gracias a la convicción de estar reflejando realidad, me era al menos posible conseguir formulaciones generales que implicaban un programa o un objetivo político-cultural y de política filosófica. Una pieza típica de esa situación es el prólogo al Anti-Dühring. Años antes lo había sido el prólogo a Revolución en España [SLA: El prólogo del AD es de 1964; el de Revolución en España de 1959; pueden verse ambos en Sobre Marx y marxismo, ob. cit.]. El mismo prólogo de Heine tiene ese elemento (M.S, profesión traductor, prologuista).
8. El estudio de Gramsci empezó todavía dentro de esta constelación. Pero es posible que durante ese estudio empezara a desarrollárseme la perplejidad deprimente sobre el destino del movimiento socialista.
No creo estarme engañando al pensar que la crisis política, que culminó el 68 para empezar enseguida a arrojar manifestaciones de descomposición, sea el factor externo muy importante, mi eliminación de la Universidad, puede haber tenido también una influencia considerable [en 1965]. Pero, aparte de que este mismo hecho estaba enlazado del modo más directo con la experiencia política, en la crisis del 68 salió también definitivamente a relucir la inveterada deficiencia de mi actuación también en la gestión.
Desde el 56 he ido siempre haciendo gestión. Pero siempre con oscuridad acerca de mi situación. Al principio fue solo oscuridad. Luego error. Por último, vacilación. Y el resultado, una situación de derrota que solo lo confuso de la situación misma ha evitado que fuera catastrófica. No hay ninguna duda de que este desenlace tiene gran influencia en mi actual situación, sobre todo por estar enmarcado en la crisis nacional e internacional.
9. Si se tiene en cuenta que en los dos campos, el científico y el de las gestiones, la situación es de “derrota”, no parece que haya que ir a buscar muy lejos la explicación de la situación presente. Importa que me aclare en qué consiste esa “derrota”.
10. Creo que consiste, en ambos casos, en la consciencia de haber recorrido caminos malos. Digo malos, porque no estoy completamente seguro de que se pueda decir equivocados. Ya el mismo año 56 me aconsejaban que no hiciera dos cosas a la vez (ni menos tres o cuatro). Pero entonces creí que ése era un consejo típicamente definitorio del intelectual burgués, y me pareció obligatorio no seguirlo. Creo que sigo negando eso. Pero sospecho que la duplicidad de caminos que esa vía representó era mortal. Habría habido, quizás, que fundir los dos caminos, o acercarlos mucho. No lo hice en absoluto.
La idea de fundir o acercar mucho los dos caminos, admitido que no puedo prescindir de ninguno de los dos, debe ser también la clave para ahora, no sólo para interpretar lo que ocurrió.
11. En la práctica, me parece que las situaciones pueden ser:
1ª. Predominio del estudio desligado de la gestión, con gestión mecánica-moral
2ª. Predominio de gestión, con estudio funcional a ella.
3ª. Predominio de estudio funcional a la gestión, con gestión consistente principalmente en haber producido ese estudio.
4ª. Predominio de gestión con estudio como distracción.
Creo que mi situación anterior fue unas veces la 1ª y otras -las más- la 4ª. Hoy tiendo a creer que tengo que adoptar la 3ª. Y puesto que estudio funcional a la cuestión es, por de pronto, estudio, tengo que recorrer mis posibilidades.
12. Como vi ya en el 56, no puede hacer lógica en serio, como tema principal.
. Aunque debería leer:
0 X. Información política corriente.
1 X. El trabajo sobre clásicos, enlazado a la traducción.
2 X. La historia, especialmente del movimiento, desde la I[nternacional]. Esta última a fondo.
3 X. Cuestiones filosóficas particulares.
. La teoría de la creencia, etc.
4 X. La economía → matemática es estudio funcional, pero no puedo hacerlo como especialista.
5. La sociología, id (con cibernética).
6. La “filosofía general”, la información general de lo que ocurre, debería hacerse con muchas cautelas, sin perder tiempo en ella, pero organizando la información, mediante un vistazo mensual [subrayado en rojo en el original] a revistas en los institutos francés, alemán e inglés, y mediante un buen uso de revistas en general.
13. El intento de organizar seriamente ese programa exige un corte drástico de otras actividades -aunque no de la información política corriente. Por ejemplo, fuera incluso conferencias, salvo dentro del tema que esté tratando [subrayado en rojo en el original]. Y fuera, también, encargos de artículos incoherentes con lo que hago.
Notas SLA
“Gestiones” hace referencia a su activismo político en general.
“Memoria pedagógica” refiere a su memoria para las oposiciones a la cátedra de lógica de 1962 (Madrid, cátedra de Valencia, sin éxito por su parte). Véase, S. López Arnal, Siete historias lógicas y un cuento breve, Barcelona, Bellaterra, 2017, prólogo de Luis Vega.
Tanto en el caso de la tesis como en el de la oposición, después de los meses sin (o con pocas) “gestiones”, Sacristán volvió después a la actividad política antifascista.
Fue en la primavera de 1956, cuando inició su militancia tras un encuentro con Santiago Carrillo en París (en el que se desmayó por hambre) en casa de Carlos Semprún.
La crisis de 1968 tiene dos nudos esenciales: mayo del 68, la práctica del PCF y sus límites revolucionarios, y la destrucción de la experiencia de renovación socialista checoslovaca por las tropas del Pacto de Varsovia.
La decisión de volver a España, que “significaba la imposibilidad de seguir haciendo lógica y teoría del conocimiento en serio, profesionalmente”, no sería cualquier cosa para un filósofo con su competencia y aficiones lógico-gnoseológicas y con su destacada vocación didáctica.
La “inconsecuencia” a la que hace referencia se explica también, y se hace menos inconsistente, por motivos “profesionales”, por su ubicación académica nada consolidada, para facilitar argumentos y “realidades” a las personas de la sección de Económicas de la UB y de otras facultades que querían apoyarle.
Hasta 1984, un año antes de su fallecimiento, sufrió Sacristán una situación profesionalmente precarizada. Hasta entonces, hasta su nombramiento como catedrático extraordinario a los 58 años de edad, fue un profesor no numerario.