«María doméstica» y «José Obrero», nicas en Guanacaste
Ronal Vargas Araya
Por Presbítero Ronal Vargas Araya, Capellán de Liberia, Guanacaste, (Mexico) (*) | Reproducido en Radio La Primerísima, 1 de mayo de 2009.
1. Palabra y vida
Hoy, primero de mayo, el mundo entero recuerda aquella gesta valiente de los obreros en Chicago, Estados Unidos, para reducir la jornada laboral de 14 a 8 horas, gesta que a no pocos les costó la vida. Bueno, gracias a ellos hoy su recuerdo es día feriado para los trabajadores de casi todo el mundo, menos para los de Estados Unidos, donde hoy no es día feriado… Paradojas de la vida.
La Iglesia cristianizó este día que ya era sagrado para los trabajadores, pues había sido santificado con sus luchas, sus sudores y su sangre, cuando el Papa Pió XII en el año 1955 instituyó la solemnidad de San José Obrero, aunque quedara a sólo mes y medio de la fiesta de San José (el 19 de marzo).
En su recuerdo, hoy no celebramos a un trabajador muerto, el difunto José Obrero, “que descanse en paz”, como tantos otros obreros muertos o medio muertos por la explotación en las mega construcciones que en Guanacaste le han ganado la batalla por la vida a los ríos, a las montañas, a los manglares y a las playas (Se me viene a la mente Rafael Antonio Pérez Sánchez, obrero nicaragüense muerto en la construcción del Hotel RIU, el 13 de noviembre del año pasado, dejando en Managua una viuda y 4 huérfanos que todavía están pidiendo justicia).
Hoy celebramos la memoria de un hombre justo que se santificó en el trabajo, educando a su hijo único con el testimonio obrero más que con su discurso…de hecho el Evangelio no recuerda ninguna palabra dicha por el justo José…Igualmente la historia recuerda tan pocas cosas dicha por los humildes trabajadores y trabajadoras de antaño, pero gracias a sus conquistas hoy tenemos nuestros derechos laborales.
José no hizo carrera, no estudio inglés ni sacó cursos en el INA, y aún así viajó al extranjero (a Egipto) como trabajador migrante y a lo largo de su vida se acreditó cinco títulos bíblicos que anteceden la figura de este modelo cristiano de trabajador: «hijo de David» (Mt 1,20), «esposo de María» (Mt 1,16), «padre de Jesús» (Lc 2,48), «hombre justo» (Mt 1,19), y «el carpintero» (Mt 13,55). No en vano a Jesús también se le conocerá como “el hijo del carpintero” (Mateo 1, 55).
Títulos parecidos a los de José Obrero hoy los tienen también muchos trabajadores guanacastecos: hijos del gran cacique Chorotega; esposos de la valiente y tenaz princesa Nandayure; padres de valientes sabaneros, cocineras y estudiantes; hombres arrechos al trabajo y la fiesta de la vida; en fin, “trabajadores de sol a sol”.
Desde el Evangelio es imposible hablar de José Obrero sin referirnos a María doméstica, su esposa, la madre del predicador de la Galilea de los pobres (La Galilea era una población despreciable, así como hablar hoy de la Martina Bustos de Liberia y tantas otras barriadas marginales). De allí nos vino la salvación.
A la sombra de la valiente María doméstica, José Obrero escuchó una noche, cuando regresaba cansado de su labor y con ganas de tirar todas las herramientas de su humilde taller: “El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos colmó de bienes y a los ricos despidió vacíos” (Lucas 1, 52-53)…y José obrero siguió haciendo su trabajo silencioso con alegría y esperanza, bajo la mirada atenta de su hijo, el hijo del carpintero y de la doméstica.
2. José Obrero y los desempleados guanacastecos:
Según el censo del INEC para 1973, casi el 73% de la población de nuestra región chorotega se ocupaba en la agricultura o en la pesca; la Encuesta de Hogares del 2007 nos asegura que hoy sólo lo hacen el 20%. ¿A qué se dedican ahora ese 53% de personas guanacastecas que antes fueron campesinas y pescadoras? ¿Migraron o desaparecieron?
Algunos inocentemente podrían creer que hoy la mayoría son empresarios o trabajadores del turismo, pero la verdad es que aunque el porcentaje de ocupación en los sectores de comercio y turismo creció significativamente en Guanacaste, pasando de un 5,50% en 1973 a un 25,19% en el 2007, no logró absorber la gran cantidad de desplazados por el mismo fenómeno turístico.
Para colmo de males la Meseta Central sigue aportando el mayor personal profesional calificado, tipo “murciélago”: “vienen, chupan y se van”…quedando como opción para las mujeres de la región ser mucamas o cocineras (con mucha suerte, guías turísticas o recepcionistas), con salarios bajos, sin seguridad social ni derechos a organizarse para defenderse como gremio…y lo que es peor, encerradas por varios días en su lugar de trabajo, marginadas de la vida familiar, y con escasos días de vacaciones para visitar sus familiares, hijos o su pareja, lo que causa todo tipo de trastornos sociales y familiares.
Con el advenimiento del boom turístico a Guanacaste extrañamente se ha hecho evidente que, aunque se ha dado un mayor crecimiento económico, también a la vez se nota un menor desarrollo social, así lo afirman los especialistas del “Observatorio para el turismo sostenible en Guanacaste” [1].
Nos engaña también la publicidad y las manifestaciones del ICT al hacernos creer que hoy hay más y mejores empleos que antes en Guanacaste…cuando la realidad es que aumenta el desempleo y la proporción de la población no asegurada, pasando esta última a ser la mayor del país en el 2007 (un 23%).
Esta es la cruda realidad: las riquezas producidas en las actividades turísticas e inmobiliarias no sólo no se han redistribuido, sino que han acelerado el empobrecimiento de la población autóctona, donde la mujer es la que sigue sufriendo más sus consecuencias. Y María doméstica sigue sufriendo.
Aunque las construcciones más lujosas y los hoteles y condominios de mayor dimensión y esplendor del país se han dado últimamente en nuestra provincia, sin embargo, en cuanto a viviendas en mal estado, de haber tenido el mayor porcentaje nacional en 1973 (alrededor de un 18%), continuamos en el 2007 con el mayor porcentaje nacional (alrededor de un 18%). Somos la región del país con mayor cantidad de viviendas hacinadas, porcentaje mantenido desde 1973 (42%) hasta el 2007 (8%).
Guanacaste es la provincia con mayores y esplendorosos palacios a la par de vergonzosos tugurios. Y quienes más sufren el mal estado de las viviendas en la provincia son las Marías domésticas, muchas madres solteras o abuelas criadoras de nietos, sobreviviendo en sus inhumanas ranchas, contemplando de lejos las mansiones turísticas donde en algún momento trabajaron sus JOSÉ OBREROS, hoy desempleados.
3. Mujeres servidoras domésticas en Guanacaste:
Pero quiero que de una forma particular, en honor a María doméstica, la esposa de José Obrero, tengamos hoy, día del trabajador y de la trabajadora, una reflexión solidaria por las personas más mal pagadas y menos organizadas del mundo obrero, y me refiero a las empleadas domésticas, hoy aquí representadas en las mujeres presentes en los asientos de honor de nuestra iglesia parroquial.
El servicio doméstico si antes era una necesidad de las familias más acomodadas de la región, algo así como un lujo de la clase social pudiente, hoy en día es una necesidad de muchas familias donde ambos miembros del matrimonio laboran fuera del hogar o, en no pocos casos, también del hogar que tiene por cabeza a la mujer profesional independiente que necesita otra persona que cuide de sus hijos y de su casa.
Las trabajadoras domésticas guanacastecas en general proceden del mundo rural, de los barrios marginales o del vecino país de Nicaragua.
Las estadísticas han dejado claro que la inserción laboral principal de muchas mujeres migrantes nicaragüense se centra en las labores domésticas, superando generalmente las ocho horas laborales y recargándoseles el cuidado de hijas e hijos de sus empleadores y hasta de sus mascotas.
A muchas de ellas se les contrata con hospedaje y alimentación incluidos, bajo el supuesto fin de favorecerlas, aunque en la práctica esta costumbre se presta para ejercer una mayor explotación laboral, en la que difícilmente se le ofrecen días (y horas) libres, ni tan siquiera para poder ir a misa o a culto, para compartir con sus amigas y mucho menos para poder tener novio (en el caso de las solteras).
En Guanacaste para el año 2007 declaraban un ingreso inferior a los cien mil colones un 73,18% (tres de cada cuatro personas trabajadoras) y sobreviven en un trabajo inestable un 21,55% de las personas encuestadas.
Ante este desalentador panorama, todavía no afectado por la crisis financiera del 2008, la mujer de la provincia se ha vuelto especialista en el ahorro de recursos, acostumbrándose a casi nunca estrenar ropa ni calzado, a pensar sólo en los gastos de sus hijas e hijos y muy poco en si misma, en sus necesidades, mucho menos en el cuidado de su salud ni de su belleza exterior.
Si las familias pobres tienen que escoger entre invertir recursos para mandar a sus hijas al Colegio (a la educación secundaria) o asegurarse otra entrada económica al hogar, prefieren marginarlas del estudio y buscarles “una buena familia” donde esta muchachita menor de edad pueda servir de empleada doméstica.
En un taller realizado hace un par de años en la antigua Escuela Santa Ana, la Pastoral Social descubrió que entre los diferentes grupos de personas trabajadoras de Guanacaste, las que tienen menos organización y al parecer al gremio laboral que se les viola más sus derechos y su dignidad humana era precisamente al de las mujeres empleadas domésticas [2].
Y las constataciones fueron mucho más allá de lo que suponíamos:
-Menos del 12% de las empleadas domésticas están aseguradas
-La mayoría realizan labores que no les corresponden (labores de jardinería, lavar carros, atender animales, cuidar niños y ancianos, etc.)
-Aunque el salario mínimo rondaba en el 2007 los 83 mil colones aquí en Liberia se les pagaba a no pocas 20 o 25 mil por quincena
-Aunque la Ley habla para ellas de 12 horas laborales diarias, un mínimo de dos domingos libres y una tarde de semana al mes, eso casi nadie lo respeta.
-Las patronas no pagan preaviso ni cesantía…y muy pocas el aguinaldo.
-Ninguna iglesia, organización gremial ni sindicato les apoya actualmente
-A muchas no se les permite tener vida sexual ni familiar (¿con qué tiempo?) ni cumplir con sus deberes religiosos (aunque sus patronas son “muy católicas” y nunca faltan a misa ni a la confesión…).
-La violencia física, verbal, psicológica y patrimonial [3] la sufren diariamente y deben callarla en silencio, so pena de perder el trabajo
-Es común el acoso sexual por parte de diferentes miembros del núcleo familiar.
-El poco apoyo que han recibido sus denuncias en el Ministerio de Trabajo [4]
-Los retrasos o retenciones de salarios, el no reconocimiento de horas extras laboradas, el cobrarles lo que comen, lo que quiebran y hasta la dormida en la casa, etc.
La situación de este gremio es sin duda alguna la vitrina más clara de explotación laboral de las mujeres bajureñas, sean o no extranjeras, y las acciones de omisión de la Municipalidad, de los sindicatos, los partidos políticos, las iglesias y del Gobierno en todas sus instituciones sin excepción (incluidas la Oficina de la Mujer y el INAMU), es uno de los pecados sociales más evidentes contra la mujer trabajadora guanacasteca.
Aunque delante de María doméstica explotada en Guanacaste y de José Obrero desempleado en la provincia, que difícil poder decir hoy primero de mayo: “feliz día del trabajador”; sin embargo, delante de ustedes, empleadas domésticas que honran a nuestra iglesia, a nuestro pueblo y a nuestra provincia con su trabajo diario y su ejemplo de lucha y constancia, como ministro de una iglesia que quiere ser para ustedes madre comprensiva, escuela de sabiduría y pólvora para sus luchas, imploro para todas ustedes, trabajadoras valientes, la bendición y prosperidad que provienen de Jesús, el Señor, el hijo del carpintero y de la doméstica de Galilea. AMEN
(*) Predicación del 1 de mayo de 2009 en la fiesta patronal de la Parroquia San José Obrero de Liberia.
[1] Semanario Universidad, 4 al 10 de agosto de 2008.
[2] Mujeres… bueno; en los talleres descubrimos que también hay varios “empleados domésticos” que hacen consultas telefónicas sobre sus derechos pero no les gusta presentarse en estos encuentros.
[3] De no pocas empleadas nicaragüenses escuchamos que los patrones les esconden o destruyen sus documentos personales y les amenazan con denunciarlas a migración si se quejan.
[4] La mayoría de empleadas tienen miedo de denunciar los pagos no efectuados o no saben cómo hacerlo. Además algunas alegaron que algún funcionario del ministerio tenía amistad con sus patronas y no daban trámite a sus demandas.