Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Sobre la desafección por la lectura en el alumnado

Aldara Pereñíguez [*]

Entrevista para C. Renom, alumna de Periodismo en la UOC, y a propósito de los informes PISA de 2023

1. ¿Consideras que se trata de un problema importante?

Creo que sí, que es un problema grave y a distintos niveles. Me extiendo un poco en esta pregunta porque creo que las demás estarán muy relacionadas con las cuestiones que señalo aquí.

Por un lado, el no leer implica no saber leer. Leer no significa saber unir sonidos representados por letras, sino que requiere un ejercicio cognitivo complejo, durante el cual se movilizan capacidades como la concentración, paciencia, memoria, análisis, inducción, extracción, relación conceptual, abstracción, comprensión de la ironía y otros juegos de lenguaje, imaginación… (todo ello esencial, como es obvio, para desarrollar una vida autónoma). La lectura es un ejercicio que permite desarrollar estas capacidades en gran medida, y que es básica para poder comprender –para poder leer– el resto de cuestiones de nuestro mundo. Dostoyevski, en su Diario de un escritor, opina que el conocimiento de la lengua materna, su dominio en profundidad, es la única salvación para nuestro pensamiento: que, sin el dominio de la lengua (lo que es el envoltorio, forma y vía de expresión y desarrollo del pensamiento) quedamos huérfanos de humanidad; no somos capaces de comprender a los demás en profundidad, ni de pensar (ni de pensarnos), ni de expresar aquello que queremos. No podemos construir una idea ni un hilo conectado de conceptos, no podemos dialogar con plena comprensión de lo que se nos dice. Creo que entender esto es importante. Sin lenguaje no hay ciencia, no hay relaciones humanas, no hay pensamiento, no hay diálogo, no hay comunidad, no hay individuo humano. No podemos entender el mundo humano –que es el único mundo– sin el dominio del lenguaje: quedamos aislados de los demás, y en consecuencia, condenados a no ser humanos (recordemos que somos, como decía Aristóteles, un zoon politikon, un ser social que se construye como humano en la medida en que es comunidad que lo crea). Puede parecer una excentricidad, pero es así: tan grave es el no saber leer.

Por otro lado, Dostoyevski también explica en el mismo título que, en ruso, «lengua» y «pueblo» son sinónimos. La manera como construimos el lenguaje contiene toda la cosmovisión de un pueblo, la manera de ver y entender el mundo de una cultura que comparte una lengua y vive de un mismo modo, con unas mismas costumbres y unas maneras de hacer particulares, y que contienen el saber y el saber hacer de todas las generaciones anteriores. Pues bien, vivimos en un mundo que rechaza el lenguaje –la lectura, el diálogo, el cine y el arte no comerciales…–, que rechaza el conocimiento, la reflexión, el pensar; y lo que es lo mismo, que se rechaza –más bien se ignora– a sí mismo. Este mundo no busca ni afronta la verdad, se evade constantemente, busca distraerse y alienarse de la realidad. Es un mundo infantilizado que rechaza la responsabilidad y el sacrificio para con los demás (¡y con uno mismo!). Este problema no atañe solo a la lectura: la participación en actividades culturales es residual y cada vez más con objetivos frívolos (aparentar), el cine queda reducido a basuras hollywoodienses supeditadas al capital (de nuevo distracciones), los debates «intelectuales» o «políticos» se pervierten para vender una opinión –la que más permita al pueblo vivir tranquilo, de espaldas a la realidad catastrófica que vivimos en tantos sentidos–, y en ningún caso cabe la posibilidad de cambiar de opinión durante o después de un debate: se considera un fracaso.

¿Cómo vamos a tener una mirada rica, a conocer en profundidad al ser humano histórico, al ser humano de nuestra sociedad en particular, a nuestras familias, a nuestros amigos, al tipo de relaciones que creamos, a las posibilidades que nos ofrece el acuerdo, a conocer la naturaleza que nos rodea, las causas de nuestros actos, si no tenemos ni la capacidad ni la voluntad de conocer ni de pensar? ¿Cómo vamos a decidir cómo vivir si no sabemos cómo pensar, ni deliberar, ni dialogar, ni comprender?

Los libros son fuente de pensamiento, conocimiento, reflexión –así como tantos otros medios de expresión humana que quedan igual de ignorados que la lectura–. Si la lectura no forma parte de nuestra manera de vivir, de nuestra cotidianidad, tampoco lo hará el pensamiento, ni la reflexión, ni el diálogo, ni…

2. ¿Cómo afecta la falta de motivación por la lectura dentro del ámbito escolar?

La palabra motivación es peligrosa: comprendo que la voluntad de leer, el convencimiento de que uno tiene que leer y saber leer para vivir bien es crucial para desarrollar una vida plena. Sin embargo, si entendemos la motivación como aquello que más nos apetece, que más placentero resulta a corto plazo, aquello que se antepone a priori a cualquier otra actividad (suena casi a adicción), caemos en el pozo de la ignorancia: por supuesto que hay espacio para la lectura como una actividad lúdica, pero en un mundo de videojuegos frenéticos y TikToks infinitos de 8 segundos, no hay lectura que resulte más distrayente que todo esto. Y entender la lectura –solo– como herramienta de ocio es una catástrofe terrible, una especie de derrota casi insalvable.

De hecho, en las nuevas pedagogías y tendencias educativas hay mucha confusión (y poca profundidad) en el uso de términos como «motivación», «diversión», «distracción», «estímulo» o «interés» en relación a las metodologías y experiencias de aprendizaje, y todo esto acaba desembocando en la «ludificación», aplicada en las aulas (de todas las etapas) sin ningún tipo de buen sentido: no me extiendo en este punto, pero es flagrante que todo esto parta de la premisa de que aprender no es interesante, ni estimulante, ni divertido. En contra de esto, de nuevo Aristóteles, en el principio de la Metafísica: «Todos los hombres desean, por naturaleza, saber».

La motivación para leer no tiene que ser el ocio, sino el compromiso con nuestro mundo, con los demás, con uno mismo, la voluntad de entender y comprender y conocer para actuar de la mejor manera posible, el interés por lo que nos rodea, por la realidad de lo que es y lo que implica ser humano.

La falta de compromiso de la sociedad (empezando por las familias, el entorno más cercano de nuestros alumnos) afecta directamente, y de forma gravísima, a los jóvenes en edad escolar; pero es muy, muy importante que comprendamos esto: la falta de motivación no es un problema que nazca con una nueva generación, sinó que es la consecuencia de nacer y crecer en un mundo como el nuestro, la consecuencia de nuestro mundo adulto.

La ausencia de motivación (¡la ausencia de motivos!) para participar en el mundo y asumir responsabilidades es, desde luego, el gran fracaso de nuestra sociedad: el individualismo, el egoísmo y la alienación nos han traído hasta aquí (que cada uno juzgue por sí mismo, echando una ojeada a su alrededor, qué significa «hasta aquí»).

Pero bueno, en particular, o mejor dicho, a corto plazo, las afectaciones más graves entre el alumnado son: la incapacidad de comprender a los demás y de expresarse, el no poder construir pensamientos complejos, ricos y profundos, no saber dialogar ni llegar a acuerdos, estar a merced de las manipulaciones más baratas, el desconocimiento del funcionamiento de todo lo que los rodea (bancos, empresas, contratos, facturas, condiciones, malentendidos, discusiones, anuncios, instrucciones, datos, noticias, conversaciones familiares, declaraciones, el pensamiento humano en general…), la falta de poder de decisión sobre sus propias acciones y decisiones, la imposibilidad de la organización colectiva y de la actividad en común, la sensación de descontrol sobre sus propias vidas.

3. ¿Cuándo se detecta más esta dificultad? ¿En qué momento se acentúa?

En primero de la ESO (11, 12 años) esta dificultad ya ha causado estragos; ya les ha impedido desarrollarse hasta ese momento de forma óptima en términos interpersonales e intrapersonales. No se acentúa en ningún momento en particular: simplemente, a medida que pasan los años, las posibilidades de aprender a leer, de vivir la lectura como una costumbre, se van limitando por una simple cuestión temporal. Es cierto que en la adolescencia, el momento de adolecer, de comenzar a crecer, de abrirse al mundo y a la realidad, la lectura supone una puerta importantísima que se pierden1. Pero no se trata de cuestiones biológicas: las repercusiones de esto son para siempre y todo el rato. De hecho, es más grave no haber leído a los cuarenta que no haber leído a los 15, porque ya tienes menos tiempo para leer.

4. ¿Cómo repercute en el desarrollo personal de los niños? ¿Y en su currículum escolar?

El desarrollo particular de los niños queda limitado en dos niveles: primero, en sus capacidades individuales, y su compromiso con el mundo. Segundo, porque forman parte del mundo que les rodea, y vivir en un mundo sin pensamiento –del cual ellos participan y reproducen cómo tal–, limita absolutamente su capacidad de decisión, organización y acción colectiva; esto es, limita sus posibilidades personales y sociales por completo, su espacio de libertad: ningún control sobre el mundo que nos rodea, ninguna capacidad de comprensión, reflexión y cambio. No me extiendo más porque ambos niveles están desarrollados en las preguntas anteriores.

Respecto el currículum, sí que me parece importante hacer un apunte: lo que es actualmente el currículum de la educación secundaria en Cataluña (aunque es similar en toda Europa) es un despropósito: simula una especie de apertura o flexibilidad que ha de permitir a cada uno su desarrollo máximo según sus posibilidades, pero es, en realidad, una operación de márquetin vacía que no responde a las necesidades de los alumnos, ni de los profesores, ni de las familias, ni de la sociedad (principalmente porque no va acompañado de los recursos y las costumbres sociales que requiere el planteamiento de este currículum, así que resulta patético y catastrófico; es como intentar conducir un coche sin llegar a los pedales).

El ejemplo de la lectura permite una comprensión más clara de lo que digo: «el pla lector», «el gust per la lectura», «la comunitat educativa lectora» son nombres gastados hasta la saciedad en nuestras lista de checks para comprobar si tenemos una educación moderna, inclusiva, innovadora, superindividualizada, flexible, democrática, emocional, con perspectiva de género, comprometida y plurilingüe; pero es eso, un «check» que nos permite vender nuestro sistema de cara al público (¿Qué público? Ni siquiera lo sabemos). Es una hipocresía inane, una especie de autoengaño terrible, y muy frustrante para todos aquellos que intentamos que el sistema educativo tenga un sentido y una utilidad pública real (que no utilitarismo). El currículum exige esta especie de actividades muy anunciables en las webs del Departament d’Educació y en las revistas y plataformas de EscolaNova21 y la Fundació Bofill, pero no ofrece ningún tipo de recurso para que podamos trabajar en condiciones: no tenemos docentes suficientes, se nos exige subsanar todas las carencias sociales (¡somos los únicos responsables de los hábitos de sueño, de salud, de alimentación, de comportamiento, de relación, de compromiso, de diálogo, de ecologismo, de convivencia, de salud mental, de estudio, de disciplina y de sexualidad de nuestro alumnado!) sin ningún recurso económico, social ni psicológico que nos permita atenderlos. Y las tendencias educativas que este mismo currículum e instituciones nos imponen (proyectos, juegos, productos finales, ámbitos multidisciplinares, tecnología por los codos, las «no-notas» -calificaciones no numéricas-) sin ningún tipo de autocrítica ni revisión –ni posibilidad de discusión–, privan a nuestro alumnado de desarrollar la memoria, la concentración, la reflexión, la serenidad, la constancia, la tolerancia a la frustración… Pero, por supuesto, ante el declive del nivel del alumnado2 y el fracaso escolar, los líderes en innovació i qualitat i millora educativa se lavan las manos.

Me parece que no es la (no) lectura lo que afecta al currículum, sino al revés.

5. ¿Cuáles son en tu opinión, las causas de desafección de la lectura en los niños?

De nuevo: una sociedad hiperalienada, sin compromiso social, que no afronta ni asume la realidad, irresponsable e infantilizada, que no está dispuesta a poner nada en cuestión, que desprecia el conocimiento y el pensamiento en favor de la distracción y la comodidad de una vida privada sin preocupaciones. Una sociedad que no se compromete ni se responsabiliza de ella misma, que no se autoconoce porque no se piensa a sí misma –¡ni ganas!–. La tecnología –que seguramente saldrá como el Top One de «causas de la desafección»– es simplemente un elemento más al servicio de la distracción; el problema, repito, es esta voluntad social e individual de distraerse, de alienarse, no la tecnología en sí.

6. ¿Qué medidas se han aportado en tu centro? ¿Existen programas para el fomento de la lectura?

En mi centro hacemos «Gust per la lectura»: paramos las clases una hora a la semana para que todo el mundo –incluido el profesorado– lea. Todo el mundo está en silencio con un libro delante: ¡qué maravilla!; check.

En realidad, esta hora es anhelada por algunos docentes y algunos alumnos: yo, por ejemplo, pienso en ella durante toda la semana, la espero con gusto. Permite momentos de descanso, de silencio, que no se consiguen de otra forma más que con ejercicios de relajación -que tenemos que aprender para no volvernos locos-. El alumnado lo necesita. Y nosotros, el profesorado, también. Sin embargo, para otros compañeros, es una pérdida absoluta de tiempo. Evidentemente me parece muy bien este parón horario para leer: pero sin duda es insuficiente si no se acompaña de una cultura lectora social, escolar, familiar…

También tenemos una biblioteca -de la que los alumnos sacan los libros para «Gust per la lectura»- gestionada por una profesora de Lengua Castellana y Literatura, muy comprometida, que trabaja incansablemente para incorporar la lectura como una costumbre cotidiana en su alumnado y en sus otros círculos sociales -organiza y conduce talleres de escritura creativa para mujeres, por ejemplo, fuera de horario laboral-. Yo y mi pareja, que trabajamos juntos, y somos ambos profesores de lengua y literatura, ofrecemos una extraescolar voluntaria y gratuita para aquellos alumnos de la ESO que quieran leer filosofía, literatura e historia los martes por la tarde, y quieran reflexionar sobre el mundo, la sociedad y ellos mismos, y encontrar un espacio comprometido y solidario.

Otros profesores intentan, también, integrar la lectura en las costumbres del alumnado, como el profesor de Educación Física, que les exige el carnet de biblioteca para superar la asignatura. En cualquier caso, la mayoría de acciones son iniciativas personales de algunos docentes que invierten tiempo de sus vidas privadas en revertir las tendencias sociales que he ido describiendo más arriba.

7. ¿Cómo sería una solución ideal para ti? ¿Qué tendría que cumplir?

La complejidad de la situación requiere una solución difícil, igual de compleja que el problema que nos ocupa, y no hay simplificaciones que valgan para afrontarlo: que los alumnos incorporen la lectura en su cotidianidad implica un cambio social radical, un compromiso colectivo con el conocimiento de lo que significa ser humano, una voluntad de participación en el mundo, de adquirir consciencia sobre nuestra realidad, y responsabilizarnos de ella.

Desde Educación –desde las trincheras, no desde las instituciones– intentamos, por supuesto, contribuir a esta creación de conciencia colectiva, de compromiso y de responsabilidad, pero somos, o nos sentimos, como barquitos de papel en un mar enfurecido…

[*] Profesora de Llengua catalana i Literatura en un instituto público de Sabadell

Notas

1 Recientemente se ha publicado en joaquinmiras.blogspot.com una nota biográfica literaria de Joaquín Miras (1953), filósofo, militante comunista y profesor de lengua y literatura en secundaria. La nota es de 2006, y reflexiona sobre las consecuencias de que los adolescentes no hayan leído novela. En ella dice: «[La novela es] la primera posibilidad de reflexionar sobre la unidad y universalidad del mundo, de nuestro propio mundo inmediato, desde la experiencia vital, conscientemente antropomórfica, que se ofrece a un individuo, a comenzar por el adolescente […] la novela que plantea las ambiciones del protagonista por vivir su vida en el mundo, por tener un proyecto individual en el mundo, por influir sobre los demás queriéndolo o no, y viceversa, las influencias y choques con el medio. La literatura es la primera toma de consciencia o filosofar sobre la experiencia de vida que uno tiene […] [un filosofar] en el que se presenta al individuo y sus deseos en relación ineliminable con el mundo, y en el que la experiencia individual es explicada, y adquiere sentido porque se la muestra en sus relaciones cismundanas o materialistas en el mundo real». Se puede consultar la nota completa aquí.

2 Se pueden consultar los informes PISA de 2023 (una evaluación al servicio de la empresa de la innovación): un batacazo global de todos los países participantes. La justificación europea: el COVID. La excusa catalana: «una sobrerrepresentación del alumnado inmigrante».

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