Un punto de encuentro para las alternativas sociales

El orígen de la discriminación de la mujer

Juana León

Entrevista a Vicente Romano sobre su último libro Sociogénesis de las brujas. El origen de la discriminación de la mujer.

Pregunta. En tu libro citas a Engels: «El primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino» Engels se basó fundamentalmente en los datos obrantes en su tiempo, fundamentalmente en las publicaciones realizadas por Morgan, producto de sus trabajos de campo; pero hoy ¿no puede ser más acertado pensar que la división en clases se genera más por el porcentaje que cada sujeto percibe en la distribución de la riqueza creada por el trabajo, que por la división del trabajo en sí mismo?

Respuesta. Es evidente que Engels, como Marx, sólo disponían de los datos asequibles en su época. ¡Pero hay que ver lo que fueron capaces de hacer con ellos! Personalmente creo que la división en clases sigue fundamentada, principalmente, en la capacidad que tienen unos seres humanos de someter y explotar a otros. Como demuestran las cifras, la porción de riqueza creada por el trabajo y apropiada por el capital, la renta de los capitalistas, supera desde hace varios años la de los trabajadores en su conjunto. O sea, que la brecha entre los que tienen y no tienen aumenta cada vez más. Y esa distribución se basa, claro está, en que unos producen y otros se llevan la parte del león de ese producto del trabajo.

Pregunta. Parece que cuando en algunas sociedades se empieza a alcanzar un remanente de comida y algunos individuos ya pueden almacenarla y cambiar o vender el grano cuando éste escasea, es cuando se puede decir que verdaderamente se produce la división en clases y los acaparadores ya mantienen un «ejército» que les defiende de la ira de los desposeídos que han trabajado, pero sin resultado. La pregunta es: ¿no es cierto que las mujeres «arrimadas» a los acaparadores no sufren las penurias que padecen las que están ligadas a los desposeídos?, ¿no parece que así las mujeres también se constituyen en clase económica, no de género? Quizás me equivoque, pero pienso que actualmente la lucha de las mujeres no es una lucha de clases, sino de género.

Respuesta. Pues, claro. No es lo mismo ser la hija de Botín que la criada, ni las putucas de las sociedades latinoamericanas que las indígenas de Perú, Bolivia, Ecuador, etc. Hay mujeres que también son explotadoras cuando se apropian y benefician del trabajo ajeno. En suma, creo que la emancipación de la mujeres, en cuanto género, vendrá acompaña de la emancipación de todos. No puede haber emancipación propiamente dicha de un solo género, masculino o femenino, mientras el otro permanezca discriminado y oprimido. La mujer se liberará cuando nos liberemos los hombres. Todos juntos.

Pregunta. Hablas de las luchas y combates de los esclavos y creo entender que comparas su situación con la de las mujeres; pero lo cierto es que los esclavos se rebelaron en diversas ocasiones, en tanto que no se conoce rebelión alguna de las mujeres. Puesto que las mujeres también podrían haberse concertado para alcanzar un status mejor, ¿qué causas determinan esa diferente conducta, según tu criterio?

Respuesta. Por lo que sabemos de la historia, siempre hubo mujeres que se rebelaron contra su situación, desde Lilith o Eva. Lo que pasa es que la historia la han contado generalmente los hombres. Por lo tanto, a su manera, es decir, justificando su dominio y sus privilegios sobre la mujer. Me parece que una de las ideas del libro es contar la evolución de esa discriminación, por un lado, y de la lucha de las mujeres por salir de ella, por otro.

Pregunta. Puesto que no citas (ni yo conozco) rebelión alguna de las mujeres contra su situación de esclavitud en su sociedad, ¿se puede decir que ya en aquellos tiempos funcionó el determinante de la fuerza física, menor en la mujer (además de la gran inversión parental de las mujeres, que llegaban a dar de mamar a los niños hasta los 4 años), y como resultado de ello una resignación producto de una indefensión aprendida?

Respuesta. Lo de que la mujer es el sexo débil no está tan claro. Hoy desempeñan prácticamente todos los oficios y con igual o superior rendimiento en el trabajo, aunque con desigual paga. Es obvio que mientras ellos se iban a sus juergas de cacería ellas se tenían que quedar con las criaturas. ¿Cómo iban a correr detrás de las piezas con una criatura en el pecho y probablemente otra en la barriga? Siento no haberme explicado bien.Pero esto conllevó la tremenda creación e invención de la mujer, la agricultura, por ejemplo. En nuestra sociedad, gran parte del trabajo de creación social lo hacen las mujeres, aunque no se las remunere. Los economistas lo llaman tiempo de reproducción, pero en realidad es tiempo de producción: producción no sólo de niños, de salud, de comida, de vestidos,
de bienestar, etc.

Pregunta. La caza de brujas duró tres siglos y se generalizó territorialmente de forma muy importante, ¿qué causas subyacen en esa realidad?; ¿es posible que, como consecuencia de las guerras, sobraran
mujeres, en especial las viejas, que ya ni producían ni procreaban?

Respuesta. La locura de la persecución de las brujas tuvo sus razones económicas, como las sigue teniendo la actual discriminación de la mujer en nuestras sociedades supuestamente avanzadas. Claro que las guerras dejaban un excedente de mujeres, pero muchas de ellas se hacían precisamente para robarlas. Las guerras actuales, con sus armas de destrucción masiva, como dicen precisamente quienes las usan, es decir, el fascismo yanqui o sionista, por ejemplo, diezman poblaciones enteras de niños y mujeres, más que de hombres. Los ejemplos están a la vista de quien quiera ver.

Pregunta. Por último, resulta que todavía hoy sobreviven sociedades, como los yanomami de la Amazonía, en las que hay una división del trabajo entre los sexos, pero en la que no se produce acumulación de riqueza y todos participan en el consumo de lo recogido de forma semejante. Sin embargo, las mujeres yanomami consideran un honor tener un hombre y, además, cicatrices causadas por los maltratos de su hombre, ¿cómo encajamos esta conducta si no es con el argumento de que la fuerza física también es un determinante de la situación de las mujeres a través del tiempo?

Respuesta. Claro, pero también las mujeres aplican su superior fuerza física para dominar y educar a los más débiles que ellas, los niños, por ejemplo. No soy un antropólogo. Pero lo que he leído del matriarcado y de las sociedades poliándricas indica que la edad dorada que han cantado los bates de todas las culturas estaba situada en el matriarcado, es decir, en el comunismo primitivo practicado por las mujeres. Por decirlo en dos palabras, todas las utopías de la Antigüedad hablan de esa época dorada libre de la explotación de unos seres humanos por otro, incluida la igualdad de los géneros, y no sólo de ríos de miel y leche.

Madrid, 30 de noviembre de 2007

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