Sobre algunas contradicciones en Filmaffinity respecto de lo pornográfico (más allá de reseñar una mala película)
Joe K
La política de Filmaffinity respecto al cine X o pornográfico puede encontrarse explicitada en una Nota en la página de Deep Throat (1972), el clásico archiconocido de Gerard Damiano. En esa nota, se puede leer que:
«Por su condición de título de culto dentro de su género, cierta relevancia intelectual y su trascendencia más allá de su esencia como película erótica/pornográfica, se ha decidido incluir esta ficha entre la base de datos de películas de Filmaffinity, en la que no hay películas X. Contiene numerosas escenas de sexo explícito y no es apta para menores de edad.»
Se trata, por lo tanto, de una política que acepta en el mismo seno de su anunciación pública una excepción y que, así, resulta autocontradictoria (en Filmaffinity «no hay películas X»… pero sí Deep Throat… entre otras películas de Damiano). Una excepción que, además, no se limita a este caso, sino que, por poco que busquemos, descubrimos más amplia: por ejemplo, están colgadas diversas películas del entorno de la pornógrafa Erika Lust –como la que reseñamos–, cuyo interés cinematográfico (y hasta erótico/pornográfico) es muy menor.
Además, el breve texto citado deja otras cuestiones no resueltas, problemáticas: ¿Es lo mismo erotismo que pornografía, como parece darse por supuesto? ¿Dónde queda el límite, si lo hubiera? ¿Existe una «esencia» de lo erótico/pornográfico? ¿Acaso importa en última instancia, en relación a eso, que Deep Throat contenga «numerosas escenas de sexo explícito» y que no se considere «apta mara menores de edad»? ¿No existen aceptadas en Filmaffinity grandes obras no aptas y con sexo explícito, y, al revés, películas que claramente contienen aspectos pornográficos implícitos (como las de Quentin Tarantino, por poner un ejemplo notable, o como las de las tradiciones de las que el director-cinéfilo de Knoxville, Tennessee, bebe)? ¿No hay en la decisión de ocultar cierta realidad y dejar ver otra un fetichismo que cierra lo pornográfico a la consideración (moral o interesada) de quien se considera autoridad [1] en Filmaffinity?
Está claro que estas contradicciones no son únicamente propias de nuestra querida web, sino que se encuentran primariamente en nuestra sociedad, en la relación insegura, conflictiva, irresuelta que esta mantiene con lo erótico y lo pornográfico. En la medida en que Filmaffinity, sin embargo, forma parte de esta sociedad y juega un papel en ella, creo pertinente hacer mención de tal situación, que en mi opinión deberíamos tratar de explorar y de superar. Y me parece adecuado expresarlo como reseña a una película de Erika Lust Films que, atendiendo a las propias reglas de Filmaffinity, no debería existir en la base de datos: ni es una película de culto dentro de su género, ni posee relevancia intelectual, ni tiene una trascendencia comparable a la de Deep Throat.
Según mi parecer, la única razón válida para la presencia de The Affairs of Lidia en Filmaffinity (y por la que vale la pena verla) es considerarla una película más, ejemplo de lo que se puede entender como «porno feminista», es decir, un producto que huye de las formas de representación de la sexualidad normativa «tradicional», contaminadas por una mirada «machista» y realizadas para un público masculino heterosexual, etc. Este tipo de perspectiva, que se refleja también en numerosas producciones no pornográficas, no tiene por qué ser pobre y autocomplaciente, como las de la factoría Disney. La reciente Barbie (2023), por ejemplo, constituye un valiente ejemplo de inteligencia y de brillantez cinematográfica. Pero muy lejos de Greta Gerwig queda la película de Bruce La Bruce a la que me refiero en esta reseña, cuyas pretensiones cinematográficas (juegos con los planos, la iluminación o el decorado; existencia de un «guion» complejo, etc.) no evitan que termine siendo mucho más insulsa, superficial y floja que otras películas sin su estatuto autoral, a las cuales no se permite tener ficha en Filmaffinity.
A día de hoy, en un mundo globalizado que ha sido incluso definido como «fármaco-pornográfico», el cine X, consumido masivamente por millones de personas y producido por grandes compañías con medios de todo tipo, pero también por amateurs de muy limitados recursos, se ha abierto creativamente, y ha hecho visibles numerosas realidades irreconocibles cuando Filmaffinity se creó. Tal vez sería hora, por el bien del cine y de la sociedad en general, de que también abriéramos nuestra mirada (de forma crítica, desprejuiciada) y fuéramos capaces de encontrar en este género algo más que lo privado, lo impublicable, lo oculto; algo que se escapa de los cánones del cine «convencional», considerado no pornográfico, pero que no por eso debe seguir siendo menospreciado; algo que, por cierto, la cinefilia puede analizar desde un plano particular, muy rico [2]. De otro modo, continuaremos cerrados en lo normativo, lo arbitrario y lo moralizador.
Notas
[1] En este sentido, hice una petición a Missing Data Films como prueba: que se colgara Blind(ed) date, otro corto muy flojo –como tantos otros presentes en la web– pero con cierto interés cinematográfico y discursivo, dirigido por Sally Fenoux para Xconfessions y proyectado en el cine Phenomena de Barcelona, junto con otras películas «eróticas», la pasada semana. La respuesta fue escueta: «no podemos ingresarla». Desconozco si quien la dio había visto la película antes de escribirme.
[2] Os parecerá una boutade, pero a mí me resulta más interesante cinematográficamente hablando (y me permite pensar mejor el mundo) sumergirme en una página pirata de películas porno que en el estereotipado catálogo de Netflix. «Yo no trato eso como pornografía, sino como cine», dice en cierto momento un personaje de otra película reciente que también juega con los límites de género titulada, precisamente, X (2022), de Ti West. De eso se trata.
Fuente: Sección de críticas en Filmaffinity de la película The Affairs of Lidia (https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/959281/631275.html)