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Entrevista a Alfredo Iglesias Diéguez sobre Faustino Cordón, el darwinismo, el materialismo y Josep Gibert (I)

«Cordón no tiene nada que ver con el lysenkismo.»

Alfredo Iglesias Diéguez (Vigo, 1966) es profesor de Geografía e Historia en el instituto Maruxa Mallo de Ordes (Galicia). Desde su juventud está vinculado a movimientos sociales, sindicales y políticos de izquierdas. Discípulo de Josep Gibert, con quien trabajó en Orce y Cueva Victoria desde 1984, algunos de sus temas de interés son la evolución humana, la historia desde abajo, la historia de la ciencia, la justicia social,…

Recibí una carta tuya hace unos días con dos apartados. El segundo lo titulabas así: «Cordón y el ‘lysenkismo’: una reflexión a partir de una lectura de Darwin, Cordón, Tort, Cunchillos y Teresa Cordón». Era a raíz de una entrevista a Adrià Casinos sobre el libro Genética y estalinismo (Vilassar de Dalt: Montesinos, 2021) del que es coautor. Déjame preguntarte sobre algunas de las temáticas que apuntabas en tu carta. ¿España ha tenido su Lysenko?

Como te decía en la carta a la que aludes en la presentación, motivada por una entrevista que tú le hiciste a Adrià Casinos, no tengo muy claro que en España hubiese una tendencia lysenkista patrocinada por el PCE. Ahora bien, aunque según cuenta, en sus «tiempos de estudiante estaba bastante extendida la creencia que Faustino Cordón respondía a una supuesta tendencia lysenkista española», si el PCE tuvo a su Lysenko particular, tengo claro que no fue Faustino Cordón.

¿Quién fue Faustino Cordón?

Faustino Cordón (1909-1999) fue un bioquímico y teórico evolucionista. Fue militante del PCE desde los tiempos de la República y como químico fue destinado a la fabricación de armamento durante la guerra, llegando a ser jefe de armamento en la Junta de Defensa de Madrid.

Durante el franquismo desarrolló su actividad científica al margen de la academia, en laboratorios privados, en los que trabajó en la elaboración de sueros y vacunas, aunque desde muy temprano desarrolló una serie de trabajos relacionados con la evolución de los seres vivos; de esa época es el libro Introducción al origen y evolución de la vida (1958). A partir de ese momento realiza una revisión sistemática del pensamiento de Darwin y de los neodarwinistas; de hecho es él quien traduce al castellano algunas obras de Theodosius Dobzhansky y de Ernst Mayr. En el año 1966 publica un libro en el que anuncia su nueva propuesta teórica, de la que hablaremos más adelante si te parece: La evolución conjunta de los animales y su medio. En los años de la Transición, Faustino Cordón tuvo un reconocimiento público importante, fue en esos años cuando se difundieron algunas de sus principales obras: Cocinar hizo al hombre (1979), La naturaleza del hombre a la luz de su origen biológico (1981) y, quizás su obra principal, Tratado evolucionista de biología (2 partes: 1978, 1994).

En definitiva, Faustino Cordón siempre se movió dentro del marco establecido por el darwinismo y el materialismo, aunque en algunos aspectos se mostró crítico con la síntesis neodarwinista, como también lo hicieron Moto Kimura, Stephen Jay Gould o Lynn Margulis.

¿Un darwinista y materialista? ¿No es materialista todo darwinista?

Si me permites, voy a dar un rodeo.

Como acabo de decir, Faustino Cordón fue un evolucionista que desarrolló su trabajo científico dentro de los cinco principios establecidos por Darwin, que eran los siguientes:

• la evolución es un hecho natural;
• todos los seres vivos tienen un origen común;
• la diversificación de las especies;
• el gradualismo, y,
• la selección natural.

Ahora bien, en el libro Los problemas de la biología actual y Darwin (1982), Cordón afirmaba que «a los cien años de la muerte de Darwin, no se puede ser un epígono suyo ni prescindir de él; hay que poseerlo, bien para olvidarlo o para fecundarlo, desde fuera, con el apoyo de numerosos datos de nuevo tipo proporcionados por las ciencias biológicas del siglo XX». Es decir, no podemos ser darwinistas sin actualizar a Darwin.

Eso es lo que hicieron, entre el año 1937 y 1950, Theodosius Dobzhansky, Ernst Mayr, George Gaylord Simpson, Bernhard Rensch y George Ledyard Stebbins, quienes propusieron una nueva síntesis evolutiva que sostiene lo siguiente:

• la herencia es particular y de origen genético;
• existe una amplia variabilidad en las especies naturales;
• la evolución se desarrolla en el seno de especies distribuidas geográficamente;
• la evolución procede por modificación gradual de las poblaciones;
• los cambios en las poblaciones son el resultado de la selección natural; y,
• las diferencias observadas entre los organismos se deben a las adaptaciones.

Por esa razón, como decía en la respuesta anterior, a partir de los años sesenta del siglo XX surgieron numerosas críticas a la nueva síntesis darwinista; entre las cuales, se encuentran las siguientes:

• los descubrimientos de la biología molecular son incompatibles con el darwinismo;
• la especiación geográfica no es el único modo de especiación;
• la evolución no es gradual, sino que es el resultados de ‘equilibrios intermitentes’;
• la teoría sintética no explica satisfactoriamente la evolución ontológica (el desarrollo individual);
• al considerar al gen como el nivel de actuación de la selección en el seno de los individuos, el darwinismo • nos es capaz de explicar los fenómenos macroevolutivos;
• al desatender los procesos estocásticos y no tener en cuenta las limitaciones de la selección natural, el cuadro evolutivo propuesto por el darwinismo es erróneo.

Es en ese contexto crítico en el que hay que entender la obra de Cordón, como una renovación de la obra de Darwin en el contexto de los nuevos descubrimientos científicos. Una obra a la que me referiré más adelante con cierto detalle.

Espero que el rodeo haya valido la pena.

Ha valido la pena. Mucha sustancia en muy pocas líneas. Hay que leerte y releerte.

Ahora vayamos a la segunda parte de la pregunta: ¿no es materialista todo el darwinismo?

Ahí te quiero ver.

Supongo que sí, que todo darwinista debería ser materialista, pero tengo mis dudas al respecto. Me explico.

En el discurso evolucionista, fíjate que no me estoy refiriendo al hecho evolutivo, sino al conjunto de discursos que se elaboran en torno al hecho evolutivo, hay una cantidad enorme de contenidos no científicos, lo que Althusser denominó ‘filosofía espontánea’ de los científicos; es decir, de contenidos ideológicos. La razón es muy sencilla: vivimos en una sociedad postneolítica, por lo que vivimos en una sociedad que es heredera de aquellas primeras sociedades jerarquizadas que explicaron nuestra presencia en el mundo como resultado de una creación divina, razón por la cual surgen fricciones entre el discurso sancionado como científico y nuestras creencias. La Iglesia no condenó a Newton por descubrir la gravedad universal, ni a Maxwell por descubrir el electromagnetismo, porque tales hechos no estaban explicados en la Biblia; condenó a Galileo y a Darwin porque ofrecieron una explicación científica a un hecho natural (el movimiento de traslación de la Tierra o la evolución biológica) que contradecía la palabra escrita en la Biblia. Recordemos que Josué dice: «Sol, detente en Gabaón, y tú luna, en el valle de Ajalón», lo que quiere decir que es el Sol quién se mueve alrededor de la Tierra, del mismo modo que la Luna; asimismo, en el Génesis queda constancia de que el hombre (Adán) fue creado por Dios a partir del ‘limo terrae’: «Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente».

En este sentido, quizá de una forma a lo mejor demasiado ligera, cuando dije que Faustino Cordón era materialista me refería a que su teoría está libre de ese discurso tan vasallo de las creencias religiosas.

Se entiende bien lo que comentas sobre el materialismo de Cordón. Pero no todos los darwinistas lo son.

Son demasiados los científicos, quizás Francisco Ayala sea el más conocido en España debido a que tiene una gran obra de divulgación, que a pesar de ser claramente darwinistas –Francisco Ayala es discípulo de Theodosius Dobzhansky y profesor en la universidad de Berkeley–, en sus obras de divulgación afirman que la Creación y la evolución son hechos complementarios. Asimismo, son también muy habituales los deterministas que consideran que todo está en los genes, a quienes siempre combatió Richard Lewontin, un darwinista que estudió la genética de poblaciones. O quienes sostienen, sin la más mínima prueba –más que las creencias derivadas de la interpretación de nuestras sociedades–, que los humanos somos seres agresivos por naturaleza, o que estamos imbuidos de un espíritu aventurero… O, por último, quienes actúan como si las actividades psíquicas propias de los seres humanos (lenguaje, pensamiento…) o su capacidad de elaboración de artefactos o de manipulación del espacio, surgiesen por ‘generación espontánea’ o de ‘una mutación genética’, evitando explicar como surgen esas capacidades (pensamiento, lenguaje, elaboración de artefactos…), en suma, la cultura, por medio de la selección natural a partir de nuestros antepasados. ¿Acaso evitan un conflicto con la Iglesia? O, incluso algo peor, ¿consideran que la cultura es una manifestación del alma divina?

Para marcar la diferencia con todos estos discursos que contienen una carga ideológica tan manifiesta, es por lo que insisto en que Faustino Cordón era materialista.

De acuerdo, es justa la insistencia. ¿Hubo lamarckistas en España? ¿Nos precisas la noción de lamarckismo?

Voy a empezar por la segunda pregunta. El lamarckismo es una teoría evolucionista en muchos aspectos coincidente con los cinco principios de Darwin; de hecho, podría compartir con el darwinismo de Darwin cuatro de esos principios, tan solo difiere radicalmente en el aspecto de la selección natural, ya que para Lamarck el motor del cambio evolutivo es la ‘herencia de los caracteres adquiridos’.

En este sentido, el lamarckismo, interpretado desde una perspectiva ortogenista y finalista, fue una teoría que gozó de bastante aceptación, sobre todo en Francia, donde en los primeros años del siglo XX, Teilhard de Chardin difundió una teoría evolutiva inspirada en los postulados lamarckianos. No obstante, fue tras su muerte, cuando su obra más importante –que había permanecido inédita– alcanzó una gran difusión por todo el mundo católico. Precisamente, muchos de los evolucionistas finalistas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX (principalmente Valeriano Andérez, Bermudo Meléndez o Miquel Crusafont en España), podrían ser considerados lamarckistas.

Además, en la actualidad, dentro de este contexto de crítica a la teoría sintética, existe una corriente que se dice a sí misma neolamarckiana. Esta corriente apoya esa crítica en dos aspectos: la epigenética, que sostiene que existen mecanismos que modifican de manera transmisible la expresión de los genes sin modificar la secuencia del ADN; y, en la herencia de los rasgos culturales (lenguaje, símbolos…). Obviamente, dos aspectos muy controvertidos, sobre todo el segundo, que es objeto de una profunda crítica por parte de toda la tradición materialista en el sentido que la acabo de definir.

¿En qué aspectos se centró el trabajo de Faustino Cordón?

Los trabajos de Faustino Cordón se centraron en los siguientes aspectos:

• el estudio de la evolución molecular y proteínica, fundamental para entender el surgimiento de los primeros seres vivos (basibiones, en la terminología de Faustino Cordón);
• el análisis de las funciones enzimáticas y su papel en la evolución del metabolismo celular, fundamental para comprender la evolución de la célula;
• el origen del animal en tanto que surgimiento de la experiencia animal, de la unidad evolutiva animal; y,
el origen de la conciencia, como toma de acción y experiencia, en este sentido, la conciencia surge del soma.

En consecuencia con estas investigaciones, Faustino Cordón desarrollo la teoría de las tres unidades de nivel de integración evolutiva (basibión, célula y animal), enunciada en los años finales de su vida y que desarrollaron posteriormente sus discípulos.

Asimismo, en el debate entre autonomistas y deterministas, Faustino Cordón se posicionó entre los autonomistas, razón por la cual se distancia de la deriva reduccionista de la teoría sintética, como la propuesta por Richard Dawkins. En este sentido, Faustino Cordón no es neodarwinista, del mismo modo que Richard Lewontin, el principal genetista de poblaciones, tampoco lo sería, por citar otro ejemplo de un reconocido darwinista.

¿Se puede hablar propiamente de cordonismo, como línea de investigación biológica?

Después de todo lo dicho, no sé si se puede hablar de cordonismo, pero lo que sí tengo claro es que, a pesar de que la obra de Faustino Cordón no está suficientemente difundida, tiene continuidad en los trabajos de Chomín Cunchillos y Teresa Cordón, de modo directo, y de Guillaume Lecointre, a pesar de que no llegó a trabajar con Faustino Cordón. Aparte del papel que Patrick Tort realizó en la difusión internacional de su obra.

Tomemos un descanso si te parece.

Me parece, nos vendrá bien.

Un comentario en «Entrevista a Alfredo Iglesias Diéguez sobre Faustino Cordón, el darwinismo, el materialismo y Josep Gibert (I)»

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