La contrarrevolución levanta la cabeza en Venezuela
Allan Woods
Heinz Dieterich y el general Baduel
InSurGente
En Venezuela las fuerzas de la contrarrevolución están ocupadas en una ofensiva general contra Chávez y la revolución. Los estudiantes de derechas organizaron provocaciones armadas en los campus y en las calles;los medios de comunicación burgueses, nacional e internacionalmente, han montado una campaña histérica contra la «tiranía» y la «dictadura».
El imperialismo norteamericano, con la ayuda de Juan Carlós y la burguesía española, intentan aislar a Venezuela y crear un bloque antirrevolucionario en América Latina, con base en Brasil, Colombia, Chile y Argentina.
Como en ocasiones anteriores, el golpe de 2002, el cierre patronal, el referéndum revocatorio y las elecciones de 2005 y 2006, los reaccionarios utilizan la consigna de la supuesta «defensa de la democracia», como una manera de movilizar a las fuerzas contrarrevolucionarias, creando un clima de temor e inestabilidad para preparar el terreno para un golpe de la derecha.
En esta batalla ¿quién se opone a la reforma de la Constitución?
Fedecamaras, es decir, los terratenientes, los banqueros y los capitalistas; la Conferencia Episcopal, que representa a la jerarquía reaccionaria de la Iglesia; los medios de comunicación de derechas y el imperialismo.
Al otro lado de las barricadas están los trabajadores y los campesinos, los pobres y los desposeídos, la juventud revolucionaria y la intelectualidad progresista, en otras palabras, todas las fuerzas vivas de la sociedad venezolana.
¿Por qué la clase dominante odia la reforma constitucional?
Dicen que es porque Chávez desea introducir una dictadura, ser elegido presidente de por vida y otras cosas por el estilo. Pero la propuesta de reforma de constitución no otorga estos poderes ni nada parecido. Simplemente elimina la restricción que tiene el presidente que no puede ser elegido en más de dos ocasiones. En Europa no existe esta limitación. Sarkozy y Merkel pueden presentarse las veces que deseen, igual que Gordon Brown. En cualquier caso, la constitución reformada sólo permite a Chávez
presentarse a las elecciones. Será la población la que decida elegirle o no. Este debería ser el procedimiento normal para elegir al jefe de estado en una democracia. En Gran Bretaña, que se supone es una democracia, tenemos un jefe de estado hereditario que nunca fue elegido ni lo será. Lo mismo ocurre en España donde Juan Carlos, que se permite el lujo de mandar «callar» al presidente elegido de Venezuela, nunca fue elegido por nadie sino que fue nombrado por el dictador fascista Francisco Franco.
¿Quién eligió al Episcopado venezolano? ¿Quién elige a los editores de los periódicos de derechas? ¿Quién eligió a los representantes empresariales? No fue el pueblo de Venezuela que votó masivamente a Hugo Chávez hace menos de un año, y que sin duda lo hará de nuevo en el referéndum dentro de unas pocas semanas.
La reforma de la constitución, por lo tanto, no es una receta para una dictadura, pero sí contiene mucho puntos favorables a los intereses de las
masas. Contiene la jornada laboral de 36 horas semanales, una de las razones para que a Fedecamaras no le guste esta reforma. Tampoco les gusta a los empresarios cláusulas que facilitarían la nacionalización de sus bancos, latifundios y fábricas. No les gusta la idea de la formación de milicias bolivarianas o consejos obreros en las fábricas.
No les gusta el compromiso con la construcción de una economía socialista en Venezuela.
Por eso luchan contra la reforma, por eso piden el «no» en diciembre. Por esa razón la clase obrera debe luchar con una determinación aún mayor por el «sí» en el referéndum.
Una Constitución, incluso la más democrática, es sólo un pedazo de papel. No significa nada a menos que la lleves a la práctica. Y esto depende de la correlación de fuerzas de clase, de la disposición de las masas a luchar. El resultado final de la revolución no se decidirá en los bufetes de abogados o en reuniones parlamentarias, sino en las calles, en las fábricas, en los pueblos y en los barracones del ejército.
Sobra decir que la lucha por el socialismo no terminará con el referéndum. Pero el referéndum es más que una serie de batallas parciales, el resultado puede influir en las luchas de las masas en un sentido positivo o negativo. Cuando las masas avanzan hacia la transformación socialista, los contrarrevolucionarios cada vez se desesperan más y se vuelven más agresivos. La revolución debe hacer frente de una manera decidida a esta amenaza. La única manera de desarmar a los contrarrevolucionarios es dando pasos
firmes en dirección a completar la revolución. El primer paso es conseguir un masivo «sí» en el referéndum, este resultado asestaría un duro golpe a la contrarrevolución y abriría el camino para más medidas contra la oligarquía.
Hay algunos en la izquierda que se niegan a ver esto como una lucha entre las clases y que defienden la abstención o incluso el «no» en el referéndum. Es una postura funesta. Es necesario comprender que la victoria del «no» sería un triunfo de la oposición contrarrevolucionaria. Desanimaría a las masas y animaría a la oposición a intensificar su agitación y conspiraciones contrarrevolucionarias. Si hay personas que se consideran revolucionarios o incluso «marxistas» que no comprenden este hecho elemental, sólo podemos sentir pena por ellos.
Las declaraciones de Baduel
Las declaraciones del general Raúl Isaías Baduel el 5 de noviembre fueron una parte clave de esta ofensiva contrarrevolucionaria. Hasta su retiro el pasado mes de julio, Baduel era Ministro de Defensa y aparentemente aliado de Hugo Chávez. Ahora Baduel se ha posicionado en contra del presidente. En una conferencia de prensa, describió los cambios propuestos por el presidente como un «golpe de estado de hecho» y una «imposición no democrática que nos haría retroceder de una manera trágica».
Este ataque tenía claramente la intención de provocar una escisión en las filas del Movimiento Bolivariano y promover el «no» en el referéndum sobre los cambios constitucionales previsto para el 2 de diciembre. ¿Cómo podemos evitar que la revolución venezolana siga el mismo camino que Chile? Los marxistas decimos: sólo haciendo avanzar la revolución, golpeando de manera contundente a la burguesía contrarrevolucionaria, expropiando a los banqueros, terratenientes y capitalistas, haciendo que la revolución sea
irreversible. Para conseguirlo será necesario armar a los trabajadores y a los campesinos para luchar contra las fuerzas contrarrevolucionarias, tanto dentro como fuera del país.
Eso es lo que nosotros decimos. Pero hay otras voces que dicen cosas bastante diferentes. Una de estas voces más persistentes es la de Heinz Dieterich, un profesor
alemán que vive en México que en los últimos años ha estado realizando una campaña estridente a favor de lo que él denomina «socialismo del siglo XXI», una especie de socialismo que difiere muy poco del capitalismo. Heinz Dieterich se ha opuesto sistemáticamente a las expropiaciones y al control obrero. Está en contra de tocar la propiedad de los banqueros, los terratenientes y los capitalistas. Y, como es natural, se opone a tocar el estado burgués y el ejército.
No es una coincidencia que el general Baduel escribiera el prefacio del libro de Heinz Dieterich: El socialismo del siglo XXI (Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI) y que ayudara en su presentación en Venezuela. Se puede decir que Heinz Dieterich no es responsable de las ideas y acciones de Baduel.
¿Pero cuál fue su reacción ante las declaraciones del general?
¿Se distanció de Baduel?
¿Rechazó lo que dijo Baduel?
En absoluto.
El 8 de noviembre apareció en Rebelión un artículo de Heinz Dieterich titulado: La ruptura Chávez-Baduel: impedir el colapso del proyecto popular.
Reproducimos a continuación todo el texto para que nuestros lectores puedan juzgar por sí mismos, para que no se pueda hacer ningún tipo de sugerencia sobre si nosotros malinterpretamos las palabras del compañero Dieterich
El compañero Dieterich hablá por sí mismo, aquí está el texto completo del artículo:
La ruptura Chávez-Baduel: impedir el colapso del proyecto popular
1. Lo que está en juego
La convocatoria pública del ex General en Jefe y Ministro de Defensa venezolano, Raúl Isaías Baduel, de votar en contra de la reforma constitucional propuesta por el Presidente Hugo Chávez y avalada por la Asamblea Nacional, ha sacudido un orden nacional que parecía estable.
Al mismo tiempo, ha abierto una fase de incertidumbre que podría tener graves consecuencias para el proyecto popular venezolano y la integración bolivariana de América Latina. Entender las causas objetivas, posibles consecuencias y soluciones de este conflicto es, por lo tanto, fundamental para evitar un triunfo de la oligarquía y del imperialismo.
Pese a tener una relación personal de aprecio de muchos años con ambos personajes, no haré una apología de ninguno de los dos protagonistas, sino un análisis racional que pretende contribuir a una solución progresista de la grave situación. Una variable clave para entender el conflicto es la personalidad de ambos militares, pero no es el momento de introducir esa variable en el análisis.
2. Las causas del conflicto
Las acusaciones de que Baduel se ha vendido a la extrema derecha, que su anticomunismo le ha ganado o que es un traidor, no llevan al meollo del problema. Desde que fue Comandante de la 42 Brigada de Infantería de Paracaidistas, ha habido muchos intentos de sobornarlo y varias conspiraciones para asesinarlo y no ha claudicado ante ninguna.
Es un hombre que actúa por convicciones, no por conveniencias y ésa es la razón por la que se enfrentó al golpe del 11 de abril, pese a que los golpistas lo trataron de sobornar para que colaborara. Y el hecho de que no participó el 4 de febrero y 27 de noviembre tiene su explicación, que los líderes involucrados conocen y que algún día será pública.
La afirmación de que se autoexcluyó del proyecto bolivariano del Presidente, con su posicionamiento del 5 de noviembre, contra la reforma, es la clave para
entender la actual situación. Baduel no pudo autoexcluirse del proyecto gubernamental, porque ya estaba excluido. Estaba marginado, y la responsabilidad principal de esta marginación es del gobierno.
3. El modelo de Lucius Quinctius Cincinnatus
Al salir del Ministerio de Defensa en julio del 2007, el General declaró que se iba a retirar un tiempo de la vida pública para trabajar en su finca y reflexionar sobre su futuro como hombre público, tal como había hecho el cónsul Lucius Quinctius Cincinnatus hace 2.500 años en Roma. El lunes, 5 de noviembre, esa fase de meditación terminó con la dramática irrupción pública en el debate de la reforma constitucional. Hay, sin embargo, dos diferencias fundamentales con el modelo histórico: a) el General no fue convocado por las fuerzas del Estado para «salvar a Roma», sino motu propio, por su propia iniciativa y, b) escogió el momento y el terreno que garantizara el máximo efecto del golpe de sorpresa
que iniciara su carrera política del futuro. Parte del efecto consistió en que unos 18 días antes todavía había apoyado públicamente la reforma constitucional.
Están en lo cierto, sin embargo, los observadores que constatan que había señales inconfundibles públicas de preocupación en Baduel frente a la evolución del proyecto bolivariano que él veía: tales como el escaso vigor en el combate a la corrupción, el desarrollo inflacionario de la economía, la discrecionalidad en el uso de los ingresos de PdVSA y la falta de definición de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI.
4. La ofensiva del General procura ocupar el centro político del país
El terreno del golpe político escogido por el General fue la reforma constitucional y el momento, el inicio de la campaña oficial por el Sí, y de las protestas violentas de la derecha.
Raúl Baduel es un extraordinario militar con visión estratégica lo que explica el contenido y el momento de la declaración pública.
Contrariamente a lo que dice la propaganda oficial y el sectarismo, no es un hombre de la extrema derecha que, por definición, es extra-constitucional, sino un hombre de leyes. Su pronunciamiento a favor de la Constitución de 1999, contra la aglomeración excesiva del poder ejecutivo, es el discurso para ocupar el centro político del país.
Careciendo de una organización nacional y de fondos adecuados para iniciar una campaña política nacional, el general convirtió la creciente controversia sobre los contenidos y procedimientos de la reforma constitucional en lo, que en términos militares, es la reserva estratégica de un beligerante: una fuerza preorganizada en stand by, para fines ofensivos o defensivos eventuales. En la dramática situación del lunes, después de las manifestaciones en pro y contra de la reforma, una declaración del tipo que hizo, le daría de inmediato un foro mundial mediático y, dentro de Venezuela, un liderazgo en el centro político, que el país ahora no tiene.
5. La ruptura con el Presidente y la batalla decisiva
La declaración del General significa, como es obvio, la ruptura abierta con el Presidente y el proyecto bolivariano, que el mandatario está configurando desde 2003 a la fecha. El momento escogido puede parecer brutal, porque inicia una «guerra» sin cuartel al estilo de Bolívar. El retiro inmediato de las escoltas del General y de su familia, por parte del Ministerio de Defensa, al terminar la conferencia de prensa, es uno de los ejemplos de esta situación. Pero es obvio que Baduel consideraba todas las naves quemadas y que, al pasar a la ofensiva, juzgó que el golpe tenía que ser contundente.
La intervención del General equivale a una batalla decisiva, porque si el Presidente no gana el referendo o si no lo gana al menos con el 60 por ciento de los votos, estaría obligado a convocar nuevas elecciones. Es decir, la convocatoria al «no» es mucho más que una simple cuestión electoral o un debate sobre prerrogativas constitucionales del Estado y del
pueblo: es, por ahora, la batalla decisiva sobre el proyecto de país configurado por el Presidente en los últimos cuatro años, desde el «socialismo a la venezolana» hasta los cambios fundamentales que se pretenden introducir en la Constitución de 1999.
6. Venezuela entra en una fase de incertidumbre
Es indudable que la intervención del General ha causado dos efectos importantes: a) ha reforzado a todas las fuerzas del «No», desde los radicales hasta los moderados; esta es una responsabilidad histórica de enormes dimensiones que sin duda pesará sobre la conciencia del General hasta el fin de su vida; b) ha anulado la abstención como opción.
Sin embargo, es difícil prever con precisión las consecuencias. Raúl Baduel ha perdido, sin duda, el gran apoyo que tenía dentro del «Chavismo» duro. Habrá que ver, si el apoyo que gana en el Centro y con los bolivarianos decepcionados, puede compensar esa pérdida de capital político. De parte del Presidente habrá que ver si logra movilizar contingentes de electores en su favor, que antes estaban indecisos o inertes. Dentro de este cálculo es necesario recordar que una característica política de Venezuela es que, desde el año de 1999, el gobierno no ha logrado reducir el bloque opositor, que tiene una base dura de alrededor de 35 a 40 por ciento de la población; lo que es una plataforma bastante alta para un salto hacia el gobierno, en cualquier crisis.
7. La salida: alianza estratégica entre Chávez y Baduel
Con el peligro de una derrota, absoluta o relativa del «sí», se abre nuevamente una fase tendencialmente caótica en Venezuela que en pocos años podría terminar con el gobierno de Hugo Chávez. Y sí Chávez sale del Palacio de Miraflores, la integración de América del Sur podría pararse. Esto es lo que está en juego. Para evitar ese futuro incierto e impedir que la derecha y el imperialismo puedan hacerse con el poder en Venezuela, será necesario que Chávez y Baduel lleguen a un acuerdo negociado que se base en una alianza estratégica entre el Centro político del país y el Bolivarianismo. Sería conveniente dejar de sacralizar la nueva Constitución y verla por lo que es: un modus vivendi normativo construido sobre la correlación de las fuerzas reales en un momento histórico. Si no, se corre el peligro de pagar el precio político que está pagando Evo Morales en Bolivia, por la Asamblea Constituyente.
Es evidente, que la nueva Constitución no es necesaria para avanzar el carácter antiimperialista y popular del proceso bolivariano que encabeza el Presidente en los ámbitos nacional e internacional, ni tampoco es necesaria para avanzar hacia el Socialismo del Siglo XXI. Y es igualmente obvio que el modelo actual tiene una serie de debilidades
estructurales, que pueden hacer crisis el próximo año, particularmente en la economía y en la falta de dialéctica en los órganos de conducción del país.
A la luz de lo que está en juego para el pueblo venezolano y los pueblos latinoamericanos, un pacto estratégico entre ambas fuerzas no sólo es necesario para proteger el proceso, sino también, para volver al espíritu democrático colectivo original del Samán del Guere. Quien piense que esto es imposible después de la declaración de Raúl Isaías Baduel está olvidando el conflicto entre el teniente coronel Arias Cardenas, del MBR-200 y el Presidente Hugo Chávez. En el año 2002 Arias Cárdenas dijo textualmente durante un programa en vivo en el canal RCTV que Chávez era un «asesino», una «persona enferma, paranoica» y «jefe de esa banda de delincuentes» que está en el gobierno. Años después fue nombrado por el Presidente como Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante las Naciones Unidas y hoy es el jefe del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el estado más poderoso del país, el Zulia.
La política es el arte de las alianzas posibles y, a la luz de lo que está en juego, la responsabilidad histórica ineludible de ambos ex compañeros de armas, Hugo Chávez y Raúl Isaías Baduel, es resolver la crisis política actual —y económica futura—, de tal manera que la oligarquía y el imperialismo no puedan adjudicarse otro triunfo estratégico en la Patria Grande».
(Hasta aquí el artículo de H. Dieterich)
¿Qué significa?
¿Qué significan estas palabras? En primer lugar, debemos observar que Dieterich no critica la esencia del discurso de Baduel, menos aún lo rechaza. Todo lo contrario, asume el papel de testigo de la defensa. En la primera parte del artículo dice que Baduel «ha sacudido un orden nacional que parecía estable». No sabemos de qué país habla el compañero
Dieterich, pero no puede ser Venezuela. El «orden nacional» allí no es estable en absoluto ni lo ha sido durante un tiempo.
En Venezuela existe una feroz lucha de clases. Las masas luchan por conseguir un cambio fundamental en la sociedad, es decir, lucha por la revolución socialista, mientras que un puñado de parásitos adinerados, la oligarquía, se aferra a su riqueza, poder y privilegios.
Para conseguirlo, la oligarquía está dispuesta a cualquier cosa, movilizar a la muchedumbre en las calles para provocar violencia y caos, realizar un sabotaje económico, organizar conspiraciones para derrocar a un gobierno elegido democráticamente, intrigar con potencias extranjeras. Si esta situación es la que el compañero Dieterich llama «estabilidad» nos gustaría entonces saber qué es la inestabilidad. El enloquecido odio hacia Chávez y el deseo de librarse de él a toda costa es, en el fondo, un odio de clase.
La burguesía y los imperialistas saben que detrás del líder bolivariano están las masas venezolanas: los trabajadores, los campesinos, los pobres y los oprimidos, a los que ha despertado la Revolución Bolivariana y que ahora desafían la propiedad privada y los «sagrados derechos» de dirección. Las masas están aprendiendo de su experiencia y empujar hacia adelante la revolución en dirección a la expropiación de los terratenientes y capitalistas. Ese es el verdadero temor de la clase dominante. Esa es la razón de que chillen por la «tiranía» y la «dictadura». La Constitución de 1999 limita a los presidentes a dos mandatos de seis años cada uno, por lo tanto, la presidencia de Chávez terminaría en 2012.
Esa es el principal objetivo de la oposición y el ala pro-burguesa del Movimiento Bolivariano: librarse de Chávez tan pronto como sea posible. Calculan que sin él, el movimiento se disiparía y fracturaría. A lo que realmente ponen objeciones es a las 69 enmiendas que incluyen medidas a favor de las masas y contra la oligarquía. Incluyen la jornada laboral de 36 horas semanales y más expropiaciones. Esto implica un movimiento mayor en dirección anticapitalista, algo intolerable no sólo para la oligarquía venezolana y sus amigos en
Washington, sino también para aquellos sectores del Movimiento Bolivariano que se oponen a la revolución socialista. El principal peligro de la revolución, como hemos dicho en muchas ocasiones, no es tanto el enemigo externo como el enemigo interno: los agentes de la contrarrevolución dentro del Movimiento Bolivariano,la quinta columna
burguesa, esos «bolivarianos» que llevan una camiseta roja pero que, en secreto, se oponen al socialismo, que temen a las masas y flirtean con la oposición.
Esas personas quieren frenar la revolución y llegar a un acuerdo con la oposición contrarrevolucionaria. La nueva carta permitiría a Chávez ser reelegido y reducir la influencia de
los gobernadores y alcaldes. La razón es que no se puede confiar en muchos de ellos. Baduel no es un caso aislado. Otros supuestos seguidores de Chávez también han roto con él, incluido Ismael García del partido Podemos, que se ha pasado a la oposición. Este hecho no debería sorprendernos. La polarización entre las clases, entre trabajadores y capitalistas, campesinos y terratenientes, pobres y ricos, se refleja en una diferenciación interna dentro del Movimiento Bolivariano.
Un sector de los dirigentes, alarmados por el ascendente movimiento revolucionario y totalmente opuestos al socialismo, giran rápidamente a la derecha, hacia la contrarrevolución, mientras que las masas y la base bolivariana giran incluso más rápidamente a la izquierda, en dirección a la revolución socialista.
Las masas se han puesto alrededor de Chávez, a quien ven como el representante de sus intereses. Una vez más, Chávez demostró que era capaz de movilizar a sus seguidores en una manifestación de masas a favor del socialismo y de la nueva constitución. Una vez más las calles de Caracas se llenaron de trabajadores y jóvenes con camisetas rojas.
En el mitin, el presidente describió correctamente a los líderes estudiantiles como «mocosos burgueses ricos» y también atacó a la jerarquía de la Iglesia Católica Romana por su papel. Estos sentimientos fueron aplaudidos de forma entusiasta por los manifestantes. Las masas no están dispuestas a aceptar de manera pasiva la agresión de la
contrarrevolución. Esta es la respuesta a todos aquellos que afirman que la revolución está acabada, que las masas no lucharán, que la correlación de fuerzas es
desfavorable y que debemos llegar a un compromiso con la oposición contrarrevolucionaria.
¿Qué intereses defiende Baduel?
Lenin explicó que el Estado, en última instancia, se reduce a cuerpos de hombres armados. El ejército es la cuestión clave en la revolución venezolana. Aunque está claro que la aplastante mayoría de la base de los soldados apoya la revolución, la situación en las filas superiores no es tan clara. Muchos oficiales son leales al presidente, pero no se aplica a todos, como ha demostrado Baduel. Se suponía que un chavista leal, pero Pinochet también supuestamente era un demócrata y seguidor leal de Allende, hasta el 11 de septiembre de 1973. ¿Qué efecto podría tener Baduel dentro de las fuerzas armadas? Es imposible de decir. Pero se sabe que existe una intensa discusión interna en el ejército. El ejército, cualquier ejército, es sólo el reflejo de la sociedad en general. ¿Cuántos Baduel hay en los escalafones superiores a la espera de que llegue su momento para actuar?
La única manera de tratar este problema y desarmar a los elementos contrarrevolucionarios antes de que sean capaces de volver sus armas contra la revolución es que la revolución penetre en las fuerzas armadas. En su discurso, Baduel eligió cuidadosamente las palabras. Utilizó la palabra «golpe», como una provocación deliberada. Es la oposición, no el presidente, los que intentan preparar el terreno para un golpe. Pero, como solía decir Churchill, la mejor defensa es un ataque. Cilia Flores, presidente de la Asamblea Nacional, dijo lo siguiente de Baduel: «Es un traidor y aquí el pueblo reniega de los traidores». Está muy bien dicho. Es una cuestión muy seria.
La intención es provocar el máximo de caos y preparar el camino para un golpe militar. José Vicente Rangel, el anterior vicepresidente, avisó el fin de semana de que él tenía información de inteligencia sobre que algunos en la oposición política estaban preparando el terreno para un golpe. No lo dudamos. El interés de la contrarrevolución es causar el máximo caos e inestabilidad. ¿Qué intereses defiende Baduel cuando ataca a Chávez? Dieterich continúa: «Al mismo tiempo, ha abierto una fase de incertidumbre que podría tener graves consecuencias para el proyecto popular venezolano y la integración bolivariana de América Latina».
¡Claro que podría! Precisamente esa es la intención de Baduel. Abiertamente juega la carta de la contrarrevolución. Espera jugar el papel de Bonaparte y el de sepulturero de la revolución. Habría que estar ciego para no comprenderlo. Pero como dice el refrán, no hay más ciego que el que no quiere ver.
Cómo plantea Dieterich la cuestión
Heinz Dieterich nos dice que «entender las causas objetivas, posibles consecuencias y soluciones de este conflicto es, por lo tanto, fundamental para evitar un triunfo de la oligarquía y del imperialismo». ¿Cuáles son las «causas objetivas»? Dieterich, de manera modesta, nos informa de que él tiene «una relación personal de aprecio de muchos años con ambos personajes». A Heinz siempre le gusta decir que está cerca de tal o que se ha reunido con cual. Su intención es dotarse de una autoridad especial y perspicacia en los
asuntos de estado. Cree tener el derecho no sólo a decirnos lo «que realmente significa Chávez», sino también decirle al propio Chávez lo que realmente él quiere decir.
Desgraciadamente, ahora se encuentra en dificultades porque Baduel y Chávez ahora están enfrentados totalmente. ¿Cómo sale Heinz de esta pequeña dificultad?
A pesar de su amistad con ambos hombres, «haré una apología de ninguno de los dos protagonistas, sino un análisis racional que pretende contribuir a una solución
progresista de la grave situación». El Sybil (oráculo N.d.T) en la antigua Grecia hacía declaraciones misteriosas que nadie podía comprender.
Los sacerdotes después interpretaban estas declaraciones para el público ignorante. Necesitaríamos los servicios de tal sacerdote para responder a una pregunta muy simple: en el conflicto entre Chávez y Baduel ¿dónde se posiciona Heinz Dieterich? Está en el medio. Intenta actuar como un árbitro entre los dos, en este proceso se sitúa por encima de ambos, ya que el árbitro siempre decide en caso de conflicto y la decisión arbitral es la final.
Una explicación trivial
Intentando cumplir su papel de Sybil-árbitro, Heinz nos informa: «Una variable clave para entender el conflicto es la personalidad de ambos militares, pero no es el momento de introducir esa variable en el análisis». Esto es clásico de Heinz Dieterich. Significa:»Conozco a estos dos hombres mejor que vosotros. Los conozco mejor que nadie. En realidad, los conozco mejor que ellos mismos. También conozco que esto, enel fondo, sólo es un conflicto de personalidades. Pero no os diré cómo o por qué lo sé, porque
entonces ¡sabríais tanto como yo!»
Sólo una mente superficial intenta interpretar los acontecimientos políticos importantes en términos de personalidades. Se trata de una aproximación trivial a la historia y la política.
Está al nivel de las novelas sentimentales y el periodismo de chismorreo. No explica nada en absoluto. Si las personalidades de Chávez y Baduel ahora son diferentes, también lo eran hace cinco o diez años. ¿Por qué el enfrentamiento ocurre ahora y no entonces? En realidad, el conflicto entre Chávez y Baduel es, en el fondo, una cuestión de clase. Los elementos psicológicos y personales juegan, en el mejor de los casos, un papel secundario. Estos hombres no actúan en el vacío social. Baduel refleja las ideas, los intereses y la psicología de la burguesía, mientras que Chávez expresa las aspiraciones, los intereses y la psicología de las masas de pobres y oprimidos.
Por eso Baduel, inmediatamente, fue recibido como un héroe y salvador por la burguesía y los medios de comunicación, a nivel nacional e internacional, mientras que Chávez recibió el apoyo de los trabajadores y los campesinos. Una vez más, sólo un ciego no podría comprender esto.
Ahora llegamos a las causas del conflicto, Heinz nos dice: «Las acusaciones de que Baduel se ha vendido a la extrema derecha, que su anticomunismo le ha ganado o que es un traidor, no llevan al meollo del problema». ¡En realidad es una formulación muy extraña! O Baduel se ha vendido a la derecha y es un traidor, o no lo ha hecho y no lo es. ¿Qué piensa el compañero Dieterich? No sabemos. No lo dice. Todo lo que dice es que estas acusaciones «no llevan al meollo del problema». ¿Qué tipo de afirmación es esta?
Es de la clase de circunloquio de un abogado y una sofistería que se supone explica algo pero que sólo intenta desviar la atención de alguien.
Dieterich defiende a Baduel
Dieterich está muy ansioso por presentar a su amigo de la manera más favorable. Nos dice: «Es un hombre que actúa por convicciones, no por conveniencias». Estas palabras suponen la defensa del general que está atacando la revolución y apoya a la oposición contrarrevolucionaria. Incluso si aceptamos lo que dice Dieterich, que Baduel sólo actúa por convicción, esa no sería una justificación. Un contrarrevolucionario que actúa por convicción, no por conveniencia, es más peligroso que un enemigo que está guiado por consideraciones personales de corto plazo. Nos recuerda que él «se enfrentó al golpe del 11 de abril» (2002) y nos dice que el hecho de que no participara en el intento de golpe de Chávez de 1992 » tiene su explicación, que los líderes involucrados conocen y que algún día será pública». Una vez más se pone la capa de Sybil e insinúa que él (Heinz Dieterich) conoce muchos secretos que ignoramos y sobre los que no puede hablar.
Es un argumento muy interesante. Es como un hombre al que se le pide que pague el alquiler al final de mes con el siguiente argumento: conozco una fórmula secreta que te permitirá ganar a la lotería, pero no puedo hablar ahora de ello. Esto podría impresionar a muchas personas, pero no convencerá al terrateniente ni le impedirá que eche al inquilino, junto con sus fórmulas secretas, a la calle. ¿Por qué Baduel se opuso a la reforma el 5 de noviembre? Baduel era incapaz de aceptar el proyecto del gobierno porque él ya estaba excluido, Dieterich nos dice: «Estaba marginado, y la responsabilidad principal de esta marginación es del gobierno». ¡Aquí lo tenemos!
El fallo de la situación no es de Baduel, porque el pobre ya estaba «excluido». ¿Entonces qué falló? Por el gobierno y el presidente. ¡Por supuesto!
¿Qué significa esto?
En este conflicto que, como ya hemos explicado, es un enfrentamiento de clase, un choque entre las fuerzas de la revolución y la contrarrevolución, Dieterich está al lado de la segunda contra la primera. Ningún tipo de sofistería ni ambigüedad podrá ocultarlo. La línea de argumentación utilizada por Dieterich es absolutamente típica: es la sofistería del abogado. Haremos una analogía que lo aclarará. Un hombre es acusado de quemar la casa de su vecino con él dentro. Es llevado a juicio y su abogado defensor es un amigo al que conoce desde hace muchos años.
¿Su amigo puede decir que no es culpable?
No, no puede hacer eso, porque la casa fue quemada a la luz del día y todo el mundo vio lo que hizo. El caso parece perdido, entonces el abogado recurre a un truco para salvar a
su amigo.
¿Qué argumento utiliza?
No niega la acusación (porque no puede) pero dice que la acusación «no va al meollo del problema». De esta manera comienza a confundir al jurado y desviar la atención de la
acusación central, después continúa creando una cortina de humo con cuestiones irrelevantes:
.1) Conozco al acusado desde hace muchos años y es un hombre bueno.
.2) El acusado sólo actúa por convicción. Sólo quemó la casa por convicción, en realidad, siempre quema casas por convicción.
.3) La casa era muy fea y merecía ser quemada.
.4) Los vecinos le habían dejado de invitar a cenar y esta situación le hizo sentirse marginado. Por lo tanto, los vecinos son los responsables de sus acciones
y merecen ser quemados.
Con esta retórica de abogado se despoja de todo embellecimiento, su deshonestidad es clara para cualquier persona inteligente. El abogado no niega que su cliente es culpable de los cargos, pero le defiende como una persona e intenta presentar sus acciones criminales de la mejor manera posible. Después procede a justificar el propio crimen y hace que las víctimas del crimen parezcan los agresores y el criminal como la víctima real. Si el abogado es lo suficientemente habilidoso, algunas veces puede tener éxito en convencer al jurado para que libere al criminal, que inmediatamente procede a quemar más casas.
Un contrarrevolucionario «sincero»
Heinz Dieterich, como hemos visto, no niega que Baduel se haya pasado a la oposición contrarrevolucionaria. No puede negarlo porque todos en Venezuela saben que es verdad.
Por esa razón intenta justificar sus acciones, presentando su discurso contrarrevolucionario como la acción de un verdadero demócrata y un patriota. Dice que actúa sólo por convicción, no desde el soborno u otros motivos. Como no hemos estado presentes en las reuniones entre el general y la oposición, no tenemos acceso a su cuenta bancaria, no tenemos forma de saber si es verdadero o falso. Sin embargo, debemos observar que Dieterich se contradice cuando escribe: «Parte del efecto (de la declaración de Baduel) consistió en que unos 18 días antes todavía había apoyado públicamente la reforma constitucional». ¿Cómo un «hombre de convicción» cambia sus convicciones sobre la Constitución en un espacio de 18 días? Evidentemente, las convicciones del general se parecen a las del político que decía: «Bien, ¡si no te gustan los principios los cambiaré!»
Incluso si aceptamos que él ha actuado sólo por convicción, este argumento no dice nada. Muchos de los mayores villanos de la historia han actuado por convicción. El loco emperador Nerón no dudó en actuar por convicción cuando quemó Roma y culpó a los cristianos. Adolfo Hitler siempre actuó sobre la base de convicciones muy profundas,
convicciones de superioridad racial y fascismo. Tanto Tony Blair como George Bush dijeron que estaban motivados por profundas convicciones, convicciones imperialistas, tienen un dios que les da derecho a gobernar el mundo.Para justificar su apoyo a la invasión criminal de Iraq, Blair le dijo al pueblo británico: «Lo hice porque yo creía sinceramente que tenía razón». ¿Este hecho hace que los crímenes de estos hombres sean menos atroces ya que eran sinceros y «actuaban por convicción»?
Muchos en la oposición venezolana están profundamente convencidos de que Chávez es un revolucionario peligroso, una amenaza para el orden social existente
que debe ser derrocado e incluso asesinado para salvar a la Patria. Sí, lo creen sinceramente. Y desde su punto de vista de clase están en lo correcto. Están actuando por convicción. La oposición contrarrevolucionaria defiende con sinceridad el punto de vista de los terratenientes, los banqueros y los capitalistas.
Baduel francamente defiende a la oposición contrarrevolucionaria. Y Dieterich con franqueza (asumimos) defiende a Baduel. Sin embargo, no estamos interesados en si ellos son sinceros o no, sino qué intereses defienden.
La única manera de que podamos juzgar las acciones de Baduel no es desde el punto de vista de la sinceridad personal sino desde un punto de vista de clase. Por nuestra parte, defendemos sinceramente el punto de vista del socialismo y la clase obrera. Defendemos al presidente Chávez contra los ataques de la contrarrevolución. No hacerlo en esta situación sería una traición. Y también la única forma de que podamos interpretar las acciones de aquellos que actúan la sofistería del abogado para defenderle.
Si a un pirómano se le permite escapar de la justicia debido a los argumentos de abogados inteligentes, entonces estará libre para quemar casas. Si se tolera a un contrarrevolucionario, él participará en conspiraciones contrarrevolucionarias que amenazan la vida de muchas más personas que un solo pirómano.
En nuestra opinión, la revolución bolivariana ya ha sido demasiado indulgente con los contrarrevolucionarios. ¿Cuántos golpistas de abril de 2002 están en prisión? Hasta hace poco, ninguno, por lo que sabemos. Este es un error serio y la revolución pagará un precio muy caro por esta indulgencia.
La «preocupación» de Baduel
«Sin embargo, los observadores que constatan que había señales inconfundibles públicas de preocupación en Baduel frente a la evolución del proyecto bolivariano que él veía: tales como el escaso vigor en el combate a la corrupción, el desarrollo inflacionario de la economía, la discrecionalidad en el uso de los ingresos de PdVSA y la falta de definición
de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI». (El subrayado es mío). No tenemos la más mínima duda de que Baduel y toda la derecha del Movimiento Bolivariano estaban preocupados por la evolución del proyecto bolivariano.
¿Por qué estaban preocupados?
Estaban preocupados porque la revolución comenzaba a ir más allá de los límites del capitalismo y amenaza la riqueza y la propiedad de la oligarquía. Estaban preocupados por las nacionalizaciones y la no renovación de la licencia a RCTV, ese nido de agitación contrarrevolucionaria y centro neurálgico de los golpistas. También estaban preocupados por la corrupción, pero no por las razones que da Heinz Dieterich. Todo el mundo sabe que Chávez personalmente es incorruptible pero que está rodeado por una capa de burócratas corruptos y arribistas que están saboteando la revolución desde dentro. Estos elementos son la quinta columna de la contrarrevolución y son más peligrosos que los contrarrevolucionarios abiertos. Se quejan del «uso discrecional de los ingresos de PdVSA». ¡Vaya chiste! ¡Como si los ingresos de PdVSA no se utilizaron siempre para fines políticos!
La única diferencia es que en el pasado los enormes recursos de PdVSA eran utilizados para beneficio de la oligarquía, sus amigos y sirvientes políticos. Ahora estos recursos ya no están controlados por la burguesía y eso no les gusta. Sus protestas por la corrupción apestan a hipocresía. Es bastante cierto que hay burócratas en PdVSA, pero no sólo en PdVSA, que necesitan ser purgados. ¿Pero como se hace esta tarea? Es necesario coger una gran escoba y barrer a todos estos funcionarios «bolivarianos» corruptos y crear un nuevo Estado que sea adecuado para la transformación socialista de la sociedad. Esto sólo se puede hacer con la implicación activa de las masas, los trabajadores y los campesinos, en la gestión de la industria, la sociedad y el Estado. Lo que hace falta es la expropiación de la oligarquía y el desmantelamiento de la vieja maquinaria estatal burocrática y corrupta. Esa es la única manera de conseguir una clara «definición de la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI».
¿Eso es lo que Baduel y Dieterich proponen?
No.
Se oponen con vehemencia a ello. Están en contra de la nacionalización y del control obrero. Cuando hablan de «Socialismo del Siglo XXI» en absoluto significa socialismo, sino sólo capitalismo pero con otro nombre. Lo que les «preocupa» es la dirección que ha tomado el proyecto bolivariano. Están decididos a detener en seco la revolución. En realidad, el propio Baduel explicaba cuál era su verdadera preocupación en el momento de su discurso de despedida como ministro de defensa.
Aunque vistió su discurso con fraseología socialista, lo que dijo está muy claro. Por ejemplo, dijo que «el socialismo es la distribución de la riqueza, pero antes de que se pueda distribuir la riqueza hay que crearla», este es un argumento típico de los reformistas en todas partes contra el socialismo y la nacionalización. Añadió que «un régimen de producción socialista no es compatible con un sistema político que es profundamente democrático con contraofertas y divisiones de poder», añadiendo que «debemos alejarnos de la ortodoxia marxista que dice que la democracia con la división de poderes es sólo un instrumento de dominación burguesa». Y añadió: «sí, debemos ir hacia el socialismo, pero se debe hacer sin caos ni desorganización». Y utilizando una analogía extraña con la Nueva Política Económica de Lenin declaró: «no podemos permitir que nuestro sistema se convierta en un tipo de capitalismo de estado, donde el estado es el único propietario de los medios de producción». Y añadió: «el comunismo de guerra en la Unión Soviética nos enseñó que no se pueden implantar cambios profundos en el sistema económico… la abolición total de la propiedad privada y la socialización brutal de los medios de producción siempre tienen un efecto negativo en la producción de bienes y servicios, y provoca descontento general entre la población».
Está bastante claro lo que estaba diciendo.
Estas analogías incorrectas con el comunismo de guerra y la NEP en Rusia sólo son una cobertura de lo que realmente estaba diciendo: «no deberíamos avanzar hacia la nacionalización de la economía». Algunas personas en ese momento dijeron que el discurso de Baduel no era una crítica de Chávez, sino más bien, que sólo estaba planteando su idea del «socialismo democrático» (es decir, reformas dentro de los límites del capitalismo).
A propósito, estas son las mismas ideas que Heinz Dieterich ha estado planteando con el nombre de «Socialismo del siglo XXI», socialismo sin nacionalización de los medios de producción, es decir… ¡capitalismo! Por esta razón Baduel era tan entusiasta con las ideas de Dieterich y escribió el prólogo de la edición venezolana de su libro: Hugo Chávez y el
Socialismo del Siglo XXI.
En este prólogo Baduel dice cosas muy elogiosas sobre el libro de Dieterich: «Primero, el gran honor que siento al hacerlo, ya que reconozco en esta obra una grandísima contribución a la construcción de la teoría de la nueva sociedad no capitalista», añade que a pesar del llamamiento hecho por el presidente a participar en el debate sobre el socialismo: «sin embargo pasado un tiempo, el aporte de Heinz Dieterich, permanece como una referencia casi única y obligada debido a la claridad y sencillez de sus ideas».
Baduel estaba en realidad tan impresionado con las ideas de Dieterich que sugirió que el capítulo 7 de su libro: «considero que este nuevo capitulo pudiese muy bien ser publicado como una obra aparte y ser reproducido para su distribución masiva en escuelas, universidades, sindicatos, fabricas, hospitales, comunidades campesinas, consejos comunales y en fin en todos los espacios donde hace falta generar un debate y sana discusión sobre el socialismo que queremos construir».
¡Estas palabras deben ser realmente embarazosas para Dieterich! La persona que hace sólo unos pocos meses alababa sus ideas tanto, ahora ha roto con el proyecto bolivariano y se ha unido a la contrarrevolución. Quizá esta sea la razón por la que Dieterich es tan entusiasta a la hora de argumentar que Baduel no es realmente un contrarrevolucionario y que, en último instancia, Chávez y Baduel deberían formar una alianza. Pero se podría decir que las ideas de Baduel han cambiado y que, por lo
tanto, Dieterich no es realmente responsable de su última evolución ideológica. Nada podía estar más alejado de la verdad.
Lo que atrajo a Baduel de Dieterich fue la idea de este último de que se puede tener «socialismo» sin la nacionalización de los medios de producción. Ese era el tipo de «socialismo» con el que Baduel podría vivir. Y eso es lo que explicó en su discurso de despedida el 23 de julio.
¿Qué dijo en su discurso el 5 de noviembre? Exactamente lo mismo. Citemos con detalle: «Según esto, la motivación de la reforma constitucional, tal como se ha presentado es llevar al pueblo venezolano hacia un proceso de transición, hacia algo que se denomina de manera genérica «socialismo» sin indicar claramente a que se refiere este término. Como ya indique en otra ocasión cuando entregue el Ministerio de la Defensa, la palabra socialismo no tiene un significado uniforme y puede incluir regímenes como el de Pol Pot en Camboya y la Unión Soviética Estalinista, hasta el llamado Socialismo Nórdico o el Socialismo Democrático Europeo. ¿A que socialismo se nos quiere llevar? ¿Por qué no se le dice al pueblo claramente hacia donde se piensa conducir a la nación? Tenemos como pueblo que exigir que se nos diga claramente el destino de nuestro futuro y no se nos mienta con un supuesto socialismo a la venezolana».
¡El propio Baduel admite que sus ideas no han cambiado!
Y el mismo Dieterich describía el discurso de despedida de Baduel como «un gran paso hacia el socialismo del siglo XXI» (Ver: Hugo Chávez, Raúl Baduel, Raúl Castro y el Bloque Regional de Poder Popular avanzan el Socialismo del futuro http://www.rebelion.org/noticia.php?id=54425).
La razón por la que Baduel se ha pasado a la oposición es clara: ve que todo lo que se habla de socialismo podría realmente significar socialismo y no está de acuerdo con eso. Estaba contento con aceptar el socialismo de variedad Dieterich (es decir, socialdemocracia), pero se opone totalmente al genuino socialismo. Chávez explicó esto muy bien cuando dijo: «cuando un submarino se sumerge, la presión se incrementa y puede soltar un tornillo flojo, los puntos débiles van a ir saliendo. Es bueno que salga».
Original de la Red Simón Bolívar