La guerra de Estados Unidos contra los huzíes es una cortina de humo
M. K. Bhadrakumar
Estados Unidos ha acogido la primera reunión del nuevo grupo de trabajo sobre terrorismo en formato QUAD en Honolulu, Hawái, del 19 al 21 de diciembre. El grupo de trabajo QUAD sobre terrorismo se constituyó en marzo en la reunión a nivel de ministros de Asuntos Exteriores celebrada en Nueva Delhi bajo los auspicios del ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar.
En la declaración conjunta emitida tras la reunión de marzo se señalaba «con profunda preocupación que el terrorismo se ha vuelto cada vez más difuso, favorecido por la adaptación de los terroristas de tecnologías emergentes y en evolución como los sistemas aéreos no tripulados e Internet, incluidas las plataformas de las redes sociales, y su uso para reclutar e incitar a cometer actos terroristas, así como para financiar, planificar y preparar actividades terroristas».
Al anunciar la creación del Grupo de Trabajo sobre Lucha Antiterrorista de la Cuádruple Alianza, la declaración conjunta señalaba que «explorará la cooperación entre la Cuádruple Alianza, y con los socios del Indo-Pacífico, para combatir las formas nuevas y emergentes de terrorismo, la radicalización hacia la violencia y el extremismo violento».
Una declaración del Departamento de Estado del viernes, tras la reunión inaugural del grupo de trabajo, subrayó que el tema central del debate era «mejorar la cooperación de la Cuádruple en respuesta a un incidente terrorista de gran magnitud en la región Indo-Pacífica». [Énfasis añadido].
El comunicado del Departamento de Estado añadía que los debates versaron sobre «presentaciones y un ejercicio de simulación centrado en el intercambio de información sobre las amenazas terroristas en constante evolución, el desarrollo de mecanismos de coordinación regional y la lucha contra el uso terrorista de las nuevas tecnologías. Los participantes (los cuatro países de la Quad) exploraron qué capacidades y apoyo podría ofrecer la Quad, y cómo podría coordinarse para apoyar las capacidades existentes de los países del Indo-Pacífico».
No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que la atención de Estados Unidos se centra en la situación que se está desarrollando en el Mar Rojo, donde una coalición de voluntarios liderada por Estados Unidos se esfuerza por hacer frente al desafío que suponen para la navegación marítima los indomables huzíes de Yemen.
Los huzíes tienen una vieja cuenta pendiente con Israel por las repetidas intervenciones encubiertas de este último en la guerra civil de Yemen que se remontan a la década de 1960 debido a la gran importancia de ese país a ojos de los estrategas israelíes como salida de Israel al océano Índico y Extremo Oriente, que hoy se ve agravada por el apoyo de los huzíes a los derechos de los palestinos y su negativa a la normalización con Israel.
En abril de 2018, EAU, aprovechando la inestabilidad y la falta de un gobierno central en Yemen, simplemente ocupó la isla Socotra de ese país, respaldado por tanques, vehículos blindados y artillería. Desde entonces, EAU se ha anexionado la isla de Socotra y, en un proyecto conjunto con Israel, está intentando construir allí una base militar que albergaría a soldados, oficiales y otros expertos y personal militar israelíes en un proyecto para ejercer el control militar sobre las rutas marítimas y las operaciones de inteligencia contra Irán.
No cabe duda de que las condiciones de inseguridad que afectan al tráfico marítimo hacia el Canal de Suez tendrán enormes consecuencias para la economía mundial en múltiples aspectos: comercio internacional y cadenas de suministro, mercado del petróleo, etcétera. Pero tras el aluvión de propaganda, las verdaderas intenciones estadounidenses pueden ir mucho más allá. La demonización de los huzíes proporciona una cortina de humo para ofuscar lo que en realidad es una matriz increíblemente compleja.
Según un análisis del think tank estadounidense Washington Institute for Near East Policy, Israel tiene planes para desplegar submarinos al este de Suez. Evidentemente, la base militar de Socotra será ideal para que los submarinos israelíes puedan proyectar fuerzas en el Mar Arábigo. Como era de esperar, los huzíes están furiosos por la pérdida de soberanía de su país sobre Socotra y la transformación de la isla en un puesto de avanzada israelí con el apoyo tácito de Estados Unidos. Esto por un lado.
Los Estados de la región recelan de asociarse con la coalición de voluntarios liderada por Estados Unidos para desplegar fuerzas navales en el Mar Rojo con el fin de preservar los intereses israelíes bajo el pretexto de proteger la «libertad de navegación». Los huzíes no transigirán con Israel y los Estados de la región actúan con cautela para no quedar atrapados en el fuego cruzado. Los huzíes tienen una bien ganada reputación de ser duros combatientes y, en este caso, también son un grupo muy motivado con la adrenalina corriendo por sus venas tras haber resistido la guerra saudí-emiratí-estadounidense para borrarlos del panorama político de su país.
Desde una perspectiva geopolítica, Estados Unidos tiene poderosas razones para dominar el Mar Rojo, donde China tiene una base naval en Yibuti, y Washington ha estado alimentando la guerra civil en Sudán para mantener el país en ebullición y bloquear los planes de Rusia de establecer una base de submarinos. Otro Estado ribereño, Eritrea, ocupa una posición estratégica clave en el lado oriental del Mar Rojo y mantiene fuertes lazos económicos, diplomáticos y militares con China y Rusia.
De hecho, los esfuerzos estadounidenses fracasaron estrepitosamente en su intento de derrocar al primer ministro democráticamente elegido Abiy Ahmed de Etiopía, el país más grande del Cuerno de África, que está alineado con Rusia. Baste decir que a Estados Unidos no le queda hoy ni un solo amigo o aliado en toda la parte oriental del Mar Rojo.
La gran pregunta es si la estratagema estadounidense de arrastrar a la QUAD –y con ella a India– al Mar Rojo tendrá éxito. En cierto modo, se trata de una repetición de la historia cuando, resistiendo la presión de la administración de George W. Bush, el gobierno de Atal Bihari Vajpayee se negó a unirse a la coalición de voluntarios liderada por Estados Unidos para invadir Irak en 2003. En retrospectiva, resultó ser una sabia decisión. Entonces, como ahora, hay influyentes grupos de interés en Delhi que probablemente abogarían por la participación india en la «guerra contra el terror» liderada por Estados Unidos contra los huzíes.
De hecho, las ambivalentes declaraciones del portavoz indio en una rueda de prensa el jueves causan cierta inquietud: «Miren, India siempre ha tenido intereses creados y ha apoyado la libre circulación de la navegación comercial. Es algo que nos interesa. Por supuesto, seguimos de cerca la evolución de la situación. En la medida en que creo que había … también estamos, como ustedes saben, como parte de los esfuerzos a nivel mundial para … los esfuerzos internacionales para garantizar la libre navegación, ya sea contra la piratería o de otro tipo, la India ha participado en ella. Así que seguiremos supervisando esto. Creo que ha habido alguna comunicación en relación con este grupo de trabajo o la operación, pero tendría que volver a usted en relación con cualquier desarrollo específico sobre este tema, porque no soy consciente de si, ya sabe, ha habido alguna invitación específica o se nos ha pedido unirnos o hemos acordado unirnos. Como ya he dicho, se trata de una nueva iniciativa y tendremos que volver a ponernos en contacto con usted en cuanto tengamos algo que comunicarle al respecto. Pero permítanme subrayar que hemos participado en los esfuerzos para garantizar el tránsito seguro de buques en el Mar Arábigo y que valoramos la libre circulación de la navegación comercial. No tengo conocimiento de conversaciones con ningún país concreto, desde luego Irán o Yemen…».
Mientras tanto, lo que debe señalarse cuidadosamente es que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu telefoneó al primer ministro Narendra Modi el martes coincidiendo con la reunión del grupo de trabajo QUAD en Hawai. Modi escribió más tarde que durante un «productivo» intercambio de opiniones sobre el «actual conflicto entre Israel y Hamás» con Netanyahu, ambos habían «compartido preocupaciones» sobre el tráfico marítimo. El mensaje de Modi no entraba en detalles, mientras que la versión israelí afirmaba que Modi «señaló que la libertad de navegación es una necesidad global esencial que debe garantizarse».
Es mucho lo que está en juego para que Israel sirva de lastre a la coalición liderada por Estados Unidos en el Mar Rojo. Estados Unidos e Israel están desesperados por involucrar a India en su próxima y malhadada «guerra contra el terror» contra Yemen, un Estado civilizado, con el fin de dar a su arriesgada empresa un lugar y un nombre en la región.
Fuente: Indian punchline, 24-12-2023 (https://www.indianpunchline.com/us-war-on-terror-against-houthis-is-smoke-and-mirrors/)