Manuel Sacristán Luzón (1925-1985), profesor de Metodología de las Ciencias Sociales
Salvador López Arnal
No hay theoria que no se prolongue en techné, si es buena teoría. Pero eso es una cosa, y otra que hay que manipular menos y acariciar más la naturaleza. Lo esencial es que la técnica de acariciar no puede basarse sino en la misma teoría que posibilita la técnica del violar y destruir.
Manuel Sacristán Luzón (1981)
A veces sucede lo imprevisible. Una planta crece casi sin agua y sin luz en la pura roca. Cuando todos están sentados, alguien está de pie, o lo contrario. Todos bailan una música y alguien no hace ni caso. A veces, eso sucede.
Víctor Méndez Baiges (2021)
Una nota informativa para recordar al traductor de Platón, Marx, Engels, Gramsci, Lukács y Quine este 27 de agosto, 38 años después de su fallecimiento.
Entre las numerosas caras del «poliedro Sacristán» (Xavier Juncosa), de este polímata sólido e inagotable, la de profesor de Fundamentos de Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales es (debería ser) una de las más destacadas. El recuerdo que dejó en una gran parte de sus alumnos (de Filosofía, de Económicas, de Medicina, de Geología,…) es imborrable. Mucho interés por la filosofía y la política de la ciencia, muchas vocaciones filosóficas insumisas (no forzosamente académicas) nacieron en esas clases.
Hay numerosos testimonios de ello; un ejemplo en nota 1.
El profesor José Sarrión Andaluz y la persona que suscribe esta nota nos hemos propuesto resaltar esa arista. Editamos en 2022 el primer volumen de Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales en Montesinos [2] y estamos finalizando el volumen II, cursos 1978-1979, 1979-1980 y 1980-1981 [3], que editará la misma editorial en breve.
El índice (provisional) de este nuevo volumen es el siguiente:
Presentación
1. Metodología, filosofía de la ciencia y política de la ciencia, 1978-1979.
1.1. Materiales del curso de Metodología de las Ciencias Sociales.
1.2. Facultad de Ciencias Geológicas. Metodología de las Ciencias (seminario)
1.3. El principio de la identidad de los indiscernibles en Leibniz.
1.4. Reflexión sobre una política socialista de la ciencia.
1.5. Mientras tanto.
1.6. Anotaciones de lectura: filosofía de la ciencia y teoría económica.
2. Metodología de las ciencias sociales y escritos afines, 1979-1980
2.1. Guía para el curso de Metodología de las ciencias sociales 1979-1980.
2.2. Seminario I: En torno a la filosofía analítica de la ciencia.
2.3. Grupo de estudio (Popper).
2.4. El informe al Club de Roma sobre el aprendizaje.
2.5. Sobre lógica dialéctica: Lorenzo Peña, E.V. Iliénkov.
2.6. El problema de Unamuno.
2.7. Correspondencia.
3. Metodología de las ciencias sociales 1980-1981, conferencias y seminarios.
3.1. Programa para el año académico 1980-1981.
3.2. Popper sobre inducción.
3.3. Seminario II. La epistemología de Mario Bunge.
3.4. Karl Marx como sociólogo de la ciencia. Curso de doctorado.
3.5. La función de la ciencia en la sociedad contemporánea.
3.6. Las centrales nucleares y el desarrollo capitalista.
3.7. En la Universidad, diez años después.
3.8. Sobre Racionalidad y acción humana de Jesús Mosterín.
3.9. Sobre sociobiología.
Bibliografía sucinta
Indice nominal
Es probable que nos veamos obligados a alterar o suprimir algún apartado.
Como en el caso del volumen I, también el II será un libro extenso. A pesar de ello, nos hemos visto obligados a dejar para «ediciones de futuro» materiales de interés. Veamos algunos ejemplos del riguroso hacer de este añorado maestro y profesor de Metodología: en este caso anotaciones de lecturas (de las que selecciono los pasajes más relevantes) que no podremos incluir.
Gunnar Myrdal, L’obiettivittà nelle scienze sociali, Torino, Giulio Einaudi Editore, 1973. En la colección Nuovo Politecnico, n.º 59. Traducción por Alessandro Casiccia de Objectivity in Social Research, Pantheon Books, 1969.
1. Da ejemplos de elusividad terminológica: «ofelimidad» de Pareto, el conjunto de la welfare theory, el recurso a fórmulas algebraicas y a otros símbolos, y, en años recientes, «un aparato terminológico exuberante. Se trata en substancia de un complejo intento de ‘objetivar’ lo que no es ni puede ser meramente objetivo.» (47/48). Tiene paralelismo con mi concepto de escolástica.
2. «Si la racionalidad es una de las premisas de valor, como es la norma de nuestro tipo de civilización, el conjunto de premisas no debe incluir premisas de valor recíprocamente incompatibles, sino que debe formar un sistema coherente. Este último requisito en particular, y también algunos de los que se mencionan en el capítulo siguiente, implican que las premisas de valor no pueden ser totalmente a priori, independientes de la investigación. La investigación debería empezar prestando atención a algunas premisas de valor que parezca oportuno utilizar, pero debe estar dispuesta a revisarlas continuamente.» (51-52)
Aquí empieza a manifestarse el sentido de la importancia que da GM a las premisas de valoración, aunque en esta obra sea algo ambiguo. Empieza, en efecto, a hablar aquí de los juicios de valor subyacentes a la realidad social estudiada, no a la cultura del investigador. Solo así se puede hablar de revisión.
3. «De la filosofía del derecho natural había surgido la doctrina de una superioridad moral del trabajo como título de acceso a la propiedad: el trabajo constituía el único ‘creador de riqueza’. Esto se consolidó luego en la teoría clásica (y luego marxiana) del ‘valor real’, que suponía el trabajo como único ‘factor de producción’.» (69)
Esto, que es su base para indicar iusnaturalismo del marxismo también en otra ocasión, es un curioso error de falta de lectura, dada la insistencia de Marx en reírse de la idea de que el trabajo es fuente única de la riqueza.
Topitsch. Ernst (ed) Logik der Sozialwissenschaften, 4ª edición, Köln-Berlín, Kiepenheuer und Witsch, 1967 [1ªedic 1965)
1. Una forma de darse en el lenguaje, la básica:
«Los elementos valorativo-normativos que procedan en cada caso de las convicciones de los grupos de que se trate parecen en las mismas formas lingüísticas que los elementos descriptivos, y suscitan así la impresión de ser propiedad de las cosas, independientes de toda opinión humana: tampoco hoy se da ninguna diferencia puramente gramatical entre proposiciones tales como «El rubí es rojo» y «El asesinato es criminal». De este modo el hombre queda situado en un sistema de conducta cuya función corresponde exactamente a la de los mecanismos desencadenantes descritos más arriba [*] con informaciones sobre objetos del mundo circundante se enlazan de modo aparentemente indivisible determinados impulsos de conducta respecto de esos objetos y los tomos emocionales correspondientes. Esta orientación en el mundo, hasta cierto punto ya lista para el uso, contiene una gran cantidad de decisiones previas que descargan al sujeto en numerosas reflexiones e inseguridades a cuya altura difícilmente habría estado él solo. No solo la presión de la sociedad y la fuerza de sugestión del lenguaje, sino también esas facilidades vitales explican la extraordinaria eficacia y tenacidad de aquellos sistemas de orientación.» (18).
La observación sobre las proposiciones del rubí y el asesinato tiene bastante interés lógico. Claro que se puede sostener que las dos tienen la misma forma lógica. Pero con eso se pierde mucho, pues es evidente que Topitsch lleva razón.
‘Es’ no es lo mismo en los dos casos. La estructura género-especie (extensionalidad) esconde aquí cosas importantes. Claro que también se podría decir que lo que esconde diferencias importantes es la identidad de forma del predicado. En todo caso, el análisis que desharía la ambigüedad sería semántico, con una inevitable decisión previa ontológica. «El rubí pertenece a la clase de las cosas cuyas superficie refleja la luz de tal y cual modo»; «El asesinato pertenece a la clase de las cosas incluidas en el artículo x del Código Penal».»
2. Da como fórmulas vacías (en su lista de ejemplos) las fórmulas comunistas, las del derecho natural, el mesótes aristotélico, etc (28). No estoy del todo de acuerdo. Esas fórmulas tienen cierta precisión pragmática, situacional. Es verdad que el mesótes no dice cuál es el término medio. Pero dice al sujeto en una situación que no opte por las posiciones extremas. Es verdad que la fórmula comunista no dice cuáles son las necesidades pero excluye una distribución por los méritos, por ejemplo.
Frederick Suppe, La estructura de las teorías científicas. Madrid, Editora Nacional, 1979
F. Suppe, «En busca de una comprensión filosófica de las teorías científicas».
1. Centro y limitación de la idea de filosofía de la ciencia en este siglo, concepción que obliga a distinguir entre filosofía de la ciencia y ciencia de la ciencia:
«No es demasiado exagerado afirmar que una filosofía de la ciencia es poco más que un análisis de las teorías y de su papel en la empresa científica. Una filosofía del análisis científico de la estructura de las teorías es, por tanto, su piedra de toque; y si ese análisis resultase inadecuado, esa inadecuación afectaría a la consideración de los restantes aspectos de la empresa y del conocimiento científico que de ella se sigue. Lo menos que requiere es una reconsideración global del valor del conocimiento científico.» (15)
El final del párrafo está escasamente justificado por la argumentación, pero preludia lo que ha sido, o está siendo, el desarrollo Kuhn-Feyerabend.
2. «Antes de concluir nuestro análisis del desarrollo de la concepción heredada, se deberá observar cuánto difiere sy versión final de la inicial. Inicialmente la CH era un cuerpo de teorías que concedía poca importancia al aparato teórico TC, siendo su función poca más que un medio de introducir las matemáticas en la ciencia. En su versión final, las teorías se consideran realistamente como descripciones de sistemas de no-observables que se relacionan de modos no especificables del todo con sus manifestaciones observables; en este análisis el aparato teórico es central, y el énfasis se pone en cómo el aparato teórico se relaciona con los fenómenos» (73)
Muy interesante observar que esa paulatina admisión de una ontología realista coincide con la difusión de una física no intuitiva y una economía muy abstracta.
3. Conclusión de Suppe:
«Para resumir el tratamiento que la CH hace de las reglas de correspondencia es inadecuado en tres importantes sentidos: ve erróneamente a estas como componentes de teorías, más que como hipótesis auxiliares; en segundo lugar, la interpretación que da de ellas ignora el hecho de que las reglas de correspondencia constituyen con frecuencia cadenas causales explicativas que emplean otras teorías como hipótesis auxiliares; en tercer lugar, en la medida en que las reglas de correspondencia caracterizan las conexiones experimentales existentes entre fenómenos y teoría, su interpretación es excesivamente simple y errónea desde el punto de vista epistemológico. La interpretación que la CH hace de las reglas de correspondencia es indudablemente insatisfactoria». (138)
Pero, en mi opinión, sólo se ha probado que es insatisfactoria por simplificadora, no por radicalmente falsa.
Hans Magnus Enzensberger, Para una crítica de la ecología política. Barcelona, Anagrama, 1974.
1. Ensayo escrito con grandes bandazos que acaso estén determinados por la tradición de mezclar la crítica ideológica con la consideración de la cosa misma, acaso por precipitación en la composición, y acaso por pudores de revolucionario verbal.
2. «La ecología humana es ante todo una disciplina híbrida que se ve obligada a utilizar categorías y métodos propios de las ciencias sociales y de las ciencias de la naturaleza sin haber procedido a una dilucidación de las dificultades teóricas que ello comporta. Tiende a absorber en cierto modo a las nuevas disciplinas y a subsumirlas en función del objetivo de su investigación, tendencia ésta carente de toda base científica y que responde tan sólo a la perentoriedad de ese objetivo» (8).
El prejuicio geisterswissenschaftlich de la epistemología disfraza una tontería y una verdad: la falta de consciencia política de muchos ecólogos humanos. Este paso es un buen ejemplo de escolástica en mi sentido: versión pseudocientífica de un hecho.
3. «Dado que las formulaciones de los mismos ecólogos oscilan entre la enunciación teórica y la concepción del mundo, es decir, entre los resultados exactos de una investigación y la «concepción de una totalidad» histórico-filosófica, el pensamiento de los grupos escolásticos ofrece por lo general un carácter embrillado y carente de concepto. La misma difusión a través de los mass-media provoca que la polémica pierda nivel en precisión y forma. Se aíslan totalmente cuestiones parciales como lo que se refiere al problema de los residuos o de la contaminación, se da como seguro lo qu no son más que hipótesis, se explotan los casos espectaculares de intoxicación, se absolutizan resultados parciales, etc». (18)
Muchos vicios: cientificismo, obediencia a valores burgueses. En mi opinión por el momento, el único planteamiento eficaz es el global no morriñoso.
4. «En estas circunstancias no es de extrañar que la izquierda europea no haya caído en la trampa del movimiento ecológico. Simplemente incluye en el repertorio de su labor la agitación anticapitalista determinados pasajes de la polémica sobre el medio ambiente, manteniendo, sin embargo, una postura escéptica frente a las hipótesis ecológicas que en ellos subyacen y evita cualquier compromiso con grupos de orientación puramente ecológica. La izquierda ha considerado ante todo su deber enfrentar el problema desde una perspectiva crítico-ideológica. Su actuación es fundamentalmente clarificadora, tratando de poner de manifiesto las innumerables mixtificaciones que comporta el pensamiento ecológico y promoviendo su solución. Los momentos más importantes de este proceso de dilucidación, que resta absolutamente imprescindible, serán presentados y tratados a continuación.» (22)
Sin que eso sea falso, la falta de sentido autocrítico lo estropea: la izquierda ha empezado por ignorar todo eso y seguir averiguando el sexo de los ángeles grupusculares durante años, mientras los obreros y el pueblo de Erandio chocaban con la policía por la contaminación de su atmósfera.
5. Se refiere a la situación de los primeros obreros:
«Esta situación que podríamos ilustrar con otros muchos documentos del siglo XIX habría ofrecido ya entonces la oportunidad de entregarse a reflexiones ecológicas a un «observador neutral»; sólo que no existía este observador. Nadie cayó en la cuenta de que aquellos hechos eran susceptibles de provocar conclusiones pesimistas acerca del futuro de la industrialización. El movimiento ecológico sólo ha surgido en el momento en que los barrios residenciales burgueses y las relaciones vitales de la burguesía han sufrido el gravamen ambiental propio del proceso de industrialización.» (25)
En primer lugar, se dieron cuenta muchos, desde Carlyle y Engels hasta los luddistas.
En segundo lugar, la llegada de la crisis ecológica a los barrios burgueses es una buena prueba de agravación, no dice nada sobre la cosa, sino sólo sobre la ideología… y precisamente para mostrar los efectos de bendición que puede tener la ideología.
6. «Ahora bien, en modo alguno puede suponerse que cualquier iniciativa ciudadana en el ámbito ecológico se halla al servicio de los intereses del capital; prueba de ello es que frecuentemente se han producido enfrentamientos con la policía.» (39)
Cretinez característica del verbalismo revolucionario pequeño-burgués. Eso no es ninguna prueba. Ni, al revés, la falta de enfrentamiento con la policía es prueba de conformidad. La única argumentación plausible (nunca prueba) ha de basarse en compatibilidad con la imagen de una sociedad emancipada y justa.
Ferruccio Rossi-Landi, Il linguaggio come lavoro e como mercato, Milano, Bompiani, 1968.
I. Il linguaggio come lavoro e come mercato
1. «De la comprobación de que las palabras y los mensajes no existen en la naturaleza, porque son producidos por los hombres, se infiere inmediatamente que también ellos son productos del trabajo.» (8)
Aunque este ensayo, por ser el más básico, es el mejor, y aunque la tendencia me es tan simpática, hay que registrar que esto implica casi la identificación de trabajo con práctica en general.
2. «El lenguaje, y las lenguas como productos suyos, se forman en la dialéctica de la satisfacción de las necesidades, o sea, dentro del proceso e institución de las relaciones de trabajo y de producción: también el lenguaje es trabajo humano, y las lenguas son su objetivación necesaria.» (12)
Este es el elemento, convivente de su tesis. Inmediatamente después viene la ideologización:
«Se trata, pues, en primer lugar de una actividad social que requiere el uso de técnicas colectivas y comunitarias. Se debe decir ‘colectivas’ o ‘comunitarias’ y no ‘intersubjetivas’ porque este último término hace pensar en una copresencia de sujetos independientes que llegan luego a desarrollar un trabajo y a aplicar una técnica: un trabajo, pues, y una técnica lo suficientemente análogas para cada uno de ellos como sujetos ya separados. Dicho de otro modo: podemos llamar intersubjetivas a esas técnicas solo a posteriori, cuando pensamos como nuevamente reunibles-en-una-comunidad a individuos que habíamos supuesto separados los unos de los otros, en cuanto habíamos pasado por alto la socialidad de su origen y formación. Desde este punto de vista, la intersubjetividad es lo que queda del impulso hacia lo comunitario, lo que el egoísmo burgués admite todavía ejercitar tras haber proyectado sobre el mundo el aislamiento de los individuos, o sea, la ideología que le concede ser lo que es.» (12/13).
Ideologismo el suyo, por moda. La única cosa sería es que ‘intersubjetivo’ se refiere a tareas de contrastación de resultados, no de aspectos genético-sociales, a los que corresponde ‘social’, ni a proyecciones futuras, a las que corresponde ‘comunitario’. Es pura euforia verbalista de la moda revolucionaria.
3. «Una comunidad lingüística se representa como una especie de inmenso mercado en el cual circulan como mercancías las palabras, las expresiones y los mensajes. Podemos preguntarnos cuáles son las regularidades que regulan la circulación de las palabras y expresiones y de los mensajes, empezando por los valores según los cuales se consumen e intercambian.» (29)
Lo del mercado es lo flojo. Porque, ¿qué son mercancías sin escasez? La metáfora de la circulación es grave en todos los estructuralistas, desde las mujeres de L-S [Lévi-Strauss]. Sobre todo, el autor está implicando que todo producto del trabajo es mercancía.
Por eso el final del ensayo, sobre valores de uso y valor de cambio de las palabras, es de enorme confusión.
Morris R Cohen, Ernest Nagel, Introducción a la lógica y al método científico, volumen II. Lógica aplicada y método científico, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1979.
1. «La función del experimento, como veremos, es eliminatoria. Y también veremos que los métodos de la investigación experimental cumplen precisamente esa función.» (72)
La manera como los autores interpretan la función eliminatoria de la inducción de Mill consiste en sostener que los cánones no sirven para nada en su formulación inicial (los dos principales), pero sí en formulación negativa.
2. El análisis del método de concordancia con los divertidos ejemplos de la calvicie y los dolores de cabeza:
2.1. «Sólo podemos investigar un factor común si pasamos por alto la mayoría de las circunstancias que se presentan, considerándolas irrelevantes con respecto al fenómeno de la calvicie. En otras palabras, debemos comenzar la investigación con alguna hipótesis acerca de la causa posible de la calvicies, hipótesis que nos hará elegir algunas circunstancias como posiblemente relevantes y pasar por alto otras, y que se basa en el conocimiento previo de cuestiones similares. La regla no suministra tal hipótesis. Sin una recta hipótesis sobre la naturaleza de los factores relevantes para la cuestión, la regla no nos conducirá hacia nuestro objetivo.» (74)
¿Cómo estimar eso de que la hipótesis «se basa en el conocimiento previo de cuestiones similares»? La hipótesis será entonces consecuencia de una inducción analógica. ¿Y la primera vez que se aplica la regla? La hipótesis será producto de inducciones intuitivas dadas con el uso del lenguaje. En todo caso, los autores indican a su pesar la real función de la inducción, aunque probablemente, sobre todo, de la analógica. «Veamos si funciona como la teoría de Newton».
2.2. «(…) el método de la concordancia no nos dice cuál es el análisis adecuado [de los factores]; no nos indica cómo descomponer los casos en factores tales que sea posible hallar relaciones invariables entre algunos de ellos. El método carece de efectividad a menos que se hagan -una vez más- suposiciones acerca de los factores relevantes.» (75)
En realidad, la crítica no es al canon, sino al hecho de no haber subrayado que lo importante es el análisis previo. Con un buen análisis, el canon es una trivialidad. Pero como el análisis previo necesita hipótesis, los autores hacen una crítica al inductivismo. Pero como implican el carácter inductivo de la hipótesis (analogía), esa critica es dudosa.
La cuestión es que no se puede suponer un sujeto conocedor en sentido humano sin memoria (Aristóteles). Y la memoria posibilita la inducción analógica.
2.3. «Hemos comprobado que el método de la concordancia es inútil como método de descubrimiento y falaz como canon de prueba. ¿No tiene entonces ningún valor? Su valor, limitado, puede enunciarse en forma negativa: si una circunstancia no es común a todos los casos del fenómeno, no puede ser la causa de este fenómeno. Así formulado, se trata evidentemente de un método para eliminar causas propuestas que no satisfagan los requisitos de toda causa.» (77)
Este carácter eliminatorio aproxima paradójicamente el canon, en esta interpretación, a la inducción por enumeración simple: el factor que no aparece en todos los casos no habría aparecido en la enumeración.
3. «La respuesta más satisfactoria a la doctrina de la pluralidad de causas es la siguiente: cuando se afirma una pluralidad de causas para un efecto es porque no se ha analizado el efecto con suficiente cuidado. Para ejemplificar el mismo efecto se toman casos que representan significativas diferencias, diferencias que escapan al ojo inexperto, pero no a la persona experimentada.» (94)
Eso es verdad, pero, p.e., en economía, tiene sin duda un valor pragmático la doctrina de la pluralidad de causas (de una disminución planeada de la tasa de inflación, por ejemplo).
***
Lo dicho: un lector como pocos, un inolvidable profesor de Metodologías de las Ciencias Sociales, un trabajador intelectual riguroso y concienzudo.
De cara al 2025 (primer centenario de su nacimiento, cuarenta años de su fallecimiento), el cineasta, novelista e historiador Xavier Juncosa (les recuerdo su Integral Sacristán) tiene nuevas ideas cinematográficas y no estaría de más una antología esencial pensando en lectores jóvenes que no le conocieron ni han conocido a ninguno de sus discípulos más directos.
Notas
1) Véase S. López Arnal: «La historia de una expulsión universitaria durante el franquismo. Entrevista con Pep Mercader Anglada» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=77866
2) El índice tal vez sea de interés del lector/a:
Presentación: «A veces, eso sucede»
1. Teoría general del método y textos complementarios.
1.1. Aspectos del problemas del método en Ciencias Sociales. (1967)
1.2. Texto de presentación de la tesis doctoral. (1954)
1.3. Hay una buena oportunidad para el sentido común. (1954)
1.4. La Lógica matemática de Ferrater-Leblanc. (1956)
1.5. El hombre y la ciudad (Una consideración del humanismo, para uso de urbanistas). (1959)
1.6. Presentaciones: Los métodos de la lógica y Desde un punto de vista lógico. (1962)
1.7. Observaciones acerca de la propuesta de asignatura «Lógica y teoría del conocimiento científico». (1962)
1.8. Formalismo y ciencias humanas. (1962)
1.9. La medicina entre el arte y la ciencia. (1963)
1.10. Los problemas del conocimiento. (1965)
1.11. Informe editorial sobre J. R. Weinberg, Abstracción, relación e inducción. Tres ensayos sobre la historia del pensamiento. (1966)
1.12. Bruno y Galileo: creer y saber. (1967)
1.13. Presentación de Sigma. El mundo de las matemáticas. (1968)
1.14. Ciencia y filosofía en España. (1968)
1.15. Programa y materiales de la asignatura ‘Teoría general del método’. (1972)
1.16. Nota de conjunto para A.R.H. (1973)
1.17. Presentación de La estructura lógica de «El Capital» de Marx. (1974)
2. Materiales de Metodología de las ciencias sociales y de filosofía y política de la ciencia, 1976-1977.
2.1. Programa de la asignatura.
2.2. De la filosofía de la ciencia a la política de la ciencia.
2.3. Galileo Galilei.
2.4. Ciencia y sociedad.
2.5. Sobre economía y dialéctica.
2.6. Sobre la crisis de la Universidad.
3. Materiales de Metodología de las ciencias sociales, 1977-78.
3.1. Guion del curso.
3.2. Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas: notas de lectura.
3.3. Thomas S. Kuhn, La tensión esencial. Estudios selectos sobre la tradición y el cambio en el ámbito de la ciencia: notas de lectura.
3.4. Grupo de estudio 3 (Historia).
3.5. La noción de ciencia. Propuesta para un debate.
Anexo 1. Presentación de Cálculo de las normas (1973)
Anexo 2. Presentación de La investigación científica (1975)
Bibliografía esencial de y sobre Manuel Sacristán.
Indice analítico y nominal.
3) Los materiales del curso 1981-1982 constituirán el volumen III. Los de los cursos 1982-1983 (México), 1983-1984 y 1984-1985 el volumen IV.