Canalizar la experiencia para un mejor vivir social
Antonio Ruiz
Crítica de cine: Girasoles silvestres.
Dirección: Jaime Morales. Guion: J. Morales y Bárbara Diez. Producción: española. Año 2022 y 106 minutos de duración. Estreno en salas: 14/10/22.
Argumento: Julia de 22 años y dos hijos, vive en la periferia de Barcelona, trabaja en servicios de limpieza, aunque su idea es ser enfermera. La historia nos cuenta su vida en pareja en tres etapas continuadas: un novio, el padre de sus hijos y un amigo del colegio.
Jaime Rosales (1970), es un director de cine cuyo estilo contiene cierta peculiaridad: técnica y narrativa. Su primera formación cinematográfica la adquirió en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba, igual que algún otro director español (Zambrano…). Tras sus inicios en cortos realiza su primer largometraje en 2003 (Las horas del día). De entre los siete que ha estrenado hasta hoy, ya obtuvo un premio medio (el de la Crítica) en Cannes. Todos sus guiones parten de ideas propias que suele concretar con otro guionista.
En Girasoles silvestres, Rosales, nos muestra una joven madre proletaria que quiere conciliar su vida sentimental y maternal pero se le escapa una y otra vez, esa es su lucha, lo que desea: una estabilidad para seguir desarrollándose como madre, como persona (ser enfermera), como ser humano que como tal se merece. Pero en sus intentos comprueba que no es fácil, que la realidad no es como creía, que su persistencia y noble sinceridad en buscarla, por ella y sus hijos, le va agotando y alejando de su fin.
En el desarrollo de la película el director aplica sus peculiaridades: la fragmentación de la vida cotidiana de forma expositiva y distanciamiento, planos fijos que nos presentan la situación de los protagonistas a través de las imágenes: lo que sienten, sus ansias o temores, miedos, impotencia, rabia. Ese conjunto de sentimientos y emociones ante la adversidad que todo espectador, como ser humano, puede identificar si está bien interpretado y realizado.
La película tiene un desarrollo de menos a más, también característico del realizador. De inicio uno se puede preguntar que nos quiere contar, y es eso, lo que vemos y que poco a poco nos va describiendo es esa cotidianidad de la vida expuesto de forma real de esta, nuestra sociedad de hoy. Si se sigue el ritmo de la acción ira aumentando la conexión con lo que nos narran hasta llegar a ese final, que no es final de nada, pero si principio de algo. El qué lo tenemos que poner nosotros, cada cual, según su realidad o sentimiento captado o sentido.
El largometraje puede gustar o no, pero la historia está presentada de forma que llega como realidad, precisamente por su cotidianidad. No pretende exponer un hecho emocionante o intrépido, pero si hay espacio para ver una realidad posible de cercanía.
La realización es sobria y realista. Las interpretaciones adecuadas, incluidos los niños, y la joven protagonista que es responsable del peso del film, lo supera eficientemente.
14/10/22