Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Madrid. La OTAN se hace global

Andrés Piqueras

La crisis civilizatoria del capital entrañada cada vez más en su ciclo insalvable de sobreproducción, sobreendeudamiento, capital ficticio, dinero inventado, caída del valor e incluso irrupción del valor negativo vinculado a la extenuación de la fuerza de trabajo y al fin de la naturaleza barata (agotamiento de los recursos básicos, saturación de sumideros, pérdida de fertilidad, estrés climático, plagas resistentes, pandemias…), conduce al sistema aceleradamente a la guerra social a escala intraestatal y a una suerte de turbo-imperialismo en la interestatal. Con ello se abren paso de forma contundente las políticas de la muerte y la geoestrategia del caos.

Eso quiere decir también que el hegemón planetario, al mando del Sistema Mundial capitalista, da un giro de tuerca más hacia la guerra total. Una guerra que es a la vez híbrida, económica, mediática, político-diplomática, cognitiva, cibernética y espacial, y donde la Mentira sistemática y sistémica se convierte en arma estratégica de primer rango.

Desde la caída de la URSS, EE.UU., al sentirse única potencia mundial, viene pergeñando distintos documentos en los que ha ido diseñando su estrategia global. Así por ejemplo, la Doctrina de la «Dominación Permanente», en la que contemplaba la reestructuración del dominio mundial estadounidense, la adaptación a un nuevo tipo de guerra o un nuevo America Way of War. También, en el que se conoció como «Plan Rumsfeld-Cebrowski» (salido de la al parecer recién creada Oficina para la Transformación de la Fuerza), en el que se concebía la reestructuración total del «Medio Oriente Ampliado» (toda la región de Asia Occidental y África Nororiental). Una vez que comenzó a identificar a China como enemigo a batir, cobraría existencia la Doctrina del «Pivote asiático» y el Documento «Ventaja en el mar», que apuntan a rodear al gigante asiático mediante un despliegue de instalaciones militares y medios de combate para impedir y/o limitar el abastecimiento energético de China por vía marítima.

Con el tiempo el hegemón norteamericano y su adlátere inglés (en adelante designado como el Eje Anglosajón) han ido sacando punta a sus objetivos y haciendo más perentorias y desesperadas sus intervenciones, hasta el punto de considerar prioritario destruir la Ruta de la Seda, anular a China, deshacer Rusia, reestructurar toda Asia, reapropiarse de África y acabar con la contestación en Nuestramérica. Además de todo ello albergan como objetivo tradicional ineludible impedir la constitución agencial de Eurasia y subordinar a Europa, haciendo menguar drásticamente la importancia económica de la UE.

El Foro Económico Mundial, organización de la que se dice que funciona como «politburó del capitalismo», más la plutocracia global (BlackRock, Vanguard, Rand Corporation, State Street Corporation, Fidelity Management and Research, Geode Capital Management, Northern Trust Corporation…), están detrás del Imperio USA en todo ello, dirigiendo y coadyuvando a la reestructuración del mayor Ejército de la historia del mundo y de su principal entramado global de subordinación militar, la OTAN, en una intensificación de la militarización de las relaciones internacionales que conoce pocos precedentes.

Y esa reestructuración se les antoja necesaria porque el Eje Anglosajón y la OTAN vienen de importantes fracasos al menos en 5 Grandes Áreas Estratégicas:

1/ Centro Asia.

El 15 de agosto de 2021, con la derrota en Afganistán, esa entelequia que se denomina a sí misma «Occidente» (Eje Anglosajón más OTAN), sufre uno de sus mayores descalabros político-militares. Hay un antes y un después de esa fecha para los países que se atribuyen a sí mismos la calificación de «comunidad internacional».
Pero hay más. EE.UU. y su «Occidente» subordinado (entre el que hay incluir aquí muy especialmente al Estado terrorista de Israel –hoy a las puertas de un enfrentamiento civil–) tampoco han podido con Irán, por más asedios, boicots, sanciones y hostigamientos que le han hecho. La formación socioestatal iraní no sólo ha salido airosa hasta el presente (aunque no sin padecimiento), sino que ha cobrado un protagonismo creciente en Asia centro-occidental y ahora mismo forma eje de fuerza con China y Rusia.

2/ Asia occidental (o “Medio Oriente Ampliado”)

Según el Plan Rumsfeld-Cebrowski el mundo quedaba dividido en dos sectores, el de las «economías globalizadas», incluyendo Rusia y China, que estaban llamadas a ser mercados estables, y el de todos los demás países, donde habría que destruir las estructuras e instituciones que sostienen los Estados, de manera que se hundieran en el caos, como no-sociedades, de cara a garantizar a la plutocracia global (Grandes fondos de inversión, conglomerados y transnacionales gigantes) la explotación de las riquezas del mundo sin encontrar resistencia. Todo esto sería más tarde desarrollado en el documento del Pentágono que se conoció como Teoría del Caos constructivo.

Pero hete aquí que Siria, Palestina y Líbano han resistido. Incluso se alza la contestación en Irak y ni siquiera han podido aplastar a Yemen (incluyéndose en este orden de fracasos el comienzo de la desalineación occidentalista de la Península Arábiga y sus regímenes feudales).

3/ China

EE.UU. ha intentando por todos los medios sabotear el proyecto chino encaminado a la vinculación comercial, económica, diplomática e infraestructural de gran parte del mundo, bajo la denominación de «Un Cinturón. Una Ruta». La destrucción de países como Afganistán, Irak, Siria, Yemen, Somalia, Sudán, Libia… tiene por objetivo destruir esa red de beneficio mutuo, ese tejido conectivo mundial, mediante la ruina, la barbarie social y la consecución de sociedades en disolución o no-sociedades (lo que ellos llaman también «Estados fallidos» o Estados carentes de la capacidad de manejar sus recursos).

Pero China, aunque con enormes obstáculos, no sólo no ha cejado en su intento, sino que responde a las agresiones estadounidenses (entre las que se encuentra la propia guerra económica y política contra ella) con un BRICS ampliado (donde es de suma importancia la creciente independencia de India respecto del «Occidente otanero» –a pesar de la deriva fundamentalista reaccionaria de su cúpula dirigente–, y la participación de nuevas grandes economías de África y América), con una ininterrumpida penetración en África y también en toda la subregión americana. Incluso con una Ruta de la Seda del Ártico. China, hoy ya realmente la primera potencia económica mundial, sigue dando pasos firmes en la construcción de un nuevo mundo no-imperialista.

4/ Nuestramérica.

La región se rebela contra su categorización de zona reservada de USA.

La dominación despótica de EE.UU. en el continente americano se ve desafiada por la heroica supervivencia de Cuba y Venezuela (que han aguantado lo indecible en el capítulo de agresiones, el primero de esos países desde hace 60 años). Incluso por la de Bolivia. También por el nuevo despunte de Nicaragua y las irrupciones contestatarias de México y Honduras (así como de diferentes Estados-Islas del Caribe).

Queda por ver todavía el posicionamiento geoestratégico a medio plazo del izquierdismo integrado («neodesarrollista» le llamaban, hoy todavía sumiso al Imperio), que se extiende por países donde la derecha y los poderes fácticos han perdido toda legitimidad: Perú, Chile, Colombia, Brasil (a los que quizás se una de nuevo Ecuador bien pronto).

Habrá que resolver algún día si Argentina es capaz de ir más allá de ese «izquierdismo» dócil, pero de momento, como se ha dicho en diferentes medios, la subregión parece avanzar hacia modelos de regionalismo post-hegemónicos, a raíz de la crisis sistémica del neomonroísmo y del eurocentrismo, así como por la incursión económica china que las formaciones sociales americanas (incluso con regímenes claramente reaccionarios) no pueden ignorar (aun con el peligro de reprimarización de sus economías, que habrán de saber conjugar).

5/ Las Repúblicas populares del Donbass

Constituían el elemento fuerte para la guerra proxy de EE.UU. contra Rusia. Sin embargo, esas repúblicas no sólo han resistido sino que se han independizado de una Ucrania convertida en suicida peón de la OTAN, y hoy, con la ayuda de Rusia, están venciendo al nazismo ucraniano.

A todos estos retrocesos del Eje Anglosajón-OTAN hay que sumar sus fracasos en los últimos golpes de Estado o intentos de promover «revoluciones de colores», como en Bielorrusia y Kazajistán, amén de que Rusia ha frenado la desestabilización bélica en Azerbayán y Georgia.

Si nos damos cuenta, en bastantes de esas victorias contra el Eje Anglosajón-OTAN tenemos a Rusia o a China detrás, o a ambas a la vez, aunque la potencia oriental ocupando siempre un papel mucho menos perceptible.

Por eso en la Cumbre de Madrid se va a concretar un plan desesperado para revertir el retroceso mundial occidental-otanero a cualquier precio. Con al menos los siguientes objetivos:

I. Globalizar la OTAN. En donde China pasa a ser un nuevo «concepto estratégico», es decir, en lenguaje llano, el enemigo prioritario a batir (no otro es el objetivo final del actual acoso a Rusia). Muy probablemente se abra en breve un nuevo frente de guerra activa (la guerra latente ya está presente) en torno al Pacífico, y en concreto en Taiwán, llamada por «Occidente» a desempeñar allí el papel de Ucrania en Europa.

Pero al mismo tiempo se contempla incluso una OTAN restringida frente a Rusia (según ha manifestado la propia Julianne Smith, la representante permanente de EE.UU. para la OTAN), en caso de que algunos de los subordinados europeos no terminen de convencerse del enfrentamiento total con el gigante eslavo (hace tiempo que el Eje Anglosajón lleva preparando la sustitución de una cada vez más moribunda UE, y de momento puede querer hacerlo a través de su brazo militar). Esa «mini-OTAN» incluiría sólo a los más decididos, los más guerreristas: USA-Gran Bretaña-Países Bálticos-Polonia y probablemente, si se deja, Turquía por su posición estratégica.

II. Reforzar la estructura de mando y multiplicar el gasto militar, intentando hacer de la industria militar un motor de las economías otaneras. Todo bajo el paraguas de unos Estados más y más militarizados.

III. Terminar de conseguir la «puertorriquización de Europa», esto es, convertirla en una colonia sin relevancia política y en abierta decadencia económica. Prácticamente, con las sanciones a Rusia, EE.UU. está pidiendo a Europa que se corte las venas. Alemania, por ejemplo, sin la energía rusa, dejará de ser una potencia económica en pocos años (veremos hasta dónde la subordinación colonial europea es capaz de resistir los terremotos sociales y políticos de resultas de los padecimientos y deterioro de vida que aquélla acarrea a sus poblaciones).

IV. Preparar a la UE para una contienda nuclear en su territorio.

Se precisa que las ciudadanías europeas acepten las políticas de muerte y la geoestrategia del caos de sus dirigencias tanto al interior como al exterior de los Estados. Para ello se busca y consigue la colaboración por activa o pasiva de las izquierdas integradas del sistema, las post y las neo-socialdemócratas, reformistas o pseudorreformistas de distinto pelaje, entre las que se encuentran ya la mayor parte de los partidos comunistas. Aun a pesar de la acelerada renazificación de Europa que todo ello significa.

Además de a la «guerra por delegación», poco a poco se prepara a las poblaciones europeas a la probabilidad de un enfrentamiento nuclear en el continente, bajo la falsa narrativa de que será controlado, «táctico».

V. Considerar las migraciones como un asunto militar. Lo que la OTAN misma destroza en el mundo, luego se convierte en flujos migratorios con los que no saben cómo lidiar y que «desestabilizan» las propias sociedades de las economías centrales. Entonces los países otaneros pasan a tratar las migraciones militarmente. Se acabaron los disimulos «humanitarios».

VI. Coordinar un flanco sur en la guerra total de la OTAN.

La OTAN está abriendo un nuevo frente en el Sahel, que pretende el control de la región: Mali, Mauritania, Burkina Faso, Senegal, Níger, Nigeria… con algunos países convertidos ya en objetivos militares. Entre ellos, por supuesto, Argelia, a la que se busca desestabilizar y quizás a medio plazo aniquilar como se hizo con Libia.

USA invade de nuevo el Cuerno de África (mirando a Chad y Sudán) para cortar el avance chino y ruso en el área… Será importante ver qué pasos toma Egipto, un país varias veces desestabilizado y hoy convertido en una «dictadura amiga» pero al tiempo poco fiable. También Túnez está en el punto de mira en ese sentido.

Aquí el Reino de España se convierte en objetivo militar de primera línea al ser el único país europeo-africano, y tras haber sacrificado su ya de por sí su servil política exterior a las órdenes de la OTAN (traicionando aún más al pueblo saharaui), en su aproximación a Marruecos, régimen brutal devenido brazo armado otanero en el norte de África.

Casi resumiendo los puntos aquí tratados, pero con palabras más sibilinas, el espantajo de ministro español de exteriores ya anunció los «peligros de la frontera sur de la OTAN»: el suministro energético, el terrorismo yihadista, los ciberataques y los flujos migratorios como arma política.

Por nuestra parte, ante todas estas consideraciones, sintetizamos cuatro conclusiones parciales pero ineludibles para el debate:

1.- Es importante para las izquierdas realizar un correcto análisis de fase del capitalismo para sopesar incluso si está cambiando de etapa, antes de diseñar cualquier tipo de alianzas o tomar decisiones de uno u otro cariz (político-institucional, social, programático…).
2.- Las izquierdas altersistémicas no pueden permitirse el lujo de fallar en el posicionamiento geoestratégico, geoeconómico y geoecológico respecto a los procesos en curso en el Sistema Mundial capitalista. En estos momentos es perentorio saber de qué lado está el bloque del Imperio y la agresión, y de qué lado se lucha por otro mundo, para empezar, sin claves imperiales.
3.- Las luchas de clase pasan hoy cada vez más decisivamente por las luchas anti-imperialistas.
4.- Ningún avance social será posible en adelante sin frenar al turbo-imperialismo o imperialismo acentuado y acelerado que encarna hoy el Eje Anglosajón y su instrumento privilegiado de guerra y caos mundial que es la OTAN.

 

Andrés Piqueras

Sociólogo. Miembro de la Academia de Pensamiento Crítico y del Observatorio Internacional de la Crisis. También de la Assemblea valenciana OTAN No Bases Fora

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