Reseña: El buen patrón
Antonio Ruiz
Dirección y guion: Fernando León de Aranoa. Española. 120 minutos. Estrenada: 15/10/21.
Argumento: Una fábrica de básculas, mediana, en una ciudad mediana. El patrón de la fábrica que
heredó del padre, que es un embaucador y falso paternalista y que tiene linea directa con el “poder”
de la zona, no se cansa de llamar “su familia” a todos sus empleados. Está esperando la inminente
visita de una comisión de valoración que otorgará el premio a la mejor industria de la Comunidad,
pero tiene algún problema que ha de solucionar: un despedido que se ha plantado en la puerta y alguno
de “su familia” que no está bien centrado. Todo, antes de dicha visita para obtener ese trofeo que le
falta en el muro de su casa permanentemente iluminado: este es su único fin.
Con este argumento, Aranoa describe todo un abanico de las características de nuestro tiempo: laboral,
relaciones personales, poder, miedos, traiciones, abusos sociales y personales, impotencia, cobardía,
violencia física y psíquica… Donde podemos ver, y vernos, si lo analizamos con serenidad, nuestro
entorno contemporáneo, esa sociedad de egoísmo e individualismo que el sistema actual ha
elaborado y en la que todos, por activa o pasiva, hemos colaborado.
El Patrón, que simboliza al sistema capitalista donde el poder económico y dominio no tiene fronteras,
es el fin absoluto que se ha de conseguir por todos los medios a su alcance, donde no existe el otro si
no es útil para el fin, no es una guerra, es una obsesión que impregna a la sociedad.
El entorno del Patrón, que ven lo que quieren ver hasta que surge un problema personal y se ve que
está solo, que es impotente para resolver su situación familiar. La joven que se siente humillada al
fallar su plan y ataca copiando el estilo del ganador sin ningún problema ético. El que “pasa” del que
ocupaba su nuevo puesto laboral y han despedido porque es joven y solo se cuida de sí mismo. El
viejo que ya era empleado de su padre y el Patrón lo utiliza para “todo”, ese ser que se encuentra
como fuera de lugar, de otro tiempo que su mirada añora, esa mirada de la última escena tras el Patrón
que ha rellenado el hueco del mural con su último trofeo, y este, en un momento se siente inquieto
por quien está a su espalda. Esta última escena cada cual la debe interpretar a su libre albedrío.
León de Arenoa ha realizado un film nada fácil. Hay quien lo compara con Los lunes al sol de 2002
desde el lado opuesto, pero esta, a mi entender, tiene mayor complejidad. Posiblemente la saca
adelante por algo que creo más básico: el guion. Sintetiza una serie de escenas con su original relato
que contiene momentos de distensión, que no se deben confundir con humor en su conjunto. Esto,
junto a la buena interpretación en general y aceptable dirección, hace que sea una película digna de
ver.
Antonio Ruiz 15/10/21