Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Dos entrevistas a Pietro Barcellona

Stefano Galieni, Javier Aguilera

Liberazione 15 Mayo 2002. Stefano Galieni.

http://www.swif.uniba.it/lei/rassegna/02051a.htm

 

Alzata con pugno de Pietro Barcellona ( editado por Città Aperta ) es uno de aquellos libros que desde el prólogo genera desconcierto. Estoy convencido que la izquierda está enferma de libertarismo y giacobinismo, de esnobismo intelectual y desprecio por la democracia. Palabras duras que si no provinieran del conocido intelectual siciliano, hoy catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Catania, durante muchos años militante del Partido Comunista de Italia (PCI),podrían parecer sencillamente como reaccionarias. Sin embargo Pietro Barcellona declara en el libro que vota a Refundazione Comunista. En Roma, para la presentación de su libro, el autor está encantado de discutir con nosotros.

 

Salta a la vista su inquina por los movimientos, en particular por los conocidos no global. ¿Es así?.

No es exacto. Me alegra que sobretodo los jóvenes encuentren de nuevo ganas de participar, de movilizarse en las calles. No sé si mi crítica sea considerada de derecha o de izquierda pero en el movimiento encuentro algunos límites. Uno es de carácter general: el movimiento es necesario pero no puede permanecer como tal, no puede continuar proponiendo mitologías. Movilización tras movilización, parece vivir en un continuo orgasmo. El movimiento, para ser eficaz, debería aprender a plantearse el asunto de la política: es decir, echar raíces, construir practica política, pertenencia. En los líderes y los militantes, por el contrario, hay sobretodo miedo, por que echar raíces significa fatigarse. Y después está la cuestión del lenguaje. Todo se resume en términos como individuo y multitud. Pero las palabras no son neutras: el individuo no es nada, no representa mas que así mismo y la multitud es indefinida, vaga. Otra abstracción. Los individuos deben construir espacios comunes, juntarse y proyectar.

No estoy de acuerdo. El movimiento se ha confrontado con cuestiones cruciales como la guerra y el conflicto capital trabajo….

Pero de forma abstracta, emotiva. Es justo movilizarse por la paz o en defensa de los derechos pero luego es necesario también reflexionar y hacer análisis. Por ejemplo la guerra en Medio oriente debería hacer reflexionar sobre el papel de Europa. ¿ Pero qué Europa queremos ?. No basta la Carta de los Derechos. A mi no me gusta la Europa de Prodi, pero no por esto quiero sentirme obligado a estar con Bossi. Por el contrario no hemos intentado razonar sobre lo que significa, también para cada uno de nosotros, la superación de los Estados nacionales. Las personas tienen miedo de las transformaciones, no las entienden, la izquierda no ha sido capaz de comprender estos miedos y ha dejado el monopolio a la derecha.

 

¿ Es así como se extiende el populismo?

Berlusconi no ha vencido porque ha manipulado a la gente, sino porque mucha gente que no sentía ya representada por la izquierda, de algún modo lo ha elegido. El populismo no puede ser solo demonizado, nace y se desarrolla por razones precisas, como por ejemplo la ausencia de la política. Si la izquierda continúa dividiéndose sobre abstracciones es inevitable que quien se siente abandonado, desde el desocupado del sur al pequeño empresario del nordeste, busque a alguien que le hable a él, de sus necesidades, de sus reivindicaciones.

 

Pero la división no nace solo de las abstracciones: hay una izquierda que es funcional a las lógicas de mercado y otra que intenta reflexionar a partir de su superación.

El mercado como entidad por sí sola no existe. Es producto de la historia. Contra lo que es necesario luchar es la mercantilización de todo, del cuerpo, de las relaciones, de la información. Pero también sobre esto es necesario volver a reflexionar y a elaborar análisis serios. Y volver a partir de la idea de espacios públicos y servicios fuera de la mercantilización. Yo pienso una cosa que podrá molestar: no creo en la izquierda plural, ni comparto la división entre un reformismo débil y un maximalismo estéril. Creo que la división en la izquierda es consecuencia de los grupos que se representan a sí mismos. En el Pci en el que he militado, en los años setenta sobretodo, había más democracia interna y podía, si quería, disentir. Pero en el Pci había millones de personas que se sentían representados. Hoy los grupos dirigentes son cerrados. Una de las razones por las que no hay un solo sujeto de la izquierda es porque en la división aparecen muchos generales: para unirse, alguien debería aceptar hacer de coronel. Y luego está la personalización de la política a la que la izquierda va a la zaga.

 

También con la reforma de los procedimientos electorales. ¿Pero la responsabilidad no es sobretodo de aquella izquierda que consideraba una molestia la participación?

Es verdad. Corro el riesgo de pasar por un nostálgico pero al menos con el Pci llegaban al parlamento obreros, sindicalistas. Ahora hay sólo magistrados, abogados, notables. Y ello tanto en la derecha como en la izquierda.

 

Rifondazione Comunista habla ya de izquierda alternativa.

No se trata de nombres. Creo que Rifondazione se equivoca cuando ve el futuro sólo en los movimientos: debería hacer de espacio político de ese margen, no asumirlos como un todo. La izquierda debe volver a poder hablar y a proponer un modelo de sociedad a los sujetos que ha abandonado, a los precarios, a los desempleados pero también a los pequeños empresarios que trabajan sin parar como esclavos por la dependencia que llegar a tener de los grandes poderes económicos para los que trabajan. No son estos pequeños empresarios los enemigos. También el mundo del trabajo dependiente ha cambiado, tiene razón Bocca cuando dice que una vez el trabajador de la Fiat iba a dormir con el mono de trabajo mientras tenía además otras expectativas. Y sobretodo a propósito del trabajo: la defensa del artículo 18 es una batalla sobre los derechos pero si las personas se movilizan por ello es también por una cuestión que la izquierda continúa ignorando y que incluso a veces es considerada reaccionaria: la familia.

 

¿ En qué sentido ?

En el sentido de que quien quiere un trabajo estable quiere poder proyectarse un futuro y el futuro para quien es joven es la familia ( no necesariamente el matrimonio ), tener hijos. No es posible dejar esta cuestión al mundo católico.

 

Entre las cuestiones de disenso en la izquierda en la izquierda está el tema de la inseguridad.

También aquí. El miedo existe, quizás amplificado pero es un dato real. Un filósofo dijo que el pensamiento es un miedo transformado. La izquierda no debe ignorar el problema sino generar transformaciones, intervenir. Sólo así se impiden derivas xenófobas.

 

¿ Porqué tanta atención por su parte a los problemas del sur de Italia ?

Por que el sur de Italia se siente, con razón, abandonado a si mismo, traicionado y vendido por su clase dirigente. Un joven del Norte tiene muchas oportunidades mas que uno coetáneo suyo calabrés o siciliano. Si el Sur ha votado a la Casa de la Libertad no es porque se hayan hecho todos berlusconianos sino porque la izquierda que ha gobernado no fue capaz de ofrecer resultados válidos.

 

En conclusión, ¿ cuál podría ser la perspectiva ?

Sería necesario reconstruir un sujeto único de la izquierda que nazca de las raíces, de las necesidades reales, de la práctica política. Un sujeto que sea a la vez radical en el pensamiento y realista en la práctica, que sepa comunicar con la sociedad. Los periódicos de la izquierda deben volver a ser legibles, a interpretar las necesidades.

Querida izquierda, cuando nos haréis soñar

Actualizado (Jueves, 01 de Enero de 1970 01:59) Escrito por Javier Aguilera Viernes, 31 de Octubre de 2008 20:46

Habla Pietro Barcellona. Una dura critica a los políticos y a los intelectuales en su libro «Alzata con pugno».

L’Unità-29 Abril 2002. http://www.swif.uniba.it/lei/rassegna/020429c.htm

Hemos entrevistado a Pietro Barcellona, del que recientemente ha sido publicado Alzata con pugno. Dentro la crisi della sinistra A ( Città Aperta Edizioni, 157 páginas, 10,00 euros ). Es un libro fuertemente polémico, que además de acusar a la izquierda, no ahorra críticas no sólo al movimientismo, sino también a los intelectuales.

¿Imaginaba que en la crisis descrita en el libro la izquierda podía hundirse como ha ocurrido en las recientes elecciones francesas ?

Creo que quien tenga la paciencia de leer este libro, encontrará que muchos elementos de análisis de la situación italiana pueden referirse a Francia y también a los otros países de la Europa continental. Una clave de lectura común ( que por otro lado ha sido propuesta, tras los resultados franceses, por muchos comentaristas ) es el distanciamiento creciente entre elites y el pueblo. Los primeros análisis del voto francés resaltan que muchos votos de Le Pen proceden de áreas tradicionalmente de izquierda: trabajadores precarios, pequeños empresarios y comerciantes, subproletarios de las grandes periferias. En otras palabras, Partidos Iva ( grupos afectados por el impuesto sobre el valor añadido , ntd ), nuevos empleos y nuevos pobres. Se trata pues de una parte del bloque social de la izquierda, aquel más expuesto a las agitaciones emotivas, al miedo de lo distinto, a la inseguridad, al riesgo de la marginación total.

En resumidas cuentas, ¿los grupos sociales que viven la modernización informática y la globalización ven amenazadas su supervivencia y su identidad ?

Si, creo que las elites globalizadas y cosmopolitas han minusvalorado el problema de la identidad en una abstracta visión dulce del universalismo jurídico y de la liberalización de la economía mundial. Si no se quiere abandonar a ésta parte de la sociedad europea ( grupo medio productivo, frágil y necrotizado de las luchas obreras y los nuevos empleos cada vez más precarios y el subproletariado urbano ) al populismo de derecha, la izquierda debe expresar una propuesta de sociedad convincente y atractiva para esta área social y una idea de Europa que vuelva a dar sentido de la pertenencia a una gran tradición común.

Frecuentemente, al contrario, frente al avance populista, las nuevas elites de izquierda retroceden asustadas y desdeñosas por la vulgaridad y también la trivialidad egoísta que estos estratos sociales expresan…

Verdaderamente es así. En términos metafóricos, se podría decir que la mente tiene miedo del propio cuerpo, como si el mismo expresara sólo necesidades e instintos vergonzosos, no entendiendo que sin el cuerpo también muere la mente. La transformación de estas necesidades y aquellos instintos en objetivos ideales y razonables es verdaderamente la tarea de una clase dirigente de izquierda. El grupo medio reflexivo es un embuste de profesores universitarios.

Precisamente al comienzo del libro Usted escribe que la actual izquierda está enferma de libertarismo y giacovinismo. Además de snobismo intelectual y desprecio por la democracia. Acusaciones muy graves ¿ no cree ?

No, no creo. La democracia es un desafío al gregarismo y un riesgo permanente de derrota. Admitir que un partido y un líder desagradable o peor peligroso participen en la contienda electoral y negarle después legitimación al resultado que les da la victoria es un doble error y una grave contradicción. En primer lugar es necesario recordar el dato ya conocido de que la demonización del adversario acaba siempre favoreciéndolo, porque al pueblo no le gusta este sofisticado tipo de estrategia. Y, en segundo lugar, el hecho de que dividiendo la sociedad en una especie de guerra civil verbal, se favorece el extremismo subversivo y se destruye todo espacio de auténtica mediación política. La contradicción remite a la sustancia de la democracia que es el régimen del autogobierno y como tal no puede tener guardianes, que serían por ello mismo metademocraticos, esto es, sustraídos a la verificación del consenso.

¿Quiere decir que la democracia es una tarea difícil porque exige persuadir, y excluye el atajo retórico del frente común contra el enemigo?

Sin dudas. Todas las fuerzas políticas parlamentarias de la actualidad, no sólo las de derecha, no han practicado la democracia en su interior, penalizando el disenso y confiando la selección de candidatos y dirigentes a organismos sin legitimación ( en la practica, comités electorales y mesas de compensación entre grupos de poder ).

No cultiva muchas simpatías, creo entender, por los conocidos autoconvocados, los girotondistas (grupos de protesta ciudadana contra la política de Berlusconi que se reúnen en corro en lugares públicos, ntd), los indignados del Palavobis( centro público importante , conocido por importantes movilizaciones y concentraciones de protesta ciudadana desde el més de marzo de éste año, ntd ). Pero ¿ no ha sido también criticada la izquierda, también por Usted, de haber olvidado las pasiones ?

Todas las autoconvocatorias que producen asamblearismos confusos, como el palavobis, se resuelven como en el 68 en el conocido poder del micrófono. En estos contextos quien controla el poder del dar la palabra ejercita un poder más brutal y exclusivo que cualquier otro parlamento, que responde a un sistema de reglas que establecen modos y formas del tomar la palabra. El movimiento es un momento de la dialéctica de la democracia representativa, no puede convertirse un valor en sí, ni tanto menos una forma permanente de democracia directa, sin transformarse de hecho en un verdadero y propio sistema informal de tipo autoritario. No considero, además, que la protesta sea la antecámara del éxito electoral, si no se consigue traducir en proyecto positivo para el conjunto de la sociedad, sino que permanece prisionera de la caza del enemigo público número uno. Naturalmente esta opinión se refiere principalmente a los líderes y a los portavoces de este movimiento y no a las mujeres y a los hombres que participan expresando necesidades y ansias no interpretadas por las actuales fuerzas políticas de la izquierda.

Un discurso distinto exige la relación entre los intelectuales y la política, sobre la que el libro se detiene mucho. Una relación que se ha hecho muy problemática, para la izquierda. Antes que nada porque no se ve con claridad quien son hoy los intelectuales. Y además no se sabe bien qué deberían hacer ellos.

Los intelectuales deberían tener una relación con el pueblo como la existente entre la mente y el cuerpo: extender la conciencia de lo que expresa el cuerpo partiendo de sus síntomas. Arrogarse el derecho de definir lo que está bien o lo que está mal los ha transformado en una especie de curas laicos que predican sin profundizar adecuadamente lo que dicen.

Para explicar los nuevos aires de derecha que soplan en Europa, la izquierda recurre a la categoría del populismo y a la de la antipolitica. En resumidas cuentas, la derecha vence porque recoge el rechazo de la gente hacia la política. ¿ Está de acuerdo con éste análisis?

De ninguna manera. El populismo es una forma de nacionalización de las masas, para decirlo con Mosse. Todos están de acuerdo con la participación popular, pero de hecho sólo los expertos tienen el derecho de decidir por todos. El populismo es lo contrario a la metafísica de los expertos. Mientras haya arrogancia de los expertos, habrá populismo. No se puede demonizar lo que ocurre a causa de lo que ellos suponen que ocurre.

¿Cree de verdad que para poder vencer la izquierda deba hacer soñar? ¿No sería suficiente que se limitase sobriamente y de forma realista a hacer su cometido, esto es, a utilizar la política para atenuar las diferencias sociales?

No, la política no es administración de lo existente. Para ello bastan los contables y los banqueros. La política existe por el exceso que el hombre lleva dentro de sí más allá dela mera supervivencia. La política es como la religión: una respuesta a la inadecuación del mero sobrevivir, sabiendo que al final estamos destinados a morir. La tradición, la utopía, la resurrección de los muertos son formas de pensar más allá del horizonte humano. La política debe conseguir unir la conciencia de la mortalidad con la esperanza de que algo dure mas allá de la vida personal, aunque sea solamente en el plano de la memoria histórica de las nuevas generaciones.

¿De qué modo la globalización puede entrelazarse con la eterna cuestión meridional?

Globalización y destino de los Sur del mundo son las caras de la misma medalla. La globalización es marginación y colonización de los más débiles respecto de los grandes poderes que dominan el mundo. La izquierda no puede permanecer indiferente a este proceso: la idea de Europa y la relación con América son las discriminantes importantes, si se abordan en esta perspectiva: un mundo policentrico en el cual Europa represente un polo político y cultural no plenamente subordinado a la hegemonía económico-militar de los Estados Unidos y no concebido como puro espacio de mercado y como simple unión monetaria. Un polo donde los pueblos europeos puedan sentir reforzados sus propias identidades nacionales y garantizadas sus propias diferencias en nombre de la pertenencia a una gran Nación Europea como la pensaron y escribieron los grandes históricos de los Anales.

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