Un punto de encuentro para las alternativas sociales

El XXI Congreso del PCE y Sumar. Una reflexión desde un instituto de secundaria” por Alfredo Iglesias Diéguez

Alfredo Iglesias Diéguez

Estos días, en lo que coincidió la presentación de Sumar y el XXI Congreso del PCE, se han publicado una serie de análisis el respecto. Lo que sigue no pretende ser un análisis político, ni una carta abierta, no pretendo tal cosa… Solo quiero reflexionar para un grupo de personas con las que me siento cómodo compartiendo ideas y opiniones. Tampoco es, ni siquiera, una reflexión muy profunda; se trata de una visión de la política de izquierdas desde un instituto de enseñanza secundaria de Galicia; por eso, quiero empezar situando mi punto de vista.

1. Soy un obrero de la palabra, por eso me considero representado por el PCG y apoyaré la plataforma electoral y el proyecto político que el PCG apoye y promueva. No es que no tenga opinión propia, es que me considero parte de un proyecto histórico que con sus aciertos y sus errores, luchó, lucha y luchará por la emancipación de la humanidad de las cadenas que nos oprimen; que luchó, lucha y luchará por la libertad, por la igualdad y por la democracia; y que luchó, lucha y luchará por la transformación radical de la sociedad, para lo que -gracias al estudio, al análisis y a la reflexión-, sabrá tomar partido siempre por aquellas luchas y posicionamientos que mejor sirvan para construir una sociedad futura donde se cumpla la premisa de ‘cada quien según sus capacidades, cada quien según sus necesidades’. Por eso siempre el PCE apoyó las luchas correctas, sabiendo situar siempre la contradicción principal en nuestras sociedades y sabiendo elaborar las alianzas que contribuyesen a luchar para la transformar la sociedad.

Dicho esto, lo que sigue es una reflexión poco sistematizada y organizada:

2. Llevo trabajando 11 años en un Instituto de la Galicia rural semiurbana situado en el Eixe Atlántico -la región económica y socialmente más dinámica de Galicia-. Durante esos 11 años he intentado cumplir con la misión principal de la educación: formar a la ciudadanía -no solo a los trabajadores y trabajadoras- del futuro, para lo que comprometí todo mi conocimiento en transmitir al alumnado los conocimientos acumulados por nuestra sociedad a lo largo de la historia y en fomentar en cada uno de mis alumnos y en cada una de mis alumnas un pensamiento autónomo y reflexivo. Desde esta posición, a lo largo de estos últimos años pude promover, con el apoyo del equipo directivo y de buena parte del claustro y la comunidad escolar actividades como las siguientes:

2.1. actividades relacionadas con la igualdad de género y contra la violencia machista (https://rebelion.org/sementando-igualdade/);

2.2. actividades relacionadas con la memoria democrática, como fueron los homenajes realizados en dos ocasiones a las víctimas de la barbarie franquista en Ordes;

2.3. actividades relacionadas con la paz;

2.4. actividades relacionadas con la visibilización del colectivo LGBTIQA+;

2.5. actividades relacionadas con la denuncia del racismo y la xenofobia…

Fruto de este trabajo -en el que se implicaron varias compañeras y ocasionalmente algún compañero-, el alumnado del IES Maruxa Mallo de Ordes ha organizado cinco Congresos escolares polas Igualdades en los que fue el protagonista absoluto (véase el enlace anterior). Además, en la entrada del Instituto son bien visibles, un banco feminista, un banco LGBTIQA+, un monumento a la memoria das mulleres loitadoras (de las mujeres luchadoras), y, una vez en el interior, son visibles unas escaleras LGBTIQA+ y una serie de banderas y otros emblemas y adornos feministas y LGBTIQA+.

Es, por lo tanto, un trabajo que se hace hacia fuera de las aulas, pero que se logra trabajando en las aulas y en muchas horas extras (horas de mediodía, tardes extraordinarias…), en las que se trabaja con niñas -sobre todo- y algunos niños. Son horas en las que se habla de feminismo, de violencia machista, de racismo, de esclavismo, de xenofobia, de homofobia… Horas de trabajo destinadas a visibilizar que mientras no haya un trato igualitario, no habrá igualdad y no seremos libres… y por lo tanto viviremos en una democracia secuestrada o deficiente…

Las alumnas y los alumnos atienden, entienden, comprenden y aprenden… Pero, ¿qué aprenden?

3. Obviamente tengo claro que no estoy en una escuela del Partido y que no tengo que formar a la juventud rebelde que va a hacer la revolución… Pero, a parte de que esos no son mis objetivos, a lo largo de estos años constato los siguientes hechos:

3.1. Tanto el alumnado como el resto de la comunidad escolar -claustro, familias y Concello- apoyan las diferentes actividades en diferente medida, que va desde la implicación en el desarrollo de las actividades hasta el simple no poner obstáculos para que se realicen. Pero ¿cuál es el alcance de este apoyo?

3.2. Los límites del apoyo de la comunidad escolar a estas actividades en favor de la igualdad se pueden expresar así:

3.2.1.- la denuncia de la desigualdad de género y de la violencia de género es generalmente aceptada por todos los miembros de la comunidad escolar, aunque se percibe en las casas en las que hay un ambiente familiar ‘feminista’ por cómo actúan los niños y las niñas y se percibe aquellos alumnos -sobre todo- y alumnas que vienen de contextos de violencias y machistas (sin embargo, incluso en esos casos, se puede conseguir cambiar el pensamiento de algunos de estos niños y niñas);

3.2.2.- la denuncia de la xenofobia y el racismo, avanza a pasos más lentos: la comunidad ordense no caucasoide (musulmanes nacidos en Galicia, afrodescendientes procedentes de América Latina fundamentalmente, latinoamericanos y rumanos) no es víctima de violencias físicas, pero hay ciertas violencias verbales… hay todavía mucho trabajo por hacer!!!

3.2.3.- el Instituto es cada vez un espacio seguro para la comunidad LGBTIQA+, que se puede visibilizar y expresar sin temor a ser acosada, aunque persisten muestras de desprecio o ‘asco’ entre algunos ‘machos’ del Centro;

3.2.4.- la memoria democrática de los ordenses represaliados es respetad, principalmente porque entre la comunidad hay familiares de las víctimas represaliadas.

En este sentido, se puede decir que existe un amplio consenso a la hora de reconocer la lucha feminista y se perciben como necesarias todas aquellas otras luchas por la igualdad (racial, de orientación o identidad sexual…).

4. Honestamente pienso que nuestra función como docentes es mostrar la realidad. Repito lo anterior, no se trata de adoctrinar en ningún ideario de Partido, pero al mostrar la realidad es inevitable tomar partido (entre otras cosas porque ha siendo tomando partido que la realidad cada vez se hace más caleidoscópica), por eso, en los debates surgen propuestas y ‘soluciones’.

4.1. Pienso, como Marx, que quien sufre la explotación del capital está plenamente capacitado o capacitada para entender como funciona la explotación capitalista; sin embargo, ahí se levanta un muro muy difícil de franquear: no es que no entiendan lo que es la plusvalía, ni como se apropia de ella el capitalista…, el problema es que aceptan que los ricos se enriquezcan con nuestro trabajo porque arriesgan mucho… Lo mismo cuando analizas un préstamo, lo que te dejan, lo que cuesta contratarlo y la cantidad que tienes que devolver…, arriesgan mucho prestando dinero…

4.2. Enseñando Geografía e Historia es inevitable mostrar los posibles escenarios del futuro: sin petróleo solamente podríamos pasearnos desnudos por la playa…, esa es la realidad…, por lo tanto en un futuro sin petróleo nuestra ‘civilización’ tendrá que transformarse radicalmente y esa transformación solo se puede hacer mediante un decrecemiento ecosostenible y socialista. Si no planificamos el futuro, la otra opción -la que siempre eligieron las élites a lo largo de la historia ante las crisis-, es la violencia y la guerra… y si eso es así, todo por lo que estáis luchando no serán más que pequeñas conquistas temporales.

5. Cruzando las dos reflexiones anteriores tenemos lo siguiente:

5.1. No hay alternativa al mundo actual, solo es posible abrir espacios para la convivencia entre diferentes que se respetan.

5.2. El individualismo ha logrado convertirse en nuestra forma de ver el mundo, somos individuos libres y aislados que aspiramos a vivir de la mejor manera posible, por eso tienen éxito las luchas que se basan en el respecto individual.

5.3. No existe ningún horizonte utópico definido, no existe un proyecto colectivo de cómo queremos vivir en el futuro, de que sociedad queremos construir.

Las clases dominantes han aprovechado, aprovechan y seguirán aprovechando las diferencias biológicas de la humanidad, la diversidad humana, en beneficio propio. Lo tienen muy claro las feministas que llevan décadas denunciando las opresiones de género, raciales, nacionales, sexuales y de clase, señalando que todas ellas forman parte de un sistema opresivo en el que todas esas opresiones están cruzadas, por lo que luchar solo contra una de esas opresiones nunca destruirá el sistema de opresión. Es evidente, tienen razón, pero eso no implica que no haya una contradicción principal, de la que dependen todas las contradicciones secundarias y a las que se adaptan todas las contradicciones y opresiones.

Como marxistas tendríamos que tener claro que la contradicción principal, en nuestras sociedades, es la que gira en torno a las dos clases antagonistas en el proceso de producción: burguesía y proletariado.

No es que no entiendan las explicaciones -por supuesto, hay de todo-, el problema es que entienden que hay un momento en el que consideran que la información que les estoy ofreciendo va acompañada con algo más… No sé como explicar acertadamente esta sensación: cuando hablo de feminismo, de racismo, de igualdad del colectivo LGBTIQA+ me siguen…, hablamos el mismo idioma; cuando hablamos de clases, de decrecimiento sostenible -a menudo evito hablar de comunismo-, no me siguen, no aceptan mi discurso.

Y todo esto, ¿a qué viene? ¿Qué tiene que ver lo que acabo de decir con el XXI Congreso del PCE y con Sumar?

6. Yolanda Díaz sabe -y sé que lo sabe porque compartí la ilusión con ella-, que sin alianzas, sin construir un proyecto común que gire en torno a un programa, la izquierda transformadora en forma partido no tiene futuro. Por lo tanto, aplaudo con ilusión el proyecto político Sumar.

No obstante, sigo pensando que no podemos perder de vista la contradicción principal. ¿Qué quiero decir con esto?

Es más que necesario, porque reflejan realidades que se tienen que transformar, que en un proyecto de transformación social hay que tener en cuenta el movimiento feminista, el movimiento antirracista, el movimiento pacifista, el movimiento ecologista, las luchas antiimperialistas y por la liberación nacional, la plataforma antidesahucio, el movimiento LGBTIQA+… y, por supuesto, tenemos que ser escuchadas como personas usuarias o consumidoras, como personas jubiladas o discapacitadas…, pero nunca debemos olvidar dos cosas:

primera: las personas humanas somos seres por naturaleza sociales e iguales (y ese debería ser el fundamento de cualquier ética materialista); segunda: el capitalismo usa (y abusa de) la diversidad humana para crear desigualdades sociales en beneficio propio.

Por eso, nuestra lucha nunca debería olvidarse de la contradicción principal y del sistema de opresión principal, porque si no atacamos de raíz esa estructura profunda de nuestra sociedad, todos los cambios que logremos solo serán superficiales y temporales.

El problema es que hemos llegado a aceptar -también la izquierda transformadora- que el mundo se transforma sumando luchas parciales y que no hay alternativa al capitalismo -entre otras cosas porque en la lucha de las ideas, nos han conseguido convencer de que es el sistema económico que mejor se adapta a la naturaleza humana-, y eso lleva implícito dos errores:

primero: que las luchas -como las realidades que son objeto de esas luchas- están desconectadas entre sí; y,

segunda: que el capitalismo es una de esas realidades paralelas desconectada de las demás.

Dos errores que solo se superarán teniendo claro que el capitalismo es un sistema que engloba todas las opresiones y explotaciones -incluida la explotación de la naturaleza- y que mientras no acabemos con el capitalismo, por supuesto no habrá alternativa porque no habrá una transformación real de la sociedad. Solo avances parciales que, en última instancia, serán aprovechados por el capital en su propio beneficio.

Ahora bien, si no tenemos eso claro, si solo sumamos, no habrá transformación posible.

7. Si una comunidad escolar es el reflejo de la sociedad, algunas de las observaciones que he realizado a lo largo de estos 11 años son válidas para extrapolar al conjunto de la sociedad.

Hemos tenido un gran éxito histórico como izquierda: muchas de las banderas que tradicionalmente abrazó la izquierda las asume la derecha (el discurso de la secretaria xeral de Igualdade da Xunta de Galicia en la inauguración del V Congreso escolar polas Igualdades, lo podría asumir cualquier feminista no socialista, fue brillante…). Pero al mismo tiempo hemos sufrido una importante derrota, sobre todo, en la lucha de clases en la teoría: en las ideas…. Son muchas las personas que se sitúan en la izquierda (ecologistas, feministas…) que son incapaces de asumir la necesidad del socialismo, de la lucha anticapitalista…, muchas veces se quedan en una denuncia del neoliberalismo y en la defensa de posturas keynesianas.

Por eso no solo se trata de sumar políticamente, tenemos que luchar socialmente y culturalmente, y, sobre todo, tenemos que normalizar el horizonte socialista, la lucha anticapitalista…

Tenemos que conseguir la misma normalidad que tiene el ecologismo o el feminismo en la sociedad para el socialismo… y eso se logra volviendo a centrar la lucha de clases en los centros de trabajo, en el debate político, en los debates de ideas….

Otro futuro no solo es posible, es necesario y urge organizarlo, construirlo desde este mismo momento. Y parafraseando a Galeano en su carta al señor futuro, solo habrá futuro si es socialista.

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