Un punto de encuentro para las alternativas sociales

La acción directa del movimiento Kisan ha derrotado no solo al gobierno Modi, sino también a las fuerzas imperialistas

Prabhat Patnaik

Las batallas particulares a menudo tienen un significado que va más allá del contexto inmediato, del que incluso los combatientes puede que no sean plenamente conscientes en ese momento. Una de ellas fue la Batalla de Plassey [inicio de la penetración británica en India], que no fue ni siquiera una batalla puesto que un general de uno de los lados ya había sido sobornado por el otro para no dirigir sus tropas en contra suyo, y sin embargo lo que sucedió en los bosques de Plassey ese día marcó el inicio de una nueva época en la historia mundial.

La batalla entre el movimiento Kisan [campesino] y el gobierno de Modi cae dentro de este mismo genre. En el nivel más obvio, ha sido visto como una marcha atrás del gobierno de Modi frente a la increíble determinación mostrada por los campesinos en campaña. En otro nivel, se ha visto también como un revés para el neoliberalismo, puesto que la ascendencia corporativa sobre el sector agrícola, subordinando la agricultura campesina a las corporaciones, es una parte crucial de la agenda neoliberal que las leyes campesinas buscaban promover.

Ambas percepciones son totalmente correctas. Pero más allá de ellas, hay un tercer nivel, en el que la victoria campesina tiene un gran significado y que no ha recibido demasiada atención. Se refiere al hecho de que la victoria campesina es un revés para el imperialismo en un sentido fundamental. Por tanto, uno debería apenas sorprenderse por el hecho de que los medios de comunicación occidentales hayan sido tan críticos con el gobierno de Modi por este revés.

De la misma manera que el imperialismo quiere acaparar todos los alimentos y fuentes de materias primas en todo el mundo, de la misma manera que quiere controlar todas las fuentes de combustibles fósiles, también quiere controlar todo el patrón de usos de la tierra en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, buena parte del cual se encuentra en la zona tropical y subtropical y en la que por tanto se pueden cultivar productos que en la región templada, en la que está localizado el capitalismo de la metrópoli, no se puede.

El colonialismo proporcionó a la metrópoli un instrumento ideal para controlar el uso de la tierra en todo el mundo para su beneficio. Este instrumento fue utilizado en un país como India de manera descarada. Como las exigencias de impuestos del gobierno colonial tenían que ser entregadas por los campesinos en determinadas fechas fijas (perdiendo sus derechos sobre la tierra si no lo cumplían), tomaban anticipos de los mercaderes para cubrir estas exigencias, y a su vez cultivaban los productos que querían los mercaderes, para vendérselos a precios precontratados. Estos mercaderes, a su vez, dictaban la producción de aquellos cultivos para los que había más demanda en la metrópoli (según revelaban las señales del mercado). Alternativamente, como en el caso del opio, los agentes de la Compañía de las Indias Orientales obligaban directamente a los campesinos a tomar anticipos atados al cultivo de ese producto.

El uso de la tierra estaba así controlado por la metrópoli, con productos como el índigo, el opio y el algodón cultivados en zonas en las que nunca se habían cultivado antes y reemplazando la producción de grano para la alimentación. Eran obtenidos gratis por la metrópoli ya que a los campesinos se les pagaba con los mismos impuestos que habían entregado al gobernante colonial. Y entre los países colonizadores, estos bienes, extraídos de sus respectivas colonias, eran comercializados después de cubrir lo requerido por cada una de estas metrópolis, incluso para cubrir déficits mediante el comercio triangular (como el opio, cultivado a la fuerza en India, exportado a China a la que se obligaba a consumirlo, para compensar así el déficit de Gran Bretaña con ese país). Los campesinos eran explotados sin compasión: las exigencias de los cultivadores de índigo fueron tan conmovedora y vivamente captadas en la obra bengalí del siglo XIX Neel Darpan de Dinabandhu Mitra, que  Ishwar Chandra Vidyasagar, el gran reformador social, que estaba entre la audiencia cuando se representó la obra, ¡arrojó enfurecido sus sandalias al actor que interpretaba el papel del plantador-comerciante!

Este mecanismo, de exigencias de impuestos a los campesinos con rígidos plazos de tiempo, permitiendo que los comerciantes diesen anticipos y por tanto influyesen en los patrones de cultivo y luego comprasen las cosechas con los mismos impuestos que los campesinos habían pagado, ya no está disponible para la metrópoli. La protección que ha ofrecido a la agricultura campesina el régimen dirigista posterior a la Independencia, que ha tomado la forma de proporcionar un apoyo a los precios del grano, ha hecho que los campesinos ignoren los dictados de la metrópoli sobre la combinación de cultivos.

La metrópoli ahora mismo no necesita grano, pero no puede apartar a los campesinos de la producción de grano para la alimentación para dirigirlos a la producción de los cultivos necesarios, porque el gobierno compra el grano a precios garantizados, anunciados con antelación. Reducir la demanda interior de grano a través de la compresión de los ingresos de los trabajadores mediante la austeridad fiscal, que es lo que implica la agenda neoliberal, tampoco ayuda al imperialismo en esta situación porque solo conduce a apilar stocks de grano por parte del gobierno sin reducir la producción de este grano ni cambiar el patrón del uso de la tierra. Lo que el imperialismo necesita, por tanto, es la total abolición de este sistema de apoyo a los precios y, complementariamente, un mecanismo alternativo para influir en las decisiones del campesinado sobre qué cultivar.

Las tres leyese agrarias aprobadas por el gobierno Modi, que promueve los intereses imperialistas tras su retórica «hipernacionalista», tenían como objetivo precisamente conseguir esto. Iban a abrir paso a la corporativización de la agricultura que ipso facto hubiera establecido el control de la metrópoli sobre el uso de la tierra: las corporaciones hubieran hecho que los campesinos cultivasen los productos para los que ellos consiguen las señales correctas del mercado, lo que significa hacer que el uso de la tierra en el Tercer Mundo se ajuste a las demandas de la metrópoli. El imperialismo ha utilizado todos los medios posibles para conseguir este fin, incluido el poner a sus seguidores en la academia y los medios de comunicación a difundir el tantán de lo bueno que es para los campesinos que no los apoye el gobierno mediante el apoyo a los precios. Pero ha fracasado.

La tenaz resistencia planteada por los campesinos contra las tres leyes ha hecho finalmente que el gobierno de Modi capitule. Pero una simple retirada de las leyes no asegura automáticamente la restauración del estatus anterior, y la importancia de mantener el régimen de precios mínimos de apoyo, que los campesinos quieren ahora que tenga respaldo legal, surge precisamente por esta razón. Incluso si, tras la retirada de las tres leyes, la comercialización del grano solo puede hacerse en localizaciones específicas como antes, esto es en los mandis [mercados determinados por el gobierno] en los que los agentes del gobierno pueden supervisar todo el proceso, no hay nada que asegure que los campesinos puedan conseguir un precio mínimo para cubrir sus costes y darles un cierto beneficio, a no ser que siga el régimen de MSP [precio mínimo garantizado].

En otras palabras, mientras que permitir la comercialización del grano en otros lugares fuera de los mandis (de manera que la supervisión del gobierno ya no pueda ejercerse) implica que el MSP no se pueda aplicar aunque se siga anunciando formalmente la existencia de este MSP, lo contrario no es cierto: hacer que sea obligatoria la supervisión gubernamental (lo que la retirada de las leyes aseguraría) no devuelve ipso facto un régimen de MSP. Es necesario mantener específicamente un régimen de MSP. Los campesinos piden una promulgación legal para que el gobierno no pueda liquidar ese régimen cuando quiera.

Esto se vuelve especialmente urgente debido a las demasiado conocidas artimañas del gobierno del BJP. Aunque formalmente retira las tres leyes agrarias, puede continuar en su intento de conseguir los mismos fines por otros medios.

Pero mientras se pueda mantener a raya estas actividades nefastas, los campesinos han ganado una batalla crucial: la batalla por mantener la importante masa de tierra tropical y subtropical lejos del control del imperialismo. Y dos características de esta victoria merecen especial atención.

La primera está vinculada al hecho de que el neoliberalismo restringe en gran medida el alcance de la acción de masas dividiendo a la gente en elementos atomizados e impidiendo, mediante el control que ejerce sobre los medios de comunicación y la academia, la formación de cualquier apoyo social significativo para tal acción. Es notable que, durante toda esta era, las masas se han opuesto generalmente a las medidas neoliberales no mediante la acción directa, como huelgas prolongadas o gheraos [similar al uso de piquetes], sino mediante medios políticos indirectos, construyendo movimientos políticos alternativos para capturar el poder político, como en América Latina. Y los gobiernos opuestos al neoliberalismo, cuando han llegado al poder, se han encontrado con inmensas dificultades, desde crisis cambiarias a sanciones impuestas por el imperialismo. Muchos de estos gobiernos incluso se han apretado el cinturón debido a estas dificultades.

Es en este contexto que el movimiento campesino en India marca un punto de partida. A la vez que se usaba la amenaza política de trabajar contra el BJP en las próximas elecciones, se ha recurrido a la acción directa, que es una absoluta rareza bajo el neoliberalismo.

El segundo es la extensión de la acción directa por parte de los campesinos. Han acampado en las fronteras de Delhi durante todo un año. Los futuros investigadores descubrirán sin duda cómo fueron capaces de conseguir esta formidable hazaña. Pero es una hazaña que hay que celebrar.

Traducción de Carlos Valmaseda.

Fuente: https://www.newsclick.in/Kisan-Movement-Direct-Action-Defeated-Just-Modi-Govt-Imperialist-Forces

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