Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Carta abierta del Día Internacional de las Luchas Campesinas: Frente a la guerra y la crisis, ECVC exige que se actúe en favor de la soberanía alimentaria

Dirigido a:

Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen,
Comisario Europeo de Clima y Vicepresidente Ejecutivo de la Comisión para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans,
Comisario Europeo de Comercio, Vicepresidente Ejecutivo, Presidente del Grupo de Comisarios de una Economía al Servicio de las Personas, Valdis Dombrovskis
El Comisario Europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski,
La Comisaria Europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides,
El Comisario Europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevičius
Presidente de la República francesa, Emmanuel Macron
Ministro francés de Agricultura, Julien De Normandie
Miembros del Parlamento Europeo
Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel

CC: Ciudadanía europea,

En vísperas del Día Internacional de las Luchas Campesinas, 17 de abril, ECVC desea expresar su tristeza y solidaridad con todas las víctimas de la guerra en Ucrania y de los conflictos armados actuales o recientes, como en Yemen, Siria, Myanmar, Libia, Colombia, Palestina, el Sáhara Occidental y otros países. Queremos expresar nuestra solidaridad con los campesinos de estos países que, a pesar de todo, siguen trabajando para producir alimentos para la población de su región.

Estas guerras y conflictos armados causan terribles sufrimientos a la población civil de los países afectados. También tienen repercusiones a nivel internacional, sobre todo al poner de manifiesto las fragilidades existentes en las cadenas de suministro de alimentos y energía.

Esto se suma a las urgentes y preocupantes crisis sociales, medioambientales y alimentarias que se pusieron de manifiesto y se agravaron con la pandemia de coronavirus en los dos últimos años y que siguen afectando a la seguridad alimentaria [1]. La sociedad europea se ha visto sometida a niveles crónicos de destrucción, entre otras cosas porque las instituciones internacionales y los gobiernos nacionales no han abordado numerosas cuestiones estructurales en la historia reciente. Durante demasiado tiempo, se ha permitido que los intereses de unos pocos poderosos prevalezcan sobre las necesidades y prioridades de la ciudadanía.

Por lo tanto, en el contexto del Día Internacional de las Luchas Campesinas, ECVC se dirige a los responsables políticos y a las figuras institucionales para exigir que el control de nuestros sistemas alimentarios y de producción vuelva a la población, en forma de soberanía alimentaria. También nos dirigimos a los aliados y a la ciudadanía de la Unión Europea para que exijan este cambio y la responsabilidad por el futuro de nuestros sistemas alimentarios a través de las políticas públicas.

La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos sanos y culturalmente apropiados producidos con métodos ecológicamente sanos y sostenibles, y su derecho a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas. Sitúa las aspiraciones y necesidades de quienes producen, distribuyen y consumen alimentos en el centro de los sistemas y políticas alimentarios, en lugar de las exigencias de los mercados y las empresas. También ofrece a los pueblos y sociedades un control directo y democrático sobre cómo se alimentan y nutren, cómo utilizar y mantener la tierra, el agua y otros recursos en beneficio de las generaciones actuales y futuras, y cómo interactuar con otros grupos, pueblos y culturas sobre la base de la solidaridad internacional. A pesar de la tendencia cada vez más común y peligrosa de otros actores a apropiarse del término para beneficiar su propia visión política, la soberanía alimentaria fue conceptualizada por La Vía Campesina en 1996 y definida en la declaración de Nyéléni [2], un movimiento global compuesto por organizaciones que luchan por la soberanía alimentaria.

El derecho a la soberanía alimentaria está reconocido en el artículo 15 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales[3] (UNDROP) y la UE debe hacer más para apoyar la aplicación de este derecho. Como organización que representa a los pequeños y medianos agricultores de toda Europa, ECVC aprovecha esta oportunidad para abordar algunas de las causas sistémicas de los problemas agrícolas sobre las que las instituciones europeas deben actuar y sobre las que los ciudadanos europeos deben movilizarse para garantizar responsabilidad y cambio. Como portavoz de los pequeños agricultores, en esta carta, ECVC esboza su visión de la producción sostenible de alimentos para el futuro, y reitera que para lograr esta visión debemos reconstruir la soberanía alimentaria de Europa a través de la agroecología, asegurando unos ingresos justos para lxs agricultorxs y trabajadorxs agrícolas y garantizando el acceso a la tierra, al mercado y a los recursos para pequeñxs y medianxs agricultorxs.

Soberanía alimentaria: una respuesta de solidaridad internacional a la actual crisis multidimensional

Durante mucho tiempo, la creencia de que el comercio internacional puede garantizar la seguridad alimentaria ha sido el mantra de la Unión Europea y ha configurado su política agrícola. Desde ECVC, hemos denunciado sistemáticamente esta idea falsa y hemos exigido, dentro de un cambio global hacia la soberanía alimentaria, la relocalización de los sistemas alimentarios mediante medidas que apoyen a los pequeños agricultores, en lugar de ponerlos a competir con la producción industrial barata e importada a escala mundial.

Las políticas neoliberales internacionales han empujado a todos los países a especializarse en la producción de lo que pueden exportar mejor, en lugar de asegurar una base estable de producción de alimentos para alimentar a su propia población. En la actualidad, más de 50 países dependen en gran medida de las importaciones de trigo y cereales y corren el riesgo de sufrir inseguridad alimentaria debido a un alto nivel de vulnerabilidad ante la inflación de los precios de los alimentos. Consideramos que la UE es la principal responsable de esta situación, porque ha presionado constantemente en el seno de la OMC y a través de los acuerdos bilaterales de libre comercio para conseguir un mayor acceso al mercado para las empresas agroalimentarias europeas, para desmantelar las reservas públicas de alimentos y para reducir la regulación del mercado que podría garantizar precios justos para lxs pequeñxs productorxs.

Esto culmina en mecanismos de especulación y reservas privadas de alimentos que provocan la volatilidad de los precios en los mercados internacionales, y ponen en duda el futuro del abastecimiento de alimentos. Incluso en esta situación de guerra, las existencias mundiales de trigo y cereales no justifican una subida de precios tan rápida.

Por otro lado, ECVC defiende un comercio que respete y proteja los medios de vida de los agricultores de cada país y/o territorio como pilar para garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria de las comunidades, países y uniones de países, así como a nivel mundial.

Soberanía alimentaria: La mejor manera de avanzar en el seno de la Unión Europea

La soberanía alimentaria no sólo es una respuesta sólida y probada a la crisis que están sufriendo los países de renta baja con esta crisis. También es la manera más adecuada, para lxs agricultorxs, lxs trabajadorxs agrícolas y no agrícolas, la ciudadanía, lxs consumidorxs y el medio ambiente en Europa.

Con soberanía alimentaria, la UE puede garantizar un compromiso continuo para abordar la actual crisis medioambiental y social a la que se enfrenta.  La verdadera transición agroecológica ofrece una enorme oportunidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero[4], aumentar los ingresos de los agricultores y de las poblaciones rurales que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza para garantizar la seguridad alimentaria en la UE. Sin embargo, esto requiere un cambio sistémico y de paradigma, y no fomentar prácticas agroecológicas aisladas que se ponen en marcha dentro de sistemas que son social y ambientalmente insostenibles en su base.

Para llevar a cabo estos cambios, tanto dentro de la UE y a nivel internacional, ECVC propone que se sigan los siguientes pasos:

ð  Garantizar precios que cubran los costes de producción y que aseguren unos ingresos justos para lxs agricultorxs y lxs trabajadorxs agrícolas: los ingresos justos deben garantizarse a través de medidas de regulación del mercado. A los agricultores se les deben garantizar unos precios que cubran los costes de una producción sana y sostenible, incluyendo la cobertura de unos salarios y condiciones laborales justos para los trabajadores agrícolas empleados en las explotaciones. Debe prohibirse comprar productos a los agricultores por debajo de los costes de producción. Para ello, animamos a los Estados miembros de la UE a que sigan trabajando en la traducción nacional de la directiva sobre prácticas comerciales desleales de la UE. Un ejemplo positivo de ello es la ley aprobada en España[5] en enero de 2022. Mientras tanto, las subvenciones de la PAC deberían distribuirse en función del trabajo real de los agricultores, en lugar de utilizar el actual sistema basado en las hectáreas, y de acuerdo con el principio de condicionalidad social, respetando los derechos sociales y laborales de los trabajadores agrícolas.

ð  Garantizar un marco político sólido para afrontar y estar mejor preparados en caso de crisis alimentaria. ECVC acoge con satisfacción la creación del Mecanismo Europeo de Preparación y Respuesta a las Crisis de Seguridad Alimentaria (EFSCM). Ante una crisis multidimensional, es crucial que la UE valore mejor el papel clave de los 10 millones de pequeños agricultores europeos para garantizar la soberanía alimentaria, la seguridad alimentaria y la unidad de las sociedades europeas. ECVC apoya la creación de reservas públicas estratégicas de alimentos a nivel nacional en cada Estado miembro de la UE, así como de un mecanismo de coordinación de la UE.

ð  Reconsiderar los efectos de cómo se posiciona la UE con respecto a la negociación comercial internacional y dar un giro radical hacia la soberanía alimentaria. La UE debería evaluar urgentemente el papel aterrador que desempeña la especulación en el aumento de los precios de los alimentos y tomar medidas valientes para evitar la especulación de los productos agrícolas. También debería llevar a cabo negociaciones en el Comité de Problemas de Productos Básicos de la FAO con los países de renta baja que dependen de las importaciones para garantizar que la producción europea de cereales llegue a estos países a un precio justo.

ð  Eliminar la agricultura de los TLC y de la OMC, haciendo de la soberanía alimentaria una prioridad para la alimentación, agricultura y las políticas internacionales de comercio en Europa: ECVC subraya que los alimentos, como derecho humano básico, no pueden ser tratados como una mercancía. La agricultura debe ser retirada de los TLC y debemos acordar que la OMC no es el lugar adecuado para tratar temas de alimentación y agricultura. También pedimos a la UE que dé mayor prioridad a los espacios multilaterales y democráticos de la ONU, como el Comité de Seguridad Alimentaria y la FAO, para construir la cooperación y la solidaridad internacional hacia la soberanía alimentaria.

ð  Garantizar el acceso a la tierra: ECVC rechaza con vehemencia la especulación de la tierra y de los recursos agrícolas y exige que se establezcan legislaciones a nivel europeo para detenerla. La propia ECVC está trabajando en una propuesta de directiva sobre cómo regular la tenencia de la tierra a nivel europeo para garantizar el respeto de los derechos del campesinado y las comunidades rurales, de acuerdo con el UNDROP.

ð  Poner en marcha políticas públicas para facilitar una transición hacia la agroecología campesina y mayor autonomía en los procesos agrícolas: Lamentablemente, la crisis climática y de biodiversidad no desapareció de repente con la guerra de Ucrania. Enfrentados a las consecuencias globales de nuestra dependencia de la política de exportación/importación de alimentos, en la actual coyuntura política dependemos de los fertilizantes sintéticos de Rusia y de los cultivos de cereales importados de Rusia y Ucrania. Europa debe apoyar modelos de producción basados en una mayor autonomía. La agricultura diversificada que combina la producción ganadera y los cultivos mixtos es la mejor opción tanto en términos de autonomía como para el medio ambiente. Por eso, más que nunca, ECVC pide a la UE que avance en la aplicación de los objetivos de la estrategia “de la granja a la mesa” (reducción del uso de pesticidas, fertilizantes químicos, antibióticos, etc.)

ð  Compromiso continuo para verdaderamente hacer frente a la actual crisis medioambiental: la verdadera transición agroecológica ofrece una enorme oportunidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Varios estudios[6] demuestran que la absorción de gases de efecto invernadero por parte del suelo es mucho más eficiente cuando se trabaja según los principios de la agroecología. Sin embargo, la UE no puede limitarse a promover prácticas agroecológicas aisladas para marcarlas en un catálogo (como es el caso del expediente de la agricultura de carbono, por ejemplo) sin garantizar el cambio sistémico y contextual, necesario para que sean efectivas.

Desde hace tiempo, las instituciones de la UE no llegan a abordar los retos de la agricultura europea y las gravísimas fragilidades de los actuales sistemas de distribución, transformación y producción de alimentos. En cambio, han seguido insistiendo en que el sistema actual funciona, apoyando los intereses de las grandes corporaciones y optando por soluciones que han demostrado ser ineficaces, imprevisibles y que aún no ofrecen resultados reales.

En esta peligrosa encrucijada de la historia europea, este planteamiento resulta cada vez más irresponsable e irrevocable. Los retos medioambientales, sociales y económicos de Europa no han mejorado, sino que han empeorado y no podemos seguir confiando en las soluciones falsas y a corto plazo.

Ante la clara prueba de los enormes defectos del sistema actual, expuestos además por la guerra de Ucrania y por la pandemia de coronavirus, es hora de actuar.

ECVC insta a los legisladores a actuar para garantizar la aplicación de esta visión sistémica de la soberanía alimentaria y pide a los aliados y a los ciudadanos de la Unión Europea que exijan el cambio y la responsabilidad por el futuro de nuestros sistemas alimentarios mediante políticas públicas. Se trata de una cuestión de derechos humanos, de derechos de los agricultores y de derechos de los ciudadanos de que no puede seguir siendo ignorada.

[1] Voces desde el terreno: De COVID-19 a la transformación radical de nuestros sistemas alimentarios (https://www.csm4cfs.org/csm-global-synthesis-report-covid-19/)
[2] Declaración del Foro por la Soberanía Alimentaria, Nyéléni 2007, https://nyeleni.org/spip.php?article290
[3] la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales https://viacampesina.org/wp-content/uploads/2020/04/UNDROP-Book-of-Illustrations-l-EN-l-Web.pdf
[4] Agroecology and carbon neutrality in Europe by 2050: what are the issues? https://www.iddri.org/fr/publications-et-evenements/etude/agroecologie-et-neutralite-carbone-en-europe-lhorizon-2050-quels
[5] Comunicado de prensa de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), http://coag.chil.me/post/tras-la-aprobacion-definitiva-de-la-ley-de-cadena-alimentaria-en-el-congreso-coa-371449
[6] Agroecology and carbon neutrality in Europe by 2050: what are the issues? https://www.iddri.org/fr/publications-et-evenements/etude/agroecologie-et-neutralite-carbone-en-europe-lhorizon-2050-quels

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *